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PENSAMIENTO VOLUMEN VIGESIMO CUARTO

CON CENSURA ECLESIASTICA REl ERVADOS LOS DERECHOS DE PROPIEDAD LITERARIA RIVADENEYRA, S. A.-MADRID PASI!O DE ONESIMO REDONDO, a6

PENSAMIENTO REVISTA TRIMESTRAL DE INVESTIGACION E INFORMA CION FILOSOFICA, PUBLICA DA POR LAS F ACUL T ADES DE FILOSOFIA DE LA COM PAf'nA DE lesus EN ESPAf'J"A NUMERO EXTRAORD1NARIO FILOSOFIA POSCONCILIAR ENERO-JUNIO NUMS. 93-94 1 9 6 8 VOL. 24 MADRID

SUMARIO Pág. Presentación, por La Dirección........................ Palabras del Concilio a los hombres del pensamiento y de la ciencia... Existencia humana y ateísmo, por José Gómez Caffarena, S. J. Libertad e idea del hombre en el Vaticano 11, por Andrés Tor~ nos, S. J....,... Diálogo: Fenlómeno y problemas, por Javier Petrirena, S. J... Consecuencias de un criterio ecuménico en la historia de la filosofía, por Luis Cencillo '".....................,.......... Retorno de lo griego, por Luis Martínez Gómez, S. J... Reflexiones en torno a lo caduco y lo perenne del pensamiento medieval, por E. Colomer, S. J.... '"... Aportaciones teilhardianas a una filosofía de la técnica, por Fernando Riaza, S. J....... '"................................. BIBLOGRAFÍA. I. LIBROS. a} Recensiones... '"... '"........................ 125 Martín, G.: Allgemeine Metaphysik. Ihre Probleme und ihre Methode.-Bagolíni, L.: Mito, potere e dialogo.- Theiler, W.: Forschungen zum Neuplatonismus. b} Reseñas.... 130 5 7 9 25 39 57 71 91 109 (Ver lista detallada de Reseñas en la pág, 190) n. REVISTAS. a} Blenco filosófico........,...... '"............ '"......... 167 b} Extractos de artículos......... '"......... 175 CRÓNICA... '"... '".... LIB,ROS RECIBIDOS......... 181 1S3 REDACCION y ADMINISTRACION D~RECTOR: Luis Martínez GÓmez. CoNSEJO DE DIRECCIÓN.-Jaime Echarri (Loyola).-Teodoro de Andrés (Comillas, Santander).-Eusebio Colomer (San Cugat del Vallés, Barcelona).-Luis Martínez Gómez (Alcalá de Henares). REDACcJÓN.-Secretario: L. Salcedo. Libros para recensión, revistas de canje, etc. Pablo Aranda, 3. Madrid (6). PROPIETARlo.-Casa de Bscritores, S. J. Pablo Aranda, 3. Madrid (6). SusCRIPcIÓN.-Precios para 1968: España... 210 ptas. Extranjero................................. 5,10 OOls. Número suelto....................,... 60 ptas. Número atrasado........................ 65 ptas. AOMlNISTRAClóN.-Suscripciones, pagos, giros, pedidos,.publicidad: Ediciones FAX. Calle de Zurbano, 8O.-Madrid (3). Dep6sito legal: M. 919 1958.

PRESENTACION Fuera de toda pretensión, quería sumarse nuestra Revista al movimiento de ideas determinado por el Concilio, concretamente en el campo que nos atañe, el del pensamiento humano. No era propósito nuestro interpretar el Concilio, ni sacar consecuencias del. Concilio, sino, más sencillamente, andar, después del Concilio, a su nueva luz, contri-, buir, en nuestra medida, a 1a puesta en marcha de 10 que podría lla~ marse.. filosofía posconciliar", la que queda abierta y exigida por el Vaticano 11. Este significa para el filósofo un estímulo y una bendición para su,ocupación específica, la indagación de la verdad. Menos que nunca la superior instancia de una verdad revelada y de un Magisterio instituido "ad fídem et salutem" podrá ser excusa para el esfuerzo del hombre, aun el creyente, en el campo de la razón, para la aceptación leal de los problemas de la filosofía y para la aplicación seria a su estudio, sin caer en la tentación de mezclar los dos planos, el de la fe y el de la razón. Tan perjudicial sería para la fe convertirse en razón como para la razón llenar sus propios huecos con elementos recibidos de la fe, en una permixtilón que recordaría un "monofisismo" gnoseológico, tan fue- ra de lugar en filosofía como en teología. La armonía de fe y razón no fue nunca, y lo será menos ahora, fusión o confusión. El filósofo creyente no evacuará su fe sustituyéndola por la razón, pero tampoco eva-o cuará su razón invocando, en una ansiosa o piadosa precipitación, a la fe para que le preste una luz que la fe no está en condición de dar. En vir.. tud de la unidad de vida del hombre concreto, sujeto de la fe y de la razón, la fe puede acompañar y aun superiluminar la ciencia humana. pero la fe no está hecha para engendrar esa ciencia, ni, por tanto, suplirla o aumentarla. Fe y ciencia conviven en el creyente, pero sin fundirse ni confundirse. No es ahora (como antaño) la razjón que rechaza tutelas, sino la fe "crecida" de la Iglesia, la que retira al hombre ciertos apoyos (otorgados acaso con exceso en otros tiempos) y le reconoce su mayoría de edad, al tiempo que le insta a asumir, también aquí, la responsabilidad de su vida adulta. Si en los "signos de los tiempos" está el reconocimiento de la auto-

6 PRESENTAOÓN 2 nomía de las realidades terrenas, la más. radical, sin duda, y la más sensible. es la actividad filosófica del hombre. su enfrentamiento con los problemas del ser y de la vida. problemas de esencia, de sentido. de conducta y de proyecto. andando a la luz de la razón. un poco a solas. en este terreno (no en desamparo. concepto sólo aplicable a la infancia). con luz bastante. al menos, para orientarse y! abrirse caminos. si no para dominar desde la altura, Con esta intención hemos reunido unas cuantas "muestras" de actitudes filosóficas "posconciliares", vueltas a diversos lados del pensamiento, Ni se ha pretendido ni ha resultado un ciclo sistemático de estas actitudes. Son sólo índices de caminos posibles, con voluntad de poner en cada uno de los temas tocados el acento nuevo dell espíritu conciliar, Encontrará el lector, primero, un planteamiento renovado del problema del ateísmo, tal como hoyes vivido; después el tema del hombre. en la radicalidad de su ser libre, tal como está sobreentendido en el Vaticano JI; del hombre se pasa a la sociedad. a la vida en comunicación y diálogo. sus presupuestos y exigencias. Tras este despliegue temático de base, se vuelven los ojos a la misma historia del pensamiento humano, a la historia de la filosofía; primero se señalan los acentos de ecume~ nicidad. como criterio válido para afrontar y valorar Las "filosofías" de la 'historia; después. dos momentos claves del pensamiento histórico, el griego y el medieval. se ponen a la nueva luz de una integración en nuestra perspectiva "posconciliar"; finalmente, recogiendo de lo moderno y lo actual un testigo de resonancia "ecuménica", Teilhard. se discurre sobre las relaciones entre el espíritu y la técnica, el humanismo amenazado o promovido por el "horno faber", con reflexiones que abren sobre una filosofía de la historia. Como portada van, lo primero. las palabras de los Padres Conciliares en su mensaje especial a los hombres del pensamiento y de la ciencia. LA DIRECCION

PALABRAS DEL CONCILIO. A LOS HOMBRES DEL PENSAM1ENTO y DE LA C1ENC1A Un saludo muy especial a vosotros. los buscadores de la verdad, a vosotros. los hombres del pensamiento y de la ciencia. los exploradores del hombre. del universo y de la historia. a todos vosotros. los peregrinos en marcha hacia la luz. y también a los que se han detenido en el camino. fatigados y decepcionados por una vana búsqueda. Por qué un saludo especial para vosotros? Porque todos nosotros aquí. Obispos, Padres del Concilio, estamos atentos a la voz de la verdad. En qué ha consistido nuestro esfuerzo durante estos cuatro años sino en buscar más atentamente y profundizar en el mensaje de verdad confiado a lá Iglesia? Qué ha sido sino un esfuerzo de docilidad más perfecta al Espíritu de verdad? No podvamos dejar de encontraros. Vuestro camino es el nuestro. Vuestros senderos no son nunca. extraños a [os nuestros. Nosotros somos amigos de vuestra vocación de investigadores, aliados de vuestras fatigas, admiradores de vuestras conquistas, consoladores de vuestros desfalle~ cimientos y de vuestros fracasos. También, pues, para vosotros tenemos un mensaje, y es éste: Seguid buscando sin cansaros, sin desesperar jamás de la verdad. Recordad las palabras de uno de vuestros grandes amigos. San Agustín: "Busquemos con deseo de encontrar' y encontremos con deseos de seguir buscando". Dichosos los que, poseyendo la verdad. la siguen buscando. a fin de renovarla. de profundizar en ella y comunicarla a los demás. Dichosos los. que. no habiéndola encontrado, caminan hacia ella con corazón sincero: que buscan la luz de mañana con la luz de hoy. hasta la plenitud de la luz. Pero no lo olvidéis: si pensar es una gran cosa. es en primer lugar

8 PALABRAS DEL CONCILIO 2 un deber; desdichados de aquellos que cierran voluntariamente los ojos a la luz. Pensar es también una responsabilidad: desdichados de aquellos que oscurecen el espíritu con los miles de artificios que le deprimen, le ensoberbecen, le engañan y le deforman. Cuál es el principio básico para los hombres de ciencia sino esforzarse por pensar rectamente? Para ello, sin turbar vuestros pasos, sin ofuscar vuestras miradas, nosotros venimos a ofreceros la luz de nuestra lámpara misteriosa: la fe. El que nos la ha confiado es el Maestro soberano del pensamiento, del que nosotros somos humildes discípulos, el único que ha dicho y ha podido decir: "Yo soy la Luz del mundo. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Estas palabras se aplican a vosotros. Nunca quizá, gracias a Dios, se ha mostrado tan claramente como hoy la posibilidad de un acuerdo profundo entre la verdadera ciencia y la verdadera fe, servidoras ambas de la única ljerdad. No impidáis este precioso encuentro. Tened confianza en la fe, esta gran amiga de la inteligencia. Alumbraos con su luz para captar? la verdad, toda la verdad. Este es (?j deseo, el aliento. la esperanza que os expresan, antes de separarse, los Padres del mundo entero, reunidos en Roma en Concilio. Roma. 8-12-1965.

EXISTENCIA HUMANA Y ATEISMO El afrontamiento por el Vaticano 11 del hecho del ateísmo contemporáneo, en los conocidos párrafos 19-21 de su Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo, puede dar pie a reflexiones filosóficas de interés sobre el posible estatuto de la fe en Dios en este mundo "mayor de edad" que nos toca vivir. Los Padres Conciliares han subrayado, con comprensible sentido de alarma desde su punto de vista, la importancia del fenómeno ateo en una descripción del estado actual de la humanidad. Reprobándolo, como. no podían dejar de hacerlo desde su fe religiosa, han puesto más bien el acento en la necesidad de llegar a comprenderlo bien, en sus diversas manifestaciones y desde las causas que le eriginan en el corazón de las hombres atees. Y,han preconizado para elle "un prudente y sincero diálogo" coil! esos hombres.,pero además -y es le que, sobre todo, nos interesa para la reflexión filosófica proyectada- han expresado, muy suficientemente en diversos rasges cenvergentes, dónde veían el nudo del problema, el campe propio del afrontamiento,; no sólo por ser el terreno, del más fuerte ataque del ateísmo" sino también, a su juicio, el del verdadero, surgir del teísmo,. Ese campo es el hombre, aceptado y va~ lerado integralmente. "HUMANISMO" CREYENTE El mismo encuadramiento del tema como climax del capítulo, primero de la Constitución, dedicado, a la dignidad humana, muestra! ya claramente ese enfoque. "La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hembre a la unión con Dios." El cristianismo no, será sólo ni principalmente un humanismo,. No determina tampoco, les rasgos VOL. 24 (1968) PENSAMIENTO pp. 9.24

10 JOSÉ GÓMEZ CAFFARENA hasta constituir un humanismo concreto. PerOl reclama una base humanista, se da por coronamiento del recto humanismo. Se reconoce, por otra parte, que el humanismo es para muchos la razón más decisiva del ateísmo. "Hay (se constata) quienes exaltan tanto al hombre, que viene a quedar enervada la fe en Dios; en 'realidad, a lo que parece, más interesados por la afirmación del hombre que por la negación de Dios." Más adelante se nos aclara que el ateísmo se hace sistemático precisamente cuando "lleva el afán de autonomía del hombre hasta suscitar dificultad a toda dependencia respecto de Dios". Encontramos aquí bien descrito -en lo sumario de la caracterizaciónel ateísmo humanista; en realidad, el más positivo ateísmo, ya que el que se origina en base científica no puede en rigor llegar a ser sino agnosticismo., En otro momento encontramos también la inevitable mención de otro elemento del rteísmo humanista, la "violenta protesta contra el mal del mundo". ' Los Padres conciliares parecen claramente pensar que, frente a ese ateísmo. nol les cabe postura media. No se contentan con una demanda de respeto para su experiencia religiosa. Creen deber bajar al terreno del hombre, mostrar que la aceptacipn cordial del hombre no sólo no excluye. sino que! llama a Dios. El antagonismo con el humanismo ateo es, así, más marcado. Pero, por paradoja, / surge precisamente porque las dos posturas tienen una r~lísima vecindad, coinciden en una gran fe en el hombre y un apasionado amor del hombre. Ambas son "humanistas", en este sentido. (Un sentido del término bien comprensible y que no se podrá rechazar en nombre de otro uso exclusivizado, que; es reciente. ) En su discurso de clausura, Pablo VI lo proclamó con gran energía y lirismo. "Vosotros, humanistas modernos, que; renunciáis a la trascen~ dencia de las cosas supremas, conferimos siquiera este mérito y reconoced nuestro nuevo humanismo: también nosotros -y más que nadie- somos promotores del hombre." Es. desde luego, "nuevo" ese humanismo cris :jano en la expresión y el acento; que la realidad no es tan nueva, lo muestran las apelaciones del contexto a la tradición. La argumentación humanista del texto conciliar es enérgica: "El ateísmo. se dice. priva al hombre de su innata grandeza". El reconocimiento de Dios no se opone a la dignidad humana, que más bien encuentra en Dios su fundamento y perfección", como "ni por la esperanza escatológica se disminuye la importancia de las tareas terrenas". Sino que. al contrario, "cuando falta ese fundamento divino y esa; espe,

3 E.XISTrnCIA HUMANA Y ATEÍSMO li ranza de vida eterna. se hiere gravemente. como hoy consta con tanta frecuencia. esa dignidad. y quedan sin solución los enigmas de la vida y la muerte. la culpa y el dolor. hasta hundir no raramente a los hombres en la desesperación". Porque. quiérase o no admitir francamente. "todo hombre es para sí mismo un 'enigma irresuelto, al menos veladamente percibido como tal". Un enigma.. al que sólo Dios daría la plena y segura respuesta". De aquí la -confianza de la Iglesia al proponer su mensaje de sal~ vac~ón. como concluye el párrafo final de] pasaje. "La Iglesia sabe muy bien que su mensaje concuerda con los más profundos deseos del corazón del hombre cuando reivindica la dignidad de la vocación humana. devolviendo así esperanza a los que desesperan de un destino más alto." Como colofón. la palabra agustiniana: "Nos hiciste para ti y está inquieto nuestro corazón hasta que descanse en ti". En realidad. resume y encarna el espíritu de todo el pasaje. El lenguaje de estas apelaciones tiene. sin duda.; gran poder de sugerencia para el creyente y le ayuda a percibir su raiz humana -su "humanismo", repitamos; ya que el hombre es punto de arranque y cetltro, al menos inicial-o Obstaculizando la aceptabilidad por el no creyente. median las infidelidades de la historia del mundo creyente. El pasaje las ha reconocido con llana sinceridad; una.. falaz presentación de la doctrina cristiana" y. sobre todo. "los defectos de la vida religiosa. moral y social. han velado. más que revelado, el genuino rostro de Dios y de la religión". Una renovación de su exposición doctrinal y de la vida entera suya y de sus miembros es lo que la Iglesia cree que puede y debe ofrecer hayal mundo. Realísticamente se mencionan justicia y amor como lo más decisivo de esa renovación. Pero, no hay más obstáculos que éstos de la incoherencia de la vida de los creyentes? Es claro que sí los hay; y en ellos debemos fijarnos. El Vaticano 11 está en este punto en línea con la tradidón católica, que e:xpresó el Vaticano I en su conocida afirmación de la cognoscibilidad natural de Dios por el hombre. Respondiendo al distinto clima y problemática. el Concilio del siglo,xx acentúa mucho más en toda su manera de expresarse la intervención de la libertad responsable del hombre y de los diversos influjos culturales en la aceptación de Dios; pero mantiene que el hombre se encuentra invitado desde sí mismo a esa acep~ tación. Queda también. con ese cambio de acento. precisado el punto de partida: seguirá siendo la realidad creada. pero no indiscriminadamente, sino precisamente esta realidad flue: es el hombre en el mundo;

12 JosÉ GÓMEZ CAFFARENA 4 el hombre, que, al tener que hacer su vida en el mundo, al intentar dar un sentido último a su actividad, tropieza con los punzantes enigmas de la vida y la muerte, la culpa y el dolor, y queda para sí mismo como enigma irresuelto, "insoslayable al menos en los momentos capitales de la vida". El tema recibe una bien comprensible impostac~ón antropológica. La filosofía de la religión acogerá con simpatía esta matización: por supuesto, en cuanto aleja el fantasma de racionalismo que (no sin fundamento en ciertas interpretaciones) parecía rondar las flórmulas del Vaticano 1: pero también, por el otro extremo, en cuanto presenta 10 religioso, contra todo "fideísmo". como fenómeno genuinamente hum.ano. arraigado en los estratos más hondos del hombre. Es notable, a este respecto. que muchos de los más destacados teólogos protestantes de hoy hayan vuelto a una mayor aceptación de la filosofía y de su relativa.' competencia en lo religioso, de la que hubiera sido de esperar de su tradición. Se seguirá rechazando la T eologia natural: y no sólo en el nombre (yen la desmedida pretensión de establecer una cuasi-ciencia natural de Dios), sino aun en la más elemental incum~ bencia; de proveer al creyente de una "prueba" de Dios. Pero se admite y afirma con frecuencia un enraizamiento de la afirmación de Dios en el hombre. una exíi:,tencial apertura a la trascendencia, que cumple de algún modo el cometido de las clásicas pruebas. Aun en el fondo de la hermenéutica existencial de Bultmann encontraríamos, esto. Mucho más en TilHch y su apelación a la "profundidad de nuestro ser" a través de la "última preocupación de nuestra existencia". Todo el Honest to God de Robinson 10 ejercita ---con más naturalidad, por ir a buscar al hombre de la calle... Sugerentemente ha notado hace muy poco el tejó10go protestante J. Bennet. que la "Teología de la muerte de Dios" es en parte debida al fideísmo inmediatamente anterior. Al no admitirse otra aproximación a Dios que la revelación cristiana, ye ha posibilitado el nacimiento de un.. cristianismo ateo". cuando una crisis hermenéutica ha parecido hacer innecesario el recurso a una estricta trascendencia para explicar el significado de Jesús y su mensaje. Quizá mejor, la misma crisis hermenéutica ha sido posible por la desconsideración de una existencial apertura humana a la trascendencia. Cabe revisar toda la cuestión, piensa Bennet; no se trata de volver a unas pruebas integradas en un sistema metafisico que, por sí sólo, proveyera las bases de la fe: pero SÍ de reconocer la precariedad de una reveladón absolutamente insufragada por lo huma-

5 EXISTENCIA HUMANA Y ATEÍSMO 13 no, y de caer en la cuenta que hay en el hombre indicadores de Dios l. La enumeración de éstos que hace a continuación Bennet no difiere esencialmente de lo que podría ser el índice de las fundamentaciones filosóficas del teísmo que hoy se escriben en campo catlólico, una insinuación de las cuales hay en los párrafos mencionados del Vaticano 11. La convergencia es muy interesante. Pero el teólogo, y no menos el filósofo de la religión, no pueden contentarse con ella. De cara al ateísmo actual -de cara también a esos brotes de teología "radical" que han aceptado, dentro del mismo cristianismo, "la muerte de Dios"-, deben preguntarse más crudamente por lo bien fundado de toda la Antropología que está en la base de las insinuaciones del Vaticano II y de los desarrollos actuales de su misma inspiración. Hay realmente en el fondo del hombre esa apertura a Dios? Podrá reconocerla el hombre de este nuestro mundo, llegado a la "mayoría de edad"? EL CLIMA DEL NUEVO HUMANISMO CREYENTE Creo que es interesante intentar,cualificar filosóficamente el clima de las insinuaciones de fundamentación teística que hemos encontrado en el texto conciliar. Si sabemos prescindir suficientemente de detalles menos relevantes, creo que podem~ denominar "teísmo existencial" el que Se nos insinúa y el que realmente cultivan hoy los aludidos medios filosófico-teológicos cristianos. Evito deliberadamente la palabra "existencialismo", más controvertida y controvertible, rebajada en el uso común a acepciones culturales más complejas y filosóficamente impurificadas. La filosofía de la existencia ha sido un típico producto de nuestro siglo y sigue siendo un índice de nuestra situací\ón de espíritu. Creo que podemos ver en eija el resultado más maduro del gran esfuerzo de la filosofía reflexiva, que llena desde Descartes la historia del pensamiento occidental en la Edad Moderna y Contemporánea. Las unilateralidades se han ido progresivamente compensando. Primero, la del encierro en la subjetividad (recién descubierta) y la de sus conse<:uencias dualistas: ya en Kant apunta claramente la "mundanidad" del "yo". Después la del encierro en la finitud, o su contraste en la absolutización del hombre: 1 Bennet, J. C.: In delense of God. En Look, 19-4-66, pp. 69-76.

14 JOSÉ GÓMEZ CAFFARENA 6.~------------------~ también aquí entrevió Kant una conciliación, aunque, esta vez, la comprometió condicionándola al abandono de la vigencia teórica. Este último antagonismo del entendimiento y lo vital ha sido más pertinaz, pero va ya también Icediendo en nuestro siglo. Cuando esa purificación metódica que ha sid<;> la Fenomenología ha permitido, entonces, decantar el resultado de t~do el proceso, ha aparecido la "existencia" humana en el origen de toda reflexión: el hombre que cada uno somos, pero constitucionalmente enclavado en el mundo y ligado a sus semejantes: temporal e, histórico, pero acuciado a trascenderse por la misterio'sa necesidad de encontrar su auténtico' pro'yecto vital y de fundarse en el ser; sin poder objetivar la trascendencia al modo de los datos científicos, pero poniendo en juego en la misma objetivación científica algo irreductible a ella, que no queda satisfecho si no se hace problema de la misma ultimidad fundante y adopta frente a ella una postura personal... Son conocidas las respuestas de Heidegger y de Jaspers a esta problemática, por ellos larga y tortuosamente tematizada. Lejanas, al pa~ recer, del hombre real de nuestros días por su ardua conceptualización y su lenguaje rebuscado, son bien cercanas en su elemental contenido. Por eso han podido también saltar a la calle, de la mano de vulgarizadores 'más o menos fieles. "Incertidumbre y riesgo", el conocido título de Peter W ust, es un slogan expresivo. En todo caso, llamada íntima, búsqueda angustiada de sentido, insatisfacción ante lo inauténtico, ante lo infundado. En las "situaciones-límit~s", para Jaspers el fracaso, la culpa, el dolor y la muerte - no había un eco de esto en las palabras del Concilio?-, ser auténtico es abrirse a la Trascendencia. Es una "fe filosófica" la que hace así al hombre verdaderamente libre. No estamos por aquí a la puerta del teísmo? Los pensadores católicos más identificados con nuestro momento histórico lo han visto así. Blondel, Scheler, Maree!... han sabido cultivar otra consideracipn decisiva: la del amor; una realidad, desde luego, palpitantemente existencial. Para quien la vive, la Trascendencia no puede tener otro nombre que el de Amor Originario. Y el hombre que ha llegado a vivir este itinerario está abierto a Dios. Queda, en el expresivo título de la obra de Rahner,.. a la escucha de: su palabra", germinalmente cristiano. El itinerario no es, sin embargo, un camino de necesidad. Para recordarlo al creyente excesivamente optimista, están ahí los exponentes del existencialismo ateo, hijos del mismo clima, conscientes herederos del mismo proceso. Una cosa sí deja clara su misma conclusión antitética:

'1 EXISTl'J)lCIA frlmana Y ATEiSMO 15 Dios es problema para el hombre, más aún, es el problema dd hombre. Absurdo, pasión inútil, náusea, podrán justamente juzgarse vivencias teologales invertidas. Si hay en su primera expresión estruendosa el eco de una situación de desgarramiento social, históricamente muy concreta y ya pasada, pero no es todo atribuible a eso situacional; en la misma entraña de su derivación "existencialista'" atea, la filosofía de la existen~ cia ha mantenido viva una preocupación de claras resonancias religiosas. La negación de Dios no puede hacerse entonces sin un desgarramiento. una confes~ón de sin-sentido. Creo que lo dicho basta para comprender, como nos propusimos. cuál ha sido el clima de las insinuaciones conc iliares. Pero entiéndase bien: no pretendo vincular inseparablemente filosofía existencial y humanismo cristiano actual. menos aún ligar a una determinada exégesis las expresiones del Concilio. Pero sí me parece que, en la óptica macroscópica que he buscado, la aproximación hecha.es históricamente válida y aclaradora. Lo decisivo es, en todo caso, que el teísmo cristiano se ha reconocido humanista. A la fe religiosa le es, pues, imprescindible un arraigo humano. Y el hombre. a una luz típicamente actual, ha parecido mostrarse campo propicio para ese arraigo. Pero es imposible no preguntarse por qué otras posturas humanistas lo desconocen; o bien, cómo pueden interpretarlo de modo que no lleve a la conclusión teísta, sin con ello reincidir en el absurdo, la náusea, la pasión inútil.. Para la respuesta habrá que considerar la presencia de prejuicios, lo excesivamente sumario y simplificador de muchas consideraciones del hecho religioso, hoy en vías de superación --concediendo al mismo tiempo la mucha base que a tales juicios han dado ideas yl prácticas re1igiosa~ pobres, tan frecuentes en el pasado. (Concretamente, la religi!ón "opio del pueblo" de Marx y la "ilusión religiosa" de Freud son imágenes que expresan indudables aspectos his~ tórica y psicológicamente reales, comprensibles en momentos aún no plenamente desarrollados de la humanidad, mantenidos hasta fecha reciente por inercias también comprensibles. Sólo cuando el! juicio matizadamente peyorativo que encierra el uso de dichas imágenes pretende extenderse a la realidad toda de la religión y hacerse exclusivo. resulta falso.) Pero no podemos reducir a prejuicios -rectificables- lo que hay de adverso a la religió!! en muchas posturas humanistas actuales. No 'podemos desconocer que muchos sinceros exploradores de lo humano no encuentran en el hombre el campo propicio del teísmo que ha podido

16 JOSÉ GÓMEZ CAFFARENA 8 aparecer en nuestras rápidas reflexiones sobre el clima filosófico existencial. Ante todo, hay hoy quien admitiría en los rasgos fundamentales la Antropología que hemos presentado -quedando así, en realidad, muy vecino a lo existencial--, pero negando que sea el teísmo, o la religión en sentido propio, el término de esa apertura humana, que podemos llamar con la palabra agustiniana, "inquietud". Más ampliamente difundida deberemos re conocer una segunda postura, que simplemente tenderá a desconocer vitalmente o negar explícitamente la inquietud. Finalmente, veremos el brote de una tendencia que, extremando la lógica de esta postura, acaba incluso por abolir el humanismo. "INQUIETUD" SIN DIOS?.Bn el primer grupo tiene un puesto de exce x:ional interés el marxismo humanista. Das Prinzip Hoflnung de Bloch es, probablemente, su exponente más logrado. Pero, más dentro de la "ortodoxia" oficial, tenemos aún una. exposición muy neta de la postura en De r anatheme au dialogue de R. Garaudy. "Después de un cuarto de siglo de esclerosis intelectual del marxismo, leemos, los problemas de la subjetividad, de la elección, de la responsabilidad personal. reaparecen hoy con fuerza" 2. y a su luz se hace comprensible el aspecto positivo de la religión, su carácter de protesta contra la miseria (en el juicio de Marx). "La crítica marxista rechaza las respuestas ilusorias, pero no las aspiraciones reales que las han suscitado (... ). No se puede tratar de la religión únicamente en términos de alienación: la alienación está en las respuestas. no en los interrogantes" 3. Hay en el hombre una esencial dialéctica de finito e illfinito, una aspiración infinita. "El marxismo se plantea las mismas cuestiones que el cristianismo, está trabajando por la misma exigencia, vive en la misma tensión hada el futuro, pero precisamente no se cree autorizado (... ) a transformar su pregunta en respuesta, su exigencia en presencia... Mi sed -aí'íade aún Garaudy, muy gráficamente- no prueba la fuente. El infinito es para el marxista una ausencia y una exigencia, mientras que para el cristiano! es una promesa y una presencia" 4. Si rechazamos hasta el nombre mismo de Dios, es porque im- Garaudy, R.: De l'anatheme au dialogue. Pans, Plon, 1965, p. 74., id., p. 83., Id., p. 86.

EXISTElNCIA HUMANA Y ATEÍSMO 17 plica una presencia, una realidad, mientras que no VlVlmos sino una exigencia, una exigencia jamás satisfe cha de totalidad y de absoluto, de omnipotencia frente a la naturaleza y de perfecta reciprocidad amorosa de las conciencias. Esta exigencia podemos vivirla, actuaria, pero no concebirla, llamarla ni esperarla, menos aún hipostasiarla con el nombre de trascendencia. De esta totalidad, de este absoluto, puedo decir todo salvo que es. Porque precisamente está siempre aplazada y siempre en crecimiento, como el hombre mismo." "Esta exigencia del hombre --<:oncluye dirigiéndose a los cristianos- es, creo yo, la carne de vuestro Dios" 5. El subtítulo publicitario que puso Garaudy a su obrita podría quedar justificado por el sentido profundo de estos párrafos: "Un marxista se dirige al Concilio"... Creo que hay, en realidad, un punto de partida común, el hombre, y un hombre, transido de inquietud, un hombre.. perpetuo enigma irresuelto, al menos veladamente percibido". Mientras el Vaticano 11 mantiene que "sólo Dios puede ser plena respuesta a ese problema", el marxista seguirá manteniendo aun hoy que no tiene por qué serlo; más aún, que su introduccilón como solución sería alienadora, si no ya en el sentido de matar la ii\quietud humana o su eficacia terrena,-pues se reconoce que hay que corregir la universalidad del juicio histórico de Marx sobre el carácter de opio de la religión-, sí al menos en el sentido de quitarle su carácter más propiamente humano, mezcla de grandeza y de debilidad. La proximidad de las admisiones iniciales hace para el teísmo filosófico de inspiración cristiana especialmente atractivo el diálogo con esta posición. Los dialogantes pueden comprenderse muy bien y el teísta encuentra muy preparado el camino para responder (llevando adelante la orientación del Vaticano 11 en el lenguaje usado por el oponente) que la sed del hombre, que no prueba ciertamente ninguna fuente concreta, sí podría "probar" la Fuente radical, es decir, dejar el hombre dispuesto a la aceptación de Aquello sin lo que su inquietud,quedaría últimamente frtjstrada. Si se deja al hombre sin último Fundamento de su ser y de su amor, entregado universalmente a la fuerza devoradora de la muerte, no habremos vuelto a la "pasión inútil" y; al absurdo? -A no ser que se haya mantenido la inquietud humana sin auténtica profundidad, lo que quitaría a la posición presentada su hondura y su grandeza... Id., p. 89.90.