Hablan mujeres mayas sobrevivientes: las relaciones de develación de la verdad mediadas por el género en la Guatemala de posguerra Resumen1



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Transcripción:

Hablan mujeres mayas sobrevivientes: las relaciones de develación de la verdad mediadas por el género en la Guatemala de posguerra Alison Crosby and M. Brinton Lykes Resumen 1 Develar la verdad sobre violaciones masivas de los derechos humanos es una construcción sociopolítica y cultural mediada por las relaciones de género. Es también un proceso inherentemente relacional y que requiere de la interacción multidimensional entre el estado y la sociedad civil. Con base en dos años de investigación participativa feminista, en este artículo se explora la significación de procesos de develamiento de la verdad en Guatemala promovidos por sociedad civil, en particular el Tribunal de conciencia de mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado, realizado en 2010. En el ensayo se pretende esclarecer cómo redes de relaciones nacionales y transnacionales, junto con los actos de hablar y los silencios que las mismas generan, informan los procesos de transformación de víctima a sobreviviente, o bien refuerzan o materializan la victimización. Asimismo, se examinan las condiciones bajo las cuales mujeres indígenas cuyas identidades están profundamente situadas en sus comunidades mayas, pueden narrar la verdad fuera de esos contextos, cómo los múltiples espectadores que son receptores de estos procesos se relacionan con el dolor de otras/os y las implicaciones que esto tiene para futuros procesos de develación de la verdad. Profesora Asistente de Estudios de la Mujer, York University, Canadá. Correo: acrosby@yorku.ca Profesora de Psicología Comunitaria/Cultural, Lynch School of Education, Boston College, EEUU. Correo: lykes@bc.edu 1 El original de este artículo fue escrito en inglés y traducido al español por Megan Thomas. Fue publicado por primera vez en el International Journal of Transitional Justice. Véase Alison Crosby y M. Brinton Lykes, Mayan women survivors speak: The gendered relations of truth-telling in postwar Guatemala, International Journal of Transitional Justice, 5 (2011): 456-476. El financiamiento para esta investigación provino del Social Sciences Research Council of Canada (SSHRC) y del International Development Research Centre (IDRC). Esta investigación ha sido aprobada por el Human Participants Review Committee [Comité de Revision en casos de Participación Humana] de la Universidad de York (6 de mayo de 2009) y por el Boston College Institutional Review Board [Consejo Institucional de Revisión] (15 de marzo de 2009). En primer lugar y de manera especial, queremos agradecer a las mujeres sobrevivientes quienes tan generosamente estuvieron dispuestas a trabajar con nosotras, así como a la organización socia de esta investigación, la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, UNAMG, en particular a Brisna Caxaj, Maya Alvarado, Luz Méndez y Jeannette Asencio, nuestros colegas del Equipo de Estudios Comunitarios y Acciones Psicosociales, ECAP, y a Mujeres Transformando el Mundo. Igualmente agradecemos a todas y todos aquellos que, pese a sus múltiples ocupaciones, se tomaron el tiempo para participar en talleres y entrevistas individuales para este proyecto. Al margen del carácter colaborativo de esta investigación, las autoras somos responsables de las ideas que aquí se presentan. Finalmente, agradecemos a Fabienne Doiron, Rachel Hershberg, Erin McDonald y Emily Rosser por su invaluable trabajo como asistentes de investigación, y a Morna Macleod y Jennifer Hyndman por sus contribuciones a un borrador anterior de este trabajo. 1

Introducción Le pido a los que conforman la mesa del Tribunal de Conciencia que nos escuchen, que sólo yo estoy hablando en este momento, pero somos muchas, la mayoría en Guatemala que fuimos sometidas a ese tipo de violencia, lo hicieron constantemente, necesitamos que nos crean, que se publique sobre todo, que se sepa que acá en Guatemala se han cometido graves violaciones a nuestros derechos; como seres humanos, se perdió el respeto por la vida, el respeto por nuestra integridad, porque es lo más sagrado para nosotras. ( ) yo necesito darles a saber a la gente que nos visita, a los que conforman esta mesa, para que escuchen nuestra verdad para que sepan los que nos visitan, los que nos escuchan de que esto fue realmente real, no es un invento y tampoco estábamos buscándolo. Mujer sobreviviente de violencia sexual, Tribunal de Conciencia, marzo de 2010 2 En marzo de 2010 participamos como testigos de honor en el Tribunal de Conciencia para mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado en Guatemala 3 organizado por varias organizaciones de la sociedad civil guatemalteca. 4 Las organizadoras se propusieron dos objetivos clave: crear un espacio público en el cual las mujeres sobrevivientes pudieran relatar sus verdades y ser escuchadas por sus conciudadanos y el estado, y sentar las bases para un caso paradigmático del uso de la violencia sexual como arma de guerra, a ser presentado ante el sistema de justicia de Guatemala. Durante los dos días del evento, ocho mujeres mayas y ladinas testificaron sobre la violencia algunas de ellas por primera vez en un espacio público ante un público de aproximadamente 800 personas que incluía a mujeres sobrevivientes, miembros de la sociedad civil guatemalteca, funcionarios públicos y una muestra representativa de la comunidad internacional. La mayoría de mujeres mayas que estuvieron presentes, incluyendo las cinco que testificaron, han estado organizadas en grupos de apoyo mutuo desde 2003. Poco a poco, con el apoyo de organizaciones de sociedad civil, fueron creando el espacio para hablar 2 Extracto de la transcripción de un testimonio presentado ante el Tribunal de conciencia de mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado, Ciudad de Guatemala, Guatemala, 5 de marzo de 2010. 3 Hemos dado seguimiento a los procesos de nombrar las cosas entre las mujeres con quienes trabajamos y, por lo tanto, pese a nuestra crítica en torno a las limitaciones de una palabra para captar las complejidades de las vidas de estas mujeres, en este artículo utilizamos el término sobreviviente para describirlas. Sin embargo, tomamos nota de la afirmación anónima que describe un programa de intervención para mujeres, citado por Venida S. Chnault en Weaving Strength, Weaving Power: Violence and Abuse against Indigenous Women (Durham, NC: Carolina Academic Press, 2011): Nuestro programa no utiliza los términos de víctima y ni siquiera el de sobrevivientes de violencia y abuso. No somos víctimas ni sobrevivientes, sino simplemente mujeres que hemos tenido esta experiencia y la estamos superando (59). 4 Véase Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, Tribunal de conciencia, en http://unamg.org/v1/tribunal-de-conciencia (accesado el 7 de julio de 2011) 2

sobre lo que les ocurrió. Durante el Tribunal hablaron detrás de una cortina, ocultas a la vista del público, a manera de mantener en reserva su identidad. Esto se consideró necesario debido a que como mujeres indígenas, experimentan condiciones de vida sumamente precarias en una sociedad estructurada a través de la opresión colonial racializada. La impunidad por los crímenes del pasado y del presente sigue siendo generalizada, acentuadamente en el caso de delitos de género. 5 Las mujeres mayas sobrevivientes suelen convivir en la misma comunidad con sus agresores y, por ende, tienen motivos de sobra para temer por su seguridad. 6 Pese a ello, llegaron al Tribunal a relatar sus verdades, a buscar justicia y a procurar el reconocimiento social de la violación de sus derechos humanos. En este artículo pretendemos visibilizar el importante papel que jugaron varias organizaciones de mujeres y de sobrevivientes que ocupan puestos de liderazgo en la sociedad civil guatemalteca. Ante la enraizada impunidad y la débil voluntad política y capacidad estatal para enfrentarla, estas organizaciones vienen insistiendo en la rendición de cuentas por las masivas violaciones de derechos humanos. Es en este contexto que resaltamos el significado del Tribunal de Conciencia como iniciativa innovadora promovida por la sociedad civil para traer al espacio público las hasta ahora irresueltas demandas de mujeres sobrevivientes de violencia sexual en pro del reconocimiento y la reparacióndesagravio. Como argumenta Fiona Ross en el contexto de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sud África, Recordar y narrar el daño no es un acto simple ni neutral. 7 Develar la verdad es una construcción cultural y política necesariamente compleja, atravesada por las relaciones de género y, tal y como argumentamos en este artículo, es también un proceso inherentemente relacional. Cuando narramos o representamos nuestras verdades, lo hacemos inmersas en múltiples y variadas relaciones hacia y con otros/as. De 5 Impunity Watch, Reconociendo el pasado: retos en el combate contra la impunidad en Guatemala (2009); Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos Guatemala, (UDEFEGUA), Informe anual 2010: Agresiones, el precio que debemos pagar: Informe sobre situación de defensoras y defensores de derechos humanos (Diciembre 2010). Se estima una impunidad de 97% en casos de violencia contra la mujer, tal y como lo citan Andrea Diez y K. Herrera, Violencia contra las mujeres (Ciudad de Guatemala: Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala, 2004). 6 Claudia Paz y Paz Bailey, Guatemala: Gender and Reparations for Human Rights Violations, What Happened to the Women? Gender and Reparations for Human Rights Violations, ed. Ruth Rubio Marín (New York: Social Science Research Council, 2006). 7 Fiona C. Ross, Bearing Witness: Women and the Truth and Reconciliation Commission in South Africa (London: Pluto Press, 2003), 162. 3

hecho, el significado mismo de la verdad se constituye mediante estas interacciones dialógicas. 8 Al resaltar esta iniciativa encabezada por la sociedad civil, pretendemos clarificar cómo las redes de relaciones locales, nacionales y transnacionales que conforman la sociedad civil en gran escala, así como los actos discursivos y los silencios que estas redes de relaciones engendran de manera simultánea, informan procesos de transformación de víctima a sobreviviente o (muchas veces sin que sea intencional) refuerzan o materializan la victimización. 9 con sobrevivientes en Perú: Kimberly Theidon argumenta en este sentido a partir de trabajo realizado Es común que a las mujeres se les pida narrar sus experiencias en un lenguaje de vulnerabilidad y degradación sexual. Qué significa narrar tu vida en un lenguaje que de ninguna manera puede hacer justicia a tu historia? 10 En el texto exploraremos las diferentes estrategias adoptadas por mujeres sobrevivientes para contar sus historias en busca de la verdad y la justicia, así como lo que significa para otras y otros recibir estas historias. Específicamente, indagaremos sobre qué significan estas historias de daño sexual para quienes las escuchan y de hecho co-conforman las construcciones de voz de las sobrevivientes por medio de su auto-posicionamiento como observadoras/es de su dolor. En la primera parte de este artículo ubicamos nuestra investigación en el contexto de un creciente cúmulo de trabajos sobre género y develación de la verdad en situaciones posconflicto, así como en los procesos más locales promovidos por la sociedad civil en Guatemala que han sido tan importantes para que algunas mujeres sobrevivientes pudieran romper el silencio y testificar en público en el Tribunal. En la segunda parte del artículo examinamos la presentación pública de la narrativa del daño-perjuicio sexual por medio del Tribunal de Conciencia. Analizamos los dilemas que se enfrentaron en la planificación e implementación de una narrativa pública como ésta, que atravesó e incorporó comunidades nacionales e internacionales cultural y lingüísticamente diversas, por no decir las varias 8 Mikhail Bakhtin, Problems of Dostoevsky s Poetics, editora y traductora Caryl Emerson (Minneapolis, MN: University of Minnesota Press, 1984), 110. 9 Una discusión sobre la sociedad civil como potencial espacio contestatario frente al estado en países latinoamericanos pos-transición democrática, se puede encontrar, entre otros, en Jenny Pearce, Collective Action or Public Participation? Civil Society and the Public Sphere in Post-Transition Latin America, en Exploring Civil Society: Political and Cultural Contexts, ed. Marlies Glasius, David Lewis y Hakan Seckinelgin (London: Routledge, 2004). Un análisis de las dinámicas de género y raza en el trabajo organizativo de la sociedad civil en Guatemala, véase Susan A. Berger, Guatemaltecas: The Women s Movement, 1986 2003 (Austin, TX: University of Texas Press, 2006); Egla J. Martínez Salazar, Guatemalan Mayan Women: Threatened Peace and Citizenship from Below, Canadian Woman Studies 20(3) (2000): 172-175. 10 Kimberly Theidon, Gender in Transition: Common Sense, Women, and War, Journal of Human Rights 6(4) (2007): 473. 4

demandas de las y los múltiples espectadores. Luego examinamos el espacio social de la comunidad en que viven las mujeres mayas sobrevivientes, donde develar la verdad sobre el daño-perjuicio sexual no suele ser ni posible ni permisible. Concluimos con algunas reflexiones sobre, si fuera el caso, cómo los espectadores, convertidos en receptores de los procesos de develación de la verdad incluyéndonos a nosotras como investigadoras podemos o debemos relacionarnos con el dolor de las otras y lo que ello significa para futuros procesos de develación de la verdad atravesada por las relaciones de género. 11 En el artículo se utiliza información generada durante los dos primeros años de un proyecto multianual de investigación-acción participativa (IAP) feminista diseñado en colaboración con la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, UNAMG, una de las organizadoras del Tribunal. Aunque ambas autoras hemos trabajado en Guatemala durante muchos años, fue hasta en 2007 que nos juntamos para colaborar en un proceso transnacional de acción-reflexión en apoyo a mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante las guerras en Guatemala, Perú y Colombia, así como en apoyo a las y los abogados, psicólogos, activistas comunitarias y feministas que trabajan con ellas. La colaboración entre nosotras derivó en nuestra asociación con UNAMG. 12 Basamos nuestra investigación en el trabajo realizado por UNAMG entre 2003 y 2008 con mujeres mayas sobrevivientes, implementado como parte del Consorcio Actoras de Cambio. Reflexionamos a partir de historias orales recopiladas previamente a manera de evitar pedirle a las mujeres que una vez más vuelvan a contar sus historial de daño. IAP es un recurso metodológico mediante el cual personas de afuera como lo es nuestro caso acompañan a las y los de adentro es decir, co-investigadores que incluyen a sobrevivientes, activistas y otros en procesos diseñados para realzar las capacidades de conciencia crítica y liderazgo por medio de colaboraciones compartidas, y para iniciar acciones colectivas enfocadas a mejorar las condiciones de vida de las co-investigadoras a manera de contribuir al logro de una sociedad más justa y equitativa. 13 Un proceso IAP feminista de acompañamiento centra el enfoque de género como herramienta analítica y localiza la temática o problema social identificado en un 11 Susan Sontag, Regarding the Pain of Others (New York: Picador, 2003). 12 Véase Alison Crosby, Anatomy of a Workshop: Women s Struggles for Transformative Participation in Latin America, Feminism & Psychology 19(3) (2009): 343-353; M. Brinton Lykes y María Luisa Cabrera Pérez Armiñan, Compartir la memoria colectiva: Acompañamiento psciosocial y justicia integral para mujeres víctimas de violencia sexual en conflictos armados (Ciudad de Guatemala: PCS-Consejería en Proyectos, 2007). 13 Peter Reason y Hilary Bradbury, ed., The SAGE Handbook of Action Research: Participative Inquiry and Practice, 2 nd ed. (London: Sage Publications, 2008); ed. Peter Park et al., Voices of Change: Participatory Research in the United States and Canada (Westport, CT: Bergin and Garvey, 1993); Jean M. Bartunek y Meryl Reis Louis, Insider/Outsider Team Research (London: Sage Publications, 1996). 5

análisis interseccional, visibilizando el poderoso entrelazamiento del género, la raza y la clase social que de manera profunda informan y restringen las acciones implementadas. 14 El equipo de investigación consiste en nosotras dos, el personal de UNAMG que trabaja en investigación y/o con mujeres sobrevivientes, promotoras indígenas y estudiantes de posgrado de nuestras respectivas universidades. Este proyecto IAP feminista ha incluido la facilitación de talleres participativos con el uso de técnicas creativas dibujo, dramatización, narrativa creativa con abogadas, psicólogas, intérpretes y algunas sobrevivientes. Hemos venido documentando y analizando estos talleres creativos y UNAMG continúa facilitando trabajo con 54 mujeres sobrevivientes organizadas en grupos en tres regiones del país. 15 A lo largo de los dos últimos años, mucho de este trabajo se ha enfocado en la preparación, implementación y seguimientos para el Tribunal de Conciencia; todo ello, junto con nuestras observaciones y entrevistas con participantes en el Tribunal, constituye nuestra fuente principal de información para este artículo. 16 Situando la develación de la verdad en las postrimerías de graves violaciones de los derechos de las mujeres La historia de los más de cinco siglos de vida colonial en Guatemala está marcada por el despojo y la violencia contra la mayoría indígena y por la preservación de la riqueza y los intereses de las élites. La colonización trastornó el modo de vida indígena y limitó su acceso a la tierra y al trabajo productivo, sometiendo la población indígena a la migración estacional y a condiciones de trabajo esclavizantes, afectando a la familia entera. 17 Esta historia de racismo 14 M. Brinton Lykes y Rachel Hershberg, Participatory Action Research and Feminisms: Social Inequalities and Transformative Praxis, en Handbook of Feminist Research: Theory and Praxis, 2 nd ed., ed. Sharlene Nagy Hesse-Biber (London: Sage Publications, a ser publicado próximamente). 15 También estamos documentando las etapas iniciales de un caso colectivo sobre la violencia sexual como arma de guerra, a ser presentado ante un juzgado en Guatemala, así como una demanda colectiva para solicitar reparación ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ambos procesos están siendo liderados por el colectivo de abogadas feministas Mujeres transformando el mundo, en colaboración con UNAMG y ECAP. 16 A no ser que se indique otra cosa, todas las citas directas han sido tomadas de las transcripciones de entrevistas, grupos focales y talleres participativos realizado como parte del proceso del IAP o del Tribunal. A manera de proteger la confidencialidad, no hemos incluido los nombres de quienes accedieron a ser entrevistadas. Algunas citas provienen de originales en español, mismos que en ocasiones son traducciones desde un idioma Maya, mientras que otras han sido traducidas por Megan Thomas desde el original en inglés. En el contexto del Tribunal denominamos a las mujeres sobrevivientes como declarantes, y a quienes jugaron papeles activos como jueces, fiscales, testigos de honor y peritos los hemos denominado como participantes para diferenciarlos del público en general. 17 Jim Handy, Gift of the Devil: A History of Guatemala (Boston, MA: South End Press, 1985). 6

estructural es también una historia profundamente marcada por género y sexo, pues las mujeres indígenas han experimentado formas particulares de violencia y exclusión. La violencia de género racializada se extendió hasta el Siglo XX, culminando en una guerra de 36 años que finalizó en 1996, durante la cual la violencia sexual se ejerció como herramienta de genocidio. 18 Las mujeres mayas fueron consideradas como progenitoras de futuros guerrilleros y futuros indígenas rebeldes y con frecuencia se cometieron violaciones sexuales masivas previo a masacrar a la población de aldeas indígenas. 19 Aunque en su mayoría no fueron relatadas por las víctimas mismas, algunas historias de actos de violencia cometidos contra mujeres mayas en Guatemala fueron relatadas por informantes (en su mayoría varones) en los informes del proyecto Recuperación de la Memoria Histórica, REMHI, implementado por la Iglesia Católica, y por la Comisión de Esclarecimiento Histórico, CEH, auspiciada por la ONU; ambos informes se publicaron menos de tres años después de la firma de la paz en 1996. 20 Sin embargo, aunque tanto el informe de REMHI como el de la CEH señalaron la violencia dirigida específicamente contra las mujeres, la violación sexual en particular, el nivel y los alcances de las formas de violencia de género fueron severamente sub-reportadas y sub-examinadas. En este sentido, los procesos guatemaltecos de develación de la verdad no fueron la excepción. Las mujeres han sido mayoritarias entre quienes han brindado su testimonio a las 40 o más comisiones que se han constituido en la última mitad del Siglo XX y primeros años del Siglo XI para documentar violaciones masivas a los derechos humanos, incluyendo las de Sudáfrica y Perú. Un entendimiento común prevaleciente entre quienes diseñan estos procesos, así como entre quienes los analizan, es que las mujeres no hablan y que por ello se hace necesario construir espacios que permiten que las mujeres hablen (por ejemplo, las audiencias para mujeres organizadas por las Comisiones de Verdad y Reconciliación en Sudáfrica y Perú.) 21 Cuando hablan, las mujeres tienden a no hablar sobre lo que les sucedió a 18 Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), Guatemala: Memoria del silencio (Tz inil Na Tab Al) (1999). 19 Irma Alicia Velásquez Nimatuj, Primer Tribunal de Conciencia contra la Violencia Sexual hacia las mujeres durante el conflicto armado interno: Peritaje cultural (informe de peritaje al Tribunal de Conciencia, Ciudad de Guatemala, 5 de marzo de 2010). 20 Recovery of Historical Memory Project (REMHI), Nunca Más: Informe del Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica (1998); CEH, supra n 18. Para un análisis de cómo la violencia de género y racializada se refleja en estos informes, véase Catherine Nolin Hanlon y Finola Shankar, Gendered Spaces of Terror and Assault: The Testimonio of REMHI and the Commission for Historical Clarification in Guatemala, Gender, Place & Culture 7(3) (2000): 265-286. 21 Ross, supra n 7; Theidon, supra n 10. Para una perspectiva general sobre comisiones de la verdad, véase Priscilla B. Hayner, Unspeakable Truths: Transitional Justice and the Challenge of Truth Commissions, 2nda ed. (New York: Routledge, 2011). 7

ellas sino más bien lo que le sucedió a sus familias, sus maridos, sus hijos y sus comunidades, o sobre la destrucción de sus casas, cosechas y animales. 22 Aún en aquellos casos en que se ha resaltado la violencia sexual, como se hizo en Guatemala, Sudáfrica y Perú, las mujeres tienden a no hablar sobre ello en primera persona. 23 Se ha sugerido que la causa de este silenciamiento puede ser la vergüenza, tanto personal como para la familia y/o la comunidad. Adicionalmente, muchos contextos de posguerra están dominados por la impunidad y, es más, la amnistía suele ser una pre-condición para dar paso a la constitución de comisiones de la verdad. Este fue el caso en Guatemala, donde los perpetradores y beneficiarios de la violencia de género durante la guerra siguen siendo vecinos de sus víctimas en las comunidades rurales y mantienen sus posiciones de poder en la vida política, económica y social, contribuyendo así a silenciar las historias de las mujeres. 24 Los procesos de develación de la verdad en que la documentación depende de testimonios personales de sobrevivientes directa o indirectamente afectados por las violaciones bajo consideración, tienden a estar enmarcados en el lenguaje liberal de los derechos humanos y enfatizan la experiencia del daño individualizado, particularmente en el caso del daño físico. También enfocan este daño como un evento particular en vez de entenderlo como parte de las relaciones estructurales de poder que configuran e informan la construcción de una sujeto en su contexto social. 25 Este discurso basado en derechos está enraizado en el supuesto, como lo indica Ross, de que la violación necesariamente produce víctimas y es una relación de género. 26 La violencia produce víctimas mujeres, y el supuesto subyacente es que las víctimas son de género femenino, que todas las mujeres son iguales y que en el marco individualizado de la violación de derechos y del daño corporal, el daño que experimentaron fue la violencia sexual. Así, el daño sexual se convierte en el rostro de género de la guerra. Como dice Ross al referirse a la Comisión de la Verdad de Sudáfrica, El énfasis en la diferencia sexual y el daño obscureció la diversidad de identidades, actividades y experiencias. El efecto de esencializar de esta manera el sufrimiento y el género consiste en desplazar las interrogantes sobre resistencia, clase, raza, edad y diferencia cultural en la conformación de los sujetos del apartheid y su reconstitución en la era pos-apartheid. El énfasis en la similitud de la experiencia 22 Nolin Hanlon y Shankar señalan que en el proceso de la CEH en Guatemala, 48% de los testimonios brindados por mujeres fueron sobre haber sido víctimas directas de la represión, mientras que 52% se enfocaron sobre lo que le sucedió a otros en su comunidad. Nolin Hanlon y Shankar, supra n 20: 268. 23 Ross, supra n 7; Theidon supra n 10. 24 Paz y Paz Bailey, supra n 6. 25 Ross, supra n 7; Theidon, supra n 10; Ratna Kapur, The Tragedy of Victimization Rhetoric: Resurrecting the Native Subject in International/Post-Colonial Feminist Legal Politics, Harvard Human Rights Journal 15(1) (2002): 1-37. 26 Ross, supra n 7: 12. 8

corporal de las mujeres sacrifica el entendimiento histórico de la construcción del sujeto. 27 En el contexto guatemalteco, los esencialismos de género y raciales clausuran las experiencias multifacéticas, históricamente concretas, de las mujeres mayas. Es más, este discurso altamente individualista basado en derechos, también es contrario al derecho tradicional indígena, mismo que pese a su práctica heterogénea en las comunidades, ubica las respuestas a la violencia contra las mujeres en la cosmovisión Maya, es decir, en procesos que persiguen re-establecer la armonía comunitaria y el mantenimiento de la estabilidad y el bienestar de la colectividad, misma que incluye no sólo a los seres humanos sino también, más ampliamente, el entorno natural y las deidades. 28 El contexto, la cultura, el lenguaje y las prácticas históricas están profundamente implicadas en las estructuras que dan lugar a la violencia sexual contra las mujeres y son componentes indispensables de los procesos de develación de la verdad y búsqueda de justicia. 29 En los procesos de develación de la verdad pareciera que existe una tensión entre el velo que se corre frente a las dimensiones culturales, históricas y estructurales de género de la violencia, y por otra parte, la hiper-visibilidad otorgada a la experiencia de la violencia sexual. Las dualidades de oclusión e hiper-visibilidad contribuyen a mantener la representación monolítica de las mujeres y, particularmente de las mujeres racializadas, como víctimas. 30 El creciente enfoque sobre daño sexual en los procesos de develación de la verdad también se ha evidenciado en otros mecanismos de justicia transicional, en parte como resultado de esfuerzos por parte de activistas feministas por concientizar en torno a la violencia sexual como arma de guerra y para poner fin a las flagrantes violaciones de los derechos de las mujeres, revertir la injusticia y reparar el daño. Dicho activismo ha dado lugar a la incorporación de la violencia sexual como delito contra la humanidad en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), y a la persecución de este delito en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR). La violencia sexual también se introdujo en las Resoluciones 1325 y 1820 del Consejo de Seguridad de la 27 Ibid. 28 Grupo de Mujeres Mayas Kaqla, La palabra y el sentir de las mujeres mayas de Kaqla (2004); Grupo de Mujeres Mayas Kaqla, Mujeres Mayas: Universo y vida: Kinojib al Qati t (Guatemala: Iximulew, 2009). 29 Jan Arno Hessbruegge y Carlos Fredy Ochoa García, Mayan Law in Post-Conflict Guatemala (2004), http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_norm/---normes/documents/event/wcms_084059.pdf (accesado el 7 de julio de 2011). 30 Kapur, supra n 25. 9

ONU. 31 Es así como la violencia sexual se ha colocado firmemente en los regímenes de justicia transicional y de los derechos humanos internacionalmente reconocidos. Ante la falta de acceso a los mecanismos judiciales formales, o bien como respuesta a la percepción de debilidad de dichos mecanismos, organizaciones no-gubernamentales (ONGs), grupos de mujeres y activistas indígenas también se han involucrado en una gama de foros o tribunales populares locales, nacionales e internacionales, mediante los cuales acompañan a sobrevivientes para narrar sus historias y buscar la verdad y la justicia. Algunos ubican el inicio de estos tribunales populares en el Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra en la Guerra de Vietnam organizado por Bertrand Russell en 1966. 32 En 1979, la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos instituyó el Tribunal Permanente de los Pueblos, uno de los primeros tribunales de este tipo y que continúa organizando audiencias en torno a una diversidad de conflictos. A lo largo de los últimos 20 años se ha incrementado el número de tribunales populares con un enfoque particular de género y/o perspectiva feminista. El Taller Internacional apoya Tribunales de Mujeres organizados por ONGs en África, Asia, el mundo Árabe, la región del Mediterráneo y América Latina, que buscan abrir espacios donde las mujeres puedan relatar sus historias sobre violaciones específicas, pero también sobre la confluencia de opresiones estructurales por razones de raza, género, sexualidad y clase social que sustentan y generan la violencia de género y otras violaciones a los derechos de las mujeres. Mujeres en posiciones de liderazgo nacional e internacional suelen ser jueces y promotoras de estos tribunales, rindiendo veredictos con base en los testimonios presentados y demandando a los estados que promulguen iniciativas con fuerza de ley para reducir o poner fin a la opresión de las mujeres. 33 El tribunal que más directamente inspiró el Tribunal de Conciencia en Guatemala fue el Tribunal Internacional de Mujeres sobre Crímenes de Guerra para el Enjuiciamiento de la 31 Los Artículos 7 y 8 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional definen la violencia sexual como un crimen contra la humanidad y como crimen de guerra, respectivamente. La Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las mujeres, la paz y la seguridad, fue aprobada en el año 2000; la Resolución 1820 se enfoca específicamente en la temática de violencia sexual en situaciones de conflicto y posconflicto, y fue aprobada en 2008. Para un análisis de la persecución penal de la violación sexual en el TPIY, véase Julie Mertus, Shouting from the Bottom of the Well: The Impact of International Trials for Wartime Rape on Women s Agency, International Feminist Journal of Politics 6(1) (2004): 110-128. Para un análisis sobre el mismo tema en el TPIR, véase Binaifer Nowrojee, Your Justice Is Too Slow : Will the ICTR Fail Rwanda s Rape Victims? (Ginebra: UN Research Institute for Social Development/Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD), 2005). 32 Fleming Terrell, Unofficial Accountability: A proposal for the Permanent Women s Tribunal on Sexual Violence in Armed Conflict, Texas Journal of Women in the Law 15 (2005): 107-145. 33 En El Taller Internacional, http://www.eltaller.org. se describe su rol en muchos de estos tribunales. 10

Esclavitud Sexual a manos del Ejército Japonés que se realizó en Tokio del 8 al 12 de diciembre de 2000 y cuyo veredicto final se entregó en La Haya un año más tarde. El Tribunal de Tokio so conformó para juzgar la violencia sexual militar de Japón, en particular la esclavización de mujeres de confort militar, para llevar a los responsables ante la justicia y poner fin a la persistente impunidad por la violencia sexual contra las mujeres durante la guerra. En su veredicto preliminar, el Tribunal declaró culpable al Emperador Hirohito y responsabilizó a Japón por delitos de violación y esclavitud sexual que el Tribunal consideró como crímenes contra la humanidad. 34 La idea del Tribunal en Guatemala se originó cuando una de las fundadoras del Consorcio Actoras de Cambio participó en el Tribunal de Tokio. Es más, una activista impulsora del Tribunal de Tokio fue parte del panel de jueces del Tribunal de Conciencia. Estos tribunales populares reflejan entes internacionales o estatales más formales. Se brindan testimonios públicos, abogados interrogan y se rinden veredictos. Aunque los veredictos no tienen peso de ley, sientan un precedente público sobre el pasado y, en algunos casos, crean oportunidades para que las sobrevivientes encaren a sus agresores si bien en ambientes sumamente controlados quienes comparecen y reconocen su culpabilidad. En condiciones de una gran cantidad de agresores o por prácticas culturales diversas en el país, en algunos contextos comunidades a nivel local han buscado mecanismos de justicia que incorporen prácticas culturales de generaciones previas. La práctica más conocida de este tipo es gacaca, una forma de justicia local o comunitaria propia de Ruanda, donde el genocidio desplazó a aproximadamente 1.7 millones de Hutus y dejó 400,000 viudas, 500,000 huérfanos y 130,000 presos por sospecha de haber cometido actos de genocidio. 35 Probablemente nunca se conocerán los datos exactos, pero algunos estiman que: casi todas las niñas y mujeres sobrevivientes del genocidio fueron 'víctimas directas de violación o de otra forma de violencia sexual, o fueron profundamente afectadas por ello. El Relator Especial de Naciones Unidas para 34 Para una descripción del Tribunal de Tokio, véase, Violence Against Women in War Network Japan, The Women's International War Crimes Tribunal on Japan's Military Sexual Slavery, http://www1.jca.apc.org/vaww-net-japan/english/womenstribunal2000/whatstribunal.html (accesado el 7 de julio de 2011). Véase también Hyunah Yang, Finding the Map of Memory : Testimony of the Japanese Military Sexual Slavery Survivors, Positions: East Asia Cultures Critique 16(1) (2008): 79-107. Otro ejemplo de un tribunal de mujeres es el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres de Birmania auspiciado por la Iniciativa de Mujeres Premio Nobel y la Liga de Mujeres de Birmania, el 2 de marzo de 2010 en la Ciudad de Nueva York. Una reseña más general sobre los tribunales populares y la justicia de género se puede encontrar en Christine Chinkin, Peoples Tribunals: Legitimate or Rough Justice? Windsor Yearbook of Access to Justice 24(2) (2006): 201-220. 35 Alana E. Tiemessen, After Arusha: Gacaca Justice in Post-Genocide Rwanda, African Studies Quarterly 8(1) (2004), http://www.africa.ufl.edu/asq/v8/v8i1a4.htm (accesado el 7 de julio de 2011). 11

Ruanda encontró que durante el genocidio, la violación fue la regla y su ausencia, la excepción. 36 En sus formas precoloniales, gacaca se aplicaba para mediar disputas en torno al uso y acceso a la tierra, el ganado, el matrimonio y los daños a la propiedad. En 1996 se aprobó una ley en Ruanda para facilitar la justicia reparadora por medio del sistema gacaca, en un contexto en que agresores y víctimas conviven uno al lado del otro. La ley era compleja en términos de justicia para la mujer y particularmente en casos que involucraban violencia sexual. Las mujeres participaron en gacaca a varios niveles y el gobierno mandató que al menos 30 por ciento de los jueces fueran mujeres a manera de asegurar que las mujeres tuvieran una identidad más allá de la de víctima. Es más, la ley categoriza la violencia sexual como una de las violaciones más serias, es decir, como delito de primera categoría, a la par de la planificación del genocidio. Así, aunque se tomaron algunos testimonio individuales y se recolectaron pruebas en las comunidades a través de gacaca, los procesos se ventilaron en el sistema judicial formal, más lento y de más difícil acceso para las y los sobrevivientes. Si bien se reconoció la seriedad de la violencia sexual, la comunidad local no tuvo participación en las deliberaciones ni en garantizar la rendición de cuentas. 37 Luego de la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala, el movimiento por los derechos Mayas y autoridades comunitarias indígenas trabajaron por la recuperación y revitalización del derecho tradicional indígena, asumiendo esta tarea como parte de los esfuerzos por reconstruir el tejido comunitario desgarrado por la guerra y para dar respuesta a la persistente impunidad racializada en el sistema de justicia formal. 38 Entre estos esfuerzos se incluye la apertura de espacios para abordar la violencia contra las mujeres indígenas, concretamente los altos niveles de violencia doméstica. 39 Adicionalmente, factores que incluyen un mayor acceso a los juzgados locales, el uso de los idiomas indígenas, el nombramiento de algunas mujeres como alcaldes auxiliares en las comunidades y el racismo presente en los mecanismos judiciales formales del estado guatemalteco, están contribuyendo a que cada vez 36 El Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) Gacaca and Transitional Justice in Rwanda, in Progress of the World s Women 2008/2009 (2010). Véase también, Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, Women Building Peace and Preventing Sexual Violence in Conflict-Affected Contexts: A Review of Community-Based Approaches (2007). Se estima que durante el genocidio en Ruanda en 1994 fueron violadas entre 250,000 y 500,000 mujeres. Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), Sexual and Gender-Based Violence in Conflict: A Framework for Prevention and Response (2008). 37 Ibid. Véase también Tiemessen, supra n 35. 38 Rachel Sieder y Morna Macleod, Género, derecho y cosmovisión maya en Guatemala, Desacatos 31 (2009): 51-79. 39 Ibid. 12

más mujeres busquen contar sus historias y busquen justicia a través del derecho tradicional indígena. 40 Mujeres mayas profesionales también han integrado género e identidad Maya en su teoría y práctica, argumentando que los principios Mayas de complementariedad, dualidad y equilibrio son recursos que pueden promover mayor equidad de género. 41 Sin embargo, pese a que han habido avances, es importante notar que la heterogeneidad de las prácticas locales y las estructuras patriarcales de viejo cuño limitan el acceso de las mujeres a los mecanismos de justicia develadores de la verdad, lo cual tiene serias implicaciones para las mujeres, sus familias y sus comunidades. 42 Igualmente significativo es que muchas de estas iniciativas no han enfocado en como la guerra está atravesada por la violencia de género. En respuesta a estos silencios condicionados por el género, en 2003 UNAMG y ECAP, junto con varias feministas guatemaltecas y extranjeras, formaron el Consorcio para trabajar con grupos de mujeres sobrevivientes de violencia sexual. A la luz de las formas extremas de violencia cometidas contra pueblos indígenas, que incluyeron masacres y violaciones masivas, se escogieron mujeres de cuatro grupos étnicos Mayas Chu j, Q eqchi, Kaqchiquel y Mam en tres regiones del país: Huehuetenango, Chimaltenango y Alta Verapaz, para participar en el Consorcio; también se tomó en cuenta que las organizaciones participantes tuvieran presencia establecida en las regiones seleccionadas. 43 Las integrantes del Consorcio sumaron sus respectivas capacidades en la promoción de los derechos de las mujeres y en el apoyo psicosocial para implementar una serie de talleres y grupos de apoyo para crear espacios en los cuales mujeres sobrevivientes pudieran empezar a hablar entre ellas y con quienes las acompañaban. En estas actividades participaron un total de 54 mujeres. Un componente clave del proceso mediante el cual las mujeres indígenas resituaron sus sufrimientos durante la guerra emergió de narrar y dramatizar sus historias, con lo cual pudieron verse reflejadas en y refractadas por las experiencias de otras, logrando reconocer que otras entre ellas también habían experimentado la violencia sexual. El Consorcio documentó sus historias orales de la guerra y más concretamente, sus historias de violación, asalto sexual y esclavitud sexual, mismas que luego fueron publicadas en el fértil y novedoso libro Tejidos que lleva el alma: Memoria de las mujeres mayas sobrevivientes de violación sexual durante el 40 Rachel Sieder y María Teresa Sierra, Indigenous Women s Access to Justice in Latin America (Bergen: Chr. Michelsen Institute, 2010). 41 Grupo de Mujeres Mayas Kaqla, supra n 28. 42 Sieder y Sierra, supra n 40; David Carey y M. Gabriela Torres, Precursors to Femicide: Guatemalan Women in a Vortex of Violence, Latin American Research Review 45(3) (2010): 142-164. 43,Amandine Fulchiron, Olga Alicia Paz y Angélica López,Tejidos que lleva el alma: Memoria de las mujeres mayas sobrevivientes de violación sexual durante el conflicto armado (Ciudad de Guatemala: Equipo de Estudios comunitarios y acción psicosocial (ECAP), Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas,(UNAMG) y F&G Editores, 2009). 13

conflicto armado. 44 Este trabajo proporciona novedoso contenido y análisis de género a nuestra comprensión del conflicto. Fue el primer estudio a profundidad sobre la violencia sexual cometida contra mujeres durante la guerra, y como tal, puede ser considerado como el tercer informe de memoria histórica emprendido en Guatemala luego de los del REMHI y la CEH. 45 En lo que resta de este artículo hablaremos de los procesos IAP feministas que estamos emprendiendo a partir de este trabajo inicial con mujeres mayas sobrevivientes, enfocando particularmente el Tribunal de Conciencia. El engranaje con lo trans/nacional: la dramatización pública del daño sexual Yo soy como la portavoz de varias que exigimos que nos escuchen, que sepan lo que sucedió, que investiguen. Sobre todo que el Estado asuma esa responsabilidad, porque realmente el Ejército llegó y nos marcó el cuerpo para siempre, nos marcó la vida, nos han torturado. Mujer sobreviviente de violencia sexual, Tribunal de Conciencia, marzo de 2010 46 Las mujeres Mayas sobrevivientes tienen clara la responsabilidad del estado en la destrucción histórica y estructural de sus cuerpos y sus comunidades, y están claras que quieren justicia. También demandan reconocimiento y validación social de sus verdades, de lo que les ocurrió y de que no fue su culpa. En respuesta a estas demandas, UNAMG, ECAP y Mujeres Transformando el Mundo (MTM), junto con la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA) y el periódico feminista La Cuerda, organizaron el Tribunal de Conciencia en marzo de 2010. Las organizadoras dedicaron buena parte del año previo al Tribunal a preparar a los grupos de mujeres sobrevivientes para el proceso y a realizar una campaña de sensibilización del público en general y sectores clave de la sociedad civil guatemalteca, denominada Ni Olvido Ni Silencio. Con esta campaña se buscó hacer conciencia en torno a la temática y movilizar apoyo. El Tribunal se estructuró como un simulacro de juicio con fiscales, jueces, testimonios de las víctimas e informes de peritaje. Mujeres sobrevivientes y activistas guatemaltecas, de Perú, Uganda y Japón hicieron de jueces, la directora ejecutiva de MTM presidió el evento y dos eminentes abogadas, una guatemalteca y una española, sirvieron de fiscales. Nosotras nos encontramos entre los 50 o más testigos de honor nacionales e internacionales. Entre el 44 Ibid. 45 Ibid., 2. 46 Tomado de la transcripción del testimonio brindado en el Tribunal de conciencia de mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado, Ciudad de Guatemala, 5 de marzo de 2010. 14

público se encontraban miembros de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala y abogados del Ministerio Público, así como el Comisionado de la CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala). El primer día se dedicó a escuchar los testimonios de mujeres sobrevivientes, mientras que el segundo día se enfocó en los informes periciales cuyo propósito era el de proveer el contexto estructural del uso de la violencia sexual como arma de guerra y proporcionar el tipo de pruebas que pudieran ser utilizadas en un caso legal. 47 Como declaración final del Tribunal los jueces leyeron un veredicto simbólico, mismo que fue firmado por los testigos de honor. 48 El Tribunal fue transmitido en vivo en línea, en el sitio web de MTM, y transmitido por la radio internacional feminista, FIRE. El programa radial de UNAMG también estuvo presente en el evento, entrevistando a las y los participantes a lo largo de los dos días que duró el Tribunal. Durante el primer día del Tribunal, cinco mujeres Mayas dieron testimonio de sus experiencias de violencia sexual a manos del Ejército en áreas rurales de Guatemala. Cuatro de las sobrevivientes procedían de los grupos de apoyo mutuo de Huehuetenango, Alta Verapaz y Chimaltenango, mientras que la quinta venía del Quiché. Estos testimonios se enfocaron en el antes, durante y después de la experiencia de violencia sexual, así como en el impacto sobre la familia y la comunidad, incluyendo la pérdida de tierras, animales y casas. Las sobrevivientes hablaron de las largas décadas de vida marcadas por el dolor, el temor y las remembranzas: De verdad que compartirles en este momento, si me duele volver a recordar, y me afecta, ya no puedo decirles que yo puedo actuar como normal, porque dejó mucho miedo, no sólo en mi corazón, en mi cabeza, siempre estoy como vigilante que algo me puede pasar. 49 Después de las sobrevivientes Mayas se presentaron tres testigos adicionales, dos de las cuales hablaron de la violencia de guerra contra activistas en áreas urbanas. Estos 47 Dado que estos delitos ocurrieron hace más de 20 años, la falta de evidencia física es un obstáculo para llevar los casos a juicio. Los informes periciales buscaban evidenciar otras formas de prueba que se pudieran utilizar en procedimientos legales para demostrar el uso sistemático de la violencia sexual durante el conflicto armado, incluyendo el testimonio de sobrevivientes, informes psicológicos y evidencia forense procedente de exhumaciones de cementerios clandestinos, recolectada por los equipos guatemaltecos de antropología forense, trabajo que ha generado mucha evidencia de este tipo de violencia. 48 El texto de la declaración en español se puede encontrar en Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, supra n 4. 49 Tomado de la transcripción de testimonio brindado en el Tribunal de conciencia de mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado, Ciudad de Guatemala, 5 de marzo de 2010. 15

testimonios crudos y cargados de dolor conmovieron y electrificaron al público. Al respecto comentó una persona del público: Me llamó la atención la marcada diferencia de tono entre éste testimonio y los anteriores. Este testimonio fue claramente más político y fue dramatizado de una manera muy diferente. Incluso se agregó a la dramatización la silueta de la mujer que hablaba, pues conforme fluctuaba su tono de voz podíamos ver sus movimientos detrás de la cortina. 50 Otra participante resaltó la importancia del testimonio de una mujer urbana que describió su incorporación a la guerrilla como expresión de la resistencia de las mujeres ante la violación. La comprensión de cómo la violencia cometida en sus cuerpos no iba sólo contra ellas, sino también contra sus hijos, esposos y comunidades 51 fue un acicate para la participación de esta mujer en la insurgencia. El último testimonio del día consistió en un informe con los relatos de mujeres sobrevivientes violadas por agentes de la policía, del ejército y de seguridad privada durante los desalojos de hogares y tierras en comunidades Mayas por una compañía minera canadiense, en enero de 2007. 52 Con este testimonio se buscaba evidenciar la continuidad de la violencia sexual entre el pasado y el presente, resaltando las conexiones globales así como la continuidad estructural de la militarización y la impunidad en Guatemala. En las entrevistas y grupos focales que realizamos con mujeres Mayas sobrevivientes después del Tribunal, las participantes remarcaron la importancia de haber escuchado el testimonio de sobrevivientes provenientes de otras partes del país: Antes pensaba que eso sólo me había pasado a mi, pero ahora veo que pasó en todo el país. 53 También se consideró importante la presencia de funcionarios de estado, aunque generó grandes expectativas de seguimiento. Una participante dijo que Me gustó que el gobierno pudo oír todos los testimonios de las mujeres, así se puede hacer justicia 54 También hubo cuestionamientos al papel del estado, incluyendo si el estado respondería a las demandas de reparación y justicia: todavía no se ha capturado a ninguno de los victimarios. 55 Algunas participantes describieron una relación visceral ante la presencia ausente del agresor: Estuvimos buscándolo en el público para ver 50 Notas de campo del equipo de investigación, Ciudad de Guatemala, 5 de marzo de 2010. Notas originales en inglés, traducción al español hecha por Megan Thomas. 51 Entrevista personal vía correo electrónico, 28 de agosto de 2010. Entrevista original en inglés, traducción al español hecha por Megan Thomas. 52 Para mayor información sobre este caso, véase Grahame Russell, Gang Rapes, Forced Evictions and the Endless Nightmare of Nickel Mining in Guatemala (Washington, DC: Rights Action, 2010). 53 Entrevista grupal, El Estor, Guatemala, 13 de mayo de 2010. 54 Ibid. 55 Entrevista grupal, El Estor, Guatemala, 12 de mayo de 2010. 16

que si decía que si o no. 56 También se comentó la presencia de representantes internacionales y de académicos como nosotras, así como de activistas y diplomáticos, y el papel que todos jugamos como testigos del evento: Gente vino de otros países, mostraron solidaridad. 57 Otras notaron el hecho de que hubieran llegado sobrevivientes de otros países y que la violencia sexual ocurre en otros conflictos y no sólo en Guatemala. Las mujeres también le dieron gran importancia al hecho de que las jueces fueran sobrevivientes y activistas que trabajan con sobrevivientes. Durante el Tribunal hubo servicio de traducción entre el español y cuatro idiomas Mayas, así como al inglés, lo cual fue apreciado por las participantes: Me gustó porque podía entender lo que se estaba diciendo. 58 El discurso público en Guatemala suele ser incomprensible para mujeres Mayas monolingües, porque es en español. Varias participantes en el Tribunal también comentaron sobre el hecho de que éste había sido uno de los primeros eventos públicos de relevancia que abordó esta situación de manera sistemática. La mayoría de interpretes fueron promotoras indígenas que llevaban varios años de estar trabajando con mujeres sobrevivientes. Conceptos tales como el de violación no existen en todos los idiomas Mayas y una de las traductoras Q eqchi habló sobre los retos inherentes al proceso de interpretación. Ella describió el concepto de violación como ensombrecieron mi alma, porque las sobrevivientes habían hecho afirmaciones tales como, Quién puede reparar este daño hacia mi corazón?, Dejaron la enfermedad en todo mi cuerpo y mi cabeza y Es mucho dolor que tengo en mi alma. 59 El hecho de que las sobrevivientes rindieran su testimonio ocultas por una cortina, llamó la atención del público. Las organizadoras tomaron a última hora la decisión de encubrir la identidad de las testigos porque algunas de ellas temían por su seguridad. (Cuando se tomó conciencia de que la vestimenta de las mujeres identificaría inmediatamente su comunidad de origen, todas las participantes, incluyendo mujeres sobrevivientes que eran parte del público y no iban a testificar, optaron por ponerse blusas blancas.) Algunos/as entre el público expresaron la duda sobre si las mujeres realmente estaban hablando o si bien lo que el público 56 Entrevista grupal, El Estor, Guatemala, 13 de mayo de 2010. 57 Ibid. 58 Ibid. 59 Lily Muñoz, Romper el silencio: La lucha por la justicia para las víctimas de violencia sexual durante el genocidio, Defensa Territorios (15 de junio de 2010), http://defensaterritorios.org/index.php?option=com_content&view=article&id=3253:la-lucha-por-la-justiciapara-las-victimas-de-violencia-sexual-durante-el-genocidio&catid=159:guatemala--genero&itemid=393 (accesado el 7 de julio de 2011). 17

escuchaba era una grabación. Esto llevó a que las organizadoras colocaran un reflector atrás de la cortina para que el público pudiera ver el perfil de quien testificaba. Una participante argumentó que las organizadoras no habían escogido buenas víctimas, remarcando desde el punto de vista legal y de cara a futuros casos judiciales: Tienen que tener buenas víctimas para cualquier caso nacional o internacional. Una víctima que usted le pone una cámara y se atreve a decir lo que pasó. Y eso es una sobreviviente, la que puede decirlo. 60 Este punto de vista sugiere que las mujeres no eran capaces de mostrar su rostro porque no habían pasado por el proceso de transitar de víctima a sobreviviente. Según esto, el discurso público no es suficiente, sino que debe ser posible para el público identificar oral y visualmente el discurso quien escucha, además de oír a quien habla, necesita verla. Esta participante expresó de la siguiente manera su percepción de la problemática: Vos no podés hablar de sobrevivientes a estas mujeres que tuvieron que estar escondidas. Ellas no han transcendido esto y no porque ellas no pueden, es que el contexto está totalmente desfavorable, sus comunidades no han sido trabajadas 61 En cambio, argumentó esta participante, una sobreviviente es alguien: que de cara al sol lo puede decir: Esto me pasó, estos lo hicieron, y mi comunidad no me apoyó, me estigmatizó, me chingó más, fueron sexistas. Eso es una víctima que ya esta trascendiendo la condición de víctima y pasó a sobreviviente. 62 En respuesta a esta crítica, una de las organizadoras del Tribunal señaló que: Las mujeres están súper listas, es más, muchas de ellas querían dar la cara. Yo creo que a muchas de ellas les causó mucha frustración no dar la cara. Pero no eran ellas las que no estaban listas, era el país. 63 Algunas participantes hicieron comparaciones entre el Tribunal de Conciencia y el Tribunal de Tokio, reseñado páginas atrás. Una testigo de honor extranjera, quien había participado en ambas iniciativas observó que: El concepto que tengo yo de un Tribunal de Conciencia es que las víctimas están al frente y en el centro de todo. El Tribunal de Conciencia de Japón fue tan exitoso porque las víctimas estaban preparadas. En el caso japonés la preparación del Tribunal fue un proceso de muchos años, por lo que cuando las mujeres pudieron hablar estaban listas para dar la cara y ser protagonistas. 64 60 Entrevista personal, Ciudad de Guatemala, 4 de junio de 2010. 61 Entrevista personal, Ciudad de Guatemala, 4 de junio de 2010. 62 Entrevista personal, Ciudad de Guatemala, 4 de junio de 2010. 63 Entrevista personal, Ciudad de Guatemala, 10 de junio de 2010. 64 Entrevista personal vía Skype, 23 de agosto de 2010. 18

La falta de interacción entre las mujeres sobrevivientes y la audiencia también fue un punto importante de debate para las y los miembros del público entrevistados. Además, varias participantes comentaron sobre la falta de involucramiento comunitario en el proceso, aludiendo a la aparente ausencia de familiares y vecinos de las sobrevivientes y, por ende, la supuesta desconexión entre este proceso y las luchas locales, tema al cual volveremos más adelante. Tanto la cortina como el simulacro de juicio legal implementado para el Tribunal de Conciencia, ocultaron más que las identidades de las sobrevivientes. También tuvieron el efecto de ocluir la naturaleza dialógica del proceso de develación de la verdad entre mujeres sobrevivientes y las organizadoras, las mujeres indígenas intérpretes y las psicólogas que les proporcionaron apoyo emocional, así como con las prácticas ancestrales Mayas que se implementaron. Todos estos elementos estuvieron presentes detrás de la cortina. La intérprete, por ejemplo, estuvo sentada al lado de la sobreviviente mientras ésta daba su testimonio, hablando su dolor a la par de ella, traduciendo su trauma al idioma de la hegemonía, encontrando su sustento en el idioma Maya y los sistemas de conocimiento compartidos. El contexto emocional de lo que sucedía detrás de la cortina abarcó también a las jueces. A ratos dejaban el escenario y pasaban detrás de la cortina. Una de las organizadoras comentó sobre el encuentro entre una sobreviviente que acababa de testificar y una de las jueces internacionales: Lloraron las dos juntas y se abrazaron y ese momento hoy todavía lo recuerdo, porque ni hablar, el idioma, los lugares, todo tan así! y de abrazarse. 65 Esto ejemplifica la naturaleza dialógica de la develación de la verdad. Pero este tipo de experiencias estuvieron ocultas para la mayoría del público, quienes de esta manera estuvieron excluidos del proceso relacional de construcción de la verdad, quedando librados a interpretar el momento desde el posicionamiento multifacético y velado de quien desde afuera observa el dolor del otro. El Tribunal fue un importante evento de develación de la verdad, emprendido en un contexto político adversarial, impregnado de la persistente impunidad. Las organizadoras crearon un espacio público para que las mujeres pudieran contar sus historias y ser escuchadas. No debemos subestimar el significado de un momento así para las mujeres sobrevivientes, quienes organizaron y participaron en el proceso y las y los miembros del público. Sin embargo, nuestra participación en este logro histórico, como autoras nos ha generado preocupaciones en torno a aspectos relacionales de la develación de la verdad, las maneras en que el público escuchó e interiorizó las historias, e incluso, quiénes estuvieron presentes. Una interrogante tiene que ver con la recurrente ausencia de tantos esposos, hijos y 65 Entrevista personal, Ciudad de Guatemala, 11 de junio de 2010. 19

miembros de las comunidades de las mujeres mayas que testificaron. Una segunda preocupación se refiere al delicado equilibrio entre la potencial contribución del Tribunal a la agencia de la sobreviviente y por mucho que no fuera intencional simultáneamente, a reforzar la subjetividad de quien escucha a través de su recepción empática al oír el dolor de las otras. Interacción y compromiso con la Comunidad Las mujeres indígenas sobrevivientes viven dentro de familias y comunidades. Es más, partiendo de Chandra Talpade Mohanty, sus identidades como mujeres se realizan al interior de la experiencia vivida de estas relaciones, incluyendo la experiencia de violencia sexual, que es profundamente estructural y relacional más que solamente una experiencia individualizada de daño corporal. 66 Adicionalmente, la comunidad indígena en Guatemala se ha estructurado a lo largo de siglos de violencia colonial, incluyendo el genocidio racializado y con énfasis de género cometido durante el conflicto armado. Como indicara Irma Alicia Velásquez Nimatuj al presentar su informe de peritaje ante el Tribunal, la violencia sexual perpetrada contra las mujeres mayas no fue individual ni esporádica, sino que fue de naturaleza sistemática y colectiva, con el propósito de eliminar el ser indígena del panorama social y físico de Guatemala. 67 Mediante su sistema de patrullas civiles, el plan contrainsurgente del estado implicó a la comunidad en las atrocidades, y estas semillas de destrucción continúan rindiendo frutos hoy día, limitando el que las mujeres mayas puedan develar sus verdades en relación a otros en sus comunidades. Las líneas entre víctima y victimario no son impenetrables porque tantas personas fueron ambas cosas, incluyendo a los jóvenes mayas agarrados por la fuerza para el cuartel y los hombres mayas que fueron obligados a formar parte del sistema de patrullas civiles, creándose así el enemigo interno. 68 El uso sistemático de la violación sexual generó para las mujeres indígenas lo que Velásquez Nimatuj denomina como una especie de terror cultural por medio del cual fueron deshumanizadas y deslegitimadas por aquellos que las rodeaban, incluyendo a miembros de la comunidad: 66 Chandra Talpade Mohanty, Feminism Without Borders: Decolonizing Theory, Practicing Solidarity (Durham, NC: Duke University Press, 2003), 40. 67 Velásquez Nimatuj, supra n 19. En el contexto de Estados Unidos, véase Andrea Smith, Conquest: Sexual Violence and American Indian Genocide (Cambridge, MA: South End Press, 2005). 68 Véase Diane M. Nelson, Reckoning: The Ends of War in Guatemala (Durham, NC: Duke University Press, 2009). 20