Expresión gráfica, identidad y territorios simbólicos.

Transcripción

1 Expresión gráfica, identidad y territorios simbólicos. Hoy la estética se expande a la experiencia del homo, en donde niños, pre, y adolescentes, ocupan un lugar en ella. Y es que instaurada la noción de aísthesis como experiencia estética, es fácil comprender que la sensibilidad del hombre no se inicia en su adultez y que la exteriorización de la misma a través de la expresión artística, el cuerpo, y el marcaje, son comportamientos estéticos, maneras de inscripción de la sensibilidad, con formas de exteriorización, valores y ritmos, distintos, en donde la expresión de niños, pre, adolescentes, adultos y adultos mayores, son parte del mismo continuum: una expresión humana en constante movilidad, inserta en un cuerpo en transformación constante, un cuerpo que también es superficie de inscripción, recipiente sensible que deviene mundo, y es capaz también de crearlo. La expresión gráfica como manifestación humana, está anclada en un soporte orgánico variable, que condiciona sus formas de interioridad y exterioridad, especialmente en el período de desarrollo físico de la infancia a la adolescencia. El bebé nace con un cerebro autoplástico, que es capaz de auto-modificase en haloplástico para conectarse con el mundo, transformando información percibida del mundo exterior, en energía eléctrica y química, que fluye en la red neuronal, donde el cerebro la enlaza con el mundo interno; dos mundos que se cruzan, se mixturan, pero también se repelen, creando universos abstractos, hipotéticos, e imaginarios, capaces de saltar del plano mental, al material a través de signos, sean o no plásticos: sonidos, ritmos, gestos, palabras, grafías, llanto, risa También el desarrollo grafico como expresión artística y estética del niño, está en relación directa con un cuerpo humano cambiante, con procesos filogenéticos, genéticos y ontogenéticos, que en simbiosis con la cultura, configuran la forma de expresión gráfica del niño de acuerdo a la edad. Este proceso es universal, generando las mismas estructuras gráficas en el dibujo, debido al desarrollo neurológico propio de la especie,

2 pero puede variar en edad, dependiendo de las diferencias individuales y el estímulo, diferenciándose cada día más, propiciando diferencias expresivas y simbolismos culturales distintos. Es decir que paralelamente a una estructura gráfica elemental que se va complejizando, hay un desarrollo de una impronta personal, una huella del niño que hace el registro, no entendido como estilo de artista, sino como indicio de un ser dueño de su expresión gráfica y su propia sensibilidad. De manera similar, el desarrollo del lenguaje como escritura, es otra forma de inscripción gráfica, que no sólo refleja progresivamente la estructura de un lenguaje específico de la cultura, también es firma y expresión del niño que la produce. El desarrollo gráfico artístico, no sólo consiste en la transformación de estructuras visuales con formas cada vez más complejas; dichas formas son además simbólicas. El mundo interno y externo del niño, es cambiante, cada vez más socializado, territorialmente más amplio, objetivo, ordenado, disciplinado y complejo, que incide en la elaboración de simbolismos más diferenciados y auto-conscientes en cada etapa gráfica, siendo también producto de los cambios psicofísicos y los estímulos del ambiente. Como puede entenderse, la expresión estética del niño a través del dibujo, es una forma de lenguaje simbólico que responde a una forma particular de sentir, cuyo valor no reside en el resultado, sino en la puesta en obra de una sensibilidad humana que expresa y al mismo tiempo construye mundos posibles desde el universo infantil. Partiendo de estas premisas, podemos diferenciar en la primera infancia, la infancia, pre, y adolescencia, diferentes formas de expresión en el dibujo y la pintura como lenguaje gráfico, con procesos neuropsicológicos inseparables de la grafía infantil y sus formas de exterioridad gráfica, tanto en sus formas estructurales, como sus contenidos representativos y simbólicos. De ahí que la experiencia estética de niños y juventudes a través de la expresión gráfica, no pueda aislarse de su experiencia vital, ni puede constreñirse a un plano pictórico, su experiencia estética está tanto, dentro como fuera del

3 papel, por tanto un análisis de su grafía no debe olvidar que su sensibilidad estética está siempre vinculada a su cuerpo, sus experiencias vitales y su psiquismo interior, y eso intentaremos en un análisis de su expresión gráfica. Dicho estudio, surge de la investigación previamente abordada en el libro Desarrollo artístico del niño, buscando ahora integrar en el análisis del proceso gráfico, el cuerpo como dispositivo sensible y su condición genética, los procesos estéticos, semióticos, simbólicos, de inserción cultural y de búsqueda de identidad que en él se van asociando. También se propone otra alternativa de análisis por etapas biológicas, dado que los cambios del dibujo están estrechamente ligados a los cambios de pensamiento y a los cambios psicofísicos internos y externos que los propician, de donde se han deducido formas de inscripción que tienen que ver con la identidad del niño, la terrorialización, su desterritorialización y reterritorialización, evidenciados en sus dibujos, y que son muestra de que el niño también elabora transformaciones espacio temporales, abordando procesos de identificación, definición y apropiación de un espacio como territorio desde el cual se arraiga y autodefine como individuo y sujeto social. Los territorios expresados por el niño a partir del dibujo, cambian, se desterritorializan y reterritorializan según la etapa, transformándose desde lo individual hacia lo colectivo, de lo particular a lo complejo, del mundo cercano al lejano, de lo emocional a lo conceptual. Todo ello puede verse a través de las connotaciones simbólicas que elabora sobre el cuerpo, la familia, la casa, la naturaleza subjetiva (humanizada y fantástica), la naturaleza objetiva, la ciudad, el cosmos (mundo) y el pensamiento, como territorios que conquista y en los cuales se arraiga, desarraiga y reconfigura en cada etapa gráfica y a medida que expande sus horizontes. Territorios físicos, mentales, espaciales, geográficos y sociales que el niño dibuja, y que no están vacios de sentido, porque el niño se los apropia, los define y los resignifica, señalando además en ellos las relaciones simbólicas de poder que va descubriendo en el entorno social. Extrapolando dicha idea en los conceptos de ZAPATA Gutiérrez Margarita María. Desarrollo Artístico del Niño. Perspectivas desde el análisis de teorías. Bogotá. Fondo editorial Universidad Pedagógica Nacional ISBN p.

4 Guattari, El territorio puede ser relativo tanto a un espacio vivido (cuerpo-familia-casanaturaleza) como a un sistema percibido dentro del cual un sujeto se siente una cosa (ciudad-cosmos-concepto). El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación fichada sobre sí misma. El es un conjunto de representaciones las cuales van a desembocar, pragmáticamente, en una serie de comportamientos, inversiones, en tiempos y espacios sociales, culturales, estéticos, cognitivos 1 como efectivamente se puede ver en los dibujos infantiles. Más allá de un territorio corporal, geográfico o un espacio, la terrorialización, la desterritorialización y la reterritorialización del niño, están en relación directa con su mundo social, psíquico, su edad, su desarrollo biológico, y la individualidad que en dicha etapa desarrolla. Las territorializaciones que expresa a través del dibujo, simbolizan la relación que entabla consigo mismo y su espacio vital, sus acciones, movimientos, reacciones, emociones, sensaciones, afectos, perceptos, conceptos, aprehensiones, arraigos o desarraigos. La desterritorialización, el desarraigo o el abandono de un territorio para integrarse a otro, es un movimiento de construcción, deconstrucción e identificación, implicando una acción creativa múltiple, una sensibilidad suficientemente estable pero flexible, porque la desterritorialización implica una tensión, un cambio, que en niños, pre y adolescentes, casi siempre coinciden con cambios de edad y nivel educativo, en un mundo con exigencias cada vez mayores, que también jalonan la búsqueda de espacios de inserción distintos al hogar y la escuela, a pesar de pasar casi toda su vida entre sus muros. Ello no implica por ejemplo que el hogar sea sustituido, es reterritorializado, porque siempre el adolecente encuentra el camino a casa, aunque la casa ya no sea el lugar que 1 HAESBAERT, R. O mito da desterritorializaçao: do fim dos territórios á multiterritiralidade. Río de Janeiro. Bertrand , p 323. EN: HERNER, María Teresa. Territorio, desterritorialización y reterritorialización: un abordaje teórico desde la perspectiva de Deleuze y Guattari. [PDF En línea] [06/04/2012] Disponible En:

5 en ese momento ocupe su espacio mental, porque el territorio no es propiamente un lugar, por eso la desterritorialización del pensamiento, siempre estará acompañada por una reterritorialización, porque el niño necesita reconstruir, ocupar, habitar ese vacío, como opina María Teresa Herner: Pensar y desterritorializar quiere decir que el pensamiento sólo es posible en la creación, y para que se cree algo nuevo es fundamental romper el territorio existente, creando otro 2 Contextualizado también en el concepto de Guattari: El territorio se puede desterritorializar, esto es, abrirse... 3 A través del dibujo y la pintura como manifestaciones estéticas y artísticas de la sensibilidad de niños, pre, y adolescentes, se puede observar un proceso de inscripción gráfica en el que se evidencian transformaciones territoriales del individuo infantil en su forma de pensar, identificarse e insertarse en el mundo. Por ejemplo, un adolescente casi nunca registra la familia en sus dibujos, su rebeldía y su búsqueda de libertad, lo llevan más bien a cuestionar el mundo, o un niño de cuatro años, generalmente dibuja a sus padres o a sí mismo, sin embargo, es importante entender que todas estas categorías de territorio que se proponen y sus características gráficas no son excluyentes, ya que por ejemplo, algunos adolescentes gustan de retratar a las personas de su entorno afectivo, y algunos niños de cuatro años son felices haciendo grafías espontáneas y abstractas que no presentan figuras. Por tanto las categorías que se proponen en el análisis, si bien son clasificables, no son tabla rasa ni pretenden abarcar todas las formas de interioridad y exterioridad gráfica del niño de por sí entramadas en individuos distintos con sus propias subjetividades y formas de expresión únicas. Sin embargo en base al análisis se busca una generalidad en la que se intenta mirar la transformación gráfica desde el territorio como símbolo de autoidentificación, identidad cultural y sensibilidad frente al mundo, que 2 EN: HERNER, María Teresa. Territorio, desterritorialización y reterritorialización: un abordaje teórico desde la perspectiva de Deleuze y Guattari. Guattari. [PDF En línea] [06/04/2012] Disponible En: 3 Ibíd. EN: HERNER, María Teresa.

6 al mismo tiempo refleja los cambios de pensamiento que van operando alrededor de la vida de los niños y jovencitos, además de los cambios artísticos visibles en el dibujo. Este análisis, se basa en la expresión gráfica como manifestación artística y estética de un individuo en transformación que a través de su dibujo, refleja sus estados interiores, sus subjetividades y sus formas de construir una identidad frente a sí mismo y su entorno cultural como territorios simbólicos. En su lectura se debe tener presente, que si bien la transformación de la expresión gráfica es universal, sus etapas pueden variar de un niño a otro, o incluso saltárselas. También es claro que siendo un análisis del dibujo de la infancia a la adolescencia, este no puede ser posible sin un código genético heredado de la especie y que inicia su desarrollo desde la vida intrauterina. Finalmente, se invita también a observar la estructura sintética del proceso en el ANEXO D: Transformación de la expresión gráfica de la infancia a la adolescencia. BIBLIOGRAFÍA ZAPATA G, MARGARITA M. La estética en las manifestaciones artísticas de los niños. Expresión gráfica, cuerpo y marcaje. Tesis de grado. Magíster en Historia del Arte. Universidad de Antioquia. Asesor: Hugo Ceballos Córdoba. Medellín