EL CAMINO A ELEUSIS L NA SOLUCION AL ENIGMA DE LOS MISTERIOS R. GORDON WASSON ALBERT HOFMANN CARL A. P. RUCK

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1 EL CAMINO A ELEUSIS L NA SOLUCION AL ENIGMA DE LOS MISTERIOS R. GORDON WASSON ALBERT HOFMANN CARL A. P. RUCK C p BREVIARIOS i J e Fondo de Cultura Económica

2 T raducción du F e l i p e G a ï u u d o

3 EL CAMINO A ELEUSIS Una solución al enigma de los misterios por R. G otídon W asso n A leekt H o fm a n n Carl A. P. R lck FONDO DE CULTURA ECONOMICA m î x j c o

4 Friincra edición en inglrs, Primera edición en español, Primera reimpresión, Jâfiâ T itulo original: The Ftoad ίο Eleusis. Unveiling itte Secret of the M ysteries 1978, Harcourt Brace Jovanovich, Inc., Nueva York D,R. 1980, F o n d o d e C u u c u r a E c o n o m ic a Av. de la Universidad 975; México, D. F. ISBN Impreso en México

5 A R ic h a r d Evants S c h u l t e s, Ph. D., Μ. H. (Hon.) Precursor en el conocimiento de las plantas enteogénicas en el Nuevo Mundo Titular de la Cátedra Paul C. Mangelsdorf en Ciencias Naturales Director y curador de Botánica Económica Museo Botánico de la Universidad de Harvard

6 F t I nteócekos ("Dios dentro de nosotros''): sustancias vegetales que, cuando se ingieren, proporcionan una experiencia divina; en el pasado solían ser denominadas "alueinógenos", "psiquedélicos", "psicotomiméticos", etc., términos que pueden ser objetados seriamente. Un grupo encabezado por el estudioso de Grecia Cari A. P- Ruck propone "enteógeno como una designación que llena por completo las necesidades expresivas y que además capta de manera notable las ricas resonancias culturales evocadas por dichas sustancias, muchas de ellas fúngicas, en vastas regiones del mundo durante la pre y la protohístoria. (Véase el Apéndice,)

7 PREFACIO Se h a escrito tanto sobre los misterios eleusinos y desde hace tanto tiempo, que hacen falta unas palabras que justifiquen la presentación de estos tres estudios dedicados a ellos. Durante casi dos milenios los misterios fueron celebrados cada año (excepto en uno) en beneficio de iniciados cuidadosamente elegidos, en el tiempo correspondiente a nuestro mes de septiembre. Cualquiera que hablase griego tenía la libertad de asistir por su propia cuenta, con la excepción de aquellos cuyas manos estuviesen manchadas por la sangre no expiada de un asesinato. Los iniciados pernoctaban en el teíesterion de Eleusis, bajo la dirección de las dos familias de hierofantes, los Eumolpidas y los Kerykes, y partían atónitos por la experiencia que habían vivido: según algunos de ellos, jam ás volverían a ser los mismos. Los testimonios acerca de esa noche de vivencias sublimes son unánimes, y Sófocles habla por los iniciados cuando dice: Tres veces felices son aquellos de los mortales que habiendo visto tales ritos parten al Hades; pues solamente para ellos hay la seguridad de llevar allí una vida verdadera. Para el resto tudo allí es maligno. 9

8 10 PREFACIO Sin embargo, hasta ahora nadie ha sabido qué es lo que acredita tal clase de declaraciones, y hay muchas por el estilo. Para nos* oíros tres ahí reside el misterio de ios misterios ejeusinos. A tal enigma nos hemos aplicado y creemos haber encontrado la solución, cerca de dos mil anos después de que el rito fue celebrado por última vez y a unos cuatro mil de que se inició. Los tres primeros capítulos de este libro fueron leídos por sus respectivos autores como ponencias ante la Segunda Conferencia Internacional sobre Hongos Alucinógenos, celebrada en la Olympic Península, Washington, el viernes 28 de octubre de R. G. W.

9 ï. EL CAM INO DE WASSON A ELEUSIS Con este librito inauguramos u n nuevo capítulo en la historia semicen ten aria de la etnomicología; un capítulo que por primera vez incluye dentro de la esfera de acción de dicha disciplina, y en forma importante, nuestro propio pasado cultural, el legado que recibimos de la antigua Grecia. La etnomicología es simplemente el estudio del papel de los hongos, en el más amplio sentido, en el pasado de la raza humana; es una rama de ía etnobotánica. El lenguaje inglés carece de una palabra que designe a íús fungi superiores. Toadstool es un epíteto, un término peyorativo que abarca todos aquellos productos fungoideos de los que el consumidor desconfía, con razón o sin ella. Mushroom es una designación ambigua que para diversas personas cubre diferentes terrenos del mundo fungiforme, En este librito utilizaremos la palabra mushroom [hongo] para todos los fungi superiores. Ahora que finalmente el mundo está comenzando a conocer estas formaciones fungoideas con todas sus miríadas de formas y colores, aromas y texturas, es posible que esta nueva usanza responda a una necesidad y llegue a ser aceptada generalmente. Π

10 1 2 EL CAMINO DE WASSON Somos tres quienes participamos en esta obra. Albert Hofmann es el químico suizo célebre por su descubrimiento, en 1943, de la LSD; su conocimiento de los alcaloides vegetales es enciclopédico y él se encargará de llam ar nuestra atención hacia ciertos atributos de algunos de ellos que son pertinentes á los m isterios eleusinos. Ya que nos encontrábamos ocupados con un tema central de la civilización griega en la antigüedad, era obvio que necesitábamos la cooperación de un estudioso de Grecia. En el momento apropiado supe de la existencia del profesor Carl A. P. Ruck, de la Universidad de Boston, quien a lo largo de algunos años ha venido realizando notables descubrimientos en el indócil terreno de la etnobotánica griega. Durante muchos meses los tres hemos estado estudiando la tesis que ahora proponemos; la contribución de Ruck será la tercera y última. El himno homérico a Deméter es la fuente para el mito que subyace en Eleusis; lo ofrecemos en traducción de Luis Segalá Estalella y de Rafael Ramírez Torres (véase la nota de la página 120). En ésta, la primera de las tres ponencias, mi cargo consiste en destacar ciertas propiedades del culto de los hongos enteogénicos en México. En el segundo milenio antes de Cristo, los griegos primitivos fundaron los misterios de

11 EL CAMINO DE WASSON 13 Eleusis, que mantuvieron embelesados a los iniciados que cada año participaban en el rito. E ra obligatorio guardar silencio respecto a lo que allí acontecía: las leyes de Atenas eran rigurosas en cuanto a los castigos que se imponían a todo el que violase el secreto. Pero a lo largo y a lo ancho del mundo griego, por encima del alcance de las leyes áticas, el secreto fue conservado de manera espontánea durante toda la Antigüedad, y a partir de la suspensión de los misterios en el siglo IV d.c. el secreto se ha convertido en un elemento que forma parte de la leyenda de la Grecia antigua. No me sorprendería que algunos estudiosos del mundo clásico.legaran a sentir incluso que estamos comedendo un atentado sacrilego al forzarlo ahora. El 15 de noviembre de 1956 leí un breve irabajo ante la American Philosophical Society en el que describía el culto a los hongos en México; en la sesión de preguntas subsecuente apunté que dicho culto podría llevarnos a la solución de los misterios eleusínos. Un célebre arqueólogo inglés especializado en Grecia, con quien había llevado relaciones muy amistosas durante unos treinta y cinco años, me escribió poco después, en una carra, lo siguiente: No creo que Micenas tenga nada que ver con los hongos divinos ni con los misterios eleu-

12 14 EL CAMINO DE WASSON sinos. Puedo darte un consejo? No te apartes de tu culto a los hongos mexicanos, y cuídate de estar viendo hongos por todas partes. Nos gustó mucho tu ponencia de Filadelfia y te recomendaríamos que te mantuvieses tan dentro de tu tema como te sea posible. Disculpa la franqueza de un viejo amigo. Lamento que ahora mi amigo se encuentre ya sumergido en las sombras del Hades; aunque tal vez debiera alegrarme de que no podrá ofenderlo mi insolencia al menospreciar su bien intencionada admonición. Mi difunta esposa Valentina Pavlovna y yo fuimos los primeros en utilizar el término etnomicología, y seguimos de cerca los avances en esta disciplina durante los últimos cincuenta años. Con el propósito de que el lector pueda apreciar el dramatismo de nuestro último hallazgo, debo comenzar por relatar de nuevo la historia de nuestra aventura con los hongos. Comprende precisamente los últimos cincuenta años. En buena medida constituye la autobiografía de la familia Wasson y ahora nos ha llevado directamente a Eleusis. A finales de agosto de 1927 Valentina y yo, entonces recién desposados, pasamos nuestra demorada luna de miel en una cabaña que nos prestó el editor Adam Dingwall en Big In-

13 EL CAMINO DE WASSON IS ian, en las montañas Catskills. Valentina era rusa, nacida en Moscú en el seno de una familia de intelectuales; había huido de Rusia con su familia en el verano de 1918, cuando :enía diecisiete años. Tina se recibió como médica en la Universidad de Londres y había estado trabajando arduamente para esublecerse como pediatra en Nueva York. Yo era periodista y trabajaba en el departamento de finanzas del Herald Tribune. En aquel hermoso prim er atardecer de nuestras vacaciones en las Catskills salimos a deambular por un sendero, paseando asidos de la mano, felices como alondras, disfrutando la plenitud áe la vida. A nuestra derecha había un calífero y a la izquierda el bosque. De pronto Tina se desprendió de mi mano t se precipitó en la floresta. Había visto hongos; una m ultitud de hongos, hongos de muchas clases, que poblaban el suelo del bosque. Gritó encantada con su belleza. Los llamaba a cada uno con un afectuoso nombre ruso. N'o había visto tal profusión de hongos desde cue dejó la dacha de su familia cerca de Moscú, casi un decenio antes. Tina se prosternó ante aquellas setas, en actitudes de adoración semejantes a las de la Virgen mientras escuchaba al Arcángel de la Anunciación. Comenzó a recoger algunos de los hongos en su delantal. Le advertí: " Regresa, regresa acá! Son venenosos, hacen daño. Son setas.

14 16 EL CAMINO DE WASSON Ven acá! Sólo conseguí hacerla reír más: sus festivas carcajadas sonarán por siempre en mis oídos. Esa noche Tina aderezó la sopa con hongos y guarneció la carne con otras setas. Ensartó otras más en ristras que colgó a secar para su consumo durante el invierno, según dijo. Mi desconcierto fue total. Esa noche no probé nada que tuviese hongos. Desesperado y profundamente preocupado me dejé llevar por ideas descabelladas: le dije que al día siguiente, cuando me levantara, sería viudo. Era ella quien tenía razón; no yo. Las circunstancias particulares de este episodio parecen haber conformado el curso de nuestras vidas. Comenzamos a examinar lo que hacían nuestros compatriotas; ella con los rusos y yo con los anglosajones. Pronto encontramos que nuestras actitudes individuales eran características de las que tenían nuestros pueblos. Entonces empezamos a reunir información; al principio lenta, aleatoria, intermitentemente. Comparamos nuestros respectivos vocabularios para referirnos a los hongos: el ruso era interminable, aún no lo he agotado; el inglés se reducía esencialmente a tres palabras, dos de ellas imprecisas: toadstool, mushroom, fungus. Los poetas y novelistas rusos han llenado sus escritos con hongos, siempre en un contexto afectuoso. Un forastero podría tener la. impresión de que

15 EL CAMINO DE WASSON 17 todo poeta ruso compone versos sobre la recolección de los hongos casi a modo de un rito de transición que le permita calificar cual un artista maduro. En inglés, el silencio de muchos escritores acerca de los hongos es ensordecedor: Chaucer y Milton jamás los mencionan; los demás lo hacen rara vez. Para Shakespeare, Spencer, William Penn, Laurence Sterne (abundantemente), Shelley, Keats, Tennyson, Edgar Allan Poe, D. H. Lawrence y Emily Dickinson, mushroom y toadstool son epítetos desagradables, incluso ofensivos. Los poetas ingleses, cuando los mencionan, los relacionan con la descomposición y con la muerte. Tina y yo comenzamos a extender nuestra red y a estudiar todos los pueblos de Europa; no solamente los alemanes, franceses e italianos, sino más especialmente las culturas periféricas, fuera de la corriente principal, donde las costumbres y las creencias arcaicas han sobrevivido más tiempo los albaneses, frisones, lapones, vascongados, catalanes y sardos, los. islandeses y faroeses, y por supuesto los húngaros y los fineses. En todas nuestras pesquisas y viajes buscamos como nuestros más preciados informantes, no a los estudiosos, sino a los campesinos humildes e iletrados. Exploramos su conocimiento de los hongos y los usos que les daban. Así mismo tuvimos cuidado de recoger el sabor del vocabulario erótico y escabroso que a

16 18 EL CAMINO DE WASSON menudo desatienden los lexicógrafos. Examinamos los nombres comunes de los hongos en todas estas culturas en busca de las metáforas fósiles ocultas en sus etimologías, con el propósito de descubrir lo que tales metáforas expresaban: una actitud favorable o desfavorable hacia estas criaturas de la tierra. Poca cosa, pensarán algunos de ustedes, es tal diferencia en la actitud emocional hacia los hongos silvestres. Pero mi esposa y yo no lo creimos así, y durante decenios dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo libre a disecarla, definirla y rastrear su origen. Los hallazgos que hemos logrado, incluyendo el redescubrimiento del papel religioso de los hongos enteogénicos en México, pueden relacionarse con nuestra preocupación por la brecha cultural entre mi esposa y yo, entre nuestros respectivos pueblos, entre la micofilia y la micofobia (palabras que acuñamos para designar nuestras dos actitudes) que dividen a los pueblos indoeuropeos en dos bandos. De ser errónea nuestra hipótesis, habría que reconocer que una hipótesis falsa que ha dado tanto fruto como ésta es bien singular. Pero no es errónea. Gracias a los enormes avances realizados durante este siglo en el estudio de la psique humana, todos nosotros sabemos ahora que las actitudes emocionales profundamente arraigadas, que se adquieren a temprana edad, son de importancia

17 EL CAMINO DE WASSON 19 fundamental. Me parece que cuando tales rasgos colorean las actitudes de tribus o de razas enteras, cuando tales rasgos han permanecido inalterados al través de la historia y, sobre todo, cuando difieren entre dos pueblos vecinos, nos encontramos frente a frente con un fenómeno de las mayores implicaciones culturales, cuya causa primera podrá ser descubierta sólo en los veneros de la historia cultural. Nuestros archivos y correspondencia crecieron constantemente y al final, en algún momento a principios de los cuarenta, Tina y yo nos sentamos y nos preguntamos qué íbamos a hacer con toda esa información. Decidimos escribir un libro; mas había tantas lagunas en nuestros datos que debieron pasar años antes de que pudiésemos llevar as palabras al papel. En nuestras conversacioíes de entonces encontramos que habíamos esado pensando en la misma dirección, temero- ;os de expresar nuestras ideas incluso entre nosotros: eran demasiado fantásticas. Ambos habíamos llegado a columbrar un período muy remoto, mucho antes de que nuestros antepasados supieran escribir, en que aquellos antecesores deben haber considerado a un tongo como una divinidad o como un ente cuasi divino. No sabíamos cuál (es) hongo (s) ni por qué. En la época del hombre primitivo el mundo entero se hallaba transido del sen-

18 20 EL CAMINO DE WASSON timiento religioso, y los poderes invisibles lo mantenían empavorecido. Sin duda nuestro "hongo sagrado debe haber sido maravilloso, debe haber evocado respeto y adoración; miedo, sí, y aun terror. Cuando ese culto primigenio dejó el lugar a nuevas religiones y a las nuevas prácticas que surgieron con una cultura letrada, las emociones convocadas por la vieja devoción hubieron de sobrevivir, aun arrancadas de sus raíces. En ciertas regiones pervivirían el miedo y el pavor, ya a un hongo particular (como en el caso de A. muscaria) o bien, conforme al través del tabú deviniese más vago el foco emocional, a las setas en general; mientras tanto en otras regiones, por alguna causa que por ahora no conocemos, lo que pervivió fue el espíritu de am or y de latría. En eso residiría la explicación del enfrentamiento entre la micofobia, y la micofilia que habíamos descubierto. (Por cierto, toadstool fue originalmente el nombre, específico en inglés de A. muscaria, el hongo, divino, de belleza a la altura de su divini-, dad. Al través del tabú toadstool perdió su, especificidad y llegó a cubrir la totalidad, de los hongos que el micófobo elude.) I Fue en México donde nuestra búsqueda da un hipotético hongo sagrado alcanzó por pru mera vez su objetivo. El 19 de septiembre) de 1952 recibimos por correo dos cartas da

19 EL CAMINO DE WASSON 21 Europa: una de Robert Graves, que adjuntaba un recorte de una revista farmacéutica en que se citaba a Richard Evans Schultes, quien a su vez citaba a varios frailes españoles del siglo XVI que contaban acerca de un extraño culto a los hongos entre los indios de Mesoamérica; la segunda, de Giovanni Mardersteig, nuestro impresor en Verona, que nos enviaba un dibujo, ejecutado por él, de un curioso artefacto arqueológico procedente de Mesoamérica. Dicho objeto se exhibía en el Museo Rietberg de Zurich. Era de piedra, de unos treinta centímetros de alto: era obviamente un hongo, con un radiante ser esculpido en el tallo, o en lo que' los micólogos llaman el estipe. Tal vez ahí se encontraba precisamente el culto que estáamos buscando, puesto a nuestro alcance. En n principio habíamos resuelto que en nuesras indagaciones nos mantendríamos alejaos del Nuevo Mundo y de Africa: el mundo ra demasiado vasto y nuestras manos tenían uficiente con Eurasia. Mas en un abrir y errar de ojos cambiamos de opinión y el urso de nuestros estudios, y nos concenramos en México y Guatemala. Habíamos stado postulando una conjetura fantástica: ue un hongo silvestre era objeto de devoón religiosa. Y de pronto ahí estaba a uestra puerta. Durante todo aquel invierno tuvimos revisando los textos de los frailes

20 22 EL CAMINO DE WASSON españoles del siglo xvi, y qué relatos tan extraordinarios nos brindaron. Volamos a México en aquel verano de 1953 y repetim os el viaje en m uchas tem poradas de lluvias subsecuentes. Gracias a la m aravillosa cooperación de todo m undo en dicho país, la noche del 29 de junio de 1955 logram os finalm ente nuestro hallazgo capital: mi am igo el fotógrafo Allan R ichardson y yo participam os con nuestras am istades indias en una velada, bajo la dirección de una cham ana de extraordinaria calidad. Fue la prim era vez, hasta donde se sabe, que alguien de raza ajena com partió tal clase de comunión. Fue una experiencia sobrecogedora. La tem eraria conjetura que nos habíam os atrevido a com unicarnos, en un susurro, años atrás, finalm ente estaba dem ostrada. Y ahora, casi un cuarto de siglo después, nos hallam os preparados para ofrecer, en o tro hongo, Ctaviceps purpurea, la clave que guarda el secreto de los m isterios elcusinos. Que debía haber un denom inador común entre el m isterio del hongo m exicano y los m isterios de Eleusis fue una revelación que m e asaltó de inm ediato. Uno y otro m isterios provocaban un avasallador sentim iento de tem or reverente, de m aravilla. D ejaré que sea el profesor Ruck quien hable de Eleusis, mas deseo citar antes a un antiguo escritor, el retórico Elio Aristides, que en el siglo IT d.c

21 EL CAMINO DE WASSON 23 alzó por un instante el velo, cuando dijo que lo que experim entaban los iniciados era "nuevo, sorprendente, inaccesible a la cognición ra c io n a r, y después: Eleusis es un santuario común a la tierra entera, y de cuantas cosas divinas existen entre los hombres es la más revercnciablc y la más luminosa. En qué lugar del mundo han sido entonados cánticos más milagrosos y dónde han provocado los dromena mayor emoción, dónde ha existido rivalidad mayor entre el mirar y el escuchar? [Las cursivas son mías.] Y Aristides continúa hablando de las "visiones inefables" cuya contem plación fue privilegio de muchas generaciones de hom bres y m ujeres afortunados. Punto por punto esta descripción es paralela con el efecto sentido por los iniciados en el rito m esoam ericano de los hongos, inclusive la "rivalidad entre el m irar y el escuchar. Pues las visiones que uno experim enta asum en contornos rítm icos y los cantos de la cham ana parece adquirir form as visibles y abigarradas. Al parecer, entre los griegos corría la voz de que los hongos eran el "alim ento de los dioses", brôma theôn, y se dice que Porfirio los llamó "nodrizas de los dioses", theotrophos. Los griegos de la -poca clásica eran

22 24 L CAMINO DE WASSON micófobos- Acaso no sería esto porque sus antecesores.sintieron que la totalidad de la familia de los hongos se hallaba contagiada "por atracción* con la cualidad divina de! hongo sagrado, y en consecuencia los hongos debían ser evitados por los m ortales? Acaso no estamos exam inando aquí algo que en su origen fue un tabú religioso? No quiero que se entienda que estoy sosteniendo que sólo estos alcaloides (dondequiera que se encuentren en la naturaleza) provocan visiones y éxtasis. Evidentem ente algunos poetas y profetas y muchos m ísticos y ascetas parecen haber experim entado \fisiones extáticas que cumplen las condiciones de los antiguos m isterios y reproducen los efectos de la ingestión ritual de hongos en México. No estoy insinuando que San Juan, en Patmos, haya tomado hongos cuando escribió el Apocalipsis. No obstante ello, la secuencia de imágenes en su Visión, tan nítidas y a la vez tan fantasm ales, me indica que el Apóstol se encontraba en el m ism o estado de quien ingiere los hongos. Tampoco insinúo, ni por un instante, que W illiam Blake conociera los hongos cuando escribió esta hipotiposis de la nitidez que tiene la "visión": Los Profetas describen lo que ven en la Visión como hombres reales y existentes, a quienes ellos vieron con sus órganos imaginativos

23 EL CAMINO DE WASSON 25 c inm ortales; los Apóstoles lo m ism o; m ientras más diáfano sea o l.ó rg a n o más nítido será el objeto. Un espíritu y una Visión no son, com o supone a filosofía moderna, un vapor nebuloso o una nada: se encuentran organizados y m inuciosam ente articulados m ás allá de todo lo que puede producir la naturaleza perecedera y mortal. Quien no imagina con contornos m ejores y m ás vigorosos, y bajo una luz m ejor y m ás intensa, de lo que pueden distinguir sus ojos perecederos, en realidad no imagina nada. (Las bastardillas son mías.] E sto s o n a rá críp tic o a quien no c o m p a rta la visión de B lakc o no haya in g e rid o ios h ongos. La v e n ta ja de los hongos es que pued en p o n e r a m u c h as p erso n as, si no a to d a s, en este estado, sin que d eban s u frir las m o rtificaciones de B lake ni las de San Juan. Su ingestión p e rm ite a u n o c o n te m p la r con m ayor clarid a d que la de n u e stro s o jo s m o rtale s, vistas que e stá n allen d e los h o rizontes de esta vida; viajar por el tiem po, hacia ad e lante y h ac ia a trá s ; p e n e tra r cn o tro s planos de la existencia; incluso, com o dicen los indios, co n o cer a Dios. N o es m uy s o rp re n dente que nuestras em ociones resulten profu n d am en te a fectad a s, q u e sin ta m o s que un vínculo in d iso lu b le nos u n e con los dem ás que han co m p a rtid o el b a n q u e te sag rad o. T odo ]p que uno ve d u ra n te esa noch e tiene

24 26 EL CAMINO DE WASSON una calidad p rístina : el paisaje, las construcciones, los relieves, los an im ales: to d o parece recién llegado del ta lle r del C reador. E s ta novedad de todo es com o si el m undo acab a ra de s u rg ir lo a b ru m a a uno y lo fu n d e en su belleza. De m a n era n a tu ra l, c u a n to nos o c u rre n o s parece p re ñ a d o de s e n tid o y, e n co m p aració n, la ru tin a c o tid ia n a re s u lta triv ial. U no ve to d as esta s cosas con u na inm ediatez de visión que lo lleva a decirse : A hora estoy viendo p o r p rim e ra vez; v ie n d o d ire ctam en te, sin la in terv en ció n de o jo s m o rta le s." Platón nos dice que m ás allá de esta existe n cia e fím era c im p erfecta de aq u i ab a jo hay o tro m u n d o ideal de a rq u e tip o s, d o n d e el M odelo de cada cosa tiene una vida perd u ra b le : h erm oso, v erd ad e ro, o rig in al. A lo largo de m ilenios, poetas y filósofos han sop esad o y co m e n ta d o dicho concepto. P ara m í re su lta c la ro d ó n d e e n c o n tró P lató n sus Id e a s"; ta m b ié n lo e ra p a ra aquello s de s u s co n tem p o rán e o s q u e fu ero n iniciados en los m isterio s. P latón beb ió d e la poción en el tem plo de Eleusis y pasó la noche contem p lando la gran Visión. Y durante el tiem po en que uno está viendo estas cosas, en M éxico, la sacerdotisa canta, n o en voz a lta p ero sí con a u to rid a d. Es bien co nocido q u e los in d io s n o se en treg an a cxteriorizaciones de sus sentim ientos, ex

25 EL CAMINO DE WASSON 27 cepto en tales ocasiones. EI canto es bueno, mas bajo la influencia de los hongos uno lo juzga infinitam ente tierno y delicado. Es como si uno estuviese escuchando con los oídos del espíritu, purificado de toda turbiedad. Uno está recostado en un petate; si se puso listo tal vez en un colchón ínflable y en un saco de dorm ir. E stá oscuro, pues todas las luces han sido apagadas, m enos unas cuantas ascuas entre las piedras del hogar y el incienso en un anafe. Hay quietud, pues la choza de paja posiblem ente se encuentre a cierta distancia del pueblo. En la oscuridad y la quietud aquella voz cam bia de ubicación en la choza: de pronto viene de más allá de los pies, ahora suena ju n to al oído, ahora a lo lejos, ahora realm ente abajo de uno, con un extraño efecto de ventriloquia. Tam bién son los hongos los que producen esta ilusión. Todo el m undo la experim enta, asi como sucede a los nativos de Siberia cuando com en Am a ntia muscaria y yacen bajo el conjuro de sus cham anes, que así m ism o hacen gala de una pasm osa habilidad para im prim ir un efecto de ventriloquia a sus toques de tam bor. De m anera sim ilar, en México escuche a una cham ana que em prendía una sesión de percusiones de lo más complicado: con las m anos se golpeaba el pecho, los muslos, la frente, los brazos; cada punió del cuerpo producía una resonancia diferente y ella m antenía un ritmo

26 28 EL CAMINO DE WASSON com plicado en el que m odulaba e incluso sincopaba los golpes. El cuerpo de uno yace en la oscuridad, pesado como el plomo, pero el espíritu parece rem ontarse y abandonar la choza, y con la velocidad del pensam iento viajar por donde lo desee, en el tiem po y en el espacio, acom pañado por el canto de la cham ana y por el golpeteo de sus rítm icas percusiones. Lo que uno m ira y lo que uno escucha parece ser una sola cosa: la m ú sica asume form as arm oniosas, reviste de form a visual sus arm onías, y lo que uno está m irando adopta las modalidades de la m úsica: la música de las esferas. Dónde ha existido rivalidad m ayor entre el m i rar y el escuchar?" Cuán a propósito de la experiencia mexicana era la antigua pregunta del retórico griego! Todos los sentidos se encuentran afectados de m anera sim ilat: el cigarrillo con el que uno ocasionalm ente rompe la tensión de la noche tiene un arom a como jam ás otro lo ha tenido; el vaso de agua pura es infinitam ente m ejor qüc la cham paña. En algún lugar escribí una vez que la persona que ha ingerido hongos se encuentra suspendida en el espacio: una m irada despojada del cuerpo, invisible, incorpórea, que ve pero no puede ser vista. En realidad los cinco sentidos se encuentran despojados del cuerpo, todos ellos a tono con ese alto nivel de sensibilidad y alerta, todos

27 EL CAMINO DE WASSON 29 ellos m ezclándose de la m anera m ás extraña hasta que el sujeto, enteram ente pasivo, deviene un puro receptor de sensaciones infinitam ente delicado. M ientras el cuerpo de uno yace ahí en el saco de dorm ir, el alm a queda libre, pierde todo sentido del liempo, alerta com o nunca antes; vive una eternidad en una noche, mira una infinitud en un grano de arena. Lo que uno ha visto y escuchado queda grabado como por un buril en la m em oria, de donde jam ás podrá ser borrado. Por fin conoce uno lo inefable y lo que significa el éxtasis. Éxtasis! El espíritu se rem onta al origen de esa palabra: para los griegos ekstasis.significaba que el alma volaba fuera del cuerpo. Estoy seguro de que esta palabra fue acuñada para describir el efecto de ios m isterios de Eleusis. Puede hallarse m ejor térm ino que ése para describir el estado de quienes han ingerido hongos? En el habla cotidiana, entre los m uchos que nunca han experim entado el éxtasis, "éxtasis" significa algo divertido, y a m enudo la gente me pregunta por qué no tomo hongos todas las noches. Pero el éxtasis no es una diversión. Es el alma m isma lo que es lomado y sacudido hasta el estrem e cimiento. Después de lodo, quién buscará sentir el tem or de una reverencia absoluta, o traspasar esa puerta de m aravillas que lleva a la Presencia Divina? El ignorante ordinario

28 30 EL CAMINO DE WASSON emplea mal la palabra, y nosotros debemos recapturar su sentido total y aterro rizad o r... Unas cuantas horas después, a la m añana siguiente, uno está listo para ir a trabajar. Pero cuán baladí nos parece el trab ajo en com paración con los portentos ocurridos durante aquella noche. Si uno puede hacerlo, preferirá perm anecer cerca de la casa y, junto con quienes com partieron esa noche, comparar notas y gritar de asombro. Quiero dar una idea de la abrum adora, sensación de reverencia que los hongos sagrados provocan entre la población nativa de las m ontañas mexicanas. En la tribu mazateca donde los tomé por prim era vez estos hongos en especial no son "hongos": pertenecen a o tra categoría. Hay una palabra, thains, que abarca a todos los fungi: los com estibles, los que son inocuos aunque no puedan com erse y los. venenosos; a todos los fungi m enos los sagrados. Los hongos sagrados reciben un nom bre que es un eufemismo de otro nom bre ahora perdido: son >nti'xisthos. (En mazateço, cada sílaba puede pronunciarse en cuatro tonos distintos, o con entonaciones que van de uno a otro; el más agudo es \ El signo inicial ">es una oclusión de la glotis.) El prim er elemento, ^nii', es un diminutivo de afecto y respeto. El segundo, xptho1, significa "el que b ro ta. Así pues, la palabra com pleta sería "el pequeño que b ro ta. Pero esta pa

29 EL CAMINO DE WASSON 31 la b ra es sag rad a: no se escu ch a en el m e r cado ni en d o n d e haya un g ru p o de p erso n as reu n id as. E s m e jo r tra e r el te m a a colación p o r la noche, a la luz de u n a fo g ata o de u n a vela (v ela d o ra ), c u a n d o u n o se e n c u e n tra a so las con su s h u ésp ed es. E n to n ces ellos se e x ten d erán la rg am en te so b re la s m arav illas de esto s hongos prodigiosos. E s p ro b ab le qu e en lu g a r de d icho n o m b re eufcm ístico utilicen incluso otro s eufem ism os m ás avanzados: los n iñ o s sa n to s o las cositas, e n mazateco. C uando p a rtía m o s a ca b allo de las m ontañas m azatecas, después de nu estra p rim era visita, preguntam os a nuestro m uletero, V ícto r H ern án d ez, có m o h ab ía sido que los hongos sagrados llegasen a ser llam a dos lo s p eq u e ñ o s q u e brotan. V íc to r h abía re c o rrid o las m o n tañ as d u ra n te to d a su v ida y h ab lab a esp añ o l, a u n q u e no s a b ía leer, escribir, ni decir la hora en el reloj. Su respuesta, p re ñ a d a de em oción y sin cerid ad, a len tab a la poesía de la religión, y yo la c ito aq u í p a la b ra p o r p alab ra, tal com o 1 la p ro n u n ció y yo la anoté entonces en m i libreta : El honguillo viene p or sí mism o, no se sabe de dónde, como el viento que viene sin saber de dónde n por qué. V íctor se re fe ría a la génesis de los hongos sagrados: bro tan sin sem illas ni raíces, un

30 32 EL CAMINO DE WASSON m isterio desde el principio. Cuando le preguntam os a Aurelio Carreras, carnicero de H uautla, a dónde nos llevan los hongos, dijo sencillam ente: "Le llevan allí donde Dios está. Según Ricardo García González, de Rio Santiago, para tom ar los hongos "hay que ser muy limpio, es la sangre de N uestro Señor Padre E terno. Los testim onios anteriores son de habitantes del pueblo que hablaban español y que elegimos al azar; expresan la religión en su esencia más pura, sin ningún contenido intelectual. Aristóteles dijo de los m isterios eleusinos precisam ente lo mismo: los iniciados debían sufrir, sentir, experim entar ciertas emociones y estados de ánim o; no estaban ahí para aprender nada. Cuando el hom bre emergía de su basto pasado, hace milenios, hubo un estadio en la evolución de su conciencia en que el descubrim iento de un hongo ( o fue una planta superior?) con propiedades m ilagrosas constituyó una revelación, un verdadero detonador para su alm a que despertó en él sentim ientos de tem or y reverencia, de bondad y am or, en el más alto registro de que la hum anidad es capaz; todos esos sentim ientos y virtudes que a p artir de entonces la hum anidad ha considerado como el m ayor atributo de su especie. Esa planta le perm itió ver lo que estos ojos mortales no pueden m irar. Cuánta razón tenían los griegos al

31 EL CAMINO DE WASSON 33 rodear de sigilo y custodia este m isterio, esie beber la poción. Lo que hoy en día ha desembocado en una simple droga, una triptam i- na, un derivado del ácido lisérgico, era para ellos un m ilagro prodigioso, inspirador de poesía, filosofía y religión. Tal vez con todos nuestros conocimientos m odernos no necesitemos ya de los hongos divinos, O los necesitarem os más que nunca? No falta quien se m oleste porque la clave, aun de la religión, pueda reducirse a una m era droga. Por otra parte, tal droga es tan m isteriosa como siempre lo ha sido: como el viento que viene sin saber de dónde ni por qué". De una simple droga brota lo inefable, surge el éxtasis. Ko es el único caso en la historia de la hum anidad en que lo más bajo ha dado origen a lo divino. Parafraseando un texto sagrado diríamos que esta paradoja es difícil de aceptar, mas digna de que todos los hom bres crcan en ella. Qué no darían nuestros estudiosos de la antigüedad clásica a cam bio de la oportunidad de asistir al rito en Eleusis, de hablar con las sacerdotisas? Llegarían a los recintos. entrarían a la cám ara sagrada con la reverencia emanada de los textos que han venerado a lo largo de milenios. Qué propicio seria el estado de su espíritu si se les invitara a com partir la poción! Pues bien, tales ritos ocurren ahora, ignorados por los estudiosos

32 34 EL CAMINO DE WASSON de la antigüedad clásica, en habitaciones apartadas, humildes, techadas con paja, sin ventanas, lejos de los cam inos trillados, en lo alto de las m ontañas de México, en la quietud de la noche, rasgada sólo por el ladrido lejano de un perro o el rebuzno de un asno. 0 bien, ya que nos encontramos en la temporada de lluvias, el m isterio puede celebrarse bajo un aguacero torrencial, con el acom pañam iento de truenos terroríficos. Y entonces, p or supuesto, m ientras uno yace ahí bajo el efecto de los hongos, escuchando la música y contem plando las visiones, conocerá una experiencia estrcm ecedora al recordar cómo algunos pueblos prim itivos creían que los hongos, los hongos divinos, debían su origen a la participación celestial de Parjanya, el dios ario del rayo, que los engendraba en la suave Madre Tierra. Hay quien ha llamado a la micología el entenado de las ciencias. No está ahora adquiriendo una dimensión totalm ente nueva c inesperada? La religión se ha encontrado siem pre en el meollo de las más altas facultades del hombre y de sus mayores logros culturales; a p artir de tal perspectiva quiero ahora pedirles que considerem os nuestro hum ilde hongo: ;qué testim onios de nobleza y de añeja estirpe van respaldándolo! R. Gordon W asso.v

33 I I. U N A P R E G U N T A I N Q U IE T A N T E, Y M I R E S P U E S T A E n ju l io df me encontraba visitando a mi amigo Gordon Wasson en su residencia de Danbury, cuando repentinam ente d me planteó la pregunta siguiente: creía yo que el hom bre prim itivo, en la antigua Grecia, podría haber descubierto algún m étodo para aislar un entcógeno a p a rtir del cornezuelo que pudiese haberle proporcionado tina experiencia com parable a la q u e da la ls d o la psilocibina? Le respondí que bien podría haber sido así y prom etí enviarle, después de que Jo hubiere pensado mejor, un comentario sobre nuestros conocimientos presentes acerca del tema; los cuales, según yo sospechaba entonces, apoyarían mi posición tentativa. Han pasado dos años, y ahora he aquí mi respuesta. Corne2uelo es el nom bre castellano de un producto fúngico, el esclerocio de un hongo que los micólogos conocen como Ciaviccps purpurea (Fr.) Tul. Es un parásito del centeno y de otros cereales como la cebada v el trigo, así como de algunos pastos silvestres. O tras especies del género Chviccps, como C. pas pal i Stev. y Hall, C. nigricans Tul. y C. glabra Langdon, entre otras, parasita» mu 33

34 3«UNA PREGUNTA INQUIETANTE chas clascs y variedades de pasto. El cornezuelo mismo carcce de una com posición química uniforme: se presenta en razas "quím icas" o "biológicas que difieren entre sí sobre iodo por la composición de los alcaloides que contienen. (Los quím icos definen los alcaloides como sustancias alcalinas que contienen nitrógeno y que representan los principios activos, desde un punto de vista farmacológico, de num erosas plantas.) Asi, en Suiza existen tres variedades de cornezuelo del centeno: 1) En la planicie suiza una que contiene sobre todo el alcaloide ergotam ina; 2) En el Valais una con alcaloides del grupo de la ergotoxina, y 3) En los Grisones una que no contiene alcaloides. Además, en otras clases de cornezuelo del trigo, de la cebada, del mijo, de la cizaña, etcétera existen grandes variaciones en cuanto a los alcaloides que contienen, a vcces según la localización geográfica. Con mucho, el más im portante de todos los tipos de cornezuelo es el del centeno, un cuerpo pardo-violáceo que aparece en las espigas y provoca la hipertrofia del grano. En inglés al cornezuelo del centeno se le llama horned rye, spiked rye, spurred rye, y más com únm ente ergot of rye, que es una traducción del térm ino francés ergot de seigle (en la nom enclatura científica. Secale cornutum ). La palabra ergot aparece definida en el

35 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 37 Petit L arousse com o " p etit ongle pointu derrière le pied du coq" ("pequeña uña p un tiaguda en la parte posterior de la pata del gallo") m as la p ro ced e n cia del té rm in o fran cés ergot es incierta. O tras designaciones fran cesas son ble co rn u, seigle ergoté, seigle ivre. P arece s e r que en alem án hay m ás v ariantes que en o tra s lenguas: M u tte rk o rn, R ockcnm u tte r, A fte r k o m, T o d ten k o rn, T o llk o n i y m uchas m ás. E n el fo lk lo re g erm an o existía la creencia do q u e cuando el cereal o n d u la b a con el viento la m a d re de los g ran o s (un dem onio) p asab a p o r ej cam po; sus h ijo s eran los lobos del centen o (el co rn ezuelo ). De acuerdo con nuestro argum ento observam os que dos de los n o m b res m encionados. seigle ivre ("cen ten o e m b ria g a d o ' ) y T ojlkont ("g ran o e n lo q u ecid o ) d ejan v er un conocim iento de los efectos enteogénicos del cornezuelo. E sta conciencia popular de las secuelas del cornezuelo so b re la m ente m u e stra un conocim iento íntim o de sus p ro p ie d ad esal m enos entre los herbolarios, profundam ente arraigado en las tradiciones europeas. E l cornc2uelo de ce n ten o tiene un p asado histórico. O trora un veneno tem ible, ha llegado a co n v e rtirse en u n a rica fu en te de valiosos productos farm acéuticos. D urante la E d ad M edia hubo en E u ro p a extrañas epidem ias en que m illares do personas p erd iero n la vida, p rovocadas p o r el

36 38 UNA PREGUNTA INQUIETANTE pan elaborado con centeno contam inado por e! cornezuelo Dichas epidem ias se presentaban en dos formas: el ergotism us convuísivus, caracterizado por síntom as epileptífor* mes y convulsiones nerviosas, y el ergotism us gangraenosus, en el que un rasgo dom inante eran las manifestaciones gangrenosas que causaban la m om ificación de las extrem idades. El ergotism o se conocía también com o ignis sacer ("fuego sagrado") o como "fuego de San Antonio", porque San Antonio era el patrono de una orden religiosa fundada para prestar atención a las víctim as de dicha enferm edad. La causa de tales epidemias pan contam inado con el cornezuelo se descubrió apenas en c! siglo xvu, y a p a rtir de entonces los brotes de envenenam iento por el cornezuelo del centeno han sido sólo esporádicos. El cornezuelo fue m encionado como un remedio por prim era vez en 1582, por el médico alemán Adam Lonitzer, quien inform ó que las com adronas lo utilizaban para inducir los alumbramientos. La prim era comunicación científica sobre las aplicaciones del cornezuelo como un agente uterotónico fue presentada en 1808 por el médico estadunidense John Stearns: "Account of the pulvis parturieus Pero ya en 1824 el doctor David Hosack, tam bién estadunidense, reconoció los peligros de utilizar el cornezuelo para apre

37 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 39 s u ra r los p arto s, y reco m en d ó que la droga fuese em pleada solam ente para inhibir la hem orragia post partum. De csa fecha en adelante el corn ezuelo ha sido u sad o en o b ste tricia, so b re todo con dichn p ro p ó s ito.1 (El tal d o c to r H osack fue un h o m b re em inente. E ra c! m edico de m uchos de los neoyurquinos d istin g u id o s de la época, y acom p añ ó a Alexander H am ilton a W eehaw kcn, en ocasión de su trágico duelo con A aron B u rr. E sto llegó a m i conocim iento al tra v és de la a d m i rable biografía de H osack que escribió C hristine R obbins.) El ú ltim o y el m ás im p o rta n te ca p ítu lo en la h is to ria del corn ezuelo lo exam in a com o una rica fu e n te de alcaloides con aplicaciones farm aco ló g icas.7 M ás de tre in ta alcaloides han sido aislados del corn ezuelo y es im p ro b ab le que p uedan se r d escu b ierto s m u chos m ás. C ientos de m odificaciones q u ím ica s de d ichos alcalo id es n atu ra le s h an sido p re p a ra d a s c investigadas desde el punto de vista farm acu- 1La monografía de consulta obligada sobro lo butánica y la historia del cornezuelo ûs la do C. B a r ger: lírgot aud E rgotism. G u r n e y a n d Jackson. Londres, E n su monografía Die M utterkornalkaioulc (F. Enkc Vcrlag. Stuttgart. 1964>. A. Hofm a n n revisa los resultados de las investigaciones medicas, farmacológicas y químicas sobre los alcaloides del cornezuelo realizadas en laboratorios do todo el inundo.

38 40 UNA PREGUNTA INQUIETANTE lógico. Hoy en día todos esos alcaloides también pueden ser obtenidos m ediante síntesis total. Los alcaloides con aplicaciones medicinales más im portantes proceden del cornezuelo del centeno. El prim ero que tuvo un uso terapéutico am plio fue la ergotam ina, que Λ. Stoll aisló en La ergotam ina es el ingrediente esencial de preparados farm acéuticos como el Cafergót y el Bellergal, medicam entos que se utilizan contra la migraña y los trastornos nerviosos. Dos preparados m odernos especialm ente útiles son la Hydergina. desarrollada por A. Stoll y A. Hofm ann en los laboratorios Sandoz, de Basilea, que contiene alcaloides de ergotoxina hidrogenados y se emplea en el tratam iento de algunas alteraciones geriátricas, y el Dibydcrgot, que contiene dihidroergotam ina como ingrediente activo y se utiliza en la terapéutica de trastornos circulatorios. Las investigaciones sobre el alcaloide ergonovina. que es el principio utcrotónico específico del cornezuelo, soluble en agua, son de especial im portancia para los asuntos que estam os tratando. En 1932 H. W. Dudley y C. Moir descubrieron, en Inglaterra, que los extractos del cornezuelo hidrosolubles, que no contenían ninguno de los alcaloides insolubles en agua del tipu ergotam ina-ergotoxina, inducían una intensa actividad uterotónica.

39 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 41 Esta observación llevó, tres años después, al aislam iento del alcaloide causante de dicha acción, en form a sim ultánea en cuatro diferentes laboratorios que lo llam aron "ergomctrina", "ergobasina, "ergotocina" y ''crgostetrina', respectivam ente. La Comisión de la Farmacopea Internacional propuso un nom bre que fuera aceptado internacionalm ente para reem plazar a tales sinónimos: esto es, 'ergonovina". En 1937, a p artir de ácido lisérgico natural preparé la ergonovina, que por su composición química es la propanolamida del ácido lisérgico. como se m uestra en la figura 1. El ácido lisérgico es el núcleo común de la mayoría de los alcaloides del cornezuelo. Se extrae de cultivos especiales de cornezuelo, y en la actualidad tam bién sería posible prepararlo m ediarte una síntesis total, si no fuese porque tal procedim iento es dem asiado caro. Yo utilicé el método desarrollado para la síntesis de la ergonovina con el objeto de preparar num erosas modificaciones quím icas de dicha sustancia. Uno de estos derivados de la ergonovina, en parte sintéticos, fue la butanolam ida del ácido lisérgico. Hoy en día se utiliza en obstetricia con el nom bre comercial de M ethergina para contener la hemorragia post partum y prácticam ente ha reem plazado a la ergonovina. Otro derivado del ácido lisérgico que sin

40 42 UNA PREGUNTA INQUIETANTE teticé en el curso de estos trabajos, con la intención de obtener un analéptico (es decir, un agente con propiedades estim ulantes de la respiración y de la circulación), fue la dietilam ida del ácido lisérgico (Fig. 1). Los exám enes farm acológicos revelaron que el com puesto tenía una actividad uterotónica claram ente intensa, casi tan vigorosa como la de la ergonovina. En 1943 descubrí, al som eterm e a experim entos con la droga, la alta potencia entcogénica de la dietilam ida del ácido lisérgico, que llegó a ser conocida en todo el m undo por su nom bre en clave en el laboratorio: lsd-25. Mi interés por los agentes cnteogénicos, originado en 1943 a p artir de mi trabajo con la LSD, me llevó a conocer a Gordon Wasson, precursor como etnom icólogo y precursor tam bién en e! estudio del antiguo culto de los hongos en México. Roger Heim, en aquel tiem po jefe del Laboratoire de Cryptogamie y director del célebre Muséum National d'histoirc N aturelle de París, a quien Wasson invitó a estudiar c identificar en el cam po los hongos divinos, me envió m uestras de ellos con el objeto de que analizara su composición quím ica. Ju n to con mi ayudante de laboratorio, H ans Tschertcr, logré aislar los principios enteogénicos de los hongos sagrados de México, a los que llamé psilocibina y psilocina. En com pañía de m is colegas de

41 crgonovina (propanolamida del acido liscrgico) i.so (diciilam ida del ácido lisérgico) crgína (am ida del ácido liscrsico) F igura I liidruxictilam ida del ácido lisérgico

42 44 UNA PREGUNTA INQUIETANTE los Laboratorios de Investigación Sando2 conseguí elucidar la estructura química de la psilocibina y la psilocina, así como sintetizarlas. Inspirado por las conversaciones con mi amigo Wasson y anim ado por nuestro buen éxito con los hongos cntcogénicos, decidí abord ar tam bién el problem a presentado por otra planta cnteogcnica mexicana, el ololiuhqui. Con la ayuda de W asson obtuve una gran cantidad de auténticas semillas de ololiuhqui, de las dos especies de m aravilla que los indios mcsoam cricanos han utilizado: semillas de Turbina corym hosa (L.) Raf. y de Ipomoca violacea L. Cuando las analizam os llegam os a un resultado inesperado: estas antiguas drogas que estábam os dispuestos a llam ar "m ágicas y que los indios consideran divinas, contenían como principios psicoactivos algunos de nuestros ya fam iliares alcaloides del cornezuelo. Los com ponentes principales eran la am ida del ácido lîsérgico y la hidroxíetilam ida del ácido lisérgico, ambos alcaloides hidrosolubles, estrecham ente relacionados con la dietilam ida del ácido lisérgico (l s d ), como resulta evidente incluso para quien no sea químico (Figura 1). O tro constituyente de los alcaloides del ololiuhqui era la ergonovina, el principio uterotónico del cornezuelo. La propiedad enteogénica de estas am idas sim ples del ácido lisérgico, estrecham ente re-

43 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 45 U cionadas con la l s d, e s tá bien esta b lecid a. La cuestión que en to n ces su rg ía p o r sí m ism a era íi la crgonovina un co m p o n en te alcaloide no sólo del co rn ezuelo sino ta m b ié n del nloliuhqui p o seía a c tiv id ad cn teogénica. A la luz de su e s tru c tu ra q u ím ica esto no p arecía im probable: n o d iíie re m ucho de la l s d. M as ano pued e in q u irir p o r que, si es u n enteógeno, este hecho s o rp re n d e n te no h a sido com unicado, en v ista de q u e h a venido e m pleándose en o b s te tric ia d u ra n te las ú ltim a s décadas. S in d u d a la re sp u e sta se en c u e n tra en la d o sis e x trem ad a m en te b a ja de ergonovina que se em plea para contener la hem o rragia p o st p a r iu m, esto es, de 0.1 a 0.25 mg. La dosis eficaz de la am id a del ácido lisergico es de 1 a 2 m g p o r vía bucal. Así pues, decidí ad m in istra rm e u n a d o sis co rre sp o n d ie n te de crgonovina. /? de abril de :20 h: 2.0 m g d e m a l é a l o acido d e crgonovina, q u e contienen 1.5 m g de b ase d e er> gonovina, ingeridos en u n vaso de agua. 13:00 h: n á u s e a ligera, m i s m o efecto q u e s i e m p r e h e e x p e r i m e n t a d o e n m i s e n s ayos con LSD o c o n psilocibina; cansado, necesid a d d e recostarme; c o n los ojos cerrados, figuras d e colores. 13:30 h: los árboles del b o s q u e vecino p a r ecen a n i m arse; sus r a m a s se m u e v e n de m a nera amenazadora.

44 46 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 14:30 h: intenso deseo de soñar, incapacidad para el trabajo sistemático; con los ojos cerrados o abierlos, acosado por sensaciones y formas moluscoidcs. 16:00 h: los motivos y colores sc ban hecho más claros, pero aún encierran peligros ocultos. 17:00 h: tras una breve siesta me despierta una especie de explosión interior de todos los sentidos. 18:00 h: una visita inesperada me obliga a entrar en actividad, pero durante toda la tarde viví más en un mundo interior que en el exterior. 22:00 h: todos los efectos desaparecidos, sensaciones normales. Fue una experiencia realizada sin un procedim iento riguroso, mas prueba que ia crgonovina posee una ligera actividad enteogénica m odificadora del estado de ánim o, siem pre que se tome en la m isma cantidad que la de una dosis eficaz de la amida del ácido lisérgico, el constituyente principal del oloiiuhqui. Su potencia corresponde aproxim adam ente a una vigésima parte de la que tiene la lsd, y a unas cinco veces la de la psilocibina. Hay un hallazgo m ás que podría ser de )a m ayor im portancia para considerar la pregunta de Wasson. Los com ponentes principales de las semillas de m aravilla mexicana son. 1) Amida del ácido lisérgíco ( = "ergi-

45 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 47 n a '1), y 2) Hidroxietilam ida del ácido lisérgico. Toles son tam bién los alcaloides más im portantes del cornezuelo que crece en el pasto silvestre Paspalum distichum L. Este pasto crece en torno de toda la cuenca del Mediterráneo y a m enudo es infectado por Claviceps paspali. En I960, F. Arcamonc el al 1 fueron los prim eros en descubrir estos alcaloides en el cornezuelo de P. distichum. E ntre las clases de cornezuelo producidas por las diferentes especies del género Claviceps y sus num erosos huéspedes cereales y pastos silvestres, por supuesto existen algunas que contienen alcaloides enteogéntcos, los mismos alcaloides que hay en las m aravillas enteogénicas de México. E stos alcaloides, principalm ente la amida del ácido lisérgico, la hidroxietilam ida del ácido lisérgico y la ergonovina, son solubles en agua, en contraste con los alcaloides no enteogénicos que tienen aplicaciones medicinales, del tipo de la ergotamina y la ergotoxina. Con las técnicas y el equipo disponibles en la Antigüedad era pues sencillo preparar un extracto enlcogénico a partir de los tipos de cornezuelo apropiados. Cuáles eran esos tipos de cornezuelo apropiados de que podían disponer los antiguos Arcamunc. F.: Boninu. C.; Chain, E. B.; Ferrcili, A.; Pcnnclla. P.; Tonolo, A., y Vero, L.: Nature. núm. 187, p Londres, I960.

46 48 UNA PREGUNTA INQUIETANTE griegos? En su tierra no había centeno, aunque sí trigo y cebada, y el Claviceps purpurea m edra en ambos. Analizamos en nuestro laboratorio el cornezuelo del trigo y el de la cebada, y encontram os que contienen básicam ente los m ismos alcaloides que el del centeno, es decir, la ergonovina y los del grupo de la ergotoxina y la ergotam ina, y en ocasiones tam bién trazas de la am ida del ácido lisérgico. Según dije con anterioridad, la ergonovina y la amida del ácido lisérgico, am bas enteogenicas, son hidrosolubles, m ientras los demás alcaloides no lo son. Como todos sabemos, el cornezuelo difiere en su com posición química de acuerdo con la geografía y con la planta huésped. No tenem os m anera de saber cuál era la composición del cornezuelo de la cebada o del trigo que se cosechaban en Ja llanura Rariana, vecina a Eleusis, en el segundo milenio antes de Cristo. Pero ciertam ente no es disparatado suponer que la ccbada cultivada allí era huésped de un cornezuelo que contenía, quizás entre otros, los alcaloides enteogcnicos solubles. La vecindad con la fértil llanura sin duda habrá influido en la elección de Eleusis para levantar ahí el tem plo de Dcmeter, y en la form ación del ram illete de vigorosos m itos en torno a este lugar y a Triptólcm o, que todavía hoy ejercen su fascinación sobre nosotros.

47 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 49 La separación de los agentes enteogénicos, m ediante su simple disolución en agua, de los alcaloides no solubles la ergotam ina y la ergotoxina bien se encontraba al alcance de las posibilidades abiertas al hom bre p rimitivo en Grecia. Un m étodo aún m ás sencillo habría sido recurrir a alguna clase de cornezuelo como el que crece en el pasto Pas pal um distichum, que contiene sólo alcaloides que son enteogénicos y que podría incluso haber sido usado directam ente en forma de polvo. Como dije antes, P. distichum crece por todas partes en torno a la cuenca de! M editerráneo. Durante los muchos siglos en que los misterios eleusinos m antuvieron fascinado al m undo de la antigua Grecia, no pudieron los hierofantes de Eleusis haber am pliado su conocim iento y perfeccionado sus habilidades? P ara el m undo griego, como para nosotros, los m isterios se encuentran vinculados con Deméter y Core; ellas junto con Triptolem o son los afamados progenitores míticos del cultivo del trigo y la cebada. Mas en el curso del tiem po, los hierofantes pudieron fácilm ente haber descubierto el Cíaviceps pas pal i, que crecía como parásito en el pasto Paspaban distichum. Entonces podrían haber obtenido su enteógeno directamente, puro y sin necesidad alguna de disolverlo.

48 50 UNA PREGUNTA INQUIETANTE Pero si m enciono esto es sólo como una posibilidad o una probabilidad, y no porque P. distichum haga falta para dar respuesta a la pregunta de Wasson. Por últim o, debemos también com entar un cornezuelo que parasita un pasto silvestre llamado Lolittm tem ulcm tw t L. en ia nomen* d a tu ra científica. Esta hierba, que en castellano llamamos cizaña, es am pliam ente conocida en inglés como darnel o cockle o. en la Biblia, Jares, y es una plaga para los sembradíos de gram íneas. A veces tam bién se le llama en inglés w ild rye grass (literalm ente, "pasto de centeno silvestre ), que es un nombre poco afortunado pues el centeno silvestre nada tiene que ver con el verdadero centeno (en español se llama ballico) : el rye de w ild rye grass tiene una etim ología totalm ente distinta. En el griego clásico la cizaña era aira, y en el latín clásico /o/íium. Su nom bre en francés es ivraie y en alem án Tatimcllolch, térm inos ambos que apuntan hacia u n a, creencia en su actividad cnteogénica por parle del conocim iento popular de los herbolarios europeos tradicionales. Se ha encontrado una mención de ivraie en el año 1236, V puede suponerse que el térm ino es mucho más antiguo. El análisis de Loliitm tcm ulau um en mi laboratorio, así como un amplio estudio botánico, químico y farm acológico realizado

49 UNA PREGUNTA INQUIETANTE 51 p o r I. K atz,4 m o s tra ro n que esta p la n ta no co n tien e alcalo id es ni posee n inguna actividad farm acológica. Pero las especies del género L o liu m (L. te m u le n tu m y L. perenne) son p resas n o to ria s del hongo C laviceps. Así, la rep u tació n enleogénica de la cizaña debe a trib u irs e a su in fe stació n p o r el co rn ezuelo. M u estras de corn ezuelo que crecía en L. tem ulentum y en L. perenne recogidas en Alem ania, F ran cia y Suiza revelaro n u n a <;ran variación en el conten id o de alcaloides. Alg unas p o seía n can tid a d e s im p o rta n te s de ergonovina ju n to con alcalo id es del g ru p o de la crg o tam in a y la ergotoxina.* E n la an tig u a G recia p u d o h a b e r ex istid o u n a especie de cornezuelo de la cizaña que co n tu v iera sobre todo alcaloides enteogénicos tales com o los q ue hem os e n c o n tra d o en el cornezuelo de Pas p al um. En conclusión, a h o ra doy resp u esta a la p reg u n ta de W asson: la resp u esta es sí: el hom b re p rim itiv o en la an tig u a G recia pudo h a b e r o b te n id o un enteógeno del cornezuelo. Pudo h ab e rlo e x tra íd o del corn ezuelo del tr i go o de la cebada. Un procedim iento más sen* 'I. Kat/.: Coniribuiion :Ί l'étude de l ivraic enivrante (Lolim u icnmu-utuiu L.)." Tesis pivsen inda en la École Polvicchnique Fedéralo. Zurich 19«. H. K o b e I, S a n d e z Rescai'di Laboratories, Basi loa. Comunicación personal.

50 52 UNA PREGUNTA INQUIETANTE cilio h a b ría sido u tiliz a r el corn ezuelo del p a s to com ún P aspalum. E sto se apoya e n la suposición de q u e lo s h e rb o la rio s d e la Gre* cia an tig u a eran ta n in telig en tes y hábiles com o los del México prehispánico. A l b i k t H o f m a n n

51 III. L A S O L U C I Ó N DF.L MISTERIO E L E U S I N O Cl'LNTA u n a h isto ria q u e hubo una vo2 un joven aten ien se que qued ó p re n d ad o de la belicza de u n a co rtesan a, en u n a de las m a n cebías de C orinio. S us in te n to s p o r re trib u ir de alg u n a m a n era especial los favores de la m uchacha eran co n tin u a m e n te fru s tra d o s por.a en c arg ada del burdel, que insistía en co n fiscar todos los o b seq u io s perso n ales. Con el propósito de d a r a su fa v o rita algo q u e fuese sólo de ella, el joven tuvo la idea de o fre c e r la un beneficio inm aterial y por lo tanto inalienable: c u b riría los g asto s de su ingreso a la com unidad sagrada de quienes habían presenciado la ce re m o n ia religiosa secreta que se practicaba en Eleusis. La asistencia a d i cha cerem onia solía considerarse com o la experiencia c u lm in a n te de toda una vida. Así pues, se p erm itió a la m u chach a q u e fu era a Atenas en co m p añ ía de la e n c arg ad a v de o tra ram era m ás joven del m ism o lu p a n ar. El enam orado las aposentó con un am ipo, m ientras ellas se p re p a ra b a n con los rito s p relim inares. La se rie co m p leta req u ería m ás de medio año de resid encia en A tenas. Final men- :e, entre la m uchedum bre de m iles de personas que cada oto ñ o e m p ren d ían la porocri* 53

52 54 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO nación por prim era y única vez, tam bién ellas recorrieron la Vía Sacra y cruzaron el estrecho puente que todavía puede verse, aunque ahora sumergido en las aguas salobres de la ciénega que en otro tiempo separaba a Atenas del territorio de la vecina ciudad de Eleusis, distante unos veinte kilóm etros; una región sagrada por su afinidad especial con el reino de los m uertos, que según se creía aseguraban la fertilidad de la llanura adyacente. cultivada con gramíneas. La procesión pasaba sim bólicam ente la frontera entre los dos m undos: un viaje trascendental caracterizado por su dificultad, pues el puente había sido construido intencionalm ente dem a siado angosto para el tráfico de vehículos, y más adelante, en el momento de llegar a la ciudad m isma, era tradicional que los peregrinos fueran obscenam ente insultados por hom bres que llevaban m áscaras y que se alineaban a los lados del puente que salvaba el últim o lindero de agua. Cada año nuevos candidatos a la iniciación recorrían esta Vía Sacra; gente de todas clases: em peradores y prostitutas, esclavos y hom bres libres participaban en una celebración anual que hubo de efectuarse durante más de un m ilenio y medio hasta que, finalmente. en el siglo IV de nuestra era, la religión pagana sucumbió bajo la persecución y la rivalidad de una secta nueva, los recien-

53 LA SOLUCION DEL MISTERIO 55 tcm cntc legitim ados cristianos. El único requisito, adem ás del conocim iento de la lengua griega, e ra p ag a r el cerd o p ara el sacrificio y el estip en d io de los div erso s sacerd o tes y g uías algo m ás que los h ab e re s de u n m es m ás lo s g a sto s de la e sta n c ia en A tenas. C ada p aso en esta Vía evocaba alg ú n a s p ec to de un an tig u o m ito que co n ta b a cóm o la M adre T ierra, la diosa D em éter, había p erd id o a su h ija única, la d o ncella C ore (o P e rsé fo n e ). ra p ta d a p o r H ad es, el señ o r de la m uerte, cuando ella recogía flores. Los peregrinos invocaban a Iaccos m ientras cam inaban. S e c re ía que era él quien los conducía en su cam ino: m erced a su ayuda p o drían devolver a la rein a P erséfo n e al m u n d o de los vivos. C uando fin a lm e n te lleg ab an a E leusis dan zab an h a s ta bien e n tra d a la noche ju n to al pozo donde o rig in alm en te la m a d re había llorado a su d esap are cid a P erséfone. M ientras b ailab an en h o n o r de las d o s d io sas y de su m iste rio so co n so rte D ionisos, el dios de los e m b riag an tes, parecía q u e las estre lla s y la L una y las h ijas de O céano se su m ab a n a su exultació n. E n seguida cru zaban las p u e r tas de las m u ra lla s de la fo rta leza allen d e las cuales, p ro te g id o de to d a m ira d a p ro fa n a, se celebraba el gran m isterio de Eleusis. Se le llam a b a m isterio p o rq u e nadie, b ajo pena de m u e rte, podía rev elar lo q u e sucedía cn el santuario. Mis colegas y yo. a p artir

54 56 LA SOLUCION DEL MISTERIO de indicios obtenidos en num erosas fuentes, hemos osado penetrar más allá de la puerta prohibida. Los escritores antiguos señalan unánimem ente que dentro del templo, en el gran telesierion o sala de iniciación, algo se veía. Decir eso no estaba prohibido. La experiencia consistía en una visión por medio de la cual el peregrino se convertía en alguien que había visto, un epoptes. La sala, sin embargo, según podem os reconstruirla a p artir de los vestigios arqueológicos, era totalm ente inapropiada para las representaciones dram á ticas; y las inscripciones de los libros de cuentas del santuario que se conservan no registran ningún gasto por concepto de actores o de escenografía. Lo que se presenciaba allí no era una escenificación con actores, sino phasmata: apariciones fantasm ales, en particular el espíritu de la propia Perséfonc, retornada de entre los m uertos con su hijo recién nacido, engendrado en el m undo de los desaparecidos. Los griegos eran conocedores en asuntos de teatro y es muy im probable que pudieran haber sido engañados por alguna clase de truco escénico, sobre lodo porque gente tan inteligente como el poeta Píndaro o el trágico Sófocles testim onió en favor de la im portancia abrum adora de lo que era visto en Eleusis. H abía adem ás síntom as físicos que. aconv

55 LA SOLUCION DEL MISTERIO 57 pañaban la visión: miedo y un tem blor de las extrem idades: vértigo, náusea y sudor frío. Después de eso sobrevenía la visión, una imagen que surgía en medio de una aureola de luz brillante que de pronto parpadeaba en la cám ara oscura, Nunca los ojos habían visto antes algo parecido, y a un lado de Ja prohibición forma] de hablar acerca de lo que había ocurrido, la experiencia m isma era incomunicable, pues no había palabras apropiadas para hacerlo. Incluso un poeta pudo apenas decir que había visto el principio y el fin de la vida y conocido que eran uno mismo, algo otorgado por los dioses. La división entre la tierra y el cielo se fundía en una columna de luz. Las anteriores son reacciones sintom áticas no a un dram a o a una cerem onia, sino a una visión mística; y puesto que la visión podía ser ofrecida a millares de iniciados cada año, según un calendario prestablecido, parece obvio que debe haberla inducido algún enteógeno. Dos observaciones más nos confirman en esta conclusión: según sabemos, antes de la experiencia visual se bebía una poción particular; adem ás, en la poca clásica hubo un sonado escándalo, cuando se descubrió que un buen núm ero de aristócratas atenienses habían com enzado a celebrar los m isterios en casa, con grupos de invitados en estado de embriaguez, durante la cena.

56 58 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO Con el proposito de identificar la droga de Eleusis debemos prim ero descubrir cl tipo de significación que recubren los m isterios. El m ito sagrado que narra los acontecim ientos concernientes a la fundación de los m isterios aparece recogido en el llamado him no homérico a Deméter, un poema anónimo que data del siglo vil a.c., esto es, siete centurias posterior a la fecha probable de la prim era celebración de la cerem onia. Esta o bra nos cuenta cómo la diosa Perscfone fue raptada y llevada al reino de los m uertos por su futuro esposo Hades, m ientras cortaba un narkissos singular de cien cabezas, cuando recogía flores en compañía de las hijas de Océano, en un lugar llam ado Nisa. Todas las palabras griegas que term inan en -issus provienen del lenguaje hablado por las culturas agrícolas que habitaban en el territorio de Grecia antes de la llegada de los pobladores griegos indoeuropeos. Los propios griegos, sin em bargo, creían que cl núrkissos llevaba ese nom bre por causa de sus propiedades narcóticas, obviamente porque tal era el simbolism o esencial de la flor de Pcrséfone. El rapto m arital, o sea el secuestro de doncellas m ientras recogen flores, es, adem ás, un tema frecuente en ios m itos griegos, y Platón anota una versión racionalizada de tales historias en que la com pañera de la muchacha secuestrada recibe el nom bre de Pharm aceia

57 LA SOLUCION DEL MISTERIO 59 o, según el significado de tal palabra, el uso de drogas". El m ito especifico que Platón está racionalizando se ocupa de trazar el origen del sacerdocio en Eleusis. No cabe duda de que el rapto de Perséfone fue provocado p o r drogas. Este hecho jam ás ha sido advertido por los estudiosos de la Antigüedad clásica, no obstante que era absolutam ente esperablc por lo que sabemos sobre la religión de los pueblos agrícolas que precedieron a los griegos. Tales creencias y prácticas giraban en tom o al papel procreativo femenino, así como a la m uerte y el renacim iento cíclicos tan to de las plantas como de la hum anidad. Perséfonc era la Gran Madre y el mundo entero era su Hijo. El acontecim iento esencial en dicha religión era la Unión Sagrada: periódicam ente las sacerdotisas entraban en com unión con el reino de los espíritus, dentro de la tierra, con el objeto de renovar el año agrícola y la vida civilizada que crecía en la superficie. Su consorte era un espíritu de la vegetación, al mismo tiem po el hijo que crecía de la tierra v el cónyuge que la raptaba y la llevaba al ultram undo fecundador, donde la poseía después de m orir. Cuando ciertos indoeuropeos nóm adas se asentaron en el territorio grieeu, su Dios Padre inm ortal, dios del cielo, que era Zeus, quedó asim ilado al esquem a del consorte vegetativo de la Gran Madre, que

58 ófl LA SOLUCION DEL MISTERIO perece y renace. Existen indicios de dicha asim ilación en las tradiciones de Zeus que lo hacen nacer y m orir en Creta. Además, los vestigios arqueológicos del período micénicominoano de la cultura griega describen con frecuencia experiencias visionarias ocurridas a m ujeres ocupadas en ritos en que se utilizan flores. Las sacerdotisas o las diosas mismas aparecen como ídolos decorados con motivos vegetales, acom pañadas por su consorte serpiente o coronadas con una diadema de cápsulas de opio. Por otra parte, los mitos que narran la fundación de las diversas ciudadelas micénicas describen, como podíamos esperarlo, variaciones recurrentes sobre la hierogamia entre el fundador inm igrante y la m ujer autóctona en situaciones extáticas. Entre las más interesantes de estas tradiciones se cuentan las de!a propia Mykenai (M icenas), de la> que se c'.cîù que había sido fundada cuando la m ujer del lugar perdió la cabeza por el varón de la nueva dinastía, que había arrancado un hongo. La etim ología de Mykenai,' reconocida en la Antigüedad pero repetidamente rechazada por los estudiosos modernos, se deriva correctam ente de Mykcnc, la desposada del m ykcs, o sea el hongo. Las manifestaciones fúngicas del consorte vegetativo en la Unión Sagrada pueden descubrirse también en el sim bolism o de los padres fundadores en otros sitios miccnicos, tal vez por-

59 LA SOLUCION DEL MISTERIO 61 qu e csa o le ada de in m ig ra n te s en p a rtic u la r tra jo consigo cl conocim iento del hongo silv estre c in d o m eñ ab lc, co n fo rm e descendió hacía el m ediodía p o r tierras griegas. D urante la poca clásica, cn A tenas, la an tig u a hierogam ia se c e leb rab a aú n cada añ o : cn el m es d e feb rero, la esposa del p rim e r m a g istrad o y su m o s a c e rd o te d ebia u n irse con el dios D ionisos. F ue b a jo la fo rm a de D ionisos com o el Zeus que h abía sido asim ilado cual co n so rte de la D iosa M adre sobrevivió d u ran te la época clásica. S u n o m b re lo id e n tifica com o el Zeus de N isa, ya que Dios es u n a fo rm a de la p a la b ra Zeus. N isa no e ra so lam en te, com o lo hem os v isto, el lu g a r donde P erséfone fue rap tad a, sino tam bién el nom bre para cualq u ie r lu g ar d o n d e se re p re s e n ta ra ese m ism o e n c u en tro nupcial relacio n ado con la p asió n del n ac im ien to y la m u e rte de D ionisos. C uando el dios poseía a sus devotas, las m énades o b acan tes, e ra sin ó n im o de H ades, el señ o r de la m u e rte, d esp o sad o con la d io sa Pcrsófonc. Al igual que P erséfone, las m énades recogían flores; sab em o s esto p o rq u e su e m blem a era el th y rso s (tirs o ), u n a larg a caña re m a ta d a con h o ja s de h ie d ra; tales cañas h u ecas solían se r u tiliz ad as p o r los recolecto re s de h ie rb as a m odo de receptáculo s p a ra sus hallazgos, y la h ie d ra q u e rellen ab a los tirsos de las m énades estaba consagrada a

60 62 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO Dionisos y se la consideraba ana planta enteogénica. Dionisos, sin em bargo, podía poseer a sus extáticas seguidoras por la virtud de otras plantas tam bién, ya que él era el consorte vegetativo que residía en toda clase de em briagantes. al parecer inclusive en algunos hongos. Por analogía con el emblema de las ménades, el estipe tam bién era llam ado thyrsos, y el som brerete del hongo ocupaba el lugar de las hierbas cnteogénicas. El propio Dionisos había nacido prem aturam ente en el m ístico séptim o mes, durante una nevada in vernal, cuando su divino padre dejó caer un relámpago sobre Sérnele, su desposada m ortal, en Tcbas; del mism o modo, se creía que los hongos eran engendrados en cualquier sitio donde un rayo cayera sobre la tierra. El padre de Dionisos era otro Dionisos, como cabría esperar en una Unión Sagrada, pues el niño nacido al tiem po de la renovación de la tierra es idéntico al consorte ingerido que se reunirá con su m adre-esposa en el pavoroso reino inferior de donde la vida debe renacer siempre. Asi, no ha de sorprendernos saber que Scmele concibió a Dionisos cuando bebió una poción preparada con el corazón de su propio hijo. Así tam bién Dionisos, al igual que su padre, era llam ado el Fulminador, pues pese a la suavidad de su infancia y a su apariencia a veces afem inada, podio re-

61 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO 63 pentinam ente transfigurarse y adoptar la virulencia de su hom bría en pleno, form a bajo la cual era un toro que hendía la tierra, como en su nacim iento, y se anunciaba con un bram ido, cl m ykem a, palabra que significaba la presencia del m ykûs u hongo. Su simbolo era el phallos mismo, que merced a una m e táfora que es común también recibía el nombre de mykcs. Sin em bargo, era con la vid y con su jugo fermentado con lo que principalm ente se relacionaba a Dionisos. En realidad, los hongos mismos eran considerados un ferm ento de la tierra, un símbolo perfecto del renacer de la vida a p a rtir del frío reino de la putrefacción que era el mohoso trasm undo. Un proceso sim ilar se percibía en la espum eante agitación por la que los honguillos del jiste convertían los caldos de uva en vino. El dios había encontrado en el vino su mayor bendición para la hum anidad; con esa bebida su indomeñable, selvática naturaleza sucum bió a Ja domesticación. Se decía que el dios mis-. mo había descubierto las propiedades de la planta que brotó de la sangre de los dioses derram ada al ver cómo una serpiente bebía sus toxinas de las uvas, pues se creía que las serpientes obtenían el veneno de las plantas que com ían, así como recíprocam ente se decía que podían com unicar sus toxinas a las plantas que se encontraban en su vecindad.

62 64 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO D ionisos enseñó al hom bre la m anera de suavizar la v io len ta n atu ra le z a de su d on, d ilu yéndolo con agua. Y así era com o los griegos so lía n b eb e r su s vinos, m ezclándolos con agua. La costum bre de dilu ir el vino m crcce nuestra aten ció n, ya q u e lo s griegos no conocían el a rte de la destilació n y p o r lo ta n to el c o n ten id o alcohólico d e su s vinos no pudo h a b e r excedido d e u n c a to rc e p o r cien to, c o n cen tra c ió n a la cual el alcohol d e la ferm enlació n n a tu ra l llega a s e r le tal p a ra el hongo q u e lo p ro d u ce y en consecu e n cia el proceso concluye. La sim ple ev a p o ra ció n, sin alquitaram iento. no aum entaría el contenido alcohólico p u esto que el alcohol tiene un p u n to de eb u llic ió n in fe rio r al del agua y sim plem ente e scap a ría p o r el aire, con lo que el p ro d u cto fin al seria m ás flo jo y no m ás fu erte. En realid ad, el alcohol ja m á s llegó a ser aislado en G recia com o p rin c ip io tóxico del vino, y en el griego antiguo no hay palabra p ara design arlo. E n consecuencia, la d ilución del vino, de o rd in a rio con cuando m enos tre s p a rte s de agua, d eb e ría p ro d u c ir u n a b e b id a con p ro pie d ad es e m b riag an tes m uy ligeras. M as no era tal el caso. El term ino en griego p a ra d e sig n a r la b o rra c h e ra señ ala un esta d o de lo cura d eliran te. S abem os de algunos vinos ta n fu e rte s que p o d ía n s e r dilu id o s con veinte p a rte s de agua y q u e re q u e ría n p o r lo

63 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO 6S m enos ocho p a rle s de agua p ara s e r bebidos sin riesgo, ya que, según los inform es que leñem os, el b eb e r cierto s vinos sin d ilu irlo s p rovocaba d e fu n c io n e s ce re b rale s irre v e rsibles y en algunos casos aun la m ucrle. B astaban tre s co p a s p eq u e ñ as de vino dilu id o p ara q u e el b eb e d o r q u e d a ra al b o rd e de la locura. O b v iam ente el alcohol no podía ser la causa de reaccio n es tan ex trem as. T am bién sabem os p o r las fu en tes que vinos difeio ntes podían p ro d u c ir sín to m as físicos d iv ersos, desde su eñ o ligero h a s ta insom nio y alucinaciones. La respuesta a esta m anifiesta contradicción es sim p lem e n te q u e en la A ntigüedad el tino, com o el de casi todos los pueblos p rim itivos, no c o n ten ía alcohol com o su stan cia em b riagante única, sino que p o r lo general era u n a in fu sió n v ariad a de toxin as vegetales - n un líq u id o vinoso. U ngüentos, esp ecias y hierbas con p ro p ie d ad es enteo g en icas bien conocidas, p o d ía n añ a d írsele d u ra n te la c e re m onia de su d ilución con agua, lin a d e scrip ción de tal ce re m o n ia a p a re ce en la Odisea, c H om ero, c u a n d o H elena p re p a ra un vino íspeciaj ag reg a n d o el e u fó rico n ep e n th es al ino que escancia a su esposo y su in vitado. El hecho es que los griegos h ab ían e s ta b le cido u n a am p lia g am a de in g redien tes para 4us bebidas, cada u n o con su s pro p ias virtudes.

64 66 LA SOLUCIÓN DEL MISTERIO Asi pues, el vino de D ionisos e ra el m edio esencial p o r el que los griegos de la época clásica co n tin u a ro n p a rtic ip a n d o del v etu sto éxtasis que residía en todas las form as veg etativ as q u e eran el h ijo de la T ierra. C uando se c e leb rab a una reu n ió n social la bebida era reg u lad a p o r un d ire c to r, que decid ía el g rad o de em b riag u ez que im p o n d ría a los concurrentes, m ientras ellos bebían cerem o n ia lm e n te una serie p resta b lecid a de b rindis. En las celeb racio n es relig io sas el vino solía s e r m ás p o te n te, y el p ro p ó sito ex p reso de las libaciones era p ro v o c a r u n a em briaguez m ás profunda en que lq presencia de la deid ad p u d ie ra sentirse. La recolección de las h ie rb as con q u e se preparaban las sustancias em briagantes vegetales em p lead as en esto s rito s dionisíaco? exigía p ro ced im ien to s m ágicos. P u esto q u e se tratab a de criaturas silvestres cuyos espíritu s e ra n afines a su s anim ales guardianes p a rtic u la re s, las p la n ta s e ra n o b je to de una -} cacería. Y el ra p to de éx tasis que podían I p ro d u c ir en un á m b ito religioso las id e n tificaba in evitablem ente com o fuerzas sexuales Así, las m ujeres consagradas al dios Dio-1 niso s ap ro p ia d a m e n te p o rta b a n el tirso cornil su em blem a, m ie n tra s reco rría n en invierne! los collad o s en busca de aq u e lla p la n ta llam a da vid que crecía de rep en te al golpe del ray> sobre la tierra y e n tre el b ra m a r de los toros)

65 LA SOLUCIÓN DEL M ISTERIO 67 en medio de sus danzas nocturnas; ese niño querido, el inm em orial consorte serpiente, era el objeto de su cacería; lo am am antaban y después, como si fuera un animal, lo despedazaban y lo devoraban crudo; sus propias m adres, como a m enudo se proclam aba, eran culpables de canibalism o al com er su carne, pues cual m adres las m ujeres habían dado el ser a la droga, cosechándola y preparándola con la ayuda de las llam adas nodrizas del dios, bajo cuyo am oroso cuidado crecería hasta ser adulto y con el tiem po llegaría a poseerlas como esposas. Tales cerem onias representaban las nupcias sagradas de las mujeres de la ciudad, que de ese modo establecían la tem erosa alianza con el señor del infram undo, de cuyo reino dependía toda la fertilidad, tanto hum ana como vegetal, de este mundo. El rapto de Perséfone en Nisa era arquetí* pico de aquellas prim eras nupcias entre los dos reinos, la experiencia prístina de la m uerte, En el lugar de cacería llam ado Agrai, en el mes de febrero, que era nom brado tiem po de las flores, los aspirantes a la siguiente iniciación en Eleusis experim entaban de alguna manera la m uerte de Perséfone al través de la m imesis ritual de aquellas celebraciones dionisíacas. Ese acontecim iento era denom inado los m isterios m enores y se consideraba preparatorio para la visión de los

66 68 LA SOLUCION DEL M ISTERIO m isterios m ayores, que habría de o currir durante la sem entera de otoño, en el mes de septiembre. Los m isterios mayores eran com plem ento de los m enores, pues se concentraban en la redención m ás que en la m uerte, en el retorno triunfal de Perséfone del Hades con el hijo concebido durante su estancia en comunión con el reino espiritual. Después de su relato del m ortífero encuentro nupcial de Perséfone, el himno hom érico continua contando cómo Deméter estableció los misterios m a yores. En duelo por su hija desaparecida, la diosa fue a Eleusis. Su viaje allí es una imitación analógica de la entrada de Perséfone a la cindadela del Hades, pues Eleusis era una imagen del otro m undo, donde tam bién Deméter experim entaría la ominosa fase ctónica de su m adurez como m ujer; no como la reina sacra del señor de la m uerte, sino como hechicera y nodriza en casa del dios, ya que cuando Perséfone avanza más allá de la doncellez su madre debe dejar el lugar, abandonando su papel anterior y pasando al tercer estadio, cuando el vientre que envejece de una m ujer la lleva una vc2 más a la vecindad con los poderes de la m uerte. Estas fases clónicas, u orientadas hacia la tierra, de la naturaleza femenina estaban sim bolizadas en la diosa Hécate, cuyo cuerpo triform e expresaba la totalidad de la m ujer como doncella,

67 LA SOLUCION DEL M ISTERIO 69 esposa y envejecida nodri2a en el reino de Hades. En Eleusis, al principio D em éter procura m itigar su dolor negando la posibilidad de! m undo de Ja m uerte en el que ha perdido a su hija. Lo hace alimentando con la inm ortalidad al príncipe real. Sin embargo, la m a dre del príncipe se opone, pues no puede entender o aceptar un sistem a que inevitablem ente enajenaría al hijo del reino de su propia m adre en form a tan irrem ediable como Perséfune de Deméter. Una ve/ más Deméter intenta unn so lu ción; ahora una eternidad de m uerte en que ella y su bija perm anecerán por siem pre en su fase clónica. La diosa desencadena una plaga de esterilidad, de tal m anera que ninguna clase de vida puede brotar de la tierra. Tal solución, em pero, no deja ningún papel para ser asum ido por las inm ortales deidades del cielo, cuyo delicado equilibrio con las fuerzas de la tierra depende de la continua adoración de los m ortales, que com parten con ellas los frutos de la vida. La solución final es devolver la salud al universo donde ahora la m uerte se ha en tro metido, adm itiendo también la posibilidad de retornar a la vida. Renacer de la m uerte era el secreto de Eleusis. En el Hades. Perséfoue, como la tierra misma, toma la semilla en su cuerpo y merced a eso represa eterna

68 70 LA SOLUCIÓN DEL M ISTERIO m ente a su extática m adre con su hijo recién nacido, sólo para m orir tam bién eternam ente en el abra 20 fccundador de su propio hijo. La señal de la redención era una espiga de cebada, el grano cosechado, que después del m isterio sería confiado una vez más a la fría tierra en la siem bra de la llanura sagrada adyacente a Eleusis. Tal fue la mediación íinal que Deméter com unicó a un segundo principe real en la ciudadela de Eleusis. Su nom bre era Triptólemo, el guerrero triple, y llegó a ser el apóstol de la nueva fe, dedicado a viajar por todos los confines del m undo en un carro tirado por serpientes para difundir el evangelio del cultivo de las gram ineas. Su identidad exacta era parte del secreto de los m isterios, pues las diversas tradiciones acerca de su ascendencia hacen suponer que los iniciados aprendían que, al igual que el grano que era su em blema, Triptólem o era en realidad hijo de las triples m ujeres que reinaban en la casa del señor de la m uerte. Asi pues, Triptólem o era otra form a de Dionisos, quien de m anera sim ilar era un apóstol que utilizaba un carruaje de la m isma clase en su recorrido para enseñar al hom bre el cultivo de la vid. La pauta que siguen estos apostolados eleusinos señala claram ente la transición de una cultura de recolectores a las artes agrícolas de que depende la vida civilizada.

69 LA SOLUCIÓN DEL M ISTERIO 71 En las varias tradiciones m íticas deusinas hay oirás figuras varoniles que simboli2an una transm utación similar: el horror y la pérdida desoladorcs que representa la m uerte se transfiguran en un joven arrebatadoram ente apuesto que nace del reino de Hades en prenda de la redención futura. En una de tales tradiciones es íaccos (lakchos), el exultante y dionisíaco varón que conducc a los iniciados hacia su visión de vida eterna; en o tra es Eubuleo, la serena personificación del plan cosmológico en que los dioses del ciclo colaboraron con los poderes de la m uerte para m ostrar a la hum anidad cuál es el papel que le corresponde; en una tercera tradición es Zagreo, enigm ático com pañero de cacería de sus extáticas desposadas. La cuarta y la mas perfecta de estas figuras transmutadas es Pinto (Ploutos), la personificación de la riqueza surgida de la fertilidad del hom bre y los campos. Los iniciados podían esperar que de allí en adelante esc benéfico representante de la m uerte sería recibido en sus hogares como un huésped perm anente, sujeto por la20s de am istad. Originalmente, Pluto era el hijo vegetativo de Deméter en la más rem ota antigüedad de la diosa com o Gran Madre, en Creta, donde ío concibió en un cam po arado tres veces, al unirse con su enloquecedor compañero Iasión, cuyo nombre significa el hom bre de la droga".

70 72 LA SOLUCION DEL M ISTERIO Sin embargo, Triptólemo era la transm u tación suprem a, la respuesta especial de Dem eter al problem a de la muerte. Su cebada sagrada, que se cultivaba con toda solem nidad en la llanura Rariana y se desgranaba en su suelo, era cj ingrediente principal de la poción que los iniciados bebían cuando se preparaban para la visión culminante. La fórmula de dicho brebaje ha quedado registrada en el him no homérico: adem ás de la cebada contenía agua y una menta arom ática llamada blechón. En principio esta hierba p a recería ser la m ás indicada para contener el agente enteogénico de la pócim a, mas cuanto sabemos de ella indica que no era la adecuada: no era suficientem ente enteogénica como para que existiese el peligro de su uso profano, ni tan reverenciada como correspondería a la droga secreta. Más bien era fran cam ente m enospreciada como un sím bolo de la unión ilícita de hom bre y m ujer en un concubinato lascivo, fuera del sacram ento del m atrim onio. Precisam ente por tal clase de unión, no santificada. Deméter perdió a su hija en Nisa y en consecuencia, según sabemos. desahogó su ira convirtiendo en m enta a la prostituta de Hades, cuyo cuerpo botánico fue en adelante molido y m achacado. La solución final de Eleusis, por o tra parte, reconciliará a la madre con la pérdida de la hija por medio de la legitimación del rapto nup-

71 LA SO L U C IÓ N DEL M IS T E R IO 73 cial al través del rito del m atrim onio, con lo cual la casa dinástica puede contar con un heredero. La cebada, no la m enta, constituye la revelación en Eleusis, y es en dicho cereal donde debemos buscar la droga sagrada. Con el cultivo de las gram íneas el hom bre dejó su vida nóm ada, selvática, y se asentó en ciudades, entregado al cuidado de la tierra para obtener después la cosecha. Todas las instituciones civilizadas se derivaron de ese delicado convenio acordado con las frías y oscuras fuerzas de la m uerte. Los granos m ismos se consideraban híbridos que habían evolucionado trabajosam ente, a partir de pastos m ás elem entales. Si no eran atendidos con el cuidado debido, podía suceder que reto r nasen a su m anifestación anterior, incomible e inservible. Se consideraba que el pariente prim itivo de las gramíneas era la planta llamada en griego aira, y en la nom enclatura botánica Lolium tem ulentum (cizaña, en español). Esta plaga se encuentra de ordinario infestada por un hongo, Claviccps purpurea, cornezuelo o añublo: un cuerpo rojizo al que, según se creía, la cebada era particularm ente susceptible. Así pues, el aira am enazaba d o blemente el sostén de la vida que constituían los cultivos: prim ero, por ser el pasto elem ental que renacía; en segundo lugar, por ser el huésped de la invasora infestación del cornezuelo. Además, la tendencia regresiva

72 74 LA SOLUCION DEL M ISTERIO del grano infestado era obvia, pues cuando el esclerocio caía a tierra nc brotaban gramíneas, sino dim inutos hongos de color p ú r pura: los esporangios del cornezuelo, que claram ente eran un retorno a la especie del impío rap to r dionisíaco. A diferencia de los hongos, que carecen de sem illas, el cornezuelo debe de haber parecido similar a los granos que parasitaba. Del mismo modo que las gram íneas, por consiguiente, era una planta de Deméter, pues la diosa solía llevar su color distintivo en la túnica o en el calzado, así como ser llam ada por su epíteto, Erysibe. Las propiedades enteogenicas del Claviccps eran conocidas en la Antigüedad, así que podemos conjeturar que los apostolados paralelos de la cebada y de la vid significaban transm utaciones análogas, en que los espíritus ctónicos se sometían al cultivo. El vino, sin embargo, era el dominio de Dionisos, el liquido que otorgaba un sueño sem ejante a la m uerte y propiciaba el olvido; Deméter en cam bio era la tierra, siem pre sedienta, portadora de la cosecha con que el hom bre se sustentaba. El grano era su sacramento. D urante su prim era visita a Eleusis, Deméter rechazó una copa de vino, y en consecuencia los iniciados im itaban su abstención como una deferencia al simbolismo superior de la poción de cebada. Resulta claru que el cornezuelo de cebada

73 LA SOLUCIÓN DHL M ISTERIO 75 es cl m ás probable agente enteogénico de la pócima eleusina. Su relación, aparentem ente simbiótica, con la cebada representaba un enajenam iento y una transm utación apropiados del espíritu dionisíaco con el cual el grano, la hija de Deméter, se había perdido en la unión nupcial con la tierra. El cornezuelo y la semilla juntos, adem ás, se encontraban reunidos en una unión bisexual como hermanos, llevando, ya en el momento de la pérdida de la doncella, la potencialidad de su propio retorno y del nacim iento del hijo faloideo que crecería de su cuerpo. Un herm afroditism o sim ilar puede apreciarse en las tradiciones míticas acerca de la m ujer grotescamente fértil cuyos gestos obscenos se dice que alegraron a Deméter y la consolaron de su dolor, inm ediatam ente antes de que bebiera la poción. Esta respuesta a los m isterios de Eleusis parece aún más probable a la luz de un fragmento de papiro que me hizo conocer Danny Staples, quien tradujo el him no homérico a Deméter al inglés para la edición original de esta obra. Dicho fragm ento conserva una par te de Demes, una comedia que Eupolis escribió poco después del escándalo provocado por la profanación de los m isterios en el siglo V a.c. Ese texto confirm a que el sacrilegio estuvo relacionado con la ingestión del sagrado kykeon, c indica que nuestra identifica-

74 LA SOLUCION DEL MISTERIO a Ja dro g a que este liq u id o c o n ten ía es ;c :a. En la com edia, un testigo inform a -.* :-jez cóm o so rp re n d ió a u n indiv id u o que *»? «ente había estado bebiendo la pócim a, 4 : _ίϊ tenía p cd a cito s de cebad a en los bif.* f : El acusad o h abía co h ech ad o al infor-» para q u e d ije ra q u e lo q u e había era sim plem ente una papilla de cereal V.'a poción. M ediante un probable retruéc! com ediante pudo incluso señalar que ^atoras m igajas de cebada eran pur- "pin tas de cebada. V:. pues, a v e n tu rém o n o s a h o ra allen d e las p ro h ib id as y reco n stru y a m o s la es- n la gran sala de iniciació n en E leusis. 5. *.*:r.tecim iento cen tra l era Ja p rep ara ció n & - : rebaje. Con fau sto bien estu d ia d o el ï î r -.:'ante, u n sacerd o te cuya ascen d e n cia se -r^.-:'-a b a a la p rim e ra rep re sen ta c ió n del :rio, to m ab a los esclerocios de cornezue* r t!a cá m ara aislad a que se alzab a d e n tro &. '. sicrion, so b re los vestigios del tem plo ;r< -.al que h ab ía esta d o a llí en tiem pos T ^ 'v c o s. M ientras c e leb rab a el servicio en- *=. -:j canto s an tig u o s, en falsete, p u es su en los m isterio s era asexual, el de un **- * que h abía sacrificad o su sexo a la G ran T»*-; E n treg ab a el g ran o en u ro s cálices a λ - u cerd o tisas y ento n ces éstas b ailab an r - - sala, b alan ceando las v asijas y unas :t* s-a ras sobre su s cabezas. A continuación,

75 LA SOLUCION DEL M ISTER IO 77 el grano era mezclado con la m enta y con agua en unas urnas, de donde la poción sagrada era finalm ente servida con un cucharón en las copas especiales en que los iniciados beberían su parte. Por últim o, çn reconocimiento de su buena disposición, lodos m anifesiaban con cánticos que habían bebido la pócim a y m anipulado los objetos secretos que habían llevado consigo, en canastas tapadas, durante su cam inata por la Vía Sacra. Después, sentados en las ringleras de peldaños que se alineaban a lo largo de los m uros de la cavernosa sala, aguardaban en la oscuridad. Por causa de la poción iban gradualmente entrando en éxtasis. Debemos recordar que este brebaje, entcógeno, en el lugar y ajo las circunstancias adecuadas, altera el oído interno del hom bre y propicia sorprendentes efectos de ventriloquia. Podemos ter.er la seguridad de que el hierofante, con una experiencia de generaciones, conocía todos los secretos para hacer favorables el lugar y Jas circunstancias, Estoy seguro de que hama música, tal vez tan to vocal como instrumental; no m uy intensa pero sí clara, citerior y exterior, procedente ahora de las profundidades de la tierra y después de la superficie; ihora un m ero susurro que se filtraba por as oídos, cambiando de lugar constantem ente. Los hierofantes bien pueden haber conocido el arte de difundir por los aires varios

76 78 LA SO LU C IO N D E L M IS T E R IO perfumes en sucesión, y deben de haber concertado Ja música en un crescendo de expectación hasta el m om ento en que, de pronto, la cám ara interior era abierta y espíritus luminosos entraban en la habitación luces suaves, me parece, no cegadoras ; en tre ellos el espíritu de Perséfone con su hijo recién nacido, de regreso del Hades. La diosa llegaba al tiem po que el hicrofante alzaba la voz en vetustas modulaciones reservadas para el misterio: La Reina Terrible ha dado a luz su hijo, el Terrible". E ste nacim iento divino del Señor del Infram undo era acom pañado por el bram ido de un instrum ento sem ejante al gong que, para la extática audiencia, sobrepasaba al del trueno m ás violento y procedía de las entrañas de la tierra. Algunos obispos cristianos, en los últim os días de los misterios, creyeron haber dcscubiertp el secreto de Eleusis y que podían revelarlo. Uno dijo que en ese rito pagano se m aterializaba una espiga de cebada. Qué acertado, si se tom an en cuenta sus luces lim itadas, y sin embargo cuán totalm ente falso. El obispo no había experim entado la noche de las noches en Eleusis. Era como alguien que no conociera la l s d o los hongos de México, o las semillas de la maravilla. Durante cerca de dos mil años unos cuantos de los antiguos griegos pasaron cada año por los portales de Eleusis. Allí festejaron el don

77 LA SOLUCIÓN DEL M ISTERIO 79 divino del cultivo de las gramíneas y tam bién fueron iniciados en los sobrecogcdores poderes de] infram undo, al través del m isterio púrpura de ese herm ano del grano que H ofm ann ha vuelto a hacer accesible para nuestra generación. Los m itos de Dem cter y Perséfone, y cuanto los acompaña, se corresponden con nuestra explicación en todos los puntos. Nada, en ninguno de ellos, es incompatible con nuestra tesis. H asta ayer mismo sabíam os de Eleusis sólo lo que unos cuantos de los iniciados nos contaron, pero el em brujo de sus palabras ha subyugado a la hum anidad duran te generaciones. Ahora, gracias a Hofmann y a Gordon Wasson, aquellos de nosotros que hemos experim entado los cnteógenos superiores podem os unirnos a la com unidad de los antiguos iniciados con un perdurable vínculo de am istad, una am istad nacida del haber com partidó la experiencia de una realidad mucho más profunda de cuanto hayamus conocido antes. Carl A, P. R uck

78 IV. DATOS AUXILIARES Un ESTUDIOSO de Grecia q u e escribió hace apenas medio siglo, no vaciló en calificar de trivial y absurdo" el culto a D em ctcr en Eleusis, aunque, según añadía, "no puede haber duda de que fue muy im portante para satisfacer 3a faceta emocional de los instintos religiosos de los griegos. Su equivalente m oderno es quizás el E jército de Salvación" Esperam os que nuestras propias com paraciones sean m enos extravagantes que la suya. En nuestra generación disfrutam os la ventaja de haber rcdescubierto la experiencia cntcogénica. Además, el valor de la colaboración interdisciplinaria estriba en que nos perm ite el acceso a conocim ientos que de otra m anera probablem ente quedarían fuera del alcance de los especialistas. Nuestro esfuerzo conjunto ha arrojado una respuesta definitiva a nuestro problem a: ha preparado el terreno para reexaminar muchas de las opiniones tradicionales acerca de los griegos de la antigüedad clásica y de su literatura trágica en honor del dios Dionisos. El testimonio antiguo sobre Eleusis es unánime y preciso. Eleusis era la experiencia suprem a en la vida de un iniciado. Lo era en un sentido tanto físico como m ístico: tem an

79 DATOS A U X IL IA R E S 81 blores, vértigo, sudor frió, y después una visión que convenía cuanto hubiese sido visto antes en una especie de ceguera; un sentimiento de asom bro y sobrecogim iento ante un resplandor que provocaba un silencio profundo, pues lo que acababa de ser visto y sentido jam ás podría ser comunicado: las palabras no se encontraban a la altura de tal tarea, Tales síntomas corresponden inequívocamente a la experiencia producida por un enteógeno. Para llegar a.tal conclusión basta con m ostrar que los racionales griegos, y ciertam ente algunos de los más inteligentes y célebres entre ellos, eran capaces de experim entar tal irracionalidad y de entregarse por entero a ella. La experiencia de Eleusis difería de la festiva em briaguez de los amigos en un sym posion, o de la borrachera desenfrenada del komos en los festivales de dram a. Eleusis era algo para lo que incluso el éxtasis menádico de las m ujeres en la m ontaña era apenas una preparación parcial. De diversas m aneras tam bién otros cultos griegos escenificaban aspectos de la antigua com unión practicada entre los dioses y los hom bres, entre!os vivos y los m uertos, pero era únicam ente en Eleusis donde la experiencia ocurría con abrum adora irrevocabili dad: solam ente allí se cum plía el gran designio de la doncella rediviva con su hijo concebido en la m uerte.

80 82 DATOS A U X IL IA R E S y de la espiga de cebada que com o ella había retoñado bajo la cierra. M ediante tal resurrección se validaba Ja continuidad de todo aquello que era más preciado para un griego, aquellas form as de vida civilizadas que, más allá de la constitución de cada ciudad, eran el legado de Grecia, emergidas del prim itivismo original de la misma manera que tam bién toda vida provenía del benéfico acuerdo con el señor de la m uerte. Por supuesto aquí se encuentra un m ito rico y com plejo, Heno de contradicciones como todos los m itos de una edad iletrada en que uno decía una cosa y o tro o tra y un tercero o tra distinta, mas de alguna manera al final armonizaban en un todo: un m ito que para los griegos explicaba el principio y el fin de las cosas. Meses de aprendizaje y de rituales precedían a la revelación en la noche de los m isterios; cada actividad iba anticipando con m ayor detalle el significado y la sustancia, las ramificaciones com pletas de Ja visión que aguardaba adelante. Al final los iniciados se sentarían en las gradas de la sala de iniciación. Todo estaba cumplido entonces, excepto el final. Habían aprendido la versión secreta del m ito sagrado, se habían bañado en el m ar, abstenido de ingerir varios alim entos y bebidas tabúes, sacrificado un puerco, realizado la larga m archa desde Atenas por la Via Sacra, y ejecutado el peligroso cruce de

81 DATOS A U X IL IA R E S 83 la últim a barrera de agua antes de llegar a la ciudad de sus anfitriones eleusinos. Fuera de los muros del santuario se celebraba un baile durante toda la noche, a] lado de! Pozo de la Doncella, sobre el mism o suelo que la diosa había pisado. A continuación venía la firm e y trascendental entrada al territorio prohibido que se extendía allende la caverna que constituía una entrada al Hades v la roca donde D em éter se había sentado a llorar su dolor. En la cám ara de iniciación se celebraba la últim a danza cerem onial de las sacerdotisas portando el cáliz de grano sobre la cabeza m ientras m ixturaban y distribuían la pócima sagrada: el fragante blcchon, Iá hierba m enospreciada, vinculada con la naturaleza ilícita dei rapto, se sumergía en agua, a la que se agregaba una pizca de harina de cebada procedente de la llanura Rariana^ adyacente a Eleusis. El potencial de la cebada como alim ento básico de la hum anidad dependía de que fuera posible m antener a raya el avance de la purpurina form a degertct rativa. que podría hacerla volver al estadio en que era inservible, como cizaña infestada de roya. Al igual que el blcchon. la cizaña tamibien se encontraba vinculada con el prim itivismo y con los modos de vida previos a que las instituciones de la sociedad llevaran al hom bre a una form a de existencia superior. Los iniciados bebían de esas dos plantas y des

82 84 D ATOS A U X IL IA R E S pués aguardaban expectantes la redención, al tiempo que el hicrofante entonaba las antiguas palabras. Entonces, de pronto, se hacía la luz y los confines de este m undo estallaban al tiem po que las presencias espirituales se hacían sentir entre los iniciados y la sala era inundada por un radiante m isterio. De principio a fin se escenificaba allí un dram a sagrado en que tanto ios iniciados como los oficiantes tenían un papel que desempeñar, hasta que acababan por experimentar como actores lo inefable; la totalidad de sus sentidos y emociones se veía sacudida por lo que de allí en adelante sería por siem pre lo inexpresable. A medida que los iniciados pasaban por las dilatadas ceremonias iban siendo partícipes de num erosos secretos, -pero los hierofantcs se habrían bien preocupado por mantener apartado de ellos el Secreto de los Secretos: el agua sagrada de la pócima habla ya absorbido del cornezuelo inm erso en ella la dosis apropiada de ergina y de ergonovina, según llamamos hoy a estas sustancias. Y ciertam ente a lo largo de los siglos los hierofantes buscarían m aneras de m ejorar su técnica, sus fórm ulas. En el curso de esos dos milenios, no podrían haber descubierto una clase de cornezuelo que contuviera solam ente los alcaloides enteogénicos, así como en la época m oderna se ha encontrado que su

83 DATOS A U X IL IA R E S 85 cede con el cornezuelo del Paspalum disítchum? Sin duda otros herbolarios ajenos a las fam ilias de los hierofantes deben haber compartido estos descubrimientos, y debe haber sido su conocim iento lo que favoreció la proliferación de sacrilegios en el año 415 a.c. Jamás se conocerá en detalle la historia de aquellos acontecim ientos, pero de seguro allí hubo una historia que contar. En las culturas iletradas el conocim iento de los herbolarios el conocim iento de las propiedades de las plantas y de su uso es siempre un corpus de sabiduría secreta que se transm ite oralm ente de un herbolario a un aprendiz, y en ocasiones de un herbolario a otro. Se requieren años de aprendizaje antes de que alguien comience a ejercer por su propia cuenta, y jam ás puede considerarse que aquél h^ concluido. Hay que estar al tanto de cuestiones de dosificación, efectos secundarios, ingredientes vegetales benéficos que se convierten en veneno cuando se tom an en exceso. En México, fray Bernardino de Saha* gún y Francisco Hernández fueron españoles de gran talento que invirtieron infinitos esfuerzos y tiempo para aprender de los 'ndios las virtudes de varias plantas mexicanas. Mas se trataba de europeos que no conocían el mundo de las plantas am ericanas, v en su ámbito europeo no eran ciertam ente lo que pudiéramos llam ar botánicos o herbolarios.

84 86 DATOS A U X IL IA R E S Sus intenciones eran buenas, pero su ignorancia era completa. Lo que tienen que decirnos acerca de los enteógenos es pueril. Pudieron haber probado los enteógenos, pero prefirieron no hacerlo: desperdiciaron la oportunidad. Qué historia tan diferente nos habrían contado si hubiesen vivido algunos años cómo aprendices de los sabios indios! En el him no hom érico a Deméter, cuando la diosa llega a Eleusis, exhausta y desconsolada por la pérdida de su hija Perséfone, le ofrecen una copa de vino que ella rechaza, Ya que cada episodio en este poema posee un sentido m ítico, parece ser que la bebida alcohólica no iba bien con la ingestión de la pócima divina llam ada kykeon. Las dos clases de em briaguez eran incompatibles. En México, quienes se disponen a tom ar Jos hongos saben que deben abstenerse de tom ar bebidas alcohólicas durante cuatro días antes de la velada, nom bre con que se designa la sesión de los hongos. La embriaguez alcohólica profanaría, envilecería la libación divina, lo mismo en México que en Grecia. Los m isterios eleusinos se hallaban exclusivam ente en m anos de las fam ilias de los Eum ólpidas y de los Kerykes. D urante casi dos milenios los híerofantes gobernaron con autoridad autocrática los ritos de Eleusis. En contraste, en la tierra de los hongos sagrados en México, cada pueblo tiene sus sabios que

85 DATOS A U X IL IA R E S 87 son los custodios del rito. (En algunas rem otas aldeas mixes cada familia tom a por sí misma los hongos cuando siente que los necesita, sin la guia de un sabio. No sabemos si esta práctica informal del país mixe constituye una degeneración del rito o la supervivencia de un procedim iento arcaico anterior.) En Grecia los iniciados tom aban la poción solamente una vez en la vida, de manera que no podían com parar experiencias sucesivas. En México uno puede consultar los hongos cada vez que se presenta un conflicto familiar grave. Algunos indios deciden no tomarlos nunca; otros lo hacen solam ente una vez; otros más lo hacen de manera interm i tente. A quien participa por p rim era vez en la experiencia se 1c advierte constantem ente que la ingestion del entcógeno es algo en extremo delicado, con una connotación de grave peligro. T anto en Eleusis como en México algunos comestibles quedaban proscritos durante cierto tiem po antes de la gran noche. Es imposible com parar las exclusiones dictarías, pues los alim entos en uno y otro lugares son muy diferentes, pero en am bos casos los huevos eran tabú. El ayuno era practicado en Grecia y tam bién en México, desde la m añana y al través de todo el día: en uno ν o tro sitios se llegaba a la noche con el estóm ago vacío. En los círculos aristocráticos del México pre-

86 DATOS A U X IL IA R E S cortesiano se acostum braba beber el nutritivo chocolate espolvoreado con los hongos embriagadores: así se rom pía el ayuno en el m om ento en que se iniciaban los acontecimientos nocturnos. Debido al silencio que guardaron todos los que tom aron parte en los misterios, en los escritos del periodo de esplendor de Eleusis difícilm ente se encuentra algún indicio de lo que allí acontecía; pero en los prim eros siglos de la era cristiana, cuando Eleusis se hallaba en decadencia, es posible descubrir unas cuantas menciones, oscuras, inhibidas, que nos perm iten algunos atisbos inciertos. Así encontramos la referencia a una colación que se servía a los iniciados: una gran toria llamada peíanos, preparada con cebada y trigo cosechados en la sagrada llanura R ariana, se partía en pedazos y las porciones eran servidas a todo el mundo. E n las fuentes se dice que entre los iniciados surgía un vínculo de alianza y amistad, y algunos han sugerido que dicho vínculo se originaba on la colación que todos compartían. No resulta incom patible con los textos priegos suponer que dicha colación equivalía al rom nim ienío del ayuno en México, con el leíanos en lugar del chocolate. Mas seguramente los lazos de alianza y am istad nada le n til que ver con este alim ento: nada tan simpu habría sido.suficiente. El avasallador jk 'ct't de es-a noche bajo la influencia de un

87 DATOS AUXILIARES 69 nteógcno hacc b ro tar naturalm ente el sentim iento de h a b e r c o m p artid o u n a experien cia s u p ra n a tu ra l que ja m á s p o d rá s e r o lvidada; un sen tim ie n to de co frad ía, de h erm a n d a d. Dos de nosotros hem os conocido esto person alm en te cn M éxico: q uienes c o p a rlic ip a n en u n a velada, con el espíritu y en las circunsta n cias a p ro p ia d a s, viven una experien cia sob reco g c d û ra y en su in te rio r sien ten g e rm in a r un v ín culo que los u n e con los com p añero s de esa noch e de las noches, que perv iv irá p o r ta n to tiem p o co m o d u re su existencia. C reem os q u e es de a h í de donde p ro ced e ese lazo de alian za y a m ista d del que las fu en tes griegas hablan oscuram ente. A continuación tenem os el asunto del secreto. N ada se había escuchado de los hongos s ag rad o s en los círcu lo s cu ltiv a d o s de M éxico desde que los p rim e ro s frailes los m encio n aro n su c in ta m e n te en los siglos x vi y XVII. Se ha dicho q u e los hongos co n stitu ía n un "secre to " de los in d io s que h a b ita b a n cn las serranías del México m eridional. Precisam ente nuestro pequeño grupo lo puso al descubierto. P ero n o so tro s co n sid e ram o s que este ''secrcto 1' nunca lo fue realm ente. En las com u n id ad es in d ias to d o el m u n d o e s ta b a al ta n to de los hongos, así com o de las sem illas de la m aravilla. C ualquiera podía, si lo deseaba, ap ren d er el arte de reconocer los h o n gos sagrados, y m uchos lo hicieron. Los hongos

88 90 DATOS AUXILIARES c ra n o b je to de cierto in tercam b io com ercial secreto que satisfacía la dem anda de los ind ígenas q u e se hab ían in sta la d o en las ciu d a des y que aun querían "consultarlos". O riginalm e n te la Ig lesia se o puso a su co n su m o y d u ra n te Jos siglos xvi y x v n el S an to O ficio de la Inquisició n in te n tó e rra d ic a r el u so de los hongos e n tre los n ativ o s al tra v és de e n é r gicas p ersecuciones. P o r s u p u esto tales esfuerzos fracasa ro n, m as la m icofobia n a tu ra l de los esp añ o les, su desdén p o r las p rácticas indígenas, y la a c titu d p a ra le la de los fran ceses, alem anes ;e ingleses que m ás tarde lleg a ro n a co n o cer M éxico, p ro v o caro n en fo rm a n a tu ra l u n a falta de com u n icació n e n tre los nativ o s y los o cu p a n tes e x tra n je ro s, sobre todo en los asuntos que se hallaban m ás p ró xim os al co razón de los indígenas. No es so rp re n d e n te que los hongos sag rad o s, d esp u és de los in fo rm e s fallidos, irre m e d ia b le m e n te in a d ecu ad o s, q u e d iero n de ellos los te x to s de los p rim e ro s frailes, hayan p e rm a necido ignorados para el m undo hasta nuestro s pro p io s días. Los indios ja m á s h ab rían to m ad o la iniciativa p a ra h a b la r de ellos. El " s e c re to " n o e ra u n a co n sp ira ció n de silencio: fue im puesto a los indios por el hom bre blanco, p o r causa de la falta de inteligencia y de c u rio sid a d e n tre la élite del m u n d o d e los blancos. El secreto de la antigua G recia respecto

89 DATOS AUXILIARES 91 a los m isterio s eleusinos e ra en c ie rta fo rm a diferen te. L as leyes de A tenas c o n v e rtía n en u n crim en el h a b la r de lo que o c u rría en el lelesterio n de Eleusis. H acia el final del him no h o m é rico a D em éter este silencio es ex* p resam en te o rd e n a d o a to d o s los iniciados. E n el año 415 a.c. hubo un b rote de profanaciones d elib erad a s de los m isterio s, p o r p a rte del je t set aten ien se, al que sig u ie ro n en é r gicas m e d id as d iscip lin a ria s y la im posición de castigos severos. P ero el secreto era im p u e sto p o r algo m ás p o d ero so q u e las leyes de A tenas: d o m in ab a to d o el m u n d o griego y n u n ca fu e seria m e n te violado. É l m ism o propiciaba su cum plim iento. Q uienes conocían los enteó g en o s su p e rio re s al tra v és de la experien cia p e rso n a l no se e n c o n tra b a n d isp u esto s a c o m e n ta r con ex tra ñ o s lo q u e Ies h ab ía sid o revelado: las p a la b ra s no podían tra n s m itir a los fo ra s te ro s las m a ra v illa s de aq u e lla noche y existía siem p re el peligro de que los esfuerzos para explicarlas tro p e za ra n con la in c red u lid ad, con las m ofas y las b ro m a s, q u e p a re c e ría n sacrilegas a los iniciados y los o fen d erían en lo m ás intim o de su ser. Q uien ha co nocido lo inefable se resiste a e m b a rc a rs e en explicaciones: las p a la b ra s so n inútiles. H asta donde podem os saberlo, en cada a s p ecto lo que sucedía en E leu sis coincide con la experiencia enteogénica de M éxico, aunque

90 92 DATOS AUXILIARES en u n p u n to im p o rta n te el rito m exicano va m u cho m á s lejos q u e el de E leu sis. A m bos participan de la gran Visión (una "V isión'1 que abarca todos los sentidos y las em ocion es). pero en M éxico los hongos sag rad o s, y los dem ás cntcógenos superiores, sirven tam bién com o oráculos. Los hierofantes de Eleusis a te n d ía n a u n nuevo g ru p o d e iniciados c a d a añ o y esto s g ru p o s e ra n n u m ero so s. Con las lim itaciones im puestas por tal procedim iento, los cntcógenos no podían ser consulta d o s p o r los indiv id u o s ni p o r el E sta d o resp ecto a a s u n to s graves cn q u e p re c isa ra n de consejo. E n cam bio, cn M éxico los enteógenos son c o n su ltad o s de vez en c u a n d o sob re to d a clase de asu n to s d elicados. Las cu e s tiones que se p la n te a n a los h o ngos deben s e r serias: si so n frív o las o in tra sc e n d e n te s es p ro b a b le que el su p lic an te recib a u n a ta jante. reprim enda. E n tre los indios que conserv an las creencias tra d icio n ales la fe cn los hongos es ab so lu ta. C u an d o el su p lic a n te h a resp e ta d o to d o s los tabúes, cuando la velada se ce leb ra cn las condiciones a p ro p ia d a s de o sc u rid a d y de silencio, y c u a n d o se p rese n ta n las p reg u n tas con un co razón p u ro, los h o n gos n o m e n tirá n. E so dicen los indios. Y seg ú n las flacas evidencias de- q u e u no de nosotros dispone, puede ser que tengan razón. H acia el fin al del siglo p asad o el m u n d o supo del peyote, y apenas m ediado el prc-

91 DATOS AUXILIARES 93 sen te las p ro p ie d ades en tcogénicas de las sem illas de la m a rav illa fu ero n id e n tificad as p o r R ichard E vans S chultes. Poco d espués los h o ngos sag ra d o s de M éxico recib iero n la estim a pública que m erecían, m erced ai desc u b rim ie n to y a los e scrito s de R oger H eim y de u no d e n o so tro s. La p ista les fue señ a la d a p o r un b o tánico, B las Pablo R cko, y por un antropólogo, R obert J. W eitlancr. Ahora nosotros tres estam os presentando al m undo m o d ern o lo que bien puede s e r la clave p a ra el enigm a de los m isterio s elcusinos. El vínculo que une el g ran o de T rip tó le m o con la experiencia e térea de E leusis, fácil y seg u ram en te o b te n ib le del cornezuelo, es tan ju s ta, n a tu ra l y p o éticam en te satisfa cto rio, cum ple de tal m a n era p u n to p o r p u n to con el m ito de D em éter y P erséfone, que acaso no esta m o s v irtu alm en te obligados a a c e p ta r esta solución? Nuevas sendas se abren p ara la investigación. P o r ejem p lo : las e m p e ra tric e s de Bizaneio, cuando esta b an em b arazadas, vivían cn una h ab itació n ta p izad a con pórfid o, de m anera que su progenie naciera en la p ú r p u ra " (p ó rfid o = p ú rp u ra ). E sta " p ú rp u ra " era el co lo r del C laviceps p u rp u rea y tenem os aq u í un flo recim ien to p o stu m o de la D em éter de tú n ica p u rp u ra y de H adcs-el-decabcllo -p ú rp u ra? En E u ro p a los códices m ás antiquos se escribieron en vitela p úrpura. Fue

92 94 DATOS AUXILIARES así p o rq u e so la m e n te el c o lo r m ás excelso era digno de, digam os, De civita te Dei, de S an A gustín? M ed iante el reflejo de u n a genu* flexión los valores del m undo pagano perviv irían ento n ces b ajo las b endiciones del cristianism o.

93 V. EL H IM N O H O M É R IC O Λ DEM ÉTER C o m ie n z o por glorificar en mi canto a Dcmcter, veneranda diosa de herm osa cabellera, y a su esbelta hija a quien arrebató Adoneo! Zeus, el de resonante trueno y amplias m iradas, se la entregó sin que lo supiera Dcmcter. la de áurea hoz y espléndidos frutos, cuando aquélla jugaba juntam ente con las hijas de 5 Océano, las de profunda cintura. Ella cogía flores en un ameno prado: rosas, azafrán, herm osas violetas, espadillas, jacintos y aquel narciso que la Tierra produjo tan adm irablem ente lozano, por la voluntad de Zeus, con el íin de engañar a la doncella de cutis de rosa y com- 10. placer a Polidectcs, Y al verlo se asom braron así los inmortales, dioses como los m ortales hom bres. De su raíz se elevaron cien capullos y con su fragante arom a sonreían el alto cielo inm enso y la tierra toda y las vastas llanuras del 35 - salado m ar. AI verlo la joven tendió hacia él am bas m anos para apoderarse de aquel herm oso juguete; pero entonces se abrió la tierra de anchos cam inos en la llanura Nisa, y por la abertura salió el soberano Polidegtnon, hijo fa- 95

94 EL HIMNO HOMÉRICO m oso de Cronos, llevado por sus corceles in m o rtales. Y a rre b a tá n d o la c o n tra su v o lu n tad en c a rro de oro, se la llevó m ie n tra s g rita b a y gem ía, in vocando a su pad re, el sum o y excelente C ronida. P ero n in guno de los in m o rtales ni de los m o rta le s oyó su voz: ni siq u ie ra sus com pañeras de esplendidas m uñecas. Solam en te la o y ero n la h ija de P erseo, la de tiernos pensam ientos, desde su cueva; H écate, la de lu cien te d iadem a, y el rey H elios, el h ijo esclarecid o de Hi p erió n. É stos la o y ero n c u a n d o invocaba a su p a d re - e l C ronida Zeus. P ero éste se e n c o n tra b a lejos y a p a rte de los dioses, sen tado en un tem plo, ro d ead o de m uchos suplicantes, donde le eran ofrecid os h erm o so s sacrificio s p o r los m o r tales hom bres. C ontra su voluntad, pues, por el consejo de Z eus, se la llevó su tío p ate rn o con los caballos in m o rtales, aquel que so b re m u chos im p era y a m uchos recibe, el h ijo fam oso de C ronos. M ientras la jo v e n no p erd ió de v ista la tie rra, el ciclo e stre llad o, el im p etu o so oleaje dei P o n to a b u n d a n te en peces y los rayos del sol, aún confiab a q u e vería a su augusta m adre y las fam ilias de los sem p ite rn o s dioses; d e m odo que, au n q u e llo rab a, la esp eran z a acaric ia b a su áni

95 EL HIM NO HOMÉRICO 97 mo y resonaban las cum bres de los mon- 40 tes y las profundidades del Pom o con su voz. Fue entonces cuando al fin la escuchó su veneranda m adre; sintió ésta que un agudo dolor le traspasaba el corazón, destrozó con las m anos la cinta que sujetaba su cabellera inm ortal, echóse sobre los hom bros un m anto negruzco 45 y salió presurosa, a la m anera de las aves, en busca de su hija por la tierra y el mar. Mas ninguno de los dioses ni de los m ortales quiso revelarle la verdad; ni siquiera se le presentó algún ave que con sus augurios 1c anunciara algo con certeza. Así anduvo la noble Deméter, vagando durante nueve dias por la tierra con una antorcha encendida en las manos, llena de tristeza; y en esc 30 tiem po no gustó la am brosia ni el dulce néctar, ni sumergió su cuerpo en el baño. Mas cuando esparció su luz la radiante décima aurora, le salió ni encuentro Hécate con una antorcha en la m ano, y para darle noticias le dirigió la palabra, diciendo: " V eneranda Deméter, que nos traes SS los frutos a su tiem po y nos haces espléndidos dones! Cuál de los dioses del ciclo o de los m ortales hom bres arreb a tó a Perséfonc y entristeció tu ánim o? Porque yo oi sus gritos, pero no vi con

96 98 EL HIMNO HOMERICO m is o jo s quien fuese el ra p to r. M e apres u ro a d ecirte toda la v erd ad." to Así se expresó H écate. P ero la h ija de Rea, la de h e rm o sa cabellera, no le resp o n d ió p a la b ra alguna, sin o que al p u n to echó a c o rre r con ella, llevando en sus m anos las teas encendidas. Y llegándose a H elios, el sol, a talay a de d io ses y de h o m b re s, se d etu v iero n am bas an te sus corceles. A di D em éter, la divina e n tre las diosas, lo in terro g ó : 65 " Oh, Helios! H ónram e a mí que soy diosa, si alguna ve?, he reg o cijad o con p a la b ra s u o b ra s tu corazón y tu á n i m o; y tam b ién a la h ija que di a luz, dulce reto ñ o, fam osa p o r su h erm o su ra, cuya voz afligida alcancé a o ír al tra v és d el v ano viento, cual si fuese v io len tada, a u n q u e n o lo vi con m is ojos. P ero 7o tú, que con lu s rayos co n tem p las desde el divino é te r to d a la tie rra y el P onto, dim e sin ceram en te, si es que en alg u n a p a rte v iste a m i h ija am ada, cuál de los dioses o de los m o rtale s h o m b res se la ha llevado, cogiéndola a viva fu e r za, co n tra su v o lu n tad y d u ra n te m i au sen cia." Así le h ab ló. Y el h ijo de H ip crió n le co n testó con esta s p alabras: 73 " O h rein a D em éter, h ija de Rea, la de herm osa cabellera, tú lo sabrás! Porque

97 EL HIM NO HOMERICO 99 mucho te venero y me apiado de ti al verte acongojada por causa de tu hija. Ninguno de los inm ortales es culpable sino Zeus, que am ontona las nubes, el cual se la dio a Hades, su propio herm ano, para que la llam ara su esposa. Y Hades, raptándola, se la llevó en su carro a las oscuras tinieblas, m ientras ella profería grandes gemidos. Pero, oh diosa, cese tu gran llanto: ninguna precisión tienes de sentir sin m otivo esa cólera insaciable, pues no es Adoneo, que sobre m uchos im pera, tu propio herm ano, un yerno indigno de ti. En cuanto a su jerarquía, a él cupo en suerte, cuando en un principio se efectuó la división en tres partes, ser señor de aquellos entre los cuales m ora." Dijo así y al punto azuzó los corceles; y éstos, con la increpación, arrastraron rápidam ente el veloz carro con las alas extendidas a m anera de aves, Pero Dem éter sufrió en su corazón un m ayor y m ás cruel dolor. Irritada contra el Cronida que se envuelve en oscuras nubes, evitando el consorcio de los dioses y el alto Olimpo, se fue hacia las ciudades de lus hom bres y los fértiles cam pos de cultivo, ocultando por mucho tiem po su figura inm ortal. Nadie al verla la reconoció, ni los varones ni las m uieres

98 EL IIIMNO HOMÉRICO du a p re ta d o s ce ñ id o res, h a s ta que llegó al p alacio del p ru d e n te Celeo, que e n tonces e ra rey de E leusis, p erfu m ad a de incienso. A fligida en su corazón, sen tó se a la v era del cam in o, en el ρθ2θ P aric n io, adonde ibón p o r ag u a las m u jeres de la c iu d ad, a la so m b ra, pues en su p a rte a lta h abía b ro ta d o un fro n d o so olivo. P arecía u n a an c ia n a q u e ya no fuese a p ta p a ra d a r a lu/, ni p a ra gozar de los presentes de A frodita, la de bella corona. E sta b a tal cual suelen las nodrizas de los h ijo s de reyes q u e a d m in istra n ju s tic ia o las d esp en seras de los palacios de in fin ito s salones. Ahí la vieron las h ijas de Celeo, h ijo de E leusino, que venían p o r agua, fácil de sacar, p a ra He varia en v asijas de bro n ce al palacio de su padre. E ran cuatro, com o cuatro diosas, en p lena flo r d e su ju v e n tu d : Calídicc, C lisidice, D om o la a m ab le y CaJítoc, que era la m a y o r d e todas. N o la reconocieron, pues p a ra los m o rta le s los dioses son difíciles de reco n o c er p o r su aspecto. Mas acercándose a ella le d i je ro n e s ta s alad as p alabras: " Q uién eres? De dónde eres, oh ancian a? D e qué an tig u o s v a ro n es nacis te? P o r q u e está s acá re tira d a de la ciudad y no entras a las m ansiones en

99 EL HIMNO HOMERICO 101 q u e las m u jeres de edad com o la tuya y tam bién las m ás jóvenes suelen habita r? E llas (o recib iría n con una a m istad q u e p ro b a ría n así su s p a la b ra s com o sus o b ra s. Así d ije ro n. Y la m as v en erada e n tre las d io sas les resp o n d ió con oslas p a la b ras: H ijas am ad as, cu alesq u iera q u e seáis de e n tre las jóvenes, salud! Yo os h a b la ré, q u e no es inconveniente revelaros la v erd ad a v o so tras que venís a hablar 120 m e. Mi n o m b re es D oso, que tal fue el que m e im p u so m i v en erada m adre. A hora he venido d e C reta, sin q u e yo 125 lo d eseara, p o r el ancho d o rso del m ar; pues unos p ira ta s m e llevaron fatal y violentam ente, contra mi voluntad. Acerc a ro n luego su nave veloz a T orico, d o n de las m u jeres sa lta ro n ju n ta s a tierra, m ie n tra s ellos d isp o n ía n la cena ju n to 130 a las a m a rra s del navio; pero m i ánim o no apetecía la a g rad a b le cena, y lanzándom e secretam e n te p o r la o scu ra tie rra, h u í de m is.soberbios señores, tem erosa de que vendiéndom e a m i, que nada (es había c o sta d o! se lu c ra ra n con mi precio. E rra n te llegué aquí e ignoro qué 135 tie rra es ésta y q uiénes son sus h a b i ta n tes. ;Q ue los diosos todos que tienen sus m oradas en el O lim po os concedan

100 102 EL HIMNO HOMÉRICO m aridos legítim os y jóvenes, y tener h i jo s cuales los d esean los p ad res! Pero apiadaos de mí, doncellas, sedm e benévolas, h ija s a m ad as, h a s ta q u e en c u en tre la casa de unos esposos p a ra tra b a ja r g u sto sam e n te p o r ellos, hacién d o les cuan- 140 tas faenas son p ro p ia s de u n a m u je r ancian a. Y o b ie n p o d ría serv ir com o nod riza a un in fa n te recién nacido y to m arlo en m is b razo s y s a b ría g u a rd a r la casa y a rre g la r el lecho de m i se ñ o r en lo m ás recóndito de su bien construida recám ara, y enseñar labores a las m u je r e s / >45 Así hab ló la deid ad. Y al p u n to le respondió C alídice, d o n cella lib re aun y la m ás h erm o sa de las h ijas de Celeo: " O h, m adrccita! Lo que nos d ep a ra n los dioses hem os de sufrirlo necesariam ente los m o rtale s, au n q u e este m o s afli* gidos, pues aquéllos nos aventajan m u cho en p o d er. Pero déjam e in fo rm a rte cla ra m e n te de esas cosas y n o m b ra rte ISO los varo n es en q u ie n es resid e aq u í la h o n ra del su p rem o m ando; los cuales so b resalen en el pueb lo y d efienden los 135 m u ro s de la ciu d ad con sus co n sejo s y rectos fallos. Las esp o sas de to d o s éstos del p ru d e n te T rip to le m o, de D iodo, de Polixeno, del irreprensible Eum olpo, de D ólico y de n u estro esforzado

101 EL HIM N O HOM ÉRICO 103 padre llevan el gobierno de sus m o radas; y ninguna, en cuanto te vea, te alejará de su casa, m enospreciando tu as- 160 pecto; todas te adm itirán, pues tienes el aspecto de una diosa. Mas, si lo prefieres, espera aquí m ientras vamos a la casa de nuestro padre y narram os detalladam ente todas estas cosas a nuestra m adre M etanira, la del apretado ceñidor que hace caer la túnica en pliegues profundos, por si acaso te m anda que vayas a nuestra casa y no busques las de los demás. En su bien construida mansión nutre a un hijo que le nació tardíam ente, pues lo engendró en su ancianidad, 165 y se siente con él muy alegre y benévola. Si lo criaras tú, y él llegara a la época de la pubertad, cualquiera de las mujeres te envidiaría al verte: tan grande recom pensa te daría por la crianza." 170 Deméter asintió con la cabeza. Y las jóvenes, una vez que llenaron de agua las refulgentes vasijas, regresaron ufanas a su m ansión. Presto llegaron a la espaciosa m orada de su padre y al mom ento contaron a su m adre lo que habían visto V oído, y ésta les m andó que fueran en seguida a llam arla, ofreciéndole un enorm e salario. Como las ciervas 175 o las becerras retozan por el prado en la estación prim averal, una vez que se

102 IM EL HIMNO HOMÉRICO han saciado de fo rraje, asf las doncellas, cogiéndose los pliegues de sus lin dos velos, se la n zaro n p o r el cam ino a h o n d a d o p o r el c o rre r de los ca rro s: a lre d e d o r de sus h o m b ro s flo ta b a n las ca b elle ras que p arec ían flo re s de aza* irá n. E n c o n tra ro n a la d iosa p re c la ra cerca del cam ino, en donde antes la habían dejado, y la condujeron a la m ansión de su q u e rid o p ad re. E lla les seguía d etrás, a c o n g o jada en su co razón y c u b ie rta desde la cabeza: el p a rd o velo o n d u la b a en to rn o de los ágiles pies de la d iosa. P ro n to llegaron a la m o ra d a de Celeo, seg u id o r de Z eus, y p e n e tra ro n 119 en el p ó rtic o donde la v enera d a m adre e sta b a sen ta d a, cerca de la c o lu m n a que sostenía el techo artificiosam ente labrado, con el n iñ o, su nuevo re to ñ o, en el regazo. Las doncellas c o rrie ro n h acia su m adre y la d io sa tra sp u so con sus pies el u m b ra l, rozó con su cabeza la viga del techo y llenó las p u e rta s de u n resplanito d o r divino. S o brecogió a la d u e ñ a un tem or m ezclado de reverencia y ju n ta m ente se puso pálida, y je cedió el asiento y la invitó a sen ta rse. P ero DcmOtcr, q ue nos tra c los fru to s a su tiem p o y n o s hace esp lé n d id o s dones, no q u iso sen ta rse cn el v istoso sillón, sino que 1*5 perm aneció callada y con los bellos ojos

103 EL HIM NO UOMP.RTCO IOS hincados en tierra, hasta que lambe, la de castos pensamientos, puso para ella una fuerte silla que cubiló con un blanco vellocino. Una vez neniada, con sus propias monos echó hacia adelante, sobre el rostro, el velo que ataba su cabellera, Pero reprimía la voz por causa de su pena, y asi permaneció sentada, sin tornar parte en la conversación ni comunicarse con nadie, ni por medio de sus palabras ni por medio de sus obras; permanecía sentada sin sonreír, sin aceptar alimento ni bebida, deshecha por la añoranza de su hija, la de profunda cintura, hasta que lambe, la de castos pensamientos, bromeando mucho, movió con sus chistes a la costa señora a sonreír, a reír y a tener alegre dnlmo: por esto lambe en tiempos posteriores agradó a la diosa en sus ritos. Entonces Metanira le ofreció una copa llena de vino dulce c o m o la miel, pero la diosa la rechazó, afirmando que le estaba vedado beber el rojo vino: le rogó en cambio que le diera una mezcla de harina con apun y m e m a molida, AquiMla preparó la mistura y se la ofreció a lo diosa, como Os tu lo ordenara, y la m u y venerable Demiíter, hablándola aceptado de conformidad con el rito...

104 106 EL HIMNO HOMÉRICO {laguna de 22 a 26 lincas]... M etanira, la de profunda cintura, com enzó a decir: "S alve, m u je r, p u es no creo q u e tus p ad res sean viles, sino n obles: el p u d o r y la gracia b rillan en tu s o jo s com o si 215 descen d ieras de reyes que a d m in istra n ju s tic ia. Lo q u e n o s d e p a ra n los dioses hem os de sufrirlo necesariam ente los hum anos, pues su yugo está s o b re n u estro cuello. A hora, p u esto q u e h as venido acá, te n d rá s c u a n to tengo yo m ism a. C ríam e este niñ o que lo s in m o rtales m e han d ado ta rd ía e in e sp e rad am e n te, después 220 de re ite ra d a s súplicas. Si tú lo criaras y él llegara a la época de la p u b ertad, cu a lq u ie ra de Jas m u jeres te en v id iaría al verte: ta n g ra n d e reco m p en sa te d aría po r la crianza." R espondióle a su vez Dem éter,. la de bella corona: 225 "Salve tam bién tú, oh m ujer, y m u cho, y que (os dioses te colm en de bienes. G ustosa re c ib iré a tu h ijo, com o lo m a n d as, y lo c ria ré. No tem as p o r su b ie n estar; p u es no p ro b a rá la leche de n inguna n o d riz a p erv ersa ni lo d a ñ a rá n in g ú n so rtileg io de ios q u e ca u san la p o sesión de u n a c ria tu ra n i p ro b a rá el dañino hilótom o, pues conozco las po-

105 EL HIMNO HOMERICO 107 d ero sa s h ie rb a s que se recogen y sé un 230 rem ed io excelente c o n tra el fu n estísim o sortileg io." H ab iendo h a b la d o así, cogió con sus m anos in m o rtales al niñ o y se lo puso en el fra g a n te seno; y la m a d re se ale* g ró en su co ra 2 Ón. Así ella c ria b a en el p alacio al h ijo ilu stre del p ru d e n te Celeo, D em ofoontc, a q u ie n h ab ía d ado a 135 luz M eta n ira, la de bella c in tu ra ; y el n iñ o crecía, sem e jan te a u n dios, sin co m er p a n ni m a m a r la leche de su m a d re. D em é ter lo fro ta b a con a m b ro sía, cual si fuese h ijo de u n a d eid ad, halagándolo su av em en te con su alien to y llevándolo en el seno; y p o r la noch e lo o cu ltab a en el a rd o r del fuego, com o un 240 tizón, a esco n d id as de sus p ad res, p ara los cuales e ra u n a g ran m a rav illa que crec iera ta n flo recien te y con un a s p ec to tan p arecid o al de las d eidades. Y asi le h u b ie ra lib rad o de la vejez y de la m u e rte; pero M eta n ira, esp iá n d o la d u rante la noche, vio todo desde su p erfu m ado lecho. 245 Rugió ento n ces y te m ero sa p o r su h ijo se golpeó am b o s m u slo s y enloqueció de fu ro r, y e n tre la m e n to s le d irig ió esta s alad as p a lab ras: " H ijo D em ofoontc! E sa fo ra ste ra a quien yo he d ado un lu g a r en m i casa

106 108 EL HIMNO HOMERICO te esconde en un g ra n fuego, y m e causa lla n to y fu n e sto s pesares." 2so Así g ritó gim iendo. Y la escuchó la venerada entre las diosas. Irritad a contra ella, D cm cter, la de bella co ro n a, sacó del fuego al niñ o a m ad o, al q u e inespera d a m e n te h abía d a d o a luz M ctanira en el palacio, y con su s m anos in m o rta les lo a p a rtó de sí, d e ján d o lo e n el suelo. T e rrib le m e n te e n o ja d a en su án im o, d ijo al m ism o tiem po a M etanira, la de h erm osa cintura : 255 " H o m b res inconscien tes y locos! No podéis p re s a g ia r ni la b u en a ni la m ala s u e rte q u e e stá n p o r venir! T ú a h o ra, p o r tu neced ad, te has p ro c u ra d o un d añ o enorm e. P ongo p o r te stig o la im placab le 260 corriente de la Estigia, pronuncio el ju ra m e n to de los d ioses: yo iba a h acer de tu h ijo am ad o u n ser in m o rtal y no ó xpucsto a la vejez, y le iba a co n ced er e tern o s h o n o res. A hora en ca m b io ya no le será p o sib le e v ita r la m u e rte y las p arca s. M as el h o n o r im p erecedero lo 2ís a c o m p a ñ a rá siem p re, p o r h a b e r subid o a m is ro d illa s y h a b e r d o rm id o en m is b razo s: con el a n d a r de los tiem p o s, al lleg ar la e sta ció n d eb id a, los jóvenes elcusinos celebrarán en su m em oria com petencias y luchas una y o tra vez. "Y o soy la venerada D cm eter, que re-

107 EL HIMNO HOMÉRICO p re se n ta la m a y o r u tilid a d y aleg ría así p a ra los in m o rta le s co m o p a ra los m or- (ales. He aq u í lo que debéis hacer: láb rem e todo el pueb lo u n g ran tem plo con su a lta r al p íe de la ciu d ad y de su a lto m u ro q u e se ciern en so b re el pozo C alícoro, en la p ro m in e n te colina, y yo, cn persona, os enseñaré los m isterios p ara q u e luego ap la q u é is m i án im o 275 con santos sacrificio s / Asi hab ló la diosa. Y luego tra n sfo rm ó su e s ta tu ra y a p a rien cia y ab a n d o n ó su asp ecto sen il, de m o d o q u e p o r todas p a rte s re sp ira b a belleza. S u popí o b rilla n te exhalaba un a g ra d a b le a ro m a. La luz d e su cu e rp o in m o rtal b rilla b a a lo lejos. S u s ca b ello s d o ra d o s caían p o r los hom bros. Y toda la bien construida rec á m a ra se ilu m in ó co m o al re sp la n d o r de un relám pago. P ero la diosa inm e d ia ta m e n te se alejó, y al p u n to d esfalleciero n las ro d illa s de M eianira, q u e estu v o largo tiem p o sin voz y sin ac o rd a rse en ab s o lu to del h ijo q u e le h abía n a c i do en la VVJC2, p a ra le v an tarlo del suelo. M as la voz la stim e ra del n iñ o fue o ída p o r su s h erm an as, que salta ro n de los 7» lechos d e h erm o sa s colch as: una de ellas levan tó al in fa m e con su s m anos y se So puso en el seno, o tra en cen d ió fuego, y o tra acudir!» ligera m oviendo las tiernas

108 110 EL HIMNO HOMERICO p la n tas p a ra le v a n ta r a su m a d re en la p e rfu m ad a alco b a. R eunidas a lred ed o r del n iñ o, que e s ta b a p a lp ita n d o, lo lavar o ro n y ac a ric ia ro n ; p ero no se le aq u ietó el án im o, pues a h o ra lo so sten ía n u n as am as y nodrizas muy inferiores. Estas, tem blando de m iedo, apaciguaron d u ra n te toda la noche a la gloriosa d eid ad ; y, al d e scu b rirse la a u ro ra, refirie ro n v erazm en te al p o d ero so Celeo lo que h a b ía m a n d ad o la d io sa D em éter, 295 la de b e lla co ro n a, Celeo, h ab ien d o convocado al n u m e ro so pueblo p a ra que se reu n ie ra en el ág o ra, o rd e n ó que se erigiera un rico tem plo y un altar a Dem é ter, la de h erm o sa ca b elle ra, en la prom inente colina. Muy pronto le obed eciero n ; escuch á ro n le a te n to s m ien tra s les h ab lab a y, tal com o lo m andó, labratoo ron un te m p lo q u e fue crecien d o por v o lu n tad de la diosa. Una vez que lo h u b ie ro n te rm in a d o y cesaro n de tra b a ja r, cada cual regresó a su casa. Y la b lo n d a D em éter se esta* b le d o allí, lejos de los b ie n av en tu ra d o s dioses, carcom iéndose en la soledad y la tristeza que sen tía p o r su h ija, la de ΥΛ profunda cintura. E hizo que sobre la fértil tie rra fuese aquel a ñ o m uv te rrib le y cruel p a ra los h o m b re s; y el suelo no produjo ninguna sem illa, pues las es*

109 EL HIMNO HOMÉRICO 111 condía D em oler. E n vano a rra s tra ro n los bueyes m uchos co rv o s a ra d o s p o r los lio cam pos e in ú tilm e n te cayó en ab u n d a n cia la b lan q u ecin a cebada so b re la tierra. Y hubiera perecido por com pleto el lin a je de los h o m b re s d o ta d o s de p a la b ra p o r causa del h am b re feroz, p riv a n d o a los in m o rtales del h o n o r de las o fren d as y de los sacrificios, si Zeus no lo hubiese n o ta d o y c o n sid e rad o en su án im o. Pri- 315 m e ram en te in citó a Iris, la de áu reas alas, a que llam ara a D emoler, la de h erm osa cabellera y asp ecto am abilísim o. Así se lo recom endó; y ella, obedeciendo a Zeus, el h ijo de C ronos, q u e se en v u elve en o scu ras nubes, reco rrió velozm ente con sus pies el espacio interm edio. Llegó a la ciu d ad de E leusis, p erfu m ad a p o r el incienso, halló en el tem p lo a Dei» m eter, la del luctu o so velo, y hablán d o le le dijo esta s ala d a s p alabras: " O h, D em éter! T e llam a el p a d re Zeus, conoced o r de lo ete rn o, p a ra que vayas a do están las fam ilias de los sem piternos dioses. Ve, pues, y no sea ineficaz m i palabra, que procede de Zeus." Así d ijo, su p licán d o le. P ero el ánim o de D em éter no se dejó persuadir. Seguid am en te Zeus le fue en viando a todos los sem p itern o s, b ie n av en tu ra d o s dioses, y esto s se le p rese n ta ro n unos en pos de

110 112 EL HIMNO HOMERICO o tro s, y la llam a ro n, y le o freciero n m u chok y h erm o sísim o s d o n es y las honras que ella quisiera entre los Inm ortales dioses; m as n in guno pudo p e rs u a d ir la meniso te y el p en sam ien to de la q u e estaba irritad a en su corazón y rccho7abn obstin ad a m en te las razones. E lla afirm ab a que no su b iría al p erfu m ad o O lim po ni p e rm itiría que saliesen fru to s de In tier r a h a sta q u e con sus o jo s viera o su herm osa hija. C uando e s to supo Z eus, el to n a n te, el de a m p lia s m irad as, envió ai E re b o o i» H erm es, el de la á u re a v a rita, a quien llam an el A rglcida p u es d io m u e rte a esc m o n s tru o del c e n te n a r de o jo s, p a ra que. ex h o rta n d o a H íidcs con suaves p alab r a ^ sa c a ra a la casta P erséfo n e de la o sc u rid a d te n eb ro sa y la llevara a la lu», a los dioses, con el fin de que la m adre mo la viera con sus o jo s y d ep u sie ra ia cólera. N o se re h u só H erm es, sino que al p u n to a b a n d o n ó su tro n o en el O lim po y b a jó veloz a las p ro fu n d id a d e s de lo tie rra. Allí e n c o n tró d e n tro del palacio al rey H ades, sen ta d o en un a lto lecho, ju m a m e n te con su v en e ra d a esp o sa; y a <ísta, m uy c o n tra ria d a p o r la soledad de su m a d re, que a lo le jo s revolvía en su m ente algo c o n tra rio a los intereses M5 de los b ie n av en tu ra d o s dioses. Y en lie

111 EL HIM NO HOM ÉRICO 113 gando a su presencia, dijo el poderoso Argicida: " Oh, Hades, de purpurina cabellera, que reinas sobre los m uertos! El padre Zeus me ordena sacar del Erebo a la ínclita Perséfone y llevarla a la reunión de los dioses, con el fin de que, viéndola con sus ojos su madre, deponga la ira y la terrible cólera contra los inmor- J» tales. Porque ella m aquina este grave propósito: destruir la débil raza de los terrigenas hombres, escondiendo la semilla dentro de la tierra y acabando así con los honores de los inm ortales. Y, encendida en terrible cólera, no se junta con los dioses, sino que se sienta apar- MS te, dentro de un perfum ado templo, reinando en la rocosa ciudad de Eleusis. Así dijo. Sonrióse, moviendo las cejas, el rey de los infiernos. Aidoneo, y no desobedeció el m andato del soberano Zeus: pues en seguida dio esta orden a Perséfone, la reina de los milagros: seo "Ve, Perséfone, con ánim o y corazón apacibles a encontrar a tu m adre, de peplo purp u ro oscuro, y nc te acongojes en demasía. H erm ano como soy de tu padre Zeus, no seré un esposo indigno de ti en tre los inm ortales. Y cuando tú te encuentres en su reino, serás señora de todas las plantas que se cultivan y de

112 EL HIMNO HOMERICO c u a n to se m ueve, y d is fru ta rá s de las m ayores honras entre los dioses. Y hab rá siem p re, todos los d ías, u n a pena perpetua p ara los perversos que no te hagan propicia m ediante sacrificios, ofrend án d o telo s s a n ta m e n te y o frecién d o te los debidos p resen tes." D íjole así. A legróse la p ru d e n te P e r séfone y en seguida saltó de jú b ilo ; m as el, atrayéndola a si, le dio a com er do lo sam ente u n d ulce g ran o de g ran ad a, p a ra que no se q u ed a se p o r siem p re allá, al lado de la v e n e ra d a D em éter, la de p ep lo p ú rp u ra o scuro. A cto contin u o Aidoneo, que sobre m uchos im pera, engancho los in m o rta le s co rceles a su carro de oro. S u b ió P erséfone ai c a rro y ju n to a ella su b ió el A rgicida p o deroso, quien tom ó en sus m a n o s las rie n d as y el látigo y ag u ijó a los cab allo s h ac ia el e x te rio r de la casa; y ellos v o la ro n gozosos. C on g ran rap id ez reco rrie ro n el larg o cam ino; el m a r, ni el agua de los ríos, ni los valles herbosos, ni las cum bres contuvieron el ím petu de los corceles in m o rtales; sin o q u e ésto s, p asan d o p o r sobre ellos, c o rta b a n el denso aire m ie n tra s an d a b a n. Así H erm es, q u e los conducía, llegó h a s ta el sitio en donde resid ía D em éter, la de bella co ro n a, y se detuvo delante del tem plo perfum ado

113 EL HIMNO HOMÉRICO 115 con incienso, y ésta, al ad v e rtirlo, salió co rrie n d o com o u n a m énad e que b aja p o r u n a m o n ta ñ a c u b ie rta de bosq u e. ( dañados; reconstrucción insegura] P erséfone, a su vez, en c u a n to vio los bellos ojos de su m adre, dejando el carro y los caballos, saltó, se p u so a c o rre r y echán d o se a su cuello la ab razó. M as a D em éter, c u a n d o aú n te n ia e n tre ^ u s b razo s a la h ija a m ad a, el co razón le presag ió alg ú n engaño y la hizo te m b la r h o rrib lem en te. Y, d e ja n d o d e a c a ric ia r a su h ija, la in terro g ó con esta s p re s u ro sas p ala b ra s: " O h, h ija l P o r v en tu ra es c ie rto que estando abajo, no pro baste ningún m anja r? H abla; no m e ocultes lo que piensas, p a ra q u e am b as lo sepam os. Sí asi fuere, habiendo subido de ju n to al odioso H ades, m o ra rá s d esd e ah o ra conm igo y con m i p a d re Z eus, el h ijo de C ronos, el de las o sc u ra s nubes, h o n ra d a p o r to d o s lo s in m o rtales. P ero si no, volarás de nuevo a las p ro fu n d id a d es de la tie rra y h a b ita rá s allí la te rcera p a rte d e las esta cio n es del año, y las o tras dos conm igo y con los dem ás in m ortales. Cuando la tierra brote sus olorosas flores prim averales de todo género,

114 116 EL HIMNO HOMÉRICO a sc e n d e rá s n u ev a m en te d e la o s c u rid a d te n eb ro sa, com o u n p ro d ig io p a ra los dio ses y los m o rta le s h o m b r e s... (laguna]... m as con qué fraude te engañó el poderoso Polidegm ón? 405 R espondió a su vez la h e rm o sísim a P erséfone: " P ues yo te diré, m adre, toda la verd a d. C u an d o se m e p re se n tó el benéfico H erm es, nuncio veloz, de parte del pad re Z eus, h ijo d e C ro n o s, y d e lo s dem ás d io ses celestiales, p a ra sacarm e del É reb o, co n el fin d e q u e, v iéndom e con 410 tu s o jo s, p u sie ra s te rm in o a tu ira y a tu te rrib le có lera, cn seg u id a s a lté de jubilo : m as H ades m e hizo tra g ar m iste rio sam e n te u n g ra n o de g ra n a d a, d u l ce alim e n to, y c o n tra m i v o lu n ta d y a la fuerza m e obligó a gustarlo. 41? "D iré ah ora cóm o, habiéndom e rapta d o p o r o c u lto designio de m i p a d re Z eus, el h ijo de C ro n o s, fu e a llevarm e a las p ro fu n d id a d e s d e la tie rra ; y te lo re fe riré todo, co n fo rm e lo pides. T o d as nosotras, Leucipe. Feno, Electr a. Y ante, M elita. Y aque. R odia, Cali- 420 rro e, M c'óbosis, T iq u e, O círroe d e c u tis d e rosa. C riseida. Y anira, A caste. Adme-

115 EL HIMNO HOMÉRICO 117 ta, R ó d ope, P lu to, la d eseab le C alipso, E stix, U ran ia, G ala x au ra am ab le. P alas 425 q u e aviva el c o m b ate, y Á rtcm is q u e se com place en las flechas, todas jugábam os en el a m ab le p ra d o y co g íam o s con n uestras m anos agradables flores, mezclan d o el tie rn o a z a frá n, las esp ad illa s y el ja c in to, lo s c a p u llo s d e ro s a y los lirios, encanto de la vista!, y aquel n arciso q u e p ro d u jo la v asta T ie rra, una jo y a d el c o lo r del az afrán. Y m ie n tra s yo lo co g ía con alb o ro zo, a b rió se la tie- 430 r r a y d e ella salió el p o d ero so rey Polidegxnón y m e a rre b a tó consigo en su c a rro d e o ro, m u y c o n tra ria d a, d e n tro d e la tie rra ; y yo clam ab a con to d a s m is fuerzas. A unque estas cosas que te cuento m e an g u stian, to d a s son v e rd a d e ra s /' Asi e n to n ces, d o ta d a s u n a y o tr a de iguales sentim ie n to s, a leg rab an d u ra n te 435 todo el día su corazón y su ánim o, ab razándose con ternura ; y su esp íritu desc a n sab a de los p esares. A m bas, pues, se c a u sab a n y recib ían m u tu o s gozos. Acercóseles H écate, la d e lu cien te d ia d em a, y ab raz ó m u c h as veces a la h ija d e la casta D em éter, cuya s erv id o ra y co m p añ era 440 fue d e allí en adelan te. E n to n ces el loriante Zeus, de am plias m iradas, les envió allá co m o m e n sa je ra a R ea, la de herm osos cabellos, para que llevara a

116 lis EL HIMNO HOMERICO la reu n ió n de los dioses a D em éter, la de pcplo p u rp u ra oscu ro ; y p ro m e tió d arle las h o n ras que ella q u isie ra e n tre 41 los in m o rtales dioses, y a s in tió con la cabeza a que, en el tra n sc u rso del año, su h ija p a s a ra un tercio d el tiem p o en la o scu rid a d te n eb ro sa y los o tro s dos con su m adre y los dem ás inm ortales. Así lo com unicó a R ea. y la d io sa no desobedeció el m a n d ato de Zeus. Lan- <30 zóse veloz desde las cim as del O lim po y llegó a Rarios, cam piña que an terio r m ente h ab ía sido u b re fecu n d a de la tie rra y q u e en to n ces no era fé rtil, pues se h allab a in activ a y sin h o ja s, y esco n día la b lan q u ecin a cebad a p o r decisión de D em éter, la de h erm o so s to billos. M as 455 p ro n to h a b ría de flo re c e r rep en tin a m e n te en vigorosas espigas al en tra r la p rim avera, y e riz a rse de fértiles ta llo s los su rco s de su suelo y é sto s s e r a ta d o s en m a n o jo s. A llí fue donde p rim e ro descendió Rea desde el é te r estéril, Vié ro n se las diosas y se reg o cijaro n en su corazón. Y R ea, la de lu c ien te d iadem a, dijo así a D em éter: dañados; reconstrucción insegura] 460 " V en acá, hija! Te llam a el to n a n te Zeus, de am plias m iradas, p ara que va-

117 EL HIMNO HOMÉRICO 119 yas a las fam ilias de las deidades; pro m etió d arte las honras que quisieras entre los in m o rtales dioses, y asin tió con la cabeza a que, en el tra n sc u rs o del año, tu h ija pase u n tercio d el tiem po en la o scu rid a d te n e b ro sa y los o tro s dos co n tig o y con los d em ás in m o rtales. Así d ijo que se cu m p liría y lo ratificó con un m o vim iento de su cabeza. M as ve. hija m ía, y obedece. No te irrites dem a siad a c in c esan tem en te c o n tra el h ijo de C ronos, el de las so m b ría s nubes, y haz q u e crezcan rá p id a m e n te los fru to s de que viven los hom bres." Así dijo; y no desobedeció D em éter, la de bella co ro n a, q u e en seguida hizo sa lir fru to de los fértiles cam pos. T oda la a n c h a tie rra se cargó de h o ja s y flo res. E ntonces la d iosa fue a m o s tra r a los reyes q u e a d m in istra n ju s tic ia, o sea a T rip tó le m o y a D iocles, d o m a d o r do cab allo s, al fu e rte E u m o lp o y a Celeo, caudillo de pueblos, el m in isterio de las ce re m o n ia s sag rad as, y les enseñ ó sus m isterio s: s a n ta s cerem o n ias que no es lícito descuidar ni escudriñar p o r curio sid a d ni revelar, pues la gran reverencia deb id a a los d io ses en m u d ece la voz. Dichoso, entre los hom bres terrestre s, el q u e los h a co n tem p lad o ; pues el no iniciado en estos m isterios, el que

118 120 EL HIMNO HOMÉRICO de ellos no p a rtic ip a, ja m á s gozará du igual s u e rte que aquel cu a n d o, d espués de la m u e rte, dcscicnda a la o scu rid a d tenebrosa. Y d esp u és de q u e o rd e n ó to d o la v en eranda de las diosas, am b a s su bieron al O lim po, a la reu n ió n de los dem ás dioses. Allí m oran, augustas y venerares bles, ju n to a Zeus que se com place en el ravo. F elicísim o aquel de los varones te rren ale s a quien ellas se dignan am ar! P o rq u e a ése al p u n to le envían com o h uésped c o n sta n te a P luto, el que rep ar te las riquezas a los m ortales. 490 M as, ea, tú que posees el pueblo de E leusis, p e rfu m a d o p o r el incienso, y Paros, c e rc ad a p o r las olas, y la rocosa A ntrón; oh venerable que nos haces esp léndidos dones y nos tra e s los fru to s a su tiem po, so b e ra n a Déos; tú y tu hija, la h erm o sísim a P erséfone, dad m e 495 benévolas una vida agradable com o re com pensa de este ca n to. Y yo volveré a acordarm e de ti en otro canto. Esta versión del H i m n o homérico a D e m e i o r es una adaptación elaborada a partir de las traducciones» que. por separado, hicieron Luis Scgalá Estalella y Rafael R a m í r e z Torres. Se ha cotejado con la q ue Danny Staples ejecutó para la edición en ingles.

119 VI. DOCUM ENTACIÓN L a V i s i ó n d e E l e u s i s H û y e n d ía la V ía S a c ra no tien e n a d a de sagrado, excepto cl nom bre. P arte cl cam i no d e Io que o tro ra fue la an tig u a ciu d ad de Atenas, en tre tendejones y edificios industriales, y pasa al través de suburbios m i s érrim o s m ie n tra s ascien d e le n tam en te h ac ia las p rim e ra s estrib a c io n e s de la c o rd ille ra que lim ita p o r el o cc id en te la lla n u ra ática. El v ia jero de la A ntig ü edad solía d eten erse cn la cim a, a d escan sar en u n b osquecillo de laureles c o n sagrado a A polo. T odavía en nuestro tiem po son tales árb o les los que d an n o m b re al lu g a r; sin em b arg o, hace m uchos años q u e se c o n stru y ó allí un m o n a sterio cristiano, con el propósito de b o rrar la m e m oria de aquellos viajeros paganos, y el pin ar que lo ro d e a es a h o ra el e scen a rio en que c a d a a ñ o se ce leb ra el F estival V inícola de D afne. De la cu m b re, el cam in o desciende a la fera 2 lla n u ra R arian a donde, según se decía, las g ram ín eas fu ero n cu ltiv a d as p o r p rim era vc2. E n la a c tu a lid a d e s ta llan u ra es la región m ás in d u strializad a de G recia, y aunque el cam in o sigue su tra y ecto orig in al a lo larg o de la playa, la estre c h a b ah ía de 121

120 122 DOCUMENTACIÓN S alam ina, donde un día los atenienses d erro ta ro n a la flo ta p e rsa, q u e e ra m uy su p e rio r a la suya, a h o ra se en c u e n tra congestio n ad a p o r los b u q u es p etro lero s allí fondeados p ara d e sc a rg a r en las la b e rín tic a s in sta lac io n es de alm acenam iento. El viaje a E leusis re p re sen ta b a u n a travesía al o tro m u n d o p a ra re c o b ra r de la m u erte a la h ija de la g en e ra triz de los gran o s, De* m e te r, cuyo d o lo r p o r la p érd id a filial podía s e r aliv iado sólo al tra v és del m iste rio del renacim iento. Es muy probable que el viajero que recorre la m oderna autop ista no pued a siq u ie ra lo calizar los arro y u elo s salobres que se creía m anaban de u na fuente su b terránea y que en o tro tiem po c o n stitu ía n la fro n te ra e n tre los d o s m u n d o s.1 Un hom b re llam a d o K rokon (k r o k o s = croco, azafrán) p a s a b a p o r se r el p rim e ro que h abía vivido del o tro lado, com o esp o so de la clcusina S esara, n o m b re que era un e p íte to de la terrible reina de los m uertos. Como es natural, solam ente los sacerdotes tenían el p rivilegio de p escar en a q u e llas aguas, pues eran ellos, los h ere d e ro s de aquel oficio, quienes reg u lab an el paso de la vid a a la m u e rte, un p a sa je que la fe clcu sin a c o n sid e rab a com o una unión m etafísica entre am antes al tra vés de una división de agua. E n E leusis m is- 1 Pausanias,

121 DOCUMENTACIÓN 123 m a la religion que c o n s titu ía la m e ta del v iajero en la A ntigüedad esta b a p ro te g id a de m ira d a s p ro fa n a s p o r las m u ra lla s del sa n tu a rio, y el d o gm a esencial e ra revelado únicam ente a aquellos que, bajo pena de m uerte, habían hecho votos de m antenerlo en secretu y se h a b ían so m etid o a u n p ro lo n g a d o aleccio n am ien to p a ra su iniciación. Y si bien las m u ra lla s se h an co n v e rtid o e n ru in a s y el tu rista m oderno puede entrom eterse lib rem en te cn la zona p ro h ib id a, el secreto no se e n c u e n tra ya cn ese lu g ar. Un siglo de excavaciones a rq u eoló g icas h a lo grado solam ente p o n er al d e scu b ierto los vestigios de un sa n tu a rio que fue d e stru id o no sólo p or el tiem po, sino p o r el odio en conad o de una fe rival, ya que los m isterios de Eleusis com pitieron dem asiado bien con la nueva religión y, fin a lm e n te, en el c u a rto siglo de la era cristiana, fueron violentam ente clausurados. después de casi dos m ilenios d u ra n te los cuales fu ero n el p rin c ip a l consuelo espiritual p ara todo el m undo helenizado. El tem plo profanado ha perdido su carácte r sag rad o ; h ace m u cho tie m p o q u e todos sus dioses m u rie ro n o fu ero n ex p u lsados. P ero en A tenas, u n o s seis m e tro s b a jo el nivel de la ciu d ad m o d e rn a, aú n podem os h o lla r u n tra m o de la V ía S acra, en el p u n to en que d e ja b a la p u e rta de la ciu d ad y p asab a p or entre los m onum entos del cem enterio an ti

122 124 DOCUMENTACION guo. C uando u n o se e n c u e n tra en el lugar de esta excavación la ciudad in tru sa desaparece y podem os c o n te m p la r d ire c ta m e n te la A crópolis, al través de los siglos. En el p an ta n o so te rre n o q u e se ex tien d e a los Jados del cam in o crec en cañav erales q u e florecen p ro fu sam e n te ; e n tre el c ro a r de las ran as a ú n podem os casi e scu ch a r los g rito s exul la n te s de los iniciados c u a n d o p a rtía n hacia E leusis, llam ando a la cco s (Ia k c h o s), com o e n el co ro eieu sin o de L as ranas, de A ristófanes. E ste la c c o s e ra q u ie n los g u ia ría a los m isterio s. E n u n a de las intervenciones del co ro en Io n, de E u ríp id es, ta m b ié n nos llega algo del reg o cijo p rim ig enio.2 Allí los in icia d o s h a b lan de la s a n ta sex ta noche, c u a n d o fin a lm e n te lleg arían al pozo sagrado, ju n to a la p u e rta del s a n tu a rio en E leusis. En ose sitio c a n ta ría n y d an z arían sin p eg a r los o jo s en toda Ja noche, en h o n o r de D ionisos y de la m a d re y la h ija sag rad as, D em éter v Perséfone. Y con su danza se m ezclarían tam bién el ciclo e stre llad o v la L una y todas las c in cu en ta h ijas de O céano, q u e sald rían de los ríos y del m ar. I-a n atu raleza a lu c in a to ria de esc u n iverso d anzan te e ra el p relu d io de lo que sería visto una vez que los iniciados pasasen d en tro de las m urallas del santuario ; pues allí, 5 Eurípides, Ion, 1074 s$.

123 DOCUMENTACION 125 confu n d id o s en la o s c u rid a d d e n tro de la sala de iniciació n, v eían algo q u e c o n firm a b a la co n tin u id a d d e la ex isten cia m ás a llá de la tu m b a, el " fin d e la v ida asi co m o su p rin cip io o to rg a d o p o r g racia d iv in a", según escrib ió el p o eta Píndaro.* Y p o r s u p u esto esto e s lo q u e h a c o n stitu id o u n d ilem a ta n te rrib le a c e rc a d e E leusis, y a q u e algo debe h ab e r sid o v isto allí. T odos los te stim o n io s antig u o s in siste n en eso; lo m ism o el a u to r del him no hom érico a D em éter que los trágicos Sófocles y Euripides.4 H aber visto lo sagrado, ta hiera: a s í e ra com o u n o p o d ía h a b la r de los m isterio s s in c o rre r p elig ro.2 H a sta ese m om ento el in iciado e ra u n m ystes, te n ia los o jo s ce rra d o s al m u n d o ; é h ab ía llegado a d ic h o e s ta d o al tra v é s de la in iciació n pre- 1 Pindaro, frag. 121 (Bowra). * H i m n o homdrico a Deméter, (2) 476-4Í2; Pindaro, frag. 121; StSfoclcs, frag. 837 (Pearson); Eurípides, H ipólito. 25. Andócides, De los m isterios, 31. * C f Frisk. Griechisch.es Etym ologisches W orterbuch (Heidelberg ), q u e hace proceder m ystes de m yo, u n verbo q u e significa cerrar'' por ejemplo los ojos para dormitar; u n m ysies es asi "alguien q u e c i e n a los ojos". Otras derivan la palabra de la idea de "cerrar los labios" o "cermpromelerse al silencio. Quizá sea pertinente advertir q u e el E d ipo de Sófocles pierde la vista mortal para ganar u n a visión m á s prolunda c o m o u n acto preliminar a la terminación de su vida, con tas claras connotaciones eleusinas que esto tiene.

124 126 DOCUMENTACIÓN p arato ria de los m isterios m enores, celebrad o s en A grai. P ero en E leusis te n ía la visión, la epopteia, y se c o n v e rtía en alg u ien que había visto, un epoptes. Sin em bargo los a r queólogos no h an e n c o n tra d o lo sag rad o, ta hiera, en E leu sis, a p e sa r de q u e ellos realm e n te e sp erab a n e n c o n tra rlo ; y a falta de u n o b je to d escu b ie rto cn las excavaciones los estu d io so s h a n p o dido e je rc ita r c a p rich o sam ente su fantasía acerca de lo que los m iste rio so s h ie ra h ayan sido: según algunos, reliq u ia s del p asad o m icónico, o sím bolos fálico s, o ta l vez las kteis, esto es, las pudenda m uliebria. Se su p o n e que esto s o b je to s sag rad o s se g u a rd a b a n en u n peq u eño edificio o en una cám ara aislada construida dentro 1 C. Kerenyi, Eleusis: Archetypal Im age of M other and Daughter (Bollingcn Series, n u m. lxv 4. N u e v a York. 1967; traducido del manuscrito alemán revisado por cl autor, a partir de publicaciones de I960 y 1962). Kerenyi tiene razón al señalar q ue las fuentes antiguas constantemente utilizan el* termino m yitai para los aspirantes a ios misterios mayores; n o lo habrían h e cho así cn caso de q u e los m ysta i se convirtieran cn tales sólo después de la iniciación mayor. G. M y l o n a s (Eleusis and the Eíeusiuian M ysteries, Princeton, N u e v a Jersey, 1961) afirma erróneamente q u e el aspirante se convertía en m ystes en Eleusis. Así, M y l onas se ve obligado a suponer q u e unos cuantos de ellos proseguían hasta llegar a ser epoptai tras u n a s e gunda iniciación en Eleusis. N o existe ninguna prueba de dicha segunda iniciación.

125 D O C U M EN TA CIO N 127 d e la sa la d e in ic ia c ió n ; e n cl m o m e n to d e ]a r e v e la c ió n ej h ie r o f a n te a b r ia u n a p u e r t a y m o s tr a b a lo s ta hiera, e n m e d io d e u n a in tensa luz.* P o r s u p u e s to e s to e s lo q u e el h ie r o f a n te " d e b e r ía " h a b e r h e c h o, p e ro e n ta l c a s o p o co s in ic ia d o s p o d r ía n h a b e r lo v is to, y a q u e el telesterion o sala de iniciació n, según p u e d e v e rs e c o n b a s e e n lo s h a lla z g o s a r q u e o ló g ic o s, n o e r a u n t e a t r o y te n ía a d e m á s o t r a s d e s v e n ta ja s p a r a e x h ib ir la s a c tiv id a d e s del h ie r o f a n te. E l te m p lo fu e r e c o n s tru id o y a m p lia d o e n v a r ia s o c a s io n e s p a ra d a r a c o m o d o al c r e c ie n te n ú m e r o d e in ic ia d o s, p e ro al t r a v é s d e to d a s e s a s m o d if ic a c io n e s se m a n tu v o u n d is e ñ o e s e n c ia l: el telesterion e ra u n e d if ic io r e c ta n g u la r c o n s tr u id o e n to r n o d e u n a c á m a r a m u c h o m á s p e q u e ñ a, ta m b ié n r e c ta n g u la r : el anakíorott o " m o r a d a d e l s e ñ o r. E n el ú l ti m o telesterion, p o r lo m e n o s, el te c h o q u e s e e n c o n tr a b a s o b r e e s te anaktoron e r a u n a lin te r n a q u e c o n s titu ía la ú n ic a e n tr a d a d e lu z d e l e x te r io r y- p e r m itía c ie r ta v e n tila c ió n p a r a la s a n to r c h a s y fo g a ta s. La p o s ic ió n to p o g rá f ic a d e l anaktoron se m a n tu v o v irtu a lm e n te c o n s ta n te e n el Plutarco, Temistoclcs, 15; De profectu in virtute 81 d-e; San Hipólito, Refutatio omnium haeresium, 5.8,40: cf 1a luz que inunda el palacio dc M eianira en Eleusis cuando entra Dcm ctcr: Himno hom úrico a Dcm éior, 2.189,

126 D O C U M EN TA C IO N curso de las sucesivas reconstrucciones, en el m ism o sitio en que se alzara, en tiem pos micénicos, el prim ero de tales edificios. Su ubicación relativa dentro del telesterion, sin em bargo, varió de un período a otro. En uno de los costados del anaktoron había una puerta a cuyo lado estaba el trono del hierofante, techado y de alto espaldar, que lo protegía del gran fuego que había en el in terio r del anaktoron. El perím etro interior del telesterion consistía en varios peldaños apoyados contra los m uros. En ellos los iniciados posiblem ente se sentaban o perm anecían de pie, m ientras otros se acom odaban tal vez en el piso de la sala. La línea de visibilidad quedaba obviamente obstruida desde m uchos ángulos. El bosque de colum nas que sostenían el techo, ci alto espaldar del trono del hierofante, la propia cám ara sagrada, todo obstaculizaba la visibilidad; m uchos de los aspirantes que estaban dentro de la sala hab rían encontrado im posible observar lo que hacía el hierofante en el m om ento de la "visión". Los hiera, sin em bargo, parecen haber sido fácilm ente transportables, ya que de ordinario se conservaban dentro de la cám ara y cuando eran llevados fuera del santuario, en las procesiones, tenían que ir ocultos en cestos cerrados. Alcibiades pudo m ostrarlos sacrilegam ente a un grupo de amigos en su

127 L A M IN A S

128 !. Espigas de trigo en oro. Muestras del arte de los orfebres que ocasionalmente se encuentran entre los vestigios de la antigua Grecia.

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130

131 Epoca de 0 Siglo v a. C. Época Pisistrato helenística, y de sus hijos. 6. Mapa de los vestigios excavados en el santuario eleusino. A Telesterion.

132 7 La Unión Sagrada: Perseo y Medusa, que ha "perdo la cabeza. Obsérvense los hongos arriba, a la izquierda.

133 8. Frutos de Claviceps purpurea (a tamaño natural). En la Antigüedad, el color púrpura se relacionaba con los sobrecogedorcs poderes del inframundo, y así a Hades se le atribuye cabello púrpura en el himno homérico a Deméter (347). Hacia el final del himno, tres veces se nos dice (360, 374, 443) que la vestimenta de Deméter es "púrpura oscuro". En la Antigüedad, "púrpura" significaba carmesí.

134 9. Una herbolaria escarce harina sobre un jardín de phalloi.

135 ID. Lekythos, que muestra a Triptólemo coronado con su reina, Perséfonc o Deméter: el grano eleusino y la libación que cae interrumpen la línea que separa jas dos figuras en dos reinos diferentes.

136 II. Vasija kernos, para la ceremonia cleusina. 12. Triptólemo parte, en su misión prosel i tizadora. con Iaccos, Deméter y Perséfone.

137 13. Cariátide de los Propileos Menores (interiores). Sobre la cabeza lleva el kiste sagrado, decorado con la vasija cleusina.

138 DOCUMENTACION 129 casa de A tenas." A unque la p ro fan ac ió n fue un g ran escán d alo, n ad ie osó ja m á s ac u sar a los sacerdotes de h ab er actuado com o cóm plices p a ra p e rm itir q u e los hiera salieran del san tu a rio. E n realid ad, au n q u e no todas las fu en tes in sistiesen en que en E leusis ocu* rría u n a visión, los esp ecialistas en G recia no h ab rían encontrado dificultades para reco n o cer que los hiera no n ecesa riam en te se relacio n aban con o b je to s específicos, sino con el d o m in io to ta l de lo sag rad o, con la ex* pericncia y el rito de la relig ió n.10 Se dice que H éraclès fue más preciso acerca de lo q u e se veía: e ra la p ro p ia Persdfone. E n u n frag m en to de un p a p iro afirm a que no req u ie re de la iniciación, p u esto que 1 ya vio a la diosa cuando descendió al H a des.11 S egún E u ríp id es, fue e s ta visión lo que le p e rm itió triu n fa r so b re la m u e rte y re to rn a r, al igual que la diosa, del u ltram u n - do.u Al llegar a este p u n to debem os reco rd a r Plutarco, Alcibiades Cf el uso de b frase ta hiera en el seudo D e m ó s - tcnes ("Contra N'aura'') ss. 11 Papiri della Reale Univcrsitá di M ilano, vol. I, ed. A. Vogliano. p Milán, 19Í7. Cf W. O u o. T h e M e a n i n g of the Eleusinian Mystery, The M ysteries (Bollingcn Series, n u m. xxn 2, N u e v a York, 1955: trabajos seleccionados del Eranos-JaUrbïtcUcr), pp La m i s m a tradición acerca de que Heracles [ve a Perséfone en el H a d e s se encuentra en Λρο lodoro, '** E urípides. Heracles, 613.

139 130 DOCUMENTACIÓN d e nuevo q u e la cá m ara de iniciación no e ra u n a sala de te a tro. E n los lib ro s co n ta b les de E leusis no apare ce n in g ú n reg istro sobre g asto s de u tile ría o de ac to res. N o esl p resu m ib le tam p o co q u e los griegos, que tuvieron un a expresión d ram ática tan refin ad a, h u b ie se n caldo en la utilizació n de a l gún tru c o escenográfico. Lo q u e veían no e ra un a c to r sino la p ro p ia P erséfone, un sch em a ti, u n a fo rm a o ap a rien cia de alguna clase su sp e n d id a so b re el piso, según dice u n a u to r.11 P lató n, m ás ex p lícitam e n te, las llam ó phasm ata, o apariciones fantasm ales.'4 La sala de iniciación se llen ab a de e s p íritu s, com o lo re g istra P au san ias c u a n d o nos c u e n ta cóm o alguien llegó d esp u és de que la cerem onia ya había com enzado, y a consecuencia de ello p erd ió la vida.13 S in duda a la expectación que n atu ralm en te desperta b an tales celebraciones en E leusis se debe la a b u n d a n c ia de testig o s que a firm a ro n h a b e r v isto u n a n ube de polvo alzarse sobre la Vía S acra, así com o h ab e r escu ch a d o los gritos de Iaccos cuando los m isterios fueron,:isopatros (C. Walz, Rhetores g ra e d v m. p. 123), con la rectificación de Lcnormant. H Platón, Fedro, 250 C. Q u e Platón está, contraponiendo su versión de la visión mística a la de Eleusis se encuentra confirmado por su uso cn este contexto de los términos tnyesis y epopteia para los dos niveles de iniciación. 1:Pausanias

140 D O C U M EN TA C IÓ N 131 celebrados únicam ente por los espíritus, ya que todos los atenienses hablan huido ante el ejército invasor de los persas." Resulta claro que en la sala de iniciación se provocaba una realidad alucinatoria. Y como tal visión fue ofrecida anualm ente en una fecha fija, en ocasiones incluso a tres mil iniciados un núm ero m ayor que el de la población de una aldea ordinaria en ese tiempo parecería obvia la utilización de alguna droga enteogénica. Como desdeñosamente nos lo revela el padre de la Iglesia Clemente de Alejandría, los hiéra en los cestos místicos eran en realidad sólo alim entos de diversas clases.1'1 Así, Alcibiades y los demás que Fueron convictos de sacrilegio en 415 a.c. seguram ente no habrán tenido dificultades para adquirir los hiera para sus celebraciones seglares, pues tales profanam ientos, según se descubrió, habían ocurrido repetidam ente en un ám bito social, en tre grupos de amigos que se em briagaban19 en cenas20 celebradas en 10 H erodoto, A ristid es, Oración panatenaica, 373. l* Clem ente de A lejandría, Protrepticus, 2,lfi, Plutarco, Alcibiades, 19; L isias, Conira Andocides, 51. ls ó c r a tc s, 1616; cf la c o m e d ia de F c rc c ra te s La cocina o a cena de toda la noche, q u e p a r o d ia b a los su c e so s o c u r rid o s en la c a s a d e P u ly lio n, d o n d e ac o n te c ió u n a de la s p ro fa n a c io n e s m ás n o to ria s: cf el com entario de D. M acdowcll sobre la obra

141 132 DOCUMENTACION alg u n as de las ca sas m ás a risto c rá tic a s de la c iu d ad. Y p o r su p u esto sab em o s q u e bebei u n a poción especial, el ky keo n, e ra u n a parte esencia] de los m isterio s.4' Los ingredientes de e s ta b eb id a se e n c u e n tra n co n sig n a d o s en el him n o h om érico a D em éter: cebad a {alphí), agua y m enta {g lcchon). " W atkins ha revelado q u e los ingredien tes y los p rocedim ientos p a ra la p re p a ra c ió n de tales pociones ritua* les o m ágicas en G recia m uestran correspond en cias precisas en c u a n to a las fórm ulas em p lead a s en el ritu a l de la som a en los V edas; concluye q u e no puede tra ta rs e de coincidencias, sin o que rep re se n ta un indicio de q u e el p a tró n griego re fle ja las libaciones ritu a le s de la relig ió n indo-irania. L a som a es u n a b eb id a e n te o g ín ic a, una poción m ixtu ra d a siem pre p o r u n a m u je r o señalada com o fem enina m edian te la inclusión d e j e - che, y que siem p re s e.s irv e en u n a vasija especial p ara s e r b eb id a p o r p articip an tes que se e n c u e n tra n sen ta d o s.21 E n c u a n to a de Andócidos Da lot m isterios (Oxford, 1962), apon dicc N. 21 Clemente de Alejandría, Protrepiicus, K H i m n o homérico a Deméter, ^ C. Watkins, trabajo leído en 1977 ante grupos de lingüistas en Yale y en Oxford: Watkins com' para la p ó cima do Circc ( H o m e r o, Odisea, ss. 314 u ), cl kykeon de D e m é t e r ( H i m n o homérico, 2.210], y la bebida de Néstor ( H o m e r o, hada, ss). ndo-f.iiropean Studies III, Calvert Watkins

142 DOCUMENTACIÓN 133 estas c o rresp o n d en c ias form ales, es interesantc a d v e rtir q u e la ce re m o n ia de m ezclar la poción sag rad a e ra llevada a cabo p o r sacerd o tisas y q u e la sala de iniciación en E leusis ofrece espacio ad e cu ad o p a ra que los iniciados se se n ta se n en las h ileras de p eld a ños que se h allan alin ead a s co n tra los m uros interiores. A dem ás, h ab ía u n a v asija especial que s e r vía p a ra las libaciones con kykeon. P o r d e s gracia el nom bre de dicho vaso no se' conserva en el him no a D cm eter, pues hay una laguna de u n as v ein tid ó s a v eintiséis lineas por causa de una rajad u ra en ei m a n u scrito,31 p recisam en te en el p asa je en que D cm dtcr recibe la pócim a. E n un him no órfico,* ' donde el kykeon es servido p o r Baubc y no p o r la m b e, la v asija recibe el n om bre de angos, es decir, el te rm in o genérico p ara "vasija" o cuenco, al que se agrega un epíteto que p o d ria s u g e rir que se e n c o n tra b a hecho de m etal. V ario s de tales vasos se en cuen tran en las decoraciones eleusin as, d o n de parecen se rv ir com o el em blem a m ism o de los m isterio s. La v asija, según pued e verse en la C ariátide de Eleusis, era una elegante omp., Science C e n te r, Cambridge, Mass.. julio de 1977, pp. 46Í49S. ** Cf N. J. Richardson. The Hontcric H ym n to Demetar, Oxford, 1974, p 'Himno órficu. frag. 52 (Korn).

143 134 DOCUMENTACIÓN c o p a con dos asas, so b re u n pic y con tapa d era; en ocasiones en jas asas se e n trelazaban espigas p a ra in d ic a r el sim b o lism o de la pócim a, y la ta p a d e ra scí sellab a con uní c u e rd a o un Jisión, al p a re c e r con el p ro p ó s ito de aseg u ra rla m ie n tra s la v asija e n llevada de un lu g a r a o tro ; a veces las copa* ap a re cen en eq u ilib rio so b re las cabezas d( m u jeres.5 P odem os su p o n e r con c ierto grade de certeza que los iniciados beb ían la po ción de u n vaso com o esos. Ya que las vasijai parecen h a b e r sido llevadas a los m isterios es p ro b ab le q u e c a d a iniciado d eb iera p ro veerse de su p ro p ia copa, q u e tal vez con serv aría d esp u és com o u n recu e rd o de la ocasión, p u es de o tra m a n era h a b ría n sido encontradas en m ucho m ayor núm ero durante las excavaciones que se han llevado a cabc en E leusis. La m ezcla de la p ócim a e ra p a rle de la cerem o n ia que se ce lebraba u n a vez q u e los iniciados hab ían in g re sa d o a la sala de inh ciación. Allí e n tra b a en ju e g o o tra vasija] llam ada kernos; su fo rm a y su sim bolism o nos a y u d a n a re c a p tu ra r el sig n ificad o del rito y de la poción. S u n o m b re p arec e p ro venir de tiem pos prehelénicos,2* y se utilizaba en el cu lto a la g ran d io sa R ea. la Tableta de Niinion, M u s e o Arqueológico Nació nal de Atenas. Cf Frisk, Griech. Etym ol. Wort.

144 D O C U M EN TA C IO N 135 m adre de Z eus/8 Es probable que el kerch* ttos fuese el mismo recipiente,*8 nom brado así por la m anera de m anufacturarlo, "golpeando" o repujando el m e ta l;30 adem ás, ese vaso se hallaba vinculado con las gram íneas, pues en ocasiones el kerchnos es com entado como equivalente a kegehos, "gránulo, "sem illa de grano", o "m ijo".3' E ncontram os mención a tales kerchnoi áureos en los registros del tesoro conservado en el Eleusinion de Atenas;15 un buen núm ero de kerna (plural de kernos) han sido encontrados en Eleusis. Estos kerna consisten en un cuenco central rodeado de varias copas menores fijas a su derredor, las que según se supone contenían una variedad de productos animales y vegetales (o, con mayor precisión: salvia, semillas de adorm idera blanca, granos de trigo y de centeno, chícharos, algarrobas, semillas de híbisco, lentejas, frijoles, arroz, avena, fruta seca, miel, aceite, vino, leche, huevo y lana virgen).33 Tales productos, sin em bargo, deben haber tenido un significado simbólico con respecto a la sustancia contenida en la vasija central, pues» G lo sas al p o e m a de N ic a n d ro. Alexipharmaca, 7.8, Í Inscriptiones Graecae I , o Cf K erenyi, Eleusis, apcndice 2, 31 A n a x an d rid es, 41.27; G aleno, 18 (I).574; H e siq u io, 35IG I2. 313, T ratado de Polem ón sobre el S agrado velloc in o d e Z eu s 1, c ita d o en A ten eo, e-f, 478 c-d.

145 136 D O C U M EN TA CIÓ N en algunos modelos de kernos que se conservan, las copas periféricas se encuentran reducidas a un m ero trazo incapaz de contener nada. Lo im portante era el contenido de la vasija central, y el kernos lo presentaba como una especie de culminación de los m undos animal y vegetal. Por otra parte, la form a del kcrnos lo hace poco apropiado para beber; en apariencia se trataba de un cáliz que contenía algunos ingredientes im portantes para la cerem onia de la mixtura. Durante Ja iniciación, el hierofante tom a ba el kernos (o los kerna) dej santuario o tabernáculo y lo entregaba a Jas portadoras del kernos", las sacerdotisas que danzaban con la vasija en equilibrio sobre la cabeza, al parecer con candelas encendidas en algunas de las copas p eriféricas/' al m enos en los casos en que el kernos estaba m anufacturado de m anera apropiada. Parece ser que a continuación tales m ujeres presidian la mezcla efectiva del kykeon en vasijas llam adas kernot, de las que puede presum irse que eran mayores, a propósito para preparar la gran cantidad de poción que haría falta para llenar los num erosos vasos de los que a continuación bebían los iniciados. La naturaleza tóxica de la bebida queda indicada por el hecho de que tanto los kerna como los her- Pólux,

146 DOCUM EN TACION' 137 iîoi eran llamados krateres (cuencos para la mezcla) de los m isterios : de ordinario el krater se utilizaba para la m ixtura cerem onial del vino, bebida que se hallaba proscrita en Eleusis; sin embargo, tal seria el térm ino con que podría esperarse que fuera designada la vasija en que se mezclasen otras bebidas, sobre todo si, al igual que el vino, eran embriagantes. Polemón, un filósofo de la era cristiana, describió cómo el hierofante oficiaba en una de estas comuniones cleusinas: L u e g o el h i e r o f a n t e e j e c u t a la in ic ia c ió n y to m a la s c o s a s d e l a c á m a r a, y la s d is tr ib u y e a to d as las q u e llevarán el kentos en d e rre d o r en el b a ile.. D e s p u é s, a lz a n d o s u kernos p o r lo a lto, a la m a n e r a d e q u ie n lle v a e l liknon, o c a n a s ta d e a b a le a r, p r u e b a e s a s co sas.10 Asi pues, el hierofante iniciaba la libación; en seguida los iniciados seguían su ejemplo m ientras aguardaban, escuchando sus cánticos en el telcsterion oscurecido» el m om ento de la revelación: una visión inequívocamente inducida por lo que habían bebido, ya que la acom pañaban síntomas propios de las experiencias con entcógenos, como el sudor frío " E sco lio s a l poem a d e N ic a n d ro, Alcxipharmaca, 217. se Citado en Ateneo, d.

147 138 D O C U M EN TA C IÓ N y una sensación de vértigo.3' El significado de tal experiencia había sido reafirm ado por m eses de rituales. En Eleusis, el adoctrinam iento final había incluido la m anipulación de los objetos sagrados que encerraban los kistai, los cestos tapados de los m isterios que los iniciados habían traído consigo a lo largo de la Vía Sacra. Aquí tam bién nos parece descubrir un simbolismo sem ejante al de la guarnición de las copas del kcrnos, que revela una com pleja estructuración de los reinos vegetal y anim ado que se derivaría de la celebración de los m isterios: pues, según se nos dice, estos kistai contenían panecillos sagrados de diversas formas y significados, bolas de sal, granadas, am apolas, ram as de higuera, una serpiente, el thyrsos, objetos característicos de las vidas diversas de lo masculino y lo femenino, y los emblemas místicos del Dionisos m cnádico y de Temis, la diosa que ratificaba su divina aprobación al m undo que su rg iría /8 Estos actos rituales, los llam ados dromena de la iniciación, eran acom pañados por palabras recitadas, los logomena. Todas estas cosas eran secretas, y lo que sabem os de ellas por fuentes tardías procede de gente que no entendía su significado o no quería m olestarse en averiguarlo. «P lu ta rc o, fra g. 178 (E s to b e o , p H ); T e m is iio, Oración, Clem ente de A lejandría, Prairepticus

148 D O C U M EN TA C IO N 139 La naturaleza de la droga del kykeon tam bién debe haber sido p a rte del secreto, de las aporrheta o cosas que no deben ser dichas; pero según Aristóteles los m isterios eran más bien una experiencia y no algo que se aprendiera. Básicam ente eran arrheia, o inefables. Ambos niveles de prohibición atañían a los m isterios. La droga y los mitos etnobotánicos en los que intervenía, program aban a los iniciados para una revelación homogénea, pero en esencia incomunicable; un conocim iento tan profundo que rara vez necesitaba ser repetido. Los alim entos terrestres adquirían valores emotivos y sim bólicos, y recibían connotaciones que tenían ramificaciones mágicas en las estructuras fundam entales de la sociedad civilizada y en su correspondencia con las realidades m etafísicas. La vida mism a crecía como una planta, rediviva de la m uerte, la inevitable estancia en la oscuridad ctónica; y los dioses bajo y sobre la tierra, lo mismo aquellos cuyo privilegio era m orir eternam ente que los que vivían por siem pre, se reunían reconciliados entonces, En tal mediación los granos, la planta cultivada por excelencia, era el príncipe fundamental, el héroe que sucumbía y que repetidamente se alzaba en el reino celestial para * A ristóteles, írag. 15, citado por Sinesio, Oración, 48.

149 140 D O C U M EN TA C IO N m itigar la angustia de la diosa Demetcr por la m ortalidad de todas sus criaturas. Alphi, una espiga de cebada, era la revelación final en Eleusis.4ú Mas para com prender los m isterios debemos prim ero sentir la pérdida y reconocer a los herm anos más oscuros del principe. LOS MISTERIOS MENORES En Agrai, a orillas del Iliso, un iniciado se convertía prim ero en un m ystes al través de la imitación del rapto de Perséfonc por Hades. *' Esto se realizaba durante el anlhestcríoii, el mes de las flores, que más o menos correspondía a nuestro febrero y que en Grecia es el frío tiempo del invierno en que los bulbos florecen. Perse'fone se encontraba recogiendo (lores en un lugar llamado Nisa, con las hijas de Océano, cuando encontró un rtarkissos de cien capullos que la m adre Tierra, en conspiración con el señor de la m uerte y su herm ano el señor de los cielos, había preparado especialm ente para ella.1- Y así comenzaron los m isterios, pues la planta era " San H ipólito, Refutatio omnium hacrcstunt E sco lio s a A ristó fa n e s. Pluio. 1013; A le n c o m e n c io n a q u e D u ris, un h is to r ia d o r d e S a m o s d el sig lo IV o π J a.c c iia u n F rag m en to d e u n n o d a vn q u e Du-m clcr lleg a a c e le b ra r los m iste rio s d e s u hi in; S an H ip ó lito. Refutatio, 5.8. Λ1 Him no hom érico a Dcm éler

150 DOCUMENTACION 141 narcótica y su nom bre, según creían los griegos, se derivaba del adorm ecim iento que provocaba; 44 así P erséfo n e fue llevada al tra v és del agua en su m a trim o n io sagrad o al reino de la m uerte. D urante la dom inación tu r ca, en las faldas del H im eto, en A grai, se e n c o n tra b a aú n en pie u n pequeño te m p lo con u n friso q u e p re se n ta b a el ra p to de las doncellas llam a d as H y acinthidae, h ija s de la flo r de h y a k in th o s.* * U na de esta s Hyac in th id a e e ra O ritya.4" que fue fo rzad a p or B oreas en esc lu g ar. El n o m b re de O ritya es un ep íteto que cla ra m e n te se aplica a u n a m ujer que experim enta el éxtasis en una m ontaña, y P latón recoge u n a versión racion alizada de esta h isto ria, según la cual la m u chach a fue sim p lem e n te desp eñ ad a do la m o n tañ a p o r el viento m ien tra s jugaba con u n a c o m p añ era Mamada F arm akeia, esto es, "el uso de d ro g as.4" El nieto de esta,j Plutarco b. Sobre tas cualidades tóxicos de la plañía, c f Dioscóndes. De m alcría medien, N o hay furina do saber con seguridad si el narkiskos era en realidad el N a rd stu s poeticus, con el q u e de ordinario se le identifica; algunos m i e m bros del genero Narcivxns son efectivamente venenoso;;. 11.os fragmentos q u e se conservan se encue ntran ahora en el Staatlichc Museen. de Rcilín. ' Fanodemo. íra<j. 4 (Jacoby). Platon. F a im. 229 c, La denigración ile la unión emáliea de Oritya va de acuerdo con el lo io general del diáluio, pues el caso o m i s o q u e Si'.crales

151 142 DOCUMENTACIÓN O rity a fue E um olp o, cl h erm o so c a n to r, q u e fue el p rim e r h ic ro fa n te en E leu sis.4*' El h ijo de este ú ltim o fue K eryx, el "h e ra ld o ", de quien p rocedía la segunda de las dos fam ilias sa cerd o tale s eleu sin as.41 E sta s tradi- hace de) intento de Pedro por seducirlo, al igual que la crítica que lanza contra el tratado de Lisias sobre el amor, tienen la intención de servir de preludio a la presentación de una versión diferente del delirio amoroso, según la cual éste se dirige hacia una visión mística en los reinos celestiales antes que en los clónicos. El hecho de que los misterios menores, como los mayores, pudieran también ser celebrados sacrilegamente parecería constituir una prueba más de que en las ceremonias de Agrai <}e alguna manera se utilizaba una droga (escolios a Aristófanes. Las aves, 1073*1074). 4Í Pausanias, 1.3SZ La genealogía de Eumolpo constituye una clara alegoría, ya que su madré, la hija de la compañera de Farmakeia, era Quione, la nieve, que durante el invierno se encontraría en Agrai, * Pausanias. I.3U.3. Los propios Kcrykes proclamaban ser descendientes de Aglaura. También esta genealogía tiene un sentido herbario, ya que Aglaura, la noble", era una de las hijas del primer rey ateniense. Estas muchachas se hicieron cargo del hijo adoptivo de Atenea, Ercctco, que era mitad hombre y mitad serpiente y que había nacido de la tierra, de la simiente de Hefesto. La diosa les había dicho a las jóvenes que no abrieran la canasta en que estaba encerrado F.recteo, pero ellas le desobedecieron y al m irar al niño fueron presas de una locura mortal (Pausanias ; Eurípides, fon, 21 ss, 270 «). Algunñs versiones afirman que en realidad las muchachas murieron por causa de la

152 DOCUMENTACION 143 ciones son inequívocas. Los sa cerd o tes clcusinos p ra c tic a b a n alg u n a clasc de h erb o riz a ción, y el ra p to ex tático de P crséfo n c o currió en el ám b ito de la recolección ritu a l de alguna p la n ta b u lb o sa con p ro p ie d ad es m ágicas o cnteogenicas. E sto se co n firm a con lo que o c u rre en L as nubes, de A ristófanes, donde u n a iniciación a lus m isterio s es p a ro d ia d a com o u n a b ú s q u ed a de b u lb o s m ie n tra s los p e rso n a je s se d irigen a tien ta s h acia el inf ra m u n d o /8 C abría tam bién record ar que E urídice, mordedura de Ja serpiente (Apolodoro ). Creusa. la reina ateniense, se encontraba en compañía de estas muchachas, recogiendo flores de krokos, cuando concibió a Ion (Eurípides, Ion, 889). un héroe cuya tramuslancialidad con una flor venenosa constituye la base etimológica de su nombre (cf C. Ruck, "On the Sacred Names of lamos and Ion: Ethnobotanical Referents in the Hero's Parentage, The Classical Journal, 71/3, 1976, pp ). Aristófanes. Las nubes, ; cf 255 ss, para comprobar que la escena lleva el propósito de parodiar la iniciación a los misterios. El bulbos es equiparado con el narkitsos en seudo Dioscóridcs, Materia medica, Obsérvese que un plato de gachas preparadas con bulbos" es un afrodisiaco en La asamblea de mujeres, 1091: el misino kykcoti es un afrodisíaco en La paz, 712. ^E urídice murió a consecuencia de una mordedura de serpiente, cuando huía de Arístco (cf Virgilio, Geórgicas, ss.; etc.), "el mejor", que fue concebido cuando Apolo raptó a Ci rene y la llevó

153 144 DOCUMENTACIÓN C reu saai y H elen a48 recogían flores cuando exp e rim e n ta ro n el enlace sag rad o con la m u e rte. E sto s ritu ale s ex tático s v inculados con flores c o n stitu ía n u n a tra d ició n m uy an tig u a en la relig ió n griega, y es p o sib le e n c o n tra rle s p re cedentes en el período m inoano.5* a Libia (Plndaro. Piticas, 9). Ya que nació en otro mundo, podemos sospechar que su nombre es un epíteto del señor de dicho mundo; de manera si milar, los griegos llamaban al siniestro lado izquierdo "el mejor''. "E urípides, Ion, 889. Creusa se encontraba recogiendo flores de krokos (azafrán). Así mismo, Europa estaba cortando flores cuando Zeus, bajo la forma de un toro que "resoplaba krokos, la arrebató a otro mundo (Mosco de Siracusa, 2.63; cf escolios a Homero, Hada, ; Heslodo, frag. 140, Merkelbach y West). 39 Helena estaba cogiendo flores de rhodon cuando fue arrebatada a Egipto (Eurípides, Helena, 243 ss), cl pats en donde, según la tradición, aprendió cuanto sabia sobre drogas (({omero, Odisea, ), Lo que Europa estaba cortando era también rhodon, o "rosa" (Mosco de Siracusa, 2.7Û). También Oritya se encontraba recogiendo flores cuando fue raptada (Ouerilos de Atenas, frag. 5. Kinkel). Un comentario más amplio del tema del rapio de una doncella mientras coge flores, y de las connotaciones ctónicas de (as flores particulares en tales relatos, aparece en Richardson, The Home ric Hymn to Dtmetcr, C/ la sortija con sello procedente del circulo de tumbas A, de Micenas. hacia 1500 a.c.. Musco Arqueológico Nacional de Atenas, num. Pi 992: un grupo de mujeres ofrecen flores a una diosa que se

154 DOCUMENTACIÓN 145 La identidad del rap to r en estas experiencias e x táticas no era un secreto, pues au n q u e se le llam a Hades, com o el señor de los m uertos. H eráclito nos p ro p o rcio n a la in form ación de q u e b a jo tales c irc u n sta n c ia s D ionisos era su eq u iv a le n te /1 Así podem o s e n te n d e r p o r q u é fue e r N isa donde P erséfonc recogía flo res, ya q u e D ionisos era, según su etim ología, el Zeus o Dios de N isa: la fo rm a q ue el d io s celestial asu m ía c u a n d o se c o rp o rizab a en co m plicidad con su h e rm an o m enor. Aun sin el te stim o n io de H eraclito, sin em bargo, deberíam os haber sospechado la presen cia de D ionisos. pues él era la deid ad de las s u sta n c ia s em b riag an tes, y sus devotas, las m énades, e x p e rim en tab an la posesión extática durante su culto. Tam bién ncuenira sentada bajo tin árbol sagrado, al que sacuden para extraerte su poder metafísica; la naturaleza sagrada di? la escena la indican el Sol y la Luna, brillando simultáneamente sobro una capa de nubes, y el hacha doble que aparece bajo este lei:ócneno cósmico y que es un:» expresión análoga del punto atemporal donde coinciden muerte y renovación: a lo iargo de un lado, en sentido opuesto al árbol, seis cráneos de toro culminan en la apoteosis de una figura masculina suspensa en el airii. Sortija con sello que procede de Isopata, Museu de Hcractión: un grupo de mujeres danza entre flores; subre ellas aparece la apoteosis de una diosa, a cuyo lado hay un ojo que revela la naturaleza visionaria del suceso. * Heródito, fra ;. 15 (Dicls).

155 146 D O C U M EN TA CIÓ N e s la s m é n a d e s re c o g ía n p la n ta s e n lo s c o lla d o s, se g ú n p o d e m o s d e d u c ir lo d e s u e m b le m a, el thyrsos, u n a p é r líg a d e c á ñ a m o r e lle n a d e h o ja s d e h ie d r a. T e o f ra s to c o n s ig n a q u e lo s r e c o le c to r e s de h ie r b a s a c o s tu m b r a b a n g u a r d a r la s q u e c o r ta b a n en c a ñ a s h u e c a s, c o m o la s del c á ñ a m o, p a r a c o n s e r v a r la s f r e s cas.'' y la h ie d r a q u e Jas m é n a d e s g u a r d a b a n e n s u s ih yrso i e r a c o n o c id a e n la A n tig ü e d a d p o r s u s p ro p ie d a d e s e n te o g é n ic a s.^ A d e m á s, N isa e ra el n o m b r e g e n é ric o p a r a el l u g a r e n q u e se c e le b r a b a n lo s r itu a le s m o n a d i c o s " Teofrasto, Historia plantarum, 9.16,2. '* N icandro, Ate xi pitar maca, 2.176; cf Plinio, Historia naturalis, Cf Him no hom érico, 26.5, etc. H abía una Nisa en el Parnaso (Servio, en Virgilio, Eneida, 6.805; glosas a Esquilo, prólogo de lun persas. 2), o tra en el Helicón (E strnbón ; cf Hom ero, [liada, 2.508), y una en Eubca (Sófocles, Antigona. 1131; E uripides. Las bacante* Dionisos nació en una Nisa vecina al Nilo (H ieino, 1.8 ss), y en una Nisa en E tiopia th eróduto, 2.146, 3.97) y en una Nisa en Arabia (Diodoro Siculo, 3.66J ), al igual q u e en o tra en Libia (Diodoro Siculo, ) y en o tra en Eseitia {Plinio, Historia naturalis. 5.74). En C aria habia una Nisa con cu lto a Demiícer, Core o Pluto, en un lu g ar llam ado cl Prado, en donde se celebraba la unión sacra de la doncella (Es trabón, ). Tam bién en Nisa, Licurgo, como un nuevo Pentco, jw stguió a las monades para oponerse a sus desmane* (Momcru. Iliada, 6,130 sç). Adem as Nisa era el nom bre de las ayas de Dionisos (Terpandro. frap. 8; igualm ente, en un vaso arcaico d e Sofitos, A t -

156 DOCUMENTACIÓN 147 y existe u n a sem e jan za e n tre esta p a la b ra y las que significan dorm ir, desposorio y hiedra. Las m énades no eran solam ente m ujeres 1 em b riag ad a s, sin o m u jeres enloquecid as. El lenguaje griego no d istin g u ía e n tre locura y i be.tachera, p o rq u e D ionisos e ra el dios de to d as las s u stan cias em b riag an tes y no sólo del vino. La razó n de su vínculo con to d a s las p la n ta s enteogdnicas d ebe b u scarse en la natu ra leza del vino griego an tig u o. C om o sucede con el de casi todos los pueblos p rim itiv o s/'9 chaologisch'cpigraphische Minlieiiungen ans Oesterreich'Ungarn, 14, 1889, lám. 1). s La etimología de Nisa no es muy segura, mas ai parecer se encuentran relacionadas con dicho termino las palabras nystazo, "cabecear y dormitar", una reacción que podría atribuirse al narkissoi, y nysos, una palahra iracia que significa desposada", así como nysso, picar". En las tradiciones botánicas, la planta de Dionisos misma, el kissos o "hiedra", era llamada nysa (seudo Dioscóridcs. Materia medica, 2.179). Con frecuencia el nombre de Dionisos se toma en el sentido de "Zeus de Nisa" o el Desposado Divino. 9Respecto a la tecnología aplicada en la Antigüedad para la producción de vino, cf R. Billiard, La Vigne dans l Antiquité. Lyon, 1913; D. y P. Brother well, Food in Antiquity, Nueva York-Washington, 1969 = Ancient Peoples and Places, vol. 66; C. Curtcl, La Vigne et le Vin chez les Romains, Paris, 1903; R. J. Forbes. Studies in Ancient Technology, Leiden, 1965, vol. 3; Forbes, "Chemical. Culinary and Cosmetic Arts'1. Λ History of Technology (Eds. C.

157 148 D O C U M EN TA C IÓ N el vino griego no contenía solam ente alcohol como única sustancia em briagante, sino que por lo común era una mezcla de varios principios tóxicos. A pesar de las tendencias puritanas de los estudios clásicos, podem os esta r absolutam ente seguros de esto. Como el arte de la destilación no fue conocido en Europa sino hasta la Edad Media, el contenido alcohólico del vino griego no podía exceder de un catorce por ciento, concentración a la cual el alcohol de la ferm entación natural resulta letal para la levadura que lo produce y por consiguiente acaba con el proceso. La única m anera de p reparar vinos más fuertes es reforzando la bebida con alcohol adicional, aislado m ediante el alquitaram iento; la simple evaporación ac no elevaría el contenido alcohólico del vino, ya que el alcohol, cuyo Singer, E. H olm yard, A. H all). Oxford, 1956, vol. I. cap. 1!. pp ; Forbes, Short History of the Art of Distillation, Leiden, 1948; H. Hodges. Technology in the Ancient World, Londres. 1970; E. Hyams, Dionysus A Social History of the Wine Vine, Nueva York, 1965; A. N euburger, The Technical Arts and Sciences of the Ancicnts1 Nueva York, 1969, reim presión de la edición de 1930, traducida del alem án; C. Sel (man. Wine in the Ancient World, Londres, eouna m ayor concentración de alcohol podía obtenerse tam bién congelando el vino y desechando los crisiales de hielo; este m étodo se seguía en las regiones nórdicas, pero los griegos no lo conocieron.

158 D O C U M EN TA C IO N 149 punto de ebullición es inferior al del agua, sencilla memo escaparía por el aire, dejando el producto final m ás flojo y no m ás concentrado, El alcohol mismo era desconocido, y en el griego antiguo no existe palabra para nombrarlo. No obstante lo anterior, el vino griego era muy em briagante y puede suponerse que la causa de ello eran otras toxinas. En la Odisea, de Homero, por ejem plo, el protagonista em borracha a Polifemo con un vino tan fuerte que de ordinario se m ezclaba con veinte partes de agua.í] M añosamente, Odiseo no diluye el vino para el m onstruo. En Los cíclopes, de Eurípides, Polifemo se em briaga sim plem ente al probar ese mismo vino sin d ilu ir,i3 En la época de Plinio todavía existía este vino y un cónsul rom ano inform ó haber descubierto que para beberlu sin peligro hacia falta mezclarlo con por lo m enos ocho partes de agua.13 En general los griegos consideraban que todos sus vinos eran dem asiado embriagantes para beberlos puros, y acostum braban diluirlos con agua; la proporción más popular era una parle de licor p o r tres de agua."1 En la Antigüedad un connoisseur ' l Homero, Odisea, ] t. *- E urípides, Los cíclopes, 145 ss. Plinio. Historia naturalis, 14.53: cf Julio Polux, Ateneo, ss.

159 150 DOCUM EN TACIÓN debía saber cómo mezclar los vinos para producir efectos p articu lare s/1* ya que puede m ostrarse que las diversas toxinas en los diferentes licores inducían resultados diametralm cnte opuestos/' Un poeta cómico, por ejemplo, describe una reunión social en que la ingestión de pequeñas copas de vino rebajado provoca estados progresivos de embriaguez; la tercera copa es bastante para adorm ecer a los invitados; más allá de esc límite el resultado es la locura/ ' En un sym posium, fiesta en que se bebía por motivos sociales, la intensidad de la em briaguez era regulada cerem onialm ente por el director o symposiarchos, quien decidía la proporción en la cual serían rebajadas las bebidas. Λ un lado de las toxinas vegetales, cualesquiera que fuesen, que hubiera infundidas en el vino/ ' la cerem onia de la m ixtura ofrecía una oportunidad de m odificar las propiedades de] licor, añadiéndole ungüentos y espe- Alcxis. frae. 9-1 fl-dm onds). Por ejem plo, el vino do Taso era do d o s clases, una coi» propiedades.somníferas, la o tra estim ulante (Plinio, Historia ti aturdís ). P ara o tra s m uestras do los efectos contradictorios de los.vinos, cf Eliano. Varia historia, 13.6; Teofrasto. Historia plantarum, é.lfi.10; Ateneo, Eubulo. frag. 94 {Edm onds). 'A Cf los llam ados "vinos h e ñ id o s o he pinito: oinoi. Ateneo

160 DOCUMENTACIÓN 151 cias, según e ra la c o s tu m b re /* Los testim o n io s a n tig u o s acerca d e e sto s u n g ü en to s p e rfu m a dos in d ican su n a tu raleza enteogénica. Así m ism o pueden citarse declaraciones que prueban q u e c ie rta m e n te a! vino se le ag reg aban h ierb as e m b ria g a n te s /0 Λ ta les p ru e b a s se s u m a la d escrip ció n q u e la Odisea h ace de H elena co m o la a n fítrío n a p erfe c ta, cuando en su casa en E sparta a! vino añade nepenthes, q u e tal vez fuese o p io.11 Y en Electra, de E urípides, se hace una m ención especifica de u n vino m u y fu erte q u e en peq u eña ca n tid ad se a g reg a b a al lic o r o rd in a rio p ara h acerlo m enos f lo jo /9 A la ca lid ad d e u n vino se le llam a b a su flo r"/* y u n vino "d eficien te *9 Eliano. Varia historia, I2J1; ef Difilo. frag (Edmonds). El "incienso" o ibatioies provocaba la locura y. si se bebía en grandes cantidades, mezclado con el vino, hasta la muerte (Díoscórídcs, Materia medica, 1.81). La "m irra" o smyrna era un soporífero (Dfoscóridcs. 1.77), como también lo eran el "acciie de mejorana" o amarakoti (Dioscürides. 1.68) y el "accitc tic azafrán" o krokos fdioscórídes. 1.64). Además. PUnio observó que. añadido a! vino, el ciclamino aumentaba las propiedades tóxicas de la bebida (Historia naturalis ). El mismo autor atenta que asi mismo la adelfa se añadía al víno con el propósito de intensificar sus virtudes embriagante*: la raí2 era tin soporífero y la savia causaba locura (Historia nafuraiis, 21.45). Hcmcro, Odisea ss. :s Eurípides, Electro, : Jcnofontc, Hellenica,

161 1S2 DOCUMENTACIÓN en flo r d aba m u e stra s de su fa lta de calid ad p o r la em b riag u ez que p ro v o c a b a /' Tal flo r no pued e h a b e r sido el aro m a o el b o u q u et del vino, com o lo llam a ríam o s ah o ra, ya que puede m ostrarse cóm o el vino griego an tiguo, al igual que la reisina en n u e stro s días, olía so b re todo a b rc a,t; al p a re c e r p o r causa del m aterial utilizado p ara lacrar los recip ientes e n que se g u ard ab a. Los vinos reservados p ara propósitos religiosos eran aú n m ás tóxicos que los que se bebían en reunio n es sociales pues, según P latón, con ellos se p re te n d ía p ro v o c a r la lo c u ra.se Los vasos p ara la ce re m o n ia m enádica de las lencas m uestran cóm o se agregan h ierb a s al vino sa g rad o d u ra n te la m ix tu ra, en p resen cia d c la efigie del dios D ionisos. La toxicidad e x tra o rd in a ria del lico r no di- :λ Aristófanes, Las ranas. 11 SO. Aristófanes. Los acarnicnses, 190 y escolios. Platón, citado en Diógenes Lacrcio, T: August Frickcnhaus, Lctuienvasen, 72 Winckel* manns Programm (Berlín. 1912). Otros ejemplos aparecen mencionados en A. Picard-Cambridge, The Athenian Dramatic Festivals, p. 30. Oxford, Estos vasos muestran n los devotas del dios en estados de éxtasis o de locura, mientras mezclan el vino en un krater, o "vasija para mezcias \ en una mesa tras de la cual se yergue el pedestal enmascarado del dios. Encima de la mesa, o pendiendo de ella, hay diversas plañías y hierbas. Una vasija presenta inclusive a una mujer que añade al krater una pizca de alguna hierba.

162 DOCUMENTACION 153 luido o frece p ru e b a s ad icio n ales de que a los vinos griegos se les añadían o tras sustan cias vegetales. E n c ierto ep ig ram a se d escrib e cóm o un tal E ra six en o falleció después de b eb e r só lo d o s co p a s seg u id as de vino sin d ilu ir /8 Y en u n a co m ed ia del siglo v a.c. un personaje que bebe únicam ente una copa prepara su testam ento antes de ap u rar el lico r. w P o r o tra p a rte, de v ario s filósofos se decía que al fin al de su s d ia s b eb iero n vino p a ra a p re s u ra r la m u e rte.10 Un h is to ria d o r consig n a u n co n c u rso d e b eb e d o re s que es una p ru e b a m ás de la v iru len cia del vino an tig u o, pues todos los p a rtic ip a n te s p erecieron: alg u n o s de inm ed iato ; o tro s varios días después; el vencedor, que tam bién falleció, d io c u e n ta de c u a tro ja r ro s d e vino sin diluir.*1 Se su p o n e q u e fue esta clase de licor lo que trastorn ó irreversiblem ente a Cleom e nes, el rey dem ente de E sp arta." In clu so po d em o s e n c o n tra r p ru e b a s de que en ocasiones el vino griego e ra enteogénico. En las a n tc stc ria s, un festiv al en h o n o r de D ionisos que sin s e r p a rte de los m isterio s se h a lla b a en alg u n a fo rm a relacio n a d o con :a Ateneo, = AntholORia palatina, T!1Hermipo, írag. 44 (Edmonds). '"Diógencs Lacrcio, 2,120; 4.44, 61, 64; 7.184: Cares de Miíilcne, citado en Ateneo, ( = írag. 118, Müller). Herodoto, 6,7S-S4; Aicncc,

163 154 DOCUM EN TA CIO N las cerem onias de Agrai,* so mencionaba específicamente que en el vino había una droga"1 causante de que se abrieran los sepulcros y los espíritus de los difuntos pudieran regresar a Atenas para un banquete, droga cuva naturaleza cnteogénica se descubre en m uchos de los vasos chocs que reproducen escenas de la festividad.9' En Los acarmenses, la com edia de Aristófanes, uno de los personajes desea a su enemigo un mal viaje a las antesterias, con la esperanza de que tropiece con alguna visión desquiciante Aún 'Un relieve encontrado en el lecho del río Iliso (M useo Arqueológico N acional de A tenas) m uestra la llegada a Agrai de Héraclès y H erm es para la iniciación; am bos llevan chocs : las v asijas en form a de ja rra características del segundo de los tres dias que duraba el festival de las antesterias. " P lu tarco, e. *a P ara u:i catálogo de estos vasos, y com entarios sobre ellos, cf G. van Hoorn, Chocs and Anthcstería. Leiden, *" A ristófanes. IjOS acamicnscs Se considerab a que el origen de la co stu m b re d e beber de los chocs había sido la visita del O restes en lo quecido a Atenas, d u ram c el festival. Com o se encontraba m anchado p o r la sangre del asesinato de su m adre, C litem ncslra, que lo perseguía con una jau ría de dem onios vengadores procedentes de Hades, lus atenienses n o podían co m p a rtir con él, en pie de igualdad, el vino ν los alim entos del festival; de m anera que instituyeron la co stu m b re de ofrecer la hospitalidad no en una m esa com ún, sino en m esas y con ja rra s de vino individuales.

164 DOCUMENTACIÓN 135 más ex p lícita es la escena con que com ienzan la s avispas, pues en ella dos esclavos in te n ta n huir de su la m en tab le condició n b ebiendo una pócim a llam a d a " s ab acio, n o m b re de un (personaje tracio análogo a D ionisos: el brebaje los induce a ex p e rim e n ta r lo que llam an lun cabeceante sueño p e rsa", d u ra n te el cual líen cosas ex tra ñ a s.81 A dem ás, cn teógenos tan bien conocidos com o la m a n d rag o ra y el bclleño e ra n a m enudo co m p arad o s con el vino, respecto a la em briaguez que provocaban. procedimiento que do entonces en adelante siguió radicándose Cn el festival, para que los espíritus l'jc viniesen a comer a las antcstcrias pudiesen ser jienvenidos aunque conservados a una distancia idecuada, Λ menudo los vasos choes muestran es :cnas de este banquete, ya que cn ocasiones re presentan al turbulento visitante o a la jauría ctóni- :a que interrumpe el ágape. Orestes era arquetípico lie! huésped demoniaco y salvaje cn lina francachela; cn Jjos acamienses el coro, mientras se [dispone a disfrutar de la bebida en el jolgorio, naldicc ni coregu que olvidó pagarles en el festival de tos lencas: le desean que un lebrel del Hades le arrebate los calamares que está cocinando y que en la noche, cuando regrese a casa enfebrecido y alucinado, un Orestes borracho y demente le aplaste el cráneo, y que al buscar algo con que repeler el ataque encuentre solamente un pedazo de csliéreol. 'Aristófanes, Im s avispas, 12 ss; cf 213 para ma indicación de Que lo que alteraba la visión jera algo que se bebía. Las bayas oscuros y jugosas de la mandragora

165 156 DOCUMENTACIÓN Al igual que en todas las dem ás culturas, lo: herbolarios griegos utilizaban procedim iento! m ágicos p a ra re c o le c ta r las p la n ta s. A pesai de su n atu ra le z a e x tra lite ra ria, vario s aspee tos d e esta tra d ic ió n p u eden ser recu p e ra dos. Así, p o r ejem plo, se creía q u e las planta! se c o n ta m in a b a n e n tre sí p o r la m e ra vecin dad. El heléboro, pues, tran sm itía su droga a las u v as c o n las q u e se p la n ta b a 8" y po: ta l ra 2 Ón los viñedos de E lca p ro d u cían ui lico r e m acia n te y diurético.**1 T a m b ié n las serp ie n tes co n ta m in a b a n a las p la n ta s cor su p r e s e n c ia 111 o, a la inversa, a d q u iría n si p ro p io veneno al in g e rir h ie rb a s tóxicas.*1 A lgunos asp ecto s de esta s tra d ic io n e s her (Atrojfû belladonna) solían ser comparadas con lai uvas, tamo por su apariencia como por su efecto hipnótico (Jenofonte, Symposium, 2.24; Teofrasto. Historia plantarum, 6.2.9; Hcsiquio, s.v. mandra gora). El beleño {Hyoscyamus niger) tenía tambica un efocio "como el del vino" (Plinio, Historia na turclis, ; cf 15.30, 23.94); la intoxicación qui producía ora como una borrachera (Dioscórides, De materia medica, 6.15). El beleño era en realidad una bebida ordinaria que se consumía por sus virtudes embriagantes (Jenofonlc, Oeconomicus 1.13), sobre todo por los jóvenes (Ferecrntes, frag. 71 Edmonds). *a Teofrasto. Historia plantarum, 9.8.8, <"*Dioscórides, De materia medica, Nicandro. Alextpharmaca, 521 as; P)inio, Historia naturalis ,2 Virgilio, Eneida,

166 DOCUMENTACIÓN 157 M olarias se e n c u e n tra n p a rtic u la rm e n te relacio n ad o s con las cerem onias de A grai y con fel cu lto del dios D ionisos. Las p la n ta s en leogén icas e sta b a n al p a re c e r v inculadas con an im ales p a rtic u la re s, de los que se creía que p ro te g ían a la p la n ta y perso n ificab an iu poder espiritual.'11 Así, por ejem plo, Dionisos tenia m anifestaciones taurinas. La rea,por ejemplo, del "hcl<?boro negro" se decía que tra tan potente que podía intoxicar a quienes lo irrancaban. si permanecían demasiado tiempo en la Lirea, pues su toxina podía absorberse al través de λ piel (Tcofrasto, Historia plantarum, 9.Í.6). Para contrarrestar los efectos narcóticos de la planta, quienes la arrancaban comían ajo, bebían vino sin luir, oraban a Apolo v a Esculapio, y observaban [I vuelo del águila, ave que era considerada el animal guardián de la planta (Tcofrasto, Historia ríatuartim, ). En el caso del beleño {Hyoscyamus niger, etc.) y del si/p/muti («na sustancia pii ica. comestible, probablemente compuesta de varios ingredientes vegetales importados de África), so irnarraba a la planta un ave, de manera que fuese (I animal más que el coscchador quien la arran- :ase y por consiguiente atrajera sobre si la animosidad de la planta {Eliano, Varia histeria. 9.32). La planta mágica glykyside o "granada dulce" (?) estaba relacionada con el pájaro carpintero y de- :ía ser cortada por Iu noche, pues de lo contrario rl animal guardián le arrancaría los ojos al herbolario, o incluso cometería sodomía con él, poli* [ro que deja ver que en la recolección de la planta id practicaba alguna clase de mimesis erótica (Tcorasto, Historia plantarum, 9.8.6; cf Plinto, Historia siuralis, 2S.29).

167 1S8 DOCUMENTACIÓN colección do p la ñ ía s e ra u n a ca cería y la prc pia planta, lo m ism o com o criatu ra de 1 tie rra q u e com o fu en te de la p o sesión extá tica, te n ía u n a id e n tid a d sexual que exigí alg u n a fo rm a de m im esis eró tica. E n un v asija e x tra o rd in a ria m e n te explícita, una her b o la ria ap a re c e cosech ando un h u e rto d p lm llo i01 A grai, donde se c e leb rab a n los mis terios m enores, era el coto de caza de 1 diosa A rtem isa y recib ía su n o m b re p o r lo agra, los d esp o jo s de la cacería. D isponem o de u n a d escrip ció n lite ra ria de ta l clase d reserv a en H ipólito, de E u ríp id es: en est tra g e d ia el héroe v irg in al rin d e trib u to a s; id o la tra d a A rtem isa en un ja rd ín dedicad; a la caza, m ovido p o r u n a casta m odcsti (aidos). P ero su m a d ra s tra, F edra, sucum b co n su m id a p o r un a p a sio n ad o e ilícito am o p o r él, desde el m om ento en que lo vio po * Vaso pchke del siglo v a.c., (Musco Británicc num. cat. in, 387, núm. F. 819): un grupo à plantas aparecen como phûilûi que crecen de I. tierra; una herbolaria esparce sobre ellas harir< de algún tipo que loma de un eoíre pequeño, segú parece, como un aelo preliminar para corlarlas. Un mención literaria cspcciíica de ia mimesis erotic se encuentra en la Olímpica sexta, de Píndaro. do; de la mujer flor Evadne, entre orgásinicos dol; res de parto, da a luz un niño prodigioso. Jamo, u futuro nigromante cuyo nombre es derivado por < poeta de ios, o "toxina'', y de la flor ion fcj Rucl "On the Sacred Names of lamos and Ion ).

168 D O C U M EN TA C IO N 159 prim era vez en Atenas, adonde el joven había ido para experim entar la visión de Eleusis; ella anhela reem plazar a Artemisa com o el objeto de la devoción de Hipólito en ese prado de m odestia virginal. Una vez que ella revela su am or al joven y es rechazada, el pudor o aidos la lleva a m atarse tras sim ular que, cual o tra Perséfone, ha sido violentada por su enam orado. Aidos, este principio de pudor, es el sentim iento que produce lo sacrosanto, aquellas cosas que pueden ser descubiertas solam ente en un ám bito apropiado. Tales, por caso, son los órganos sexuales, los pudenda o, según los llam aban los griegos, los aidoia.as Además, Artemisa tenia funciones Pueden observarse o tras indicaciones de un tema religioso botánico en la tragedia. La m uerte de H ipólito será conm em orada m ediante u n rito en que ias doncellas llorarán la perdida d e ese joven virgen, en el m om ento m ism o en q u e ellas abandonen el puro jardín del m uchacho al través de la transición hacia la m aternidad (Eurípides, Hipólito, 1425). La m uerte de Hipólito, sin embargo, es un contrapeso p ara el destino d e Adonis, el am ado de Afrodita, un varán que asi m ism o se en contraba vinculado con un jard ín p articu lar y con un ritual llam ado el adonia, en el que las m ujeres lam entaban su m u erte (bajo la form a d e tiestos m architos;, desde el punto de vista del fuego ardiente de la sexualidad de ellas. H ipólito es un hijo ilegítim o cuya presencia resq u eb raja la solidaridad m atrim onial; del m ism o m odo. Adonis era sacrificado ritual m ente para restab lecer la castidad

169 160 DOCUMENTACIÓN ritu ale s y religiosas co rresp o n d ie n te s al rito de tra n sic ió n de la d o ncellc 2 a la m a te rn i d ad ; y cn la lite ra tu ra trágica el tem a de la unión de Ja doncella con H ades ocurre repetidam ente en un lugar lleno de flores y consa g ra d o a Artemisa.** de las esposas, amunnzada por Jn fascinación que ejercía el modo do vida de las cortesanas (cf M. Détienne, Les jardin % d Adonis, París, 1972). El encuentra de Fcdra c Hipólito en el contexto de ios misterios eleusinos apunta un tema eleusino en ia tragedia. Por ejemplo, en Ifigenia en Aulide, de Eurípides, la doncella es unida cn matrimonio con la muerte, en un lugar consagrado a Artemisa ( ). Sus esponsales cn aquella vega florida io fueron con Hades, y en Ififienia en Táuride (o sea, "en el lugar del pueblo del toro ), del mismo poeta, Ifigenia aparece en olro inundo, un mundo con connotaciones dionisiacas donde desempeña el papel de una sacerdotisa de la muerte al servicio de una efigie de Artemisa puesta cn cautiverio; tanto ella como Artemisa serán rescatadas por sus hermanos, Orcstcs al servicio de Apolo, el hermano de la diosa. El ritual celebrado en Brauron {la moderna Vraona) queda establecido ni final de la tragedia (1446 ís) y confirma el hecho de que la obra comprende el tema del rapto y la resurrección de la doncella. Probablemente Ifigcnia era otra Ciguración de la propia Artemisa (Pausanias, ; Hesiquio). Se dccia que en Brauron un oso había sido sustituido por Ifigcnia para que fuera muerta en el sacrificio (escolios a Aristófanes, Lisísiraia 645); cn Brauron, para honrar a la efigie rescatada, mujeres y doncellas ejecutaban una danza, como "osos",

170 DOCUMENTACION 161 Las tra d icio n es h e rb a ría s ta m b ié n a trib u ía n a las p la n ta s em ociones que el h e rb o lario d eb e ría m itig a r m e d ian te o p eracio n es adecu a d as, con el p ro p ó sito de e lim in a r la h o s tilidad que d espertaría en ellas el trau m atism o d e la m u e rte al s e r c o rta d a s. Así, una m ism a planta podía producir efectos co n trad ic to rio s según cual fuese su a c titu d.5* Al quizá porque ios hábitos de invernación de este animal lo hacían un símbolo apropiado de la penosa experiencia crónica de la doncella. Por ejemplo, el hdeboro era considerado lo mismo un antídoto que una causa de la locura (Menandro, frag. 69, Edmonds); las mujeres usaban la planta como adorno (Nicóstrato. írag. 33, Edmonds; Aristófanes, frag, 321.6, Edmonds), y la esparcían alrededor de las casas para ahuyentar a los malos espíritus. Se ie llamaba también melampadian, por el cabrero Melnmpos, o pies-negros", quien supuestamente había curado de su locura a las hijas de Proteo. Una dualidad semejante de las toxinas se refleja quizá en la literatura trágica, mediante la oposición de la embriaguez placentera alcanzada en el seno de la ceremonia comunitaria del simposio, con. la experiencia asocial o no ritualizada de la borrachera enloquece dora (cf Sófocles, Filoctctes, Ayax; Eurípides, La locura de Héraclès, Las bacantes). Como una prueba más de los efectos duales de una droga podemos citar a Teofrasto, quien cuenta cómo algunos herbolarios podían mezclar el akoniton (Aconitum anthora, etc.) con vino o con miel, de manera que no causara efectos nocivos, y también podían prepararlo de otros modos, con el propósito de que fuese fatalmente letal y provocara la muerte en

171 162 D O C U M EN TA CIÓ N parecer, las ménades procuraban apaciguar y dom inar a su dios al través de la personificación de diversos papeles, como sus m adres, ayas y, finalm ente, sus desposadas. La m a dre de la droga preparaba la pócim a. Sobre ella caería la responsabilidad del asesinato. En contraste, las otras ménades eran ]as buenas ayas de] dios, que se ocupaban de atender al niño, abandonado por su cruel madre. Cuando lo ingerían, el niño había crecido hasta hacerse hom bre y sus antiguas nodrizas se convertían en sus desposadas, poseídas por la droga en un sentido erótico."* El niño y el am ante eran por supuesto una m isma persona, y así a m enudo se decía que las ménades habían devorado a sus propios hi cicrio m om cnio predeterm inado, inclusive dos años después de la adm inistración de la dosis (Hisloria plantarum, ). Him no hom érico, 26. O bsérvense tam bién las actitudes duales de quienes atienden a la droga en la tradición de las Farm ácides. o h ijas de la droga": dos grupos de m ujeres, uno bueno y o tro perverso, que Hera creó en Tebas cuando nació H eracles (Pausanias, 9.II.2). Una represent ación sorprendente de la transustancialidad botánica de H eracles puede ver.se en un vaso griego (F rank Brom m er. VflSi Hfj'sfeH zur griechischeit leldensage D I] donde el héroe aparece atendido por H era quien, por o tra parte, es el m ayor de sus enem igos en una m ontaña: Atenea, que acaba de entreg ar el héroe a H era p ara que lo cuide, está ofreciendo a la diosa una planta.

172 D O C U M EN TA CIO N [63 jos, o habían ingerido a Dionisos crudo, baja alguna form a anim ada/"0 El papel de la m adre era el desafortunado, pues si llegaba a participar en el éxtasis la posesión podía destruirla. Así, se decía que Semele, la madre prototípica de Dionisos, fue encañada por H era que. disfrazada como una de las ayas, la indujo a que deseara d isfru tar a su amante en la plenirud de su gloria: la descarga del rayo que la destruyó y engendró al niño.1 También se decía que concibió a Dionisos al ingerirlo bajo la furnia de un brebaje preparado con el corazón del dios."*5 Más tarde ella fue rediviva por ese mismo hijo, que dio a su personificación más oscura, Hades, una ram a de m irto en reconocimiento del desposorio que la redim ió de la m iieric.1 ' Después de su redención ella recibió el nom bre do Tione (Thyone), epíteto Plutarco. 299 e; E lía no. Vari» historia. 3.42; Apo- (adoro ; Nonnos, ss si s. Cf la (wiophac'ia o "in.ccstióit cruda", que caracterizaba ciertos II si i nos dionisiacos. Ovidio, Metamorfosis, 3,278; Hiçino, Fabnfac. 167, 179; Nonnos, $.193 ss. '-M isino, fabutac Escolios a Aristófanes. Les runas. 330; escolios a P indaro, símicas. 3S8. I.us iniciados, com o xuivdc con lus de Aristófanes en Las ranas, llevaban tales ram as cuando se dirigían a re d a m a r a Perse Tone.

173 164 DOCUMENTACION que describí; su unión m enádica.,e< Un tra ta m ien to lite ra rio de tal m a te rn id a d trágica puede verse en la presentación que hace E uríp id es de Agave, la h e rm an a de S em ele, en L as bacantes, c u a n d o ella re to rn a de la en lo q u ecid a cacería con la cabeza de su h ijo en las m anos y se in c o rp o ra al jo lg o rio con el o tro g ru p o du m énad es, que no tien en un p aren tesco de co n san g u in id ad con el d io s.10* E sta s cara cte rizac io n es m enád icas pueden verse en n u m e ro sa s v asijas griegas, donde las m u jeres cosechan al dios niñ o o danzan en to rn o a su cabeza, q u e crece de la tie rra e n tre o tra s p la n ta s. E n u n vaso, las m énades u tilizan d ire c ta m e n te m anos de m o rte ro p a ra a ta c a r a O rfco, quien en cierto s asp ecto s es análogo a D ionisos; se decía que, u n a vez d ecapita d o, su cabeza te n ía v irtu d es p ro fetices.i0* Con frecuencia las vasijas m uestran 101 Himno homérico, etc. Iúi En la obra, los dos grupos en jolgorio: los extranjeros, beatíficos asiáticos, y los tebanos sinvergüenzas. deben paradójicamente unir los aspectos duales de sus experiencias con el dios, en una sola banda orgiástica, al final de la tragedia (1167).,Λλ Una hydria procedente de Ñola, Archaologische Zeitung, núm. 26, 1888, pp. 3-5, lám. 3 (= ilustración núm. 5 en Roscher, s.v. Orfco): Orfeo atacado por una mujer tracia con un mortero, en presencia de un sátiro. Las pinturas de otros vasos muestran su profctica cabeza, que también aparecía en la tragedia Las basdrtdes, de Esquilo.

174 DOCUMENTACION 165 ta m b ié n a las m énades en com p añ ía de] dios ad u lto, a veces c o ro n a d o con c á p su las de opio; o bien e x p e rim en tan d o la p o sesión eró tic a al través de las lascivas proposicio n es de los itifálico s sá tiro s del dios. O tras veces ellas danzan, im itando aves, lo cual rep resen ta la id e n tid a d a n im ad a y el a rre b a to de la d ro g a.iúa C ontam os con u n a m ención específica de tales p ro ced im ien to s ritu a le s, celeb rad o s en A grai, en las llam a d as "acciones m im éticas so b re la h isto ria de D ionisos" que, según se dice, se rep re sen ta b a n en el co to de caza que h a b ía en las fald as de] H im eto : u n a m o n tañ a sin á rb o les ni anim ales p ero céleb re en la A ntigüedad, com o hoy en día, por su abund an cia de h ie rb a s.ie" TRIPTOLEM O Y LOS MISTERIOS MAYORES Así, n o debe s o rp re n d e rn o s q u e D em éter, a su lleg ad a a E leusis, rech a z a ra la copa de vino tin to que su huéspeda le ofrecía, pues el 101 A. D. Trendall, Frühitaliotische Vasen, lám. 24: Dionisos, como Agree, el "cazador, atendido por ménades y coronado con cápsulas de adormidera. Amphora ática de figuras rojas, de hacia 470 a.c., Boston Museum of Fine Ans, núm : ménade danzando y sátiro que toca la flauta.,mc7 el apartado Sobre Dionisos en Eleusis, páginas 213 ss.

175 166 DOCUMENTACION d o lo r p o r su h ija d esap are cid a, P erséfone, no le perm itiría p articip ar del cuerpo del ra p to r.110 En cam bio, ella propuso una clase d i ferente de com unión, la del sagrado kykaan. E! him no hom érico, n u e stra m ás p rim itiv a fu en te lite ra ria so b re E leusis, p re se n ta el m ito sagrad o, que culm ina con la in stitu ció n de los m isterio s m ayores. La h is to ria c o n sta de tre s p artes. La p rim era n a r ra el ra p to de P erséfone m ien tra s c o rla b a la p la n ta b u lb o sa en c o m p añ ía d e las h ija s de O céano, una indicación te m ática del v ia je in m in en te que la llevará al través del agua al rein o c ló n i co, un v iaje sin ó n im o de la m u e rte de su id e n tid a d a n te rio r com o doncella. D esde el p u n to de v ista psicológico to d o m a trim o n io es una m uerte, pero en sociedades más ríg id am en te e s tru c tu ra d a s que la n u e stra Id doncella era literalm ente relevada de su pa- " A Lo m i s m o sucedo con las Orinas, que personificaban las antiguas exigencias clónicas del derecho m a t e r n o v no ofrecían vino en los sacrificios. E n Edipo en Colono, de Sófocles, c u a n d o el protagonista, nacido en invierno (Aristófanes, Í a s ranas. 1190) y concebido durante u na borrachera, casado con su propia madre, se a p r oxima al lugar de su muerte, u n a m u erte en la q u e h ay cienos d ó m e n l o s de los misterios clcusinos (Ι663Ί666), el poeta exalta.su sobriedad (100) en el m o m e n t o en que F.dipo entra al bosquccillu de las Urinas, d o n d e su ceguera mortal terminará t o n una visión final mientras ca m i n a hacia la entrada d d otro m u n d o.

176 DOCUMENTACIÓN 167 p d y su s activ id ad es a n te rio re s al p a s a r a la cautividad de su nuevo g u ard ián." 1 Como se creía que Océano rodeaba el m undo h a b ita d o, cl y sus h ijas s e ñ alab an la ú ltim a fro n te ra, m ás allá de la cual se ex ten d ía el o tro m undo. E n la lite ra tu ra griega a b u n d a n los ejem p lo s en q ue el v iaje p o r agua se relacio n a con el trá n sito a o tro m undo. El d esp o so rio de la doncella con la m u e rte es el p re lim in a r p a ra el v iaje a T roya en las tra g e d ia s de E u ríp id es so b re Ifigenia, asi com o la m u e rte sim ila r d e P olixena, sobre la tu m b a de A quiles, es p recisa p a ra que se alce el viento q u e llevará a las tro y a n as de regreso a G recia, para su cautividad a m a nos e x tra n je ra s, en H écuba. Un ejem p lo m ás in trin c a d o es el q u e o c u rre en L as traquinitis, de Sófocles: D eyanira, h ija de Eneo, el " fa b ric a n te de v in o 1', es c o rte ja d a p o r un río o p o r c ria tu ra s en un rio; a u n q u e H eracles, s u m a rid o, la ha rescatad o do.s veces, olla m a n tie n e una te m ero sa am b ig ü ed ad resp ecto a su papel com o m u jer, v en un in te n to p o r re c u p e ra r el afecto de H eracles ex p erim en ta con u n a droga cuyos efecto s no conoce y que ad q u irió en su nuche de boda*, sólo para i n C. Kcrcnvi y C..Hiny. lîxsays ou a Sitares of Mvíluíloay The Myth of the Divine Child <nul the Mysteries of Eh'usis. N u e v a York. 1949, cit.. traducido de 1a edición a l e m a n a de 1941; S. Pomeroy, W hores, ll'nvi, and SUivvs {Londres. 1975), 62-é5.

177 D O C U M EN TA C IÓ N encontrar que la destrucción que cjla ha causado de su com pañero es el com plem ento de la destrucción que ella siem pre tem ió de él. En Prometeo encadenado, de Esquilo, inm e diatam ente antes de descender al Hades el héroe es visitado, m ientras se encuentra en cadenas, por Océano y las hijas de este, en el últim o extremo del m undo; y la presencia de tales visitantes nuevamente sugiere un ám bito herbario, ya que el fuego que Prom eteo robó a Zeus es descrito m etafóricam ente lo mism o como una flor que como una droga, el origen de toda la ciencia de los h o m b res;112 un hurto que, a la m anera de un herbolario, ocultó en una vara de cáñam o hueca, tras engañar al dios mediante un subterfugio realizado en un lugar llam ado Adormidera o Mekone Tras el viaje de Perséfone al través del agua, en el him no hom érico se describen dos diferentes respuestas a su rapto. Prim ero Deméter, con el anhelo de una estasis que anularía la posibilidad de perder algún día nuevam ente a su hija, intenta convertir en inm ortal a uno de los principes eleusinos. Cuando esto fracasa. Deméter enseña el misterio de la mortalidad y del renacer a Triptolemo. que es otro de los príncipes eleusin* Esquilo. Prometeo encadenada, 7, 473 s.t, etc. 11'Hesiodo. Teogonia, 536.

178 DOCUMENTACION 169 nos, y según alg u n as versio n es h erm an o del p rim e ro.1,4 La identidad precisa de T riptólem o era p arte del secreto cleu sin o, y P au san ias el v iajero nos c u e n ta cóm o e ra su intención escrib ir m ás acerca de las d ife ren tes v ersiones sobre el origen de T rip tó lem o, c u a n d o u n a visión que tu v o en un su eño le a d v irtió que no d ijera m á s. " F ue T rip tó le m o quien p rim ero sem b ró g ra n o p a ra c u ltiv a rlo, v ia jan d o de un confín a o tro del m undo cn un carro volador tira d o p o r se rp ie n te s.'** S u cred o era la sem illa ren acid a, la cebad a o alphi, p a la b ra que pued e re m o n ta rse a una conju n ció n fo r m u laria en in d o e u ro p eo p a ra los a lim e n to s cu ltiv ados cn o posición a los n atu rales: m eli; esto c :\ m iel. 17 La cebad a que se em pleaba en las cerem onias eleusinas era cultivada especialm ente en la llanura R ariana y desgranada so b re el suelo de T rip tó le m o.'1 Ju n to con agua y glechon e ra uno de los in g re d ien tes de la pócim a sagrada. Se ha in sin u a d o que el glechon (o blcchon) era el agente cnteogdnico activ o en el k v * i«pausanias, Pausanias, , : C. Walking, Indo-European Studies, ii, 431 n. 19; 370 Harvard Studies in Classical Philology, num. 79, 1975, p Pau&anias,

179 170 DOCUMENTACION k e o n '1* De ordinario esta p lan ta se identifica com o polco, M entha Pulegium, una m enta con p ro p ie d ad es enteogénicas ligeras. Tal identificació n, sin em b arg o, no puede ser to talm en te firm e, ya que d u ra n te el período clásico v arias p la n ta s recibían el n o m b re de blechon.'*'' Tam poco había ningún secreto respecto al blcchon, pues se h ablaba de <11 abiertam en te, en ocasiones de tal m a n era que habría lib a d o a ser una blasfem ia. En Aristófanes lo encontram os en una pócim a afro disía ca 1,1 y co m o una m e táfo ra o b scen a para referirse al vello púbico de u n a m u je r.1 Seg ún la fó rm u la in d o e u ro p ea p a ra la poción ritual, debe ser sim plem ente la planta natural en la m ixtura de cebada, y no el ingred ie n te sag rad o. Su sim bología en el herbolis m o griego justifica aún m ás su inclusión en Jl- Kerenyi, lîlett&is, apendice 1. *** TeolVasto, Historia plantarum, ; Plinio Historia uatitralis, E n La paz. de Aristófanes, que es u n a parodia do la resurrección do la doncella. Trigoo o "e! h o m b re de las iieccs.dc vino", está a punto de abra/ar a su recién desposada O p o r a o cosecha' c u a n d o adviene que no tiene erección; H e r m e s q m - 1<: hj a y u d a d o a e x h u m a r a O pora de la tierra, le aconseja beber un kykcon de Mechón" (712). La referencia a la poción cleusma seria inequívoca cr. este contexto. C l.ns gji/has afrodisiacas de "bulbos" en Im asamblea tic iwi/cjys ( ). de Aristófiincs. ' Aristófanes, Li\istruui. 87-J59.

180 DOCUMENTACION 171 cl k y k e o n, pues, al igual q u e to d a s las p la n ta s arom áticas, tenía una connotación de sexualidad ilícita, ya que tal era la m ateria con I que se preparaban los perfum es y los ungüentos.1=3 Así, el b lechon e ra ta n to un afro d isiaco como un abortivo. * ya que tales arom as resu lta b an m ás a p ro p ia d o s p a ra la co rte san a que para la m ujer legítim a, m ientras los olores rancios sig n ificab an la s o lid a rid a d de m adres e h ija s cn el p ap e l m a rita l de la sociedad. E ra asi com o las m ujeres celebraban la c a stid a d del m a trim o n io y la in c o rp o ración de sus h ijas a la vida m a trim o n ia l cn las te sm o fo rias, un festival cn h o n o r de Dem eter y P erséfone después d e su reunió n : un ta n d o su s cuerp o s y los lechos con una hierba de olor rancio.'8* En cam bio, la p resencia de blechon en el b re b a je eleu sin o significa la naturaleza ilícita del rapto de P erséfone y el re c h a 20 de D em éter a a p ro b a r tal unión con la m u e rte. S egún las tra d icio n es ctnobotánicas, la m enta (M entha) era la concubina de H ades, descuartizada por Perscfow 'C f M. Détienne, Les Jardins d Adonis. Dío&córidcs. Materia medica, , 2; Plinio, Historia naturalis, ; Hipócrates, Alimentaria, '--La plañía recibía cl n o m b r e de agnos, el "árbol casto", o Vitex Agnus-castus, relacionado con la idea de la castidad m u r c e d a un retruécano con haznos. casto, sanio". Para referendas, cf Liddell-Scotl. (JrcekEngiish Lexicon.

181 172 DOCU M EN TA C IO N ne, la esposa celosa. Se decía así mism o que Demctcr m ostró su repugnancia por la unión ilícita m achacando a M enta con los pies o condenándola a esterilidad pcrpetua., u Además, una objeción final al polco como la sustancia em briagante sagrada debe ser su gran suavidad, pues es dem asiado ligero como para haber justificado los peligros del uso profano. Las dos segundas partes del m ito eleusino apuntan hacia una solución diferente, que incluye el m isterio del origen de Triptólem o. Después del tránsito de Perséfone al Hades. Deméter llega a Eleusis proclam ando que también ella fue raptada en Creta por unos piratas que la llevaron al través del agua. Las diosas eleusinas form aban una pareja sagrada, con frecuencia innom inada, cada una de ellas relacionada con la otra como el pasado con el futuro. Así pues, la transición de Perséfonc al estado m atrim onial parece exigir que Deméter abandone dicha identidad, y por eso ahora ella se disfraza como una m ujer que ha rebasado la edad en que puede ser madre. Cuando se sienta ju n to al llam ado Pozo de la Doncella, y tam bién Anthion, Pozo Ovidio, Metamorfosis, ; Arísiocles, Fragmenta graneorum historicorum. 33, F 2 C, Jacoby; e s to lius a A ristófanes, Pluto, 313; escolios a Nicandro. Alexi pharmaca, 375; Est rabón ; Oppiano, Haldittica, : Pôliix, 6,68; Focio, s.v. m ou ha.

182 DOCUMENTACIÓN 173 de la F lo r,lsr y llo ra p o r su h ija q u e esta en el o tro m u n d o, sep a ra d a d e ella p o r una fro n te ra a c u átic a, D em éter es e n c o n tra d a p o r las h ija s célibes de la re in a d e E leu sis, y co n el falso n o m b re de Dos (o D oso), la "dado* ra", se em p ica com o n o d riz a del h ijo que la m a d re de las d oncellas concibió en la an cian id ad. Al igual que las h ija s de O céano, estas jóvenes tam bién son criatu ras acuáticas, pues han venido a s a c a r agua del pozo; en su co m p añ ía, cual u n a nueva P erséfonc, D em éter p a sa al p alacio de E leusis, donde su papel es el de u n a n odriza. C uando al prin cip io com enzó a fig u ra rse que P erséfonc había d esap are cid o, la buscó ju n to con la diosa H écate y ah o ra, en el p apel de aya, es de nuevo com o H écate, cuya o cupación proto iíp ica es la de n o d riza.13* E stas sem ejanzas con H écate eran m uy im p o rta n te s p a ra los m iste rio s eleusinos y p a ra el secreto de la id e n tid a d de T rip to lem o. C uando P erséfone reg rese del H ades, H écate se convertirá en su com pañera constante, in,aî Pausanias, I_39.1. El p ozo también recibía cl n o m b r e de Kallichoron, cl pozo de h e r m o s a d a n za'1; lo q u e se supone ser esta fuente p u ede a ú n «r visto h o y en día fuera de la muralla del santuario, a un lado d e la puerta. E s ahí d o n d e bailan los iniciados, en la descripción q u e hace Eurípides de la noche de los misterios on que ellos se preparan para entrar al templo (Ion, 1074 * Hcsiodo, Teogonia, 450; E p i g r a m a homérico. 12.

183 174 DOCUMENTACION c lu so c u a n d o cfcctúc sus viajes periódicos d e ida y v u elta con el señ o r de la m uerte, T anto P erséfone com o D em uter son H ccates, pues esa d io sa es la te rc e ra que se une a la sagrad a p a re ja de m a d re e h ija y la com* p le ta. Así, en época tan re m o ta com o la seg u n d a m itad del siglo v a.c., H écate era re p re s e n ta d a com o uno m u je r con tres cuer p o s.,ía Se decía que H écate, com o P erséfonc, era en realidad hija de Deméter.*an La doncella. al u n irse con la m u e rte, se co n v e rtía en una H écate,111 una esposa, com o ella, de H a des, el se ñ o r c tó n ic o.' H écate rep resen ta la experien cia ctó n ica de la fem inidad: el m a trim o n io com o m u e rte ν la m a tern id ad com o la concepción desde la m uerte, el antiguo p o d er religioso de la m u je r al través de su a c u e rd o so b rcco g ed n r con las te rrib le s fu en tes m e tafísicas de la vida. Así. en su asp e c to cló n ico p o d ía tam bién D em éter ser re p re s e n ta d a com o u n a E rin ia, un esp íritu de venganza p o r la doncella d esap are cid a.,:n Al igual que o tra g ran so b eran a del infram undo, la gorgona M edusa, D em éter, según 'S! Pausanias Cf el epíteto iriniorphos, o "triforme", aplicado a Brimo. q ue es u n a doble de Hccate, en: Líeofrón, Alexandra, nn Eurípides, Ion, ni j ras sus esponsales con In muerte. Ifigcnia deviene u n a Hecatc; Pausanias, ,2 Sófocles, /tuncuna, 1199, con los escolios. m Pausanias. ÍJ5.4.

184 DOCUMENTACION 175 se decía, se h abía ap a re a d o con P oscidón que, b ajo la form a de un garañón, había engendrado cn ella una hija que llevaba un nom bre sagrado y o irá criatu ra que era un caballo. E n F ígalia, D em éter recib ía el n o m b re de M claina, "la n eg ra", y la efigie de m a d era cn que era v e n e ra d a la re p re sen ta b a con cabeza de caballo. ' Fue tam bién la experie n d a c tó n ica lo que dio a la m u je r su p o d er so b re las p la n ta s en la b ru je ría. Así, H écate e ra la hechicera arq u e tip ic a ;,as y tra s la m o rta l unió n de la doncella co n la flor, D em éter, cn su papel de n o d riza en el palacio de E leusis, p ro m e te p ro te g e r al h ijo de la reina de los e n c an tam ien to s y del c o rte de la p la n ta p o r la base del tallo con p ro p ó sito s m ágicos.1'0 Asi m ism o desde el p u n to de vista psicológico el papel de la n o d riz a d ebió h ab e r tenido vinculaciones ctónicas, p u es el aya de leche p o r lo co m ún sería u n a m u je r que ac ab ab a de p e rd e r a su p ro p io h ijo, p ara quien cn p rin c ip io era la leche. E l tem a de la tra n sfo rm a c ió n trip le de la m u jer, adem ás, puede e n c o n tra rs e ex p resad o con c la rid a d en la lite ra tu ra trágica. H écuba. la doliente m adre de las troyanas agonizantes, apare ce co m o u n a E rin ia en la o b ra de E urípides, H ccuba (o Húkabe, en griego). En m Pausanias. í :1 Eurípides. Medca, 394 ss. 1 Himno homérico,

185 176 DOCUMENTACION dicha tra g ed ia, la m u e rte de la h ija núbi: de H écuba so b re la tu m b a de A quiles y el d e scu b rim ien to de q u e su o tro h ijo ha sido asesin ado p o r su h u ésp ed tra c io, la tra n s fo rm a n : d eja su papel pasivo com o m a ter dolorosa, com o la recipicndaría del sufrim iento, y asu m e el de su agente activo, el que lo inflige. La acción v in d icad o ra es ejecu ta d a p o r H ekabe y su s iro y a n as: las doncellas que hay e n tre ellas, q u e e stá n siendo ra p ta d a s de su tie rra n atal, p asan de ra p ta d a s a rap to ras, pues llevan al cabo u n a seducción violenta de Polim estor; las m ujeres que, com o H ekabe, h an sid o m a'dres, m a ta n a los h ijo s de P o lim esto r a n te sus p ro p io s o jo s y después lo ciegan. E ste h o rrib le dom in io de los dos g ru p o s de m u jeres q u e p rev iam en te su frían finaliza en la tra g e d ia con la m u e rte in m i n ente de H ekabe, q u e se tra n sfo rm a rá en un can de H ades, u n a E rin ia en co m p añ ía de H ekatc (H écate ). La sem ejanza de la experiencia de H ekabe con la de H ek ate, así com o un re tru é c a n o so b re sus n o m b re s, ju stifica n e s ta tra n sfo rm ació n. O bsérvese tam bién que en la tra g ed ia P o lim esto r h a esta d o fu era en las m ontañas, cazando, inm ediatam ente antes de e n tr a r a la tie n d a de H ekabe, de la que saldrá convertido en una bestia: lo m ism o que Ponteo, el ca2a d o r convertid o en la p resa. En la O restíada, de Esquilo, tam bién Cli*

186 D O C U M E N T A C I O N 177 tem nestra se transform a en un espíritu de venganza que dirige a una jauría de Erinias para dar caza y m atar a su esposo, quien fue responsable de la m uerte de su hija doncella en una cerem onia nupcial sim ulada. Así pues, tam bién Deméter descubre el tercer estadio de la fem inidad, cuando su hija doncella pasa como desposada al reino de la m uerte. Como nodriza del hijo tardío de la anciana reina de Eleusis, pone en práctica su prim era solución, la de la inm ortalidad, No le proporciona alim entos ordinarios ni lo am am anta; en lugar de ello, durante el día lo unge como a un dios con la droga divina, la am brosía, y m ientras lo sostiene contra su pecho lo llena, no con nutrientes hum anos sino con su aliento. Por la noche lo coloca sobre el fuego, en un rito de crem ación ls7 por el que su carne m ortal será consumida. Aunque el niño medra con tal rdgimen, lo que la diosa hace con él se encuentra más allá de lo que la pobre m adre puede com prender. Ella protesta y Demeter ju ra que ahora pl niño deberá ser m ortal, aunque tendrá el be-,a: La cremación, a) igual que la inhumación, fue practicada en Eleusis desde el período arcaico hasta el clásico: cf Mylonas. Eleusis Cf también Las suplicantes, de Eurípides, una obra cuya acción ocurre en el santuario eleusino y en cuya escena final Euadne salía desde la muralla del templo a la pira en que arde el cadáver de su esposo.

187 17δ D O C U M EN TA CIO N neficio de que su últim a hazaña sea una m uerte heroica. En las tradiciones eleusinas acerca del héroe Héraclès se hace hincapié en este mismo fracaso de la solución al tra vés de la inm ortalidad, pues tam bién H éraclès, por medio de su iniciación, aprende que m orir constituye un arte superior a la vida eterna. La iniciación de Heracles era un tem a frecuente en el arte fuñera rio.'^ Se decía que habia sido iniciado tanto en los m isterios mayores * como en Agrai, donde la ceremonia, según se proclam aba, había sido instituida por el propio Eum olpo para purificar al héroe de la locura que lo había arrastrado a dar m uerte a su m ujer y a sus hijos."'' Las dos fases de su iniciación aparecen en las obras de arte como una secuencia de episodios que abarcan los acontecim ientos simbó* licos en Agrai y en Eleusis. La secuencia comienza con los m isterios menores: vemos a Eum olpo, el prim er hierofante, que con una m ano vierte vino sobre un puerco propiciatorio, m ientras con la otra sostiene una banm C / la u rn a lla m a d a L o v a id ll, M u seo N a ziu n ale R o m a n o, R o m a ; el s a rc ó fa g o lla m a d o ele T o rre N ova, P alazzo S p ag n a, R om o.,r- Jenofonte, Hetienica, 6.3.6; cf E urípides. Λα locura de Héraclès. 613: Apolodoru, 2,5.12.,,,n A p o lo d o ro ; D io d o ro S itu lo, 4.14: cucullos a A ristófanes, Pluto, 1013.

188 DOCUMENTACION 179 d eja con p la n ta s fungiform es. El cerd o era una o fren d a a las d io sas del u ltra m u n d o, y en el anim al in m o lad o el iniciado se ofrecía ai c u id ad o de las deidades. En los m isterio s m ayores, H eracles a p a re ce sen ta d o, cu b ierto p o r un velo de duelo, esperando el renacim ien to que sim boliza el bieldo q u e sobre su cabeza.sostiene u n a sacerd o tisa; a c o n tinuación lo vem os ren acid o en presen cia de D cm cter, que e s tá sen ta d a en el cesto, o kiste, del sa g rad o rito eleusino. E s significativo que cada u no de los esta d io s de la iniciación se e n c u en tre relacio n ado con una p la n ta: los m isterios m enores con Jas plantas cn la b an d eja del h ie ro fa n lc, y los m ayores con el g ran o del bieldo. P o r desg racia, n in g u n a de las dos o b ra s e n que a p a re ce co m pleta la secuencia do la iniciación de H eracles podían ser ex a m in ad a s cn el v eran o de ] 976, cuando G ordon W asson v isitó en R om a los m useos d o n d e se co n serv an. En consecuencia, no basarem os nuestros argum entos en ellas, aun que si debem os hacer n o tar que se ha cons id era d o que los o b je to s en las b a n d e ja s son cá p su las de ad o rm id era. S in em barpo, en una de las rep resen tacio n es, la que se e n c u en tra en la u rn a llam ada L ovatelli, los ta llo s de las p la n ta s según pued e ap re c ia rse en fo to g rafías parecen d em asiad o g ruesos p a ra ser v e rd ad e ro s tallos, m ien tra s cn el sarcófago de T orre Nova la m ism a escena m uestra tales

189 ISO DOCUMENTACION o b je to s realm en te de pie, sobre los tallos, que a h í su ven m ás a la m a n era de estip es. Uno p o d ría s u p o n e r q u e los o b je to s que ap a re cen en las b an d e ja s d eb ieran s e r los m ism os, pero siem p re q u e d a la p o sib ilid ad de que no lo sean y de que, en ú ltim a in sta n cia, se tra te sim plem ente de alguna variedad de bollos. El significado de esta iniciación de H eracles se d esp rende c la ra m e n te d e la tra g ed ia de E u ríp id es, La locura d e H éraclès, en la que dos versiones de la p erso n alid ad del p ro tagonista, la heroica y la antiheroica, ap a recen en co nflicto. El H eracles h ero ico acaba de re to rn a r del H ades, de donde h a traíd o consigo al p e rro C erbero, en el ú ltim o de sus tra b a jo s. E l H eracles a n tih ero ico, sin e m b a r go, en la p erso n a del "h o m b re -lo b o " Licos, re tro ced e h ac ia el reino ctó n ico de su o rigen, la tu m b a y la m u e rte. El H éraclès h ero ico se tra n sfo rm a e n el a n tih ero ico c u a n d o qued a en v enen ad o con las toxin as q u e h a b ía sub< y u g ad o d u ra n te su fase heroica: el ac ó n ito q u e llegó del H ades con e! can C erbero y la loba ra b ia ", la locura q u e convierte a los perros en lobos. La obra presenta esta m e ta m o rfo sis com o el co m p lem en to p arad ó jico a la p erso n a h ero ica de H eracles y le o to rg a u n valo r etico, al m o s tra r que el a m o r de unos seres hum anos p o r otros, en la ininterru m p id a caden a de las g eneraciones m o rta les, c o n stitu y e un a rte s u p e rio r que la eter-

190 DOCU M EN TA C IÓ N 181 nidad privada de am or que uniría a Heracles con Zeus, su padre inm ortal." Este misterio es lo que, en el himno homérico, Dcmcter enseña prim ero a Triptolem o. La diosa ordena a la gente de Eleusis que construya el santuario elcusino. Allí se instala y ju ra que si su hija ha de m orir, entonces todo lo dem ás deberá unirse a ella en la m uerte, mediante una plaga de esterilidad que cubre a todas las plantas de la Tierra y provoca hambre. Las deidades celestiales im ploran a D em éter que deje Eleusis y renuncie a sus intenciones clónicas como una diosa de la muerte, pues tam bién ella es una divinidad celeste y como a tal le corresponde una vida eterna. Los dioses temen que la hum anidad pronto quede extinta y todos ios hom bres se encuentren en el Hades; sí tal cosa aconteciese, el delicado equilibrio entre los mundos ctónico y celestial quedaría roto y no habría un ser hum ano para honrar a los dioses del cielo. Deméter cede sólo cuando Zeus acepta enviar de regreso a Perséfone. A la m anera de una m énade en su transporte de alegría, Deméter se reúne con su hija pero descubre que, al igual que la tierra en que ha estado, Perséfone ha aceptado unas cuantas semillas ÿ por lo tanto,u Cf Ruck. Duality and ihc Madness of Hera klo.s, Arethusa, mini. 9/ pp

191 182 DOCUMENTACION perten ece a am b as m u n d o s, e s tá o b lig ad a a reg resar, según el p aso de las estacio n es, al reino de la m uerte donde gobierna su m a rido. D em éter consiente esta separación rec u rre n te al p ro v o c a r que el g ran o, que ha p erm an ecid o in fe rtil en el seno de la tierra en la llan u ra R arian a, g erm in e y crezca h asta lleg ar al tiem po de la cosecha, cuando la sem illa ondeará en el aire celestial. E l. MIJO DE LAS DOS DIOSAS El crecim iento del grano sem brado hasta m a d u rar es el sím bolo cleusino de la resurrección. La co secha es el niño e n g e n d ra d o en el otro m undo. Al lleg ar al clím ax de la visión elcusina, el h ie ro fan tc, a c o m p añado p o r un in s tru m e n to de p ercusió n que im ita b a el sonid o del tru e n o en la tierra, en to n a b a so lem nem ente el gran re frá n : "L a S eñ o ra B rim o h a dado a luz aj S eñ o r B rim o s'v * ' y los iniciados, con un a rep en tin a m u d anza de em ociones,3is veían a P erséfone con su hijo, en v u e lta en un gran resplandor, pues Brim o y Brim os significab an los P oderosos o los T e rrib les. E ra B rim o la reina de la m uerte, a un m ism o tiem po M * S a n Hipólito, R efutado omnium haeresitun, 5.Í. 11:1 Ternisión, chatio por Esioüuo, FlorHef>iunt,

192 DOCUMENTACIÓN 183 P erséfo ne y H écate,h4 triu n fa d o ra so b re la experiencia clónica de la fem inidad al conc e b ir un h ijo del señ o r de ia m u e rte, con lo cual convertía al destru cto r en el salvad o r de ella m ism a y de la h u m a n id ad. E ste h ijo se llam aba B rim os, pero tenía o tro s nom bres. En el h im n o h o m é rico es llam a d o P lo u tu s (P iu lo ), la riq u e za q u e la V isión de E leu sis aseg u rab a a los iniciados com o su albergue, pues ta n fa m ilia r se to m a b a la m u e rte q u e su presencia am istosa m antenía una prosp e rid a d c o n sta n te, b ro ta n d o del salu d a b le a c u e rd o e n tre la vida y su s fu en tes cn la m u e rte.10 En P iulo (o La riqueza), de A ristó fanes, m ie n tra s el d io s e n tra a casa de alguien; el c o ro d an z a u n a p a ro d ia obscena de la preparación de la sagrada pócim a em b ria g ad o ra, utilizando sus c u e rp o s com o m o r tero y m ano de m o rte ro.ue P luto es u n silh Apolonio de Rodas, : Brimo es llamada kourotrophos, como la Hécate nodriza, y lambicn "reina entro la gente de! ultramundo", Perséfone. Cf lambicn el fragmento órfico 31 (Kern); Luciano. Necromaulia, 20. Himno homürico, Sin embargo, Mylonas se queda con un concepto alegórico extremadamente estrecho del nacimiento de Pluto o la riqueza como "las recompensas de un cultivo exitoso de la tierra" (Eleusis, p. 18). Aristófanes, Pinto, Cf también Elcara, de Euripides, donde la "doncella" Electra es casada

193 184 D O C U M EN TA C IO N nónimo de PIutón,m palabra que Platón derivaba de la idea de que la riqueza brota de la tierra.1** En Antigona, de Sófocles, Pluto aparece mencionado ju n to con Hécate como una deidad de los ritos fúnebres,14 y en Alccstcs, de Eurípides, su nombre es claram ente un epíteto de Hades.1' Una fuente tardía consigna el nom bre de Plutonis para su reina, Perséfone.r,s Una entrada al otro m undo podía ser llamada un Plutonion,152 y en Eleusis, dentro del recinto sagrado, había en realidad una caverna llam ada así, en cuyo interior se encontraba un tem plo consagrado a Pluto. En las tradiciones órficas esta cueva era específicam ente llam ada una puerta al con un cam pesino de noble condición aunque m uy pobre; cuando cuenta con los m edios p ara enriquecer su m uy hospitalario dom icilio, de m anera que pueda celebrarse un jolgorio con el auxilio de un vino especial de las m ontañas, Electra finge d ar a luz un niño en H ades, y en consecuencia es rediviva con un nuevo com pañeru llam ado Pílades, o la puerta de H ades, m ien tras su an liguo esposo advierte su capacidad laten te de ser H ades, Jogrando acum ular riquezas en la tierra natal de Pilades. Sófocles, frag. 273; A ristófanes, Pluto, 727, Platón, Craiilo. 403 a. 14 'Sófocles, Antigona, E urípides. Alcestes, ,1 Oráculo citad o en Phlegon T rallianus; Josefo, frag ! E s trabón, S.4.S,

194 DOCUMENTACION 185 Hades.,ss Además, un gran núm ero de vasijas m uestran el regreso de Perséfone, a m enudo rodeada de plantas y llevando en las m anos un niño o una cornucopia, como símbolo de riqueza. 14 No cabe duda alguna de que la m uerte bajo la form a de Pluto nació en Eleusis como una analogía de la espiga. En vista de que Deméter y Perséfone tienen los mismos poderes ctónicos y se encuentran unidas en la figura triple de Hécate, no debe sorprendernos que tam bién de Dcmétcr se dijera que había dado a b a Pluto. El mito tiene una im portancia obvia en relación con la naturaleza enteogénica de la pócima ritual. Según relatan Homero y Hesíodo, en un banquete con los dioses Deméter se em briagó con nekíar, el brebaje divino, y salió a pascar por un cam po arado tres veces, en Creta; allí se ayuntó con Iasión y concibió a P luto.112 El nom bre de Iasión significa que es un hom bre que conoce las drogas. Resulta claro que tam bién Deméter tuvo una experiencia con el am ante de Perséfone, en un ám bito herbolario. Asi mismo de Iaccos se decía que era hijo 1M H i m n o rfico ss < K c m ). l'«para fotografías c interpretaciones de estos vasos, cf C. Bcrard, Anodoi: Essai sur l'imagerie des passages chihoniens. Institut Suisse de R o m e ,V! H o m e r o, Odisea, 5.I25-I28; Hesiodo, Teogonia t

195 186 DOCUMENTACION ta m o de h e r s é f o n e,m co m o de D em éter.1 " Se tra ta de o tra m a n ifestació n de H ades, una h ip ó sta sís c ló n ica del p ro p io D ionisos. * E ra él quien encab ezaba a los iniciados en los m isterio s mayores,, pues en su perso n o el ra p to r de A grai se h ab ía vuelto fa m ilia r \ h ab ía devenido un s alv a d o r com o Pluto. l a i cos co n s titu ía el asp ecto re d e n to r de Dioniso.s. E n Las ranas, de A ristófanes, D ionisos se e n c u e n tra con esa o tra id e n tid a d de si m ism o en el Hades, después de haber cruzado, rem ando entre gestos obscenos, el panta n o que sep ara los d o s rein o s.5 E n vista de que el am ante y el hijo no son sino dos 1 M Escolios a Aristófanes, Las ranas, 324: escolios a Eurípides, Las troyanas, 1230; escolios a Euripides. Orestes, 964; c/ Hesiquio, Suidas. Etymologi cum magnum. l5í Escolios a Aristides, 3.643; Diodoro Siculo ; Lucrecio, ; cf Suidas, Focio. r-* Escolios a Aristófanes, Las ranas, 324: el escoliasta anota q u e en el festival de las lencas, en h o n o r de Dionisos, el portador de la antorcha alzaba ia tea c invocaba al dios, mientras quienes lo a c o m p a ñ a b a n gritaban: lacros de Semclc. otorgador de Pluto" (esto es. de plotitos o riqueza). La cita precisa de u na exclamación ritual d ebe ser, auténtica y, por lo tanto, n o procederá de una fuente (ardía. C o m o hijo de Semele, Iaccos debe claramente ser Dionisos, q u e era su única criatura; es él quien, c o m o Hades, ha concebido a Pluto, es decir, a sí m i s m o, en u na personificación redentora. 1WAristófanes, Las ranas, 340 ss.

196 D O CUM EN TA CIÓ N 187 aspectos de la misma Figura, B rim o concibió óc firim os a su hijo Brimos. Así tam bién de laccos se decía que el era su propio hijo.'*0 Con el epíteto de Zagrco, este hijo, lo mismo de Perséfone que de Deméter, era llamado el Gran C azador:1' ' la criatura vegetal que solía ser cazada una vez llegada al papel de su madurez como am ante. Una m etam orfosis relacionada con ésta puede observarse en varias tragedias, donde el cazador, para su desgracia, se convierte en la presa, en un contexto m enádico, conform e el papel patético de la figura femenina deviene activo y ella ejerce el poder de su reinado sobre la m uerte.1 Aunque Zagrco llegó a verse envuelto en la m etáfora de tales cacerías por causa de la etimología que los griegos veían en su nom bre, es muy probable que la parte inicial de esa palabra no corresponda a la idea intensiva de gran", sino que se derive de zeia Hscolios a A ristides. 3,64$. 141 Alcmconis. íraj?. 3; E urípides, frag f ; Calim aco, frni'. 17Í; Nonnos, Dionysiaca, ; Aristófanes, frag 'r : Cf Las bacantes, de Eurípides, donde la transform ación de Pcntco en el desm em brado o bjeto de la cacería sucede exactam ente en la m ism a vega donde su p rim o Aeteón fue d e s p e d ra d o p o r sus propios perros, como consecuencia de la maldición de su madre (337 ss. 434 ss, 450, 731 SS, 129(1. Obsérvese tam bién este tem a, d e la inversión del cazador en presa, en las im pedías de E urípides, Hccuba o Hipólito.

197 m DOCUMENTACIÓN y o tro s té rm in o s sim ilare s, con el significado de "grano*'. 0 Aquí de nuevo nos aproxim a m o s al se c re to de la id e n tid a d de T rip tó lcm o, pues según algunas tra d icio n es ta m b ié n él, com o P lu to, Iaccos y Z agreo, e ra h ijo de esa p a re ja de m ú ltip les n o m b re s q u e g o b ern ab a en el otro m undo. Es im portante p ara noso tro s exam inar tales tradiciones. Según el him no hom érico, u n a m ujer llam ada lam be entretuvo a D em éter en el p a lacio de E leusis, h aciendo r e ír a. la doliente d io sa m e d ian te ch istes tal vez obscen o s.,m4 Ei p o e ta a firm a que algo s im ila r sucedía en los m isterio s; al p a re c e r se refiere a los in su lto s obscenos que se p ro fe ría n co n tra los iniciados m ientras cruzaban el últim o l<:n La etimología de Zagreo c o m o el "Gran Cazador" (cf Etymvlogicum gudianum, 22737) suele ser puesta en tela de juicio (cf, sin embargo, zagre, que aparece glosada en Hesiquio c o m o una trampa" para cazar fieras, u n a idea q u e tiene las connotaciones adicionales de la "fosa sepulcral o del "foso para las ofrenda» clónicas"). El elemento inicia) en Zagreo tal vez n o es el aumentativo dialectal dia ta, sino q u e deba relacionarse con la raíz propia do cierto tipo de grano, zciaif zciaf zea (cf en sánscrito yava, "grano, posteriormente "cebada"), raíz q ue también se encuentra en el verbo griego vivir, zao. " H i m n o homérico, as. El n o m b r e de l a m b e p uede evocar el m e t r o yámbico, o iambos, q ue originalmente su utilizaba para la poesía obscena e injuriosa.

198 D O C U M E N T A C IÓ N 189 puente para llegar a Eleusis. Las tradiciones órficas recogieron la versión de que T riptólemo era hijo de lambe.,<s Debido a las connotaciones simbólicas del palacio eleusino, y de las m adres y las doncellas que había en su interior, tal genealogía bastaría para sugerir por sí m isma que Triptólem o era otro de los principes del infram undo; sin embargo su madre, lambe, fue identificada más tarde con una enana obscena llam ada Baubo, cuyo m arido era Dysaulcs, el Inhospitalario: un epíteto negativo para el Gran Huésped que era el señor de la m uerte. Así también Baubo era una Hécate, en tanto que doncella prom etida y m ujer de Hades.iei La propia Baubo tenía un nom bre que significaba las entrañas, y en figurillas del siglo v a.c. p ro cedentes del Asia M enor puede ser vista como una enana que tiene el rostro en el vientre. Se decía que las brom as obscenas de Baubo consistieron en revelar a Deméter que ella, al igual que o tra Perséfone, tenía a laccos creciendo en su seno,,0: una m anifestación de un herm afroditism o simbólico, alcanzado mediante la incorporación del rapto r al cuerpo m ismo de Baubo bajo la form a de hijo u hom brecito, y que por consiguiente negaba la polarización de los sexos que había cau- 1M Pausanias ,1 E. Abel, Orphicû, Leipzig, 18ÍS. p ir-~ Fragm en tu órfico, 52 (K cm ),

199 190 DOCUMENTACION sado la traum ática unión sagrada. El nombre de Baubo, probablem ente relacionado con el term ino baubon, o consolador, apunta así m ism o hacia su bisexualidad.'^ Estas tra diciones órficas no pueden utilizarse para probar nada concluyente respecto a Eleusis, aunque las dos religiones com partan muchas ideas. El credo órfico parece haber diferido sobre lodo p o r el hincapié que hacía en la pecaminosidad de la naturaleza corpórea del hom bre, de la cual los m isterios redim ían a los iniciados. En cam bio la religión eleusina aspiraba sobre lodo a m antener un acuerdo ritualizado entre esto m undo y el otro, donde se hallaban tanto sus orígenes como su meta. En cualquier caso, otras tradiciones no órficas también dejan ver una genealogía clónica para Triptólem o. Se decía que era hijo de Raros, de quien tomó su nom bre la llanura Rarios o R ariana.lí0 Allí era donde vivía Baubo con su esposo.170 Tanto Raros como Cf M. Dclcourt, Hermaphrodite: Myths and Rites of the Bisexual Figure in Classical Antiquity, p. 31, Londres, 1961 (traducida d e la edición francesa de 1956). Pausanias, s:,vclcmcntc de Alejandría. Protreplicus, B a u b o y Dysaules eran u n a m u j e r y su m a r i d o aborígenes o autóctonos de Eleusis. F.n las tradiciones órficas sus hijos, el vaquero Triptólemo, el Ovejero E u m o l p o y el porquerizo Eubuleo, estaban cuidando sus rebaños c u a n d o la tierra se abrió

200 DOCUMENTACIÓN 191 la lla n u ra R a n o s (o R ariano) son p alab ras inusuales en griego: el único o tro té rm in o en esta lengua q u e co m ienza con u n a rho no asp ira d a es raros, p a la b ra que se en c u e n tra sólo en las o b ras de g ram ático s p rim itivos que la glosan con los sig n ificad o s de v ientre, em brión, feto abortado, infante y poderoso.' 5 para propiciar el rapto de la diosa, y Eubuleo perdió sus puercos, q u e cayeron por la grieta. Eubuleu es el " h o m b r e de b u e n consejo y b u e n a voluntad", u n a personificación del consejo" de Zeus, que apoya el rapio por el q u e lanío la vida c o m o la m u e r t e cobraron existencia. E n las represenlacioncs platicas Eubuleo aparece presente durante el secuestro, a u n q u e sin u n a participación activa, ya q ue el era la versión benéfica dul propio Hades. Olro h o m b r e de b u e n a voluntad era el hijo que D e m é t e r tuvo de laslón. Eubuln. al parecer u n doble de su único hijo Ploutos. Cf Kerenvi. Eleusis, páginas Aunque las historias sobre E u b u leo provienen de fuentes órficas, se trata de u n a figura eleusina; íue representado c o m o u n apuesto joven e n tina escultura, posiblemente de Praxiteles, en el templo consagrado a Pluto en la caverna dentro del santuario ( M u s e o Arqueológico Nacional de Atenas). Eubuleo es claramente otra m a nifestación de Dionisos, con quien se le identificaba en u n h i m n o órfico. Obsérvese lambien q ue el t e m a del robo de g a n a d o es formulario e n los contextos indoeuropeos q ue se refieren a la droga sagrada (cf B. Lincoln, T h e Indo-European Cattle- Raiding Myth", H istory of Religions, n u m. 16, pp, 42-65). 1:1 Para referencias, cf Liddell-Scott, Greck-Engltsh Lexicon.

201 192 DOCUMENTACION En una tragedia ática del siglo v a.c. Triplo lemo tenía un herm ano cuyo padre era Poseidon.1:5 Ya que Triptolem o es el grane redivivo, resulta apropiado que el aspectc más oscuro de su identidad se vea expresado bajo la form a de un herm ano con un padre clónico. En realidad, un historiador primitivo declaró que el padre de Triptólem o era Océano y que por lo tanto él mism o tenía tal suerte de progenitor.1 Triptólem o tenía un hijo que al parecer retom ó al modelo dionisíaco, o patético, pues su nom bre era Krokon, esto es, el hom bre de la flor bulbosa k r o k o s, el prim ero que cruzó la frontera acuática para vivir del o tro lado como consorte de la reina eleusina Sesara.i:< Según otras versiones, el propio Triptólem o podría haber sido hijo de dicha reina, ya que se decía que había nacido de la m ujer 'em briagada" del héroe eponimo Eleusinio. 5 Lo que jam ás se nos dice es que Triptolemo. al igual que todos los dem ás principes, era hijo de las diosas eleusinas. Su iconografía parece sugerirlo así. En el gran bajorrelieve eleusino del Musco Nacional de Atenas lo vemos como el vastago divino cn 1:2 Pausanias, I.I4.3.,;3Feréc des de Syros, citado en Apolodoro, Panuasis, citado cn Apolodoro, ,:sH i g m o, Fabulae, frag. 147; sobre Kothonea, cf lo q u e dice Servio sobre Virgilio, Geórgicas, 1.19.

202 DOCU M EN TA C IÓ N m la adolescencia, a un tiempo en forma am bigua el hijo y el am ante de las dos diosas que lo adoran.,ía 0, en un vaso Ickythos, porta la corona de su rango real, m ientras está de pie frente a su reina Perséfone, que bien podría ser también Deméter.155 En otra vasija, Perséfone puede verse sentada en el Hades, sosteniendo Jas espigas que serán su redención. La misión prosclitizadora de Triptólem o es firmemente presentada como análoga a la de Dionisos: uno y otro viajan por el m undo en carros alados que tiran serpientes, mientras difunden sus credos respectivos, del grano y de la vid. El m ensaje de Triptólem o es el pacto final con la tierra al través del arte de la agricultura. Cuando solicita la autorización de Deméter para partir, Iaccos, que es el aspecto redentor de Dionisos, está a menudo en presencia de Triptólem o. En una copa skyphos ática, de figuras rojas, que se J-BEstela eleusina, de fines del siglo v a.c.. probablem ente del tem plo de Triptólem o: Dem éter ofrece una espiga dorada (en la actualidad perdida) a Triptólem o, en presencia de Perséfone. Musco Nacional de Arqueología d e Atenas. Lekyihos, Museo N acional de Arqueología de Atenas, núm. 1754, 450*525 a.c.: Triptólem o coronado. con Perséfone o Deméter. *** Vaso arcaico de figuras negras, R oscher. s.v. Kore, ilustración 3: Perséfone, com o reina del m ujv do subterráneo, contem pla el tormento de Sísifo.

203 194 D O C U M EN TA CIÓ N encuentra en el M usco B ritán ic o /5* lo vemos sen Lado en su carro de serpientes, llevando en Ja m ano varias espigas, a punto de p artir en su misión, Fíente à él está de pie Deméter y tras ella su hija Perséfone, con Ja m ano alzada hacia su velo en un gesto de pudor propio de la recién desposada. A espaldas de Triptólem o se halla laccos, que tam bién lleva espigas en la mano. El origen clónico de esta m etam orfosis hacia la vida está indicado por Jas antorchas m ísticas que portan tanto laccos como Deméter. Con la otra mano, la diosa se dispone a escanciar algún liquido en una vasija ancha -que sostiene Triptólemo. Los papeles am biguam ente doblados de las figuras del m ito elcusino convierten a los am antes redentores en herm anos y en vastagos de la madre, pues así ella se apropia también de la identidad del rap to r y niega el iraum a psicológico del encuentro original en Agrai. De nuevo el tema se m anifiesta en la literatura trágica. Así Antigona, en la obra de Sófocles, se une con su herm ano m uerto en una unión consanguínea, un m atrim onio con Hades que es preferible a sus próxim as nupcias con un hombre de sangre distinta a la suya, el hijo de Creón. Maimón, cuyo Skvphos áticc de Figuras rojas a,c., encontrado cerca de Capua: T ripiélcm o con Jas diosas clcusinas. Musco Británico.

204 DOCUMENTACION 195 nom bre ("san g re 1') sirve al pueta p a ra hacer un retru écan o."10 Del mismo m odo en Ifige- )iia en Táuride, de E u ríp id es, la h ero ín a es rescatada de las consecuencias de su m a trimonia con la m u e rte p o r su h erm an o O restes y el in sep a rab le co m p añ ero de éste, que es tam bién el fu tu ro co n so rte de la m uchacha: Piladcs, esto es, la Puerta del H ades.1*1 El uu Sófocles, Anitgona: ios esponsales c on Hades, 1204, 120Ξ, 12Û7, , : su h e r m a n o muerto c o m o "parentesco" sanguineo, 891 ss; el relrviécano con el n o m b r e de H a i m ó n, La obra presunta el reino de Tebas del "gobernante Crcón, en discrepancia c on el otro m u n d o ; los c a m inos entre los dos h an sido obstaculizados por el decreto de Creón. la esencia fraternal" (192) de su gobierno, por m e dio del cual intenta separar la sangre e m parentada de los hermanos, a! excluir a u n o de los h e r m a n o s muertos del reino de Hades. Al fina] de la obra, Antífona, M a i m ó n y Eurídice, la propia esposa de Crcón, han todos elegido unirse a los seres que a m a n en el m e j o r de los reinos, bajo el gobierno de las leves no escritas de la religión. Obsérvese q ue Eurídice, cuyo n o m b r e es el m i s m o q ue el de la doncella raptada en el mito de Orfco, estuvo antes casada con Megareo (1303), el " h o m bre de la c á m a r a mortuoria", con quien ella regresa ahora, ya q ue Crcón ha p r obado ser el mortífero al causar la m u e r t e del hijo de Eurídice. 1M Eurípides, lfif> nia en Táuride: los esponsales con la muerte, por los que Ifigenia llega a la tierra dionisiaca del ''pueblo del toro" (cf 30), es u n elem e n t o repetido (27, 216, , Í56-ÍS9, etcétera) y el rescate por u n h e r m a n o es u n tema esencial, que incluye el rescate simultaneo q ue Apolo hace de

205 196 DOCUMENTACION tem a pued e ser ad v e rtid o igualm ente en la: d o s o b ras so b re E lectra, donde Ja p ro ta g o n is ta escap a de u n a este rilid a d forzada, y de u n penoso av ecin d am icn to en el H ades, m e r ced a la u n ió n con su h erm an o y con el silencioso c o m p añ ero de éste, a ú n m ás som b río.ifl- Id e n t i f i c a c i ó n Las tradiciones eleusinas que hem os exam i n ado indican c la ra m e n te que los dos niveles de los m isterio s se h a llab an vinculados con el h erb alism o enteogénico; cada u n o de ellos con u n a p la n ta relacio n a d a con la o tra, a la m anera de un herm ano con otro, según una su h e r m a n a Artemisa y la redención concomitante du su propia voz profótica d e u n a cautividad ctúnica ( ). 185 Sófocles, Electra: Electra aparccc c o m o una m u j e r cuya capacidad para criar niños, al igual que la de su prototipo mitológico Procntí, el ruiseñor, es autodestructiva; mediante la unión con su h e r mano, Electra escapa del reino de Hades, al presentar a los habitantes do palacio a Orestcs, la criatura de la montaña", q u e era m á s suyo que de su madre, según ella declara, y por consiguiente al intercambiar la capacidad autodestructiva m a ternal c on su madre, para quien el palacio se convierte en u n a tumba. Euripides. Electra: la unión de Electra con su h e r m a n o Neva a la artimaña de fingir la crianza de u n a criatura por m e d i o de la cual ella destruye a la pareja real y escapa de la casa de Pluto. e m p o b recida (cf nota 146).

206 D O C U M EN TA C IÓ N 197 pauta que equilibraba la destrucción con su complemento. la redención de la vida y de la sociedad hum anas al través de los medios de la agricultura. Era el grano, recolectado ritualmente en la llanura Rariana, lo que representaba la mediación final con la m ortífera y silvestre planta bulbosa que se cazaba en Agrai. E stas dos plantas, el bulbo invernal y la toxina que se encontraba vinculada, ya fuera física o simbólicam ente, con la cebada de Triptólem o, inducían las visiones y las inefables experiencias que eran la esencia de la iniciación eleusina. Se creía que el grano cultivado, símbolo del pacto eleusino con las fuerzas del m undo ctónico, era diferente de otras plantas en cuanto que fácilm ente regresaba a una variedad más primitiva si era cultivado im propiamente, en condiciones inadecuadas. Dicha variedad prim itiva era el aira, la "cizaña, o Lolium tem ulentum.j9j La consideraban una planta enteramente silvestre,8< que crecía entre las micses, al igual que otra maleza o r dinaria en los cebadales que tam bién figura de m anera evidente en el com plejo eleusino, Papaver rhoeast una adorm idera cuya cápsula de semillas se asem eja a la granada en la form a y el color. Debemos ad- * T eofrasto, Historia planfantm, 2.4,1, 8.7.1, »* ibid., íbid.,

207 198 DOCUMENTACIÓN v ertir que las adorm ideras constituyen un motivo frecuente cn la decoración elcusina; por lo general aparecen con los cuatro pétalos duplicados para form ar rosas de ocho petalos, m ientras las rosas auténticas tendrían cinco pétalos o el doble. La cápsula de adorm idera y la granada misma eran simbólicas. lo mismo del rapto m arital que de la fértil resurrección a p artir de la m uerte.1 Sin embargo, Lolium, por ser la cizaña entre las mieses, no representaba sólo la recurrente variedad prim ordial que asolaba los cultivos, sino tam bién el delicado equilibrio que debe existir entre el alim ento básico y el éxtasis irracional que llevó a la doncella bajo la custodia de su señor clónico; pues Lolium suele hallarse infestado por una excrecencia fungoidea parásita: el cornezuelo, el esclerocio de Claviceps purpurea, el tizón, llamado en griego erysibc por una m etáfora sem ejante. cn el mism o sentido de una descom posición rojiza. La cebada, el grano eleusino, se consideraba especialm ente susceptible a esta infección y con seguridad resultaba bien claro cuán de continuo el grano cultivado se veía amenazado por la infecciosa corrupción de la variedad más silvestre. La propia, M Para u n comentario sobre la adormidera v la granada cn o! simbolismo eleusino, cj Kcronvi, F.lcu sis. pp ,ΛΪ Teofrasto, Historia plantarum ,

208 DOCUMENTACION 199 D em éter tenía el epíteto de Erysibc,18' como si su don del grano pudiese existir solam ente a! travos de la aversión de ese aspecto de su persona, m ás sombrío, que era la antítesis del grano y de ella misma. Los griegos antiguos se hallaban perfectam ente al tanto de las propiedades enteogénicas del aira. Ya que Hofmann nos ha mostrado que por sí mismo Lolium no posee ninguna actividad farm acológica, estas añejas tradiciones acerca del aira o thyaros, la planta de la locura", como también se la llamaba,deben entenderse como reveladoras de un conocim iento de las propiedades enteogénicas del propio cornezuelo. En opinión de Aristóteles, por ejem plo, el aira era un somnífero que provocaba una pesantez análoga al efecto producido por algunos vinos. 0 Podemos saber, sin em bargo, que el filósofo hablaba del cornezuelo que brotaba en el aira, en Grecia, pues T eofrastro nos dice que el aira de Sicilia se distinguía del de Grecia por carecer de tales propiedades cnt-*ogénicas.191 También en latín contam os con un testim onio específico de la actividad enteoírk Ltymolofiicunt audiamini, Seudo Dioseórides. Materia medica, 2.100, P ara la etim ología, cf Frisk, Cricchtsches Etymologisches Wdrtcrbuch.,9a Aristóteles. De saniño b 29. 1,1 T eofrasto, Historia plantarum, 8.8J.

209 200 D O CU M EN TA C IÓ N génica de Lolium, pues en una comedia de Plauto uno de los personajes le dice a o tro que debe haber com ido cizaña, ya que ve cosas que no están allí."1 Así mism o Ovidio menciona el efecto de la planta sobre la vista, y Plinio anota que el pan preparado con harina contam inada con cizaña causaba vértigo.,β4 Los agricultores griegos acostum braban rem over el aira del grano cosechado por medio de una especie de tam iz, llam ado airapinon o "bebedor de aira", palabra que al parecer era una m etáfora popular que designaba al borracho intoxicado con aira, de ojos hinchados.105 En tiem pos de los rom a nos, en Asia y en Grecia los encargados de los baños públicos solían enviar a casa a sus clientes escandalosos drogándolos con vapores de aira.1*0 Podemos suponer que en Eleusis los iniciados participaban de esta droga, que tan a las claras am enazaba con extender su corrupción de prim itivism o y posesión ctónica a partir de la inservible ciñaza aira sobre las mieses cultivadas de cebada, de las cuales,#í Plauto, El soldado fanfarrónf *3 Ovidio, Fasti, Plinio, Historia naturalis, ,i Hcsiquio- -C/ Ovidio, Fasti, 1,691. para el término "oscurecido" con la acepción de tener la vista dañada o alterada. * Plinio, Historia naturalis,

210 DOCUMENTACION 201 dependía el sustento de la hum anidad. En dicha comunión habrían com partido la antigua pasión de la m adre tierra: su pérdida de la doncella y la inhum ación de la semilia. M ientras los aspirantes pasaban la noche de los m isterios arracim ados dentro de la sala de iniciación, con el debido boato se reclam aba que la vida fuera devuelta de su cautiverio ctónico, y todos com partían la alegría de un renacer que confirm aba el pacto m etafísico con las fuentes de la vida en el som brío reino de la m uerte. De tal acuerdo dependía la continuidad de toda la vida civilizada y de sus instituciones. Debemos hacer notar, además, que las propiedades obstétricas del cornezuelo eran conocidas en la Antigüedad ie y habrían permitido una mayor adecuación del uso de la droga en ese festín de liberación. N uestra conclusión acerca del papel desem peñado por el aira o cry sibe en la cerem onia de los m isterios, queda reforjada por Ja ausencia de esta planta en todo contexto mitológico: esto puede considerarse resultado del tabú eleusino, en vista de que la otra fuente com ún de cornezuelo, Paspalum distichum, aparece con frecuencia en las tradiciones antiguas.198 S e u d o Dioscóridcs, ΛΙ parecer, en la Antigüedad el Paspalum distichum no era diferenciado de los d e m á s pastas de su familia, que en griego recibe el n o m b r e de Agros

211 202 DOCUMENTACIÓN P ara s a tisfa c e r las n ecesidades an u ales de los m isterio s se h a b rá n req u erid o g ran d es c a n tid ad e s de cebad a o de la cizaña aira infestadas p o r el cornezuelo. Las plantas deben h ab e r pro v en id o de la llan u ra R arian a, tai ve/, de u n a p a rte de ella, co n sag rad a por los sacerdotes específicam ente a! cultivo sistem ático del hongo. Una división de tal natu ra le z a h a b ría tenido el p restig io de h ac er p o sib le un e q u ilib rio m ágico q u e p o n d ría coto a las dem andas de los aspectos más terribles de las fu er/as del interior de la tierra. de o tra m anera inm oderadas. tidal El pasto llamado antiguamente agrostis, o planta cazadora", se relacionaba en el mito con el d e m o n i o m a r i n o Glauco y tenia f a m a de poseer propiedades mágicas, con seguridad derivadas de su frecuente infestación con cornezuelo. Se decía que Cronos había.sembrado rostís en el paraíso, las Islas de los Bienaventurados, d o n d e los caballos de Helios, el dios del sol, al pacer con tal pasto adquirían el vigor necesario para volar por los aires. C u a n d o Glauco c o m i ó por primera vez esta hierba, q u e crecía de la tierra agresle, se s u m ergió en el m a r y realizó el viaje arquetipico (Alejandro Etolo. p 465. Rose, citado en Ateneo $). F ue u n acontecimiento relacionado con su a m o r por Hydnc, u n a "doncella acuática", y c u a n d o este h o m b r e q u e procedía d e Anthedron, el "lugar de flores, c o m i ó la hierba, devino i n m o r tal (Escrión de Samos, citado p or Ateneo). Dehe haber sido un amor c o m o esc el que HÏlas experim e n t ó cuando, cual otro Narciso, cayó en los brazos de las ninfas en el estanque a c uvo lado

212 DOCUMENTACION 203 El bulbo invernal que era cazado en Agrai constituía una antítesis del grano cultivado: era encontrado y no plantado; era una criatura silvestre que «ludia la dom esticación y que no podía ser reducida por las artes del cultivo; podía ra p tar a la doncella m as no la devolvería con facilidad. No sabem os si todos los iniciados en los m isterios m enores consum ían esta planta o si, como parece más probable, sim plem ente participaban de algucrecia esta planta (Teócrilo, 23,42). Así mismo, se contaba que Glauco encontró agrostis mientras cazaba en las montañas, donde descubrió que la liebre que había herido se reanimaba cuando se le untaba la hierba; después de probarla, Glauco se vio poseído por una locura divina y se precipitó al mar (Nicandro, frag. 2, Schneider), destino parejo al de otro Glauco que era hijo de la Diosa Blanca y primo de Pcntco y de Dionisos. Los enredos amorosos de Glauco, además, lo llevaron al lecho de Ariadna, de quien se había enamorado cuando Ja raptó Dionisos (Tcolito de Menmna, p- 9. Powell; Euanthes, ambos citados por Ateneo). Se decía que Glauco podía predecir el futuro (Diódoro Sículo, 4,489). un arle que enseñó al propio Apolo (Nicandro, frag. 2, Schncider); la sibila de Cumca era hija de Glauco (Virgilio, Eneida, 6.36). F ul- Glauco, además, quien construyó la nave Argos, el primer barco jamás fabricado, en el que un puñado de héroes realizó el viaje primigenio al jardín mágico de la hechicera Mcdca, con el propósito de adueñarse del vellocino de oro y entregarlo a Jasón <en griego, lason, el "hombre de la droga").

213 204 DOCUMENTACIÓN na manera en ]a cacería y tal vez en la ceremonia del m atrimonio hierogámico de la "reina, la m ujer del dirigente religioso del estado ateniense, que se ayuntaba cerem onialm ente con el dios Dionisos en el palacio real de ella, un lugar llamado el "establo del toro ''.1M No podem os hacer m ás que adivinar la naturaleza de la droga de los m isterios menores, pero ciertos aspectos de simbolismo dionisíaco sugieren que el bulbo invernal puede haber sido una m etáfora, o una analogía, de otra planta que tam bién parecía crecer repentinam ente de un bulbo en form a de huevo, en el interior de la tierra fria. Esta planta puede haber sido el hongo, o mykes,-00 el indom eñable herm ano fungoide del cornezuelo de la cosecha de granos. M ykcs es una palabra parecida a m ykem a, el m ugido de un toro o del trueno, un retruécano que quizá se deriva del silabario del período micénicominoico, en el que la sílaba m u pudo haber sido escrita m ediante el pictogram a de una cabeza de toro. Este juego de palabras es presentado de m anera más explícita en un fragm ento de una tragedia del siglo v a.c., Aristóteles. Corjj/ííMCtwr de. /trenas Mykes es el iru«s común dt los diez nombres con que se designaba a los hongos en el griego antiguo. Cf W. Houghton, "Notice of Fungi in Greek nnd Latin Authors, Annals and Magazine of Natural History, vol. 15. num * serie, enero de pp

214 DOCUMENTACIÓN 205 donde cl poeta parece haber dicho, si es que podem os confiar cn el texto, que la tierra "mugía con un bramido fungino". 1Este verso ha sido considerado como parte de la tragedia escrita por Aristias sobre Perseo, de quien se decía que había fundado la ciudad de Miccnas en el lugar donde cortó un hongo, 3 tradición que revela para Micenas (o Mykcnai) una etim ología popular a p a rtir de mykesr Un ánfora griega procedente del M 1 Aristias, p. 727, Nauck. El m i s m o b r a m i d o (myke(htnos) que sacude la tierra desde su interior a c o m p a ñ a el m o m e n t o en que M c d c a corta la raíz mágica con q ue ungirá a Jasón cn el jardín de Cólquida (Apolonío de Rodas, 3.864; c f 85&-B59: al p a recer la raíz de la flor es parásita de u n roble o d e u n haya). 202 r.iusanias. 2.16J. A u n q u e había sido propuesta c on frecuencia, la etimología de M y k e n a i a partir de m ykes fue rechazada p or K r a h e (Gnomon, n ú m. 17, p. 472). Sin embargo, n o parece h a ber ninguna razón por la que el n o m b r e de la ciudad no se encuentre correctamente vinculado con m ykes. La raíz desinencia! de mykes alterna entre m yket (tercera declinación] y m ykc- {primera declinación); la falta de t en M y k e n a i carece p or tanto de importancia. Para u na ciudad relacionada c o n una planta, c f M e k u n c a partir de la adormidera m ekon. E n adición, M y k c n a i es u n plural femenino, al igual q ue Tobas (Thcbai) y Atenas (Athenai); c o m o en el caso de los n ombres de esas dos ciudades, M y kcnai proviene de la ninfa del lugar. M y k e n c { H o mero, Odisea ; Hesiodo, frag Merkelhach

215 206 D O C U M EN TA C IO N m ediodia de Italia presenta una variante del mism o m ito He fundación: la decapitación de la gorgona Medusa por Perseo es equiparada con la recolección de un hongo, y West; etcétera), la desposada primigenia cuyo descenso a la muerte estableció allí, o restableció de continuu, el acuerdo con el reino ctónico: unión sobre la cual la ciudad viviente podía ser fundada. Había también una tradición acerca de un fundador cpónimo, Mykeneus, cuyo padre era Espar tón, el "hombre sembrado", según parece un habitante autóctono como el Esparto que en Tcbas crecía de la tierra (Acusilao. frag. 16. Jacoby Euslacio en: Homero, litada, 2.569, p ?; cf escolios a Euripides, Orates, 1239). En los mitos de fundación, es formulario que el relato siga un modelo de mediación entre dos versiones rcspccto al origen: una que lo proclama autóctono, y la otra producto de una inmigración. El habitante autóctono despliega con naturalidad características botánicas y la mediación entre los dos pretendientes al lugar se consuma por medio de la unión sagrada. El nombre de la ciudad, Mykcnai, indicaría por consiguiente que en la religión micénica figuraban los mykes. Según cierta tradición, en la vecina ciudad de Corinto los habitantes aborígenes eran hongos a los que Sisifo convirtió en hombres (Ovidio. Táis metamorfosis, : cf Apolodoro ). Y en Aleñas el hombre autóctono era Erictonio, el hijo adoptivo serpentino de Atenea, que provocó a sus ayas una locura mortal: el nombre de su guardián, Erccteo, repile etimológicamente la misma disposición de metáforas, ya que él es el "bramador" (cf crcchtho, orcchtho). Obsérvese también que la raíz de mykes parece encontrarse en el nombre de otro personaje mítico femeni-

216 DOCUMENTACION 207 que es el fru to del á rb o l s a g ra d o.'01 T am bién en este caso las tra d icio n es v in c u lab an aquella d ecap ita ció n con el b ra m id o m ykcm a, que se d ec ía h ab ía acom p añ ad o la o rd a lía de la "reina " M edusa al p erd er la cabeza y al m ism o tiem po d a r a luz u n h ijo y un caballo vola d o r, q u e fue el origen del tra n s p o rte y la in sp ira c ió n.203 El b ra m id o de los lo ro s y del tru e n o que no, q u e se encontraba relacionado c on la hechicería y el herbalismo: la ninfa icsoliensc Mykalc, de quien se decía q u e había bajado la L u n a del ciclo: M y k a l c era m a d r e de u n h o m b r e de la montaña", Oreio, u n centauro lascivo q u e participó en el rapto fallido de la desposada de Peirithous (Ovidio, Las metamorfosis, ). E s intrigante que Deméter tuviese el epíteto de Mykalessia, por su templo e n Mykale, en Beocia. d o n d e según se decía Heracles, u n o de los daktyloi u " h o m b r e s dedo", hechiceros cretenses, cerraba el templo odas las noches y después volvía a abrirlo; ante la efigie de la diosa había muestras de la cosecha de otoño, q u e permanecían frescas durante lodo el a ño (Pausanias ). M u s c o de Berlin, F 3022; cf A. D. Trendall, The Red-Figured Vases of Lucania, Campania, and Si cily (Oxford, 1967), cap. xvi n u m. 335; tcrcer cuarto del siglo tv a.c. ^Eslefano de Bifcancio, S.v. Mykale; Eustacio. cn: H o m e r o, liada, Deseo expresar m i gratitud a Lesley Cafarelli por llamar m i atención hacia esas páginas, así c o mo, cn general, por permitirme el acceso al estudio que está preparando sobre los motivos de encierro en las metáforas y los rituales griegos.

217 208 DOCUMENTACION sacu d e la tie rra es u n m otivo frecu e n te en las d escrip cio n es del lu g a r en que las ména* d e s c e leb rab a n su s desq u iciad o s ritu a le s.204 El tem a es tratad o extensam ente en Las bacantes, de E u ríp id es, donde ta l ru id o de los to ro s es io que Agave escucha en la m ontaña m ientra s d e s p ie rta a sus c o m p añ eras, q u e serán su ja u ría en la ca cería m enádica. M ientras ta n to su h ijo P enteo, cuya cabeza se rá su tro fe o en la ca cería, h a e sta d o en lo s to riles d el p alacio real, lu c h an d o in ú tilm e n te con u n D ionisos ta u rin o q u e fácilm en te lo elude, derru m b a el edificio y después lleva al jo ven, con engaños, h a s ta el a g reste lu g ar d o n d e se rá d e sm e m b rad o p o r las cazad o ras, c u a n d o lo d escu b ran e n c a ra m a d o com o u n a b estia en el p ro p io pin o del dios, p aralizado p o r u n relám pago. P en te o es u n a c ria tu ra de la tie rra que ha p asad o p o r u n a g estación sim b ó lica en el cielo, p a ra re n a c e r com o el s u stitu to del d io s en el sacrificio.2 D ionisos m ism o fue concebido p o r u n a h e rm a n a d e Agave, q u e fue alcan zada p o r u n relám pago. Se creía que esta m anera de engendrar, m e d ia n te el golpe de un rayo, e ra ta m b ié n el orig en de los hongos, deb id o a la fo rm a en que éstos b rotab an repentinam ente después Aristófanes, Thesm ophoriazusae, 998; Esquilo, frag. S7. *? C f Euripides, Las bacantes, 286 ss, 615 ss, 689 ss, 1064 ss;

218 DOCUMENTACION 209 de la Iluvia.îfl# Bajo la advocación de Bromios, Dionisos era llam ado el "atronador", o el "to n an te, y tanto su m adre Semele como cierto tipo de hongo tenían el mism o epíteto que los relacionaba con el rayo. Además, por causa de su form a faloidea, así como de la derivación etimológica de la idea de "mucus", el m ykes constituía una m etáfora obvia del falo,aiú el emblema principal del dios Dionisos. La m etáfora del falo aparece en lo que puede ser un pasaje importante de Las avispas, de Aristófanes, en que el com ediante, al través de una com pleja serie de acciones y retruécanos obscenos, culmina una escena en que el pene aparece como mecha de lám para, llamada en griego tam bién m ykes, destacando su estado húmedo luego del ayuntam iento como un presagio de lluvia, suceso que favorecerá el crecim iento de alguna innom inada cosecha invernal,*" Ya Plutarco, Moralia. 664 b; Ateneo 2,62 b; Plinio, Historia tiaíttralis, ; Plauto, Sfic/iui, 770. :<ΛTeofrasto, Historia plantarum ; Sófocles. Antigona, 1139; Eurípides, as bacantes, 6; etcétera. 110 Arquíloco, frag. 34, Diehl; cf Hesiquio, Herodiano, 211 Aristófanes, Las avispas ; cf Ruck, Eu* ripides Mother: Vegetables and the Phallos in Aristophanes. Arion. nueva serie 2/1, 1975, pp Obsérvese también que en Plufo, de Aristófanes, mientras el coro danza el acompañamiento obsceno de la visita del dios, el falo es empleado como mano

219 210 DOCUMENTACION que de ordinario sc come sólo cl som brerete de algunos hongos enteogénicos, resulta igualm ente sugestivo que el estipe del hongo fuese llamado m etafóricam ente un thyrsos, la caña hueca en que un herbolario apiñaba las plantas que recogía.515 Por supuesto, estas observaciones no pueden probar de m anera inequívoca que una de las transform aciones botánicas de Dionisos fuese alguna clase de hongo, o que el bulbo invernal de los misterios m enores fuera en realidad tal hongo. Con frecuencia, sin em bargo, se ha supuesto que los griegos, lo mismo los antiguos que los m odernos, han desdeñado a los hongos tan com pletam ente como los especialistas que han estudiado o vivido en su país. Esto no es cierto. En los autores antiguos podemos encontrar mención de las propiedades cnteogenicas específicas de los hongos, en especial de uno, relacionado con el roble, al que se le reputaba provocar la clarividencia.5,1 Además, en varios sitios de Grecia se han encontrado monumentos m ortuorios en form a de hongo, algunos de ellos tan antiguos que corresponden al período a r de mortero para preparar el kykeou y a continuación se transforma en el intoxicante, el vino sin agua, para que los miembros de! coro lo laman como cabras (290 ss). -'-Apicío, Amilanes. íraa. 227 (Edmonds).

220 DOCUMENTACIÓN 2)1 caico.2" Si reco rd a m o s las m an ifestacio h es ta u rin a s del m ykes, quizás incluso Liene un sen tid o especial u n anillo de sello m icénico, que describe una epifanía divina com o el séptim o m otivo cn u n a serie de cabezas de toro, co m o p a rte de uno escena q u e m u e stra un g ru p o de m u jeres ofrecien d o flores a una d iosa q u e está senlada b a jo el árb o l sag rad o.jti H oy en d ía pueden e n c o n tra rs e en Gre- D o n n a Kurtz y J o h n R o a r d m a n. Greek Burial C ustom s, Lor.drcs, 1971, pp : Sería m á s fácil acopiar estos mununientos mortuorios] c o m o falos si cualquiera de olios tuviese la m e n o r sem e j anza con esc órgano c on el que los artistas pliegos estaban tan familiarizados. La asimetría del glande, y cl canal y las testículos no aparecen jamas, y la cabeza con frecuencia es plana, herniesforica o esférica. Ft único \rupo de objeto* con el q u e puede decirse q u e estos 'falos' se parecen, es el de los hongos. M u s c o Arqueológico Nacional de Atenas, num. 992: <7 nota 53. úsia es lina sugerencia audaz, pero obsérvese que el propio Dionisos era llamado tguroplidy.os, "tic votador de toros" (Sófocles, trap 665); y obsérvese asi m i s m o que en Las rtmas. de Aristófanes, el e u to d o ios iniciados clcusiiios cnciu- \e de su festin a cualquiera "que no haya sido iniciado en las bacanales del lenguaje del poeta c ó m i c o Cratino, el devorador de toros" (357). E n cuanto al siete c o m o u n n u m e r o místico en los ritos clónicos herbarios, c f Apolonio de Rodas. J-S60-J. F.n Lus avispas, de Arislófanes, además, el pro* cedimiento para beber cl enteoeeno recibe el n o m bre de "cuidar al loro ( 10i. f-f.s posible q u e las cabezas de toro q ue aparecen en las decoraciones

221 212 D O C U M EN TA C IÓ N cía algunas especies de hongos enteogénicos. N o se les llam a venenosos, sino "hongos lo cos, y los cam p esin o s saben que p ro d u cen u n a em briaguez, según dicen, sem e jan te a la del vino, au n q u e en fo rm a to ta lm e n te d istin ta. In clu so es p o sib le que los a n tig u o s griegos so spechasen que el vin o e ra p ro d u cid o, com o en efecto lo es, p o r la acción de un hongo, pues el poeta N icandro llam ó al hongo u n a ferm en tació n m aligna de la tie rra ".21 E n realid ad, el o tro m u n d o d ebe h a b e r sido c la ra m e n te el origen de todos los p ro d u c to s fungoideos, pues el H ades era un lugar cub ie rto de moho,*11 la acrecen cia p a rá sita que es en sí m ism a un signo de la resurrección que se encuentra al cabo de la descom p osición y la p u tre facció n. La sim e tría de los d o s m isterio s sería así p erfecta, pues el b u lb o invernal y el gran o violáceo eran am bos el dios cuyo don a la sociedad era el sym p o siu m, la in stitu ció n de b e b e r su vino en com u n id ad. D icho dios había nacido en invierno p ara rep resentar el an tiguo papel de rap to r de su m adre. M erced a) cleusinas y en los vasos que muestran csccnas elcusinas signifiquen algo más que el simple sacrificio de un toro? ^"Nicandro. Alextphartnaca, 521; cf 525, con escolios. í,t Himno homérico, 2.452; Sófocles. Ayax, 1167.

222 DOCUMENTACIÓN 213 descenso p rís tin o de ella al in fra m u n d o com o d esp o sad a divina, co b ró existencia la m u e rte y q u e d a ro n a b ie rto s los cam in o s e n tre los dos m undos. En Eleusis, los iniciados recib ían la visión b eatífica de la resu rrecció n g loriosa de la d io sa, en co m p añ ía de su hijo concebido b ajo tierra, al tiem po en que tam bién se u n ía n en com u n ió n so b re el cu erp o del se ñ o r de cabellos a z u l-p ú rp u ra,31" con lo cu a l ren o v ab an el e q u ilib rio q u e p ro c u ra b a al m u n d o civilizado la a b u n d a n cia y la vida. D espués de eso, m o riría n m ás confiados, tra s u na v ida de m a y o r segurid a d en la buena fo rtu n a y Ja p ro sp e rid a d, com o p a rie n te s del p ro p io P luto. SonRR DiONISOS EN E l KUSTS E n fecha recien te G. M ylonas, el ú ltim o de q u ie n es h an excavado en E leusis, h a argu* *,B Himno homérico El epfteto tiene con notaciones clónicas formularias, y &o emplea para describir λ Poseidon, en especial en sus manifestaciones clónicas, asi como a sus caballos. El himno describe también c) ropaje de Deméter como de este color ( , 42, 183). Tradiciunulmcnte, las plantas mágicas poseen también este time (cf Pindaro. Olímpica sexta, donde ci futuro profeta Jamo es nombrado, en un contexto herbario, mediante la flor violeta ion y la droga de la serpiente o tosí. El color púrpura oscuro de erysibe lo hace adecuado paro los señores del inframundo.

223 2N D OLT M ENTA CION men indo, on contra de la mayoría de Ius estudiosos anteriores, que Dionisos nada tenía que ver con los m isterios deusi nos (ízlciists nrnl //. <. F.lca.unutn Mysteries, pp. 275 sa: sus ra/oncs son expuestas con ma>or am plitud en su "Eleusis kai Dionusos, Ardunolo^ike Rphi-ntcri*. I960, publicada en pp. 69 1IS). Con ol propósito de refu tar esta opinión extraordinariam ente tendenciosa, debería ser suficiente c ita r ai scudo Démostenos. 59! 17. El discurso va dirigido contra cierta cortesana llamada Nacra, con la intcnciún de entablar juicio contra un hom bre llam ado Estofarlo, que ha estado viviendo i legal men te con ella com o su m arido y repetidam ente Fia intenlado hacer pasar a los hijos ilegítimos de ella como si fueran suyos y por lo mismo tuviesen derecho a la ciudadanía ateniense. Uno de tales hijos era nna m uchacha llamada Fano. a quien Estófano se las había ingeniado para casar con un noble em pobrecido que por a 2ar había sido seleccionado para ocupar el carpo de arcóm e del rey, esto es. el diri* i;ente religioso del Estado a cuya encom ienda se hallaban los sen-icios religiosos, incluidos los m isterios eleusmos. Uno de los deberes d j su esposa, quien recibía el título do reí* na", era desposarse y unirse cerem onialm ente con el dios Dionisos en el mes anihcsícrion. en el tercer dia del festival de las antesierias. liste ri lo. anticuo y misterioso, formaba

224 DOCU M EN TA C IÓ N 215 parte del conocimiento elcusinu prohibido y estaba reservado para una m ujer quo fuese casta y ateniense por nacim iento, condiciones am bas que Fano no cumplía. No obstante ello, Fano celebró sacrilegam ente el ritual. El o rad o r com para este escándalo con otro, por el que tiempo atrás había sido convicto el hierofante Arquias. Arquias había sacrificado un anim al en el Festival de la Cosecha, o haloia, en el altar que había en el patio del santuario cleusino; lo había hecho ilegalmente en un día indebido, en com pañía de una cortesana y a pesar de que ni siquiera tenía derecho a celebrar tal ritual. El orador señala que Arquias fue castigado por su sacrilegio, a pesar de la alta estirpe de su fam i lia. Así pues, en el caso de Naera e) jurado seria incongruente hasta el ridículo si no infligiera un castigo a la im piedad de esa m ujer y de su hija, que habían com etido un ultraje "contra el m ism o dios". Obviamente dicho dios era Dionisos, con quien Fano se había unido sacrilegam ente. Dionisos era el mismo dios reverenciado en el a lta r eleusino y por lo tanto no es posible decir que se encontraba al margen de la religión eleusina, según quiere hacem os creer Mylonas, El argum ento que Mylonas cita para probar sus razones, adem ás, está interpretado en forma errónea. En la ístm ica séptima Pindaro describe a Dionisos como el paredros

225 216 D O C U M EN TA C IO N de Deméter, esto es, alguien que se sienta en el trono adyacente al de ella (3-5). Tal vinculación entre las dos deidades Fue señalada por otros autores antiguos (Aristides, Orationes, 4.10; Calimaco, H imno a Deméter, 70; escolios a Las ranas, 335, de Aristófanes; San Hipólito, Refutatio om nium haeresium, 5.20), a los cuales M ylonas hace a un lado como fuentes tardías que se refieren a una religión que estaba entonces ya contam inada por ideas órficas. Con el propósito de utilizar convenientemente el aserto de Píndaro, que data del siglo v a.c., Mylonas rccurre a una ingeniosa interpretación. Según explica, cada año Dem éter era recibida hospitalariam ente en el EJeusmion de Atenas, al tiem po de su llegada de Eleusis, bajo la forma de los objetos sagrados, o hiera; de modo similar, también Dionisos era hospitalariam ente recibido en su leatro con motivo del Gran Festival Dionisíaco de Teatro, que se celebraba año tras año en Atenas. De manera que, según Mylonas, los dos se encontraban entronizados juntos, desde un punto de vista topográfico: el Hleusinion se hallaba en el ángulo noroeste de la Acrópolis de Atenas, m ientras el teatro de Dionisos estaba al pie del ángulo sureste. Mylonas considera que Píndaro era un adm irador tan ferviente de Atenas que no podía dejar pasar ninguna oportunidad sin ensalzar a la ciudad. Dicho punto

226 DOCUMENTACION' 217 de v ista no puedo a p licarse a ia Istm ica séptim a, au n cuando fuese cierto, pues esta c*jm posición no o frece la m enor ocasión para h acer una referencia a A tenas. La oda fue com puesta para u» vencedor tebano. y Pind aro an u n c ia esp ecíficam en te q u e la m ateria de su poem a serán tem as tebanos: la asistencia de D em éter ai nacim ien to de su paredros D ionisos en T obas bajo la fo rm a de nieve d o ra d a q ue cae a la m e dianoche (1-6), Es inconcebible q u e en lal co n tex to P ín d aro pudiera h a b e r in te n ta d o u n a referencia a la to p o g rafía ática, o que el p atró n teb an o hubiese e n c o n tra d o a p ro p ia d o que un poem a en su h o n o r y en el de su ciu d ad naial in clu yese una alab an za su b rep ticia a una ciudad rival. La m a teria del poem a es eon clarid a d el m ilagroso n acim ien to in vernal de la cria tu ra d iv in a, y los cuid ad o s de D em etcr al niño que llegará a ser su m isterioso consorte. e n tro n izad o a su lado, pues (al es el significado de un paredros (cf la p aro d ia que hace A ristófanes de u n a unión hierogám ica e n tre P istetero y el paredros de Zeus en Las aves, 1754). R especto a las "accio n es m im éo c as que conciern en a la h isto ria de D ionisos" (Estefuño B izantino, s.v, Agrai), M ylorins h a acudid o a u n a in te rp re ta c ió n e x tra o rd in a ria, con el propósilo de excluir a Dionisos de los m isterios m enores. M vlonas am plifica m im enta

227 218 DOCUMENTACION p cri ton D ionuson (al pie de la le tra : "m im esis acerca de las cosas de D io n iso s'1) de m anera tal q u e lo h ace sig n ificar: "esp ectácu lo s en im ita ció n de y sim ilare s a los d ra m a s que se re p re sen ta n en el te a tro en h o n o r de D ionisos, p ero con D em éter y P erséfo n e com o p ro ta g o n is ta s en lu g a r de D ionisos" (E leusis, 277). Este es, en verdad, un m odo ex traord in a rio de tra d u c ir la frase. A dem ás, ya que la ce re m o n ia d e Agrai tenía que v er con cl ra p to de P erséfone, re s u lta ría difícil excluir a H ades quien, según H eraclito, era específicam en te id e n tificad o con D ionisos com o agente de la posesión m enád iea en invierno, el tiem po del año en que el p ro p io dios nacía m erced al golpe del ray o e n tre la lluvia y la nieve. A dem ás, no existe p ru e b a alg u n a de que el s a n tu a rio de A grai, a o rillas del Iliso, tuviese n in g u n a clase de in sta lacio n es p a ra rep resen tacio n es te a tra le s q u e p u d ie ran reía d o n arse, en ningún sentido, con las celebrad a s en el T e a tro de D ionisos en A tenas. N ada sab em o s de a c to res o de p o etas que h ubiesen participado en tales representaciones. P robablem ente la frase se refiere, más bien, según lo he su g erid o, a la recolección ritualizad a del niño d ionisiaco, la p la n ta c a u san te del ra p io d e la d o ncella al H ades. N ótese tam b ién q u e las TJtcstnophoriaza sae, de A ristófanes, que es ín teg ram en te una p aro d ia de la resu rrecció n de la doncella,

228 D O C U M EN TA C IO N 219 asum e que en una celebración ritual cleusina las m ujeres beben vino, al que disfrazan como si fuera sus hijos (630 55): orgías sagradas en que Dionisos, el hijo de Semelc nacido del rayo, las dirige portando el thyrsos con la hiedra por. los retum bantes hocinos de las m ontañas que son el territorio de las desposadas (947 ss). Cari. Λ. P. Ruck

229 E pílo co E L S IG N IF IC A D O D E L O S M IS T E R IO S C uando Gordon Wasson m e preguntó, al principio, si en mi opinión podía ser probada su teoría sobre los m isterios, hubo ciertos puntos que de inm ediato se hicieron evidentes. Sin lugar a dudas, beber una pócima específica era parte de una cerem onia que culm inaba en una visión que no era posible explicar como un m ero artificio escénico. Además, al parecer, la bebida o la em briaguez era un elem ento en otros m isterios, m enos conocidos, como los de los Kabeiroi, en Tebas, o los que se celebraban en Sam otracia. Por otra parte, el hecho de que la cerem onia cleusina haya sido celebrada ilegalmente, para delciíe de los invitados a cenas en casas particulares, a finales del siglo v a.c., apuntaba hacia paralelos obvios con el uso profano de los enteógenos en los tiempos modernos. El modelo que parecía adecuado para nuestra reconstrucción del rito eleusino era el de las com unidades o sesiones cham ánicas entre pueblos m ás contem poráneos; una forma de experiencia religiosa comunal que parece haber existido tam bién entre las culturas prehelénicas y haber perdurado hasta et

230 EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS 221 período clásico com o el tipo de ritu al crónico, en c u a n to o p u esto al olím pico. A dem ás, en caso de s e r c o rre c ta, la te o ría m o s tra ría que o tra an tig u a ram a de los pueb lo s indo* e u ro p eos h a b ía co n serv ad o alg u n a h u ella de un papel sagrad o p a ra los hongos, situ a ció n q ue c o rro b o ra ría la o b ra orig in al de W asson sobre la cerem onia de la som a. La ta re a a q u e nos en fre n tá b a m o s, sin em b arg o, no era sencilla. A penas unos cu a n to s estu d io so s, e n tre los cu ales se c o n ta b a C ari K crcnyi, h a b ían so sp ech ad o q u e la poción cleu sin a podía h a b e r sido algo fu n d am en tal en los m isterio s, y no u n a sim p le conm cm o* ració n del duelo de D em éter. P o r su p u esto, independientem ente de ello, los estudios clásicos h an in sistid o tra d icio n alm c n te en los rasg o s apolíneos de los griegos, no o b sta n te la a d o rac ió n que al m ism o tiem po trib u ta b a n a los llam ados dioses oscuros y, en particular, a D ionisos, cuyos ritu a le s y sim b o lism o ta n cla ra m e n te co m p ren d en la intoxicación, la posesión espiritual o el éxtasis. Con el p ro pó sito de c o n tra rre s ta r e s ta tendencia, pensé que d eb íam o s h ac er h incapié en las su stan cias no alcohólicas q u e se añ a d ían a los vinos en Ja A ntigüedad, pues n ecesa riam en te h a b ría n de m o s tra r que los griegos no p u d ie ro n h ab e r sido aje n o s al uso religioso y recre ativ o de las drogas. Así m ism o, h a b ría n de in d icar que D ionisos debió h a b e r tenid o o tra s ram i-

231 222 F.J. S IG N IF IC A D O DF. LOS M IS T E R IO S ficacíones botánicas, adem ás de su vinculación con la vid. Dudaba, sin em bargo, de que pudiéram os realm ente identificar el inijredionle activo de la pócima, fuera de apuntar cuan plausible es que fuese un cnteó; eno relacionada con el rano. Fue mucho después de que comenzamos a reunir las num erosas pruebas fragm entarias, cuando Negamos a dar can el enlace esencial. Ahora que podem os echar un vistazo al camino recorrido, me gustaría aprovechar la o p o n unidad de es le epiloito en español para destacarlo. Los griegos creían, y hasta cierto punto es rcalmenie cierto, que las plantas comesi i bles eran formas evolucionadas de variedades no com estibles, más prim itivas, y que por consiguiente (a agricultura era un triunfo ile la civilización o ''c u ltu ra. La se milla de cizaña que crecía en el cebadal era no solam ente un im pedim ento para el desarrollo de la cosecha, sino tam bién una amenaza regresiva contra el delicado equilibrio que aseguraba la estabilidad del proceso evolutivo. En form a sim ilar.!as plantas silvestres que eran cazadas como anim ales se ponían en con i vaste con las variedades cultivadas que se cosechaban. Asi la hiedra venenosa. que recolectaban en invierno las ménades para sus thyrsoi, parece haber simbolizado las variedades prim itivas de la vid cultivada, cuyas j lutosas bayas pro pu re i on aban el medio

232 EL SIGNIFICADO DH LOS MISTERIOS 223 p ara la producción del vino. Las m ás silvestres de to d a s esta s p la n ta s e ra n los hongos, vegetales sin sem illa q u e se re sistían a ser c u ltiv a d o s y p arecían p ro ced e r de la ''in se m i n ac ió n de la tie rra p o r el golpe d el ray o del propio Zeus. C aracterístico de todas las plañías, p o r supuesto, es que se nutran de m a terias m uertas y putrefactas, las cuales, u tilizadas en fo rm a ad e cu ad a, son una fu en te de fe rtilid a d. T am b ién en este asp e c to los hongos tien en u n a im p o rta n c ia especial p o r causa del m antillo, que tan obviam ente consu m e el ca d áv er d e n tro de la tu m b a. E ste m odelo de p ro d u c to lu n g o id e a p a r tir de la m u e rte podía ser o b serv ad o ta m b ié n en la F erm entación del vino, p u es el jugo, que era u n a co secha de sangre divina, era e n te rra d o en u rn a s s u b te rrá n e a s, donde los h o n g o s de la ferm entación preparaban la esencia espiritu al, lo que n o so tro s llam am o s alco h o l, por m edio de la cual el dios re s u c ita ría cuando las cu b a s fuesen esp itad as. Tal era el gozoso aco n tecim ie n to celeb rad o en el festival de las antesteria.s, c u a n d o el dios nacía n u ev am en te y por un m om ento lo acom pañaban, proced en tes del o tro m undo, los esp íritu s de todos los antepasados. El sacrificio del dios m ostra b a el cam ino p a ra la reg en eració n de la p ro p ia h u m a n id ad, a p a r tir de la tu m b a, y al beber su espíritu tem perado, los seres hum anos se sentían en com unión con el m undo

233 224 EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS de los desaparecidos. Así com o D ionisos ten ía q u e m o rir p a ra n a c e r com o su d on del vino, así tam bién sus propios avalares prim itivos exigían el rito de la m u e rte p o r sacrificio, con el propósito de lib erar la evolución del dios h acia fo rm a s m ás civilizadas. É sta s e ra n los an im ales, o tal ve?, las p la n tas, q u e se ca zaban p a ra el sparagm os, el feroz d e sm e m b ram ien to y el su b sig u ien te b anquete co n ca rn e cru d a, n la m a n e ra de los p u e blos prim itivos. Dichos anim ales eran acom pañantes caros al dios, y al ofrecerlos tam bién a ellos p a ra el sacrificio, aquél m o stra b a su intención benéfica h ac ia la h u m a n id ad. E n tre esto s an im ales se en c o n tra b a la ca b ra, tragos, cuyo h á b ito de p a c e r e n tre las vides ponía en p eligro la co secha del vino, y la h a cía especialm ente adecuada para ser sacrificad a al dios. Se h a su g erid o que la endecha triu n fa n te q u e «e c a n ta b a p a ra el sacrificio de la ca b ra c o n stitu y e el origen de la tra g e d ia. La ca b ra apare ce tam b ién b ajo la form a de los sá tiro s h irc in o s, q u e según se decía reto zab an con las m énades en el cam p o, y m o stra b a n una e x tra o rd in a ria inclinación a la em briaguez. E n ningún o tro d o cu m en to se n a rra la h isto ria de la d e stru c ció n de ia o tra identidad de) dios con m ás h o rro r y gloria que en la tragedia de E urípides Las bacantes. A p artir de esta pauta botánica evolu-

234 E L SIG N IFIC A D O DE LOS M IS T E R IO S 225 cion i sia, y a Ja luz de ciertos aspectos fúngicos del sim bolism o de Dionisos, movido por ia esperanza de encontrar alguna continuidad con el culto de la soma, manifesté en los capítulos precedentes la sospecha de que en los m isterios m enores, celebrados en el lugar de ca?.a llamado Agrai, figurara un hongo. Después de aparecida la edición en inglés do esta obra, he descubierto algunos datos que confirm an esa idea y que presentaré próxim am ente en un ensayo en la revista Helios. Mi trabajo se ocupa de un pasaje de Las ivús, comedia de Aristófanes, donde se describe a Sócrates dirigiendo un rito de necrom ancia en presencia de una tribu llamada "pie-sombrío". M uestro allí que el contexto de este pasaje es una referencia reiterada al escándalo contem poráneo de la profanación de los misterios, en particular a la unión hierogám ica de la reina, en el mes de los m isterios menores. La mención de esta enigm ática Lribu pie-sombrío podría tener su origen en Ja tradición, que arranca de! Aja Ekapnd {' pie único 110 nacido ) de los textos védicos, del hongo sagrado como una persona con aspecto de gnomo, sostenida, como un parasol, sobre una sola pierna. Por consiguiente, en cuanto hace a Jos misterios m ayores, un hongo relacionado con el grano se ajusíarfa perfectamente a estas pautas botánicas. Así como los hongos de la

235 226 EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS ferm entación com plem entan cl producto, silvestre de los rituales m enádicos donde p articipaba Dionisos. asi tam bién había una versión de! dios d o m e ñ ad a en el cornezuelo que crecía sobro el gran o de D em éter, el su ste n to sólido de la hum anidad, según dice E urípid es en Las bacantes, cn c u a n to o p u esto al s u ste n to líquido del D ionisos cultivado. La celebración de am bas clases de m isterios aseg u ra b a la esta b ilid ad del p ro ceso evolutivo, asi com o Dionisos tenia tam bién que ser honrad o cn los ritu ale s invernales del m enadism o y en las c e re m o n ia s m ás civilizadas del sim posio, o en la celebración del dios com o fu en te de in sp ira ció n, m ás que de locura; por ejem plo, en algunos m onum entos do cultura intelectual, tales com o los festivales d ram áticos. A parte de a seg u ra r en lo p ersonal la fe rtilid a d y la c o n tin u id a d de la existencia, e ra sin d u d a en este sentid o com o los griegos percibían la verdadera im portancia de la celeb ració n anual de los m isterio s. Sin ellos, la tra m a en te ra de la c u ltu ra helénica q u ed a ría deshecha. Una vez re su e lta (a cuestió n de la id entid ad del enleógeno, el exam en retro sp ec tiv o hizo ev id en tes o tro s asp ecto s de los m isterios elcusinos. Al igual que los o tro s culto s panhe* Iónicos m ayores, co m o el de Apolo en D elfos o el de Zeus en O lim pia, los m isterio s elcusinos llevan al cabo una m ediación típica entre las

236 EL SIGNIFICADO DE LOS MISTERIOS 227 tra d icio n es cló n icas y olím picas, con lo que te stim o n ian el d esarro llo de la religión de los tiem p o s p rehelénicos a los helénicos. Lo que com ienza co m o el ra p to violen to e ilegal de P erséfone, cu lm in a con la au ten ticació n de lo sucedido, b ajo la fo rm a de la sep aració n legal de la d o ncella de su m adre, al asu m ir aq u é lla su papel de esp o sa en casa de su m a rid o, al través del rito del m a trim o n io. Es e s ta tra n sic ió n lo que explica que se añada m e n ta a la pócim a de cebada y agua, pues la fra g a n te hierb a silvestre, con su s c o n n o ta ciones de sex u alid ad ilícita, d ebe ceder ante el d esarro llo o rd e n a d o de los g ran o s c u ltivados. A dem ás, Iu fig u ra de la G ran Diosa su fre u n a tra n sm u ta c ió n im p o rta n te, pues la s in g u la rid a d o rig in al de la m u je r divina ha sido dividida en una p areja sagrada de m a d re y doncella, que de co n tin u o se reúne en las visitas repetid as de los p arientes políticos y el n acim ien to del niño divino, que es el h ered e ro que une las d o s casas. E stas grandes diosas q u ed a ro n asim ila d as de v arias m a n eras a la estirpe olím pica, por lo general al inc o rp o ra rse a la línea de c o n sanguin id ad de Zeus co m o su h ija o su herm ana. E n el caso del p a r eleusino, la división de ja d iosa dio p o r re su ltad o u n a q u e volvió a n acer com o la h ija de Z eus, m ie n tra s la o tra, m a d re de la p rim era, es h e rm an a de este, co m o la p ro p ia H cra. Sin em bargo, solam ente D em éter ha-

237 225 EL SIG N IFIC A D O DE LOS M IS T E R IO S bita ei Olimpo, mien i ras Perséfone, como Dionisos, que es también hijo de Zeus, apenas si lo visita per i úd caí neme desde el mundo c tónico. La singularidad de que se haya convertido en un p ar se aprovecha, para integrar una unidad, en la figura enigm ática de Hecale, la m ujer triple que incluye los papeles de las dos ν les añade los im ponentes poderes de su condición de reina en la casa de Hados. E ntre estos m undos de dioses agonizantes e inm ortales, la hum anidad desempeña un papel esencial como m ediadora, pues según dice Esquilo en Prometeo encadenado, los seres hum anos fueron form ados de la arcilla por un dios de la tierra, y a este m aterial se le añadió el poder del intelecto que fue robado a Zeus bajo la form a de fuego, mism o que el dios había expropiado de las clónicas entrañas de la tierra apenas hubo ascendido al dominio del cosmos. Aunque originalm ente Zeus pretendió destruir la raza de los hom bres y, a decir verdad, acabó por conseguirlo, salvo por una pareja que la reconstruyó, ahora bajo el m andato de Zeus y de nuevo con tierra, la m ortalidad de los seres hum anos resulta indispensable para los olímpicos; pues a final de cuentas los hom bres deben nutrirse do la m uerte en tanto sustentan a los inm ortales cuando ofrecen a los cielos una porción de sus propios alim entos en sus sacrificios crem atorios.

238 EL SIG N IFIC A D O DE LOS M IS T E R IO S 229 Podemos aventurar que en esta pauta de inicrdupcndcncia se reconciliaron dos clases de cham anism o: una, la dû los ritos, que icnia un papel preponderante, y la otra, la de la deidad paternal, que llego con los cazadores guerreros del N orlc en las m igraciones indoeuropeas. Así tam bién, en las tradiciones míticas Deméter llega a Eleusis procedente de la isla minoana de Creta, m ientras el prim er hierofante de los m isicrios de la diosa rem ontaba su ascendencia a una familia del septentrión de Traeia. El propio cornezuelo, corno el vino que se originó en las tierras del M editerráneo, presenta una transm utación perfeci a d d entcógcno indoeuropeo, silvestre. en una variedad cultivada, A la visla de tales pautas, me atrevería a especular que respecto a la adorm idera, de In cual se sabe que figuraba en las religiones de los pueblos prehelénicos, tam bién se creía que había sufrido una evolución, hasta culm inar en una variedad comestible, la granada, tal vez, al través de la adorm idera Papaver rhoeas, que así mism o es una maleza común en los cultivos de gram íneas. De ahí la Frecuente aparición de capullos de adorm idera y de granadas, adem ás de la cebada, como símbolos de las dos diosas y de sus misterios. C a r l A. P. R u c k

239 A p é n d i c k ENTEÓGENOS * Tou>S las lenguas se desarrollan ju n io con el pueblo que las habla, y tom an prestados o invenían los térm inos que requieren para m antenerse al día, m ientras desechan otros que ya no necesitan. Λ principios do los años sesenta se produjo una oleada de abusos en la ingestión de las llam adas drogas "alucinógenas" o "psiquedélicas, que en general fue observada con desconfianza y relacionada con las actividades de grupos delicuentcs o subversivos. Fuera de las jergas de las varias subculturas, no existía una term inología adecuada para esta clase de drojias. So acuñaron entonces palabras que dejaron ver en su génesis la incom prensión o los prejuicios de la época. De entre los m uchos térm inos propuestos para designar esia clase única de drogas, en el habla com ún han sobrevivido sólo unos cuantos. En opinión de los autores de es le artículo, ninguno de ellos m erece seguir en uso, a menos que no nos im porte perpetuar en nuestra lengua los errores del pasado. Comúnm ente, por ejem plo, nos referim os a la alteración de las percepciones sensoriales como una ' alucinación", y de ahí que la droga que A0 Journal of Psycticdclic DntfiS. vol. U. im m x. 1 y 2. e n e ro -ju n io d e

240 232 CNTECCENOS ocasionaba tal cam bio viniese a ser conocida como un "alucinógeno'v Sin em bargo, el verbo alucinar'' im pone de inm ediato un juicio de valor.sobre la natui-aleza de las percepciones alteradas, pues significa "ofuscar, seducir o engañar, haciendo que se lome una cosa por otra''. Procede del latín ;Ίι/ (Ijucifiari, divagar mentalm ente o hablar sin sentido", y en esa lengua es sinónim o de verbos que significan esta r loco o delirar. Ademas, según parece, lue tom ado del griego, donde forma parte de una familia de palabras que im plican movimiento incesante y agitación perpleja, tal como la causada por el duelo y la desesperación. Cómo puede un térm ino sem ejante perm itirnos com entar con im parcialidad esos trascendentes y beatíficos estados de com unión con las deidades que,.según lo han creído muchos pueblos, la gente o los cham anes pueden alcanzar m ediante la ingestión de lo que solemos llam ar "alucinógenos? O tras designaciones son igualm ente inadecuadas. Durante e l prim er decenio posterior al descubrim iento de l a LSD, los hom bres de ciencia q u e investigaban la influencia de tales drogas en los procesos m entales (casi todos ellos, 1 Π1 primero que utilizó en letras de imprenta los términos alucinógeno" y alucinogénico" fue Donald Johnson, un mcdico inglés, en un folleto titulado The Halhtciuoficinc Drugs (Chrisiopher Johnson, Londres ). Sin embargo. Johnson lomó lal designación de ires medicos estadunidenses, Abram Hofíer. Humphry Osmund y John Smyihie.s, que no la utilizaron en letras de molde sino hasta el año siguiente.

241 CNTEÚGENOS 233 os obvio, carecían de experiencia personal sobre sus efectos), tenían la im presión de que parecían inducir un estado próxim o a la dem encia y a la psicosis. De ahí el térm ino psicolomíméticos*' Jo "psicom im éticos";, que fue acuñado para referirse a una droga que provocaba estados psicóticos. H asta hace poco tiem po la psicología, que desde el punto de vista etimológico es el estudio del alm a o del 'espíritu1', se ha ocupado solam ente de las enferm edades mentales y de las desviaciones de la conducta, y todos los térm inos com puestos a p u n ir de la raíz psico- conllevan esta connotación de enferm edad; psicótico, por ejem plo, no podría significar "espiritual". Osm ond procuró hacer a un lado estas asociaciones adversas cuando pro puso el vocablo "psychedelic"/ la única palabra 2 F.n una carta a Humphry Osmond, lechada el 30 de marzo <lc 1956, Aldous Huxley proponía que la mescal inu fuese llamada un "phaneroihymc". Huxley escribió estas ingeniosas líneas: To make this trivial world sublime. Túkc <1 half a gramme vf phaneroíhy})iv. (Para hacer este trivial munde sublime, Tome medio gramo de fancrotimc.) Osmond replicó con el siguiente dístico: To faihom Hell or sour angctic. Just íakc ti pinch o psychedelic. Pava penetrar cn cl Infierno o tener un vuelo angélico. Simplemente lome una pizca de psiqueddico.j Gran parte del crédito por la popularización del termino "psiqucdejico" debe concederse a Ralph imctzncr y a Timothy Leary. En la primavera de

242 234 E N T E Ó G E N O S inglesa que emplea la raíz anómala psyche- en lugar de psycho, con la esperanza de que el término, diferente de "psychotomimetic', pudiera designar algo que muestra el alma". Sin embargo, psychedelic no sólo es una formación verbal incorrecta, sino que ha llegado a estar en tal forma investida de connotaciones de la cultura pop de los años sesenta que es incongruente hablar de que un chamán tome una droga "psiquedecíica. Es probable, además, que incluso la composición anómala de la palabra no alcance a evitar la confusión con las designaciones formadas a partir de la raíz psico-, de manera que causaria las mismas dificultades que psicotrópico, que tiende a significar algo que nos "lleva a estados psicóticos" y no, simplemente, A una forma de percepción alterada. Hn vísta de lo anterior, queremos sugerir un vocablo nuevo, que podría resultar apropiado para referirse a las drogas cuya ingestión altera la mente y provoca estados de posesión extática 1963 se publicó en Cambridge, Massachusetts, el primer número de la Psychedelic fleview, cuyos editores eran Mct2ner. Osmond y Lear y, entre otros. La Psychctlvlic Review ya desapareció, pero el termino se ha perpetuado en el titulo del Journal of Psychcdeiic Drugs. La extraña designación propuesta por Huxley no tuvo tan larga vida. La carta del escritor deja en claro que para el significaba un manifestador del alma". Sin embargo, 1a palabra griega thymos significa órgano de la pasión, el carácter y la ira", y "phanerothyme designaría una droga que haga manifiestas las emociones intensas.

243 ENTEOGEKOS 235 y cham ánica. En griego, entheos significa literalm ente "dios (tfil o.o adentro", y es una palabra que se utilizaba para describir el estado en que lino se encuentra cuando está inspirado y poseído por el dios, que ha entrado en su cuer po. Se aplicaba a Jos trances proféticos, In pasión erótica y la creación artística, así como a aquellos ricos religiosos en que los estados místicos eran experim entados al través de la ingestión de sustancias que eran transustandales con lo deidad. En com hinación con la raíz gen-, que denota la acción do devenir", esla palabra compone el térm ino que estam os proponiendo: en teógcna. M uestra designación es fácil de pronunciar. Podemos hablar de enteógenos o, com o adjetivo, de plantas o de sustancias cntcofiénicas. En un sentido estricto, sólo aquellas drogas que producen visiones y de las cuales pueda m ostrarse que han figurado en ritos religiosos o chama rucos serían llam adas cntcópenos; pero en un sentido más amplio, el tcrrninu podría tam bién ser aplicado a otras drogas, lo mism o naturales que artificiales, que inducen alteraciones de la conciencia sim ilares a Iris que se lian docum entado respecto a la ingestión ritual do los entcógenos tradicionales. C a r l Λ. P. R u c k, J i.r i:.\í y B ig w o c h». D a n n y S t a p i.i:s, J o n a t h a n O i t y R. G o r d o n W a s s o n.

244 INDICE Prefacio... 9 I. HI camino de W asson n Eleusis II. Una pregunta inquietante, y mi respuesta Π Ι. La solución del m isterio cicusino IV. Datos ftiiaijiores V. E) him no hontérico a D em éter VI. D ocumentación La Visión de F.lcusis Los m isterios m enores Triptolemo y los m isterios mayores El hijo de las dos diosas... 1Í2 Identificación Sobre Dionisos Epíloyo. El signilicado de los m isterios Apondice. E ncógenos

245 F te lib ro ac lerm in n (le im p rim ir <*1 «lia 2 7 d e Ju n io de 1085 en Ιλη talleres d e L iin Edicionif- O lim p ii, S. Λ. S evilla 109, y sc e n c u a d e r n ó e n K n c iia tic n m c iijii P ro R fc so, S. A. M unici ii<' LiIpre» lfcfi, M cm íio Itt, Γ). F Sc (irnrnn *>.000 ejem plares.

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