Nota: autorizo al Comité Académico del II Congreso de Estudios Poscoloniales/III Jornadas de Feminismo Poscolonial Genealogías críticas de la Colonialidad, a publicar el presente escrito en cualquiera de los formatos que dicho Comité defina. FENÓMENOS DISCRIMINATORIOS Y CLASIFICACIÓN SOCIAL. LA CUESTIÓN RACIAL EN LA ARGENTINA DE HOY. Jazmín Bazán Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad Nacional de Córdoba (jbazanhb@gmail.com) Mesa Nº 2: Epistemologías coloniales/des/poscoloniales La pregunta disparadora del presente escrito es: qué sucede con la cuestión racial en la Argentina de hoy? En el siglo XIX, el racismo de elite de Sarmiento y Roca, llamaba abiertamente a exterminar a las razas inferiores. Luego, en el siglo XX, este grito es reemplazado por el ocultamiento de la existencia de aquellas razas inferiores tras la fachada de una Argentina racialmente europea. Para ello, a través de la idea del crisol de razas, como un eje de integración cultural buscando asimilar la diferencia, se estimula la llegada de inmigración europea educada y calificada. A partir de allí, ser argentino tenía directa relación con ser europeo, es decir, se asociaba a un determinado origen étnico blanco (Sirlin, 2010). Ahora bien, llegado el siglo XXI, continúa la raza circulando en el imaginario argentino? Procurando avanzar en estas cuestiones, he seleccionado dos textos del sociólogo peruano Aníbal Quijano que considero claves, atendiendo a los planteamientos del autor respecto a la invención eurocéntrica del color (de la piel), en el cual se basa la referencia biológica de raza. Las diferencias fenotípicas 1 - especialmente el color de piel- fueron definidas como expresión externa de las diferencias raciales. Y el papel que éstas juegan en la clasificación social -que no es otra cosa que la distribución del poder- es el resultado de las disputas por el control de los ámbitos sociales. 1 En un primer período, principalmente el color de la piel y del cabello y la forma y el color de los ojos. Más tarde, en los siglos XIX y XX, también otros rasgos como la forma de la cara, el tamaño del cráneo, la forma y el tamaño de la nariz.
Considero que aún hoy, es posible observar ciertos comportamientos y discursos cotidianos en los argentinos, que dan cuenta de que la categoría raza está presente y operando en las subjetividades y el imaginario social, como forma de clasificación social de su población. Así, a la luz de los planteos de Quijano, me valdré del Mapa Nacional de la Discriminación (2013) del Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y Racismo, como una herramienta a través de la cual observar cuáles son principales Los estereotipos y prejuicios que integran el imaginario social de los argentinos en la actualidad. Me centraré particularmente en el indicador Color de piel, pretendiendo observar de qué forma y en qué ámbitos y grupos sociales aparece esa forma particular de clasificación social. ** La historicidad de la categoría de raza 2 tal como explica Eduardo Restrepo en el Diccionario de Estudios Culturales Latinoamericanos (2009), es señalada desde una vertiente de los estudios culturales: precedentemente a constituirse como una entidad fija e inmutable, factible de ser rastreada en todos los lugares y tiempos, la raza es producto de condiciones históricas concretas y varía sustancialmente de una formación social a otra (2009: 246). De esta forma, desde dicha vertiente teórica, son cuestionados aquellos esencialismos biologicistas, que plantean a la raza como una realidad biológica. El hecho de considerar a la raza como tal, se remontaría a la expansión colonial europea: apoyada en el discurso experto de la biología, la idea de raza fue creada como una forma de clasificación y subordinación de poblaciones no-europeas. Ahora bien, aunque la ciencia biológica haya refutado hace decenios la efectiva existencia de entidades raciales, lo que llama la atención es observar cómo la noción de raza como entidad biológica ha continuado habitando de disímiles formas el imaginario colectivo y el sentido común, imbricándose con prácticas de diferenciación, regulación, normalización, exclusión y control (Restrepo, 2009: 246). Para explicar detalladamente la raíz histórica de la categoría de raza como una invención colonial eurocéntrica, nos valdremos del análisis presentado por Aníbal Quijano. 2 También a la categoría de etnicidad se le subraya su historicidad desde esta vertiente teórica, pero a los fines de este trabajo, sólo nos enfocaremos en la categoría de raza. 1
El sociólogo propone avanzar hacia una teoría histórica de la clasificación social. Exponiendo una crítica a la cuestión de las clases sociales, explica que en tanto teoría eurocéntrica, ésta no permite aprehender e indagar efectivamente la constitución histórica del poder y mucho menos la del poder capitalista, mundial y colonial/moderno. Y por qué se utiliza la categoría de clasificación social? En este punto, el concepto de clasificación social, se refiere a los procesos de largo plazo en los cuales las gentes disputan por el control de los ámbitos básicos de existencia social y de cuyos resultados se configura un patrón de distribución del poder centrado en relaciones de explotación/dominación/conflicto entre la población de una sociedad y en una historia determinadas (2000B: 367) 3. El poder es entendido por Quijano como aquello que articula formas de existencia social dispersas y diversas en una totalidad única, una sociedad (2000A: 244). De esta manera, para poder efectivamente avanzar en una teoría de la clasificación social de las gentes, se torna necesario indagar por la historia, las condiciones y las determinaciones de una dada distribución de relaciones de poder en cada totalidad única, cada sociedad. Porque es esa distribución del poder entre las gentes de una sociedad lo que las clasifica socialmente, determina sus recíprocas relaciones y genera sus diferencias sociales, ya que sus características empíricamente observables y diferenciables son resultados de esas relaciones de poder, sus señales y sus huellas (Quijano, 2000B: 368). Ahora bien, cómo se configuran las relaciones de poder? La distribución de las gentes en las relaciones de poder, tiene el carácter de procesos de clasificación, desclasificación y re-clasificación social de una población. No es posible entender a las relaciones de poder como nichos estructurales pre-existentes: el poder está siempre en estado de conflicto y en procesos de distribución y de redistribución (2000B: 370). Las características atribuidas a los integrantes de una sociedad, son resultado de las relaciones de poder: es la distribución del poder lo que clasifica socialmente a las personas. Y en qué consisten esas características? Cuáles son? Qué implicancias sociales conllevan? 3 De esta forma, la clasificación social se refiere a los lugares y a los roles de las gentes en el control del trabajo, sus recursos (incluidos los de la naturaleza ) y sus productos; del sexo y sus productos; de la subjetividad y de sus productos (ante todo el imaginario y el conocimiento); y de la autoridad, sus recursos y sus productos. 2
Lo que expone certeramente Aníbal Quijano, es que en la historia conocida antes del capitalismo mundial, se puede verificar que en las relaciones de poder, ciertos atributos de la especie han jugado un papel principal en la clasificación social de las gentes: sexo, edad y fuerza de trabajo. A partir de América, el atributo que se añadió, fue el fenotipo. Los colonizadores codificaron como color los rasgos fenotípicos de los colonizados y lo asumieron como la característica emblemática de la categoría racial. Hemos dicho, a la par de Restrepo, que la invención de la raza se remontaría a la expansión colonial europea. Quijano ahonda en el análisis y explica que la categoría raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antes de América. A partir de allí, es que raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población, deviniendo en el modo básico de clasificación social universal de la población mundial. La población de todo el mundo fue clasificada, ante todo, en identidades raciales y dividida entre los dominantes/superiores europeos y los dominados/inferiores no-europeos. La expresión externa de dichas identidades raciales, fue en un primer momento, el color de la piel y del cabello y la forma y el color de los ojos. Más tarde, en los siglos XIX y XX, también otros rasgos como la forma de la cara, el tamaño del cráneo, la forma y el tamaño de la nariz. Resulta particularmente interesante hacer foco en la cuestión del color. Al ser la marca racial más visible, el color de la piel fue definido como el elemento racial diferencial más significativo, entre los dominantes/superiores o europeos, de un lado, y el conjunto de los dominados/inferiores no- europeos, del otro lado. Se constituyó una escalera de gradación de colores, que comenzaba con el blanco, adjudicado a los dominadores/superiores: la raza blanca europea constituía el escalón superior. En lo sucesivo, a los dominados/inferiores no-europeos, se les atribuyó la propiedad de razas de color, según la cual, y respondiendo a la ya mencionada gradación, cada uno de los colores sería sucesivamente inferior o superior en la clasificación social racial (Quijano, 2000B: 374). De esta forma, el color se torna la referencia natural o biológica de raza. Pero sucede que el color nada tiene que hacer con la biología: El color de la piel, la forma y el color del cabello, de los ojos, la forma y el tamaño de la nariz, etc., no tienen ninguna consecuencia en la estructura biológica de la persona, y ciertamente menos 3
aún en sus capacidades históricas (2000B: 373). Es en este sentido, que Aníbal Quijano plantea al color como un invento eurocéntrico. Y por qué el color se transforma en un fenómeno natural? Porque el poder, todo poder, requiere ese mecanismo subjetivo para su reproducción: es necesario que las categorías que identifican lugares y papeles en las relaciones de poder se tornen fenómenos naturales. Como expone el sociólogo peruano, las diferencias fenotípicas ( ) han sido usadas como justificación de la producción de la categoría raza aunque se trata, ante todo, de una elaboración de las relaciones de dominación como tales (2000B: 373). La naturalización de dichas diferencias fenotípicas acarrea consecuencias sociales, siendo una de ellas la aparición de conductas y prácticas sociales racistas. Al configurarse como una estructura de discurso y representación que trata de expulsar simbólicamente al Otro, el racismo contribuye a la aparición de relaciones de desigualdad y asimetría en el cuerpo social e individual (Hall, 1989; en Restrepo, 2009: 247). Y cómo se manifiestan estas conductas racistas? Uno de los modos a través de los cuales se expresa, es la discriminación. ** Consideramos que la discriminación se configura como una de las conductas sociales devenidas del racismo, y en ese sentido, el Mapa Nacional de la Discriminación del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) se torna un instrumento pertinente para analizar hasta qué punto y de qué manera el dispositivo raza opera actualmente en las subjetividades argentinas. En el documento del INADI, la discriminación es planteada como un fenómeno complejo, de múltiples expresiones, basada en matrices culturales históricamente arraigadas y que se proyecta en la negación de los derechos básicos de las personas tanto al trabajo, a la educación, a la salud, la seguridad, el respeto a la dignidad y a la identidad cultural. ( ) Es resultado de los modos históricos en que se construyeron los procesos identitarios y de normalización de cada Estado [de América Latina] (2013: 19). Así mismo se exponen dos procesos sobre los que se sustentaría la consolidación de una matriz discriminatoria en Argentina. La desigualdad social, el primero de ellos, como un elemento que delimita e interviene fuertemente en las prácticas 4
discriminatorias. En segundo lugar se coloca al racismo como un proceso que tiende a permear todas las figuras de la identidad/alteridad y, como consecuencia, se presenta como el articulador ideológico de buena parte de los fenómenos discriminatorios de su legitimación y justificación discursiva- ya sean portadores de viejos modos de clasificación racista (anclados en diferencias nacionales, culturales y caracteres físicos) o de lógicas emergentes de normalidad vinculadas a paradigmas estéticos hegemónicos. Acordamos con el hecho de plantear al racismo como el articulador ideológico de los fenómenos discriminatorios. Pero tal vez habría que revisar la distinción establecida entre los viejos modos de clasificación racista y las lógicas emergentes de normalidad. La raíz de ambas es la misma, y refiere a la clasificación social de las gentes desde un patrón de distribución del poder. Estos paradigmas estéticos hegemónicos también están fuertemente permeados por la clasificación social basada en la distinción de características físicas que propone el dispositivo de raza. Y esto se puede observar en tanto que, si bien las estructuras estéticas se renuevan, existe cierto patrón fenotípico impreso en las subjetividades que no varía. El color de la piel como un elemento de diferenciación social en la actualidad, es ejemplo de ello. Atendiendo a fines metodológicos 4, en la investigación del INADI se establece el ordenamiento de ciertos grupos, personas y ámbitos, para establecer el nivel de discriminación que los encuestados perciben que se ejerce sobre dicho grupos y/o personas, así como el predominio de la discriminación en ámbitos específicos de la vida social. Al respecto, se puede extraer consideraciones generales, y algunas de carácter específico: En relación a los grupos/personas discriminados: -El 85% de los encuestados (del total nacional) percibe que en la Argentina el grupo más discriminado, es el de las personas pobres. En segundo lugar, 78 de cada 100 encuestados percibe lo mismo acerca de las personas con sobrepeso/obesidad y 71 de cada 100 personas lo hacen respecto a las personas migrantes de países limítrofes. 4 Así mismo, podemos explicitar brevemente que el cuestionario utilizado fue un único instrumento para todas las provincias encuestadas. Fueron entrevistas domiciliarias, con un cuestionario semi-estructurado, de una duración aproximada de 40 minutos. Se trabajó un universo etario de población de entre 18 años a 74 años. La muestra, ha tenido un tamaño total de 14.800 casos representando a una población total de 25.951.593 habitantes -lo que arroja un margen de error del 0,8% y un 95% de confiabilidad. El criterio para distribuir los casos ha sido el siguiente: 800 casos para las provincias que tienen población de más de 1.000.0000 de habitantes y 400 casos para las de menor cantidad de habitantes. 5
-Respecto al primer grupo de personas mencionado anteriormente, los resultados de la investigación arrojan que los niveles de discriminación percibida hacia las personas pobres alcanzan niveles muy altos en todas las regiones del país (superiores al 80%). En relación a los tipos de discriminación sufrida: -Es de destacar que el mayor alto porcentaje de respuestas fue respecto al Nivel Socioeconómico (21%). El color de piel se lleva el tercer puesto, con un 10% de encuestados que han sufrido este tipo de discriminación, luego del indicador Aspecto físico, con un 16%. -En lo que respecta al color de piel, el ámbito en el que predomina dicho tipo de discriminación, es en el ámbito educativo (40%), seguidos por el espacio Laboral, donde un 27% de los encuestados dice haber sufrido discriminación por su color de piel. -Los entrevistados reconocieron el Nivel Socioeconómico como tipo de discriminación preponderante en la mayor parte de las regiones. Es en la región del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) donde este posicionamiento se modifica, emergiendo con un mayor porcentaje de menciones la discriminación vinculada al hecho de Ser Migrante y el Color de Piel. En relación a los ámbitos de discriminación: -En la mayoría de los casos, el ámbito preponderante de discriminación es el educativo, donde se ve que para los tipos de discriminación por Aspecto Físico, Obesidad o Sobrepeso, Color de Piel y por Nacionalidad o Ser Migrante se da un mayor porcentaje la discriminación Sufrida que Presenciada. -El Ámbito Laboral es otro de los espacios que representa mayor porcentaje de experiencias discriminatorias en todo el país -desatacándose la región AMBA como principal sector-. -El tercer ámbito social en el que se ponen en juego prejuicios y estigmatizaciones discriminatorias es el del Transporte y Vía pública. Y algunas consideraciones que desprenden de estos datos: -El grupo de personas que alcanza en nivel más alto de discriminación percibida corresponde a aquellos individuos pobres, es decir, con un bajo nivel socio-económico. Dicha situación, coincide el tipo de discriminación más sufrida. Además de ello, la 6
percepción que tienen los encuestados sobre el grupo más discriminado, corresponde con el análisis de cómo se compone la experiencia discriminatoria: en cada ámbito específico se percibe una predisposición a ubicar el Nivel Socioeconómico en todos los espacios como el principal motivo de discriminación sufrida. -El segundo y tercer indicador de los tipos de discriminación sufridos, Aspecto Físico y Color de Piel, se encuentran íntimamente relacionados, en tanto responden a características externas de las personas que son negativamente ponderados en la sociedad argentina. En ese sentido, dichos datos se corresponden con el hecho de que el segundo grupo de personas para las cuales se perciben elevados niveles de discriminación, sean los individuos con sobrepeso. Pero, existe una salvedad que hacer respecto a la relación entre los tipos de discriminación sufridos y el tercer grupo de personas sobre las que se percibe la discriminación: los migrantes de países limítrofes. En el orden de las percepciones de la población encuestada, un análisis exhaustivo muestra que los migrantes bolivianos, en primer lugar, seguidos por peruanos y paraguayos son vistos como los colectivos más discriminados en el país. Y en esta línea, es de notar que las experiencias de discriminación de las personas migrantes sobresalen aquellas relacionadas con su nacionalidad mayoritariamente-, su situación de pobreza y el color de su piel; fundamentalmente en los ámbitos laborales y educativos, en el barrio, la vía pública y los medios de transporte. -Respecto a los ámbitos sociales en general, se puede observar que para los ámbitos Educativo y Laboral se da una mayor experiencia de discriminación sufrida que presenciada constituyendo los espacios de socialización más importantes de reconocimiento de la discriminación en primera persona; mientras que en el Transporte y la Vía Pública estos niveles se invierten en tanto que es mayor la discriminación presenciada. ** Como hemos observado a lo largo del análisis del documento del INADI, tanto el Color de la Piel como el Nivel Socioeconómico se constituyen como los principales factores de discriminación en nuestro país. Resulta por demás interesante poner en juego un planteamiento de Quijano (2000A): Las clases sociales en América Latina, tienen color ; y la clasificación de las gentes se realiza en todos y cada uno de los ámbitos sociales. A lo largo del análisis efectuado en Mapa Nacional de la Discriminación el Nivel Socioeconómico y el Color 7
de la Piel -y la Nacionalidad o el hecho de Ser Migrante- son variables que constantemente se conjugan e inciden negativamente en el acceso a una igualdad de oportunidades y trato. La discriminación y la clasificación social son procesos íntimamente relacionados. Clasificar socialmente a una persona, y someterla a un trato desigual por su poder adquisitivo o por el color de su piel, da cuenta de que efectivamente, como plantea Quijano, la clasificación social no es otra cosa que la distribución del poder. Lo que se disputa es el control de los principales ámbitos de la vida social: el trabajo, la escuela, los medios de transporte y espacios públicos. Y como se ha dicho, el poder necesita de mecanismos de subjetivación para reproducirse: en el imaginario colectivo se configuran estereotipos sociales negativos que son naturalizados y desembocan en actos discriminatorios, impidiendo el acceso y la integración a ciertos grupos, a bienes y ámbitos de la vida pública. El racismo habita el imaginario colectivo argentino, y se traduce hasta el día de hoy en prácticas discriminatorias que diferencian y excluyen al Otro de ámbitos centrales de la existencia social como la escuela y el trabajo. Cuando en el siglo XIX el tamaño del cráneo era un elemento de diferenciación de las razas, el día de hoy existen otros aspectos físicos, que también se configuran como elementos de distinción del Otro. No es un dato menor que las personas perciban/sufran elevados porcentajes de discriminación por su aspecto físico, por tener sobrepeso, o por su color de piel. Bibliografía: Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) (2013) Mapa Nacional de la Discriminación. Segunda serie de estadísticas sobre la discriminación en Argentina. Buenos Aires. QUIJANO, Aníbal (2000A) Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. En: Edgardo Lander (comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO. QUIJANO, Aníbal (2000B) Colonialidad del Poder y Clasificación Social. En: Journal of World-System Research. Festschrift for Immanuel Wallerstein. Part I. Volume XI, Nº 2. Disponible en: http://jwsr.ucr.edu/ 8
SIRLIN, E. (2010). Primera historia de la clase media argentina. Revista A Contracorriente. Vol. 7, No. 3, 474-482. SZURMUK, Mónica y MCKEE IRWIN, Robert (coord.) (2009) Diccionario de Estudios Culturales Latinoamericanos. Siglo XXI editores, México. 9