La Hermandad Halloween

Transcripción

1 Ignacio Fritz La Hermandad Halloween Ignacio Fritz Colección de Narrativas Contemporáneas 3

2 La Hermandad Halloween 4

3 Ignacio Fritz Gratitud eterna a mis tías Juana y Aleja 5

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5 Ignacio Fritz NOTA DEL AUTOR 1. El término ficción transgresiva fue acuñado alrededor de la década de los 90 por el crítico literario Michael Silverblatt, de Los Angeles Times. Describe un género de ficción que explora gráficamente hechos y acciones como prácticas sexuales aberrantes, violencia urbana, relaciones familiares disfuncionales y uso de drogas duras. Las novelas de este tipo están pobladas de personajes sociópatas y nihilistas, intérpretes de prácticas tabúes que llegan a cometer actos de violencia extrema y surrealista; 2. El término ficción fantástica es un género narrativo basado en elementos fantásticos (obviamente), dentro del cual se pueden agrupar varios subgéneros, entre ellos el terror, la ciencia ficción y el gótico. Italo Calvino propuso una subdivisión: lo fantástico visionario (con elementos sobrenaturales como fantasmas y monstruos) y lo fantástico mental (en que lo sobrenatural se realiza en la dimensión interior). [Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre] Pregunta: En su libro Donde van a morir los elefantes habla de la novela chicle. Cuál es? Prolifera entre los autores chilenos, los mexicanos? Respuesta: Es la novela que pulula, esa que ingieres y su esencia no entra al cuerpo. No deja nada, así que uno la bota y no pasa nada. Y sí, creo que prolifera entre nosotros. No voy a decir nombres porque son amigos a los que quiero. Pero pasa sobre todo en Estados Unidos: son esas novelas que se compran antes de subir al avión y se tiran al bajar. Ni para releerlas. [Entrevista a José Donoso. Revista La Jornada, 18 de mayo de 1995] 7

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7 Ignacio Fritz Sabes cómo sé que es el fin del mundo? Porque ya se ha hecho todo. Probamos todos los tipos de música, todos los gobiernos, todos los cortes de pelo, todos los sabores de chicle y todos los cereales para el desayuno. Qué vamos a hacer? Cómo vamos a sobrevivir otros mil años? Te digo, viejo, esto se acabó: ya agotamos todo. Tom Sizemore interpretando a Max en Strange Days, dirigida por Kathryn Bigelow Allá en Rusia los pobres no mucho más pobres que nosotros creen en vampiros, que vienen a chuparos la sangre de noche Eso es el capitalismo, un vampiro que os chupa la sangre día y noche. John Dos Passos, Manhattan Transfer Empieza a perderse en el laberinto de una acción que se enreda y desenreda en sí misma, con enredos de nunca acabar. Alejo Carpentier, Concierto barroco La primera noche que navegamos soñé que yo mataba a Zaid. Todo se repitió pero yo entendí sus palabras. Decía: Como ahora me borras te borraré, dondequiera que estés. He jurado frustrar esa amenaza; me ocultaré en el centro de un laberinto para que su fantasma se pierda. Jorge Luis Borges, Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto 9

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9 Ignacio Fritz PANDEMONIO NOCTURNO SECCIÓN 1 11

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11 Ignacio Fritz LIBRO PRIMERO 13

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13 Ignacio Fritz ( ) Vivir eternamente es un Martirio con mayúscula. Fui un vil pornógrafo y mi meta era destruir al Estado. Simplemente, el negocio acabó destruyendo a mis clientes. La Manipulación Invisible, a través de los instrumentos de comunicación, información y propaganda, es igual a la idea del Gran Hermano en la novela 1984 de George Orwell. Walt Oberton, Cómo hacer el amor igual que una estrella porno 15

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15 Ignacio Fritz Laberinto 1 Larvas escupehostias 17

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17 Ignacio Fritz El pez no piensa, porque el pez sabe. Y toda esta maldita historia parecerá una cosa de locos. El Laberinto no es más que una percepción imperfecta de una Dimensión Espacial. Los Laberintos son como Discursos en una trama destrenzada sin narratología, pues estos personajes los de aquí, los de ahora actúan bajo la primicia de una desconexión de acontecimientos sin un orden lógico, porque no hay dogmas sensatos en lo que ellos profesan, salvo la destrucción, la devastación, la desolación, la ruina, el estrago, el aniquilamiento, la demolición, el destrozo, la desgracia, la catástrofe y el cataclismo. Maldadoso y Yonquigirl estaban tristes e inútiles como la cerveza sin alcohol. Hay sentido común? Nunca. El Laberinto 1 es la época en que nacemos, crecemos y morimos; es el Tiempo Físico, propio del cuerpo y del cerebro. El Laberinto 2 diverge del Camino Recto: su campo de visión abarca los coexistentes pasado, presente y futuro. [No son el reloj ni el calendario lo que determinan su existencia. Al entrar en él, nos salimos del Tiempo Cronológico]. Desde siempre, el Laberinto 3 es esa Zona Virtual donde existe el poder de conectar o desconectar lo que puede ser y lo que es. Esta novela muestra los Tres Laberintos mencionados en cada uno de sus Seis Libros. Todo parece un pequeño Minotauro a la parrilla. Maldadoso era esquizofrénico in excelsis. Lo que diremos sonará extremadamente a Pulp-Novel: La culpabilidad y congoja de Maldadoso era lo que más intensamente sentía; sin embargo, no aceptaba la presencia ni el consuelo de nadie, ni siquiera el suyo cuando se decía a sí mismo: Estoy perdido y enfermo. Pero comprendía que él mismo se había metido dentro muy a fondo en un infierno llamado ultraviolencia. Sabes que después de nuestra muerte comentó Yonquigirl, la bella vampirizada, con la cabeza inclinada hacia 19

18 La Hermandad Halloween abajo, como un topo que cava. Era una esencia, fortificada y asediada, que valía la pena conquistar y que, una vez conquistada, constituía un botín abundante nuestros despojos son despedazados por gusanos diferentes, según seas obeso o delgado? En los cadáveres gordos se encuentra una especie de larva, los rizófagos; en los flacos, no se descubren más que foras. Estos son, evidentemente, los aristócratas de la gusanería, gusanos ascéticos que desprecian las comidas abundantes, desdeñan la carnada de los estómagos opíparos y añadió al cabo de un silencio rotundo, de cripta : Ni siquiera hay igualdad en las larvas. Humanoides y católicos imbéciles espetó Maldadoso, con los mofletes con manchas rojas, como si una violenta bofetada hubiera dejado marcas. Casi se le revienta una vena del cuello. Luego pensó rechinando los dientes: Our griten history is a catalogue of crime,/ The sordid and the powerful, the architects of time,/ The mother of invention, the oppression of the mild/ The constant frear of scarcity,/ aggression as its child. Los católicos: gente de prohibiciones. Era noche cerrada. La medialuz del ocaso. Debían comprar cloro y papel higiénico marca Confort-Nixon. Lo de Nick LaBrava en el supermercado Jumbo-Nixon parecía a simple vista una celada provocada por muchas inyecciones de torazina: a punto de la intoxicación. Maldadoso miró su reloj digital Sony-Nixon en forma de cubo. Tratábase de una hora cojonuda con pronóstico de líos: 00:00. una zona de silencio y aburrimiento en la que se deshace la vida Padre adoptivo le dijo como un personaje episódico una voz entre las paredes de su cabeza: En mi lápida me has puesto un jarrón de flores, ridículo, mira, se ha caído a la primera ventolera, resultado todo está sucio, llueve, hay barro por todas partes, babosas bajo los guijarros, todavía consigues leer mi nombre? Mi cemente- 20

19 Ignacio Fritz rio: Parque del Recuerdo. Allí no te enamoraste de Yonquigirl. No te enamoraste de su risa, de su cuello, de su lejanía, de los colores de su presencia suave, dulce y desgarradora. Espejismos sin reposo: esquizofrenia galopante. Los muertos amados váyanse al carajo! gritó Maldadoso con un temor incierto. No dejan seguir el periplo de la devastación! Caminó descalzo sobre la superficie felposa de la moqueta turca del living-room. Ayer llamó Nick LaBrava avisó a Yonquigirl. Cuánto había vivido, oído, pecado, visto! Se volvió loco nuestro Nick LaBrava de Maipú continuó. La ciudad non grata de Santiago era hogar de modernos, maleantes y hermafroditas. Metrópoli chismosa y parlanchina, de secretos, envidias y sarcasmos, ciudad que no olvida nombres, hechos, alianzas, cosas que no importan nada. Perdona respondió Yonquigirl, desconectada. Sus facciones se contorsionaron como si hubiera metido la cabeza en una piscina de vómito. Supongo que desconfío de la amabilidad de Nick LaBrava después de haber enterrado a Crazy y haber grabado mi última película. Tarde o temprano las personas dejan de ser amables, se ponen moralistas y se mandan cagadas olímpicas tenía la mirada nublada por un alcaloide que había fumado a conciencia: crack o heroína? Orgullosa en la desproporción, Yonquigirl siempre efectuaba gerundiadas: frases ridículas y afectadas, sin aportar demasiado al momento de marras. Padre adoptivo dijo a Maldadoso como un personaje episódico una voz entre las paredes de su cabeza: Realmente, en vida, no entendía a ese joven embaucador, mi hijo adoptado, tú, que vive en una mentira constante. Y cuando uno te hacía notar alguna artimaña, te las ingeniabas para teorizar sobre ese timo; con ademanes violentos, empujabas con tu mano el hombro del incauto interlocutor. Recuerdas cuando te golpeé con un martillo sacaclavos? Parecía que era la hora de los teléfonos, los supermercados y los excrementos. Por mero antojo, Yonquigirl tomó su ipod a transistores uno diferente al de Maldadoso, modelo touch con memoria flash y luego de manipularlo salió 21

20 La Hermandad Halloween una canción del grupo musical Death Dawn: Symphony For the Devil. Después llamó al móvil de su padre. Acunaba en sus manos una muñeca decapitada que quiso y no pudo enterrar en el patio de la casa solariega de Nick LaBrava: dependencia ultrasecreta. Yonquigirl tenía una voz opaca, distante, asexuada, directa desde la boca del estómago. Sintió que la habitación se balanceaba, torciéndose. Su labio superior se cubrió con un bigote de sudor: lo secó con la punta rosada de su lengua, como un gato relamiéndose. Humanoides dijo como un fantasma en medio de otros fantasmas y hubo una interferencia espasmódica en la línea telefónica. Es una palabra que suena a cada rato, no? Humanoides. El problema comenzaba. O estaba desde antes. Porque los problemas comienzan de a poco, pero siempre están desde antes. Me entiendes? una doble carga de pensamientos aumentó la gravedad de su rostro. Cuando mueras, papá, yo seré una mujer adulta. Y recibiré una herencia magnífica. Y tendré de hermano al Anticristo. Supongo que no será incómodo embarazarte, siendo que eres hombre. Tendrás al Hijo de Luzbel en tu barriga de empresario y masón apestoso. Has ganado mucho dinero con el porno que grabaste, desde la primera película, de la serie de doce, que produjo Walt Oberton y que yo protagonicé pausa. Continuó : A los ocho años, imagínate, fui sodomizada por Jonathan El Chacal Verdugo, un niño de once años con una verga de quince centímetros Cómo la tendrá ahora? Mmm De treinta? Cincuenta centímetros? Usará vaselina para que entre su espolón de proa en el ojete del culo? Realizó una castañeta con los dedos: clap! Por qué contrataste a Crazy? siguió Yonquigirl, agarrando buena pierna. Crees todavía en el Tramposo? El Adversario? El Malulo? Lucifer? Luzbel? Belcebú? El Demonio? Augusto respondió al otro lado: Niñita: cuándo te veremos? No lo sabes, pronto entrará en escena la catástrofe. 22

21 Ignacio Fritz Pronto. Pero necesito que pongas cien mil pesos en mi cuenta. Si no lo haces, asaltaré el First National Bank. No necesitarás dinero en el Nuevo Antimundo manejado por la Hermandad Halloween informó Augusto. El dinero ahora mismito. En los próximos veinte minutos pidió Yonquigirl. La proporción humana es inhumana profirió ese anacoluto. El hecho de repensar que la normalidad se basa en todo lo observado y creer que es natural, es una mentira. Walt Oberton dijo: No hay anciano que olvide su tesoro. Yo soy tu fortuna. O fui tu fortuna. Nunca me amaste después del pacto que hiciste, y que se materializará después de la última película pornográfica. O sea, ahora: hoy. Tienes una respuesta hasta ahora conocida sólo por Midiosito y el First National Bank. Hija: cuándo te veremos? Con los del grupo haremos una reunión en el night-club Moridero y te necesitamos. Te necesitamos. Nos esconderemos en el refugio atómico que está en el sótano. Larga vida al culto satánico! Muérete. Pero antes déjame el dinero en mi cuenta bancaria. Su padre sabía que el muérete significaba que Yonquigirl lo amaba en el megafraude. niñita Muérete y cágate en los pantalones. Cortó la comunicación. Guardó su ipod a transistores en un cajón del velador, junto a los preservativos marca Security-Nixon. Se puso un faldellín amarillejo y una blusa de holanda tonalidad betarraga, junto a unos zapatos de charol y tacones largos. Maldadoso y Yonquigirl bajaron por un ascensor automático, de latón dorado, alfombra negra y techo de espejo. Habían conseguido un flamante carro de colección: un Packard cabriolet modelo 1952, de firme carrocería, con tablero de limoncillo, volante de ébano, asientos revestidos en cuero de gacela Thompson, parachoques con refuerzos dorados y un cuerno de rinoceronte en la punta del capó. Los neumáticos pantaneros Goodyear-Nixon mostraban cada uno un listón blanco. Tenía una placa patente 248RPA, motor número 23

22 La Hermandad Halloween de serie 4346FK-90 y, finalmente, fauces de tiburón pintadas en el morro inferior. Cuando llegue el virus dijo Yonquigirl, habrá durmientes y elegidos. El Packard color tostado lo prestó un vampiro colmilludo y degenerado que vivía en el edificio de la rúa Ismael Valdés Vergara 666, en pleno centro de Santiago. Un jubilado de ferrocarriles llamado Lord Ruthven. Siempre vestía el liquiliqui: traje de hombre típico de los países caribeños. A veces llevaba durante los días de insomnio una bata de felpa, color orín, por debajo de la cual asomaban las perneras de un piyama de rayadillo. Atropellaremos punkis? preguntó Yonquigirl. Era una jovenzuela de caucásicos ojos azules. Una monada. Tenía una mirada (paulatina) con distintas profundidades. Sí afirmó Maldadoso. Subieron al Packard. Avanzaron por calles y neones: una arteria urbana saturada de motores y carrocerías modernas. Ella verbalizó: Vayamos hasta Estación Central. Debe haber hartos punkis borrachos caminando por las calles. Asquerosos, los reventaremos por su rebeldía hacia las malas costumbres. Frente al pasillo de los detergentes, Nick LaBrava se quitó su sobretodo de exhibicionista y quedó desnudo. Dejóse lo que parecían unas zapatillas Nike playeras, nuevas, con motivos rojo chillón. El falo de Nick LaBrava oscilaba como un péndulo. Se trataba del mismo miembro viril que Yonquigirl había degustado mecánicamente. Las Nike eran rojas. Rojas como las cabinas telefónicas de Londres. Nick LaBrava aulló: Molinos satánicos de la Industrialización, decía Walt Oberton. El supermercado Jumbo-Nixon representa la Industrialización que tanto detesto. Jódase este supermercado de mierda con su familiar mierda y con mi propia mierda que tiraré en las paredes! A la mierda los productos Nixon! Odio a 24

23 Ignacio Fritz Walt Oberton! había guardado en una bolsa negra de basura lo último que botó en el water-closet metió la mano y comenzó a manchar las paredes después se lo llevaron preso Jack Frost. Con el frío colocándoles la piel de gallina, Maldadoso y Yonquigirl cruzaron una calle lateral en la que había un cordón policial, una larga fila de agentes de la brigada antinarcóticos, equipados con uniformes color olivo, botas de combate y chalecos antibalas. Estaban armados con metralletas y pistolas automáticas. Cien metros más adelante, observaron un carromato de gitanos. Maldadoso estaba consciente de la habilidad de los cíngaros para discernir las formas del destino en las hojas del té. Somos fístulas dijo Yonquigirl con la mirada fosilizada. Fístulas sobre el morro de Midiosito. Excrementos de un topo tan grande como todas las cosas. Excrecencias, pústulas, escrófulas, alferecías que acaban en oma Glaucomas, fibromas y blastomas. Estás enterada de la historia del ajedrecista que no pierde jamás y juega ocultando una máquina? Pues bien, a veces me parece que alguien se recrea conmigo de la misma manera meditó Maldadoso a viva voz. No puedo creer que un hombre como Augusto vaya a embarazarse para dar a luz al mismísimo Anticristo del Nuevo Antimundo. Para la Hermandad Halloween, Mundo y Antimundo eran lo mismo. A la carga! exclamó Yonquigirl, vehemente como Napoleón. Con un dedo estirado como una serpiente disecada, apuntó a un anciano decrépito, feísimo como un ogro: Lo que ocurre es que odias a la policía y a los guardias explicó Maldadoso mientras, en plan vesánico, tiraba la carrocería encima del taxista-demonio llamado Gul. Apareció 25

24 La Hermandad Halloween por arte de birlibirloque. Los odias a todos y a muchos más. Quisieras tenerlos a tus pies. Gu-vurr-ca! expulsó Yonquigirl, fogosa. Padre adoptivo dijo a Maldadoso como un personaje episódico una voz entre las paredes de su cabeza: Te despojas de los estorbos. Peso y ritmo como una esfera alrededor del sol. Dejas de librar batallas exteriores. Dejas de sentirte oprimido por la carencia. Está bien: se sabe que cuando muere el padre, el hijo cobra su pasaje hacia la independencia y la adultez. Yonquigirl calificó en el quid del exabrupto: Gu-vurr-ca! Gul es un molino! Un demonio! Gul se nos aparece en todos los lados! Váyanse a la mierda los padres! Y pensó: Mi papi me fornicó encima de los excrementos de dolor. Augusto su progenitor la filmaba en películas pornográficas cuando todavía era una niña. Estaban en una zona industrial casi deshabitada en la comuna de Estación Central. [Fue una verdadera fortuna que nadie los viera. Porque hasta un ciego podría haberlos visto.] Se bajaron del Packard. Una enorme nube de vapor salía del radiador. Automóvil en pana. Motor en punto muerto. Gul quedó como un cuchepo, tendido en el suelo como un fardo. Tenía la nariz rota y la quijada ensangrentada. Una contusión vertical le inflaba la frente. De ella salía sangre arterial cual deyección del volcán Vesubio. Uno de sus ojos estaba torcido, dislocado. Abrió la boca, dejando al descubierto los restos de lo que fue una ortodoncia carísima. Buen trabajo felicitó Yonquigirl. Aplaudió. Tocó un hilo de sangre y se lo llevó a la boca. Es un viejo y recién lo hemos atropellado. Pensar que a dos cuadras de aquí había una asonada policial púsose en cuclillas y movió la cara amoratada y probó la sangre dark. Újule! Tiene sabor a metal y ropa usada. Yonquigirl compraba ropa usada en la calle Bandera. La cortaba en trocitos para masticarla como si fuera goma de 26

25 Ignacio Fritz mascar. Inesperadamente, cayó en un trance de perplejidad, con la mirada posada en un punto lejano. la cara de Gul veíase blanca como si tuviera muchas capas de cold-cream Maldadoso preguntó a Yonquigirl: Qué pasa, putita? El diminutivo putita era curioso. Te acuerdas del taxista que nos llevó a la casa solariega de Nick LaBrava en la comuna de Maipú? su dicción era nasal: sonaba como si su garganta fuera un depósito de oxidadas navajas de afeitar. Gul tenía un genio terrible y era famoso en esos lares por sus malignos ojos. Llovía a la inglesa: cansina y monótonamente. el ozono aromatizaba el aire el cadáver era una copia en calco del taxista-demonio llamado Gul Gul? El taxista? preguntó Maldadoso y repasó la situación. El mismo dijo ella. Lo acabamos de arrollar. Yonquigirl sabía que se trataba del mismísimo Gul. Aunque suene tonto, ojalá nos atrapen alguna vez, no? Como en las películas, tiene que ganar el bien pronunció Maldadoso sin control ni rienda, con un sabor a déjà vu. Somos sicópatas producto del sistema echó a reír a mandíbula batiente. Y ni siquiera eso. La Hermandad Halloween tomaría cartas en el asunto. Mmm Los ángeles nunca defecan musitó Yonquigirl. Si los ángeles cagaran, llovería mierda. Y no llueve mierda lucía una sonrisa paciente y comentó : Que llueva mierda será lo primero que pediré al Malulo cuando comience la devastación. Escampó. El cielo nocturno tenía una claridad de hielo. Dejaron el cuerpo y en lontananza se divisó un carro fuerte de dos ruedas con bolsas para la carga y toldo de lona movido por unas yeguas gordas. Eran los gitanos. Gul tuvo ataques epilépticos. Maldadoso y Yonquigirl volvieron al coche. Aguardaron. 27

26 La Hermandad Halloween Oigan! gritó Maldadoso. Amigos! Los gitanos arreglaron el radiador del Packard previa entrega de unos billetes azules con la cara del valiente Arturo Prat. [No preguntaron sobre el tipo atropellado.] Con voz mentolada, uno dijo: Cuídense, paisanos. Váyanse y hablaré con un carabinero. Recuerden que cada rosa tiene un gusano y cada doncella lleva un feto en el vientre. Qué sabes de nosotros? preguntó Maldadoso, precavido. Nada. A ustedes no los conozco. Nunca los he visto. Finalmente, Maldadoso y Yonquigirl huyeron en el Packard y pasaron cerca de un edificio en obra y otras construcciones a medias con material de albañilería. Vislumbraron un castillo de andamios; un montón confuso de tablas; cuerdas; piedras; tamices; ladrillos; mezclas de arena y cal. Yonquigirl se mordía las uñas. Una situación la mar de cómica: Llamó usted como buen gitano que es? preguntó el primer policía, perplejo. El carabinero tenía la cara redonda, reluciente de sudor a pesar del frío y miraba fijamente al cíngaro. Si fuese necesario, el policía verdezuelo estaría dispuesto a sacar, del fajín de cuerina, su bastón retráctil, alias luma metálica. Desde ciertos ángulos en sentido figurado, se veía brillar el blanco de sus ojos como si fuesen medialunas sacudidas por el viento. Además, su aliento formaba pálidos géiseres blancuzcos que emergían de su cara oculta por las sombras. Encontramos al atropellado. Solo. Ahí los llamamos el gitano mostró un moderno móvil y la carreta parecía absurda al lado del teléfono. De pronto, despertó, balbució unas palabras y se fue caminando. El agente sacó una libreta y un bolígrafo Parker-Nixon. Ustedes tienen dirección? 28

27 Ignacio Fritz Somos gitanos otro agente de policía daba indicaciones por radiopatrulla. No tenemos dirección particular. Errantes. No vivimos en un lugar concreto. Lo encontraron así? Solo? dirigió una extrañísima mirada al gitano. Preguntó : Resucitó? Mmm, sí. Nada más? Otro demonio-fantasma. En vida, el sacerdote Ange usaba una sotana negra que olía a almidón y naftalina. Tenía poca fe en Su Excrecencia Omnipresente y en el sacrificio para encontrar la verdad absoluta. Cuando estaba vivo, el curita de mi colegio, sacerdote Ange, nos hizo creer que creía en Dios, Su Excrecencia Omnipresente, aunque sé que en su fuero íntimo no creía avisó Maldadoso a Yonquigirl, doblando en una esquina. Colgando del espejo retrovisor del Packard, había un pequeño macaco de peluche. Se convirtió en el sacerdote Ange. Desde la infancia te lavan el cerebro para extirparte el miedo a morir dijo. Que es un hecho de la vida, dicen. La muerte es un hecho de la vida. Para mí no, claro. La madre que los parió. Estafadores. Miserables como buen demonio-fantasma, tenía la habilidad para convencer sin recurrir a muchas patrañas. Los demonios forman parte de los rebeldes a la luz: no han conocido los caminos y no se volvieron por sus senderos. En las tinieblas perforan las casas, de día se ocultan, sin conocer la luz. Para ellos, el alba es la sombra: el clarear del día les aterra. Job 24: 13, 16, 17. Creíste que te librarías de mí, Maldadoso? Años atrás, Maldadoso acuchilló al sacerdote Ange. Como el alma rehusó salir de su cuerpo, el abate se convirtió en un demonio-fantasma. Una constante mentira manifestó Yonquigirl y lanzó una mirada orgásmica al sacerdote Ange. Los religiosos, los pintores, los sicópatas, los escritores, los políticos, los filó- 29

28 La Hermandad Halloween sofos, etcétera, etcétera: mienten. Explícale a este cura huevón que si no se calla, lo lanzaré por la ventana. Maldadoso constató la norma como un crupier. Botó el macaco de peluche. Cayó al asfalto desde luego y se produjo una explosión de estrellas enrojecidas en un impacto sordo. Iban a toda velocidad por la autorruta. Ahora caía aguanieve: algo insólito en la ciudad non grata. La nevisca dispersaba copos de nieve que se disolvían en el suelo como joyas en el Día de los Inocentes. En el tono de quien pone los puntos sobre las íes, Yonquigirl dijo: Me tienen harta estos demonios clasemedieros y pretenciosos. Apareciéndose [otra vez] en el tablero de control del Packard, el sacerdote Ange replicó: Clasemedieros y pretenciosos? Tarúpida! Tú eres un gargajo de Satán, cura Ange Yonquigirl ojeó a Maldadoso como sólo saben observar las mujeres, con esa sabiduría irónica y cínica ni siquiera aprendida porque la llevan en la sangre, desde siempre. Dio un respingo al decir : Tíralo a la calle. No me lances por la ventana. Gargajo de Satanás seré: a mucha honra. Te has dado cuenta que me aparezco en cualquier parte? Lucifer al norte, Belial al sur, Leviatán al este, Satán al oeste! Me cago en la madre que te parió! Haz desaparecer al clérigo-muñeco! Maldadoso! gritó Yonquigirl mostrándole sus dientes, cual hermoso desfile de prêt-à-porter. Fuera! lo lanzó a la calle. Diez segundos después más o menos, volvió a representarse el sacerdote Ange encima del salpicadero del Packard, pero convertido en una plasta de caucho, una masa blanda y gelatinosa con forma de falo. En la punta del glande esbozó una sonrisa de cuadro. Hueca porfiada profirió. Desapareció por arte de magia. 30

29 Ignacio Fritz Padre adoptivo dijo a Maldadoso como un personaje episódico una voz entre las paredes de su cabeza: Eligor soy, gran duque, y Adramelec canciller y Azazel primer alférez Soy rey de los ángeles caídos y príncipe de las moscas Soy Andras, lobo negro, y Amón que vomita llamas Soy Belial el disoluto y Furfur el gran conde Soy Asmodeo, veneno de Dios, y Lucifer el perverso Soy la encarnación suprema del mal Cabeza de los ángeles rebeldes e instigador del caos. Mientras viajaban de vuelta en el Packard, Maldadoso rememoró la peculiar figura de un horno crematorio de una casa de pompas fúnebres de Avenida Independencia. El aire caliente ondulaba a su alrededor como una miríada de serpientes pequeñas. Allí dentro (carbonizándose) estaba Milord: su padre adoptivo. Emitíase un ruido metálico correspondiente a un resonar de huesos achicharrándose. Esqueleto humanoide compuesto por al menos piezas dentarias y huesos suturales. Milord fue un ateo, un escupehostias, un anticlerical y un anticatólico. Acaso sus despojos debían transformarse gracias al fuego demoníaco y nazi en un polvillo listo para ocupar cualquier urna crematoria del tamaño de una huevera Cuando se intoxicó ipso facto, Milord hablaba que en el año 23 antes de Cristo, el actual poeta e industrial Walt Oberton escribió: Disfruta el hoy, no confíes en el mañana. Milord expresó esa frase porque era una noche de Halloween, y sus amigos invitados en la casa estaban contentos, festejando. Se podría decir que era la última cena: todos ellos se conocieron en la masonería. Pero al decir la frase de Walt Oberton, el padre adoptivo de Maldadoso se metió a la boca un pedazo de pastel de pescado con puré de manzanas El problema fue que era alérgico a todo lo que viniera del mar Cayó al suelo presa de violentos espasmos en esa pasajera noche de Walpurgis. Unos minutos más tarde, abandonó este valle de lágrimas, rodeado de sus familiares y amigos. Hubo una esquela funeraria publicada en el diario Salivazo. 31

30 La Hermandad Halloween Gustavo Artola Pereira (Q.E.P.D.) Falleció en la Paz del Señor, el día 31 de octubre de Sus familiares y compañeros de armas participan, con profundo dolor, del fallecimiento de su dilecto amigo don Gustavo Artola Pereira, e invitan a la ceremonia de cremación, que se efectuará hoy 05 de noviembre de 1993, a las 10:00 horas, en la casa de pompas fúnebres Tyler Durden. Av. Independencia 450. Teléfono: Se puede añadir que el padre adoptivo de Maldadoso era un hombre de cara cuadrada, barbilla robusta con hoyuelo y un bigote canoso de vikingo. Estuvo siempre ausente en la vida de Maldadoso. Parecía un filósofo fraudulento. Sus cejas eran pobladas y gris la mata de pelo. Se pasó la vida mirando películas pornográficas, haciéndolas ver a su supuesto hijo. [Ahí no estuvo ausente]. Eran obras producidas por Walt Oberton. En ellas actuaban Yonquigirl, Jonathan El Chacal Verdugo y Cledir. La pornografía que te muestro es muy espiritual Mística solía decir padre adoptivo. Para hacerse la paja con Míster Puño y sus cinco hijas La verdad es una mentira. Sí! Me lo explicó Walt Oberton! Milord padre adoptivo consideraba que, observando el producto-capitalista de Walt Oberton, Maldadoso se aferraría al absurdo. La Hermandad Halloween producía pornografía en honor al Malulo. En la casa del padre adoptivo de Maldadoso, pendían del techo unas lámparas de metal bruñido, en forma de araña. Las paredes tenían colores pastel y unos cuadros pequeños reproducían escenas mitológicas, olvidadas por el grueso del populacho. En partes estratégicas eso sí había columnas estilo corintio que pretendían copiar la quinta de un patricio romano. El padre que vive conmigo, en casa, me hace ver 32

31 Ignacio Fritz pornografía y jura que mi verdadero progenitor es un empresario llamado Walt Oberton, dueño de los productos Nixon, comentó Maldadoso al verdadero sacerdote Ange. Era el cura de su colegio: uno de esos establecimientos educacionales que la gente de dinero escoge por ignorancia, y los de clase media para decir que sus hijos van a un colegio pagado y darse así algún estatus. El sacerdote Ange de carne y hueso contestó, dándose tiempo e ínfulas: Pásame tu libreta de comunicaciones, de inmediato, estimado Portento de luz. Tu padre te hundió en el fango le tendió un escapulario de la Virgen de Dolores. Se pellizcó el cuello del que colgaba un crucifijo de oropel con incrustaciones de lapislázuli. Un habano Montecristo-Nixon (de color nogal) aparecía incongruente entre sus dedos índice y corazón. La vida humana aspira a las pasiones y tropieza con sus exigencias. Los pecadores carnales someten la razón al deseo. Persígnate y reza un avemaría. Abiit, excessit, evasit, erupit luego se puso a escribir en la papeleta de comunicaciones. Hurgando en el clóset de su Madre Equis, Maldadoso encontró tres consoladores. Eran unos falos de plástico y goma de proporciones desmesuradas. Maldadoso encontró una relación entre el falo de goma con nervaduras y Søren Kierkegaard, quien define la Libertad como un acto en que se rompe lo prohibido. Maldadoso leyó a Søren Kierkegaard a la tierna edad de trece años. El filósofo danés explica que cuando nos prohíben algo, debemos romper lo vedado para conseguir la Libertad. Estos artefactos representaban un quiebre en la moralina de Madre Equis, regordeta como un bombón. Conseguir la Libertad o el Goce es lo que permite el consolador. La Ética Real de Madre Equis se rompió cuando concibió a Maldadoso en un trío: Milord que padecía de anorgasmia y Walt Oberton. Fuiste fruto de un trío en una noche de copas dijo a Maldadoso. 33

32 La Hermandad Halloween Nuestro héroe supo que de ahí en adelante su existencia sería a base de una dieta de marcianos, vampiros y zombis. Apenas entró el automóvil Packard en los estacionamientos de su edificio de la rúa Ismael Valdés Vergara 666, Maldadoso pensó: Odié a mis padres? Sí. Sí. Sí. Todavía no me transformo en adulto: no he eliminado la figura paterna. En mi siquis, Milord no ha muerto. Porque con el pastel de pescado maté a mi padre adoptivo, Milord, en la noche de Halloween de mil novecientos noventa y tres, y no a Walt Oberton, el Tramposo en Silencio, el hombre de mil caras: mi verdadero padre. Un poeta y empresario entre otras cosas podrido en plata que está crionizado esperando la llegada de Satán, cuando Iraq y Vietnam llenen el aire de químicos que convertirán en durmientes a los hijoputas del planeta Tierra. Luego padre adoptivo dijo a Maldadoso como un personaje episódico una voz entre las paredes de su cabeza: Gracias a mí has visto películas pornográficas? Una noche te despertarás y los tendrás encima. A quiénes? Fácil: a los grandes actores del porno duro. Holmes, Siffredi, Drake y Adams. Te cogerán en una orgía descomunal en el campanario o en la sacristía, arrodillado tú en el reclinatorio de una iglesia. Te entregarás a ellos en éxtasis: marica serás. En un delirio morboso, te recrearás en el dolor, en el sufrimiento por tu Dios, al que llamas Su Excrecencia Omnipresente. Sufrirás por tu Dios muerto y sufriendo te irás derecho al cielo inventado por los inventores tarados del Antimundo. Los de tu calaña fueron concebidos para destruir la vida de las once mil vergas. Y hay dos laberintos plausibles: 34

33 Ignacio Fritz Laberinto 2 El pecado de Onán 35

34 La Hermandad Halloween 36

35 Ignacio Fritz Tengo una furia de eczema cerebral. Mi nombre es Maldadoso. Procuro centrar mi memoria en el pasado. En mi situación, para hablar de los pecados y el ayer es necesario imaginarse la sensación olorosa de una femme-fatale mujercita tipo, muy besucona con fragancias bestiales y secreciones aromáticas, que impulse una erección tras los calzoncillos marca Calvin Klein-Nixon. Bon appétit. Si cuentas con la suerte necesaria sin demasiados trámites, terminas copulando como un cachalote. Cuando me masturbé por primera vez y hablé de mi secreto, un profesor parecido a Culogordo me habló de Onán. Como todos los de mi edad, había cometido la imprudencia de manifestarle que me frotaba el espolón de proa pensando en damitas en biquini. Verdaderas maniquíes. El Onán de carne y hueso de la Santa Biblia específicamente del Génesis, tiene relaciones con la mujer de su hermano fallecido, llamada, simplemente, Tamar. De algún modo concreto y particular, siempre termina su momento amatorio achuntándole al piso. Por tanto, Midiosito lo castigó, con mayor razón al enterarse de que se nos iba sin tener las intenciones de perpetuar la especie. El profesor de mi establecimiento educacional un Culogordo simpaticón con mofletes de tonalidad purpurina: denomino Culogordo a todos los profesores, religioso del tipo ciego por el catolicismo, me pidió que rezara un padrenuestro para aplacar mi pecado pensando en las jovencitas ataviadas en paños menores. Para mí, era un padrenuestro con doce años mi edad de lastre mediando en cada sílaba. Un padrenuestro con distracciones de teenager, como chicas con las piernas abiertas en una revista escabrosa cual Snuff Pussies. [Una publicación de papel satinado, ilustrada, de pornografía snuff.] Bueno, yo me la frotaba antes de leer a Søren Kierkegaard. Vale? 37

36 La Hermandad Halloween Yonquigirl ocultó sus facciones bajo una pamela negra que imposibilitaba ver su variopinto maquillaje. Aquellas facciones parecían respirar inocencia y una amabilidad de tiempos antiguos. Había algo morboso en sus desvaríos. Pura entelequia. El orgasmo es la petite mort dijo con la fuerza de un mar encabritado. Un embrión en el lugar adecuado nos crea y nos transformamos en humanoides. Lo que pocos saben es que los hijos terminan juzgando a sus padres, matándolos directa e indirectamente ella estaba con las piernas abiertas y en su falda de etamina se adivinaba una zona de algodones bajo un calzón de madapolán. Sus pies mostraban unas sandalias de cáñamo. Sostenía en sus manos una cadenita finísima con la medalla de la Virgen de Fátima. Empecé a reflexionar sobre las múltiples terminologías de carácter sexual, grotescas, coprolálicas, tales como jerkoff, cocksucker y motherfucker. Meros insultos. Dañamos con el sexo. Arrancamos con una melodía de insultos, acaso unos popurríes rápidos y patéticos. Sentencias para vejar y golpear al prójimo. El repertorio es variado. En terrenos de cachondeces ilimitadas, intuí que cada historia es el resultado de millones de fábulas, sin la necesidad imperiosa de ser narradas o llevadas a la luz. En el sexo hay instantes en blanco, sobre todo cuando se aproxima el orgasmo. Una suerte de transición sin palabras; sólo jadeos y exclamaciones. Onán la hizo mal! Supongo que alguien ha dicho que un hombre sin hijos muere antes que los demás. Se sumerge en la solitaria virulencia. A decir la santa verdad, la vida humana no tiene más sentido que el acto de fecundar para crear una familia: base de la sociedad. Por encima de cualquier contingencia, desdeñar la perpetuación de la especie manifestar con ahínco el deseo de realizar el onanismo nos lleva de golpe y porrazo al ideal de la Hermandad Halloween: libertinaje con un reinado tecnócrata? Sin embargo, sus integrantes vampiros, fantasmas, demonios y alienígenas eran memos jugando a ser omnipotentes, pues la Vieja Parca asomaba su azadón a la vuelta de la esquina, dirigiéndolos invisiblemente. 38

37 Ignacio Fritz el amor es sacrificio, pero el humanoide es vagoneta el amor es pureza el amor es tranquilidad Confundimos el amor con el sexo. Qué hará la Hermandad Halloween con los siete pecados capitales? Resulta difícil averiguar la verdadera naturaleza de nuestro mal cuando todo se alía para ocultarlo. Aunque no entiendo lo que acabo de decir en el último renglón de mi perorata! observó Yonquigirl, encogida, en off: las manos pegadas a los brazos de la silla forrada de chintz. Los pecados son actos meramente humanoides. Los demonios representan el pecado y son más evolucionados que los humanoides. Analizó la frase que acababa de pronunciar. Enmudeció. un instante eterno: la Muerte...o una Eternidad Instantánea Algo para recordar en los próximos siglos vegetativos. El onanismo se trata de un acto de calibre sexual. Lo sabemos todos los que hemos traspasado la barrera de la adolescencia. Alguna vez pensé que el Amo y Cheik Lord Ruthven había pasado esa etapa de espinillas en la cara antes de que lo convirtieran en vampiro, en una época lejana, la Edad Media? Al fin y al cabo, escribir mi bitácora es sacar a la luz lo inentendible de mi situación: yo Maldadoso: el que viste y calza fui fecundado en un ménage à trois hace veinticinco años Hay momentos en que para enterrar definitivamente lo que duele, es preciso desangrar el cadáver sicológico matarlo aún más, hacerle una autopsia que deje una cicatriz en forma de Y. Quieto como un animal asustado en el interior de su madriguera, estaba tumbado yo en mi cama isabelina, y las sábanas de diseño Chanel-Nixon número 5 encontrábanse húmedas a pesar del frío: me sentía cual macaco-astronauta sujeto al camastro anatómico de la cápsula espacial, con científicos 39

38 La Hermandad Halloween observando desde Cabo Kennedy. En fin. A ellos les da lo mismo, supongo, que un chimpancé nave adentro se inmole en el espacio sideral: los animales nunca importan en las investigaciones en pro del crecimiento tecnológico. Los humanoides somos animales bienpensantes: lo sabemos todos. A Lord Ruthven le dolerán los colmillos? desvarió Yonquigirl, ceñuda, y encendió con destreza un cigarrillo marca Marlboro-Nixon : Cuando nuestro vampiro no está convertido en durmiente, se muestra con la bocota desdentada y los ojillos con cataratas abrió los ojos como bochas. Parpadeó trémulamente : Tendrá varios liquiliqui para ponerse en cada fiestoca? Aquella noche habíamos hablado mucho. Demasiado. Pero el suceso de su pie griego era todavía demasiado reciente para comentarlo como un hecho más en la corriente de la vida. Aquel episodio por encima de cualquier contingencia constituía un alivio: no nos transformarían en durmientes porque éramos demasiado desalmados e imperfectos para ser durmientes. Posturas nuevas y nuevos puntos de vista. Más que disertar sobre lo que había ocurrido, urgía plantear lo que podía ocurrir. Un Nuevo Antimundo manejado por la Hermandad Halloween, con humanoides convertidos en autómatas para el consumo de todo lo que produce la compañía norteamericana de Walt Oberton? Sujetos con escaso caletre a causa del virus? Marca Nixon? Aparte de producir pornografía pedófila con los riesgos legales que implicaba, Walt Oberton era un perfecto industrial del tipo Zorin, el villano de James Bond en Panorama para matar. Sin duda, un film que encantaba a Culogordo. Sin dejar lugar a dudas, comenté: Tienes el pie griego. Quéee?!? El pie griego? Tienes el segundo dedo más largo que el dedo gordo. Qué significa? preguntó ella respirando con brío una porción de aire. Es un privilegio aristocrático. 40

39 Ignacio Fritz Quiere decir que me tendrán de princesa en la Hermandad Halloween? Siempre has sido una princesa dije yo, meloso. La princesa de la Hermandad Halloween! bramó. We are all Greeks, dijo Mary W. Shelley en el prefacio de Héllas : todos somos griegos. Lo dijo claramente, sin trabalenguas: las letras bien pronunciadas y el acento cargado de orgullo. Ítem más: su piel blanquísima de los hombros tenía una constelación de pecas. Afuera me fijé desde la ventana de guillotina, brillaba un gajo de luna tumefacta, solitaria y omnipresente como un gran forúnculo de pus en el caracho de un adolescente que ha descubierto el reguero de pólvora del onanismo. Los humanoides llevábamos a cuestas la calentura sexual, una suerte de fardo clandestino. Yonquigirl supo que si no moría, la soledad iba a ser como un virus imposible de curar: una de esas enfermedades mortales que no matan. Algo se contraía, como las viruelas o la tuberculosis; que desgastaba el organismo y dejaba señales de su paso. Signos mortales en ella como un pequeño delfín tatuado en la muñeca, medio oculto por la correa del reloj Longines-Nixon de múltiples esferas y varios diales, que tapaba una vieja cicatriz, huella indeleble de un lacónico ultimátum. [Ítem más: cicatrices irregulares y blanquecinas que habían sido, al parecer, cortes poco profundos? Intento de suicidio? Accidente casero?] Con Yonquigirl sufrí toda una retahíla de primeras veces: -El primer mete/saca con una mujer de verdad que no fuera una muñeca inflable. O sea, perdí mi virginidad con ella. Tarde. -El primer restorán de cuatro tenedores al que arrojé un vaso contra las hileras de botellas del mostrador. Fue El Rincón de los Rebeldes. -El primer carabinero al que sostuve la mirada hasta que bajó la vista. -El primer subidón serio de cocaína. Yonquigirl fumaba, cruzaba las piernas, las abría, ensalzaba o maldecía sobre su pasado o su presente, saltando de un plan a otro para el futuro más inmediato. 41

40 La Hermandad Halloween Con un hilo de voz, dijo: Cuando me filmaron era una niñita. La última película, la número doce, fue cuando yo tenía quince añitos Mmm Para mí, el sexo era como jugar con muñecas. En vez de abrazar un osito Teddy, abrazaba un pene, me explico? Se trataba del espolón de proa de Jonathan El Chacal Verdugo flotaba en una nebulosa. Supe entonces que aquella frase era el preludio de muchas otras. Le temblaban las manos. Qué sabía yo de Augusto, el padre de Yonquigirl? Se trataba de un embrión desconocido, salvo por el hecho nada desdeñable de que era un católico recalcitrante y filmaba pornografía con su hija. Pertenecía a esa clase de hombres grandotes, ampulosos, de cejas negras y cabello prematuramente gris, que siempre se desempeñan en política en forma brillante. Sin ir más lejos, tenía la voz de un hombre dado a la conversación y ciertas costumbres cosmopolitas. La nariz ligeramente aquilina. En su chaleco se extendía, horizontalmente me percaté la primera vez que hablé con él, cuando me citó a su casa, una cadena de platino semejante al hilo de un gusano. Flemático y tardón, cuando nos conocimos esa vez, me llevó hasta su despacho y me preguntó, de sopetón, qué intenciones tenía con su hija (Te daré mi consentimiento siempre que te cases por la Iglesia y trabajes como un hombre honrado). Fue frío, inquisitivo y desagradable. Por sobre todo: engañoso. Una persona cuerda nunca tendría la postura religiosa, intachable, y la práctica de filmar pornografía pedófila. Augusto vestía una bata de muaré granate que al moverse hacía furor; por debajo, se asomaban las perneras de su piyama de rayadillo. Las lunetas de sus antiparras ópticas agrandaban sus ojos repletos de sabiduría y desacato. Sobre todo: desacato. Tenía la voz a un tiempo medrosa y petulante. Desconcertaba su acento medio extranjero español con incrus- 42

41 Ignacio Fritz taciones inglesas: aunque casi nunca hablaba así, que parecía emitido del estómago de un ornitorrinco. Su piel mostraba que estaba enemistado con el sol, estirada como si recién se hubiera realizado un lifting. En su mano derecha mostraba un gran dedo gordo el del corazón, cilíndrico como una moneda de medio dólar y mayor que la de un cuarto. Se trataba de un dedo orondo, glotón y autosatisfecho. Ese dedo me hizo explotar muchas veces aseveró Yonquigirl con una sonrisa indulgente, como se esboza cuando se contempla una película muda, en blanco y negro. Para mí todo tenía un ritmo extraviado, absurdo. Todo adquiría un matiz conocido y familiar: lo ridículo como regla existencial. drogarse era una cotidianidad acaecida en el marco de anestesiar la desesperación Instalé medio gramo de cocaína granulosa sobre un espejito de bolsillo. Molí cuatro líneas con una gillette y Yonquigirl me dio un billete enrollado. Esnifé una generosa línea. regalo de Jonathan El Chacal Verdugo No está cortada me toqué el tabique de la nariz. Yonquigirl encendió unas velas. Parecía una isla devorada poco a poco por el piélago de la cocaína. deseaba zaherirme Quítate la polera me ordenó. Jugaremos con las velas. Minutos después, apagó las mismas con un matacandelas. Sabíamos que en todos los amores debe existir una gran dosis de narcisismo imposible de eludir. Yo dejaba que me quemara con la esperma de vela, simplemente porque era el precio que debía pagar para tenerla a mi lado. Si no estoy a su costado ni tomo en cuenta sus adláteres, cómo me las arreglaré para sobrevivir cuando el Antimundo comience y todos se transformen en durmientes y elegidos? Tenía una sonrisa híbrida que no pretendía negar ni asentir. Cuando en la noticias dicen que han encontrado el cuerpo de un taxiboy señalé, o parte de su cuerpo, un brazo o una pierna, metido en una bolsa, tengo que susurrarme: Lord Ruthven. 43

42 La Hermandad Halloween Me escocía la espalda con las quemaduras. Me dolía tanto como haber sido la comidilla entre los amigos de mi padre adoptivo: ellos conocían mi situación. Telefonea a Lord Ruthven pedí. Dile que le compraré un ataúd con radio AM/FM, lector de cedés y video VHS para ver el programa de Elvira que me conseguí. Ya? Ella asintió y tomó el teléfono de color verde menta. Me serví un bocadillo en la cocina. Sinceramente, los amigos de padre adoptivo eran como simios incoherentes y gigantes que buscaban sin cesar sangre fresca para parlotear: No, el intoxicado con el pescado no es su verdadero padre. Su verdadero padre es Walt Oberton, el empresario. El otro tipo padecía de anorgasmia. A fin de cuentas, todo se sabe. Ellos discurrían como simples conocidos que se alegran de encontrarse después de una ausencia larga. Inmersos en la vulgaridad cotidiana. Rememoré bajo los efectos de la cocaína. Me sumergí en el pasado. Quedaban dos días para el Día de Todos los Santos de mil novecientos noventa y tres. Y un día para la Noche de Brujas: Halloween. Me agarré a una pregunta con fruición desmedida: Mañana mataré a mi padre adoptivo, de crianza? Con elemental cizaña, recordé la sala en donde padre-falso Gustavo Artola Pereira ojeaba películas pornográficas. Tenía un empapelado con motivos rococó y un televisor Panasonic-Nixon. Parecía que las murallas estaban bañadas de goma líquida. Mi hogar era una antigua construcción años 50, con tejado de dos aguas, puertas de arco y ventanas rectangulares. Una ecléctica imitación de quinta de patricio romano, decía mi padre-falso. Sobre la puerta de entrada había un reloj de sol. En el dintel había una fecha grabada que el transcurso de los años había vuelto ilegible, borrosa: la data del Día del Juicio Final. Quieres un almuerzo con croquetas de pescado Findus? preguntó Madre Equis, sosteniendo un plato Arcopal- 44

43 Ignacio Fritz Nixon. Aliméntate bien me lo alargó. A papi le hace mal el pescado. Irónicamente, comiendo las croquetas Findus-Nixon, me puse a observar el film La princesa arponeada 2. [Madre Equis era muy liberal: recuerden sus consoladores.] Los años devoran la existencia. Qué pasaría si lo intoxicamos? me preguntó ella. Matarlo sería una forma de justificar nuestra insatisfacción. La mía es sexual pescó una silla de totora y se instaló a mi lado. Secábase las manos con un paño floreado. Le encantaba realizar labores hogareñas aunque tenía una empleada multiuso. Doce películas y un final apocalíptico. Sólo doce, y la Hermandad Halloween obtendría carta ancha para lo que le placiera. El fin justifica los medios. Ves la segunda parte de La princesa arponeada? Oh! Le meten el puño a la niñita de rizos charolados? El laconismo de Madre Equis era contagioso. Pregunté: El porno pedófilo de Walt Oberton es un signo del mal de nuestros tiempos? La Hermandad Halloween cambiará la Tierra? Se trata de una broma? Ya lo sabes: Walt Oberton es tu verdadero padre dijo ella con una sonrisa deshumanizada, morosa, llena de brechas y recovecos. Tu verdadero padre se llama Walt Oberton Llevas su sangre azul Pero tu padre adoptivo te odia, te fosiliza, te pervierte con la pornografía del Tramposo en Silencio, Walt Oberton, y tú no tienes derecho a verla porque no te compete Sólo eres un grano más en la arena del desierto. Se hizo el pan, pero no para que lo comieras tú. No tiene ninguna necesidad de hacerte ver el producto de un artista morboso y genial como Walt Oberton tragó saliva. Los buenos artistas, sean escritores o cineastas, tienen un pacto insoslayable. Y no te diré con quién lo tienen su voz se apagó y se persignó. El amor es sacrificio: pureza Guarda el secreto Walt Oberton es tu padre y en mil novecientos noventa y seis todo acabará. Faltan tres años hubo una pausa. Pero Gustavo Artola Pereira no tiene derecho a mostrarte el porno de Walt Oberton y Augusto. Son películas para que Satán cumpla una petición: 45