LA COLMENA Y SUS ACCESORIOS. EQUIPO DEL APICULTOR, VESTIMENTA Y HERRAMIENTAS.



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LA COLMENA Y SUS ACCESORIOS. EQUIPO DEL APICULTOR, VESTIMENTA Y HERRAMIENTAS. LA COLMENA La apicultura fijista (o rústica) El método consiste en mantener al las abejas encerradas en simples cajones, los cuales no se pueden abrir fácilmente, no permite la inspección periódica de la colmena, las abejas criadas en un cajón cerrado, quedan libradas a su propia suerte. El apicultor no podrá defenderlas contra el pillaje, contra la invasión de las polillas, ni contra las enfermedades. Tampoco reconocerá a tiempo las familias huérfanas. La extracción de la miel siempre conlleva a la rotura de los panales por lo cual las obreras deberán gastar tiempo y energía en arreglarlos. La movilista (o racional). La colmena movilista, es decir a cuadros, se compone de piezas "standarizadas", intercambiables. Los pisos, cámaras de cría, alzas, tapas y contratapas tienen idénticas medidas. Ello permite, por ejemplo, reforzar la población de una colmena con los cuadros de cría de otra, equilibrar la distribución de la miel en las colmenas, trasladar al alza panales llenos provenientes de la cámara de cría, para que así la reina tenga mayor espacio para el desove, y pasar los cuadros de formas defectuosas o viejos. Además, en la colmena a cuadros, se puede mantener el número de éstos proporcionalmente a la cantidad de abejas que los cubren. La reunión (o fusión) de colonias, el examen e introducción de reinas, la lucha contra las enfermedades y parásitos, la extracción de miel (sin romper los panales) y tantas otras operaciones se simplifican al trabajarse con colmenas movilistas. En ellas se devuelven los cuadros cosechados a las colmenas, donde las obreras los reparan sin dificultad y los llenan de nuevo si la época es propicia para ello. Así se evita perder tiempo precioso para la elaboración de nuevos panales. COLMENAS MOVIBLES. Las colmenas movilistas se clasifican en de tipo horizontal en que no hay alzas, prolongándose en cambio la cámara de cría en el sentido horizontal lo suficiente para dar alojamiento a las reservas de miel; y verticales o de alzas (o melarios) superpuestas a la cámara de cría, este es el de mayor difusión en nuestro país. La mayoría de las colmenas verticales, actualmente son descendientes directas de un prototipo ideado por un sacerdote de Filadelfia, Rev. L.L.Langstroth. Este descubrió "el espacio de la abeja", que hizo posible la colmena moderna. Observó que en una colmena natural, las abejas permitían un espacio fijo entre sus panales que más o menos era de 9,5 mm (6,3 a 9,5). Este espacio permite que la abeja lo use como circulación y no lo llene de propóleos (si era menor) o construyan más celdas en el intersticio (si fuera mayo). Los panales de una colmena se consideran de exposición caliente, cuando los cuadros corren en dirección paralela con las paredes anterior y posterior del cajón. En esta forma, el primer panal, frente a la piquera, contiene la entrada de aire frío. De exposición fría son los panales ubicados en dirección paralela a los costados del cajón. Es ésta la disposición que encontramos en las colmenas americanas y la que, gracias al clima benigno, halló la mayor difusión en nuestro medio. El aire entra sin obstáculo por la piquera, circulando por entre todo el cajón. Colmena americana, standar o Langstroth Actualmente es modificaciones el modelo más difundido y se compone de: 1.- Piso. Este lo constituye una tabla rectangular de madera dura a efectos de que la humedad no lo deteriore fácilmente. Se coloca el piso sobre una base, a una altura no menor de 45 cm y con resistencia para soportar el peso de la colmena. En tres (3) de los bordes del piso van clavados listones de madera. 2.- Cámara de cría. Se denomina de esta forma por ser allí donde la reina realiza la postura, y donde nace y crece toda la colonia. Va colocada sobre los tres listones fijos del piso. Esta cámara no tiene techo ni piso. Próximo al borde superior de la pared que lleva la piquera y su opuesta, y paralelo al mismo, se colocan dos rieles metálicos en los que se apoyan los cuadros o marcos. Estos quedan así paralelos a las paredes laterales

de la colmena. Medidas: alto 24,5 cm. frente 37,4 cm. profundidad 46,5 cm. estas son medidas internas del alza estándar 3.- Plancha de vuelo. El largo del piso es mayor que el largo de la cámara de cría, por lo tanto el piso sobresale. Esta parte del piso que sobresale por fuera de la caja, constituye la plancha de vuelo. Esta sirve de pista de aterrizaje y despegue de toda la colonia en sus vuelos al exterior, en procura de néctar, polen, propóleoss, agua, etc. 4.- Piquera. Al colocar la cámara de cría sobre los listones del piso, queda una rendija entre el borde anterior e inferior de la caja y el piso, se colocará allí la piquera, cerrando esa rendija. La piquera es una tablita reversible que encaja perfectamente en la rendija; tiene dos entalladuras, una más ancha que la otra que permite una apertura más amplia en el verano, y otra más reducida, para el invierno y en presencia del peligro de pillajes. Tiene que ser móvil, ya que ella es la que posibilita la mayor o menor ventilación del interior. 5.- Marcos o cuadros (Hoffman). Son marcos de madera que tienen en su parte superior un listón llamado cabezal. Este cabezal sirve para: - soportar el peso del panal. - apoyar los cuadros en los rieles ubicados en las paredes de la cámara de cría o alza. - colocar o retirar los cuadros de la misma. A estos cuadros se les enhebra o colocan hilos de alambre para ayudar a mantener fijo el panal y hacerlos más resistentes. Es en estos es que las abejas construyen sus panales de cera. Cuando los marcos o cuadros poseen panales construidos pasan a llamarse simplemente panales. En la cámara de cría hay hasta diez (10) de estos cuadros o marcos. 6.- Entretapa o entretecho. Es una hoja de fibra prensada (Chapadur) que lleva un marco de madera y un orificio rectangular en el centro que sirve para: - ventilar el espacio que queda entre la entretapa y el techo. - para colocar el escape Porter en el momento de cosecha. Esta entretapa sirve para cerrar la cámara de cría en su parte superior. 7.- Techo. Es una pieza de madera recubierta por una hoja de zinc galvanizado o una pieza de fibrocemento. Posee un borde que cubre el borde superior de la cámara de cría o del alza. Se evita así que el agua de las lluvias entre en su interior, al mismo tiempo fija al techo con bastante seguridad evitando el riesgo de que los vientos fuertes provoquen su caída o vuelo. 8.- Alza o melario. Con los elementos ya nombrados queda construida la colmena. Pero ocurre que cuando la colonia ha llenado la cámara de cría, se presenta así la necesidad de ampliar el espacio interior de la colmena. Entonces se retira el techo y la entretapa y se coloca otro cuerpo de idénticas características que la cámara de cría: es el alza o melario, se agrega así un segundo piso a la colmena, que se cubrirá con la entretapa y el techo retirados anteriormente de ella. El alza tiene en su interior capacidad para diez (10) cuadros o marcos. Este segundo piso recibe este nombre por ser destinado con exclusividad para el almacenaje de miel para cosecha. 9.- Media alza. Hay veces en que la colmena necesita ampliarse, pero la colocación de un alza entera es demasiado, porque la familia no es lo suficientemente fuerte y la exponemos a riesgos innecesarios, entonces se utilizan las medias alzas con idénticas medidas de frente y profundidad que el alza entera, pero con la mitad de altura. Esto también implica la utilización de marcos con dimensiones acordes a las alzas. Medidas: alto 14,9 cm.

El material ideal para la construcción de colmenas es la madera de primera calidad, cepillada y con tres manos de pintura en su parte exterior. En un futuro cercano será reemplazada por los plásticos, que son resistentes, no requieren manutención, son livianos y pueden ser construidos en grandes series con medidas exactas, sin mucha mano de obra. Pero actualmente, el costo inicial de estos materiales es aun muy elevado. Entre las maderas más usadas para la construcción de las colmenas mencionamos aquellas maderas no olorosas como: el pino paraná en primer término, luego los otros tipos de pinos. Entre las especies nacionales se recurren al timbó, al laurel blanco y negro y a la acacia blanca. Algunas variedades de eucaliptos bien estacionado, eventualmente también el álamo bien estacionado. Accesorios de la colmena Cera estampada La principal finalidad de la hoja de cera estampada consiste en proporcionar a los insectos una base o cimiento para la construcción del panal. Gracias a la regularidad de las celdas pequeñas (las de futuras obreras), se equilibran los sexos de la familia. Recurriendo a estas hojas de cera estampada completas en todos los cuadros de la colmena, se reduce el exceso de celdas de zánganos y de las reales, manteniéndose la familia fuerte y bien integrada. Este sistema permite además, retirar los panales en oportunidad de la cosecha sin romperlos, ya que están construidos con toda regularidad. Otra ventaja reside en la economía de "mano de obra" que se logra: las abejas al hallar la cama hecha podrán dedicar mayor esfuerzo a la elaboración de la miel.

Se fabrican tres tipos de hoja de cera estampada: las gruesas, de las que 15-16 hojas de tamaño normal (42 x 20 cm) entran en un kilo, se utilizan para la cámara de cría; las medianas -17-18 hojas por kilo- para las alzas, y las delgadas para medias alzas y para los cuadritos de miel en secciones. Rejillas excluidoras de reinas Es una rejilla que se coloca entre la cámara de cría y el alza para evitar que la reina suba a ésta última. Se obtiene así una miel libre de impurezas de las crías. Estas rejillas pueden consistir de un marco de madera, con varillas de soporte en el medio y una rejilla compuesta de alambres galvanizados Nro 14, paralelos, separados a 4,115 mm entre sí. También pueden ser de metal o plásticas. Escape de Porter Consiste de una cajita de hojalata con dos resortes de acero en su interior. Se coloca en la abertura de la entretapa, y ésta se coloca entre la cámara de cría y el alza, de uno a tres días antes de cosecharse la miel. Las obreras descienden durante la noche a la cámara de cría, empujando uno de los resortes. No pueden volver al alza, gracias a los resortes que actúan como "válvulas excluidoras". Así se podrá cosechar la miel de las alzas sin ser molestado por las abejas. Existen escapes de 2, de 4 y de 10 pases. Tablas divisorias Tienen el mismo tamaño y forma que un marco o cuadro pero es maciza y se la construye en madera y chapadur. Se la utiliza para achicar el espacio de la cámara de cría. Tabla ventilada de Hodgson Consta de un marco semejante al de una entretapa, cubierto de tela metálica y con dos agujeros en el centro, con sus correspondientes puertas, una de ellas corrediza para la fusión de colonias y el otro para un escape de Porter. Además en el marco contiene una piquera que permite la entrada de las abejas directamente al alza, sin pasar por la cámara de cría. Este dispositivo sirve para fusionar, dividir y hasta invernar colonias o preparar colmenas con dos reinas. Trampas para polen La trampa para polen es un instrumento que de alguna manera, recoge los gránulos de polen de las patas traseras de las pecoreadoras que regresan a la colmena. Las abejas si quieren atravesar la trampa, deben pasar a través de un tejido con abertura de aprox. 5 mm. Esta abertura es la mínima que puede atravesar una obrera sin esforzarse en forma excesiva, y buena parte de su carga de polen cae durante el pasaje. Los gránulos desalojados caen dentro de una caja o bandeja recolectora. Las trampas no desalojan todo el polen, pero atrapan un porcentaje considerable de él EQUIPO DEL APICULTOR En un colmenar o apiario, para poder realizar un trabajo normal y al mismo tiempo eficiente, el apicultor debe presentarse ante las abejas provisto de un equipo mínimo, que le dé seguridad y que a la vez sea tolerado por ellas. Vestimenta Mameluco o buzo: La tela de esta prenda debe ser fuerte y de textura lisa, flexible de modo que le permita ajustarla en el cuello, puños y botamangas. Debe ser de colores claros, ya que a las abejas no les agradan los colores oscuros. Los mamelucos o buzos, pueden ser enterizos o por partes, es decir, chalecos y pantalones. También se fabrican con partes ventiladas, resultando apropiados en zonas extremadamente cálidas. Polainas o botas: Se puede utilizar polainas de tela blandas y flexibles, que resultan frescas y livianas, o también botas o borceguíes que cierren adecuadamente la botamanga del mameluco. Velo protector o careta: Es un elemento constitutivo del equipo personal imprescindible para la protección de la cabeza y el rostro. Existen muchos modelos de velos o caretas en el comercio. Los hay redondos, enteros, de cuatro lados plegables, de tejido de alambre y de tejido plástico. Este velo se ajusta por medio de elásticos a la base de la copa del sombrero. No usar sombreros de ala demasiado grande. En razón de que el velo rodea con holgura la cabeza, cayendo sobre los hombros, el mismo protege el cuello, nuca y al mismo tiempo el rostro de todas las posibles picaduras de las abejas. Guantes: Los hay de lona, de cuero, de cuero tipo vaqueta con mangas tres cuartas de lona, y hasta quienes ocupan guantes de latex o goma para trabajar. Después de adquirir cierta experiencia y de conocer las abejas con que se trabaja, se pueden cortar las puntas de los guantes o bien, prescindir de ellos. Los guantes siempre deben estar a mano por cualquier inconveniente y como medida de precausión.

Herramientas Ahumador o fumigador: es un recipiente de cobre, acero inoxidable, latón o chapa, de forma cilíndrica en cuyo interior se realiza la combustión de los materiales que producen humo. Tiene adosado un fuelle manuable para avivar la combustión y obligar a la salida del humo. En la parte superior lleva la tapa con un pico provisto de un agujero en el extremo por el que sale el humo. El humo debe ser denso y fresco. El humo es utilizado para ahuyentar las abejas del lugar de operaciones, aquietarlas y disminuir su agresividad. El combustible a usar es muy variado. Uno de los que mejor resultado da, son las hojas (acículas) de pino, secas y limpias. También se puede utilizar estopa, madera vieja, viruta de madera, marlos de choclos secos o estiércol seco. La combustión debe ser incompleta, es decir no debe hacer llama. Esto se logra accionando en forma lenta el fuelle del ahumador. Palanca o pata de cabra: Esta es una herramienta muy importante, consta de una plancha de hierro acerado de 25 a 30 cm de longitud, con uno de sus extremos doblado en ángulo y el otro aplanado a modo de espátula. Se la utiliza para separar las diversas piezas o partes de la colmena (cuadros, alzas, pisos, etc.) los que suelen estar fuertemente unidos con propóleos. También para limpiar el interior de los cajones o alzas, separar y limpiar los cabezales de los cuadros. Cepillo o escobilla: Se utilizan para retirar las abejas que suelen salir adheridas a los cuadros o para limpiar los pisos y para infinidad de casos en el trabajo diario con las abejas. Es preferible usar cepillo en lugar de escobilla. Los cepillos deben ser de cerda larga, blanca y blanda. El retiro de las abejas de los cuadros debe hacerse en forma muy suave para no irritarlas. El cepillo debe estar húmedo o mojado con agua limpia. Esto evitara que las abejas se irriten al quedar atrapadas en la cerda seca, y evita al mismo tiempo que se embadurne con miel, volviéndose pegajoso y pesado. Herramienta universal o pinza levanta cuadros: Existen varios modelos de ésta. Básicamente consta de dos pinzas con sus mangos unidos por barras. Quedando las pinzas en paralelo y que resulta muy útil y cómoda para sacar y manipular los cuadros, tomándolos de los cabezales superiores. Además una de las barras se prolonga en una barreta aplanada. Balde: Siempre que trabajemos con abejas deberemos llevar un balde o lata con agua limpia para lavarse las manos, guantes y mojar el cepillo. Carretilla: Debe preferirse una carretilla de piso o fondo plano. Se utiliza para el transporte de colmenas y alzas o cajones llenos de miel.

INSTALACION DEL COLMENAR ESTUDIO DE LA ZONA APICOLA. Elección del sitio. El radio normal de vuelo de las abejas es de unos cuatro kilómetros; ésta es pues la zona que debe merecer nuestra especial atención, cuando deseamos analizar la aptitud apícola de una región. Naturalmente, cuanto menor sea la distancia que deben recorrer las abejas para recoger la cosecha de néctar, tanto mayor será su rendimiento económico. No se puede ampliar un apiario en forma ilimitada: la riqueza en néctar de la flora impone una valla natural que resulta infranqueable. Si, por ejemplo, la vegetación de una zona determinada permite la explotación de 100 colmenas juntas con un rendimiento medio de 80 kilos de miel por familia y por año, poco racional sería pretender explotar 200 colmenas. Pues entonces los pueblos competirían entre sí y el promedio general de la cosecha descendería. En estos casos habrá que subdividir el colmenar, explotando un apiario primario y distribuyendo los secundarios a distancias prudentes. No podemos instalar un apiario montado en escala industrial en una zona pobremente dotada desde el punto de vista apícola. Para el colmenar casero, en cambio, este aspecto no reviste tanta importancia: no existe ninguna región Argentina (a excepción, quizás, de las ubicadas en el extremo sur del país) donde las abejas no puedan hallar sustento. Se deberá tratar de instalar un colmenar a la mayor distancia posible de otro ya existente: como mínimo se indica, para zonas apícolas muy ricas, una distancia de tres kilómetros, siendo preferible que oscile entre cinco y ocho kilómetros. Cuanto más cerca se encuentra un colmenar de otro, tanto mayor será la competencia que soportarán ambos. En igualdad de condiciones el más reciente será el más perjudicado de los colmenares. Flora apícola. El primer punto que se debe considerar de la zona de instalación, es su flora apícola. Debemos tener presente que ella configura la base de la explotación. Podemos considerar como ideales las siguientes asociaciones: a) Las costas de ríos o arroyos + monte indígena o natural. b) Praderas naturales + monte indígena o natural y monte artificial. c) Zonas de cultivos + praderas o campos naturales. Entre las especies preferidas por las abejas en nuestro medio, mencionamos las siguientes: alfalfa, tréboles, cardos silvestres, flor morada, girasol, nabo, malva silvestre, acacias, eucaliptos, paraísos, frutales en general (cítricos, de pepita, de carozo), muchas hortalizas (arvejas, melones, pepino, sandía), etc. Son excelentes zonas apícolas las regiones de alfalfa, de las praderas naturales o cultivadas, de fruticultura, horticultura y granja mixta, de los montes, etc. En cambio, las regiones de grandes monoculturas agrícolas (trigales, maizales, linares, algodonales) no ofrecen tantas posibilidades apícolas. Terreno y clima La influencia de los rayos solares es de gran importancia para la vida de las abejas. Los apiarios en que las colmenas se encuentran algo separadas unas de otras y con sombra necesaria durante el verano después de las diez horas, y soleadas durante el invierno, presentan abejas menos agresivas y ladronas. Un exceso de calor incita la enjambrazon y puede provocar el desmoronamiento de las celdillas céreas. Es así que, cuando debido a una exposición inadecuada se desarrolla en el interior del cajón una temperatura demasiado elevada, además de los inconvenientes señalados, se hace necesario que gran número de obreras deban distraer su valioso tiempo para producir una ventilación adecuada en la colmena. En tales casos pueden observarse también las "barbas" que se forman en la piquera con miles de abejas aparentemente inactivas, que salen fuera de las colmenas para huir de la temperatura asfixiante que reina en su interior. Este estado, evidentemente no contribuye a mejorar el bienestar de los insectos. Por otra parte, un exceso de sombras durante los meses de invierno resulta igualmente perjudicial, pues las abejas que habitan en lugares húmedos y fríos, se tornan más salvajes y menos productivas. Con todo, los mejores sitios son los de temperatura algo elevada, con vientos no muy fuertes y regímenes de lluvias moderadas y regulares, capaces de mantener una humedad atmosférica adecuada y asegurar una floración abundante y escalonada durante muchos meses.

El terreno elegido debe ser alto, pero protegido contra los vientos fuertes; secos y alejados de los lugares muy poblados y muy transitados. Conviene que esté cercado, para protegerlo contra las invasiones de hacienda. DISEÑO DEL APIARIO Ubicación del apiario. La ubicación debe ser considerada antes que lleguen las abejas, porque una vez que ellas están acomodadas y se les ha permitido volar, solo pueden ser trasladadas dentro de las distancias establecidas por su comportamiento. Las abejas siempre se orientan con respecto a la colmena y, si se cambia ésta de lugar, volverán a su ubicación anterior. Esto ocurre así si la colmena se traslada mientras ellas están fuera pecoreando o durante la noche mientras se hallan dentro. Es evidente que no se orientan nuevamente en cada vuelo, sino que confían en su memoria. Los apicultores tienen una regla práctica aproximada, según la cual las colmenas deben ser movidas "menos de un metro o más de 5 kilómetros". Las pecoreadoras regresarán a su vieja posición, formarán un racimo y morirán allí, si su colmena está alejada mucho más de un metro. 5 kilómetros es el doble de la distancia de vuelo normal de la abeja desde una colmena, de modo que partiendo de una nueva posición alejada más de 5 kilómetros, ellas no se alejan y hallan sus nuevas líneas de vuelo, y por ellas regresan a su nuevo hogar. Si están desviadas 4 km. entonces las nuevas líneas de vuelo pueden superponerse en aproximadamente 1 km. con las antiguas y muchas abejas retornarán a la posición que han tenido anteriormente. La ubicación debe satisfacer varios requisitos generales: 1.- Fácil acceso para el apicultor. 2.- Cobertizo protector de viento o vientos reinantes. 3.- Buena circulación de aire. 4.- Alejado de árboles muy frondosos. 5.- Sin vistas a vías o paseos públicos o sin posibilidad de que las abejas los crucen en sus vuelos. Fácil acceso significa suelo firme hasta el apiario, de modo que sea posible llevar el equipo y sacar las alzas llenas con ayuda de una carretilla o un pequeño vehículo. Una pantalla protectora es esencial para las colonias. Las pérdidas en el invierno son, por lo general, mayores en los sitios expuestos que donde existe una buena protección. Las cortinas rompe-vientos prestan gran utilidad, para atajar los vientos fuertes. Naturalmente conviene elegir para ello los árboles, cuyas flores contribuyen a aumentar la riqueza nectarífera de la zona. Por otra parte hay que tener en cuenta que dicha cortina debe formarse con plantas de distintas características vegetativas, para que se complementen entre sí. El cerco vivo puede estar formado por ligustrinas tupidas que atajará los vientos cerca del suelo, y distintas combinaciones de Eucaliptos y Acacias plantadas unos metros más adentro. Una buena circulación de aire es muy útil, ya que ayuda a mantener seco el lugar y permite que el aire frío circule entre las separaciones de las colonias. No situar los apiarios en el fondo de un declive de terreno, ya que probablemente se convierta en un deposito de heladas y, por consiguiente, la temperatura será algunos grados inferior a la de los alrededores. Una fronda tupida de árboles es casi como un receptáculo de heladas. Mantiene el área por debajo más fría y húmeda que un área circundante que esté libre de fronda. Una ubicación entre árboles bien separados entre sí, o en un claro en bosques, salvo donde los árboles son muy elevados o demasiado densos, es con frecuencia satisfactoria. No ubicar colmenas donde las abejas puedan percibir y ver gente que se mueve en derredor.las abejas que regresan a las colmenas parecen estar volando a ciegas o, por lo menos, tan rápidamente que en el momento en que perciben un objeto inesperado, humano o animal, en su camino ya es demasiado tarde para evitarlo. En la mayoría de los casos rebotan contra él y continúan su camino, pero pueden enredarse en el pelo o en las telas de lana, lo cual libera en ellas el impulso de picar. Podrán golpearse, rebotar y volver para observar detenidamente contra qué chocaron con las más pacificas intenciones, pero el que no es apicultor, no lo sabe, ni lo cree y golpea al insecto enfureciéndolas. Algo similar ocurre cuando la colmena mira hacia un área donde hay movimiento de gente. Las guardianas lo advierten y salen a investigar. Por lo general son muy pacíficas, pero muy persistentes, y vuelan y revolotean

a una distancia de menos de un metro del rostro, durante un periodo considerable de tiempo. Esto resulta alarmante aun para el apicultor, y el que no lo es actúa rápidamente con el consiguiente resultado deplorable. Orientación de las colmenas. La orientación ideal de las colmenas es en nuestro hemisferio, la del Noreste, con las piqueras dirigidas casi al naciente. Las abejas reciben de este modo los primeros rayos solares. Perjudicial en cambio es la orientación de las piqueras hacia el Sur o Suroeste, pues entonces deberán enfrentar los fuertes vientos y las lluvias que suelen producirse en tal dirección. Una exposición hacia el Norte reduce los rendimientos, ya que los habitantes de tales colmenas, al recibir el sol con tardanza, no madrugan en la forma debida. La orientación al Este, en cambio, incita a las abejas a salir muy temprano, lo que puede acarrear inconvenientes durante la primavera, cuando a esas horas suelen producirse heladas más o menos severas. Distribución de las colmenas Se pueden colocar las colmenas sobre bases colectivas o individuales. Las bases colectivas pueden ser construidas de madera dura o tratada, de bloques de cemento, columnas de hormigón, ladrillos o largueros de hierro (rieles). Las colmenas deben estar a unos 45 cm de altura del suelo, para evitar la acción de posibles enemigos y humedad. Cuando se usen bases colectivas, es recomendable dejar por lo menos 1 m. entre colmena y colmena, para evitar desorientación de las abejas en vuelo. Cada línea de colmenas podrá tener un largo de hasta 70 m. Hileras más largas obligan al apicultor a hacer frecuentes caminatas improductivas Actualmente se disponen las colmenas de dos en dos sobre caballetes o bases transportables. También pueden colocarse de una en una sobre bases individuales. La mejor manera, es hacerlo en forma de herradura, con las piqueras todas hacia adentro trabajando entonces por afuera o bien, en herradura con las piqueras todas hacia afuera, trabajando entonces por dentro. Siendo que las abejas consumen gran cantidad de agua, especialmente durante los meses de verano, resulta imprescindible distribuir algunos bebederos en forma estratégica en el apiario. Estos deben contener agua siempre fresca y limpia y en la superficie deberán flotar tablitas, corchos o pajas, para que las abejas puedan posarse sin ahogarse. Numero de colmenas por apiario. Esto es muy difícil de establecer, dependerá de las características de la zona y de la existencia de otros colmenares. Muchas veces, con 10 colmenas se puede cosechar lo mismo que con 50. No depende de la cantidad de colmenas, sino de la forma o manera en que se las trabaja. Diez colmenas fuertes y bien manejadas, rinden más que cincuenta débiles y mal conducidas. No obstante, en una zona considerada apta como región apícola, se podrán instalar hasta 50 colmenas. Al año siguiente se podrá aumentar este número gradualmente, hasta que se note una merma considerable en el rendimiento por debajo de los 50-60 kilos de miel por unidad. FORMA DE POBLAR EL APIARIO. Existen diversas formas de obtener colmenas pobladas: 1.- Comprar colmenas hechas y en marcha. 2.- Comprar núcleos. 3.- Capturar enjambres. 4.- Formar núcleos. Es muy importante tener en cuenta los siguientes aspectos de las abejas que se adquieren: Sanidad, Productividad, Tendencia a enjambrar, Agresividad y Tamaño de las colonias. Compra de colmenas hechas Si bien este procedimiento es el que menos trabajo requiere, tiene el inconveniente del gasto que demanda. Se pueden comprar colmenas rústicas o fijista, que resultan mucho más baratas que las racionales. Pueden ser adquiridas con miras de efectuar luego un trasiego. Como la inspección del interior de este tipo de colmena ofrece sus dificultades, deberemos limitarnos a apreciar su peso aproximado y a observar el

movimiento de las piqueras. Se elegirán los cajones con muchas guardianas en la piquera, con obreras que entran y salen, y sin zánganos. Oportunamente se procederá al trasiego de las colonias, llevándolas a las colmenas racionales definitivas. Compra de colmenas racionales, pobladas. Para inspeccionar una colmena racional, además de apreciar su peso y de observar el movimiento en la piquera, se levantará la tapa, a los efectos de inspeccionar los cuadros, para lo cual se revisará panal por panal. De esta manera se obtendrá una visión directa del estado de las crías, reservas alimenticias, etc. También se tendrá en cuenta la calidad de los cajones y su vida útil. Una vez efectuada la compra, se deberá realizar el traslado al apiario, observando las siguientes precauciones: - Realizarlo en días NO calurosos. - Preferentemente de noche, para que todas las abejas estén en la colmena. - Debe elegirse un vehículo abierto y conducirlo a una velocidad moderada, evitando movimientos bruscos y bamboleos. - Previo al transporte, deberá cubrirse la piquera con un trozo de tejido tipo fiambrera. En muchos casos, puede trasladarse sin cerrar la piquera. - Operando de esta manera, se evitará la salida de las abejas y se logrará la ventilación adecuada. - Debe fijarse el piso y el techo al alza, mediante tablitas y clavos, para evitar que se separen o escapen abejas. - Una vez ubicadas las colmenas sobre las bases en el lugar definitivo, se dejan una 24 hs. tranquilas y con el tejido de fiambrera, luego se quita. Esto puede no hacerse, sobre todo si hace mucho calor. Por la noche, quitar una parte del tejido permitiendo que las abejas salgan de a poco por la mañana. - Observar si existe postura del día en la cámara de cría, para ratificar la presencia de la reina. Compra de núcleos Llamamos núcleo a una pequeña colonia en formación, compuesta por un conjunto de tres (3) o cuatro (4) cuadros o marcos con sus abejas, una reina joven, crías, miel y polen. Dichos cuadros pueden ubicarse en una pequeña colmena con capacidad solamente para esos cuadros, llamada nuclero, o en una colmena Standard a la que se reduce con tablas divisorias. Los núcleos una vez recibidos se colocan sobre los soportes, abriendo de cuando en cuando las piqueras, alternando entre un cajón y otro, hasta que las abejas se hayan acostumbrado a su nuevo sitio, lo que sucede gradualmente. Tan sólo entonces, es decir cuando las abejas se hayan orientado y no exista más peligro de que se mezclen entre sí, se abren los cajoncitos y se los ahuma. Entonces se los baja al suelo, se coloca sobre el soporte la colmena nueva y se introducen los panales del núcleo. Acto seguido se completa dicha colmena con cuadros nuevos que tengan su cera estampada correspondiente. En los costados se colocan algunos panales con miel. Con esta medida se busca provocar la rápida reiniciación de la postura de la reina. Captura de enjambres Este es un procedimiento más económico que los anteriores pero menos seguro. Hoy se sabe que las familias enjambradoras transmiten éste carácter a su descendencia. Cuando se utilizan enjambres naturales para la formación de nuevas colonias (cosa muy frecuente en los apiaros ya instalados) se debe trabajar en lo posible con enjambres primarios, que tengan alrededor de 20.000 abejas o más, con un peso superior a dos kg.. Este método presenta algunos inconvenientes: en primer lugar, probablemente no se tenga idea del tipo de abeja y su comportamiento en el manejo; pueden ser tranquilas o irritables. Generalmente no son irritables cuando se toma el enjambre, pero pueden volverse así una vez establecidas. En segundo lugar, pueden ser portadoras de enfermedades aunque es poco frecuente. Para aumentar la población del apiario, también se recurre a los núcleos que se extraen de las colmenas superpobladas. Estos núcleos constituyen los enjambres artificiales. Se diferencian de los núcleos comunes en que aquellos contienen siempre una reina fecundada, que aova, cosa que no sucede en estos últimos. Los enjambres artificiales son más vigorosos, más voluminosos y de desarrollo más rápido y más seguro que los núcleos simples.

Formación de núcleos La formación de núcleos requiere conocer y aplicar ciertos principios que aseguren el éxito de la operación, que los veremos más adelante. Paquetes Otra forma de adquirir abejas, es comprando los denominados paquetes. Por lo general se venden en tamaños de 1; 1,5; 2 y 2,5 kilos, siendo los más comunes los paquetes de un kilo. Las abejas son embaladas en una sólida caja de madera cubierta con tela metálica, y contiene una reina encerrada en una jaula con una reserva de caramelo duro (candi) y algunas asistentes para que la mantengan en buena forma durante el viaje. Este es un método más económico, que evita el uso de colmenas y cajones nucleros para el envío. EPOCA PARA LA INSTALACION Para conseguir el rápido progreso de las colonias nuevas, es necesario iniciar la instalación durante las semanas de la gran mielada, es decir, en la primavera, cuando abundan el néctar y el polen. Así las colmenas se desarrollarán con facilidad, las reinas pondrán gran cantidad de huevos y, con un poco de suerte se podrá recoger ya en este primer año cierta cosecha de miel. Nunca se deben privar a las abejas de todas las reservas ni mucho menos, pues entonces entrarán al invierno en condiciones debilitadas. Lo mismo sucede al poblarse el apiario después de febrero. En tal caso será indispensable recurrir a la alimentación artificial. Además, estas colonias deberán vigilarse en forma estrecha para poder notar cualquier principio de pillaje o ataque de polillas. Como estas colonias instaladas tardíamente producirán recién después de un año, constituyen un capital muerto durante este ínterin. REVISACION PERIODICA DE LAS COLMENAS La finalidad de esta tarea es comprobar el estado de la colonia antes de realizar las operaciones particulares para cada caso. La frecuencia y profundidad de la revisación de las colmenas depende de: 1.- La época del año. 3.- El tipo de manejo aplicado por el apicultor. A pesar que las revisaciones de las colmenas permiten llevar un eficiente control de las mismas por parte del apicultor, ocasionan molestias a las abejas y por ende a la colonia. Por eso, deberán realizarse cuando sea estrictamente necesario. Las revisaciones más importantes son las efectuadas al comienzo de la primavera y al finalizar el otoño o antes del otoño. A estas revisaciones se llama revisación de primavera y de otoño respectivamente. A partir de la segunda quincena de agosto y antes en muchas zonas, se podrá comenzar el período de revisaciones. Durante la primavera se hacen cada 15 o 20 días según el estado de las colmenas y teniendo en cuenta que el máximo de revisaciones para esa estación debe ser de cinco.en verano en cambio serán más superficiales y menos frecuentes aún. En el otoño la tarea se hará más espaciada aún, el número de revisaciones disminuye a uno o dos en la temporada hasta suspenderse en el invierno totalmente. Si en invierno se observa síntomas de mal funcionamiento de la colonia es conveniente que se proceda a revisar la misma. Cualquiera sea la época del año, es importante aplicar un procedimiento ordenado de revisación. Así el trabajo resultará más fácil. Para ello es necesario seguir los siguientes pasos: 1.- Elección del día y hora apropiados. 2.- Uso de implementos y materiales de trabajo adecuados. 3.- Equipo de trabajo. 4.- Forma de trabajo. 5.- Precauciones a tomar. Elección del día y la hora Debemos elegir un día soleado y preferentemente sin vientos. Para todas las operaciones la hora más apropiada es entre las 10 y las 16 hs. En el Norte, es conveniente y tratándose de abejas agresivas, trabajar de

16 a 18 hs. Bajo estas condiciones las abejas se muestran poco irritables y poco agresivas, porque la mayoría se encuentra en el campo de pecorea. En el último caso, es para evitar que si las abejas de por sí agresivas, queden irritadas todo el tiempo en que aún hay luz de día, llegando la noche y calmándolas. Al día siguiente si bien es cierto que aún pueden estar irritadas, no afectan a los animales ni a las personas. Implementos y materiales de trabajo Antes de comenzar la tarea, se deberá preparar todo el material que se utilizará en el transcurso de la misma: - Equipo completo del apicultor. - Equipo de trabajo en el apiario. - Un balde con agua. - Alzas con cuadros provistos con cera estampada y obrada. - Alzas vacías, por si hace falta agregar más. - Una carretilla para el acarreo de todo el material. Equipo de trabajo Para realizar el trabajo o la revisación de las colmenas se hace necesario el uso del equipo completo del apicultor. Antes de comenzar, verificar si tenemos todas las herramientas necesarias. No es conveniente interrumpir los trabajos para buscar algo olvidado. Hay personas que basados en su experiencia, pueden trabajar sin el equipo adecuado. Sin embargo, por más practica que se tenga en el manejo de las abejas o por menos agresividad de las mismas, es peligroso para el apicultor o para quienes lo rodean, trabajar sin el equipo adecuado completo. Forma de trabajo Forma de abrir las colmenas Debemos tener en cuenta que la actividad la tenemos que desarrollar detrás o al costado de las colmenas. Nunca debe pararse frente a la piquera para no interrumpir la zona de vuelo de las abejas. De esta forma se verán disminuidas las causas de irritación de la colonia y además evitará accidentes. Para abrir la colmena se procederá de la siguiente forma: 1.- Ubicarse al costado de la misma. 2.- Aplicar unas cuantas bocanadas de humo por la piquera de la colmena y esperar unos minutos. 3.- Aflojar y quitar el techo usando la palanca. 4.- Si hay muchas abejas posadas en el techo, colocarlo boca arriba o en plano inclinado delante de la colmena. En caso de que no existan abejas prendidas del techo, éste se colocará invertido al costado de la colmena en el suelo o sobre el techo de la colmena vecina. 5.- Aplicar unas bocanadas de humo por el orificio de la entretapa. 6.- Usando la palanca, levantar suavemente la entretapa para echar humo. 7.- Quitar las abejas de la entretapa valiéndose del cepillo o aplicándole un golpe seco, de manera que caigan dentro de la colmena. Podemos dejarlas y colocar la entretapa en forma de plano inclinado delante de la piquera de la colmena. 8.- Sobre el techo de la colmena que se ha colocado en forma invertida, al costado de la misma, apoyar las otras partes en forma cruzada, a medida que van quitando. 9.- Cuando se trata de revisar una colmena formada exclusivamente por una sola cámara de cría sin alzas, antes de sacudir o colocar la entretapa al costado de la colmena, hay que verificar que no se encuentre la reina entre las abejas adheridas a la misma. Precauciones que debemos tomar. En el manejo de las colmenas debemos tener en cuenta los siguientes aspectos: - Evitar los golpes y movimientos bruscos que irritan a las abejas. - No dejar la colmena abierta más del tiempo estrictamente necesario. - Cuando deba dejar la colmena abierta un tiempo prolongado, colocar una bolsa de arpillera limpia abierta y húmeda sobre ella. Le proporcionará sombra y humedad, es más sencillo que colocar la tapa. - No dejar trozos de cera o panales a la intemperie porque puede ser punto de partida para el pillaje. - No dejar fuera de la colmena cuadros con cría. - No esparcir abejas por el suelo.

- Dejar la colonia más agresiva para revisar por ultimo. - Es necesario lavar todas las herramientas, sobre todo los guantes luego de terminado el trabajo. Manejo de los cuadros de la cámara de cría. Una vez abierta la colmena se procederá de la siguiente manera para la observación de los cuadros: 1.- Echar humo sobre los cuadros. 2.- Aflojar con al palanca los extremos del segundo y tercer cuadro de uno de los lados de la cámara de cría. Separándolos lo más posible. Será necesario para un trabajo ordenado, comenzar aflojando siempre los cuadros de un mismo lado de la colmena y adoptar ese criterio como norma permanente de trabajo. 3.- Tomar el segundo cuadro, por los extremos del cabezal y levantarlo suavemente, llevándolo hasta la altura de los ojos del operador. 4.- Observar en ambas caras del panal el estado general de los mismos. Hacerlo girar tomando como eje el cabezal del cuadro, sin cambiar las manos de lugar. 5.- Una vez observado el panal, para dar mayor espacio y comodidad al trabajo, lo colocamos dentro del cajón que se dispuso al lado de la colmena. Este cajón bien puede ser un nuclero vacío. 6.- Cuando retiramos los cuadros que quedaron dentro de la colmena, debemos observar como en los anteriores lo siguiente: - Población adulta existente. - Población de zánganos. - Celdas de reinas o reales. - Celdas de zánganos. - Existencia de postura (presencia de reina). - Cría de obreras. - Cría de reinas. - Reservas de miel y cantidad de la misma. - Reservas de polen. - Estado de los panales. - Estado sanitario de la cría. - Estado sanitario de los adultos. - Presencia de polillas. - Presencia de enfermedades o plagas. - Existencia de hormigas u otros enemigos. 7.- Luego de revisar los cuadros, éstos se ubicarán nuevamente dentro de la colmena en el mismo orden en que se encontraban antes de efectuar la revisación. Cuando hablamos de colonias, no nos referimos solamente a los individuos adultos que la habitan, sino también a sus crías y provisiones. Es necesario que exista una proporción relativa entre individuos, crías y provisiones, las que varían según la época del año. Por ejemplo, es normal que una colonia tenga unos 2.000 zánganos en primavera o verano, pero no lo es para el otoño o invierno, pues de ser así, algo anda muy mal en la colonia. Se estima que una colonia consume alrededor de 20 litros de agua, 30 kilogramos de polen y 70 a 80 kilogramos de miel al año. Para que las abejas nodrizas puedan producir jalea real, deben consumir mucho polen. Por otra parte, para elaborar la papilla con miel y polen, es indispensable el uso de agua. Para cada celda con cría, es necesario disponer de una celda con miel. Una colonia consume durante el invierno de 8 a 15 kilogramos de miel. Por lo tanto debemos dejar suficientes reservas en el momento de la cosecha. COSECHA Manejo de las colmenas. La cosecha se realiza en verano. Esta estación, debido al gran aporte de néctar, es el momento ideal para colocar cuadros con cera estampada dado que, como las abejas necesitan ubicar la miel, los labran enseguida. Si se coloca la cera con mucha anticipación, puede ocurrir que a veces las abejas la roan, en especial en los bordes.

El lugar más apropiado para ubicar estos cuadros es sobre el nido de cría, y conviene poner seis cuadros en el centro de la segunda alza, con una rejilla excluidora arriba y la reina abajo. Los otros panales deberán estar labrados. También se puede poner cuatro panales nuevos, alternados con otros labrados, o bien colocar un alza entera de cera estampada, sobre un alza en la cual las abejas estén acopiando miel. Si el flujo nectarifero es normal, no se debe escatimar a las abejas el agregado de nuevos cuerpos. Recordemos que el néctar se debe evaporar convenientemente para convertirse en miel. Las abejas suelen distribuirlo en muchas celdas, de esta forma, las tareas de ventilación son más efectivas, pues hay una mayor superficie de evaporación. Uso de rejilla excluidora. Una de las ventajas de la rejilla excluidora, es que la miel puede cosecharse en cualquier momento sin tener que revisar uno por uno los panales, si se separan los que contienen únicamente miel de los que contienen miel y cría. Hay que colocarla no antes de tres o cuatro semanas de la época de cosecha, para facilitar la salida de la cría de obreras y zánganos que pudiera haber en los melarios. No es conveniente hacerlo al comienzo de la temporada cuando se empiezan a agregar alzas. Es necesario esperar a que la fiebre de enjambrazon haya desaparecido o por lo menos disminuido. La forma correcta de colocar la rejilla es ahumar los melarios para que la reina descienda hacia la cámara de cría, y conviene ubicarla sobre la primera de esas cámaras. En la época que aconsejamos, la reina tendrá espacio suficiente para desovar. Un cuadro contiene de 6.000 a 7.000 celdas; si estimamos la postura máxima de la reina en unos 1.500 huevos, quiere decir que en una cámara standard habrá lugar necesario. Al entrar la colmena en la invernada, las abejas habrán llenado con miel la segunda alza, es decir la que está inmediatamente encima de la cámara de cría. Ello sin duda constituye una buena provisión de miel para el invierno. Es indudable que, ubicar a la reina y mandarla abajo como se dice no es tan fácil y a veces se pierde un tiempo muy valioso. Desde el punto de vista económico no resulta redituable. En EEUU es común utilizar como método la tabla repelente, impregnada con ácido fénico o aldehído benzoico. En Argentina este sistema aún no esta generalizado, si bien es cierto que la tabla se usa durante la cosecha. De todos modos existe el riesgo de que la reina quede sobre la rejilla y entonces habremos gastado tiempo y esfuerzo. Insistimos una vez más: En zonas de rindes medianos es conveniente usar la rejilla para no tropezar con dificultades durante la cosecha. En zonas de grandes rindes se puede prescindir de la misma porque, además, al haber gran entrada de néctar, las propias abejas se encargan de hacer descender a la reina, bloqueando con miel la cámara de cría. Cosecha. Tan pronto se corta la secreción de néctar y los panales están llenos de miel, se hace imperioso retirarlos de la colmena y extraer la miel. La razón para proceder así es que si transcurre mucho tiempo entre el operculado de los panales y la extracción, se corre el riesgo de que la miel cristalice en los panales y luego resulte sumamente difícil retirarla. Desde muy antiguo existe la costumbre entre los apicultores de sacar de la colmena para la cosecha solo los panales operculados en sus 3/4 partes, pues de lo contrario se estaría en presencia de lo que se denomina miel verde, con un contenido acuoso de más del 18%, que es muy propensa a fermentar. Existe en la actualidad una tendencia cada vez más acentuada a no esperar que los panales estén operculados para retirarlos y cosecharlos. También es posible hacer una prueba con los panales semi-operculados, que consiste en barrer las abejas que cubren el marco y tomando éste firmemente con ambas manos, someterlo aun movimiento brusco hacia abajo y al sesgo. Si de las celdas no operculadas no se desprende miel, es señal de que está madura. O bien utilizar un refractómetro, se pueden tomar muestras y luego determinar con toda exactitud el contenido de humedad de la miel.

Forma de retirar la alzas. Existen muchos métodos para retirar las alzas o melarios de las colmenas, aunque esto sigue siendo uno de los trabajos apícolas más complicados. Uno de los métodos más antiguos, todavía en uso, consiste en ahumar el alza, sacudir y cepillar las abejas adheridas. Otro método, también vigente, es la utilización del escape Porter, inventado en 1891 y que en su momento resultó de suma utilidad. Uno de sus mayores inconvenientes es el de requerir un doble manipuleo: primero para colocarlo y luego al efectuar la cosecha en sí. Además, las abejas lo propolizan y con temperaturas elevadas puede ser motivo de riesgos ante el posible bloqueo de los pases. Los métodos más modernos para desabejar alzas consisten en la utilización de sustancias químicas, como ácido fénico y el ácido carbólico, si bien se trata de productos cuyo uso para esos fines se prohibió en algunos países. El benzaldehido, (esencia de almendras amargas), es un buen repelente y se utiliza en gran escala. Otro método más reciente incorpora el aire comprimido mediante compresores -mochilas de reducidas dimensiones y de gran caudal de aire. En Argentina está muy difundido el uso del ácido fénico, que se utiliza impregnado en una tabla acolchada, de dimensiones aproximadas a las de la parte interior del techo de las colmenas, que es donde irá colocada. Es muy conveniente cubrir la tabla con una chapa pintada de negro para que absorba los rayos del sol y aumente la temperatura, de modo de favorecer el desprendimiento de los vapores del ácido, que actuará como repelente. Conviene disponer de varios tableros, para ir ubicándolos antes sobre las alzas, para dar tiempo a que se desprendan los vapores. El ácido se debe utilizar en solución al 60%, para lo cual se le puede agregar alcohol fino, de quemar o agua. Hay que tener la precaución de no mojar demasiado el paño, sino simplemente humedecerlo, porque el exceso de líquido podría caer sobre los cabezales y contaminar la miel. Cuando las colmenas tiene varias alzas y mucha población, conviene extraerles previamente la rejilla excluidora, si está colocada, para facilitar la salida de las abejas. Si el repelente elegido es el benzaldehido, se procede de la misma forma que con el ácido fénico; la ventaja sobre éste es que se puede utilizar también en días nublados. En el caso de poseer pocas colmenas, es aconsejable usar el escape Porter; se coloca en el orificio que trae la entretapa. Se puede utilizar escapes de ocho o diez pases. La entretapa con el escape se coloca debajo del alza que se quiere retirar. Al cabo de 24 a 36 hs. las abejas se habrán retirado. Cualquiera sea el método elegido para desabejar, hay que mantenerse atento ante un eventual pillaje, puesto que en el momento de la cosecha, el néctar prácticamente desapareció de los campos y las abejas se sienten muy inquietas y agresivas, comportamiento que perdura durante un tiempo, antes de acostumbrarse a la nueva situación. Durante las tareas de retiro de los melarios, todas las precauciones tomadas quizás no sean suficientes para poder trabajar con la tranquilidad necesaria. Las alzas retiradas deben cubrirse enseguida con entretapas o bolsas de plástico, y se extremarán los cuidados para evitar que trozos de panales queden cerca de las colmenas. LA CERA Propiedades de la cera. La cera de abejas es un ácido graso compuesto básicamente de ácido cerótico, con pequeñas inclusiones de ácido palmítico. Funde normalmente entre 62 y 65 grados C, solidifica entre 31 y 33 grados. Posee un peso específico que oscila entre 0,960 y 0,971. Es soluble en esencia de trementina, bencina, éter y algunos otros solventes orgánicos. Recién producida la cera es blanca o levemente ambarina pálida. Cuando el panal céreo permanece varios años en la colmena, su color se hace cada vez más oscuro.

Los residuos de las ninfas quedan adheridos, en forma de película de capas acumulativas, en las paredes internas de las celdas. Estas se vuelven de manera más oscuras y más estrechas. Por tal razón se debe renovar la obra cérea de la cámara de cría cada 3 o 4 años. En la práctica conviene que el apicultor refunda anualmente una tercera parte de los panales de sus colmenas. Esta será, la fuente principal de cera. Extracción de la cera. Las fuentes de cera son: - Panales viejos. - Panales mal construidos. - Panales con exceso de celdas zanganeras. - Celdas reales eliminadas. - Material proveniente del desoperculado de panales cosechados. Cada apicultor debe disponer de un recipiente de cierre hermético (protegido de la polilla) donde se recolectarán los restos céreos. Para derretir una pequeña cantidad de cera, proveniente de panales o de restos céreos, se recurre a los extractores solares. Se trata de cajón de escasa profundidad, con capacidad para uno o varios panales, cuya tapa superior lo constituye un vidrio doble. Este cajón, con los panales depositados en su interior, se coloca en posición inclinada, para permitir la incidencia de los rayos solares en forma vertical. De esta manera se supera los 100 C dentro del cajón, derritiéndose lentamente el panal. Naturalmente, se trata de un método rudimentario, de resultados mediocres, pero suficiente para un pequeño colmenar. Para derretir la cera proveniente de panales viejos, muchos apicultores recurren simplemente a la acción del agua caliente, extrayendo la cera que flota sobre el agua con un cucharón. Para poder vender la cera producida, conviene fabricar con ella panes o tortas, lo que se consigue fácilmente volcando el material fundido dentro de moldes especiales. Estos no deben ser de hierro, porque la cera, en contacto con dicho metal, se torna grisácea. Otros productos El propóleo El propóleo es una goma que las abejas recogen de diversas plantas, especialmente de los botones o brotes que producen algún tipo de sustancia pegajosa. Las abejas no depositan propóleos dentro de las celdas del panal, sino que lo aplican directamente en algún lugar de la colmena. Recién recogido, tiene una consistencia blanda, casi líquida. Se lo puede encontrar en cualquier parte de la colmena, pero especialmente en el sitio donde la tapa cierra con el cuerpo de la colmena y en los extremos de los cuadros; a menudo llenando por completo los espacios entre las puntas de los cabezales y las paredes delanteras y trasera de la colmena. Tal como se lo halla en la colmena, su color varía entre amarillo y castaño-rojizo oscuro, de consistencia similar a la brea. Su aroma asemeja al de los brotes del bálsamo de Judea. Su punto de fusión es cercano a los 65 grados C. Es levemente soluble en alcohol, menos en trementina, pero se disuelve fácilmente en éter o cloroformo Hasta la fecha se describieron 17 sustancias químicas presentes en el propóleo. Los investigadores europeos hablan de las propiedades asombrosamente eficaces del propóleo (su intensa actividad antibiótica contra las bacterias) que se han demostraron en forma científica por la investigación, que respalda de esta manera, su aplicación en la medicina humana y veterinaria (afecciones cutáneas, desinfección y granulación de heridas, disfunciones de la tiroides). Ha ganado un gran mercado en los últimos años, vale la pena recolectarlo ya que se vende a buen precio. Debe conservarse en pedacitos tal como se obtiene por raspado de los excluidores de reina, marcos y cuerpos de colmenas y no darles forma de pelota, ya que esto no es aceptado por el comprador normal.

El polen Las anteras de las flores se componen de cuatro sacos que contienen numerosos gránulos, como de polvo, llamados microsporas o polen. Este es un alimento sumamente nutritivo, el cual ingieren con avidez numerosos insectos, y las abejas lo cosechan para usarlo como alimento para las crías. El grano de polen está protegido por dos capas o paredes, dentro de las cuales numerosos gránulos flotan en un medio semilíquido. Estos materiales contenidos en el grano de polen constituyen un alimento completo, compuesto por proteínas, sustancias ricas en nitrógeno, azufre y fósforo, almidón, aceite y azúcares. Por ello el polen ofrece, en forma fácilmente accesible, una rica variedad de elementos nutritivos para todos los insectos, particularmente los no predadores. Las abejas cosechan el polen de las flores ayudándose con las piezas bucales, sus tres pares de patas y su densa capa pilosa. Todo el polen cosechado es transferido a la corbícula o cesto de polen, ubicadas en el tercer par de patas, y transportado a la colmena, donde se almacena en celdillas. El polen se puede recoger, usando trampas o atrapadores de polen, éstos son instrumento que, de alguna manera, recogen los gránulos de polen de las patas traseras de las pecoreadoras que regresan a la colmena. Las abejas si quieren atravesar la trampa, deben pasar a través de un tejido con aberturas de aproximadamente 0,5 cm. Esta abertura es la mínima que puede atravesar una obrera sin esforzarse en forma excesiva, y buena parte de su carga de polen cae durante el pasaje. Los gránulos desalojados caen dentro de una caja o bandeja recolectora, a través de un tejido de malla algo más apretada. Existen muchos modelos de trampas, pero todos están basados en el mismo principio. Estas trampas deben estar en las colonias solo durante una parte de cada día, o en días alternados, para tener seguridad que va suficiente polen a los panales para proveer el alimento necesario para la colonia. La recolección del polen se realiza diariamente para evitar el enmohecimiento del polen húmedo. Posteriormente debe ser secado y conservado en recipientes herméticos. La jalea real La jalea real se puede definir como el alimento larval, secretado por ciertas glándulas de las abejas obreras y que, depositado en las celdas reales, nutre a las larvas de reina durante su desarrollo. Se trata de una sustancia cremosa, de color blanco amarillento, de olor algo acre, y sabor levemente picante. Es bastante rica en vitaminas del grupo B, y contiene cifras elevadas de azúcar, proteínas y determinados ácidos orgánicos A pesar de su tenor elevado de humedad, es muy resistente a la acción de bacterias, hongos y levaduras. Pero su cualidad más notable, al servir de alimento a una larva en desarrollo, radica en su capacidad de producir las profundas transformaciones morfológicas y fisiológicas inherentes a la formación de una reina perfecta. A este hecho se debe, en gran parte, el interés considerable que despierta la jalea real. La producción de jalea real implica un proceso muy especializado y exige un conocimiento a fondo de las abejas y de su comportamiento. Este proceso consiste básicamente en el mantenimiento de colmenas denominadas criadoras o dadoras, de las cuales se van a obtener larvas de obreras de 18 a 24 hs de edad. Estas larvas se transfieren de la celda de obrera a una serie de cupulitas artificiales (bases artificiales para celdas reales), montadas sobres tres listones colocados en un cuadro común. Inmediatamente son llevadas a las colmenas criadoras y acondicionadas convenientemente. Luego de tres días se llevan los cuadros al laboratorio, donde se abren las celdas reales, y previa extracción de la larva se cosecha la jalea real. La jalea real recién cosechada debe filtrarse para eliminar las partículas de cera que suelen contener, así como las cubiertas que van descartando las larvas a medida que crecen. Luego se envasa directamente en recipientes de vidrio, que se llenan bien y se tapan en forma hermética. La jalea real debe enfriarse lo más pronto posible después de extraerla. Puede conservarse durante un año a una temperatura cercana a 1 C. Si sufrió un proceso de deshidratación al vacío, se puede conservar durante varios años, aparentemente sin mayor deterioro de sus efectos biológicos. Mantenida a la temperatura ambiente, la jalea real se deteriora con rapidez.