LOS MADRILEÑOS Y SUS GASTOS EN LA NAVIDAD DE 2005: PERSPECTIVAS CONSUMISTAS Introducción La parte variable del cuestionario de la oleada de noviembre de la Encuesta de Consumo de la Cámara se ha dedicado como de costumbre - a examinar los gastos derivados de las fiestas navideñas. Y ello no sólo por la coincidencia de las fechas, sino especialmente para conocer de qué forma se podrían ver afectadas las Navidades de 2005 por la percepción de la coyuntura económica y, en general, el estado anímico de los madrileños, que - de acuerdo a los datos proporcionados por la última oleada de Encuesta de la Cámara - no son, ni mucho menos, de los más optimistas. Para profundizar en ello, se ha pedido a las responsables de las compras familiares madrileñas que formulasen sus previsiones justificadas de gasto para estas fiestas - en comparación con las del pasado año -, indagando sobre la composición de los gastos extraordinarios que se generan en estas fechas. También, y repitiendo una pregunta ya formulada en 2004, se ha dedicado un apartado a conocer el regalo ideal que las amas de casa harían a su familia, si estuviera en sus manos.
1.-Los gastos navideños en 2005: tendencia a una menor limitación y voluntad de darse alegrías Como viene siendo habitual en estas oleadas específicas, las respuestas directas de las encuestadas no reflejan, a primera vista, síntomas de que las próximas Navidades vayan a ser especialmente restrictivas en cuanto a los niveles de consumo de los hogares, sino más bien todo lo contrario. Si se comparan las respuestas de esta ocasión con las de años anteriores, el saldo final entre quienes esperan gastar más y menos no sólo es claramente positivo, sino que lo es en mucho mayor medida que en las recogidas precedentes, consolidando una tendencia creciente que no ha cesado desde que, hace cinco años, se comenzó a indagar sobre estas cuestiones. Así, el 48% de las entrevistadas (34% en el año 2004) afirma que en su hogar se gastará más este año que el anterior, mientras sólo un 11% (15% el año pasado) vaticina su disminución. Pero llama la atención que quienes matizan que gastarán mucho más estas próximas navidades (17%) duplica la proporción del año 2004 (9%). (Gráfico 1) 1
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El índice resultante - balance de cifras positivas y negativas - ha superado siempre el punto de equilibrio de 100, pero este año con mucho mayor amplitud que en todos los anteriores. Sin embargo, la experiencia acumulada revela que esta primera percepción puede resultar engañosa si no se indagan los motivos que explicarían los cambios de conducta familiar previstos. Al hacerlo, se observa que la inmensa mayoría de las expectativas de crecimiento de los gastos extraordinarios generados por la época festiva se explican por motivos involuntarios - inflación; cambio de las circunstancias familiares; etc. -, mientras que las expectativas de reducción obedecen a opciones deliberadas. En esta ocasión, casi dos tercios de las expectativas de crecimiento de los gastos extraordinarios generados por la época festiva se explican por motivos inflacionarios. Así, el proceso de descontrol de los precios - y, sobre todo, su percepción subjetiva, muy superior a la que arrojan los indicadores estadísticos - que suele producirse en esta época lleva a que el 64% de quienes formulan previsiones de incremento de los gastos navideños en su familia este año lo achaquen al aumento de los niveles de precios (75% en 2004). A esta percepción inflacionista se suman otros argumentos de tipo circunstancial, como el incremento en el número de miembros del hogar o la adquisición de nuevos compromisos. Sin embargo, este tipo de argumentaciones que expresan un aumento del gasto no deliberado ni deseado, pese a seguir constituyendo una amplia mayoría, parecen encontrarse en retroceso con respecto a lo recogido en anteriores ocasiones. Y, en contrapartida, se observa un fuerte crecimiento de la 3
mención de argumentos que denotan una voluntad manifiesta de incrementar el gasto navideño. Este tipo de argumentos, cuya presencia venía siendo mínima hasta ahora, adquiere en esta oleada una importancia inusitada, especialmente la voluntad de darse alegrías u olvidarse de las preocupaciones. Por su parte, las explicaciones de los que anuncian una reducción comparativa de sus niveles de gasto aluden, sobre todo, al empeoramiento de la situación económica familiar (cinco puntos más que en 2004), de las dificultades derivadas del incremento de los gastos ordinarios no compensados por un aumento correlativo de los ingresos (nueva alusión a la espiral inflacionaria), o del clima de incertidumbre con respecto a la evolución general de la economía. Si tenemos en cuenta todos estos motivos, es posible estimar que para las Navidades de 2005 más de un 15% de los hogares espera aumentar realmente sus niveles de gasto (en términos auténticamente cualitativos), mientras cerca de otro 10% espera, por el contrario, reducirlo deliberadamente. Es decir que el balance final, por primera vez, mantiene el mismo sentido que el que surgía del primer examen de las respuestas literales - aunque reduciendo en mucho su intensidad -, confirmándose así la tendencia a una menor limitación en los gastos navideños, en comparación al año pasado. (Gráfico 2) 4
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Balance ponderado que insistimos - por primera vez desde 2001 tiene un sentido positivo, que se refleja en su situación claramente por encima del punto de equilibrio de 100 en la escala 0-200 (105,9). (Gráfico 3) 6
Además, presenta unas oscilaciones también distintas que en otras ocasiones, y quizá algo más coherentes: los más cuidadosos con sus gastos son los adultos (45-54 años), mientras los más generosos son, por una parte, los más jóvenes y, sobre todo, los de edades más avanzadas; las diferencias sociales son muy reducidas, salvo en lo que respecta a los hogares de niveles socioeconómico medio-bajos: los más obsesionados con la moderación de sus gastos. 7
2. En qué se gasta más en Navidades: comidas y regalos La mayor parte de los excesos en los gastos corrientes navideños será debido a dos grandes capítulos: las comidas familiares y los regalos. Estas dos partidas acaparan más del 90% de las respuestas, tanto las espontáneas como las sugeridas, sin que haya diferencias significativas entre ambas en cuanto a su importancia relativa. Sobre todo si a las comidas les añadimos su complemento casi inevitable, la compra de turrones y otros dulces típicos de esta época. Muy por detrás aparecen las celebraciones fuera del hogar (ir a comer o cenar fuera, tomar copas...), tanto con amigos como con familiares, o la compra de indumentaria personal (7% en ambos casos). Los viajes que ahora veremos constituyen un deseo generalizado - parecen tener un peso realmente pequeño en los gastos, incluso inferior a la compra de lotería (6%), que duplica este año las previsiones del pasado 2004. La evolución reciente de los gastos navideños previstos nos muestra para este año, en relación al anterior, una tendencia a aumentar los que se refieren a ocio, azar, vestimenta y turrones, algo coherente con el espíritu especialmente festivo de la Navidad de 2005 que se viene comentando. (Gráfico 4) 8
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El peso de los regalos, las celebraciones y la renovación del vestuario (estas dos últimas, presumiblemente, muy correlacionadas entre sí) es especialmente fuerte en la población más joven (que normalmente suele afrontar las comidas familiares más como invitado en casa de sus padres que como anfitrión), mientras que a partir de los 45 años la obligación de sufragar comidas o cenas multitudinarias se vuelve mucho más gravosa (a la vez que la ausencia de hijos en edad infantil tiende a aligerar la incidencia de los regalos). También se percibe la presencia de factores culturales, siendo más significativo el peso de los regalos en las capas más solventes económicamente, mientras que prevalecen las comidas familiares en las de menor nivel. En las capas medias ambos capítulos de gasto están igualados. (Gráfico 5) 10
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3.-Los regalos que se desearían para la familia: la vivienda gana puntos En esta oleada se ha reiterado la pregunta a las responsables de las compras familiares madrileñas acerca del tipo de regalo con el que soñarían (o que se harían, si pudiesen) para su familia. Aparecen claramente dos productos favoritos, el viaje de placer por una parte y ligeramente por encima - la adquisición de una vivienda, en su mayor parte como segunda residencia, por otra. Este último es un fenómeno nuevo, que habrá que seguir con atención, puesto que en años anteriores el acento parecía estar más puesto en la renovación de la residencia principal o en la cancelación de la hipoteca de la actual. Por detrás del viaje y la inversión inmobiliaria, aparece el cambio del coche y a continuación la mejora de la capacidad económica para cancelar la hipoteca. En paralelo, destaca la escasa mención de bienes de uso personal como la vestimenta en general. (Gráfico 6) 12
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Según edades y niveles socioeconómicos, llama la atención, ante todo, la dificultad que experimentan las amas de casa de más edad para seleccionar su regalo ideal: cerca del 33% de ellas no acierta a responder a la pregunta, quizá porque ese ideal les ha parecido siempre tan distante que ya ha se les ha quedado sepultado en la memoria. En cambio, la predilección por los viajes de placer presenta un perfil socio demográfico bastante preciso: se da, sobre todo, entre las familias más jóvenes y socialmente mejor situadas. Entre las de edades maduras y de nivel medio-bajo, este deseo se vuelca hacia la cancelación de la hipoteca, que se tiende a vivir como una auténtica liberación. 14