PARROQUIA DE SAN JOAQUÍN EL PUERTO DE SANTA MARÍA
Núcleo VI El Espíritu Santo y la Iglesia Tema 24. El Espíritu Santo da vida a la Iglesia. Tema 25. Hoy, nosotros somos la Iglesia. Tema 26. Nos encontramos con Jesús resucitado en los Sacramentos. Tema 27. Llamados a colaborar en la Iglesia. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos (Hch 1, 8)
SABER La catequesis educará al niño en la experiencia del amor a la Iglesia. Si amamos a Jesús, amamos a la Iglesia, que es su Cuerpo, el lugar donde Él está presente, enseñándonos y guiándonos. Se irá creando la conciencia de pertenecer a una gran comunidad guiada por el Espíritu Santo, a un pueblo que camina y en el que desde diversas vocaciones todos somos necesarios. 1. Mensaje: El día de Pentecostés el Espíritu Santo ungió con su fuerza a los Apóstoles, manifestándose así la Iglesia y su misión de anunciar la Buena Noticia de la Salvación a todos los hombres. Hoy, el Espíritu Santo nos une en la Iglesia y sigue siendo fuente de vida para los cristianos que, según las diversas vocaciones, participamos de la misión encomendada a los Apóstoles guiados por el Papa y los obispos. La acción del Espíritu hace que Jesucristo resucitado esté siempre presente en la Iglesia y en los sacramentos que ella celebra. 2. Objetivos CONOCER: Reconocer la presencia de Cristo en la Iglesia y en los sacramentos. Conocer los efectos de los sacramentos, especialmente de los de iniciación cristiana. Asimismo, conocer la misión de la Iglesia en el mundo y que existen las distintas vocaciones y carismas en el Pueblo de Dios. CELEBRAR: Asistir a la Eucaristía todos los domingos y fiestas de guardar respondiendo a la convocatoria que Dios Padre hace a todos los miembros de la Iglesia. VIVIR: Saber que los cristianos tienen una identidad y una forma de vida conforme al Evangelio. Manifestar expresamente el deseo de vivir como cristianos y participar de la vida de la Iglesia como signo de pertenencia a ella. ORAR: Reconocer la importancia de orar por la Iglesia, para que llegue a todo el mundo el mensaje de Salvación que ella anuncia, y de orar por los pastores que la guían en esta misión.
3. Dimensiones LA VIDA DEL NIÑO: La historia de la Iglesia se presenta como la historia de una gran familia que se transmite de padres a hijos. El niño se convierte en protagonista de esta historia en la medida en que pone sus dones al servicio de los demás y se deja acompañar por Jesús resucitado, presente en los sacramentos. BÍBLICA: Presenta a las primeras comunidades cristianas, descritas en el libro de los Hechos, como modelos de vida. Fundamenta la misión de la Iglesia desde distintos pasajes evangélicos: la misión de Pedro, los discípulos de Emaús y la llamada a ser luz del mundo. LITÚRGICA: Se centra en la celebración de los siete sacramentos explicando cada uno de ellos a partir de los efectos que producen en la vida del cristiano. Los sacramentos se corresponden con los momentos más importantes de la vida cristiana y están ordenados a la Eucaristía. La Eucaristía es reconocida como incomparable presencia de Jesús entre nosotros. ORACIONAL: Pretende educar en la oración de petición: por la Iglesia, por su unidad y por los frutos de su misión. Al descubrir a la Iglesia como su familia, el niño se preocupará por ella y se situará a la escucha de la misión que Jesús le pueda encomendar. ECLESIAL: Presenta la amplitud del misterio de la Iglesia, su dimensión salvífica en los sacramentos y su aspecto visible y concreto en su organización, así como las diversas vocaciones con las que Dios enriquece a su Iglesia. FORMACIÓN MORAL: Desde la unión con Jesucristo, que por su gracia nos hace semejantes a Él, se invita a poner las cualidades personales al servicio de los demás. Se ayuda así a los niños a madurar en una actitud de servicio y entrega generosa.
SER 4. Espiritualidad del catequista Puesto que <<el Espíritu Santo es el agente principal de la evangelización>> (Pablo VI, Evangelii nuntiandi 75), ser catequista es ponerse bajo la acción del Espíritu Santo, saberse instrumento dócil de Aquel que penetra en los corazones y hace acoger y comprender la Palabra que salva. La misión del catequista nace de la Iglesia, rica en carismas y, a su vez, edifica la Iglesia. Por eso, la catequesis no es un acto individual y aislado, sino <<un acto de Iglesia>> (Pablo VI, Evangelii nuntiandi 60). Amar a la Iglesia, vivir una comunión afectiva y efectiva con los demás servicios y tareas de la comunidad parroquial, son rasgos de la fisonomía del catequista: <<A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común>> (1 Cor 12, 7). El catequista experimenta la vida del Espíritu a través de la Iglesia: de los pastores que nos guían, de los sacramentos que nos vivifican y de los momentos de oración personal. 5. Formación del catequista: Vamos a profundizar en las diversas vocaciones de los miembros del Pueblo de Dios y en la centralidad de los sacramentos como camino ordinario para identificarse con Cristo. EL PUEBLO DE DIOS Forman parte del Pueblo de Dios todos los bautizados o fieles. Unos, como laicos; otros, como ministros sagrados (obispos, sacerdotes y diáconos). Están también los religiosos o consagrados. Los ministros sagrados tienen la misión de servir al Pueblo de Dios, mediante la enseñanza, los sacramentos y la caridad. Forman la jerarquía de la Iglesia. (Del Compendio, leer los números 177 a 179) LOS OBISPOS Y EL COLEGIO EPISCOPAL Los obispos, unidos al Papa, forman el Colegio episcopal. Cada uno es pastor de su diócesis, en comunión con los demás obispos y el Papa. El Papa es fundamento de la unidad de la Iglesia. Los obispos deben estar en comunión con el Papa y entre ellos. (Del Compendio, leer los números 180 a 183).
LOS FIELES LAICOS Y LOS CONSAGRADOS. El Compendio explica la vocación y misión de los fieles laicos. Lo propio de su vocación es iluminar las realidades de este mundo: la familia, el trabajo, la sociedad, la cultura o la política. (Del Compendio, leer los número 188 a 191). La vida consagrada tiene muchas formas: monacato, eremitas, vírgenes, institutos religiosos, institutos seculares, sociedades de vida apostólica y nuevas formas de vida consagrada. Son una riqueza para la vida de la Iglesia. Su consagración se basa en la práctica de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, y están especialmente dedicadas al servicio de la Iglesia y de las necesidades de los hombres. (Del Compendio, leer los números 192 y 193) LOS SACRAMENTOS Los sacramentos son acciones de la Iglesia por las que nos llega la salvación de Cristo. Son siete. Cada sacramento tiene un signo visible que representa la actuación invisible del Espíritu Santo. Son signos eficaces por medio de acciones y palabras. Nos santifican interiormente, pero su fruto depende de nuestra disposición. (Del Compendio, leer los números 224, 228, 229, 237 y 238). Algunos sacramentos tienen un efecto que permanece para siempre. No se pueden repetir. Es la huella o el sello de Cristo al que se llama carácter. (Del Compendio, leer el número 227). Para los cristianos, los sacramentos son el camino ordinario para identificarse con Cristo, puesto que con su gracia nos ayudan a vivir unidos a Él y a llegar a la Vida eterna. (Del Compendio, leer los números 230 a 232)