Mtra. Ivette Solano. Psicoterapeuta Niños, adolescentes y adultos

Transcripción

1 Mtra. Ivette Solano Psicoterapeuta Niños, adolescentes y adultos

2 Los hijos, propiedad o misión. Ivette Solano

3 Desde el inicio... Cuando se decide tener hijos, es para perpetuar algo especial en cada padre. Se desea duplicar lo bueno y transmitir características familiares a la siguiente generación. Pero, hay que tener cuidado. Es muy cómodo y halagador pensar en los hijos como pequeñas extensiones de los padres. Y la niñez es precisamente un tiempo de exploración y autodescubrimiento. Permitir descubrir quién es, sin cargarle expectativas que tienen más que ver con el padre que con él, es probablemente uno de los mayores retos. Ser padres Es, metafóricamente, dejar de ser "hijos" y encontrar en esta nueva función un espacio para dar el sentimiento de amor auténtico y propicio en pos de una bienvenida al mundo de este nuevo ser. "Quiero a un hijo cuando respeto sus sentimientos y necesidades aún antes de su nacimiento e intento atender a esas necesidades y derechos en la medida de todo lo posible. No quiero a un hijo cuando no lo trato como persona con mis mismos derechos sino como un objeto que tiene que ser corregido" Alice Miller Confiar en los hijos Educar a un niño es siempre difícil cuando el adulto no tiene confianza en el niño en crecimiento. Los niños son a veces portadores de aquello que hemos vivido mal y que rechazamos. Los padres deben revisar con entusiasmo sus propias vidas para no proyectar o repetir en la vida de los hijos las propias frustraciones. - Para no alejar a los hijos del orden del amor.

4 Misión de los padres Ser guía APOYO SUPERVISIÓN Animar Establecer normas Escuchar Dar instrucciones Acompañar Aplicar consecuencias Atender Ayudar a resolver conflictos Tener presente Mirar a los hijos como realmente son, no como quisiéramos que fueran. Reconocer y descubrir sus capacidades y potencial. Comprender su forma de actuar en su mundo, no en el de los padres. Aceptar sus gustos, sus deseos, sus opiniones, sus preferencias. Aprender a reconocer tanto sus cualidades positivas y habilidades, como las negativas, las limitaciones y los malos hábitos. En resumen, respetar y pedir respeto, como un acto de amor. Tu hijo no es tu espejo, no eres tú.

5 No tratar de ser padres perfectos Una aspiración amorosa y realista es la de intentar ser buenos padres esforzándose cada día por estrechar los vínculos de afecto y cariño con los hijos. Los padres perfeccionistas se caracterizan por: Pretender tener siempre todas las respuestas. Experimentar sentimientos de culpa frecuentemente. Exigir que el niño siempre logre lo que quieren los adultos. No aceptar que falle, esperar que desde el principio lo haga bien. No darle tiempo para aprender. Solamente se puede ser suficientemente buen padre Hijos libres, personas seguras Acéptalo, quiérelo incondicionalmente Liberar la mente de las comparaciones y evitar encasillarlo en una identidad ya decidida. Es igualito a su papá. Por eso es tan enojón. O Yo hacía lo mismo. Nunca ponía atención en clase y no hacía la tarea, y mira donde estoy. Ese es mi hijo. Tener cuidado con las declaraciones comparativas, sobre todo cuando se tratan de ustedes, sus papás. Seguramente los admira mucho, pero no tiene la obligación de ser lo que ustedes fueron. O no fueron.

6 Déjalo ser Evita cargar tus anhelos frustrados sobre sus hombros. Que si quisiste ser un gran deportista o un político, y no llegaste a realizar tu sueño, es tu sueño, no el suyo. No hay nada más amargo que tener que cumplir con una visión ajena a tus propias habilidades y deseos. Asegúrate de que participe en las actividades que más lo motiven a él, no necesariamente a ti. Ayúdale a explotar sus propios talentos y a crear intereses afines a sus capacidades. Abre los horizontes Es sumamente nutritivo, ofrecer a los hijos una variedad de experiencias en el arte, el deporte, la lectura y la ciencia. Prepárate a aceptar algo diferente a lo esperado y a explorar posibilidades nuevas junto con él. Es un hecho que los hijos tienden a buscar primero imitar a los papás y luego a rechazar este ejemplo. El descubrir su propia identidad es un proceso largo y formativo, que necesita un acompañamiento amoroso. Gánate el privilegio de estar junto a tu hijo, y a apoyarlo en su búsqueda. Las expectativas Tener expectativas sobre los hijos es positivo porque funcionan como un motor del desarrollo. Para que contribuyan al desarrollo infantil, deben ajustarse al potencial real del niño. Si van más allá de lo que puede dar, se producirá frustración, desconfianza y eso puede amenazar los vínculos afectivos. El niño puede pensar que es insuficiente para sus padres y que haga lo que haga no los satisface. Una situación así puede generarle graves problemas de autoestima, llegando

7 incluso a la depresión o a conductas antisociales, como una rebeldía ante la expectativa adulta. Conclusión Aún siendo padre y madre no hay derecho de exigir, ni siquiera esperar, que los hijos sean una extensión de los padres. Vivir la propia historia le corresponde a cada quien y siempre hay formas de hacerlo. Es importante reconciliarse con la propia historia y dejar libres a los hijos para vivir la suya, desarrollando sus propios talentos y cumpliendo el propósito para el cual están aquí...

8 Los hijos son nuestros, no de nosotros. Ivette Solano Av. Vicente Guerrero No.1304 consultorio 3 casi esq. Paseo del Conquistador Col. Lomas de Cortés Cuernavaca, Morelos