Novecenstismo y Vanguardismo 1. Novecenstismo (o Generación del 14) Bajo este rótulo se conoce un movimiento cultural formado por autores nacidos en los años 80 del s. XIX, que buscan reafirmar lo propio del nuevo siglo XX rechazando lo característico del anterior: romanticismo, realismo e incluso el modernismo. Varios acontecimientos políticos van a protagonizar las primeras décadas del siglo. En Europa, la 1ª Guerra Mundial y la Revolución Rusa; en España, el final del la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera y el advenimiento de la Primera República. Junto a ello, se vive también un periodo de efervescencia cultural y artística agrupado con el nombre de Vanguardias. Son movimientos de gran trascendencia futura que inauguran una nueva forma de entender el arte: ruptura radical, originalidad y deshumanización. Expresionismo en Alemania, Futurismo en Italia, Constructivismo en Rusia, Cubismo, Dadá y más tarde Surrealismo en Francia, Creacionismo o Ultraísmo en España, todos contribuyen crear una nueva sensibilidad contemporánea. Pese a la aparente espiral innovadora de los ismos, lo que caracteriza a los autores novecentistas es, en primer lugar, el gusto por un arte racional, riguroso y analítico. Desprecian, por tanto, todo lo que recuerde a los excesos románticos, incluidas las nostalgias noventayochistas o el exceso de fantasía modernista. Defienden el arte puro, que Ortega llamará deshumanizado, desprovisto de sentimentalismo, autónomo, válido por sí mismo. Un arte que será además minoritario, dirigido a una élite que lo comprende y disfruta, lejos del arte para el gran público que fueron el romántico y el realista. Poseen, por último, un estilo cuidado, elegante, que busca la obra bien hecha, con un lenguaje pulcro y riguroso, sin dejar por ello de ser brillante. De este movimiento destacan, quizá antes que los escritores de ficción, pensadores y ensayistas. De entre figuras como Eugenio DÓrs, Manuel Azaña o Gregorio Marañón sobresale José Ortega y Gasset. Ensayos como Meditaciones del Quijote o La España invertebrada le dieron pronto fama y quizá es La deshumanización del arte su obra sobre estética más importante. En ella describe el arte joven como un arte deliberadamente difícil, creador y no imitador, artístico en oposición a sentimental, deshumanizado frente al anterior arte naturalista. Las características que él vio con lucidez en el arte de vanguardia. Su estilo elegante y claro, con frecuentes metáforas y otros recursos retóricos, han hecho ver en él antes a un escritor que a un filósofo. No obstante, se puede hablar de algunos grandes novelistas en esta Generación. Hay que mencionar a Gabriel Miró, quien cultivó en títulos
como Nuestro padre San Damián o El obispo leproso lo que se llamó novela lírica: obras en las que la trama cede terreno a una elaborada descripción de ambientes y a un exquisito tratamiento de la psicología de los personajes. También fue importante Ramón Pérez de Ayala, cuyo afán innovador dio lugar a la llamada novela intelectual ( Tigre Juan, Belarmino y Apolonio ), donde la acción no es lo más importante sino los diálogos y las ideas que en ellos se defienden, así como el carácter alegórico de sus personajes. Merece ser recordado Ramón Gómez de la Serna, prolífico autor que introdujo el espíritu vanguardista y trasgresor en nuestro país. Aunque sus obras puedan parecer algo joviales ( Las greguerías, por ejemplo), y de un cosmopolitismo superficial (las novelas) laten en ellas un espíritu trágico que tiene como protagonista la soledad radical del individuo. Por último, hay que hacer referencia al gran poeta Juan Ramón Jiménez, que si por edad y por algunos rasgos puede pertenecer a este grupo, la importancia de su obra desborda del todo sus fronteras. Andaluz, hipersensible y volcado hacia la poesía en cuerpo y alma, su larga trayectoria suele dividirse en tres etapas. Hasta 1915 cultivó un estilo próximo al Modernismo, de largos versos, sonoras y rimas y lenguaje lujoso. Títulos significativos son Arias tristes o La soledad sonora. Luego se inclinó hacia la poesía pura, intelectual, sin anécdota, estilizada y perfecta, más cerca del verso libre, de la austeridad de recursos y de las innovaciones vanguardistas ( Diario de un poeta recién casado ). A partir de la guerra y el exilio cultivó la que él llamó poesía suficiente, en títulos como La estación total o Dios deseado y deseante, una poesía de carácter metafísico, hermética y personal, presidida por un Dios que a veces es la naturaleza y otras la conciencia del poeta. En definitiva, podemos considerar el Novecentismo como un movimiento inaugural de lo específico del siglo XX, quizá sin figuras de primer orden, salvo el inclasificable Juan Ramón, con más brillo por su esfuerzo teórico que por sus frutos literarios. A caballo entre el 98 y el 27, un poco oscurecido por ambas, sentó las bases de lo que será nuestra época contemporánea. 2. LAS VANGUARDIAS Con el término Vanguardias se designan una serie de movimientos artísticos que se producen en Europa durante el primer tercio del siglo XX. El propósito común que los anima es el de renovar radicalmente el arte y la literatura anterior, abriendo nuevos caminos y creando nuevas formas estéticas. La mayor parte de los vanguardismos alcanzaron su auge a partir de 1914 y en las décadas de los años veinte y treinta.
Como características generales podemos señalar las siguientes: Ruptura y revolución artística contra el arte del pasado, especialmente contra el Realismo. Pretenden tener una originalidad y novedad absolutas, y rechazan las normas y las tradiciones. Búsqueda y experimentación de nuevas técnicas expresivas, incluso cayendo en la provocación, lo que produce que se alejen del gran público. Escasa duración: los distintos movimientos se siguen unos a otros en intervalos de pocos años. Se dan a conocer a través de distintos Manifiestos, que son las ideas estéticas de las que parten. Los principales vanguardismos ( o ismos) fueron los siguientes: LAS VANGUARDIAS EN EUROPA EL FUTURISMO Fundado por el italiano Marinetti en 1909. Admiraba las máquinas y los progresos técnicos, la velocidad, los grandes inventos (el tren, el avión, la electricidad ), los deportes, etc. Su lema era: Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia. Despreciaba los temas humanos y sentimentales. Quería acabar con la Gramática tradicional (la destrucción de la puntuación ortográfica y de la sintaxis, la supresión de los adjetivos...) con el fin de conseguir el ideal de las palabras en libertad y un estilo rápido y dinámico. Introdujo nuevos temas en la literatura de la época. EL CUBISMO Fue creado por el francés Guillaume Apollinaire en 1913 como derivación del cubismo pictórico. Daba prioridad a la disposición tipográfica visual-espacial de las palabras (los caligramas, donde los versos dibujan el objeto del que hablan). Era un movimiento antisentimental y usaba la técnica del collage. EL DADAÍSMO
Fundado por Tristán Tzara en 1916 es el movimiento vanguardista más destructivo, ya que parte de la negación absoluta de todo, incluso del arte y la literatura. Más que crear, quería destruir. Proponía la rebelión contra la lógica y el sentido común, la creación de un lenguaje incoherente que fuera reflejo de las contradicciones de la vida. EL SURREALISMO Es el movimiento vanguardista más importante. Lo fundó André Bretón en 1924. Además de renovar el arte, pretendía cambiar la vida. Para ello era necesario acceder a una realidad más alta, lo que está por encima de la realidad (superrealismo); y esta nueva realidad se encuentra en lo más hondo de las personas, en el subconsciente. Por tanto, la función del arte consiste en explorar el subconsciente y, de paso, liberar al individuo (como anunciaba Freud). Como método para acceder al subconsciente proponen la escritura automática, que consiste en escribir sin el control de la razón y al margen de la preocupación estética. Esta escritura da un lenguaje ilógico para la razón pero cargado de sugerencias y evocaciones. Se recurre también a la metáfora surrealista, que no se basa en la lógica sino en la asociación libre, ilógica e inesperada de ideas y palabras. Usan la técnica del "cadáver exquisito". El influjo de la escritura automática (relacionada con el monólogo interior de la novela moderna) y la metáfora producto del mundo de los sueños o del inconsciente del autor, han sido de gran importancia en toda la literatura posterior. LAS VANGUARDIAS ESPAÑOLAS EL CREACIONISMO Fue iniciado por el poeta chileno Vicente Huidobro en 1918. No pretende reflejar ni imitar la realidad, sino crear realidades nuevas e independientes. El poema, por tanto, tiene que crear algo propio y autónomo que se explique y se comprenda por sí mismo, no por su relación o parecido con el mundo exterior. El poeta creacionista debe crear nuevas imágenes y relaciones entre las palabras. El Creacionismo ha aportado a la poesía moderna el afán de renovación léxica y la creación de nuevas imágenes y metáforas.
EL ULTRAÍSMO Fue creado por Cansinos Assens en 1919 y su propio nombre sugiere su deseo de ir más allá de la estética del momento. El manifiesto ultraísta recoge elementos futuristas (las máquinas, los grandes inventos, los deportes ), creacionistas (la búsqueda de imágenes y metáforas nuevas) y cubistas (el interés por la disposición tipográfica y visual del poema). Ejerció bastante influencia sobre algunos poetas de la Generación del 27. RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA Fue el máximo impulsor de las Vanguardias en España. Su obra es muy original y difícilmente clasificable. Es el creador de la greguería, que él mismo definió como humorismo + metáfora ; consiste esencialmente en una ingeniosa asociación de ideas o una metáfora insólita, resumida en una breve frase. Sus novelas más destacadas son El incongruente (1921) y El novelista (1923), donde, siguiendo su idea de la novela libre, el argumento es sustituido por reflexiones y divagaciones del autor.