EL CONTROL DE ESFÍNTERES

Transcripción

1 EL CONTROL DE ESFÍNTERES Contexto evolutivo Alrededor de los 2 años, el niño/a es capaz de caminar seguro y sentarse él sólo, hechos que coinciden con su maduración evolutiva. Tiene un tipo de alimentación más variada, donde los líquidos son un complemento. Sabe lo que es establecer un canal de comunicación verbal y empieza a hacer uso de la palabra. Nos encontramos ante un niño/a que tiene un nivel de autonomía considerable y por tanto, consideramos que tiene condiciones favorables para resolver el control de esfínteres. Hay que tener en cuenta que este control es un aprendizaje que supone para el niño/a más maduración del sistema nervioso. Esto quiere decir que se trata de un acto consciente que reclama todo un sistema de intercambios niño-adulto. Cómo abordar el control de esfínteres Los pequeños entienden muchas cosas mucho antes de llegar a expresarlas verbalmente. Por lo tanto, una buena manera de tratar el tema sería explicarle cómo lo puede hacer, sin hacerle sentir culpable cuando no hace lo que nosotros queremos. Del mismo modo que no le exigimos que hable bien desde el primer momento en que empieza a decir algo, tampoco le podemos exigir que, en un periodo de tiempo corto, controle totalmente sus esfínteres. No hay tiempo establecido para asumir el control. Puede tardar dos o tres meses en controlar totalmente, pero es importante que le demos todo el tiempo necesario y que nosotros tengamos absoluta confianza de que lo conseguirá. Es importante que, de entrada, el niño/a esté mínimamente motivado para hacer este control, para que lo viva como una superación y no como un castigo. Cuando le invitamos a sentarse sobre el orinal, debemos hacerlo sin prisas y respetar su voluntad. Si no quiere sentarse y se le escapa, hay que explicarle de una manera sencilla qué ha pasado y qué habría pasado si lo hubiese hecho en el orinal (por ejemplo, acompañándolo al váter, hacer que nos ayude a vaciar el orinal y que apriete él solo el botón de la cisterna como muestra de felicitación). Una hora más tarde se lo volveremos a proponer, y le haremos entender que lo hace muy bien, porque todavía está seco. A menudo los primeros días hará pipís muy cortitos y seguidos, ya que para él es todo un descubrimiento, que emocionalmente le crea una cierta desazón, y que acaba superando. Por lo que respecta a las deposiciones, si no tiene un horario habitual es aconsejable invitarle a sentarse después de las comidas. Es importante que no le coja angustia, ya que no diferencia todavía el aparato excretor del genital.

2 No hay que tomar el control de esfínter con ligereza, pero tampoco hay que obsesionarse. Es tan importante que el niño/a aprenda como que nuestra actitud sea positiva y colaboradora. También recomendamos que no le pongáis el pañal para estar en casa o ponérselo para salir, ya que así el niño/a no sabrá cuando tiene que hacérselo encima y cuando no (las noches son una excepción, porque no puede hacer el control conscientemente). Hay que ser previsores y explicarle que tenéis que salir, y que hay que llevar una muda, una bolsa de plástico, un paquete de toallitas húmedas, todo lo que creáis que necesitáis para sentiros lo menos incómodos posible si se le escapa. En caso contrario, nuestra actitud excesivamente molesta le puede crear un sentimiento de culpa que no le ayudaría al control. Cuándo hacer el control Es aconsejable llevar a cabo el aprendizaje cuando venga el buen tiempo. No obstante, si la situación no acompaña o el niño/a no está motivado, no hay prisa, podemos esperar a la siguiente primavera, o cuando el niño/a lo pida claramente. No es recomendable cuando acaba de empezar la escuela, ya que la adaptación a unas personas un espacio y un ritmo nuevo, le ocupa suficiente desde el punto de vista emocional como para añadir un nuevo cambio. El control de esfínteres es... El paso de un comportamiento reflejo automático a una conducta voluntaria y controlada. El resultado de un proceso que tiene idas y vueltas, no es lineal y admite despropósitos, como todo aprendizaje nuevo que intentamos. Un paso de suma importancia en el desarrollo mental, emocional y social del niño/a. La primera vez que el niño/a toma la decisión de no dejar libre curso a la satisfacción de sus necesidades. Hacerse cargo de la incomodidad de la tensión que significa controlar. Asimilar las normas de los adultos para integrarse al mundo e ingresar en su cultura; es decir, aceptar que hay reglas básicas y conductas que esperamos de él o ella. Darse cuenta de sus necesidades, querer y ser capaz de controlar sus esfínteres hasta que encuentre el lugar conveniente e indicado. Un proceso que da la oportunidad de mirar al niño/a y revisar el vínculo familiar hasta el momento. Crecer... El control de esfínteres no es... Sólo mantener seco el pañal. Una carrera. El mero aprendizaje de un hábito mecánico. Algo que se logra solo por ser entrenado o educado. Una actividad que se logra de una vez y para siempre. Elogiarlos demasiado si lo logran, ni enojarse, ni reprobarlos, ni humillarlos con gestos o palabras despectivas si no lo logran.

3 Qué necesita un niño para lograr el control de esfínteres? -Que sean respetadas sus iniciativas. -Confiar en sus capacidades. -Respetar los ritmos. -Sentirse sostenidos y contenidos por redes de seguridad afectiva con relaciones estables, continuas, cálidas,.. Acompañarlo en el desarrollo del sentimiento de eficacia y autoestima que lo alienta a: La exploración de sus propias capacidades. La apropiación de las reglas de comportamiento y costumbres de la sociedad en la que se cría, se educa y crece. La apropiación del sistema de valores de su familia y de su comodidad. Ingresar al sistema de límites y prohibiciones. Ser acompañados con empatía comprensiva en sus esfuerzos. Tener conciencia de sí mismo, utilizando el YO y el MÍO. Poseer lenguaje comunicacional (poder ser entendido). Tener noción de su esquema corporal básico (brazos, piernas, cabeza, barriga, nalgas, etc...). Reconocer las nociones de arriba, abajo, dentro, fuera, delante, detrás, Tener experiencias de primeras elecciones (ropa, juguetes). Tener experiencia de algunas despedidas previas (chupete, biberón,...). Poseer destrezas motrices que le permitan agacharse, girar, subir, bajar, saltar,.. Tener habilidad para subirse y bajarse el pantalón, calzoncillo o braguitas solo/a. Qué hemos de llevar al Centro? Una mochila con: Zapatillas de lona (2 ó 3 pares). Braguitas o calzoncillos (5 ó 6). 5 pantalones / faldas. 5 camisetas. 3 ó 4 pares de calcetines. Ropa marcada con el nombre del niño/a y cómoda (no pongáis bodis, tirantes, cinturones...) Un pañal para la siesta.

4 LAS DIEZ NORMAS BÁSICAS 1. ELOGIOS Y RECOMPENSAS Ofrecer al niño/a elogios y ánimos constantes. La ropa interior de dibujitos es un estupendo incentivo. 2. COHERENCIA Cuando enseñemos al niño/a a ir al váter no interrumpir el proceso por ningún motivo. Seguir adelante, aunque esto suponga un trastorno. No utilizar pañales braguita como fase intermedia: sólo producen confusión en el niño/a. 3. RUTINA No precipitar las cosas. Dar tiempo al niño/a para que vaya al baño antes de salir de casa y preguntarle con frecuencia si quiere ir. 4. LÍMITES Tener expectativas realistas en cuanto al aprendizaje del niño/a. Dejar el orinal en el baño, es donde debe estar. No quitar el pañal de la noche demasiado pronto. 5. DISCIPLINA El refuerzo positivo es la clave del aprendizaje. Nunca castigar o regañar al niño/a cuando tenga un escape. Reducir las posibilidades de que el niño/a se haga pis en la cama poniéndolo en el orinal o en el váter justo antes de acostarlo. 6. ADVERTENCIAS Durante el período de aprendizaje del uso del váter, preguntar continuamente al niño/a si necesita ir al baño. 7. EXPLICACIONES Enseñar al niño/a a que se siente cuando tenga ganas de ir al váter. Mostrarle y explicarle lo que pasa en el baño, y aprovechar estas ocasiones para enseñarle normas de higiene. 8. CONTENCIÓN No dar demasiada importancia si alguna vez se le escapa o se hace pipí en la cama. Concederle al niño/a un poco de intimidad si la pide. 9. RESPONSABILIDAD Alentar al niño/a a que se lave las manos y se limpie el culete tan pronto como sea capaz.

5 10. RELAJACIÓN Plantear el aprendizaje del uso del váter de forma abierta y relajada. Se trata de una parte natural de la vida.