Una aproximación de síntesis e intento de análisis a los versos primero y segundo de la Canción 3ª de la Llama de Amor Viva, de San Juan de la Cruz.

Transcripción

1 1 CASA DE RETIRO DEL ESPIRITU SANTO CURSO TEOLOGIA ESPIRITUAL SEGUNDO SEMESTRE DEL 2007 PROF. HNA. ANNELIESE MEIS S.SpS. Una aproximación de síntesis e intento de análisis a los versos primero y segundo de la Canción 3ª de la Llama de Amor Viva, de San Juan de la Cruz.- Canción 3ª Oh lámparas de fuego, en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, con extraños primores calor y luz dan junto a su querido! En la Declaración primaria el autor hace hincapié sobre la necesidad de la experiencia en el espíritu que debe tener quien desee adentrarse en las profundidades del camino espiritual en busca del Misterio, reiterando como ya se ha visto en anteriores situaciones que esta experiencia es única, irrepetible, insustituible e imposible de transmitir a ningún otro. De lo contrario, advierte que su lectura le sería algo oscura y prolija. Agradece en ella como la esposa al Esposo del Cantar de los Cantares, los grandes favores que recibe gracias a su unión de amor que todo lo ha transformado en ella, haciéndola sentir contenta, recibiendo y dando todo por y para el ser amado, y así puede resplandecer delante del Amado y amarle ante todo y completamente, pudiendo entonces expresar el autor el verso primero de la tercera canción o estrofa: Oh lámparas de fuego! Inicia su análisis con la premisa de que las lámparas tienen dos cualidades o propiedades a saber, dar luz y calor. La comparación que hace el autor se refiere a que estas lámparas que lucen en el alma y le dan calor a la vez, son los atributos y virtudes divinos que conocemos y aquellos que no conocemos en su simpleza divina del Ser Dios mismo, dándose cuando lo quiere y tiene a bien dar a conocer al alma que ha elegido todas sus grandezas; y cómo estos atributos pertenecen y son el mismo ser de Dios en un solo supuesto suyo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada uno de estos atributos es el mismo Dios, quien siendo luz infinita y fuego divino infinito, es que en cada uno de sus atributos: omnipotencia, misericordia, sabiduría, justicia, etc., y en los que no conocemos, luce y da calor como Dios siendo cada uno de ellos una lámpara que ilumina al alma y entrega calor de amor y caridad.

2 2 Posteriormente plantea que siendo todos estos atributos un solo ser, hay muchas lámparas que sin embargo desembocan en una sola que según sus virtudes arde y luce como muchas lámparas, por lo tanto el alma ama por cada una de ellas y a través de ella en todas; así, expresa que cuando el resplandor del ser de Dios en alguno de sus atributos, omnipotencia, sabiduría, bondad, etc., arde en el alma le va dando luz y calor de amor de cada uno de ellos, en cuanto es omnipotente, sabio, bueno, siendo además lámpara de justicia, de fortaleza y de misericordia así como de todos los otros atributos que se le representan al alma en Dios. A lo anterior agrega y fundamenta el mayor calor de Dios con que Él ama y que le comunica al alma la forma calurosa de amar que debe tener el alma al amar a Dios, traduciéndola en las innumerables lámparas que de Dios le dan noticia y amor. Menciona los atributos divinos que conoció Moisés en Ex. 34,5-8, dados a conocer al profeta por el conocimiento altísimo que se le comunicó de Dios, pero también fue altísimo el deleite de amor y fruición que Dios le concedió y le permitió discernir los atributos divinos de omnipotencia, señorío, deidad, misericordia, justicia, verdad y rectitud de Dios. Es tan grande, admirable e inmenso el arrobamiento de amor que comunican el fuego de estas lámparas que cada una abrasa en amor ayudando con este calor al calor de la otra, y la llama de una a la llama de la otra, como igualmente la luz de una a la otra, ya que por cualquier atributo se conoce el otro, estando hechas cada una de una luz y un fuego. En esto deja claro que el alma que ha sido llagada de amor en delicadas llamas en cada una de ellas y en todas juntas y viva en amor de vida de Dios, es aquel amor de la vida eterna, cúlmine de todos lo bienes como lo expresa el Esposo en el Cantar de los Cantares al decir que las lámparas de amor eran lámparas de fuego y de llamas (8,6). Seguidamente el autor hace recuerdo y mención de la antorcha o lámpara que Dios hizo pasar delante de Abrahán, demostrándole la justicia que haría ante los cananeos, provocándole gran horror a éste, para comparar el amor y luz que provocará en el alma la lámpara de amor que Dios amorosamente transmite y dona a ella, comunicándole sus deleites a las potencias del alma según sus atributos y virtudes. Esto se traduce en que cuando se ama haciendo el bien a otro, se le ama y hace bien según sus propiedades y condiciones; es decir, según sus atributos que han sido transmitidos; así, si el Esposo es omnipotente, te hace el bien y te ama con omnipotencia, si es sabio, te ama y hace el bien con sabiduría, y así sucesivamente, llegando a la máxima expresión de amor: Yo soy tuyo y para ti, y gusto de ser tal cual soy por ser tuyo y para darme a ti. Según todo esto se hace la pregunta de quién dirá lo que sientes, dichosa alma sabiéndote así engrandecida y tan sumamente amada. Recurre a figuras siempre del Cantar de los Cantares y de los salmos 44 y 45, en que compara al alma amada con las hijas del Rey y la esposa del Cantar como con la aguas que corren por el monte Líbano, que es Dios. Este ímpetu del río alegra la ciudad de Dios, es decir, el alma así amada y llegada a este estado de unión espiritual es capaz de alegrar a la Jerusalén Celestial, además de alcanzar el estado de perfección espiritual. Pasa a ser una lámpara de fuego que va iluminando a otra, y así a otra y a otra.

3 3 Finalmente concluye su análisis de este verso señalando que esta alma está rebosando aguas divinas, revertida como una abundante fuente que por todas partes rebosa aguas divinas. Como paradoja a todo lo expresado anteriormente sobre luz, fuego, lámparas de Dios, que es tan inmenso y tan sumamente suave que siendo fuego enorme es como agua de vida que sacia la sed del espíritu con el fulgor que desea. La fuente de agua viva del encuentro de Jesús con la samaritana, que curiosamente el autor no lo trae a colación, sino que a otros varios pasajes al mencionar la venida del Espíritu Santo. A este Espíritu Santo lo esconde en las venas del alma (comparándolo con la estada de Jeremías en la cisterna), como agua suave y deleitable, hartando la sed y búsqueda de Dios (la samaritana), haciendo que esta agua pase a ser llama de vivo fuego al ejercitar el espíritu en sacrificio del amor a Dios, siendo lámparas de dilección y de llamas que mencionaba el Esposo del Cantar de los Cantares. Por eso, porque el alma no sólo las gusta como aguas sino también las ejercita en amor de Dios como llamas, siendo el alma inflamada y puesta en ejercicio de amar, en acto de amor, es que no las llama lámparas de agua, sino que : Oh, lámparas de fuego!. Lo que aquí llama lámparas de fuego son los atributos divinos que participan junto con Él mismo en la transformación indecible del alma en Dios: que el alma está hecha Dios de Dios. En cuyos resplandores En este verso comienza el autor con su análisis señalando que estos resplandores de las lámparas no son como los de las lámparas materiales que con sus luces alumbran lo que está alrededor, sino que son las novedades de los atributos divinos que dan de si al alma, con lo cual ésta puede también llegar a resplandecer transformada en resplandores amorosos, con los resplandores que están dentro de las llamas porque el alma está a su vez dentro de estos mismos resplandores. Es como el aire dentro de la llama, encendido y transformado en llama, y el movimiento de la llama es producto del aire y del fuego, quien hace al aire que en si tiene inflamado, teoría esta meramente de orden y pedagogía espiritual hoy, no así en la época en que el autor compuso su obra. A lo anterior, explica que los movimientos de estas llamas divinas no las hace el alma sola transformada en llamas del Espíritu Santo, ni él sólo, sino juntos moviendo el Espíritu Santo al alma como hace el fuego al aire inflamado según lo señalado en el párrafo precedente. Estos movimientos divinos y del alma juntos no solamente son resplandores sino también glorificaciones en el alma, juegos que hace el Espíritu Santo que parece querer siempre darle vida eterna entrándola ya de veras en sí. Todos los beneficios divinos que Dios hace al alma tienen por fin llevarla a la vida eterna, con movimientos que si bien en el Espíritu Santo tienen por motivo absorber al alma en mucha gloria, aún no se puede completar hasta que llegue el tiempo escatológico en que esta alma salga de la esfera del aire carnal y pueda entrar en el centro del espíritu de la vida perfecta en Cristo.

4 4 Todos estos movimientos sin embargo a que hace referencia el autor son del alma ya que Dios no se mueve, por eso esas muestras de gloria que se dan al alma son estables, perfectas y continuas y firmemente serenas en Dios. El alma verá como acá parecía que se movía Dios en ella, en si mismo no era así, sino que por no estar ella perfecta aún en la gloria, tenía todos aquellos movimientos y llamaradas en un sentimiento solamente de gloria no completa aún. En seguida aclara más este concepto de los resplandores de las lámparas con el desarrollo del término obumbraciones, que es hacer sombra pero en el sentido de proteger y dar amparo, poniendo el mejor y más claro ejemplo en el anuncio que por gracia de Dios hizo el ángel san Gabriel a la Virgen Maria de la concepción del Hijo de Dios, llamándola el ángel obumbración del Espíritu Santo al decir: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te hará sombra. (Lc 1,35). Cada cosa tiene sus propias obumbraciones o sombra divina conforme a las características de cada cosa en sí. De tal modo que para la obscura hará sombra opaca y obscura, para la clara y luminosa, será como tal, y así sucesivamente. De lo anterior se desprende que al ser estas virtudes y atributos divinos lámparas encendidas y resplandecientes y al estar tan cerca del alma no podrán dejar de tocarla con sus sombras, que también serán encendidas y resplandecientes según lo ya dicho, conforme a las lámparas que las hacen, siendo así estas sombras resplandores también. Del mismo modo que se expresó en el análisis del verso anterior, la sombra que hace al alma la lámpara de la hermosura divina será otra hermosura de aquella hermosura de Dios, la que hace la fortaleza, será otra fortaleza y talle de la divina, la sabiduría otra sabiduría conforme al talle de Dios que es el mismo Dios en sombra. Sin embargo se hace referencia a que el alma no puede acá comprender estos atributos divinos en sombra, por ser tan a la hechura y propiedad de Dios, que es el mismo Dios en sombra, conoce bien el alma la excelencia de Dios, es decir, no será acá sino al final de su tiempo terrenal. Se pregunta en base a lo anterior cuáles serán las sombras que el Espíritu Santo hará al alma de las grandezas de sus virtudes y atributos, estando unido a ellas en sombras y resplandores gustando a Dios según la característica y propiedad de él en cada una de ellas. Porque tal como antes, gusta y entiende la potencia divina en sombra de omnipotencia, la sabiduría en sombra de sabiduría divina, etc., para llegar finalmente a gustar la gloria de Dios en sombra de gloria, que hace conocer y saber la propiedad y talle de Dios, pasando todo lo anterior en clara y encendidas sombras de aquellas claras y encendidas lámparas, todas ellas fundidas en una lámpara de un solo sencillo ser de Dios resplandeciente ahora en todas formas. En seguida hace una comparación del sentimiento del alma ante esta situación con distintos pasajes bíblicos como Ezequiel referente a la sabiduría, y los sonidos de multitudes que dicen muchas grandezas divinas, en cuanto basta un solo sonido de un paso que Dios da por ella conocido distintamente. Finalmente el batir de alas que dice el profeta era como sonido de muchas aguas y sonido de Dios, que en el alear del Espíritu Santo en la llama de amor alegra al alma gozando su gloria en su semejanza y sombra divina.

5 5 En este estado de divinos resplandores el alma se siente elevada y embestida en estas aguas en que Dios le ha otorgado el regadío superior e inferior, ya que estas aguas siendo alma y cuerpo, parte superior e inferior, penetran regando el manantial divino. Finalmente concluye su análisis y explicación del verso alabando a Dios y enalteciendo sus atributos divinos en su simplicidad infinita de un único ser en que se conoce de tal modo y se gusta lo uno, que no impide el conocimiento y gusto de lo otro, encontrándose en su pureza y Sabiduría divina el depósito de los tesoros del Padre, el resplandor de la luz eterna, espejo sin mancilla e imagen de su bondad (Sab. 7,26), en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, con extraños primores calor y luz dan junto a su querido! A modo de comentario, se puede señalar que en estos versos el autor hace una exaltación de los atributos divinos y del modo cómo el alma puede ir asemejándose a Él, recibiendo paradójicamente las demostraciones contrarias entre sí; por un lado las lámparas divinas de fuego y a la vez las obscuridades de las sombras, pero en forma de obumbraciones, es decir, en sombras de amor, aunque parezcan obscuridades pero que en el fondo tienen como fin el proteger y hacer descubrir finalmente la luz tan buscada que tiene como objeto el camino místico. En esto se aprecia muy claramente la influencia platónica en el autor, así como el ambiente de la época en que vivió, por un lado el oscurantismo de la Edad Media, y por otro el inicio del Siglo de Oro de la literatura española en la riqueza y lirismo de su lenguaje. No cabe duda alguna al leer este poema y conociendo un poco la vida del autor con las tribulaciones que le tocó vivir, que esta poesía es una Oración, tomándola como método hermenéutico de la acción del Espíritu Santo como tercera persona trinitaria en el alma del hombre que busca al Misterio Divino, así como de todos los escritos, trabajos y acciones que tengan relación con la búsqueda de Dios, sus atributos y perfecciones; ya que el dolor y la oración juntos, bajan las defensas humanas, favorecen el abandono y llevan a reflexionar y a mirar los acontecimientos con los ojos de Dios, debiendo ser ese, sin falsa pretensiones creo, el fin de nuestra búsqueda en estos afanes. Sólo así podremos avanzar un céntimo en el camino de la búsqueda del Misterio Divino, eso si contando con Su Anticipación que emana de Su Gracia Divina. Será acaso, llegando a ese estado, el conocer el tiempo en que se adorará en espíritu y verdad, como se lo prometió el Señor a la samaritana?

6 6 Para terminar este intento de trabajo, se adjunta el análisis métrico de la poesía, a fin de satisfacer esa necesidad literaria que alguien pudiera tener: San Juan de la Cruz ( ) Llama de amor viva Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva acaba ya si quieres, 5 rompe la tela de este dulce encuentro! Oh cauterio süave! Oh regalada llaga! Oh mano blanda! Oh toque delicado que a vida eterna sabe 10 y toda deuda paga! Matando, muerte en vida has trocado. Oh lámparas de fuego en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, 15 que estaba oscuro y ciego, con estraños primores color y luz dan junto a su querido! Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno 20 donde secretamente solo moras, y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno, cuán delicadamente me enamoras! De: Floresta de rimas antiguas castellanas, por Juan Nicholas Böhl de Faber. Hamburgo: Perthes y Besser, 1821.

7 7 Estrofa: Lira (estrofa con 5-7 versos de once y de siete sílabas, con rima perfecta). Aquí se emplea el esquema: abcabc Sílabas: Versos de siete y de once sílabas Oh llama de_amor viva que tiernamente_hieres = 11 [hiato]* de mi_alma en el más profundo centro! Pues ya no_eres esquiva acaba ya si quieres, = 11 rompe la tela de_este dulce_encuentro! * José María Ortega prefiere otra versión de esta linea: = 11 [hiato entre mi y alma] de mi alma_en el más profundo centro! Rima: Rima perfecta, con el esquema abcabc Oh llama de amor viva a que tiernamente hieres b de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva a acaba ya si quieres, b rompe la tela de este dulce encuentro! C C Javier Brieba Guajardo Santiago, Noviembre del 2007