CARISMA FUNDACIONAL Y RELACIÓN CON LOS LAICOS

Transcripción

1 CARISMA FUNDACIONAL Y RELACIÓN CON LOS LAICOS FICHA n. 8 p. Giuseppe Rainone 1.- A qué laicos nos referimos? A los laicos concientes de su vocación cristiana, en sus tres dimensiones: misión, espiritualidad y comunión. Laicos que se sienten llamados a seguir un carisma fundacional que en un principio se encarnó en una forma de vida religiosa. Hoy, para nosotros, josefinos, estos laicos se han convertido en "un desafío", en el sentido de "una tarea difícil con la que debemos confrontarnos con decisión". Los cristianos laicos comprometidos están presionando para una renovación o refundación de la vida religiosa. Esta es la gran novedad que debemos reconocer y acoger. 2.- Los laicos piden comprometerse con el carisma fundacional En la historia reciente se han desarrollado y concretado diversas formas que promuevan el protagonismo de los laicos. Gracias sobre todo al Vaticano II y a los documentos de la Iglesia (como Christifideles laici, 1988), los laicos comprometidos han experimentado un fuerte impulso y comenzaron a sentirse protagonistas de la vida y la misión de la Iglesia. Al mismo tiempo, la creciente disminución de los miembros efectivos de la vida religiosa ha generado la aparición de una gran demanda, por parte de los laicos, para ayudar al mantenimiento de las obras apostólicas y sociales de los religiosos, cada vez más grandes y difíciles de gestionar. De hecho, muchos laicos se han encontrado en contacto con el carisma fundacional de la vida religiosa. En los últimos años, la comprensión del compromiso de estos laicos y su relación con la vida religiosa que los acoge, ha pasado por diferentes fases que no son excluyentes, sino abiertas a la búsqueda y a la libertad personal: de ser considerados "empleados" a ser vistos como "colaboradores"; sentir una llamada a vivir una misma espiritualidad, compartir una misma misión y ser coherederos de un mismo carisma; ser conscientes de una vocación carismática común y de las diferentes vocaciones específicas dentro de una misma familia carismática; pasar de "compartir el espacio de la tienda" (vida religiosa) a "crear juntos, religiosos y laicos, una nueva tienda". Son laicos que han sido atraídos por los religiosos y por su proyecto de vida, que han descubierto el carisma, su espiritualidad y su misión, y luego de diversos momentos de formación y discernimiento, han decidido comprometerse con el mismo proyecto carismático. Algunos de ellos - una minoría que va creciendo - se sienten también llamados, como los religiosos, a ser corazón, memoria y garantía del carisma. Son laicos que buscan desarrollar el carisma para el futuro y no sólo colaborar con la misión durante un tiempo determinado. De estos laicos hay ya muchos ejemplos en todos los rincones del mundo josefino. Lo que pasa, es que a veces nosotros, josefinos, no sabemos ver las maravillas que Dios está haciendo crecer a

2 nuestro alrededor y seguimos creyendo que el futuro del carisma depende únicamente de nosotros. 3.- Hacia inéditos caminos de esperanza y futuro. Nos falta todavía mucho que vivir y reflexionar sobre la experiencia de la relación entre religiosos y laicos, sin embargo ya se están produciendo algunos documentos y orientaciones muy interesantes. Focalizamos nuestra atención en algunos mensajes recientes de nuestra congregación que se centran en: 1.- la visión confiada y abierta al compromiso de "construir alrededor de la comunidad josefina una "comunidad murialdina" y a expresar la relación entre religiosos y laicos en una pasión compartida por el carisma de Murialdo... En este contexto, son muy significativos los proyectos de formación para nuestros laicos, que serán aún más importantes y eficaces si contienen la posibilidad de una formación recíproca entre laicos y religiosos. (cf.: L.C. 04 del , Los grandes sueños hacen partir las caravanas) 2.- la invitación a reconocer el horizonte de la relación entre laicos y religiosos "en el contexto de la eclesiología de comunión, que funda la comunión de vocaciones... Es el carisma el corazón de la experiencia: es la semilla de la cual nació el árbol, es la "sangre" que funda el "vínculo espiritual" que une a todos aquellos que en diferentes formas participan del mismo don... El compartir entre todos el carisma da plenitud y dilata la realidad carismática, enriqueciendo la experiencia murialdina con la especificidad laical e integrándola con la realidad de consagradas y consagrados". (cf.: Road Map FdM de 2008, N º 2-3) 3.- el impulso para la renovación de "todas nuestras comunidades", alimentado por la importancia del estudio y del compartir en comunidad los documentos de la congregación acerca de la FdM (Los Ángeles, CI08, n.11) y de la responsabilidad primordial de los directores acerca del camino "que se está desarrollando en la obra entre laicos y religiosos, especialmente en orden a la formación recíproca, al acompañamiento espiritual y en sintonía con las iniciativas de la provincia y la congregación" (ibid., n. 12). (cf.: L.C.08 del 22/08/08: Nuevas formas de fraternidad entre religiosos y entre religiosos y laicos) 4.- la necesidad de un cambio de mentalidad en la conciencia de nuestra misión: "del protagonismo del individuo al de la comunidad educativa, en la que el josefino se siente particularmente llamado a mantener vivo el carisma" (Sigüenza, CI09, n. 7)... Son importantes las cosas que logramos hacer junto con los laicos, no solos; responsabilizando y motivando a aquellos que las continuarán más allá de nosotros y aún sin nosotros: sólo así podremos dar futuro al bien que hacemos. La responsabilidad más grande y más nuestra es "mantener vivo el carisma" y "tener una atención especial por la formación espiritual, apostólica y profesional de los laicos, en particular de aquellos más cercanos, comprometidos y con cargos de responsabilidad" (ibid., n. 11). (cf.: LC 12 del , Encontrémonos con gozo en el servicio a los últimos). 4.- Interpretar el sueño de los laicos Es suficiente acogerlos y escuchar al menos algunas voces de aquellos que más nos conocen y comparten nuestros espacios y lugares de vida. - "La comunidad que he conocido es una buena combinación de josefinos y laicos: por lo que he vivido, el laico que tiene la suerte de hacer una experiencia 2

3 duradera es un afortunado porque no es un huésped bien recibido, sino parte integrante de la misma la comunidad. Se le hace parte de toda la vida de la comunidad y está bien integrado.... Esto es realmente significativo". (Elena, Milán) - "He vivido un año en la comunidad de josefina como voluntaria y sin duda el compartir ha caracterizado mi experiencia... La convivencia entre laicos y religiosos no disminuye la eficacia de la misión, sino más bien aumenta su eficiencia, dando valor agregado y permitiendo a todos que no sólo reciban beneficios espirituales y materiales, sino también que los puedan ofrecer. (Enza, Cooperación Internacional) - En aquella comunidad josefina "me he sentido en familia. Los afectos que se crean, en mi opinión frutos de la convivencia, te llevan a la experiencia de vida en familia. Lo veo en el tiempo. A veces las amistades cambian con el tiempo, el afecto por la propia familia en vez no cambia con el tiempo ni con la escasa frecuencia de los encuentros. Esto me pasa cada vez que vuelvo. Tal vez este sea el sentido profundo de la comunidad?" (Federico - E.N.Gi.M. ONG) - Conociendo, pues, la vida de vuestra comunidad, tuve la oportunidad de experimentar la belleza que viene del compartir, aquello "físico" (una casa para vivir, una mesa para comer, un lugar dedicado a la oración, un coche a compartir y todos los pequeños problemas prácticos de la vida cotidiana) y lo "espiritual" (orar, meditar, leer, intercambiar ideas, debatir, crear proyectos)... Creo que en el carisma de Murialdo la comunión entre laicos y religiosos puede ser algo que enriquece a ambos, dejando siempre abierta la mirada sobre el mundo y probablemente facilitando también la coherencia en las obras que surgen de este carisma". (Laura, voluntaria de Parma) 5.- Crecer juntos en dirección al futuro A.- Vivir y promover la eclesiología de comunión El primer elemento que nosotros, josefinos, debemos tener en cuenta sigue siendo el de superar ciertas tendencias exclusivistas, de desconfianza y de miedo en relación a los laicos que están a nuestro lado. Parece que lo que más nos interesa es el distinguir, especificar, diferenciar; en vez de hacer más significativo lo que nos une y enriquece mutuamente. Se habla mucho de "comunión", pero en la vida concreta se va por un camino muy diferente. Por tanto, es necesario insistir en lo que significa vivir en una Iglesia Comunión; favorecer experiencias y estructuras que sean un signo de una comunión que existe para la misión. Los laicos reclaman que nosotros, religiosos, actuemos como "expertos en comunión". Tenemos que construir comunidades auténticas, donde se comparta la fe, la vocación, las relaciones interpersonales, la misión, la formación. Comunidades abiertas, sencillas, acogedoras, cercanas a los laicos, los jóvenes, los pobres. Comunidades de religiosos, de laicos, de religiosos y laicos, intercongregacionales, internacionales... Debe fomentarse, en todas las obras apostólicas, espacios de encuentro, de escucha y de mutuo conocimiento, de compartir, de diálogo, de búsqueda de consenso, de atención a las necesidades personales, de voluntariado... Se debe formar a una mayor corresponsabilidad en la misión, sabiendo que esto requiere formación adecuada, acompañamiento, discernimiento, participación y reconocimiento institucional. 3

4 B.- Re-actualizar las raíces carismáticas de la vida religiosa En la actualidad somos capaces de diferenciar como josefinos el "carisma fundacional", abierto a todas las formas de vida eclesial, de aquel mismo carisma "encarnado" en una forma específica de vida religiosa. Tener esto en cuenta daría espacio a los laicos para un particular modo de compartir el carisma y ayudaría a los religiosos a centrar el "carisma fundacional" en lo que es más propio de la vida religiosa. Esto nos permite volver a lo que es más específico y fundamental en la vida religiosa: la radicalidad evangélica en la fidelidad a nuestros votos de castidad, pobreza y obediencia, vividos en comunidad al servicio de la misión carismática. La radicalidad de nuestros compromisos debe ser significativa (visible para el resto de la Iglesia y de la sociedad), de modo que lleve a todos a cuestionarse sobre estos valores evangélicos fundamentales y a acercarse a ellos. Y más aún, nos permite descubrir y privilegiar nuestro verdadero lugar en la misión carismática. La corresponsabilidad de muchos laicos en el carisma y su colaboración en los compromisos de animación y gobierno de muchas de nuestras obras, nos debería permitir dedicar más tiempo a descubrir y ejercitar nuestro verdadero lugar en la misión y a su realización en los empeños apostólicos. El diálogo con los laicos es imprescindible para actualizar nuestra vivencia carismática de la vida religiosa. Nosotros, josefinos, no podemos caer en un monólogo que no nos permita profundizar en nuestra especificidad carismática. C.- Ayudar a generar nuevas experiencias de coparticipación y de "familia carismática" Por último, mirando a nuestro alrededor, se tiene la fuerte impresión de que estamos invirtiendo más energía para mantener lo que tenemos y somos (institución), que en la búsqueda, según una fidelidad creativa, de nuevos caminos para encarnar el carisma hoy. Debemos ser conscientes de que el modelo institucional de vida religiosa ha dado ya lo que podía dar y agradecer a aquellos que hicieron posible que el carisma llegara hasta el día de hoy; pero ahora el carisma exige "novedad" en la forma de vivirlo y debemos saberlo encarnar en las nuevas situaciones que el mundo presenta. Los laicos pueden ayudarnos mucho en este sentido: por su experiencia de vida y porque no están tan ligados como nosotros a nuestra "madre" institución. Caminar juntos, religiosos y laicos, en la vivencia del mismo carisma fundacional, comporta actitudes de confianza, de corresponsabilidad y servicio, de reconocernos todos aprendices en la vida, de sentirnos familia más allá de las diferencias y conflictos. Apostar siempre por la comunión. Desde hace mucho tiempo hay a nuestro lado laicos asociados, colaboradores, voluntarios al servicio de la misma misión. Esto es positivo y debe continuar. Algunos, incluso, se sienten llamados a ir más allá y a establecer con los religiosos una estructura eclesial "nueva". Sólo piden reconocimiento, confianza y apoyo, ya que "la realidad parece indicar que no sólo tenemos necesidad de ampliar la tienda del instituto, sino también de construir juntos una tienda nueva donde todos, laicos y religiosos, encuentren su lugar". 4

5 PARA LA REFLEXION PERSONAL Y COMUNITARIA: 1.- Te preocupa la relación con los laicos en un plano de igualdad'' para llegar a una verdadera comunión en la Iglesia? 2.- Qué medidas se están implementando en la comunidad para favorecer el compartir del carisma con los laicos? Qué falta aún? 3.- Puedes centrarse en las dificultades y los desafíos de la relación laicos / religiosos, y en cómo la congregación está respondiendo a esta situación? 5