P á g i n a 1 Sólo se trata de crear lazos La literatura es a menudo fuente de sabias reflexiones y nos permite encontrarnos con ella y confrontar nuestra arraigadas convicciones acerca de la vida, del mundo, de nuestra profesión y de nuestras ideas. El relato que el autor de El principito hace del encuentro del protagonista con el zorro considero nos arroja algunas pistas para pensar sobre nuestro ser y nuestro actuar como profesionales de la educación. Recordemos el texto: Entonces apareció el zorro. -Buenos días- dijo el zorro. -Buenos días- respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada. -Estoy acá- dijo la voz-, bajo el manzano - Quién eres? dijo el principito -. Eres muy lindo -Soy un zorro dijo el zorro. -Ven a jugar conmigo le propuso el principito-. Estoy tan triste!... -No puedo jugar contigo- dijo el zorro-. No estoy domesticado. - Ah! Perdón dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó: - Qué significa domesticar? -No eres de aquí dijo el zorro - Qué buscas? -Busco a los hombres dijo el principito -. Qué significa domesticar? -Los hombres dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. Buscas gallinas? -No- dijo el principito-. Busco amigos. Qué significa domesticar? -Es una cosa demasiado olvidada- dijo el zorro-. Significa crear lazos - Crear lazos? -Si- dijo el zorro-. Para mi no eres todavía mas que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mi único en el mundo -Empiezo a comprender- dijo el principito-. Hay una flor creo que me ha domesticado -Es posible dijo el zorro-. En la Tierra se ve toda clase de cosas! - Oh! No es en la Tierra- dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado: - Es en otro planeta? -Si. -Y hay cazadores en ese planeta?. -No. - Es interesante eso! Y gallinas? -No. -No hay nada perfecto- suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea: -Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como
P á g i n a 2 una música. Y además, mira! Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mi, el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo El zorro calló y miró largo tiempo al principito: - Por favor domestícame!- dijo. -Bien lo quisiera respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas. -Sólo se conocen las cosas que se domestican-dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, domestícame! - Qué hay que hacer?- dijo el principito. -Hay que ser muy paciente- respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mi, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco mas cerca Al día siguiente volvió el principito. -Hubiese sido mejor venir a la misma hora- dijo el zorro. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzare a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón los ritos son necesarios. - Que es un rito?- dijo el principito. -Es también algo olvidado dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente a los otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones. Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acerco la hora de la partida: - Ah!... dijo el zorro-. Voy a llorar. -Tuya es la culpa dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara -Sí- dijo el zorro. - Pero vas a llorar!- dijo el principito. -Sí- dijo el zorro. -Entonces, no ganas nada. -Gano- dijo el zorro-, por el color del trigo. Luego agregó: -Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto. El principito se fue a ver nuevamente a las rosas: -No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era mas que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. Y las rosas se sintieron bien molestas. -Sois bellas, pero estáis vacías les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es mas importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigue con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron
P á g i n a 3 mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuche quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que es ella mi rosa. Y volvió hacia el zorro: -Adiós- dijo. -Adiós- dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. -Lo esencial es invisible a los ojos- repitió el principito, a fin de acordarse. -El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. -El tiempo que perdí por mi rosa -dijo el principito, a fin de acordarse. -Los hombres han olvidado esta verdad dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa -Soy responsable de mi rosa -repitió el principito a fin de acordarse. La lectura nos muestra y presenta una relación de dos seres, por un lado esta el principito quien es presentado como un atractivo y llamativo personaje en permanente búsqueda, alguien que proviene de otro planeta y que no responde a los modelos y a las medidas del nuestro, por otro lado se nos aparece el zorro, un individuo de nuestro planeta, por tanto semejante a nosotros, con conductas típicamente nuestras (no necesariamente humanas): desconfiado, negociador, representando quizá a muchos de los integrantes de la sociedad. Hagamos foco en algunas partes del relato: - Qué significa domesticar? La insistencia preguntona del Principito hasta saciar su duda debe retraernos considero a una reflexión epistemológica. El conocimiento empieza por la pregunta, la afirmación socrática solo se que no se nada debería movernos a buscar en las preguntas nuestra fuente de inspiración, son las preguntas y no las respuestas las que han hecho avanzar al conocimiento. Paulo Freire gustaba de hablar en sus conferencias sobre la castración de la curiosidad, y lo desarrolla claramente en un libro que recoge un diálogo sabroso con Antonio Faúndez, otro educador popular, el texto se llama Hacia una pedagogía de la pregunta y allí expresa que lo que ha ocurrido en la sociedad y por tanto en la escuela es un movimiento unilineal que va del profesor al alumno. El profesor dice Freire, ya trae al aula las respuestas sin que se le haya preguntado nada. Hay un miedo casi existencial a las preguntas porque precisamente son desestabilizadoras dado que pueden dejar al descubierto la ignorancia. La ignorancia reconocida o la ignorancia simulada?. La ignorancia reconocida es el punto de partida del conocer, la simulada es una trampa que nos aleja de abrirnos a nuevas formulaciones sobre el mundo, sobre la vida y sobre nosotros. Cuando Simón Bolívar inició el armado de la Patria Grande, trajo de París a su querido Simón Rodríguez, quien había sido su maestro y
P á g i n a 4 orientador. Nombrado Don Simón como Director de Educación del país por nacer, instaura una educación fundada en el hacer, donde niños y niñas estudiaban juntos y donde impulsó en los maestros enseñar a los niños a ser preguntones, y decía que enseñando asi a los niños luego cuando grandes habrían aprendido a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados ni a la costumbre como los estúpidos. Las preguntas son necesarias en la escuela, en la educación y en el aprendizaje, pero mucho mas necesario es estimularlas en los demás y en nosotros. -Es una cosa demasiado olvidada- dijo el zorro-. Significa crear lazos En la vida cotidiana imaginamos o suponemos a menudo que establecemos vínculos con los demás y lo mismo nos pasa en la escuela, entre los docentes, entre los docentes y los alumnos, entre los docentes y los padres. Estos vínculos deberían ser o significar un lazo que una, al decir del zorro, el crear lazos es una cosa demasiado olvidada. Tendemos a sostener vínculos artificiales donde lo que impera es el desconocimiento del otro. En la escuela debemos procurar crear lazos que nos aten, domesticarnos, es decir no hacernos ajenos o desconocidos, sino ser únicos. La falta de domesticación produce el aburrimiento, porque es la carencia del lazo que une. La imagen del lazo nos remite a una tarea antigua tal vez o ya bastante en desuso y realizada en actividades rurales. El lazo es una cuerda muy fuerte, muy firme, con el cual el hombre captura su presa en los llamados arreos. En los tiempos en que el gaucho argentino poblaba libremente las pampas, el lazo era una de sus armas de caza, de defensa, de protección. El enlazar implicaba instaurar una vinculación digamos final entre el enlazador y el enlazado. Cuando la cuerda sostenía por el cuello a la presa ya no había escapatoria. Imagino esta misma relación de creación de lazos en la vinculación que los seres vivos podemos producir. Nos enlazamos, esto es nos vinculamos de una manera que existe entre nosotros una cuerda que nos ata en adelante. El aprendizaje y los que intervenimos en acciones sistemáticas de aprendizaje en instituciones sociales como la escuela bien podrían o deberían reproducir este enlazamiento. Una vez que el mismo se produce están dadas las condiciones para la permanencia en la relación.
P á g i n a 5 Pero observemos un detalle más. En la tarea rural descripta hay dos actitudes bien diferenciadas, el enlazador es el que lanza la cuerda, el que busca la presa, y también la necesita, su razón de ser es lograr su cometido. No habrá sido seguramente en las pampas argentinas un gaucho reconocido quien no tuviera el arte de enlazar, no se podía llevar el lazo de muestra o para mandarse la parte, se llevaba el lazo para usarlo y para usarlo bien. Considero igualmente nuestra tarea de educadores como seres vivos. No desarrollamos el arte de educar para tenerlo de muestra, lo ejercitamos, y en la medida que lo ejercitamos nos convertimos en educadores, es la misma acción de educar la que nos convierte en tales. Por otro lado la actitud de la presa es interesante también. En la actividad rural la presa se sabe presa, se presiente destinataria de un final, predice adónde llegarán. En la escuela los alumnos deberían convivir en un contexto que les aseguremos que el final en predecible: serán enlazados por la tarea del educador. Probablemente la cultura institucional hoy en las escuelas motiva otro modo de comportamientos que hacen al alumno predecir otros finales pero no precisamente el enlazamiento en el aprendizaje. -Sólo se conocen las cosas que se domestican-dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, domestícame! - Qué hay que hacer?- dijo el principito. -Hay que ser muy paciente- respondió el zorro-. El zorro nos pone ante la situación de analizar si de verdad conocemos. A menudo suponemos o creemos que conocemos, sin embargo vivimos en una certidumbre cognoscitiva, la cual descalifica la paciencia. Hoy los vínculos están dominados por la inmediatez, la comunicación gracias a la tecnología nos obliga casi a la respuesta y a la solución por tanto inmediata. La paciencia, virtud humana en decadencia o en peligro de extinción, está ausente en la tarea del educador, en la relación docente alumno y en la institución escolar. Ser pacientes no está de moda, y si no está de moda parece que no sirve. El zorro, imagen de la astucia en la literatura, nos lo dice por demás claro, para domesticar debemos ser pacientes, diríamos que la astucia para el logro de nuestros objetivos está en la paciencia que pongamos en el sostenimiento de nuestras estrategias. En otro sentido, la ausencia en nuestra tarea de la paciencia nos llevará al abandono prematuro de nuestros objetivos y la búsqueda de recetas que fácilmente simulen los logros que deseamos ver y necesitamos mostrar.
P á g i n a 6 Por otro lado la acción de domesticar nos referencia a una acción que exige rutina, exige esfuerzo, exige dedicación y por tanto tiempo. En la tarea de educar en la escuela probablemente hayamos dejado de lado estos aspectos como la rutina, la exigencia, el esfuerzo y la dedicación. -Adiós- dijo. -Adiós- dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. -Lo esencial es invisible a los ojos- repitió el principito, a fin de acordarse. -El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. -El tiempo que perdí por mi rosa -dijo el principito, a fin de acordarse. -Los hombres han olvidado esta verdad dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa -Soy responsable de mi rosa -repitió el principito a fin de acordarse. Lo esencial es invisible a los ojos; es la enseñanza y recuerdo que el zorro transmite como legado final al principito; y lo relaciona curiosamente con la responsabilidad de lo domesticado. La tarea de domesticar, sobre la cual hemos reflexionado ya, produce una responsabilidad dice el zorro. Eres responsable de lo que has domesticado. Mirando a la realidad y prácticas escolares, encontramos que hoy la responsabilidad pareciera orientarse solo a una cuestión de legalidad. Se observa que la responsabilidad lejos de producir honor y beneplácito al docente en su tarea le produce un miedo extremo a las reacciones legales de los padres, de las autoridades educativas y en definitiva al castigo social de la publicación y/o difusión televisiva de la falta de responsabilidad. La responsabilidad se transforma en la práctica en una serie de formularios debidamente firmados y comunicados para no asumir precisamente la responsabilidad. A quien le compete hoy la responsabilidad de educar?. Quien debe asumir en la sociedad actual la responsabilidad de educar?. Y un detalle mas. Lo esencial es invisible a los ojos, lo importante que puede suceder en nuestras vidas, nos dice el zorro no lo vemos en nuestro accionar cotidiano, no reparamos en ello, va por un canal subterráneo y refiere a unos valores y actitudes que distan de ser visible a los ojos. Lo esencial en la educación es invisible a nuestra mirada, pero también lo es a la mirada de la sociedad. La tradición pedagógica rescata la impronta de la educación que reciben los niños recién cuando grandes tienen que desempeñarse en el liderazgo social, no tiene la escuela posibilidad o no debería tener desde esta lectura posibilidad de ser mirada o ser vista con nuestro ojos, pues lo esencial que debe hacer la escuela es invisible a nuestros ojos, solo podemos verlo con el corazón.
P á g i n a 7 Guillermo Ariel Magi. Profesor en Filosofía. Profesor y Licenciado en Psicopedagogía, egresado de la Universidad Nacional del Comahue, Argentina, desarrolla su actividad profesional en los campos de la docencia de grado y postgrado. Se desempeña como Consultor y Asesor de Instituciones Educativas de Nivel Superior en Argentina. Se ha especializado con formación de postgrado en la Universidad de Salamanca, España obteniendo la Maestría en Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación y el Doctorado en Neurociencias. Ha sido Director de Programas Académicos de grado y postgrado de universidades argentinas y del exterior. Actualmente es Director del Observatorio Regional sobre la Formación Docente y la Diplomatura en Educación, ambas de la Fundación Archipiélago.