VIOLENCIA Y PROSTITUCIÓN. 25 de Marzo 2.009

Transcripción

1 VIOLENCIA Y PROSTITUCIÓN 25 de Marzo 2.009

2 Situaciones de violencia en el colectivo de personas que ejercen la prostitución. Experiencia de Askabide. Askabide, desde el año viene trabajando con dos claros objetivos, por un lado atender al colectivo de mujeres que ejercen la prostitución en Bizkaia y por otro realizar una labor de sensibilización y denuncia social de esta realidad. Consideramos que el tema de la prostitución es un tema circular en cuanto al debate que se establece sobre sus causas, consecuencias y las posibles soluciones que se discuten sobre cómo abordarlo. La prostitución es una realidad compleja, heterogénea y variable, tanto por el perfil de las personas que ejercen la prostitución, de sus necesidades, de los lugares donde se ejerce así como las condiciones en las que se desarrolla la prostitución. Ajeno a este mundo de debates y propuestas, se encuentra el día a día de las personas que ejercen la prostitución, quienes viven situaciones de lo más diversas, difíciles de abordar con una única propuesta de actuación. Viven en esa realidad social que etiquetamos de "marginal", y en muchos sentidos consideramos incorrecta con lo socialmente establecido o bien visto. Desde nuestra experiencia, basada en el trato directo con mujeres y transexuales que ejercen la prostitución en Bizkaia, nos encontramos con múltiples manifestaciones de violencia hacia este colectivo En el año 2.007, publicamos un estudio de investigación titulado precisamente Violencia de género y prostitución, editado por Ediciones Mensajero, en el que tras realizar una fotografía de las personas que ejercen la prostitución en Bizkaia, nos centramos en las situaciones de violencia que sufren con respecto a los clientes que recurren a servicios de prostitución. El perfil de las personas que ejercen la prostitución en Bizkaia, tras entrevistar a 409 personas que realizan esta actividad, se puede presentar como mujer (85%) inmigrante, especialmente latinoamericana, joven, ya que la mitad se sitúa entre 19 y 30 años y con niveles de escolarización medio-bajo. En cuanto a condiciones de ejercicio, el 58% de las mujeres llevan ejerciendo la prostitución entre 1 y 3 años, el 28% de la población encuestada afirma vivir en el lugar de trabajo, el 40,6% dedica entre 9 y 12 horas al ejercicio de la actividad, el

3 32,8% de 5 a 8 horas y el 19,15% trabaja 24 horas y por último dicen que descansan 1 día el 61,1% y dos días el 17,8%. Si analizamos estos datos, destaca en primer lugar la gran incidencia de la inmigración y de la feminización en relación con la prostitución. Esta combinación de mujer e inmigrante y en muchos casos en situación de irregularidad administrativa, dificulta enormemente la posibilidad de denunciar cualquier tipo de agresión, o de contactar con cualquier tipo de recurso, ante el miedo de la expulsión del país como consecuencia de la solicitud de ayuda. Aparece otro tipo de violencia ejercida a las mujeres prostitutas, que son la condiciones en las que realizan esta actividad, en la que las horas de trabajo supera con mucho a las de cualquier trabajad@r, sin días de descanso, sin vacaciones, hechos que empeoran la calidad de vida de estas mujeres, dificultando la realización de otro tipo de actividades fuera de su vida en los clubs o en los pisos donde trabajan. Esto se concreta en la imposibilidad de realizar actividades de ocio y tiempo libre, formativas, culturales y, relaciones sociales, diferentes a las que establecen con sus compañeras o con los clientes. Según un estudio realizado por R. Pinedo (2.005) sobre la calidad de vida de las mujeres que ejercen la prostitución en Salamanca, se concluyó, que estas mujeres, por el tipo de actividad que realiza, no cuida su alimentación, no presta mucha atención al ejercicio físico, sufren alteraciones de sueño, muchas dicen sufrir soledad y frecuentemente presentan ansiedad y depresión. Todos estos hechos, lógicamente, repercute de forma muy negativa en su calidad de vida. Para nosotras, una consecuencia, del ejercicio de la prostitución sufrida por todas y cada una de estas mujeres, es el estigma social que genera esta actividad, y que comporta importantes y graves daños para estas mujeres. Una de los efectos más crueles,es que toda mujer que realiza esta actividad, se convierte en puta,hecho que margina, excluye y estigmatiza a estas mujeres para toda su vida. 3

4 Socialmente, se sigue valorando como lo peor y más degradante que una mujer puede realizar, además de que configura toda la existencia de estas mujeres, englobando todo su ser a esa condición de ser puta. Sobra decir que en nuestra sociedad, el peor insulto que se le puede dirigir a una persona es precisamente hijo de puta. Este hecho, obliga a muchas de estas mujeres a llevar una doble vida, por la imposibilidad de reconocerse ante los demás como prostitutas. La ocultación y la mentira acerca de su vida son frecuentes con la familia, parejas, amigos, entorno social con el evidente coste psicológico que este hecho produce. Pero el efecto más grave que produce el estigma hacia estas mujeres es la interiorización que hacen ellas mismas, de que realmente son lo peor que existe en esta sociedad, lo que habitualmente les lleva a funcionar con actitudes derrotistas, cursando en muchos casos con depresión, ansiedad, estrés, somatizaciones.por la imposibilidad de cambiar la percepción que la sociedad tiene ante ellas La violencia ejercida por las parejas hacia las mujeres, es una lacra que desgraciadamente afecta a todas las mujeres, independientemente de formación, profesión o clase social. Desde nuestra experiencia, el conocimiento de un hombre de que su pareja ejerce o ha ejercido la prostitución, suele ser un arma arrojadiza a utilizar ante cualquier conflicto. Sin embargo, no podemos aportar datos de la incidencia de este tipo de agresiones hacia las mujeres que ejercen la prostitución por parte de sus parejas. Otra de las situaciones en las que estas mujeres sufren situaciones de violencia de género, tiene que ver con el trato que reciben de los clientes. Este tema, tienen especial relevancia para nosotras, y lo hemos analizado, tanto en el trabajo de investigación titulado Violencia de género y prostitución, como en el titulado El perfil del cliente de prostitución en Bizkaia, ambas publicadas en Ediciones Mensajero. 4

5 Iniciamos este trabajo, partiendo de la idea de que la exposición de este colectivo a situaciones de peligro es mayor que la de otros debido a la dinámica de inseguridad y desprotección que vive, lo que repercute en un mayor grado de exposición a la violencia. Las situaciones de peligro catalogadas para analizar las condiciones de ejercicio y de seguridad en las que desarrollan esta actividad, van desde la violencia verbal, amenazas, etc. presentadas en elementos como pueden ser los insultos, hasta situaciones donde la violencia se convierte en física como en el caso de los robos o las palizas. El primer dato a destacar es que las distintas situaciones de violencia identificadas en el cuestionario las han sufrido todos y cada uno de los colectivos estudiados. La primera variable estudiada es la relación entre sexo y situaciones de violencia Situaciones de peligro según sexo. Respuestas positivas (%) , , ,7 20,1 16,7 13,8 16, Irse sin pagar Insultos Robos Pegar Amenaza de policía Mujer Travesti Hombre Entre las mujeres, las agresiones más frecuentes, son las agresiones verbales en un 41%.Es especialmente significativo que un 13,8% dicen haber sufrido agresiones físicas. Si analizamos estos datos teniendo como variable el lugar de ejercicio de esta actividad, obtenemos el siguiente gráfico: Situaciones vividas según lugar de ejercicio (% de respuestas positivas) Situaciones vividas según lugar de ejercicio (% respuestas positivas) Macro-club Club Piso Calle Irse sin pagar 20,3 40,9 9,6 33,3 Insultos 35,3 60,6 20,2 51,5 Robos 10,5 35,8 11,5 39,4 Violencia física 7,5 26,3 5,8 39,4 Amenazas policía 11,3 25,5 12,5 21,2 Fuente: Elaboración propia 5

6 Una primera mirada a los datos, muestran que es en la calle donde se han dado con mayor frecuencia los distintos tipos de situaciones. La dureza de las condiciones para el ejercicio de la actividad, unida a la precariedad de las mujeres que ejercen en la calle hace que este colectivo sea el más vulnerable ante insultos, robos o violencia física. En este trabajo, preguntamos sobre la percepción que tienen ellas ante quien les puede ayudar en estas situaciones. En primer lugar, las posibles ayudas que se ven como más cercanas, bien por ser más factibles, bien porque piensan que pueden llegar a ser más efectivas, son las compañeras en un 79,2%, y contarlo para quedarme tranquila 66,7%. Ir a asociaciones como Askabide es otro de los recursos más utilizados en un 56% seguido de denuncias formales sobre los hechos, que sólo es factible en un 47,2% Ante las propuestas planteadas para defenderse ante situaciones de violencia con los clientes, tanto la alarma individual en un 80% como la alarma en la habitación en otro 80% son las herramientas de ayuda mejor valoradas por las mujeres, junto con la información que puedan recibir en folletos y guías (80%). La posibilidad de que la policía haga rondas por la calle es valorada de forma positiva sobre todo por las mujeres que trabajan en la calle, en cambio las que trabajan en clubs o pisos no lo valoran tan positivamente, ya que lo relacionan con extranjería Otro dato relevante, obtenido del estudio El perfil de los clientes de prostitución en Bizkaia, pone de manifiesto otros dos hechos que ponen en peligro la salud de estas mujeres por parte de los clientes. En primer lugar, es la insistencia en solicitar relaciones sexuales sin preservativo, en casi un 50% de los casos y la proposición de consumir droga durante el servicio en un 45%. Es evidente que las mujeres tienen herramientas para disuadir, convencer e incluso engañar a los clientes para no realizar este tipo de prácticas, pero se vuelven a poner de manifiesto situaciones a las que estas mujeres se enfrentan que pueden perjudicar a su salud, tanto física como psicológica. 6

7 Conclusiones El abordaje del fenómeno de la prostitución es siempre complicado y complejo. Es evidente que se trata de una realidad con rostro de mujer y que sitúa a las mujeres que realizan esta actividad en situaciones de mayor vulnerabilidad y expuestas a mayor número de situaciones de violencia que el resto de las personas. Hay situaciones como la trata de mujeres para fines de explotación sexual y la prostitución infantil, que ponen de manifiesto el máximo exponente de violencia sexual hacia las mujeres. Ambas, se encuentran tipificadas como delito, y se contemplan las penas en nuestro código penal y todas demandamos medidas enérgicas y medios para acabar con esta lacra. Existen, en cambio, importantes discrepancias, a la hora de definir y proponer líneas de intervención en prostitución dependiendo del posicionamiento filosófico desde el que se aborde este fenómeno. Mientras, para la postura abolicionista, toda mujer que ejerce la prostitución es víctima de violencia de género, ya que se interpreta la prostitución como una forma de dominación del hombre sobre la mujer, considerando a todas estas mujeres victimas y proponen la abolición de esta actividad; las que proponen la legalización de la prostitución entiende que hay mujeres que realizan esta actividad de forma voluntaria, y que precisamente el no reconocimiento de esta actividad como un trabajo hace que se produzcan situaciones de violencia hacia las mujeres, por falta de seguridad y derechos laborales. Desde Askabide, y tomando como base nuestro conocimiento de esta realidad por el trato directo con estas personas, sabemos que ajeno a este mundo de debates y propuestas, se encuentra el día a día de las mujeres que ejercen la prostitución, quienes viven situaciones de lo más diversas, difíciles de abordar con una sola propuesta de actuación. Para nosotras, el ejercicio de la prostitución conlleva una serie de consecuencias, que claramente hacen que este colectivo se presente entre uno de los más vulnerables a sufrir situaciones de violencia físicas, sexuales y psicológicas. Entre ellas situamos el estigma que sufre este colectivo por realizar esta actividad, situándolas en lo marginal y en lo socialmente no aceptado. Por otro lado, realizar esta actividad, en condiciones abusivas, en cuanto horarios, días de trabajo, ausencia de vacaciones, les imposibilita realizar actividades de ocio y tiempo libre, a dormir las horas necesarias, a llevar un alimentación adecuada 7

8 Como consecuencia presentan altos niveles de ansiedad, de depresión, de consumo de drogas. hechos que aún le sitúa en una situación de vulnerabilidad mayor ante posibles agresiones. Especial relevancia tienen para nosotras las situaciones de violencia que sufren por parte de los clientes que recurren a servicios de prostitución, apareciendo entre otras agresiones verbales y físicas, y la insistencia de solicitar servicios sexuales sin preservativo y con consumo de droga. Por este motivo consideramos imprescindible incluir a los clientes en nuestra estrategia de intervención para mejorar la vida de estas mujeres. 8