EL AMOR DE CARMEN. Que lindo es mi pueblo, señores, qué verdes y qué azules, qué mar limpio como los soles, y que esplendor de colores.

Transcripción

1 EL AMOR DE CARMEN El relato que aquí os cuento, es sobre una dama fuerte como la encina, azarosa como la rosa y bella como la golondrina. Carmen, que así se llama es una joven doncella enamorada de Marcos y de la vida. Sentada la joven en el bello Mirador del Pico Santillán, al lado de la carretera, suspira... Que lindo es mi pueblo, señores, qué verdes y qué azules, qué mar limpio como los soles, y que esplendor de colores. Vendedora de pescado, como su madre, pateaba toda la zona de San Vicente de la Barquera a Pesués, de Pesués a Peñarrubia y los pueblos que allí hubiera. Le cantaba José un joven del Barcenal, pueblo encaramado en la montaña, perteneciente al municipio y de una gran belleza, por sus vistas y sus prados, cada vez que la veía: Carmen, flor de las flores mírame con esos ojos, que no los vi más preciosos quiéreme, amor de mis amores. Algún día llegará ese hombre enamorado que con él te llevará y dejarás el pescado. Era Carmen tan resuelta y alegre, cual castañuelas, enamorada de la vida, del sol y del amor, que aunque nadie lo supiese, estaba muy enamorada, pero siempre se reía y contestaba: A mí quien me va querer. Vivía en San Vicente de la Barquera, en las casas de arriba, zona de La Barrera, desde donde ella decía, que el mirar de su ventana, no había quien lo pagara; Los dos puentes se veían, el esplendor de las dos rías que rodean esta villa y al otro lado Los Picos de Europa, su frescura y su color, ese cielo de mil azules que veía desde el balcón se convertían en espíritu viajero al oír las campanas repicar en la Capilla de La Barquera, que de diario la hacían sentirse casi en el cielo.

2 Rodeada, nací de tantas cosas bellas... del mar, de mi Virgen, Virgen de la Barquera, que yo morir, también quisiera, rodeada cómo no, de mi Patrona, La Virgen de la Barquera. El cielo que me rodea, es azul, azul inmenso, como quiero yo que sea, el amor que yo te tengo, ese amor, que me desvela cuando, en la noche, en mi cama, duermo. Conoció a Marcos aquel día que tocaban las sirenas en el muelle, volviéndose locas, entraban barcos y barcos, no sólo de pesca sino de la Corte, grandes barcos que se quedaron fuera en la playa, pues todo estaba lleno y no podían entrar. Todo el mundo corría de un lado a otro para ver lo que estaba pasando, qué algarabía. Qué sucedía?... Los marineros gritaban; Hoy es un día especialmente importante, Se concede El Fuero a la Villa, Van a hacer un Castillo, Viene el Rey Alfonso VIII, todos contentos, Que alegría. Sí, ahora somos importantes más aun lo que vendría, más prosperidad, más trabajo. El barco real, el más grande y más impresionante de la playa, se podía visitar, fue Carmen a verlo con su primo Alberto, patrón de pesca del Lindes, importante pesquero barquereño por sus grandes capturas. San Vicente de la Barquera era famoso ya por sus barcos, sus capturas y la valentía de sus gentes de mar y de tierra. En Las Tenerías, en el barrio de La Barrera, estaban los curtidores que trabajaban la piel primorosamente, teniendo fama por sus trabajos. También la ganadería era cosa importante en los pueblos del municipio, Abaño y La Revilla, eran los que más cabañas ganaderas tenían. La agricultura también tenía un gran esplendor y en particular se sacaba gran provecho de las viñas de Boria y Santillán. Ernesto en su taberna vendía el vino de San Vicente, El Pejín, que se estaba haciendo famoso por la zona.

3 Carmen fue a visitar el barco del Rey con su primo Alberto y éste quedó impactado por el tamaño, no tenía nada que ver con las embarcaciones mayores que aquí se tenían. En la visita fueron acompañados por Marcos, el capitán del barco Real, quien les enseñó las partes más importantes de su barco. Marcos miraba atenta y tímidamente a Carmen, mientras hablaba con su primo Alberto, ella a su vez al notar sus miradas se sonrojaba. Desde ese día Carmen sufrió en silencio su amor. Para festejar El Fuero, danzaron las jóvenes de la villa, cantaron los coros de chicos y se celebró una gran fiesta. Por la tarde romería en la playa, a la noche la verbena, los fuegos artificiales y las hogueras. Volvió Carmen a ver a Marcos y él la sacó a bailar, sus miradas se hicieron cómplices y se volvieron a juntar. Bailaban y bailaban y en su burbuja flotaban, su burbuja de amor. El estaba enamorado, ella estaba enamorada, Marcos sabía que tenía que partir hacia La Conquista de Sevilla, a derrotar a la Flota Musulmana, pero le dijo estas palabras, cogiéndola de su mano: Carmen, vida mía, esto es amor? nunca sentí en mi vida, lo que siento en mi corazón. Carmen mi corazón, marcho lejos, muy lejos, pero en mí te llevo dentro de mi corazón. No olvides a este enamorado que te ama y te ha amado, que lejos se va, pero que te jura, volverá. Van pasando los días, los meses y sus amigas con las cuales paseaba todas las tardes, hacia La Ronda, la playa o la Fuente La Teja, le decían: - No te fíes Carmen el se fue, pero volver, no sabes si volverá. Los marinos tienen fama de tener un amor en cada puerto.

4 Su padre también de vez en cuando le decía: - Hazte mujer de provecho, cocinar, lavar, planchar, olvídate de ese Marcos y enamórate de un marinero que sea honrado y bueno... olvídalo ya. No se lo decía para hacerla daño, sino para que se hiciese fuerte y pensase que podría no volver jamás, pues la veía un poco triste aunque ella lo intentase disimular. Carmen no contestaba, le miraba, callaba y en su corazón lloraba. Y a su vez su corazón con amargor le decía: Carmen, soy tu corazón, no llores, que me da duelo, con las lágrimas sin pañuelo, me puedo mas bien ahogar. Algunas noches casi no dormía y a las dos, tres de la mañana, cuando coincidían las mareas, oía, cómo unos a otros, los marineros se llamaban: Tolín... Ignacio... Luisito... a la mar... a la mar... a la mar.... Los susurros de sus mujeres que les despedían para ir a la faena, el bocadillo, la ropa de agua y un beso. Un beso... y yo, decía Carmen, yo A quien beso? y se repetía una y otra vez por dentro de sí misma yo a quien beso? Transcurría su diario, llevaba sardina, bocarte, merluza, verdel, según la costera que aconteciera, siempre de muy buena calidad, a todos los pueblos de la zona. Fresco, fresco, lo traigo fresco, lo ha pescado mi gente que somos muy marineros si no lo hay en Cantabria lo buscamos en el cielo. Esta era una de sus frases preferidas, le gustaba explicar, donde lo habían pescado y todo aquello que le contaba su tío Paco, el padre de Alberto que tenía uno de los mejores barcos del pueblo. Viajaban a Irlanda, África o Francia, para pescar. Y disfrutaba contando sus viajes y anécdotas. A la vez que enamorada, ella no quería hacerse demasiadas ilusiones, pues no fuese a ser que Marcos no volviese.

5 Llega La Folía, Que bien, la fiesta más grande de San Vicente. Carmen queda con Juli, Rosa y Aureli, para ir a la romería. Por la mañana la misa, a la tarde la procesión, los cantos a La Virgen, de las picayas y la verbena. Todas ellas muy bien lo pasaron acompañadas de los mozos del pueblo y lo disfrutaron merendando en la plaza, que Antonio, Toñito, tiene un puesto, donde tomas el blanco, el mosto o el aperitivo. Lo mismo compras unas alpargatas, que un racimo de uvas frescas. Carmen se emociona al ver la Virgen pasar, la madre de todos los barquereños, y al llevarla a su capilla, cantando la salve marinera con tanto fervor. Virgen de La Barquera Madre de todos nosotros, compañera siempre fiel de todos tus devotos, simplemente te pido por mi familia y mis amigos, por todas las personas a las que tengo cariño Madre tú que desde el cielo puedes ver a mi amor, dale un beso con la brisa y abrázalo con el sol. Carmen sigue su vida, su trabajo, sus amigas, las fiestas de la villa, también las de la Barquera y ayuda a su familia a salir adelante, pues gracias a Dios todos trabajan hasta su hermano Andrés que tiene 19 años, cuatro menos que ella. Echa una mano a su padre en el taller, curtiendo pieles. En la villa los curtidores eran otro gran sector y a su vez de gran importancia. Hacía Andrés bolsos de cuero, collares, todo lo que le pidieras y unos zapatos tan suaves que no parecían tener suela. Ya pasaron quince meses y Marcos no vuelve, pero Carmen pensaba que ya no la importaba, este amor tan grande que en su corazón latía, sólo ella lo sentía. No se sentía triste porque amor sentía, pero la vida sigue y hay que seguirla.

6 Te encontré al lado del mar y el mar te llevó con el, te fuiste a un viaje largo y yo no te he vuelto a ver. Vete con Dios que te cuide, y que te haga feliz, yo te querré y te quise aunque tú no estés aquí. Van pasando los días y... A Santillán que son las fiestas de Las Nieves!, romería en el prado, Hay que pasarlo bien!. Quedaron toda la pandilla, unos suben las tortillas, otros los huevos cocidos, Alberto los chorizos, que en su casa se mató el cerdo, y los demás los postres, arroz con leche, leche frita y quesada. Falu la madre de Carmen les hace una perola llena de sorropotún para todos. Plato típico barquereño que no podía faltar para acompañar un día campestre. Con lo que llevan, aguantarán hasta que acabe la fiesta. Estando disfrutando del día de Las Nieves, después de la misa y de rezar a La Virgen, se oyen cohetes desde Santillán, no se sabe que ocurre, todos siguen bailando, danzando y cantando, pasando un día feliz. A eso de las cinco y media de la tarde en lo mejor de la romería, se ve llegar unos marinos a los cuales todo el mundo miraba, ellos bailaban con las chicas que allí estaban y se lo pasaban genial, que gran ambiente!. Carmen al verlos, con su uniforme pensó en Marcos. Me gustaría ser la luna, para verte donde estés y ser el sol, para alumbrarte cariñosamente después. No hay nadie en el mundo a quien quiera más que a ti, eres lo más importante que a pasado junto a mí. Pensamientos de futuro pude hacer viéndote a ti, yo te quiero vida mía dónde estas?... Estás aquí!!

7 En ese mismo instante Carmen da un fuerte grito asustando a sus amigas, Marcos está delante de ella sonriendo y con una rosa blanca en su mano. El le dice: - Carmen, te quiero, vengo a buscarte, pues conmigo te llevo. Deseo que nuestras vidas estén siempre unidas hasta el fin de nuestros días. Voy a ver a tus padres, quiero casarme contigo, eres lo que siempre he soñado desde que tengo sentido, alegre, fuerte, bella, con esa raza de mujer del norte y en este caso barquereña. Te quiero carmen, te quiero. El dolor de Carmen se ha vuelto alegría, susurrando sus amores sentados al lado de nuestra bonita ría... en San Vicente de la Barquera.