LEYENDA IMÁGENES TEJIDO CONJUNTIVO TEJIDOS CONJUNTIVOS/DE SOSTÉN. IMÁGENES Figura 1 Fibroblastos en el tejido conjuntivo. A la izquierda, microfotografía de una muestra de tejido conjuntivo incluida en parafina y teñida con H-E en la que se ven los núcleos de los fibroblastos (F). 600 x. A la derecha, durante el proceso de reparación de una herida los fibroblastos (F) activados exhiben un citoplasma más basófilo que se distingue con facilidad en la microscopia óptica. 500 x Figura 1 bis Fibroblastos en el tejido conjuntivo. A la izquierda, fibroblastos maduros; la microfotografía muestra el aspecto histológico tipico de los fibroblastos maduros en un tejido de sostén relativamente laxo. Los núcleos de los fibroblastos (F) están condensados y alargados y siguen la dirección de las fibras de colágeno. El volumen del citoplasma es muy escaso y la célula es alargada y fina, con delgadas extensiones citoplasmáticas que se extienden hacia la matriz hasta encontrarse con la de otros fibroblastos; en general, es muy difícil verlas con el microscopio óptico. H-E 320 x. A la derecha, fibroblastos activos: cicatrización de una herida; los fibroblastos activos son fácilmente visibles en las heridas que están cicatrizando, como sucede en la imagen de la microfotografía. Los núcleos son grandes y redondeados; muestran un nucléolo prominente, reflejo de una activa síntesis proteica. El citoplasma es amplio y se tiñe intensamente, mostrando un aspecto granular debido al amplio sistema de RER implicado en la síntesis proteica. H-E 400 x. Figura 2 El mastocito. A la izquierda, microfotografía de un mastocito teñido con H-E. Los gránulos se tiñen intensamente y, por su gran cantidad, tienden a aparecer como un conjunto macizo en algunos sitios. La región pálida corresponde al núcleo de la célula. 1250 x. A la derecha, microfotografía electrónica que muestra el citoplasma de un mastocito que está prácticamente repleto de gránulos; en el ángulo superior derecho de la foto se observa un linfocito pequeño. 6 000 x. Figura 2 bis El mastocito. Los mastocitos se encuentran en todos los tejidos de sostén, pero son especialmente numerosos en la piel, en el revestimiento gastro-intestinal, en el revestimiento seroso peritoneal y alrededor de los vasos sanguíneos. Funcional y estructuralmente se parecen a los basófilos, de los que se cree que derivan. La vida media de los mastocitos es larga y pueden proliferar en los tejidos. Su degranulación implica la liberación de histamina y de otros mediadores vasoactivos que provocan una respuesta alérgica inmediata. Las células cebadas no son fáciles de identificar en los cortes histológicos habituales debido a que sus gránulos tienden a desaparecer durante el procesamiento; hay que recurrir a técnicas especiales; cuando se tiñen con azul de toluidina, los gránulos lo captan pero cambian su coloración a rojo, propiedad conocida como metacromasia. (Corte fino, azul de toluidina 1200 x)
Figura 3 El mesénquima primitivo. Es el tejido embrionario del que derivan todos los tejidos de sostén, incluyendo los del esqueleto. Las células mesenquimales no están especializadas y pueden diferenciarse hacia todos los tipos celulares que se encuentran en los tejidos de sostén maduros. En estos persisten algunas células mesenquimales, que son la fuente pluripotencial de células, que se activan cuando surge la necesidad de reparar o sustituir las antiguas. Las células mesenquimales (M) tienen una forma irregular, estrellada o fusiforme, con delicadas extensiones citoplasmáticas ramificadas que forman una red entrelazada por todo el tejido. Su núcleo es oval, tiene cromatina dispersa y nucléolos visibles. El material extracelular consiste casi exclusivamente en sustancia fundamental y no contiene fibras maduras. Por lo tanto el mesénquima representa una variante muy laxa del tejido de sostén. H-E 400 x. Figura 4 Fibras de reticulina. Método de impregnación argéntica/hematoxilina 800 x. El tejido reticular forma una delicada trama de sostén para muchos órganos muy celulares como las glándulas endocrinas, los ganglios linfáticos y el hígado. En estos órganos, una fina red de fibras ramificadas se extiende por la totalidad del parénquima, uniéndose generalmente a la densa cápsula colágena y a los tabiques que atraviesan el tejido. La reticulina es una forma de colágeno sin bandas a la que se denomina colágeno tipo III. La reticulina es el primer tipo de fibra de colágeno que se produce durante el desarrollo de todos los tejidos de sostén. Las fibras de reticulina no suelen teñirse en las preparaciones habituales pero pueden absorber la plata metálica, con lo que se tiñen de negro. En la microfotografía se observa la fina arquitectura reticular de una parte de un ganglio linfático; la estructura proporciona un soporte laxo a las células linfoides, cuyos núcleos aparecen contrastados en azul. La reticulina también es un componente fundamental de las paredes de los vasos sanguíneos de pequeño calibre (VS), como se ve en la parte superior de la figura. Figura 4 bis Fibras de reticulina en el ganglio linfático. Otra microfotografía obtenida tras impregnación argéntica de un ganglio linfático que permite ver la cápsula de tejido conjuntivo en la parte superior y una trabécula que se extiende desde allí en la parte izquierda. Las fibras reticulares (flechas) forman una red interconectada irregular. 650 x. Figura 5 Fibras de elastina. Arriba a la izquierda, preparación extendida, elastina/h-e 320 x; Arriba a la derecha, Van Gieson 100 x; Abajo a la izquierda, H-E 400 x; La elastina se encuentra en proporciones variables en la mayoría de los tejidos de sostén, a los que confiere la elasticidad que les permite recuperar la forma cuando sufren deformaciones fisiológicas normales. Es muy abundante en los pulmones, la piel o la vejiga urinaria. También es un componente importante de la pared de los vasos sanguíneos. En la mayoría de los tejidos, la elastina aparece como cortas fibras ramificadas que forman una red irregular por todo el tejido. Esta disposición es difícil de apreciar en los cortes habituales. En las
preparaciones extendidas esta disposición se demuestra mejor; en la fotografía de arriba a la izquierda, las fibras de elastina (E) aparecen teñidas de negro, las fibras de colágeno (C), se tiñen de rosa y los núcleos de azul. Un capilar (Cap) ramificado cruza el campo y también se observan dos células plasmáticas (P) densamente teñidas. La microfotografía de arriba a la derecha corresponde a un corte histológico teñido específicamente para elastina (Van Gieson); con este método la elastina se tiñe de negro y el colágeno toma un color rojo. La muestra corresponde a la dermis. La característica predominante son los gruesos haces entremezclados y densamente dispuestos de colágeno, entre los que aparecen dispersas numerosas fibras elásticas más finas. La microfotografía de abajo a la izquierda muestra la pared de una arteria de gran calibre, formada fundamentalmente por músculo liso, colágeno y gruesas láminas de elastina (E). Al igual que el colágeno y el citoplasma de las fibras musculares, la elastina es eosinófila; en este caso se reconoce porque las láminas que forman son muy gruesas y adoptan una configuración ondulada debida al colapso de la pared del vaso. Figura 5 bis Fibras elásticas. Figura 1, simio, técnica de Weigert, 160 x: La fotografía muestra el tejido conjuntivo de la dermis. Las fibras de elastina (E) se ven de color púrpura. La eosina ha teñido las fibras colágenas (C) y los dos tipos de fibras se diferencian con facilidad. (D) = conducto excretor de glándula sudorípara Figura 2, mesenterio, rata, técnica de Weigert, 160 x: Las fibras elásticas (E) aparecen como finas hebras, largas, entrecruzadas, sin comienzo ni final discernibles y con un trayecto irregular. Las fibras de colágena (C) se tiñen con eosina y aparecen largas, rectas y bastante más gruesas que las fibras elásticas. (BV) = vasos sanguíneos Figura 3, arteria pulmonar, simio, técnica de Weigert, 80 x: cada una de las líneas onduladas es una capa de fibras elásticas. Los espacios, aparentemente vacíos, entre las capas contienen fibras de colágena y células musculares lisas. Figura 6 Fibras colágenas y elásticas. Microfotografía de un corte de mesenterio de rata, teñido con resorcina-fucsina. Las delgadas estructuras filiformes que se ramifican son fibras elásticas (E). También son visibles las fibras de colágena (C). Estas últimas son mucho más gruesas y, aunque se entrecruzan, no son ramificadas. Técnica de Wiegert para fibras elásticas 200 x. Figura 7 Membrana basal. Con el microscopio óptico, las membranas basales pueden reconocerse cuando son relativamente gruesas o se utilizan métodos de procesado especiales. La microfotografía de arriba a la izquierda (PAS/hematoxilina 400 x) muestra una cripta duodenal revestida por células productoras de moco que se han teñido por el método PAS. Esta técnica tiene afinidad por los carbohidratos complejos de los proteoglucanos de la membrana basal (MB) y del moco (M) existente en la luz de las células. En la microfotografía de arriba a la derecha (100x) se ha utilizado un método de impregnación argéntica que tiñe la reticulina y que muestra la membrana basal (MB) de los túbulos. La microfotografía de abajo a la izquierda (ME 5000 X) corresponde al epitelio de la tráquea de
ratón. La membrana basal (MB) puede verse claramente entre el epitelio y el tejido de sostén subyacente, en el que se observa el cuerpo celular y el núcleo de un fibroblasto (F), haces de fibras de colágeno (C) y fibras elásticas (E). La microfotografía de abajo a la derecha (ME 45000 X): LL: lámina lúcida; LD: lámina densa; C: colágeno; F: fibroblasto; E: elastina; EI: espacio intercelular entre dos células epiteliales (Ep). Figura 8 Tejido adiposo blanco (tricrómico de Masson 480 x). En la microfotografía se muestra el aspecto típico del tejido adiposo blanco. La grasa almacenada en los adipocitos se acumula para formar gotitas de lípidos, unidos luego para formar una única gota grande que distiende y ocupa la mayor parte del citoplasma. El núcleo (N) queda comprimido y desplazado hacia un lado por la gota de grasa almacenada y el citoplasma se reduce a un fino anillo periférico. En los cortes histológicos habituales, el contenido lipídico de los adipocitos se pierde durante el procesamiento del tejido, dejando en cada célula un gran espacio que no se tiñe. En la fotografía se puede observar las dimensiones diminutas de los capilares sanguíneos (C), comparado con el tamaño de los adipocitos adyacentes. Figura 9 Tejido fibroadiposo H-E 200 x. La microfotografía muestra el aspecto típico de los adipocitos dispersos dentro de un tejido de sostén laxo. Las células adiposas se encuentran aisladas o formando grupos, sobre todo en el tejido que sostienen el revestimiento del aparato gastro-intestinal, que es el que se muestra en la microfotografía. Igual que los adipocitos del tejido adiposo blanco, el tamaño de las células adiposas del tejido de sostén laxo depende del equilibrio entre la ingesta dietética de grasa y el gasto de energía. Figura 10 Tejido adiposo pardo H-E 200 x. A la izquierda H-E 100 X; en el centro H-E 200 x; a la derecha H-E 320 x. En las microfotografías de la izquierda y el centro, el tejido adiposo pardo se dispone en lóbulos separados por tabiques fibrosos (T), por donde transcurren los vasos sanguíneos y las fibras nerviosas simpáticas. En el interior del citoplasma, el lípido se almacena en forma de pequeñas gotitas múltiples, que dan al citoplasma un aspecto vacuolado. El citoplasma es relativamente abundante y se tiñe fuertemente gracias a la presencia de numerosas mitocondrias. A mayor aumento, en la microfotografía de la derecha se ven los núcleos de los adipocitos pardos situados excéntricamente en las células pero, a diferencia de los que sucede con los de los adipocitos blancos, los núcleos son grandes y están rodeados por una cantidad significativa de citoplasma intensamente eosinófilo. El lípido almacenado se encuentra en múltiples gotitas, todas las cuales se han disuelto durante el procesamiento del tejido. La figura corresponde a un corte por congelación del tejido adiposo pardo teñido para lípidos. En la imagen se puede observar la rica red de capilares (C) existente entre los adipocitos pardos.
Figura 11 Leucocitos en el tejido de sostén laxo H-E 640 x. El aspecto que adoptan los leucocitos en los cortes de tejido difiere bastante del que muestran en las extensiones de sangre. En esta microfotografía aparecen diversos leucocitos en el tejido de sostén laxo situado bajo el revestimiento del intestino grueso, lugar normalmente rico en estas células, incluso en ausencia de inflamación. Los fibroblastos (F) se identifican por su núcleo alargado y relativamente grande. Los eritrocitos (Er) aparecen intensamente eosinófilos (teñidos de rojo) en el interior de los vasos sanguíneos; los neutrófilos rara vez se encuentran en los tejidos en ausencia de inflamación; estas células (N) se reconocen por sus núcleos multilobulados y su citoplasma escasamente teñido. Los eosinófilos (Eo) aparecen en gran número en los tejidos de sostén normales y se reconocen por sus núcleos bilobulados y sus gránulos citoplasmáticos muy eosinófilos. Los basófilos y sus análogas se tiñen mal con H-E, por lo que resultan difíciles de reconocer. Los linfocitos (L) se distinguen fácilmente por sus núcleos pequeños y muy teñidos y por su fino halo de citoplasma poco teñido; las células plasmáticas (P), linfocitos inmunológicamente activados y responsables de la síntesis de anticuerpos, se reconocen por sus grandes núcleos granulares y sus amplios citoplasmas basófilos (teñidos de azul) que contienen un área pálida perinuclear correspondiente a un golgi bien desarrollado. La basofilia de las células plasmáticas es atribuible al profuso RER, implicado en la síntesis de moléculas de anticuerpos. Los grandes fagocitos mononucleares, análogos a los monocitos sanguíneos se distribuyen por todos los tejidos de sostén, en los que despliegan una intensa actividad fagocitaria; en los tejidos se les llama histiocitos o macrófagos (M) de los tejidos. Los macrófagos inactivos son pequeños, por el contrario, los macrófagos que fagocitan activamente son grandes, fáciles de reconocer por su gran tamaño y por el material ingerido que contienen (en la imagen el material engullido muestra un color pardo); adoptan aspectos muy variables que dependen de su actividad fagocitaria. Figura 12 El plasmocito. En la microfotografía de la izquierda podemos observar las características de un plasmocito en un preparado de rutina teñido con H-E. Se pueden observar los cúmulos de heterocromatina periférica en alternancia con regiones claras de eucromatina en el núcleo. Se observa también el citoplasma basófilo y una región clara ( negativa ) correspondiente al aparato de Golgi (flechas). 5.000 x La microfotografía electrónica de la derecha muestra un RER extenso que ocupa la mayor parte del citoplasma del plasmocito. El aparato de Golgi (G) también es bastante grande, lo cual es reflejo de la actividad secretora de la célula. 15.000 x. Figura 13 Tejido conjuntivo embrionario. En la microfotografía de arriba se observa el tejido mesenquimático de un feto en desarrollo teñido con H-E. Aunque desde el punto de vista morfológico aparecen como una población homogénea, las células mesenquimáticas dan origen a células que se diferenciarán en tipos celulares diversos. Sus prolongaciones citoplasmáticas con frecuencia le imparten a la célula un aspecto ahusado o fusiforme. El componente extracelular del tejido contiene fibras reticulares escasas y sustancia fundamental abundante. 480 x La microfotografía de abajo corresponde a una muestra de la gelatina de Wharton del cordón umbilical teñida con H-E. La gelatina de Wharton es una sustancia fundamental especializada de carácter casi gelatinoso que ocupa los grandes espacios intercelulares ubicados entre las células
mesenquimales fusiformes. 480 x. Figura 14 Tejido conjuntivo laxo. La microfotografía de la izquierda corresponde a mesenterio teñido con hematoxilina de Verhoeff para que se vean los núcleos y las fibras elásticas; la coloración de contraste consiste en safranina, que permite identificar los gránulos de los mastocitos, y naranja G, que sirve para teñir otras estructuras proteicas (en particular las fibras colágenas). Las fibras elásticas aparecen como delicadas estructuras filiformes largas y ramificadas, de color azul oscuro o negras, sin un principio ni fin discernibles. Las fibras colágenas son bastante más gruesas que las fibras elásticas y se ven como siluetas largas y rectas, teñidas de color anaranjado. La mayor parte de los núcleos visibles supuestamente corresponden a fibroblastos. También hay núcleos que pertenecen a otros tipos celulares, por ejemplo, linfocitos, plasmocitos y macrófagos, pero no pueden identificarse. Los mastocitos se reconocen por los gránulos de color rojo brillante que hay en su citoplasma. Obsérvese el vaso sanguíneo de pequeño calibre repleto de eritrocitos. 150 x A la derecha se observa la representación esquemática que ilustra los componentes del tejido conjuntivo laxo. Nótese la asociación de los diferentes tipos celulares con la matriz extracelular circundante, que contiene vasos sanguíneos y distintos tipos de células. Figura 15 Tejido conjuntivo laxo y denso. Figura 1, glándula mamaria humana, H-E 160 x. La microfotografía muestra, con poco aumento, el tejido conuntivo laxo (LCT) que rodea inmediatamente el epitelio glandular (Ep). Se tiñe un poco menos con la eosina en comparación con el tejido conjuntivo denso (DCT) que ocupa una gran parte del campo. El tejido conjuntivo denso con abundantes fibras gruesas contrasta con el tejido conjuntivo laxo que tiene relativa escasez de fibras. El aspecto ondulado típico de las fibras colágenas que se encuentran en el tejido conjuntivo laxo se advierte con más claridad en la figura 2, que muestra uno de los lobulillos a mayor aumento. Figura 2, glándula mamaria humana, H-E 250 x. Con este aumento se reconocen en el tejido conjuntivo laxo dos tipos celulares generales según la forma de los núcleos. Una población celular tiene núcleos alargados (flechas), es muy probable que estos núcleos pertenezcan a fibroblastos. La otra población tiene núcleos redondeados; la mayor parte de estos núcleos pertenece a linfocitos (L), aunque algunos son plasmocitos. Sin embargo, la característica más importantes es que el tejido conjuntivo laxo es muy celular, mucho más que el tejido conjuntivo denso que lo rodea. Es típico que las células del tejido conjuntivo denso sean fibroblastos. Figura 3, vagina, ser humano, H-E, 250 x. Este es un ejemplo de tejido conjuntivo laxo. De nuevo, se observa gran cantidad de núcleos. La figura 4 corresponde a una ampliación de la región que se encuentra justo a la derecha del vaso sanguíneo (BV) de arriba. Figura 4, vagina, ser humano, H-E, 480x. Aquí se nota bien el aspecto ondulado de las fibras colágenas finas y la variación en los contornos nucleares. No es posible identificar el tipo celular al que corresponde cada núcleo pero algunas células de la población total pueden identificarse con seguridad. Así, los núcleos redondeados pequeños e hipercromáticos, sin citoplasma visible que los rodee, pertenecen a linfocitos (L). Algunos de los núcleos redondeados poseen una masa citoplasmática que los rodea de manera irregular para dejarlos en posición excéntrica. Estos pertenecen a plasmocitos (PC). En ocasiones el citoplasma de un plasmocito puede quedar parcialmente oculto por el núcleo, lo cual dificulta su identificación. Este es el caso de la célula indicada por el signo de interrogación. Dado que el tamaño, la densidad y el patrón cromatínico de
su núcleo son similares a los de las células plasmáticas (plasmocitos) que pueden identificarse mejor, es probable que esta célula sea también un plasmocito. Con respecto a los fibroblastos (F), los núcleos son típicamente alargados. En la microfotografía se señalan dos núcleos de fibroblastos (F); ambos son alargados, pero uno se ve bastante estrecho. Se está viendo un corte casi tangencial, mientras que el núcleo más amplio pertenece a un fibroblasto visto en un corte que pasa por su centro. Este núcleo exhibe además nucléolos prominentes, lo que es típico de fibroblastos activos. Por lo general, las prolongaciones citoplasmáticas delgadas de los fibroblastos pasan inadvertidas porque se confunden con el colágeno. Es posible que algunos núcleos que se observan en esta figura pertenezcan a macrófagos o mastocitos, pero sin inclusiones citoplasmáticas visibles estas células no pueden identificarse de forma definitiva. Figura 16 Tejido conjuntivo laxo y denso no modelado. Microfotografía en la que se comparan los tejidos conjuntivos laxo y denso no modelado de la glándula mamaria en un preparado teñido con la técnica tricrómica de Masson. En el centro, el tejido conjuntivo laxo rodea el epitelio glandular. El tejido conjuntivo laxo está compuesto por fibras colágenas de disposición ondulada y muchas células. En la imagen se puede observar una gran cantidad de núcleos. En los ángulos superior izquierdo e inferior derecho de la fotografía aparece el tejido conjuntivo denso no modelado. A diferencia de los que se ve en el tejido conjuntivo laxo, en el conjuntivo denso hay pocos núcleos. Sin embargo, el colágeno es mucho más abundante y está compuesto por fibras muy gruesas. 100 x.