Plomo sin plata: Distribución de la violencia y distribución de la renta en México

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1 Plomo sin plata: Distribución de la violencia y distribución de la renta en México Carlos Resa Nestares RESUMEN Aunque la correlación es exigua, la concordancia entre pobreza y violencia a escala municipal ha seguido en México en la historia reciente el sentido esperado por muchos modelos teóricos y ratificado parcialmente por estudios empíricos y por los grandes números: a mayores niveles de pobreza, mayor grado de violencia. Entre 1990 y 2015 las tasas de homicidios a nivel municipal han estado negativamente correlacionadas con la renta per cápita y positivamente relacionados con la desigualdad de la renta y con las cotas de pobreza extrema. Sin embargo, el sentido de esta relación entre pobreza y violencia se ha visto completamente alterado con la ola de violencia que se inició en México en En el periodo más reciente, las concentraciones de mayor intensidad del ejercicio de la violencia se han trasladado desde los municipios que acumulaban más pobreza y desigualdad hacia otros con niveles intermedios de renta per cápita, de pobreza extrema y de inequidad en su distribución de la renta. 1 Una de las causas más célebres de la violencia en el imaginario popular es la pobreza absoluta y su compañera, la pobreza relativa o, lo que es lo mismo, una inequitativa distribución de la renta. Por diversos canales, el uso de la violencia letal sería un arma de las clases desfavorecidas para luchar contra una distribución injusta de la renta. En sentido inverso, una política pública que mejore el nivel general de vida y mengüe las diferencias económicas entre la población serían el instrumento más eficaz para reducir los niveles de violencia en una determinada sociedad. La relación inversa entre tasa de homicidios y renta per cápita se observa a escala mundial, aunque a unos niveles de correlación paupérrimos, en particular cuando se pondera por la población. En el mejor de los escenarios, un aumento de diez mil dólares en la renta per cápita se traduciría en una disminución de 0,8 puntos de la tasa de homicidios. Por comparación, la renta per cápita de México era de dólares en 2013 y la tasa de homicidios del mundo durante los últimos quince años fue de 5,5 asesinatos por cada cien mil habitantes.

2 Renta per cápita (en dólares) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por países, Países (N=208) Ponderado por población Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial y de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. La relación inversa entre renta y propensión de la población a abrazar el asesinato es mucho más intensa cuando se restringe el foco de análisis. En el continente americano, los países más pobres tienen tasas de homicidios sensiblemente superiores a las registradas en los países más ricos. Ponderando los países por población, el ajuste estadísticamente más adecuado predeciría que en el mínimo nivel de renta per cápita la tasa de homicidios se iría al entorno de treinta asesinatos por cada cien mil habitantes, mientras que el número de asesinatos sería despreciable a partir de los cuarenta mil dólares. La relación entre ambas variables, aunque se mantiene negativa, es más difusa cuando se incluyen solamente los estados de América Latina en el análisis. 2 Tanto en el mundo como en América, los países con mayores niveles de renta per cápita son los que manifiestan una distribución más equitativa de la renta. El reparto interno en cada sociedad de la renta medido según el coeficiente de Gini, donde 0 sería la distribución completamente igualitaria de la renta y 1 correspondería a una sociedad en el que un individuo acumulase toda la renta, muestra una relación positiva con la violencia. A mayor desigualdad en un país, mayor es la tasa de homicidios, dentro de unos ajustes estadísticos entre ambas variables mucho más intensos. En las sociedades con los repartos más equitativos de rentas del mundo la violencia sería casi nula, mientras que los países con mayor desigualdad de renta mostrarían tasas de homicidios en el entorno de los veinte asesinatos por cada cien mil habitantes.

3 Renta per cápita (en dólares) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por países en América, Países (N=40) Ponderado por población Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial y de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Desigualdad de renta (coeficiente de Gini) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por países, Países (N=171) Ponderado por población Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial y de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. En el continente americano, la relación entre desigualdad económica y violencia sería más difusa, aunque seguiría siendo positiva. En el peor de los escenarios, cuando se ponderan los casos por la población, el país con más igualdad de renta, que es Canadá, se correspondería con niveles bajísimos de violencia. En el extremo contrario, los países con una distribución más desequilibrada de la renta corresponderían con tasas de homicidios por encima de los veinte asesinatos por cada cien mil habitantes. No obstante, Haití, que es el estado más desigual de América, presenta las tasas de homicidios más bajas del continente, sólo superado por Canadá y Estados Unidos.

4 Desigualdad de renta (coeficiente de Gini) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por países en América, Países (N=26) Ponderado por población Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial y de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Con una fuerte correlación entre renta per cápita y distribución de la renta, una correlación lineal entre ambas variables y la tasa de homicidios sigue mostrando los mismos efectos a escala mundial. Por una parte, una mayor renta per cápita está asociada con menores niveles de violencia. Por otra, una distribución más equitativa de la renta está correlacionada con tasas de homicidios más bajas. 4 y el caso de México Para una evaluación a escala municipal, la renta per cápita y la tasa de homicidios entre 1990 y 2015 presentan el mismo tipo de relación inversa que se observa en el mundo, pero con una intensidad mitigada y peor ajuste estadístico. Como regla general, la población que vive en municipios de alta renta per cápita registra tasas de homicidios inferiores a las que se registran en los municipios más pobres de México.

5 Renta per cápita (en dólares en paridad de poder adquisitivo) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por municipios, Municipios (N=2.456) Ponderado por población Por tramos de renta per cápita se observa más intensamente la relación inversa con la tasa de homicidios, aunque la naturaleza de la relación está lejos de ser directa. El diez por ciento de la población mexicana que vive en los municipios más pobres del país registra una tasa de 19,4 homicidios por cada cien mil habitantes, mientras que el diez por ciento de la población que vive en los municipios más ricos se rodea de una tasa de homicidios de casi la mitad, de 11,9 homicidios por cada cien mil habitantes. En los deciles intermedios entre esos niveles máximos y mínimos, la disminución no es constante. 5 Tasa de homicidios por cada cien mil habitantes por deciles de renta per cápita (en dólares en paridad de poder adquisitivo), ,36 15,04 13,78 13,78 18,20 13,65 18,97 13,70 14,00 11,86 1 (MÁS POBRE) (MÁS RICO)

6 La relación negativa entre la violencia y la renta per cápita se mantiene incluso cuando se elimina el elemento de urbanización de los homicidios medido en densidad de población, que a su vez presenta una relación convexa con la tasa de homicidios: son los municipios más poblados y los menos poblados, pero más los primeros, los que presentan mayores tasas de homicidios mientras que los más pacíficos son aquellos con niveles intermedios de densidad de población. Descontando el efecto urbanización, una variación positiva de mil dólares en la renta per cápita municipal se traduce en una disminución de quince centésimas en la tasa de homicidios del municipio durante el periodo que va de 1990 a La distribución de la violencia en México, lo mismo que la distribución de la renta, ha tenido una componente territorial muy marcada, en particular en la ola de violencia que se inició en En el periodo de descenso constante de los niveles de violencia que se registró a finales del siglo XX y hasta 2007, los homicidios eran más frecuentes en los municipios más pobres que en los ricos. Entre 1990 y 1996 la tasa de homicidios promedio en el cincuenta por ciento de los municipios más ricos fue de 15,6 asesinatos por cada cien mil habitantes, una ratio de violencia que se elevaba a 21,5 en el cuartil de municipios más pobres. La distancia de violencia entre municipios ricos y pobres se mantuvo en el periodo de baja y declinante violencia que aconteció entre 1997 y Tasas de homicidios entre 1990 y 2015 por cuartiles de población según la renta per cápita municipal y periodos ,55 18,31 15,53 15,61 12,27 10,86 10,46 9,98 16,54 19,93 24,50 14, (Cuartil más pobre) < > 4 (Cuartil más rico) Esta distribución redundante de la violencia y la pobreza se quebró en la ola de violencia que se inició en 2008 y que se extiende hasta Aunque los niveles de violencia se elevaron en todos los tramos de renta, el cuartil más rico de municipios siguió registrando las tasas de homicidios más bajas de México, de 15,2 asesinatos por cada cien mil habitantes. Sin embargo, los municipios más pobres perdieron su posición de preponderancia previa como focos de violencia, que se traspasó a los

7 municipios de renta media alta. La tasa de homicidios en el cuartil más pobre de municipios fue la segunda más baja de México durante el periodo, por detrás del cuartil más rico. Mientras tanto, entre 2008 y 2015 la tasa de homicidios en el cuartil de renta per cápita media alta se elevó a 24,5 asesinatos por cada cien mil habitantes. El crecimiento de la violencia se sintió entre 2008 y 2011 con una intensa virulencia entre la población que vivía en el diez por ciento de municipios con más renta per cápita de México. En 2011 la tasa de homicidios en los municipios más ricos de México se elevó a una tasa históricamente alta por encima de los veinticinco asesinatos por cada cien mil habitantes cuando cuatro años antes la misma ratio estaba por debajo de los ocho homicidios. En comparación, en el decil de municipios más pobres de México, el descenso de la violencia de finales del siglo XX y principios del XXI fue más intensa que la media del país y el crecimiento posterior de los homicidios fue menos acusado. En el bienio que va de 2011 a 2012, la tasa de homicidios en el decil más pobre de municipios de México fue de 19,0 asesinatos por cada cien mil habitantes, sensiblemente por debajo de los 23,6 homicidios registrados en el decil más rico de municipios en el mismo periodo. Tasas de homicidios entre 1990 y 2015 por del decil más rico y más pobre según la renta per cápita municipal Decil más pobre Media Decil más rico La ola de asesinatos que se inició en 2008 alteró la relación inversa entre nivel económico y violencia que se observa en el mundo y que se había replicado con notoriedad a escala municipal en México hasta ese momento. El resultado fue que durante los cuatro años siguientes la violencia se concentró con mayor intensidad en los municipios más ricos de México. La tasa de homicidios estuvo durante ese periodo holgadamente por encima de los veinte asesinatos por cada cien mil habitantes en los municipios con una renta per cápita superior a los veinte mil dólares.

8 Renta per cápita (en dólares en paridad de poder adquisitivo) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por municipios, y En México, un país con una formidable aunque decreciente desigualdad económica interna incluso para los altos estándares del conteniente, los desequilibrios de renta son más palmarios en los municipios más ricos y menos intensa en los municipios más pobres. El coeficiente de Gini, que asigna valores más altos cuanto más inequitativa es la distribución de la renta en un determinado grupo poblacional, en el decil de municipios más pobres de México es de 0,394 mientras que alcanza el 0,432 en el decil de municipios más ricos. A pesar de esta discrepancia con buena parte de la distribución de la desigualdad en el mundo, México comparte el mismo patrón en la relación entre desigualdad económica de sus habitantes y violencia. Aun cuando la discrepancia es escasa, cuando mayor es la desigualdad económica interna en un municipio de México, mayor es el nivel de violencia que se da en ese municipio. 8 La relación entre desigualdad económica y violencia a escala municipal en México es errática, escasa y, lo que es más relevante, convexa. Los mayores grados de asesinatos se observan en los municipios con una desigualdad intermedia. En el cuartil de municipios mexicanos con más equidad en la distribución de la renta, la tasa de homicidios fue entre 1990 y 2015 de 14,0 asesinatos por cada cien mil habitantes, ligeramente por debajo de los 15,1 homicidios por cada cien mil habitantes que se registraron en el cuartil de municipios más desiguales. Los niveles de violencia de ambos extremos de la distribución territorial de la desigualdad económica fueron inferiores a los registrados en el cincuenta por ciento de municipios con niveles intermedios de desigualdad, donde la tasa de homicidios alcanzó los 15,9 asesinatos por cada cien mil habitantes.

9 Desigualdad de renta (coeficiente de Gini) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por municipios, Municipios (N=2.454) Ponderado por población y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Tasa de homicidios por cada cien mil habitantes por cuartiles del coeficiente de Gini, ,03 16,16 15,64 15, (MÁS EQUITATIVO) (MÁS DESIGUAL) No obstante, y del mismo modo que ocurría con la relación entre violencia y renta per cápita, esta relación positiva entre la desigualdad económica intramunicipal y la tasa de homicidios ha variado a lo largo del tiempo. En el periodo de alta violencia que aconteció entre 1990 y 1996 la tasa de homicidios en los municipios más desiguales en promedio casi duplicaba a la que se registraba en los municipios con distribuciones más inequitativas de la renta. En el siguiente periodo de alta violencia, que se registró entre 2008 y 2015, la diferencia entre los municipios más iguales y más desiguales en términos de violencia se había desvanecido y se registran niveles similares de violencia para todos los tramos de desigualdad económica.

10 Desigualdad de renta (coeficiente de Gini) y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por municipios, y y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. La dinámica de la relación entre violencia y desigualdad de la renta en México se observa con más precisión cuando se dividen los municipios en deciles. Tanto en el periodo de alta violencia que se dio entre 1990 y 1996 como en la siguiente etapa de baja violencia que se prolongó durante la siguiente década, se observa un creciente pero desequilibrado aumento de la tasa de homicidios en el decil inmediatamente superior de desigualdad de renta. En ambos periodos es el decil de municipios más desigual económicamente es que el que presenta mayores tasas de homicidio mientras que el decil más equilibrado en distribución de la renta estaba holgadamente por debajo de la media de violencia de México. Cuando la violencia se desboca a partir de 2008 la relación positiva entre desigualdad económica y tasa de homicidios a escala municipal cambia y son los territorios con grados intermedios de disparidad económica los que sufren con más intensidad los efectos de la creciente violencia, dejando los extremos de desigualdad municipal por debajo de la media. 10

11 Tasas de homicidios entre 1990 y 2015 por cuartiles de población según el coeficiente de Gini municipal y periodos ,00 18,20 13,96 15,67 18,47 17,19 16,09 20,52 17,48 24,01 9,69 10,71 9,22 11,58 10,83 12,57 9,56 11,90 9,59 13,31 14,86 19,28 14,30 29,10 23,01 22,48 18,52 18,71 12,93 18, (Decil más pobre) < > 10 (Decil más rico) Si la renta per cápita es un indicador promedio del bienestar en un municipio y el coeficiente de Gini es una medida de la distribución de la renta dentro de cada municipio, el porcentaje de población viviendo en condiciones de pobreza extrema o relativa permite la comparación del número de pobres sobre un umbral común para todos los municipios. En términos generales el porcentaje de población en condiciones de pobreza absoluta muestra una correlación positiva, aunque escasamente significativa, con respecto a la tasa de homicidios a escala municipal. Ponderado por la población, un aumento de diez puntos porcentuales en la cantidad de personas viviendo en la pobreza absoluta se traslada a un crecimiento de 1,2 asesinatos por cada cien mil habitantes. Esto implica que la tasa de homicidios casi se duplica cuando se pasa de un municipio en el que no existe la pobreza absoluta a otro en el que toda su población vive en circunstancias de pobreza absoluta. 11 En los dos deciles de municipios con más porcentaje de población viviendo en la pobreza extrema, la tasa promedio de homicidios entre 1990 y 2015 fue de 12,7 asesinatos por cada cien mil habitantes. El mismo valor para el decil con más porcentaje de pobres se eleva hasta los 20,9 asesinatos por cada cien mil habitantes, lo que supone un 64,3 por ciento más de violencia que en los municipios con más pobreza extrema. En las posiciones intermedias de pobreza extrema, la tasa de homicidio para cada decil se mueve entre los trece y los dieciocho homicidios por cada cien mil habitantes.

12 Porcentaje de población viviendo en condiciones de pobreza extrema y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por municipios, Municipios (N=2.456) Ponderado por población Tasa de homicidios por cada cien mil habitantes por cuartiles de porcentaje de población viviendo en pobreza extrema, ,60 15,29 15,26 16, (MENOS POBRES) (MÁS POBRES) Como ocurría con la renta per cápita y el coeficiente de Gini, la correlación entre el porcentaje de habitantes viviendo en condiciones de pobreza extrema en un municipio y la violencia ha variado a lo largo del tiempo. En el periodo de alta violenta que aconteció entre 1990 y 1996 un aumento en un municipio de diez puntos porcentuales en la cantidad de habitantes pobres se traducía, en promedio, en un crecimiento de tres asesinatos por cada mil habitantes en el municipio. En el periodo de baja violencia que fue de 1997 a 2007 se mantuvo la relación positiva y con la misma potencia, aunque ajustado a las cotas más bajas de violencia. Sin embargo, cuando llegó la ola de violencia a partir de 2008 la relación lineal entre porcentaje de población viviendo en situación de pobreza extrema y tasa de homicidios simplemente se desvaneció e incluso pasó a presentar una correlación ligeramente negativa.

13 Porcentaje de población viviendo en situación de pobreza extrema y tasa de homicidios (por cada cien mil habitantes) por municipios, y y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Entre 1990 y 1996 la tasa de homicidios en el decil con menos porcentaje de pobreza absoluta fue de 12,6 asesinatos por cada cien mil habitantes, una cifra que se duplica para el decil con más porcentaje de pobres hasta los 29,3 asesinatos por cada cien mil habitantes. La misma relación, aunque más débil, se reprodujo en el periodo de baja violencia que fue desde 1997 hasta En ese periodo, la tasa de homicidios en los dos deciles con menos pobres y en el decil con más pobres era, respectivamente, de 8,5 y 17,0 asesinatos por cada cien mil habitantes. 13 La relación cambia abruptamente cuando se dispara la violencia en La tasa de homicidios en la mitad de municipios con menos porcentaje de pobres pasó de 9,7 asesinatos por cada cien mil habitantes en el periodo anterior a 20,9 entre 2008 y Mientras tanto, los municipios con mayores cotas de pobreza, que históricamente habían sido más violentos, pasaron a estar por debajo, con 17,1 homicidios por cada cien mil habitantes.

14 Tasas de homicidios entre 1990 y 2015 por cuartiles según el porcentaje de población viviendo en la pobreza extrema y periodos ,26 16,14 18,72 22,85 9,21 10,25 10,88 13,21 19,59 22,26 17,87 16, (Cuartil con menos pobres) < > 4 (Cuartil con más pobres) Si se mezclan los tres elementos relacionados con la pobreza en cada municipio (renta per cápita, coeficiente de Gini y porcentaje de la población viviendo en la pobreza absoluta), además de la densidad de población como aproximación al concepto de urbanización, y se realiza una regresión lineal donde la variable dependiente sea la tasa municipal de homicidios, el resultado es que las tres variables están relacionadas positivamente con la tasa de homicidios, aunque de un modo bastante laxo. Para el periodo de veintiséis años que va de 1990 a 2015 cuanto menor era la renta per cápita del municipio, cuanto mayor era la desigualdad de renta entre los habitantes del municipio y cuanto mayor era el porcentaje de población del municipio que vivía en la pobreza extrema, mayor fue la tasa de homicidios del municipio. Además, a mayor densidad de población, mayores niveles de violencia. En general puede concluirse que, dentro de su limitada capacidad explicativa, la pobreza está asociada a mayores niveles de violencia. 14 Sin embargo, la relación entre las diversas variables asociadas a la pobreza y los niveles de violencia ha estado lejos de ser unívoca en el periodo que va de 1990 a En realidad, ha cambiado radicalmente con el tiempo. Entre 1990 y 2007, durante la etapa que corresponde a un descenso de la tasa de homicidios en el conjunto de México, las tres variables relacionadas con la pobreza (renta per cápita, desigualdad y pobreza absoluta), además de la densidad de población, estaban relacionadas positivamente con la tasa de homicidios. Un municipio con menos renta per cápita, más desigualdad económica y con más población viviendo en la pobreza absoluta se correspondía con un mayor nivel de violencia. Cuando la violencia estalla a partir de 2008, la relación entre pobreza y tasa de homicidios se da la vuelta por completo hasta generarse una relación positiva entre riqueza y violencia. Durante el periodo que va desde 2008 a 2015, son los municipios con mayor renta per cápita, los que muestran mayor desigualdad económica interna

15 y los que tienen a menos porcentaje de población viviendo en condiciones de pobreza absoluta los que presentan mayores tasas de homicidios. También la urbanización medida en términos de densidad de población pasa a cambiar el signo de su relación con la violencia, que se vuelve negativa. Correlación lineal de la tasa de homicidios municipal en distintos periodos por variables relacionadas con el reparto de la renta por periodos, Tasa de homicidios Renta per cápita + Coeficiente de Gini Porcentaje de población en pobreza extrema Densidad de población R 2 0,067 0,059 0,013 0,019 El cambio de la relación entre pobreza y violencia se produjo de manera abrupta. Si hasta 2007, las tres variables asociadas a la pobreza se relacionaban positivamente cada año con los indicadores de pobreza, para 2010 se había dado la vuelta a la tortilla y esos tres indicadores de pobreza habían pasado a mostrar una relación negativa con la pobreza, que se repitió en años sucesivos. 15 Correlación lineal de la tasa de homicidios municipal en distintos periodos por variables relacionadas con el reparto de la renta por años, Tasa de homicidios Renta per cápita Coeficiente de Gini Porcentaje de población en pobreza extrema Densidad de población R 2 0,02 0,03 0,02 0,01 0,01 0,02 0,02 Conclusión Aunque la correlación es exigua, la concordancia entre pobreza y violencia a escala municipal ha seguido en México en la historia reciente el sentido esperado por muchos modelos teóricos y ratificado parcialmente por estudios empíricos y por los grandes números: a mayores niveles de pobreza, mayor grado de violencia. Entre 1990 y 2015 las tasas de homicidios a nivel municipal han estado negativamente

16 correlacionadas con la renta per cápita y positivamente relacionados con la desigualdad de la renta y con las cotas de pobreza extrema. Sin embargo, el sentido de esta relación entre pobreza y violencia se ha visto completamente alterado con la ola de violencia que se inició en México en En el periodo más reciente, las concentraciones de mayor intensidad del ejercicio de la violencia se han trasladado desde los municipios que acumulaban más pobreza y desigualdad hacia otros con niveles intermedios de renta per cápita, de pobreza extrema y de inequidad en su distribución de la renta. 16