Capitalismo y esquizofrenia: qué decimos con el fuera-de-discurso?

Transcripción

1 Capitalismo y esquizofrenia: qué decimos con el fuera-de-discurso? Luis Prieto Retiren el Edipo, y el psicoanálisis en extensión, diré, se vuelve enteramente jurisdicción del delirio del presidente Schreber. Lacan, J. Proposición del 9 de octubre de 1967" El psicoanálisis no está fuera de la moda. Si en un movimiento nietzscheano pudiéramos tomar un martillo, podríamos considerar darle unos cuántos golpes a ciertas frases que se repiten sin cesar, sin dejar claro si resultan refugios o grandes verdades reveladas por la teoría analítica. Es seguro que el uso actual que se les da, no cumple el valor provocativo que Lacan dio a sus fórmulas. Así están las cosas hoy: durmiendo a la sombra de unos cuántos axiomas que se pretenden absolutos y universales. Sin embargo, no se deja de hablar de una supuesta nueva clínica. La fascinación también debe extenderse a los alcances ensayísticos de los "nuevos" slogans: la inexistencia del Otro, las patologías del acto, la perversión generalizada, psicosis ordinarias, Verwerfung para todos... que llevan en muchos casos a una disolución de las distinciones trazadas por Freud y Lacan. "Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. Pues cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico?". (LACAN, 1953, 309). Pensar lo actual se orientó principalmente a la lectura de la supuesta caída del Otro y sus consecuencias. Las modas teóricas nos arrastran a afirmaciones muy reproducidas (también hay un loop analítico), pero poco cuestionadas, bajo la excusa de que se trata del último Lacan. Image not readable or em /2014/images/posts/ND3 Una de las afirmaciones usadas como caballito de batalla es la de fuera-de-discurso, y merece indudablemente una revisión. A qué nos referimos con fuera-de-discurso? Hay un solo fuera-de-discurso o podemos pensar que las salidas de los discursos pueden ubicarse según el punto (lugar) dónde se produce la ruptura del mismo? Cuál es su utilidad clínica? Qué prejuicios arrastramos con ese nuevo-viejo slogan? Discurso del Amo, Discurso del inconciente En su seminario de , El reverso del psicoanálisis, Lacan parte de la estructura del discurso del Amo, dónde un significante amo (S1) en el lugar del agente pone a trabajar al S2 (saber del esclavo) y como resultado se obtiene un producto, plusvalía, que en este caso es el objeto a; mientras que al lugar de la verdad adviene el sujeto dividido ($). Misma estructura para pensar el trabajo del inconciente, dónde los significantes amos (del goce) ponen a trabajar el aparato significante (S2). De tal elucubración resulta un modo de gozar del inconciente, o sea, la fórmula del fantasma escrita bajo la barra $ <> a. En ese mismo seminario Lacan afirma: este discurso del inconciente corresponde a algo que depende de la institución del propio discurso del amo. A esto se le llama inconciente". (LACAN, , 95). En el piso inferior, Lacan escribe la doble barra // para indicar la disyunción entre el lugar de la verdad y el de la producción, plus de gozar. La realidad de la fantasía ocupa el lugar bajo la barra en el discurso del Amo. La realidad se sostiene en el discurso según los lugares que ocupan los elementos que lo componen (S1, S2, $, a). Cada discurso implica así un modo particular de gozar, según las (proto)fantasías que promueve. Nos permitimos hablar del fuera-de-discurso en la vía del rechazo del inconciente, como aquello que atenta contra esa estructura mínima señalada por Lacan. Esa relación inicial S1-S2 del discurso del Amo-discurso del inconciente puede entenderse como el trazado de la carretera principal. Esta idea aparece ya en el Seminario 3, dónde se establece una relación al Nombredel-padre y la castración como tal, para repensar el mecanismo que Freud ubicó como rechazo en la psicosis, en su trabajo sobre Schreber. El significante Amo puede pensarse así como la instauración del Nombre-del-padre, que viene a ordenar el deseo materno en su incógnita metáfora paterna, modo de despejar esa x. Soporte identificatorio y -a su vez- carretera del goce fálico para la neurosis. Freud abordó esta estructura de modo diverso a partir del mito edípico y la horda de Tótem y Tabú, lo hizo en términos de formular el deseo como contracara de la prohibición. Así la Verdrängung podría ser formulada como la operación

2 inicial S1 --> S2. Los S1 caen bajo el mecanismo de la represión para la neurosis, ombligo del sueño freudiano y significantes primordiales del inconciente. Capitalismo <> esquizofrenia? Deleuze encontró cierta relación entre el capitalismo y la esquizofrenia que explicó en términos de máquinas de codificación y decodificación de flujos: la esquizofrenia es el negativo de la formación capitalista (DELEUZE, 1985, 23). Su lectura se apoya en que se trata de la misma operación en la estructura social y el proceso [2] de la esquizofrenia: la manera de desterritorializar toda codificación, de saltar cualquier fijación de sentido en términos de una axiomática. Esa es su forma de abordar la subjetividad de la época. Se valió de ello para criticar al psicoanálisis por centrarse en el Edipo, al que define como fenómeno de territorialización [3]. Sin embargo, no debe olvidarse que el propio Lacan no se cansó de revisar tal mitología analítica -no como anti-edipo, pues el anti- siempre le resultó una mera consistencia de lo negado-. Hay que conceder, sin embargo, un mérito a Deleuze, por haber señalado el vínculo entre un fenómeno clínico y las vías que tomó el malestar en la cultura occidental de las últimas décadas. En Televisión, Lacan es contundente al respecto: Freud no dijo que la represión [refoulement] provenga del reprimir [répression] como tal: que (para dar una imagen) la castración se deba a que Papá, a su crío que se toquetea el pitito, le esgrima: Te la cortaremos, ya verás, si vuelves con eso se inclinaba hacia la idea de que la represión [refoulement] era primera La glotonería con la que denota al superyó es estructural; no es efecto de la civilización, sino malestar (síntoma) en la civilización (LACAN, 1973, 555-6). Lacan dejó elementos para pensar desde el psicoanálisis la relación entre capitalismo y esquizofrenia: la formulación de los discursos. Si bien la expresión del fuera-de-discurso pertenece al seminario sobre Las Psicosis, resulta necesario establecer un diálogo con la postulación de los cuatro discursos y las breves menciones -en su enseñanza- al discurso capitalista, para revisar las consecuencias de tal paralelismo. Recordemos sus fórmulas: Discurso del Amo Discurso Capitalista Image not readable or empty /2014/images/posts/ND3-Martires/grafico_Capitalismo_y_esquizofrenia.jpg El discurso capitalista se produce, según indica Lacan, en una curiosa copulación (LACAN, , 116) entre el discurso del Amo y la ciencia. El resultado es un trastrocamiento del lugar del significante amo. Se trata de el trueque del S1 por el $ bajo la barra. Las flechas en el diagrama indican una circularidad incesante, que da la ilusión de levantar la barrera de la imposibilidad, consignada en el discurso del Amo con la doble barra //. En el discurso del Amo hay un punto en que la ronda se detiene, y el plus-de-goce deviene resto. La infinitización del discurso capitalista ha dado una interminable lista de gadgets a nuestra vida actual, que nos esclavizan de un modo compulsivo (celulares, tablets, ultrabooks, etc.) que piensan por nosotros para que existamos en el lazo social. Los llamados síntomas contemporáneos se asientan en tal compulsión al consumo todas las alternativas para saltear la impotencia o la imposibilidad: no dormir, no comer y hasta casi ni hablar ( ni de coger claro!). El significante ha sido reemplazado por el emoticón. Todo pasa a ser light, reciclable, líquido, 3D, HD Tales efectos parecen inabordables para el analista, que se ofrece clásicamente como reverso de la operación del Amo allí dónde hay un punto no reciclable, dónde algo puede aguardar al lugar de la suposición y de la interpretación! En El Saber del psicoanalista encontramos esa fórmula de Lacan según la cual el discurso capitalista rechaza (verwerfen) la castración, y deja de lado las cosas del amor (LACAN, , 63). Frase enigmática que serviría para pensar el amor en los tiempos que corren. Frase que impone también la pregunta por el deseo del capitalista o el deseo en el capitalismo, en tanto que al parecer no es un sujeto representado por el significante (SOLER, 2007, 40). La transformación del discurso del amo en el discurso capitalista, o pseudo-discurso (la discusión es válida) requiere indudablemente una operación. Esa operación no es el cuarto de vuelta que conduciría a los otros discursos ya diagramados. Es una operación que recae sobre el S1 y lo pasa bajo la barra, al lugar de la verdad. A su vez, el $ queda en el lugar del agente,

3 generándose una circularidad que suelta o salta la doble barra que Lacan ubica entre el producto y la verdad. Doble barra que indica algo en los cuatro discursos que no pasa de un lugar al otro, por imposibilidad o impotencia. La comunión o isomorfismo posible entre el fuera de discurso del Amo en el capitalismo y el fuera-de-discurso de la esquizofrenia radica en esa operación que es de forclusión. Su efecto retorna en lo real del consumo enloquecido en la propuesta del capitalismo, fenómeno elemental en el sujeto psicótico. Si el S1 y el S2 hacen cuerpo en el discurso del Amo (pues es el cuerpo todo lo que tiene el esclavo para producir la plusvalía), en el discurso capitalista ese cuerpo también estalla para ser alcanzado por todas las ofertas cosméticas y científicas dispuestas a venderle la ilusión de apaciguamiento. Según la propuesta de Colette Soler: Debemos retomar la clínica diferencial de las estructuras respecto a lo real del goce, pero también dentro del pre-tratamiento que el discurso impone a lo real (SOLER, 2007, 41). Sin embargo, la teoría no tiene otro sentido que adormecernos: adormecernos en el sentido. Hay un punto que hace al síntoma en la psicosis propiamente y particularmente a la esquizofrenia. El discurso capitalista no causa psicosis: la llamada ausencia o declinación del padre de los tiempos posmodernos debe tomarse con extremo cuidado, pues si la etiología de la esquizofrenia responde únicamente a la subjetividad de la época, entonces estamos en el plano de la determinación socioambientalista. Podemos considerar las equivalencias con el discurso capitalista que favorecen la presentación atípica de los síntomas en la clínica de hoy, pero no suponerlo su determinante. Debemos distinguir, a su vez, el punto dónde la comparación ya no es válida. El sujeto de la esquizofrenia no debe confundirse con el sujeto en el capitalismo. Por más que la alienación a la tecnología se presente cómo una forma de autorreferencia, no debe olvidarse que en la esquizofrenia -como en todo síntoma psicótico- hay certeza como fenómeno central de la estructura: el psicótico sabe que eso le concierne no sabe qué es ni por qué eso le concierne no está seguro de ninguna significación: se trata, entonces, de un modo de división del sujeto (LOMBARDI, 2008, 165). El sujeto de la esquizofrenia A esta altura resulta necesario volver a preguntarse qué se dice al afirmar que el esquizofrénico está fuera-de-discurso o fuera del lazo. Que se sirva del lazo de otro modo, no quiere decir que esté fuera de los efectos del lenguaje: él también es un sujeto dividido. Sesgar esta cuestión nos lleva a la clínica del no-hay en la psicosis: no hay metáfora, no hay deseo etc. Colette Soler señala que incluso en el esquizofrénico dónde el eje del deseo pareciera no estar presente aparece algo de la operación del lenguaje, es decir, es la esquizia. Sólo el significante tiene la estructura de esquizia, estructura discreta que separa elementos diferentes (SOLER, 2007, 184). Allí dónde se suele pensar la esquizofrenia en términos de déficit, no podemos pasar por alto que responde a la estructura misma del significante. Se trata de otro modo de arreglárselas con la castración que impone el lenguaje. Un modo de hacerse en-cuerpo diferente al neurótico o al perverso. Cuando Lacan habla del esquizofrénico -señala Colette Solerlo hace: diciendo que es un sujeto para quien todo lo simbólico es real, quiere decir que es un sujeto que ni siquiera tiene el significante primario del deseo de la madre. Porque ese significado ya es el resultado de una simbolización. (SOLER, 2007, 188). Responde a ello, una serie de fenómenos clínicos, como por ejemplo: la inconsistencia del delirio en la esquizofrenia, el predominio de la perplejidad y lo que Freud ubicó como lenguaje de órgano [4] para pensar el sesgo hipocondríaco presente en el cuadro. Así la tesis de que el esquizofrénico trata a las palabras como cosas. Es una buena, bella fórmula del rechazo del significante (SOLER, 2007, 246). Retomando la frase de Lacan en su comentario a Hyppolite (LACAN, 1956, 377), dónde lo real sería tomado por simbólico en la esquizofrenia, podemos pensar cómo en ésta, se ausenta la falta con la que lo simbólico agujerea lo real: El efecto de vaciamiento de lo simbólico falta en la esquizofrenia; y esto pone en cuestión la existencia misma del sujeto en tanto que definimos el sujeto como representado por el significante (LOMBARDI, 2008, 247). El problema teórico de pensar la esquizofrenia pareciera ser entonces que resiste a la definición de sujeto que nos damos dentro de la conceptualización lacaniana. Los fuera-de-discurso? Estar fuera-de merece una reflexión por la incidencia clínica que puede tener el imaginario hacia el cuál desliza, atolladero de pensar la esquizofrenia en términos de carencia simbólica. Fuera-de puede transformarse en una categoría moral, tanto como el muy usado calificativo de grave (así hay histerias graves, obsesivos graves ). Dónde se está fuera de discurso, en un único espacio exterior? Se trata de una mera forma retórica para definir aquello que no responde a la lógica compartida? El problema de los no-lugares es que se vuelven zonas particularmente fecundas para los prejuicios (positivos o negativos, eso no

4 importa, ya que conducen igualmente a lo peor). Considerar a la esquizofrenia como una forma que puede tomar el discurso nos llevaría a pensar su clínica sin recurrir a aquella versión deficitaria dónde no hay deseo, no hay objeto a, no hay no hay La propuesta de este artículo se reduce a un intento de hacer uso de lo que Lacan esbozó sobre el (pseudo-)discurso capitalista, para ver si con ese esquema puede pensarse qué sucede con el fuera-de-discurso en la esquizofrenia. Si nos permitimos jugar brevemente con ese esquema, podemos resaltar en primer lugar que hay dos vectores en cruz: uno que va del objeto a al $, y otro del S1 al S2. Los fenómenos de lenguaje de órgano pueden inscribirse en esa intrusión que va del a al $, o también ese fenómeno de perplejidad dónde el cuerpo parece detenido. El $ en el lugar del semblante que no funciona como agente sino como pasaje de la intrusión del a. Los lugares y las funciones parecen desdoblarse. Así el S1 debería considerarse en términos de certeza más que cómo lugar de la verdad. Por otro lado qué implica que en el lugar del Otro encontremos un S2 que recibe el vector del S1? El S2 está allí en el lugar de producir alguna restitución? Resulta conocido -para todo aquel que haya dialogado con un sujeto esquizofrénico- cuál es su relación a aquello que dice: la soltura con que utiliza ciertos significantes. El vector que va del S1 al S2 en diagonal, no deja lugar al sentido supuesto (sub-puesto). El esquizofrénico se desprende del sentido del Amo, y lo hace brillantemente en su ironía, deshaciendo el sentido común. El neurótico está siempre preso del efecto de sentido fantasmático bajo la barra, mientras que en la esquizofrenia ese sentido estalla y afecta de otro modo. En su última visita a Buenos Aires (durante su conferencia titulada Los lazos sociales, 2013), Colette Soler se preguntaba cómo se redefine el lazo social en el capitalismo, apoyándose en la evidente solidaridad entre el discurso capitalista y el discurso de la ciencia en la producción incesante de falta; y señalando a su vez una particularidad del discurso de la ciencia: su semejanza al discurso histérico[5]. Se trata de una variación del discurso histérico? Soler señalaba en su exposición que el punto diferencial, entre ambos, atañe al lugar de la verdad. El discurso de la ciencia está dado por una operación sobre el elemento que ocupa ese lugar en el discurso histérico? Forclusión, renegación? Se abre así, según mi planteo, la posibilidad de pensar si existen distintos fuera de discurso, en plural. Pseudo-discursos que en su constitución vulneran las reglas de formación de los cuatro discursos construidos por Lacan. Queda así cómo futura vía de investigación en qué medida y afectando a qué lugar (agente, trabajo, producto y verdad) se obtiene la transformación de un discurso para estar fuera del mismo. Luis Prieto luisoprieto@gmail.com Bibliografía -Deleuze, G. (1985). Derrames entre el capitalismo y la esquizofrenia. Buenos Aires: Editorial Cactus, Freud, S. (1915). Lo inconsciente. En Obras Completas, Vol. XIV. Buenos Aires: Amorrortu, Freud, S. (1905). Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas, Vol. VII. Buenos Aires: Amorrortu, Freud, S. (1913). Tótem y Tabú. En Obras Completas, Amorrortu, Vol. XIII, Buenos Aires, Lacan, J. (1953). Función y campo de la palabra y del lenguaje en Psicoanálisis, en Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, Lacan, J. ( ). El saber del psicoanalista. Charlas en Sainte-Anne Clase del 6/1/72. Versión íntegra no establecida. -Lacan, J. (1956). Respuesta al comentario de Jean Hyppolite. En Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, Lacan, J. ( ). El Seminario. Libro 17. El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, Lacan, J. (1972). Conferencia Del discurso analítico 12/05/72 Universitá Degli Studio Milano. Inédito. -Lacan, J. (1973). "Televisión", en Otros escritos. Buenos Aires: Paidós, Lombardi, G. (2008). Clínica y lógica de la autorreferencia (Cantor, Gödel, Turing). Buenos Aires: Letra Viva, Soler, C. (2007). Qué se espera del psicoanálisis y del psicoanalista?. Buenos Aires: Letra Viva, [1] Luis Prieto es psicoanalista, Miembro del FARP, docente del Colegio Clínico del FARP y Miembro de Escuela de la IFCL. Además, es docente e investigador de Clinica de Adultos I en la Facultad de Psicología de la UBA. [2] Ídem, p.24.

5 [3] Ídem, p.30. [4] El famoso caso de Tausk sobre la muchacha de los ojos-torcidos, sirve a Freud para pensar la formación léxica esquizofrénica. El dicho esquizofrénico tiene aquí un sesgo hipocondríaco, ha devenido lenguaje de órgano. Freud, S. (1915), Lo inconsciente. En Obras Completas, Vol. XIV, Buenos Aires: Amorrortu, 1991, p.195. [5] Concluyo que el discurso científico y el discurso histérico tienen casi la misma estructura, lo que explica el error que Freud nos sugiere con la esperanza de una termodinámica con la cual el inconciente encontraría en el futuro de la ciencia su póstuma explicación. Lacan, J. (1973). "Televisión", en Otros escritos. Buenos Aires: Paidós, 2012, p. 549.