La joven sociedad colonial

Transcripción

1 5 Ejercicio D

2 5 Ejercicio I Tormentas y huracanes que afectaron a Puerto Rico entre los siglos XVI y XVIII siglo XVI 16 de agosto de 1508 San Roque julio de 1514 sin 4 de octubre de 1526 San Francisco 26 de julio de 1530 Santa Ana 22 de agosto de 1530 San Hipólito julio o agosto de 1537 sin 7 de septiembre de 1545 sin 24 de agosto de 1568 San Bartolomé 21 de septiembre de 1575 San Mateo siglo XVII 12 de septiembre de 1615 San Leoncio 15 de septiembre de 1626 San Nicomedes septiembre de 1642 sin agosto de 1657 sin siglo XVIII 6 de septiembre de 1713 San Zacarías 3 de octubre de 1713 San Cándido 7 de septiembre de 1718 Santa Regina 30 de agosto de 1730 Santa Rosa 30 de agosto de 1738 Santa Rosa 12 de septiembre de 1738 San Leoncio 3 de agosto de 1740 San Esteban

3 Continuación: siglo XVII 11 ó 12 de septiembre de 1740 San Vicente 28 de octubre de 1742 San Judas Tadeo 18 de agosto de 1751 San Agapito 19 de septiembre de 1766 San Genaro 7 de octubre de 1766 San Marcos 7 de agosto de 1767 San Cayetano 28 de agosto de 1772 San Agustín 31 de agosto de 1772 San Ramón 1.o de agosto de 1775 San Pedro 13 de junio de 1780 San Antonio 14 de octubre de 1780 San Calixto 25 de septiembre de 1785 San Lupo 16 de agosto de 1788 San Roque Europeos e indígenas huyen de un viento huracanado en las Antillas. (ilustración de Theodore De Bry, 1594)

4 5 Ejercicio K Los s de los huracanes Los meteorólogos empezaron a nombrar los huracanes y las tormentas tropicales para facilitar la comunicación entre ellos y la comunidad en lo relacionado con los pronósticos, los avisos y los peligros. Al ponerles a los huracanes, se reduce la confusión sobre qué tormenta es de la que se está hablando. Los s permiten una mejor identificación entre los servicios meteorológicos y los usuarios que reciben la información (informes de alerta, información en general), ya que particularizan el y así se conoce a qué se refieren los boletines de alerta. La idea de nombrar los huracanes Por siglos, muchos huracanes de las Antillas eran nombrados por el santo del día en que llegaba el ; por ejemplo, el de Santa Ana, que azotó Puerto Rico con excepcional violencia el 26 de julio de 1825, y San Felipe (el primero) y San Felipe (el segundo), que afectaron a Puerto Rico ambos el 13 de septiembre (el primero en 1876 y el segundo en 1928). Igualmente, el de San Zenón, que destruyó la ciudad de Santo Domingo, en República Dominicana, el 3 de septiembre de El primer meteorólogo que utilizó un propio (de mujer) para referirse a un fue el australiano Clement Wragge a finales del siglo XIX y principios del XX. Un ejemplo temprano del uso de de mujer para una tormenta fue el de la novela Tormenta, de George R. Stewart, que luego Walt Disney llevó al cine. Durante la Segunda Guerra Mundial ( ), esta práctica se hizo común especialmente por los meteorólogos de la Fuerza Aérea y de la Armada de Estados Unidos, quienes tenían que seguir los movimientos por el amplio océano Pacífico. En 1953, Estados Unidos abandonó, por confuso, el plan de nombrar las tormentas con un alfabeto fonético (Able, Baker, Charlie) cuando se introdujo un nuevo alfabeto fonético internacional. En ese mismo año, la Oficina del Tiempo de Estados Unidos las llamó únicamente con s de mujer. La práctica de usar únicamente s de mujer terminó en 1978, cuando se incluyeron s de mujeres y de hombres en las listas de tormentas para el Pacífico Norte Oriental. En 1979 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos (National Weather Service) incorporaron s alternos de hombre y de mujer. La experiencia ha demostrado que el uso de s de hombre y de mujer en la comunicación escrita y hablada es

5 más corto, más rápido y causa menos errores que cualquier otra identificación de huracanes usada hasta la. Cada año, se prepara una lista potencial de s para la venidera temporada de huracanes. La lista contiene un por cada letra del alfabeto (las letras Q, U, X, Y y Z no se incluyen debido a que pocos s empiezan con ellas). Estas listas son recicladas cada seis años y se reemplazan los s cuando el de un ha sido retirado. Los s que se han retirado Los s dejan de usarse si fue muy notable el nombrado, esto es, si causó muchos daños o muertes. Al retirar de la lista los s de las tormentas memorables, se evita confundir una tormenta bien conocida históricamente con otra actual. Siempre que un haya tenido un impacto importante, cualquier país afectado por la tormenta puede solicitar que se retire de la lista el del por acuerdo de la OMM. De este modo, el no puede ser rehusado durante al menos 10 años, para facilitar las referencias históricas, acciones legales, actividades de reclamaciones de seguros, etc., y evitar las confusiones de la comunidad con otra tormenta del mismo. Si el es retirado, se selecciona un del mismo género en inglés, español o francés, para las tormentas del océano Atlántico. Un buen ejemplo es el Hugo de Hugo se movió por el Caribe nororiental, devastando a muchas pequeñas islas al este de Puerto Rico. Luego azotó a Puerto Rico antes de ir a Carolina del Sur. Hugo causó daños por más de 8 mil millones de dólares y ocasionó la muerte de 82 personas. Cuando se hizo la solicitud de retiro del Hugo de la lista, el de la tormenta H fue reemplazado por el español Humberto. Este se usó por primera vez en 1995 y, de nuevo, en Sin embargo, hay una excepción a la regla de retiro. Antes de 1979, cuando empezó la primera lista permanente de seis años, algunos s simplemente no se usaron más. Por ejemplo, en 1966 Fern fue sustituido por Frieda sin que se diera una razón. fuentes:

6 5 Ejercicio M La disentería La disentería es una infección que afecta el intestino grueso. Puede ser causada por varias bacterias. La contaminación ocurre a través de la ingestión de alimentos o agua contaminados. Provoca la llamada disentería bacilar, que ocurre con más frecuencia en las regiones tropicales de poca higiene. Por ser sumamente contagiosa, produce brotes epidémicos. El periodo de incubación es de uno a cuatro días. Los síntomas son: dolores abdominales, diarrea, náuseas y vómitos, fiebre, falta de apetito, pérdida de peso y deshidratación. Estos síntomas se acentúan en 48 horas, acompañados por pérdida de sangre. El tratamiento para la disentería consiste en la utilización de antibióticos. Sin embargo, lo más importante es la prevención. Esta consiste en el tratamiento del agua, la higiene personal y la alimentación. El Conde de Cumberland conquistó la ciudad de San Juan en A los dos meses, los ingleses huyeron de la Isla debilitados y enfermos de disentería.