El contexto histórico mundial

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3 El contexto histórico mundial Acabada la Segunda Guerra Mundial, la humanidad dividida y hambrienta de Paz, Unidad y Trabajo deseaba reconstruirse. La Iglesia, como comunidad de varones y mujeres, sufre también. Si bien bajo el pontificado de Pio XII se pudo afirmar que la única institución mejor organizada de ese entonces era la Iglesia Católica, no obstante ella no escapaba de las situaciones reinantes. No imperaba la confusión Teológica, Filosófica y Religiosa de nuestros tiempos, los principios de autoridad eran aceptados sin discusión. En Alemania, Bélgica, Francia y América sin dejar de señalar Italia y España comenzaron a propagarse movimientos Bíblicos, Litúrgicos, Sociales, de Ecumenismo y pastorales. Estos movimientos ponían en tela de juicio cierto status quo, en la vida cotidiana, sin contradecir la acción tradicional de la Iglesia. De alguna manera presentaban la necesidad de controlar excesos, explicar costumbres, reconocer sanos nacionalismos, aceptar otras culturas, incorporar tradiciones de antiguos pueblos sumados hoy a la Iglesia Católica.

4 El contexto en Argentina La Iglesia argentina tenía figuras como el Cardenal Copello, Caggiano, Primatesta y Fasolino. Obispos como Mons. Rau (Primer Obispo de nuestra Diócesis), Segura, Podestá, De Andrea. En los seminarios enseñaban profesores como Trotta, Lavalle y Ponferrada que abrieron mentes y corazones a la Universalidad de la Iglesia. En la Argentina se instaló un Gobierno totalitario y dictatorial que obligó a considerar otras realidades a nivel mundial y ampliar nuestros horizontes de catolicidad. Se sufrió amenazas y menosprecio, se echaron del seminario a chicos, los sacerdotes estuvieron presos, las procesiones fueron prohibidas, obispos acallados y deportados (casos Tato y Novoa), Diócesis sin obispos, etc. En 1956/57 acallada la revolución y establecido el orden, aunque no democrático, el Papa Pio XII en 1956 creo en la Argentina 3 Arzobispados, 12 Diócesis nuevas y el Obispado Castrense, dando así nuevo impulso a la Evangelización en nuestra Patria.

5 El contexto en Mar del Plata Entre las 12 Diócesis figura nuestra Iglesia particular de Mar del Plata, el clero y seminaristas de Necochea y Lobería provenientes de Bahía Blanca pasamos a la nueva jurisdicción junto a los provenientes de General Alvarado, General Pueyrredón, Balcarce, Mar Chiquita, General Madariaga, Pinamar, Villa Gessel y Maipú que con Tordillo y San Bernardo formarían posteriormente la Iglesia de Chascomús. Nuestro primer Obispo fue Mons. Enrique Rau. Asumió en tal calidad el 22 de Julio de 1957.

6 El Concilio Vaticano II El Papa Pio XII que presidio la Iglesia Universal desde 1939, en el año 1958 paso a la Casa del Padre y en el mismo 1958 comenzó el ministerio pontifical el Papa Juan XXIII hasta Fue elegido cuando ya había cumplido 77 años y llego al papado como un Santo Obispo, manso y humilde pero a la vez convencido tenaz y esperanzado. Decía en forma de reclamo Es necesario abrir las ventanas de la Iglesia para que entren nuevos vientos y también Es necesario mirar en los demás lo que más nos une que aquello que nos separa A los tres meses de su pontificado llamo a Asamblea Diocesana al clero romano, recibió en el Vaticano al Arzobispo Anglicano primado de esa Iglesia (primer gesto ecuménico) y para el 25 de enero de 1959 convoco al Concilio Ecuménico Vaticano II para Octubre de Muchos de fuera de la Iglesia Católica también fueron convocados al concilio. Habían pasado más de 100 años sin Asambleas Ecuménicas.

7 Mons. Rau y su participación conciliar En nuestra joven Iglesia de Mar del Plata el Obispo y pastor, Enrique Rau asumió la posta. La Iglesia se movilizo antes, durante y después del Concilio. Nos llamo a los presbíteros, religiosos, y laicos para actualizarnos. Fueron famosos las sábados pre conciliares, donde desde la Catedral, el Pastor enseñaba, convencía, rezaba e informaba sobre este acontecimiento desconocido en nuestros días, aunque no para la Iglesia. En Julio de 1962 se puso a toda la Iglesia en oración pidiendo por el Concilio. Para ese entonces el Obispo había sufrido un profundo trastorno para su salud que lo postró en cama. Sin embargo su esfuerzo y voluntad lo ayudaron a recomponerse y poder viajar. Al cabo de la primera sesión volvió sano y participando activamente en las demás secciones hasta el final.

8 Constitución Dogmática «Sacrosanctum Concilium» Con la muerte de Juan XXIII y la elección de Pablo VI se renovaron e intensificaron las inquietudes y los cuestionamientos. El 4 de diciembre de 1963 al finalizar la 2º etapa del Concilio se voto y promulgó la constitución sobre Sagrada Liturgia y en la diócesis también nos pusimos en marcha. Al regresar de la 1º etapa en la Parroquia Nuestra Señora de Lujan, el Obispo afirmó ahora el pueblo de Dios no es ni sordo, ni mudo ni paralitico, en las celebraciones y fuera de ellas el pueblo se mueve, canta, reza con gestos propios y cultura propia.

9 La gran reforma llegó para quedarse La idea de San Juan XXIII fue que la Iglesia es comunidad dinámica porque esta fundado sobre hombres y es fue y será una realidad constante y en movimiento. Hubo problemas? Por todas partes, y también los hay y los habrá, tanto de afuera como de adentro. Respondemos ciegamente a costumbres y por inercia, hago las cosas porque así me gusta, olvidando que Cristo es el único Sumo y Eterno Sacerdote y que la Iglesia es depositaria de la verdad de Cristo.

10 Fueron de importancia en Mar del Plata el constante desfile de Obispos y celebres personalidades, que después del Concilio y durante los veranos nos visitaban y expresaban en sus conferencias testimoniando lo que habían vivido. El Obispo Rau en la medida de sus posibilidades fue aplicando el Concilio, haciéndolo comprender, e insistía diciéndonos no cambien nada sin pensar que cosa ocupará ese lugar que no desoriente al pueblo de Dios. El 20 de agosto de 1971 fue llamado a la Casa del Padre dejándonos ejemplo de vivir profundamente la Teología, sentir la Iglesia como propia, amar a Cristo y a la Virgen María, profesando siempre que la Iglesia es Una, Santa, Católica, y Apostólica y que guiada por el Espíritu Santo debe interpretar los signos de los tiempos, sea nuestra vida una ofrenda de amor y que exprese a todos los hombre la Alegría del Evangelio.