CELEBRACIÓN PINFANIL DE LA INMACULADA EN VALENCIA Como cada año se celebró en Valencia la reunión que aglutina a un importante número de Huérfanos/as del Ejército, en esta ocasión salvando el puente de los días festivos de la semana del tres al nueve de Diciembre, los organizadores creyeron conveniente realizar los actos los días uno y dos del citado mes. Siempre han sido entrañables los actos celebrados en la capital del Turia, pero en esta ocasión los compañeros Basilio Soler y José Angel Carmona han superado, con su interés y dedicación todos los listones colocados años anteriores. Una pena que en esa misma fecha su equipo favorito: el Valencia sufriera una derrota en su campo (2 a 5) con la Real Sociedad. Pero ello no impidió que su buen hacer y simpatía enturbiara nuestra Fiesta. La llegada escalonada a Valencia en los distintos medios de transporte supuso que, los primeros María y José Antonio de Alicante, tuvieran la oportunidad de quedar para la comida del sábado a la que según venían en coche se apuntaron Rosa y J.M. Albalate de Granada en el Restaurante El Bocho ( buena paella, mejor emperador y
estupendo precio), lógicamente los anfitriones, Paquita y J.A. Carmona e Inmaculada y Basilio, acompañaron a los anteriores en la degustación de esos apetitosos platos. Posteriormente y poco a poco fueron llegando, Antonio Alba de Pamplona, de Barcelona Francisco Buenventura y su esposa Nuria, y la Pínfanas Maribel Hermida, Mª Teresa Martín Morales, Rosario Berzosa, Tere Puente, Teresa Palazuelos (si alguno/a me dejo en el olvido que me perdone, pero no lo hago a conciencia) y el matrimonio Ceferino Quero y Esperanza, todos de Madrid. De Albacete se incorporaron a la fiesta Luciano Roblizo y su hermana Lolita y de Cartagena Maruja Grillé que nunca falla a estas celebraciones valencianas. No deseo dejarme en el tintero que un nuevo Pínfano, José Luis Fuster Montes nos acompañó junto a esposa a la cena de bienvenida, estupendo como todos, este matrimonio, se notaba en él, el cariño, la veteranía y el saber estar, de haber pasado por los CHE. La cena tuvo lugar en el Restaurante de la Real Sociedad de Agricultura y Deportes, en el Centro de Valencia, lugar de gran categoría y muy buena cocina, la picaeta o cóctel estupendo, el servicio excelente y los comensales insuperables, el
ambiente ni que decir tiene. Un diez para los organizadores. La retirada se hacía imprescindible, porque al día siguiente nos esperaba una buena serie de actos, y después de una larga sobremesa, nos trasladamos a nuestros respectivos lugares de descanso. El segundo día de nuestra presencia en la bonita ciudad de Valencia, se hacía obligado un buen paseo matinal por sus calles, visitando el Centro de la Ciudad y su antiguo cauce del Turia, y como visita obligada, su Catedral y la Capilla de la Virgen de los Desamparados. Bonita está Valencia de noche y de día, es una pena disponer solo de dos días para poder disfrutarla. A la una del día dos, nos concentramos en la puerta de la Iglesia Castrense de Santo Domingo y allí comenzaron a acudir todos los valencianos, si no conté mal se nos unieron veintiuno, saludos, abrazos, recuerdos, sonrisas y como de costumbre la frase tópica de que bien te veo, no debido precisamente a la realidad sino más bien al cariño que nos tenemos.
La misa celebrada por el cura castrense en honor de nuestros familiares y compañeros Pínfanos fallecidos, donde el organista nos agasajó con el himno nacional acompañando al momento de la Eucaristía y el posterior canto de la Muerte no es el Final, dio fin al acto litúrgico. Despacio y en agradable charla, nos dirigimos hacia la calle de la Comedia, donde nos esperaba una suculenta pitanza en el mismo lugar de la cena de la noche anterior, el Restaurante Agricultura. Con copa de recibimiento, y unos entremeses variados, ocupamos una serie de mesas en un salón privado y los recuerdos, comentarios y demás pinfanadas llenaron el ambiente de ese salón de alegría, cuyo tono se iba acrecentado según se ingerían los apetitosos aperitivos y los posteriores arroces, bien acompañados de unas frías cervezas y unos vinos de Rioja Crianza. Muy emotivo resultó el acto de la entrega a Maria Luisa Navacerrada de un ramo de flores que nuestra Asociación ofreció por su constante y permanente presencia en todos los actos que esta ha realizado en los distintos sitios de nuestra península.
También fue celebrado con un brindis y el obligado soplo de las velas, el cumpleaños de Rosa, la esposa de José Mª Albalate, a quién un coro de angelicales voces, le cantó el Cumpleaños Feliz. Un día fabuloso con un total ambiente pinfanil, que desde mi modesto punto de vista hemos de repetir mientras nuestras fuerzas nos sigan acompañando. Otra vez. Gracias a los organizadores. J.A.G.C.