Hacia un Mandato de Comercio Alternativo para la Union Europea Invitación a participar
Qué es este documento? Información básica En respuesta al desafío de la crisis mundial sin precedentes que estamos viviendo, una serie de activistas de comercio y activistas europeos han participado durante el año pasado en un proceso de discusión y consulta sobre una visión alternativa para una política comercial y de inversión en Europa. El resultado es este documento - Hacia un Mandato de Comercio Alternativo para la UE - una invitación a participar, una llamada al debate. Si bien consideramos que está lejos de ser perfecto y que es un trabajo en curso, todavía esperamos que este texto sea un punto de partida para un amplio debate y discusión sobre el futuro del comercio de la UE y la política de inversión. Esperamos que todas las personas interesadas en un comercio alternativo y en la política de inversiones, ya sean activistas de Comercio Justo, sindicatos, trabajadores migrantes, ambientalistas, organizaciones de desarrollo, organizaciones de mujeres, de derechos humanos y grupos de agricultores u organizaciones por la transparencia, se unan en el debate. A través de un amplio proceso participativo podemos trabajar para lograr los cambios fundamentales necesarios para el comercio de Europa y la política de inversión. Como siguiente paso en este proceso, tenemos previsto organizar una serie de talleres sobre las alternativas concretas al comercio actual y al régimen de inversión. El propósito de estos talleres sería el de reunir a parlamentarios, sociedad civil y grupos de base de toda Europa que tienen interés en aspectos específicos de un comercio alternativo y de la política de inversiones, con personas de otras partes del mundo que están también desarrollando alternativas similares. Los talleres deberían facilitar un intercambio de propuestas concretas de alternativas (por ejemplo, cómo puede la política comercial de la UE ser más democrática? Cómo pueden los acuerdos comerciales proteger los derechos de las personas trabajadoras y los servicios públicos? cuál podría ser su contribución a la regulación financiera?) y de las experiencias de puesta en práctica de alternativas. Sobre la base de este intercambio, esperamos que se alcance un acuerdo sobre los primeros pasos para elaborar propuestas políticas concretas, y activar fuertes campañas por parte de la sociedad civil y en los Parlamentos, en los ámbitos nacional y europeo. Los talleres y nuestro debate podrían ser un primer paso en el camino hacia una campaña de gran alcance para la reforma del comercio en Europa. Para que esto suceda te invitamos a unirte a nosotr@s! Organizaciones que han participado en el proceso: Seattle to Brussels Network (S2B), Africa Europe Faith Justice Network (AEFJN), Attac Austria, Attac Germany, Attac France, Attac Spain, Campagna per la Riforma della Banca Mondiale, Corporate Europe Observatory, Ecologistas en Acción, European Coordination Via Campesina, Fair Trade Advocacy Office, FAIR, FIAN Germany, Friends of the Earth Europe, M.A.I.S., Oxfam Germany, Oxfam Solidarité Solidariteit, SOLIDAR, Terra Nuova/Europafrica Campaign, Transnational Institute, WIDE Network, World Development Movement. Si deseas obtener más información o participar en la organización de un taller o de otras actividades, por favor, ponte en contacto con: Bruno Ciccaglione (Coordinador de la Red de S2B), bruno.ciccaglione @ alice.it
Introducción Estamos haciendo frente a numerosas crisis: económica, alimentaria, medioambiental, y globalmente, a una crisis de la democracia. La UE tiene una responsabilidad considerable en las causas de estas crisis. Sus políticas de comercio e inversión, impulsadas fundamentalmente por la lógica de la competitividad, agravan la desigualdad y la explotación, y privan a los países y comunidades de la oportunidad de alcanzar los derechos humanos sociales, culturales y políticos. Les impide regular y enfocar sus economías hacia el desarrollo, el medio ambiente y la justicia social. Una de las principales razones de esto es que el comercio y la inversión europeos se han convertido en políticas dominadas por un reducido conjunto de intereses. Actualmente, no existe una participación relevante de los parlamentarios, aún menos de la gente corriente y no hay un debate público significativo. Con demasiada frecuencia, las principales líneas políticas reflejan los intereses del negocio corporativo. La política comercial de la UE debe ser ante todo democratizada, como parte de una democratización más amplia de Europa. Existen alternativas para el actual régimen de comercio e inversiones, y están ganando apoyos en todo el mundo. En el ámbito local, las alianzas entre productores y consumidores están apoyando medios de producción y comercio orgánicos, ecológicos y éticos. Hay autoridades públicas que se proveen de bienes y servicios producidos de manera justa y sostenible. Gobiernos progresistas en el Sur están tratando de lograr políticas comerciales y de inversión que se basan en el apoyo mutuo y las necesidades públicas, en lugar de la competencia y la acumulación de beneficios. Este texto es una invitación al debate y a trabajar por el cambio. Esboza una visión popular, progresista, y aún realista para lograr una política alternativa de comercio e inversión en Europa. No es exhaustivo ni tampoco ofrece una solución ya elaborada, sino que se propone como punto de partida para un debate amplio sobre un Mandato de Comercio Alternativo para la UE. La actual crisis global sin precedentes y la amenaza para el planeta hacen que este debate sea más urgente que nunca.
Parte I: Otra Europa en el mundo Una política europea alternativa de comercio e inversión no es un fin en sí mismo. Es parte de un modelo europeo alternativo económico y social, otra Europa en el mundo. Los objetivos de ese modelo alternativo europeo deberían ser: cumplir los derechos humanos universales e inalienables de todas las personas, incluidos los derechos a una alimentación adecuada, agua, salud, integridad física, vestido, vivienda, educación, protección social, movilidad, cultura, ocio y a un medio ambiente limpio; garantizar un trabajo decente que permita a la gente vivir una vida digna, incluyendo una renta adecuada y derechos laborales; reconocer la importancia del trabajo reproductivo y de cuidados, del trabajo informal y comunitario, y especialmente del papel de las mujeres en ellos. Garantizar una redistribución equitativa y una re-organización de todo tipo de trabajo, así como la igualdad de salarios para hombres y mujeres; asegurar una transición a una economía de bajas emisiones de carbono que no se base en un consumo excesivo, sino en el uso social y ecológicamente justo de los recursos, y que permita una vida digna sin poner en peligro el sustento de otras personas, generaciones futuras, así como de la flora y la fauna; lograr una democratización significativa en todos los niveles de toma de decisiones; desafiar las relaciones estructurales de poder entre países, regiones, hombres y mujeres, clases, castas y grupos étnicos, y potenciar económicamente, políticamente y socialmente a los grupos de personas marginadas; combatir la pobreza y establecer nuevas relaciones de solidaridad y equidad con las personas de otras regiones. Esto incluiría el reconocimiento y la compensación de la deuda ecológica, social y económica, histórica y actual, social y económica de Europa con los países pobres y las comunidades, la justa distribución de la riqueza mundial, los recursos y el poder, y el respeto de los derechos humanos, especialmente de las personas refugiadas e inmigrantes independientemente de su estatus formal; aumentar globalmente el nivel de bienestar económico, social y ambiental, en lugar de empeñarse en el desarrollo del producto interior bruto (PIB) en Europa. Parte II: Una política comercial y de inversiones justa La política comercial y de inversiones europea debe estar guiada por los objetivos anteriormente expuestos y fomentar la cooperación, la solidaridad y el desarrollo sostenible. Puede y debe ser un instrumento para la distribución equitativa de la riqueza en el mundo, dando a la gente el acceso a los recursos, bienes y servicios necesarios para la satisfacción de sus necesidades.
Por lo tanto la política comercial y de inversiones europea debería: reconocer que las convenciones y tratados internacionales - sobre los derechos humanos, los derechos de las mujeres, el trabajo, el medio ambiente y el clima - tienen prioridad sobre los regímenes comerciales y de inversiones; permitir que los países, regiones y comunidades regulen la producción, distribución y consumo de bienes y servicios en lugar de confiar únicamente en la mano invisible del mercado. Esto implica la posibilidad de aumentar o disminuir la producción de acuerdo a las necesidades de la gente, y estabilizar los precios para cubrir los costes totales de producción, asegurar unos ingresos estables y decentes para l@s productores y precios asequibles para l@s consumidores. Los sistemas de gestión del abastecimiento que sirven a estos objetivos no deberían ser cuestionados por las políticas comerciales y de inversión; permitir que se regulen las importaciones, exportaciones e inversiones con vistas a hacer realidad los derechos humanos sociales, culturales y políticos, y a perseguir sus propias estrategias de desarrollo sostenible. Por ejemplo, que no se prohíban a traves de los tratados comerciales y de inversiones, las restricciones a la exportación que permiten un control democrático de los recursos minerales y contribuyen al beneficio público; contribuir a una integración regional centrada en los pueblos, a través de la cual las comunidades puedan apoyarse mutuamente e implicarse en el desarrollo de sistemas comunes de gestión equitativa de los recursos y la riqueza que respeten y protejan la naturaleza - por ejemplo, mediante la construcción de reservas regionales de alimentos o estrategias comunes para el uso sostenible y la conservación del agua y la tierra. Las regiones deben poder conceder acceso preferencial al mercado para los pequeños competidores, a fin de fomentar mercados integrados a nivel local; apoyar redes de comercio entre personas productoras y consumidoras cuanto más directas mejor. Europa debe respetar el principio de la soberanía alimentaria y permitir a los países y comunidades dar prioridad a los sistemas de alimentación locales y regionales sobre el comercio agrícola mundial; garantizar que los gobiernos europeos y Parlamentos hagan responsables a las empresas europeas y sus filiales en cualquier parte del mundo, de las consecuencias sociales y ambientales y los impactos de sus operaciones; hacer cumplir las regulaciones sociales y ambientales y permitir la plena transparencia en las cadenas globales de valores.la gente debe ser capaz de conocer cómo se han producido los bienes y servicios, de dónde vienen y qué contienen. Las reglas de comercio deberían favorecer los productos y servicios producidos de acuerdo a los estándares sociales y ambientales reconocidos internacionalmente, por ejemplo, a través de la promoción de prácticas de contratación justas por parte de los poderes públicos; asegurar la distribución justa de los ingresos en las cadenas globales de valor para garantizar un ingreso estable y decente para l@s productores y trabajadoras, así como precios
asequibles para l@s consumidores, por ejemplo frenando el poder de mercado de los grandes operadores empresariales y cadenas de supermercados, o promoviendo asociaciones de comercio justo; fomentar el intercambio y el acceso libre al conocimiento, por ejemplo, a través de sistemas de código abierto, de iniciativas de intercambio de semillas o de fondos comunes de patentes y de licencias abiertas para promover la innovación y mejorar el acceso a los medicamentos. Las patentes sobre la vida deben ser prohibidas; dejar de presionar para la liberalización de los servicios financieros y la privatización y la desregulación de bienes públicos como el agua, la salud y la educación, y en su lugar mejorar la calidad y el acceso a estos bienes, por ejemplo, a través de asociaciones entre autoridades públicas. Parte III: Un proceso democrático y responsable para el diseño de políticas comerciales y de inversiones El funcionamiento de la política europea de comercio e inversiones no es sólo una cuestión técnica reservada a los expertos. Se trata de una cuestión política que afecta a toda la ciudadanía. Por ello se debería abrir la política comercial y de inversiones europea a examen público y basarla en estructuras democráticas para facilitar una participación ciudadana significativa. Esto requiere: la transparencia total del proceso de toma de decisiones, incluida la transparencia significativa en torno a grupos de presión y la publicación de todos los proyectos de ley y los textos de negociación; que los parlamentos, tanto locales como en el ámbito europeo, desempeñen un papel clave. Los parlamentarios deberían establecer una agenda comercial y de inversiones, participar activamente en todas las etapas de formulación de políticas y negociaciones, tener derecho a decidir sobre la entrada en vigor de los acuerdos y ser plenamente responsables ante la población; elementos vinculados a la democracia directa y procedimientos que garanticen la participación de la gente, por ejemplo, dándole la posibilidad de proponer nuevas iniciativas políticas para el proceso parlamentario de toma de decisiones; que las políticas comerciales y de inversión estén sujetas a una evaluación continua, obligatoria e integral y a una revisión que compruebe su compatibilidad con las convenciones y tratados sobre derechos humanos, derechos de las mujeres, trabajo, medio ambiente y clima, así como su contribución a la justicia global. Las evaluaciones deberían llevarse a cabo antes y después de que las políticas se implementen, y en ellas deberían dar testimonio tanto representantes de los grupos más marginados y vulnerables de Europa y otros lugares, como otras personas pobres rurales y urbanas, mujeres, indígenas, trabajadoras migrantes, pequeñ@s agricultores y productores. Las evaluaciones deberían poner en marcha la mejora de las políticas y, en caso
necesario, la re-negociación de los tratados; una democratización relevante de la cadena global de valores. Los procesos de producción y los recursos deben estar sujetos a una regulación y control públicos, así como el poder de las compañías privadas. El fortalecimiento de los derechos de decisión de los trabajadores, de los servicios públicos y de las cooperativas podrían ser un primer paso en esta dirección; respeto de los procesos de toma de decisiones en otros países y renuncia al unilateralismo y a las tácticas de mano dura que en la actualidad caracterizan las relaciones comerciales de Europa con muchas partes del mundo; la democratización de las estructuras e instituciones internacionales que regulan el comercio y las políticas de inversión, y un papel ampliado y fortalecido de la ONU en estas políticas. Parte IV: desafíos actuales El actual comercio y política de inversiones de la UE va en contra de los principios expuestos en este documento. Reconocemos que la transición a una política alternativa llevará tiempo, sobre todo si se basa en respetar los procesos democráticos. Pero dada la emergencia de la crisis global que enfrentamos, la transición debe comenzar ahora. Los primeros pasos que deberían llevarse a cabo son: desarrollar los procesos de política comercial de la UE hacia la responsabilidad democrática y el control por los Parlamentari@s y la sociedad civil; el cese inmediato de la aplicación de la estrategia de la UE Europa Global, incluyendo una moratoria en las actuales negociaciones de libre comercio con países y regiones de África, Asia, las Américas, el Pacífico y Europa oriental, así como un alto en la presión por parte de la UE por una considerable apertura de los mercados de los países en desarrollo en las negociaciones de la OMC en curso; evaluaciones exhaustivas de las políticas de comercio e inversiones europeas, incluyendo los acuerdos existentes y en proceso de negociación, la política del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la posición de la UE en la OMC y en las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el FMI; una revisión de las políticas comerciales y de inversión que no actúan en favor de la visión descrita en este documento. Reconocemos nuestra responsabilidad de promover y defender este programa para conseguir un cambio fundamental en la política de comercio e inversiones de la UE. Tenemos que involucrar a la gente con fuerza, a los parlamentos en los ámbitos nacional y europeo, a nuestros gobiernos y a las instituciones europeas. La actual crisis, agravada por las vigentes prioridades europeas de comercio e inversión, supone un catalizador y una oportunidad para iniciarlo, coincidiendo con los planes de cambio institucional derivados del Tratado de Lisboa. Para que esto suceda te invitamos a unirte a nosotr@s.
Organizaciones que han participado en el proceso: Seattle to Brussels Network (S2B) Africa Europe Faith Justice Network (AEFJN) Attac Austria Attac Germany Attac France Attac Spain Campagna per la Riforma della Banca Mondiale Corporate Europe Observatory Ecologistas en Acción European Coordination Via Campesina Fair Trade Advocacy Office FAIR FIAN Germany Friends of the Earth Europe M.A.I.S. Oxfam Germany Oxfam Solidarité Solidariteit SOLIDAR Terra Nuova/Europafrica Campaign Transnational Institute WIDE Network World Development Movement Si deseas obtener más información o participar en la organización de un taller o de otras actividades, por favor, ponte en contacto con: Bruno Ciccaglione (Coordinador de la Red de S2B) bruno.ciccaglione@alice.it