EXAMEN COMPLETO OPCIÓN A

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1 EXAMEN COMPLETO Instrucciones: a) Duración: hora y treinta minutos. b) El alumno desarrollará una de las dos propuestas. c) Cada opción consta de dos preguntas prácticas y otras dos teóricas. d) Cada pregunta se avaluará con un máximo de 2,5 puntos. OPCIÓN A 1. Clasifique y comente la imagen 1.A. 2. Clasifique y comente la imagen 2.A. 3. La pintura en Flandes y Holanda: Rubens y Rembrandt. 4. Arte califal: la mezquita de Córdoba. OPCIÓN B 1. Clasifique y comente la imagen 1.B. 2. Clasifique y comente la imagen 2.B. 3. El cubismo: Picasso. 4. La escultura romana: el retrato y el relieve histórico. Opción A: Imagen 1.A.

2 Imagen 2.A. Opción B: Imagen 1.B. Imagen 2.B. OPCIÓN B 1. Moisés, obra de Miguel Ángel.

3 Moisés es una escultura realizada por Miguel Ángel Buonarrotti, uno de los artistas más significativos del Cinquecento. Fue un excelente escultor, pero cultivó también la arquitectura y la pintura. Esta escultura constituye la figura central de la tumba del papa Julio II, que fue el principal mecenas de este artista. Este proyecto fue el más ambicioso de Miguel Ángel. Inicialmente, ideó una tumba exenta de cuatro fachadas y más de cuarenta grandiosas estatuas para ser colocada bajo la cúpula de la iglesia de San Pedro del Vaticano. Sin embargo, por diferentes razones, el proyecto se fue reduciendo y terminó siendo un sepulcro adosado que fue ubicado finalmente en la iglesia de San Pedro in Vincoli de Roma. Se trata de una escultura de bulto redondo, sedente y realizada en mármol. Representa a Moisés con las Tablas de la Ley bajo el brazo. Recoge el instante en el que éste vuelve la cabeza y mira con horror a los israelitas, que han dejado de adorar a su dios y están adorando al becerro de oro. Moisés parece estar a punto de levantarse. La expresión de su rostro contraído transmite la furia con que contempla a su pueblo. Algunos han visto en esta escultura un retrato idealizado del propio escultor o del papa Julio II. La compleja composición se basa en un eje vertical en el que se aprecia un cierto contraposto, señalado por el giro de la cabeza y la posición de brazos y piernas. El brazo derecho se coloca hacia arriba y el izquierdo hacia abajo, mientras que una pierna se abre hacia fuera y la otra se cierra hacia dentro. El modelado de la escultura es magnífico. Las ropas resbalan y los pliegues se doblan creando un juego de luces y sombras que confieren volumen a toda la figura. Un volumen que viene también configurado por las vigorosas formas anatómicas que caracterizan todas las esculturas de Miguel Ángel. Los músculos están en tensión, pero no hay movimiento. La obra posee una enorme fuerza contenida y una poderosa grandiosidad. La obra responde a las características del Renacimiento, sobre todo en lo que se refiere a la búsqueda de la belleza y al interés por la representación del cuerpo humano. 2. Cúpula central de Santa Sofía de Constantinopla. La imagen corresponde al interior de la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla, construida entre el 532 y el 537 y dedicada a la Sabiduría Divina. Este templo constituye la obra cumbre del arte bizantino. En él se combinan la preferencia por los inmensos espacios con los valores de atmósfera, luz y color tan presentes en la arquitectura de este estilo. De aspecto sencillo en su exterior, Santa Sofía se embellece gracias al juego de cúpulas. Actualmente, la iglesia presenta varios minaretes y contrafuertes que no corresponden al periodo bizantino sino que fueron añadidos posteriormente durante la etapa turca de Constantinopla. El interior del templo, en cambio, parece flotar en una luz tenue en la que queda suspendida la grandiosa cúpula central. La arquitectura bizantina se caracteriza por el recurso a la planta centralizada cubierta con bóveda, principalmente por cúpula sobre pechinas. Las pechinas son triángulos esféricos que se colocan en los ángulos para sostener el empuje de la cúpula. Estos elementos facilitan el paso de una planta cuadrada a la planta circular del anillo de la

4 bóveda. Los edificios bizantinos se construyen además con muros de piedra y ladrillo que se cubren en el exterior con placas decoradas con relieves y en el interior con bellos mosaicos. El arco empleado con mayor frecuencia es el de medio punto, en el que muchas veces se alternan las dovelas de ladrillo y piedra. Sobre las columnas, cuyos capiteles suelen ser cúbicos o de hojas talladas a trépano, se colocan grandes cimacios. La iglesia de Santa Sofía tiene una planta centralizada ligeramente rectangular. Está cubierta por una enorme cúpula central de 31 metros de diámetro y 55 metros de altura que se dañó en un terremoto y se reconstruyó en el año 558. Para aligerar el peso de esta gran cubierta, el casquete de la bóveda fue realizado con ánforas de arcilla colocadas en círculos concéntricos. La cúpula se apoya sobre cuatro pechinas, sobre gruesos contrafuertes laterales y sobre exedras o cuartos de esfera que ayudan a trasladar los empujes hacia fuera. Esto constituye una de las grandes novedades que incorporan los arquitectos bizantinos: la cúpula no se apoya sobre gruesos muros circulares. Así, la gran cúpula flota en el aire, sostenida sobre sus arcos y pilares por la fuerza que ejercen las bóvedas adyacentes sobre ellos. En el exterior, la cúpula central no destaca, ya que queda disimulada por un tambor cilíndrico hasta una tercera parte de su altura. En la parte inferior del casquete de la cúpula existe una hilera de vanos con arcos de medio punto que dejan pasar la luz al interior del templo. En el interior, en cambio, el espectador queda atónito ante la enorme bóveda que parece flotar en el aire. La cúpula está decorada por mosaicos al estilo bizantino Los dos amplios arcos laterales estaban inicialmente cerrados por las galerías del segundo piso. Desde ellas presenciaban las ceremonias los altos funcionarios de la corte bizantina. 3. El cubismo: Picasso. El Cubismo forma parte del conjunto de vanguardias que se desarrollaron en Europa en la primera mitad del siglo XX. Entre 1900 y 1914, fecha del comienzo de la Primera Guerra Mundial, se produjeron una serie de transformaciones que impactaron también en la concepción artística. El arte terminó con el espacio monofocal que había estado vigente desde el Renacimiento y dio origen a diversos movimientos sucesivos, las denominadas vanguardias, que rompieron con el arte académico y que chocaron, por su radicalismo, con la estética tradicional. En este cambio intervinieron varios factores. La aparición y divulgación de la fotografía, así como el desarrollo del cine, provocaron el desinterés de los artistas por la representación realista de los objetos y el deseo de buscar nuevas forman estéticas, que abrieran caminos innovadores para representar la realidad. En este sentido, los avances científicos y técnicos que tuvieron lugar durante el primer tercio del siglo XX pusieron de manifiesto un universo desconocido e indujeron a los artistas a introducirse en el campo de la experimentación permanente. En estos años, Freud empleó la hipnosis para tratar las enfermedades mentales, método que sustituyó posteriormente por el psicoanálisis. En 1900, publicó La interpretación de los sueños, que suponía la entrada en el desconocido mundo del inconsciente. Por la misma época se desarrollaron las investigaciones de Einstein, cuyo resultado principal

5 fue la exposición de una nueva teoría de la gravitación. Estos avances, entre otros, configuraron un nuevo concepto de realidad, transmitido también al arte, y basado en el convencimiento de que la realidad, el mundo, no era exclusivamente aquello que los sentidos percibían. Por otra parte, los primeros años del siglo XX coincidieron con el auge del imperialismo de las grandes potencias, que acabó llevando al enfrentamiento entre ellas y al estallido de la Gran Guerra de Desde el punto de vista cultural, las metrópolis volvieron sus ojos hacia las colonias y los artistas comenzaron a fijarse en otras culturas no europeas que tenían sistemas de representación de la realidad diferentes. De hecho, la escultura negra africana tuvo una clara influencia en el desarrollo del Cubismo. El Cubismo desarrolló una nueva concepción de la realidad más allá de los sentidos y rompió definitivamente con el arte tradicional. Su capacidad inventiva ensanchó los límites pictóricos y se liberó del academicismo. Los cubistas suprimieron del cuadro la perspectiva y el concepto clásico de profundidad. En su lugar, introdujeron la superposición de planos y la descomposición de la realidad en figuras geométricas. El espectador no se limita a observar la obra para percibir su belleza, sino que debe hacer un esfuerzo intelectual para captar los rasgos esenciales el objeto. Esto es consecuencia de la actitud de estos artistas, que pretendían hacer algo más que registrar datos que pudieran ser percibidos por los sentidos. El objetivo es desprender a las formas de lo meramente accidental y poner su atención en la pureza geométrica. Junto a las tres dimensiones clásicas, el Cubismo defiende la cuarta dimensión, el tiempo. Ello permite la visión simultánea de las distintas facetas de los objetos al mismo tiempo, lo que supone la desaparición del punto de vista único. El cubismo se inclina por una gama cromática apagada y reducida. Entre sus recursos figura también la introducción del collage, que supone la introducción en el cuadro de telas y otros materiales para sugerir diferentes texturas. La evolución de este movimiento atravesó por distintas fases. En sus primeros pasos, el Cubismo de estilo cezanniano se propuso la descomposición matemática y la reducción de las figuras a formas geométricas. Entre 1910 y 1912, se desarrolló el Cubismo analítico, en el que los puntos de vista se multiplicaron. Finalmente, el cubismo sintético, puesto en práctica hasta 1914, delimitó y simplificó los planos y concedió un mayor contraste a los colores. Picasso está considerado, junto con su amigo Braque, el fundador del Cubismo. Se trasladó a París en 1900, donde atravesó unos años de carencia económica, que quedaron reflejados en sus obras de la denominada Época azul. En ellas, Picasso representó el hambre y la soledad, con características de la temática expresionista, estilizadas figuras de tristes rostros y tonos fríos que exageraban la sensación de tristeza y desamparo. En 1905 su pintura dio paso a la denominada Época rosa, en la que Picasso cambió las tonalidades de sus obras y se centró en personajes relacionados con el circo. Sin embargo, en 1907 se produce el gran salto en su trayectoria pictórica. En esta fecha realizó Las señoritas de Avignon, cuadro con el que el artista inaugura el Cubismo, un movimiento que rompe definitivamente con la pintura tradicional. En su etapa cubista, Picasso descompone la naturaleza en distintos planos que se superponen unos sobre otros y que se distribuyen por el cuadro. Así, el autor reclama

6 su derecho a inventar las formas sin que éstas tengan una referencia directa con la naturaleza. Resalta también la idea de simultaneidad, según la cual desaparece el punto de vista único y el espectador contempla, de esa manera, las distintas configuraciones de un mismo objeto y en un mismo tiempo. La perspectiva clásica ha desaparecido de la obra y el espacio se organiza siguiendo una trama geométrica. Aunque se suprime también la sensación de profundidad espacial, la obra adquiere, en cambio, una sensación de volumen al jugar con la superposición de planos y objetos. 4. La escultura romana. La escultura romana recoge influencia etrusca y griega. La primera, se observa principalmente en la función funeraria de algunas obras y en la capacidad de los escultores romanos para captar la realidad y reproducirla. En la etapa de la República, se realizaban unas mascarillas de difuntos, hechas a base de yeso o cera, cuya fidelidad en los rasgos se transmitió después a los retratos. La segunda influencia, se manifiesta en la evolución hacia el hieratismo y la rigidez a la que llega la escultura romana entre los siglos III y IV. Los romanos vieron en la escultura un arte decorativo, que en muchas ocasiones resultó ser un signo claro de ostentación, y un arte que ocupaba sus espacios privados. Pero la escultura romana fue también un arma de propaganda política, fundamentalmente de los emperadores. En su faceta de escultores, los romanos destacaron en los retratos y en el relieve histórico. El retrato romano se caracteriza por la fidelidad no sólo de los rasgos físicos del retratado sino también de los tocados y de la indumentaria, lo que le convierte en una excelente fuente histórica de información. En la época imperial, el retrato alcanzó un cierto idealismo, sobre todo en las representaciones del emperador como divinidad. Esta circunstancia hizo igualmente que se produjera una evolución hacia el hieratismo. Se puede señalar que a finales del siglo II se grababan las pupilas del personaje. Por otra parte, el recurso a la técnica del trépano en la talla, creó efectos de claroscuro. El retratado podía aparecer de diferentes formas: como patricio; como militar; como divinidad, tal y como se aprecia en los retratos de Augusto; y ecuestre, desde de finales del siglo II. Este último modelo se puede contemplar en la estatua de bronce de Marco Aurelio, situada en la plaza romana del Capitolio. Uno de los grandes retratos romanos, conocido a través de una copia, es el de Augusto Prima de Porta, en el que la influencia griega se aprecia claramente. El artista trató de captar la realidad del personaje. Para ello, no sólo lo caracterizó en sus rasgos físicos, sino que concedió un papel primordial a su indumentaria. Por ello, en la coraza se pueden observar algunos símbolos que reflejan el poder del retratado; en este caso, se distinguen las provincias recién conquistadas por el emperador. Los escultores romanos destacaron igualmente en el relieve histórico, marcado por una evidente intención narrativa. Generalmente, los relieves describen hazañas históricas y se realizan en frisos, columnas y arcos de triunfo, con un carácter propagandístico. Con frecuencia, en estas obras se conjuga el realismo en los relatos históricos con la idealización de temas religiosos. Presentan un gran detallismo, que aplican

7 composiciones muy dinámicas. Los autores de estas obras fueron capaces de expresar también la ficción del espacio y de la profundidad. Los tres mejores ejemplos del relieve romano son el Ara Pacis de Augusto, los relieves del Arco de Tito y los de la Columna Trajana. El Ara Pacis es un altar realizado a raíz de las conquistas del emperador Augusto en Hispania y la Galia. El altar está rodeado por un muro, dispuesto a modo de edificio cuadrado sobre un podium, en el que se abren dos puertas. En los relieves aparece representado Augusto con un cortejo, algunos miembros del Senado y las vestales ofreciendo un sacrificio a los dioses. Entre los abundantes personajes, encontramos auténticos retratos. Así, se puede distinguir, además del emperador, a la emperatriz Livia, a Agripa con Julia y Tiberio, etc. Por su parte, el Arco de Tito es un testimonio de las campañas del emperador en Asia. En el paso de la puerta hay dos magníficos relieves en los que aparecen el cortejo triunfal con el carro del emperador y un grupo de sirvientes que portan los trofeos de guerra. Lo más característico de esta obra es la combinación de las figuras de bulto entero que aparecen en primer término con las simplemente dibujadas en el plano del fondo. La capa de aire que queda entre ambas produce el efecto de profundidad de la escena. En último término, señalamos los relieves de la Columna Trajana, que se disponen en forma helicoidal y relatan las campañas de Trajano contra los dacios. Con un grosor muy reducido de las figuras se logra dar el aspecto de profundidad en el espacio. Las escenas, de enorme minuciosidad, se suceden sin marco de separación entre los combates y las hazañas. Como en otros ejemplos citados, muchos de los personajes son fieles retratos y, en general, las ilustraciones tienen un extraordinario realismo.