I CAPITULO PROVINCIAL Provincia Francisco Palau
La mies es mucha pero los trabajadores pocos, rogad al dueño de la mies que envíe trabajadores a la mies.
Después de un largo paréntesis, por fin nuestras casas de formación, Postulantado y Noviciado vuelven a tener gente joven, y, lo que es todavía mayor motivo de alegría y esperanza, no sólo filipinas sino también las primeras vietnamitas.
Hay esperanza por lo tanto, pero por supuesto también reconocemos que hay debilidades y cosas que tenemos que mejorar, como exponemos a continuación.
1. Experimentamos y vemos que en Filipinas hay mucho apostolado para hacer, las hermanas están sobrecargadas con sus responsabilidades y no hay una hermana que pueda estar dedicada totalmente a esta tarea y con una adecuada preparación y formación. Aunque sabemos que es una prioridad, a veces es difícil conjugar la PJV con otras prioridades, otros programas que necesitan ser atendidos.
2. No ha habido una verdadera programación conjunta de la PJV a nivel de las tres comunidades, aunque se ha tratado de trabajar juntas, especialmente las comunidades de Manila y Lucena.
3. No se han podido llevar a cabo encuentros con jóvenes en las diferentes parroquias y barrios de nuestros alrededores como hubiera sido de desear para que las jóvenes conocieran a la Congregación y la Vida Consagrada como una opción de vida.
4. Podemos decir que en general, en Filipinas se está experimentando también un descenso en el número de vocaciones a la Vida Religiosa.
1. Interés, dedicación y motivación por parte de todas las hermanas de colaborar en la PJV, a la hora por ejemplo de las convivencias vocacionales, ir a la parroquias a colocar posters, etc, a pesar de lo ocupadas que están en sus diversos compromisos en el apostolado.
2. Juventud de la mayoría de las hermana con una actitud abierta, acogedora y creativa que atrae a la juventud y hace más fácil conectar con ella.
3. Creemos en el poder de la oración y tratamos de ser constantes y perseverantes en la oración por las vocaciones.
4. Buena acogida de las jóvenes que están interesadas en conocernos y que buscan su camino en la vida.
1. Material como videos, presentaciones, posters y panfletos. Uso de TIC y redes sociales como Facebook.
2. Participación en las actividades diocesanas, y en programaciones conjuntas con otras congregaciones, por ejemplo en las campañas vocacionales en las escuelas en las diferentes diócesis. Los cursillos de formación ofrecida por la Asociación Nacional de Promotores vocacionales es un recurso que puede ayudarnos en la preparación y equipamiento de las hermanas en esta tarea.
3. Convivencias, encuentros vocacionales, campos de verano organizados tanto en Luzón como en Mindanao.
4. Nuestra misión entre los pobres y para los pobres es significativa y atractiva para los jóvenes; podemos invitarlos a colaborar con nosotras como voluntarios en nuestros apostolados, lo que nos serviría también como un punto de apoyo para el discernimiento vocacional. También el trabajo de algunas hermanas de la comunidad de Pangantucan en institutos de enseñanza secundaria es una buena oportunidad para el encuentro con los jóvenes.
5. La apertura a Vietnam, aunque supone un gran reto, tanto económico como por la dificultad de la lengua y la cultura, es una gran oportunidad para la Congregación para expandirse y crecer en Asia, ya que es un país que todavía cuenta con muchas vocaciones.
1. Vemos la necesidad de tener una hermana que pueda estar totalmente dedicada al apostolado de la PJV, libre de otras fuertes responsabilidades en su comunidad y equipada con la preparación y materiales necesarios en su misión, porque queremos priorizar la PJV no sólo en tiempos de campañas o convivencias vocacionales, sino en todo momento y lugar.
2. Fomentar la participación de los laicos en la promoción vocacional, procurando su formación adecuada.
3. Hacer una programación general común las tres comunidades con respecto a la convivencias vocaciones. Cada comunidad tendría que adaptar los temas según las diferentes realidades de la juventud en su región, y una programación conjunta de las comunidades de Manila y Lucena para las campañas vocacionales propias (anuncios en las parroquias, visitas a las escuelas, colocación de posters, etc.)
4. Después de las convivencias y encuentros creemos necesario un seguimiento y acompañamiento de las chicas a través de diferentes actividades como voluntariado en nuestros apostolados, participación regular en encuentros de oración, de formación, campos de verano, etc.
Nosotras, queremos comprometern os a seguir trabajando juntas y dar lo mejor de nosotras mismas en esta labor.
No olvidamos que el testimonio gozoso de nuestra vida consagrada, y de nuestra entrega cotidiana, llena de pasión y fidelidad al servicio de nuestros hermanos y hermanas es lo que hace nuestra forma de vida atractiva para las jóvenes de hoy, que buscan un sentido para su vida, en cualquier lugar donde estemos.