MIL ESPECIES EN VÍAS DE EXTINCIÓN SOBRE FONDO DE GOLONDRINAS EDUARDO CORTILS ( Fotografías ) GALERÍA BAMBARA Fotoencuentros 2007 Del 15 de enero al 3 de marzo de 2007
A modo de breve autobiografía al hilo de Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas Desde principios de los años setenta salgo a caminar a la montaña, estuarios, estepas y costas de forma regular. En estas largas jornadas es frecuente la observación de animales y especies vegetales, también de paisaje desde un punto de vista más complejo que el mero emocional. A mediados de los ochenta hice recuentos, censos y anillado de aves en toda la península, desarrollando como experiencia un profundo sentido orgánico al que nutrí de una visión tanto poética como plástica con mis crecientes trabajos de arte, ya hacia principios de los noventa. Nunca había tratado hasta hoy en mi obra al animal como tema, quizá sí como contenido, por pensar que el drama humano en auge de las últimas décadas es más importante, más urgente, más cercano. Pero aportar yo hoy esta obra de Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas es, en sentido estricto, la conciencia de que el origen del problema es el mismo y por tanto la forma de abordarlo no puede ser diferente. Es decir, como constatación de la destructiva relación del hombre con lo que le rodea, incluidos sus semejantes. Eduardo Cortils
Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas Eduardo Cortils
01 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 50 x 36 cm.
02 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 50 x 36 cm.
03 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 50 x 36 cm.
04 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 50 x 36 cm.
Delicados archivos de una catástrofe Pretender un 'habitar armonioso' puede desvelar la nostalgia del paraíso perdido o el intento de construcción de un futuro mejor, sobre todo cuando contemplamos la destrucción del paisaje conocido. Esta denuncia puede cobrar diferentes formas, pensemos, por ejemplo, en Baltazar Torres o en Eva Lootz, quienes han elaborado obras encaminadas a concienciar y activar procesoss que eviten la catástrofe de un entorno en peligro. En un mundo de naturalezas olvidadas y de falsos progresos, Eduardo Cortils recoge preocupaciones ecológicas, volviendo a una práctica archivística que cultivó en los años ocheta y que completa con ese tono poético común en sus piezas, que juegan a apropiarse y recrear una realidad que puede desaparecer, como denuncia la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), preocupada por la biodiversidad, ya que más de 12.000 especies pueden extinguirse en breve. Esta alarmante enciclopedia que aumenta antes de ser completada y defendida, se manifiesta en la propia obra de Cortils como un particular mal d'archive, en el que siguendo o no a Derrida, todo se vuelve nueva interpretación y un texto interminable a riesgo de caer en el abismo del delirio cuantitativo, un desbordamiento de enumeraciones que no responde más que a una situación sobrepasada. Ya no son las relaciones finitas de un sistema dado, a lo Sol LeWitt, sino la macabra cifra que se vuelve texto sobre fondo paisajístico. Es el elemneto textual el que establece un aire de familia con otras obras fotográficas en las que Cortils suele unir la literatura de la vida al reflejo fotográfico de la misma, simulacro que se vale de la fotografía, y no de otro medio, porque, aun siendo tan sujetiva como cualquier otro lenguaje, funciona para el espectador efectivamente como documento de la realidad, siendo la palabra el testimonio de una pérdida, y ambos recursos la unión de una voluntad crítica.
No obstante, queda lejos el tono de series recientes como Paludes, donde la lírica es un viaje en construcción, casi maravilloso extravío. Ahora no profundiza en la literatura del dolor, porque aquí el problema no es la fractura entre el lenguaje y las cosas, sino más bien entre el hombre, su devastadora e inconsciente forma de habitar, y la naturaleza. Tampoco es un casi-objeto, las fotografías son el propio Cortils y la dimensión escultórica no es necesaria en este caso, pero es un gesto que captura la realidad, sin desaparecer esa idea de apropiación. Palabras e imágenes elaboran el listado de un mundo en extinción, situándose en la estela de la construcción de valores positivos en el horizonte de lo deseable, como es el caso de la sostenibilidad. Aun así, es una propuesta en la que predomina la estetización sobre el mensaje, pero donde la estetización sirve para comunicar un concepto arraigado tras una superficie que no es meramente decorativa, en una comunión de estéticas y éticas, que parte de un dulce encanto para reivindicar la pérdida de cientos de aves. Esta obra, por tanto, es una invitación a pensar nuestro futuro y nuestro entorno, haciéndose inevitable la reflexión sobre el tiempo, porque se vive in tempore, esforzándose la cultura por superar esta in-temperie en la visión de un paraíso que evite la catástrofe, para que en este intento alguna conciencia despierte y no olvidemos la belleza de un mundo de matices que debemos seguir conservando. Pedro Medina
05 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 50 x 36 cm.
06 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 50 x 36 c.
07 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 70 x 50 cm.
08 Mil especies en vías de extinción sobre fondo de golondrinas, 2006. Fotografía en color sobre aluminio. Tiraje 1/3. 50 x 36 cm.
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