La medicina en el Uruguay. Avanzando hacia el siglo XX : muestra multimedia



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La medicina en el Uruguay. Avanzando hacia el siglo XX : muestra multimedia 1. La medicina en el Uruguay rural urbano. 1.1 Orígenes Medicina indígena Medicina jesuítica 1.2 La medicina en los levantamientos armados 1.3 La nosología en el Uruguay 1.4 Características generales del comienzo de S. XX 1.5 Grandes personalidades de la medicina S.XX. 2. Facultad de Medicina. Biblioteca. Reseña cronológica. 3. Muestra museística del mobiliario de época de la biblioteca. Imágenes y textos explicativos de algunos objetos de la exhibición. Este trabajo fue realizado en adhesión a los festejos conmemorativos del Día del Patrimonio 26-27 de setiembre 2009. En una conjugación de textos, imagen y sonido se abordarán aspectos relacionados con: - La evolución de la Medicina en el país proyectada hacia el siglo XX comenzando en la Medicina Indígena. - La historia de la Biblioteca de la Facultad de Medicina. - Una exhibición de objetos y mobiliario de época.

La medicina en el Uruguay rural urbano. 1.1 Orígenes 1.1.1 Medicina indígena Senaqué nació en el suelo oriental, murió el 26 de julio de 1833 en París. "Llevaba con orgullo la insignia de su conocimiento médico, que consistía en su cinturón de cuero pintado de distintos colores (Dumotier). Según Velarde Pérez Fontana a la llegada de los españoles los indios eran seres irracionales, instintivos, que vivían en tribus, conglomerados de familias agrupadas en territorios, cuyas condiciones oro e hidrográficas determinaban su género de vida y costumbre. Algunas tribus conocían el fuego, casi todas ellas vivían en la edad de piedra y un grupo de indios de la región andina conocieron algunos metales y sus mezclas, usaban tejidos para sus vestimentas de belleza y calidad nunca igualadas, conocían el tiempo y los números hasta 20. Estos indios que ya estaban en decadencia habían extendido su civilización hasta el Río de la Plata La medicina de los aborígenes estaba basada en el principio del bien y del mal: Ormuz y Ariman. Las enfermedades estaban originadas por el principio del mal y su tratamiento consistía en alejar el espíritu maligno que lo dominaba a través de prácticas religiosas llevadas a cabo por los Hechiceros y por la administración de drogas de origen vegetal y animal. El concepto de Médico está siempre ligado al de Hechicero. El Hechicero, Médico o no y el Cacique eran las dos únicas funciones diferenciadas en aquella sociedad primitiva, estas dos actividades podían ser desarrolladas por la misma persona, los Charrúas separaban generalmente las autoridades del Cacique y del Hechicero. Sin embargo, el último de los médicos Charrúas, Senaqué desarrollaba las dos funciones. Senaqué fue llevado junto a sus compañeros Tacuabé y Vaimaca Perú a París, ciudad donde falleció. Entre los Charrúas no estaba vedado a las mujeres el ejercicio de la medicina. La terapéutica se basaba en el método de los símiles, la droga vegetal o animal tiene acción por su semejanza con el órgano enfermo, por ejemplo: carne de buitre para los ojos por que el buitre tiene vista poderosa. La paleo-terapéutica es similar en todos los pueblos y una misma planta era usada por distintos pueblos para la misma finalidad. El bagaje de conocimientos y ritos del arte de la curación se transmitía en todas las razas por la tradición oral, no obstante en algunas regiones se ponía en práctica una especie de aprendizaje para la profesión de Hechicero Como los medicamentos eran para ahuyentar los espíritus maléficos usaban preferentemente sustancias amargas, nauseabundas o picantes, como el chamico cáñamo o el muérdago para calmar el dolor y para disminuir las hinchazones. Más tarde fueron incorporando varias drogas vegetales cuyos efectos habían comprobado con el uso. La coca, la quina, el cacao, la ipecahuana, la yerba mate, el guaraná, el maíz, el plátano, el maní, la mandioca, etc. fueron incorporados al uso doméstico tanto por su valor alimenticio como por su valor terapéutico. La obstetricia indígena era muy primitiva, las mujeres parían a sus hijos en posición genu-pectoral como los cuadrúpedos. Al -1- -2-

sentir los entuertos se aislaban, preferentemente en un sitio donde hubiese una corriente de agua en la que lavaban al niño. En el tratamiento de los traumatismos, heridas, fracturas y luxaciones, empleaban ataduras con fibras vegetales, trozos de madera; combatían el edema y la inflamación con plantas medicinales, algunas de ellas como la carnicera han llegado a nuestros días. Entre los Hechiceros estaban los chupadores (succionaban con la boca el cuerpo de los enfermos para extraer los malos espíritus) y los frotadores (frotaban con grasa a los enfermos y por medio de masajes extraían el mal). Al realizar estas terapias escondían en su mano o dentro de su boca gusanos o algún objeto extraño que en determinado momento del tratamiento mostraban al enfermo y a sus parientes diciéndoles que era el mal que los aquejaba. Los cronistas consideraban a los Médicos indígenas como grandes farsantes y según uno de estos cronistas merecían ser azotados cada día de su vida por Galeno irritado y fustigados por Esculapio, Hipócrates y toda la familia de los Médicos. Pero es indiscutible la buena fe con que los Hechiceros realizaban estas terapéuticas. R. Schiaffino dice El simple criterio lleva a considerarlos, sólo, como elementos genuinos de su caótica sociabilidad, ingenuos, supersticiosos, primitivos, elegidos por el pueblo para las funciones Médico-sacerdotales, las que realizaban con tanta credulidad, como la que sus fieles y enfermos llevaban, -4- -3- cuando a ellos acudían en busca de consuelo y alivio para sus males. 1.1.2 Medicina jesuítica Los Jesuitas y las prácticas médicas Así como con el resto de los aspectos de la vida y costumbres de los aborígenes que misionaban, en lo que a medicina se refiere, los Jesuitas ejercieron funciones médico-asistenciales con una clara vocación por el estudio de la medicina y farmacología indígenas. Los jesuitas de la orden de la Compañía de Jesús realizaron una brillante obra civilizadora de la colonización hispano portuguesa a partir de los comienzos del 1600. En lo que a medicina se refiere, ejercieron funciones médico-asistenciales con una clara vocación por el estudio de la medicina y farmacología indígenas. La medicina jesuítica La medicina jesuítica tomó elementos de la medicina europea y de la aborigen, en eso consiste su singularidad. Entre 1685 y 1688 llegaron a Buenos Aires un numeroso grupo de sacerdotes jesuitas, médicos y enfermeros, que actuaron en el siglo XVIII en esta parte de América Entre ellos el vasco Joaquín de Zubeldia y un estudiante de tecnología milanés José Brasanelli, que a pesar de no tener estudios en Europa, ejercieron importantes funciones

asistenciales, fueron cirujanos del ejército guaraní en las campañas realizadas por las misiones del Paraná y del Uruguay. En 200 años la Compañía de Jesús estampó en las tierras vírgenes de América los caminos de la civilización. En esta época actuó el hermano Pedro de Montenegro que vivió mucho tiempo entre los guaraníes y realizó un importante estudio acerca de las plantas con presunta acción terapéutica. Montenegro había nacido en 1663 en Galicia. Vino a América a fines del siglo XVII. Su obra principal consta de cinco partes: - En la primera detalla la forma de recoger las plantas por parte de los indígenas - En la segunda realiza interesantes descripciones sobre la utilización de las mismas con fines terapéuticos. Los indígenas casi nunca usaban las plantas en estado seco, habitualmente las empleaban verdes aprovechando el jugo o zumo para la maceración o la infusión. Era común entre los guaraníes la ingesta de infusiones calientes. También calentaban algunas drogas sólidas para uso externo - En la tercera parte titulada Materia médica misionera, explica el significado de los vocablos empleados. - En la cuarta parte enumera la lista de nombres de hierbas y árboles usados, así como las enfermedades susceptibles de ser curadas por las plantas. A continuación se pueden observar algunas curiosas aplicaciones de plantas y animales para uso terapéutico, descrito y usado por la medicina de los jesuitas en nuestras tierras: Antidiarreicos: jacintos, esmeralda, chirimoyas Inductora del parto: esmeralda Antiespasmódico: polvo de lombriz de tierra, culantrillo Jaquecas: sanguijuelas Diurético: tártaro, polvo de lombriz, grillos secados y pulverizados, ceniza de cigarra, moscardones machacados, polvo de abejas, huevos de avestruz Antifebril: tártaro, arañas Antirreumático: polvo de lombriz de tierra, moscardones machacados, grasa de nutria, aceite de aninga (árbol acuático) Antiasmático: caldo de cangrejo, árbol del benjuí Hemorroides: sanguijuelas Herpes: azufre Curación de heridas: sulfato de cinc, sulfato de cobre Odontalgias.: ciempiés secos y molidos La última parte agrupada bajo el nombre de Otras curiosidades constituye un conjunto de recetas para algunas enfermedades y recetas culinarias. Esta última parte, según los historiadores, es posible que no haya sido escrita por Montenegro, sino que haya sido agregada por algún colaborador. La obra de Montenegro aúna los conocimientos clásicos con los de los Curuzuyaras, con la experiencia de sus compañeros de misión, con las enseñanzas de las reducciones de otros países, traídas por el intercambio de misioneros. De todos estos elementos Montenegro reconoce, describe, y dibuja las -5- -6-

especies, refiriendo honestamente aquellas en las que no tiene experiencia personal, en cambio enriquece las descripciones con los valiosos datos obtenidos en su práctica profesional, o en sí mismo,.es sumamente cuidadoso en el nombre de las variedades, citando la acepción española corriente, siempre la guaraní y a veces la tupí. Su obra nos da una idea de la patología guaraní. Entre las aplicaciones mas corrientes de plantas medicinales encontramos: antivenosas, antihelmínticos, antidiarreicas, hemostáticos, calculosis, antisifilíticos, diuréticos, partos, abortivos, anti-tuberculosis, expectorantes, estomacales, antireumáticos, purgantes, sudoríficos, sarampión y viruela, heridas y llagas, afrodisíacas, hemorroides, reconstituyentes, fracturas y contusiones. En 1867, por un decreto firmado por Carlos III de España, los Jesuitas fueron expulsados de estas tierras. Este hecho trajo malos resultados, ya que los que los reemplazaron no tenían ni la experiencia ni la disciplina de éstos y las Misiones decayeron hasta desaparecer lentamente, perdiéndose así su valiosa obra y experiencia en las costumbres y medicina indígena. Los primeros médicos jesuitas fueron hermanos encargadas de prestar ayuda a los miembros de la compañía y a los indios de las reducciones, eran hombres estudiosos de gran ilustración como el P. Pedro Aniasco que prestó servicios médicos. Antonio Ruiz de Montoya también se ocupó de cuidar enfermos, y sus descripciones sobre las epidemias tienen gran valor para determinar su época de aparición. También son de tener en cuenta las referencias de los padres Packman, José Cataldino y Simón Maceta y Francisco Díaz Taño. El P. Pedro Romero fue muy entendido en la cura de úlceras tan comunes entonces y aún hoy en las regiones subtropicales y entre gente de poca higiene. El Padre Segismundo Aspergere fue el médico misionero de mayor actuación, falleció en el pueblo de Apóstoles, diez años después de la expulsión de los jesuitas donde había sido abandonado postrado y moribundo, a él se le atribuye la creación del Bálsamo Sanalo Todo o bálsamo de los Jesuitas o de Aguaraibai, que fue compuesto por el Hermano Montenegro. Su eficacia estaba en la cura de heridas, dadas en los nervios y contusiones del periostio. Otros bálsamos utilizados fueron: Ibirasí-guaraní o Iricá-riba en tupí, para heridas penetrantes del pecho y del vientre, también para quebraduras de hueso y graves contusiones óseas y de los nervios: Ungüento de Artamita. Efectos purgantes, antihelmínticos, para la hidropesía, etc. Ungüento de algarrobo. Para quebraduras que no tuvieran más de una al año, poniendo ligadura fija y braguero encima. Jarabes de caraguatá, para fiebre ardientes y cálculos renales. Aceites de maní y nenúfares Enemas de arrayán. Para los flujos disentéricos Almizcle de yacaré. Como madurativo para forúnculos -7- -8-

El yuyo de la pasión gálica. Para resfriados y mojaduras Enema de cabeza de carnero. Purgante El estómago de avestruz y la carne de de zorzal. Para litiasis. Enjundia de gallina. Para la cicatrización de heridas La grase de tigre. Remedio contra la gusanera Ungüento con semilla de tabaco, con enjundia de tigre o avestruz para el reumatismo, ciática, etc. La grase y el cebo de buey. Para picaduras. Grasa de caimán. Para curar las llagas, y deshacer las piedras de los riñones. El tocino y la manteca. Para las quemaduras Los mosquitos del Guembé. Propiedades afrodisíacas El Consejo de Indias aconsejaba a su Majestad destinar rubros para médicos, medicinas y dietas, pero lo asignado por este no era suficiente para pueblos en los que había alrededor de unos doscientos enfermos. Es así que los enfermeros religiosos habían de emplear los mas primitivos de los medicamentos que la medicina popular española les había enseñado, y a los que empleaban los soldados. En los pueblos donde había cirujanos, éstos se encargaban de las funciones de botica, como en San Cosme donde se hallaba Juan de la Cruz Montealegre y en Mártires donde residía Asperger. En las expediciones militares a las que invariablemente se agregaban los enfermeros, el parque sanitario ocupaba un lugar importante. Se aconsejaba proveer de: ventosas, lancetas, palos para hilos y vendas, sal, cuchillos para foguear, azufre, ajos, piedra de San Pablo, miel de abejas y 12 hamacas para los enfermos. La labor de preparación y administración de medicamentos estaba en manos de los Padres, forzados a serlo por la necesidad, y de los Curuzuyarás. En la última etapa del gobierno jesuítico se contaba con Botica en 5 de los 33 pueblos. Estos estaban ubicados: En la Candelaria, en San José, y en Apóstoles, una en los pueblos de la misiones con sede en San Nicolás, y en Yapeyú la quinta. Surtía a las boticas de los pueblos la del Colegio de Buenos Aires que regenteaba el Hermano Esteban Font. 1.2 La medicina en los levantamientos armados La cirugía Para conocer la historia de la cirugía será necesario recabar datos de la historia militar, pues donde había batallas, había cirujanos. El progreso mayor de la cirugía se produjo a fin del siglo pasado y en lo que va del siglo XX, con la aparición de la antisepsia y la asepsia que permitieron abordar sin riesgos las cavidades del tronco y el cráneo iniciando la cirugía visceral. En nuestro país, simultáneamente con la llegada de la anestesia y la antisepsia, se crearon las Cátedras de Cirugía. -9- -10-

La cirugía militar en el Uruguay desde la independencia hasta la guerra del Paraguay El 11 de abril de 1811, Artigas crea el primer Ejército Nacional. Por lo tanto, es también desde esa fecha el punto de iniciación de los Servicios Sanitarios de nuestro Ejército. La organización sanitaria del ejército artiguista y fue superior a todas las posteriores, aún en las guerras del 1897 y 1904. Antes de 1811, ya habían aparecido preceptos en el manejo de los heridos en guerra. Durante 200 años hubo poco adelanto de significación que contribuyera a un mejor cuidado de las injurias. Se conoce muy poco sobre si los conceptos europeos fueron aplicados en nuestro país. Prácticamente fueron ignorados hasta 1904, cuando algunos cirujanos del ejército blanco tuvieron conocimiento de los trabajos de Friedrich, de 1898, que probaron concluyentemente la importancia de la escisión de todo daño tisular y tejido muerto y efectuaron desbridamientos con excelentes resultados. A partir de entonces con la introducción del fusil de caño rayado y balas de cañón huecas, las lesiones viscerales fueron distintas. El Uruguay siguió paralelamente la evolución de la cirugía militar mundial. Así los heridos de miembros con compromisos vasculares u óseos importantes que llegaron a los cirujanos eran amputados. Secundariamente la gangrena o el tétanos hacían su aparición o infecciones a piógenos producían hemorragias secundarias. Así entre otros murieron luego de heridas simples, Manuel A. Artigas, Bernabé Rivera, etc. En nuestro país fue axiomático que todo paciente con compromiso vascular u óseo severo fuese amputado. Esto no pasaba sólo en nuestro país. Período artiguista Artigas consideraba de primera importancia el cuerpo sanitario de su ejército ya sea en la actividad bélica como en la organización sanitaria civil posterior a 1814. Se basaba en la presencia de cirujanos militares de primera línea de acción para el curso de batallas, hospitales de sangre para recibir los heridos, y la posibilidad de desplazarlos luego a hospitales fijos. Durante la dominación española, como dicen V. Pérez Fontana, sólo Montevideo tenía establecimientos capaces de actuar como hospitales con adecuado servicio. Siendo plaza fuerte y llave del Río de la Plata, la gran guarnición tenía allí su Sede y los hospitales del Rey, de la Marina y de la tropa estaban afectados a ella, además del de la Caridad, que era para la población que ya constituía un tercio del total de la Provincia. Fuera de la Capital sólo existían exiguos hospitales de los que se pudiera disponer. Los centros a los cuales se recurrió fueron Minas, Cerro Largo, San José, Canelones, Santa Lucía, Colonia y en el norte Paysandú y Purificación. -11- -11- -12-

En 1817 Artigas crea un nuevo Hospital fijo, primero instalado en Florida y luego trasladado a Durazno, que pudiera brindar apoyo sanitario al ejército de vanguardia. La Dirección Técnica fue confiada a su Cirujano Mayor, C. Spielman. Merecen conocerse las disposiciones que con el título de Instrucciones dictó Artigas al cirujano, desde su Cuartel General en Marcha: Instrucciones que deberá observar el contralor del Hospital del Ejército en la Villa de la Florida. Entre otras de orden administrativo extraemos las siguientes: - Puesto en planta dicho establecimiento, se numerarán las camas y con asistencia del facultativo colocará a los enfermos en las que le sean señaladas, no permitiéndoseles salir para caso alguno sin que proceda el consentimiento del Médico, a cuyo efecto tendrá constantemente a sus órdenes una guardia, con las cuales mantendrá el silencio y la tranquilidad que requiere este destino. - No recibirá otros individuos que los de tropa, tanto en este ejército como los que dependan en las partidas de San José y se hallaren actualmente en servicio de las armas, previa la baja de sus Comandantes, sin cuyo requisito no serán admitidos excepto aquellos casos en que sea preciso atender algún herido de peligro. - No podrá restituirse individuo alguno, al lugar de su dependencia, sin que el facultativo no le dé por curado perfectamente, para cuyo fin debe llevar un registro escrito de la entrada y salida, a saber, las hospitalidades que hubiesen causado cada uno. Está firmado por Artigas el 14 de febrero de 1817. Pero generalmente el ejército en marcha o en campaña tenía un hospital ambulante, que iba a retaguardia junto al parque y al vecindario. Nunca cayó en manos enemigas, aún en la derrota. Dice De María que estaba constituido por largas filas de carretas de enormes ruedas, todas construidas de madera, sin un solo clavo, con techumbre abovedada, cubierto de cuero, con capacidad para llevar 6 camillas y sin ellas, el doble de heridos. El paso lento de los bueyes uncidos en 3 o 4 yuntas, hacían su andar menos molesto para los dolientes. A estos hospitales se refiere Artigas numerosas veces, sobre todo durante las luchas con los portugueses, donde exigía su presencia a la menor distancia posible para desprenderse de los heridos que retardaban las marchas del ejército, contemplándose a un mismo tiempo las condiciones para una más rápida curación. De las referencias de la época, se infiere que primariamente los médicos iban hacia los heridos en el campo de batalla y secundariamente eran trasladados al hospital móvil y luego a instalaciones fijas. -13- -14-

El ejército republicano Es Antonio Benito San Martín, primer cirujano de la Cruzada patriótica, quien se hace cargo de la dirección del Hospital de Florida, reconstruido por Felipe Duarte el 16 de agosto de 1825. Pedro Velarde es el 2º cirujano, al frente del Hospital de Durazno. Fueron además cirujanos de la época Francisco Floribal de Flores y el francés Santiago Rapet en San José. La dificultad de obtener cirujanos era tan grande que Lavalleja en el cuartel general de Florida designa cirujano en la zona del Pintado al boticario de la zona, Pedro el Chiquito. Entre 1830 y 1870, la cirugía militar oriental gira alrededor de la figura de Fermín Ferreira. Durante este período, de continuas luchas civiles, hay dos grandes episodios bélicos que lo tienen como principal protagonista: la Guerra Grande y la Guerra del Paraguay. -14- -14- Se recibió de Médico Cirujano en Buenos Aires el 7 de mayo de 1829. El 14 de diciembre de 1829 el Gobierno Provisorio de la Banda Oriental lo nombró Cirujano Mayor interino del Ejército. Con la creación del Consejo de Higiene Pública, el 16 de septiembre de 1830, Ferreira entró a figurar en él y dio principio a sus actividades en las Salas del Hospital de Caridad. Iniciada la Guerra Grande, Ferreira se dirigía a unirse a Rivera en la campaña, cuando se enteró de la derrota de Arroyo Grande volvió apresuradamente a Montevideo, donde organiza la Sanidad de la Defensa. El 23 de octubre de 1843 se estableció el Hospital Militar y Ferreira estuvo entre sus Directores. Según Schiaffino, toda la acción dirigente de la organización sanitaria de la defensa se debió a Fermín Ferreira, quien con una actividad incansable, atendía todos los servicios, y llevaba su consejo y trabajo a todas las comisiones. Como miembro de la Comisión de los Hospitales Militares primero y como Cirujano Mayor luego, organizó y dirigió la Sanidad Militar. De la misma forma que Ferreira en el Gobierno de la Defensa, en el Gobierno del Cerrito la figura médica más importante fue Cornelio Spielman, el mismo médico de Artigas, ayudado por los Dres. Azarola, Ordeñana y Capdehourat. Este primero colaboró con la Defensa y luego, con su Sanatorio instalado en la calle de Las Maroñas, se pasó al Gobierno del Cerrito. El Gobierno de la Defensa contó, además de los Hospitales de Sangre, con el Hospital de la Sociedad Filantrópica de Damas, atendido por los Dres. Cansttat, Vilardebó, Portela, Chousiño, Neves y F. Ferreira. Montevideo, realiza la primera anestesia general con éter, para nuestro país y para Sudamérica. Pese a todas sus actividades, -15- -16-

Fermín Ferreira el 11 de febrero de 1848 utiliza el cloroformo por primera vez en el Uruguay. El cloroformo recién había sido aplicado a anestesia general por Simpson en Edimburgo, en noviembre de 1847. La Guerra Grande termina el 8 de octubre de 1851. Como señala Brian fueron necesarios los pilares de la Cirugía Moderna: Anestesia, Hemostasis y Antisepsia, para que aquélla pudiera desarrollarse. Antes el dolor, la hemorragia y la infección habían detenido su progreso. Sólo excepcionalmente y con una mortalidad enorme se aventuraban los cirujanos a penetrar en la cavidad peritoneal. Historia del Hospital Militar Pero las sepsis postoperatorias provocaban una mortalidad tan pavorosa que la cirugía no había progresado. Después de las cesáreas las madres morían de shock, hemorragia o peritonitis, por esa razón no se hacían con la madre viva. Pugnalin luchó contra las infecciones en cirugía y fue el precursor de la cirugía antiséptica en nuestro país. En uno de sus viajes trajo de Europa las primeras estufas Poupinel y la primera autoclave de esterilización iniciando el período aséptico. Como señala Domingo Prat, introdujo dos prácticas muy importantes en cirugía, el seguimiento post-operatorio y la contravisita vespertina. Creó una escuela quirúrgica que tuvo como primeros discípulos a Alfonso Lamas, Luis Mondino, Arturo Lussich y Luis Bottaro. En el primer tercio del siglo XX, finalizada la etapa de las guerras civiles, el cuerpo militar organizó su Servicio de Sanidad y su hospital. Había sufrido la carencia de un servicio sanitario y hospitalario propio y especializado. Pesado tributo que hubo que pagar durante todo el siglo XIX por la improvisación y el desinterés en disponer del apoyo de esos medios. Decía el doctor Elías Regules a sus alumnos del aula de Medicina Legal de la Facultad de Derecho (curso que dictó entre 1884 y 1924): Deberían establecerse médicos militares, y esto porque hay simulación de enfermedades y sólo el médico-militar, que está viendo continuamente a los individuos, puede darse cuenta si simula o no. Además la cirugía militar es un ramo especial. Habiendo tanto médico oriental no hay razón para eximirlos -17- -17- -18-

del servicio, reglamentándose eso sí el modo de efectuarse ese servicio. En tiempos de [del general Máximo] Santos se crearon los cirujanos del ejército, dándose mas tarde el caso de que en el [la revolución del] Quebracho [1886] se tuviera que recurrir a los médicos prisioneros para la asistencia de los heridos. Fuera de esto, como el médico militar no ejerce la profesión, tiene tiempo para estudiar y producir obras de importancia. Lo que falta por consiguiente, entre nosotros, es una buena organización del cuerpo médico militar, con el aditamento de una organización adecuada del modo de prestarse los servicios médico-militares. En el período 1905-1918 el Estado organizó un Servicio Auxiliar para sus Fuerzas Armadas prácticamente inexistente en los hechos, la Sanidad Militar. En su creación tuvo un rol privilegiado el doctor Eduardo Emilio Martínez, último cirujano mayor del Ejército y primer jefe de la Sanidad Militar (1904-1918), así como en la creación del Hospital Militar lo tuvo el coronel Pedro de León. Su consolidación se logró en 1918 con la ley de creación del Servicio de Sanidad Militar. En este su inicial período, la Sanidad, el hospital y sus médicos fueron poderosamente influenciados por las doctrinas militares de Francia, que era no solamente una potencia militar sino también el país rector de la medicina y donde se especializaron los grandes médicos uruguayos de fines del XIX y principios del siglo XX. Varios de ellos dirigieron los destinos del hospital. El hospital (del latín hostes, huésped, inicialmente simple casa para hospedar viajeros, hospitalidad), como hoy lo concebimos, lugar donde se diagnostican, asisten y se rehabilitan personas para intentar la reversión de su condición de enfermos a la del estado de salud, es una creación moderna. -20- -19- Que la consecuencia de la evolución de las ideas sobre la enfermedad y sus consecuencias sobre la sociedad (la salud pública), la economía (el hombre como productor de capital) y la organización de la familia (la salud como un bien familiar) Hasta entonces, los hospitales eran volúmenes compactos, cerrados, con patios mas que jardines, donde se asilaba mas que se curaba. El enfermo estaba más confinado que libre. El poder médico prevalecía sobre el derecho del enfermo. El sistema hospitalario en el Uruguay del siglo XIX fue muy atrasado con respecto a las ideas sanitarias del primer mundo. Se mantuvo anclado en el perimido sistema dominado por el paciente. El paciente era el consumidor de la salud y pagaba para restaurarla al mejor médico que podía conseguir. Los que contaban con preeminencia social y económica arrendaban los servicios médicos; los galenos eran sus dependientes. HOSPITAL MILITAR CENTRAL Hasta la creación e inauguración del Hospital Militar, Montevideo contaba con varios centros asistenciales en cantidad y variedad no despreciables. La población de todo el país fue en 1883 de 520.000 habitantes, de los cuales 125.000 en Montevideo; y al fin del siglo XIX las cifras llegaron a 936.000 y 228.000 respectivamente. La capital tuvo por esa época 40% de extranjeros. La situación de la asistencia médica militar era sin duda pésima.

La cirugía en las revoluciones de 1897 y 1904 El 5 de marzo de 1897 se produjo la invasión al territorio nacional del Ejército blanco levantado en armas contra el Presidente Idiarte Borda. El Ejército gubernista de 1897 contaba con alrededor de 10.000 hombres distribuidos en diferentes cuerpos, incluidas la Marina y Policía militarizada. Por el contrario, la Sanidad Militar era deficiente. En 1889 se había creado por ley la Comisión Nacional de Caridad, la que tenía a su cargo la asistencia Militar y Civil. En Montevideo, disponía del Hospital de Caridad (actual Maciel), el Asilo de Mendigos (actual Pasteur) y El Manicomio Nacional. En el Interior: los Hospitales de Caridad de Paysandú (1862), Florida (1865), Salto (1883), San José (1885) y Fray Bentos (1896). Revolución de 1897 20 de Melo. Fue construido con grandes carpas de lona y un rancho de techo quinchado. Cuchilla Seca fue un verdadero Hospital donde se concentró todo el movimiento de heridos y enfermos del Ejército revolucionario al Este del país. Guerra Civil de 1904 Instituciones Sanitarias Civiles El 8 de enero de 1904, Batlle y Ordóñez crea la Junta Central de Auxilios, la cual, presidida por el Dr. Pedro Figari, actuó de manera totalmente honoraria. Usó como distintivo una cruz roja sobre fondo blanco con orla celeste. Esta Junta debió enviar repetidas misiones luego de las batallas, con médicos y practicantes. El material quirúrgico era proporcionado por la Comisión de Caridad y el instrumental por los hospitales. El Ejército blanco contó en esta revolución con un único Hospital, el de Cuchilla Seca, en Aceguá. Fue instalado dos días antes de la invasión, a cargo del Dr. José Luis Baena, quien actuará como Director Técnico durante toda la campaña. Estaba situado en territorio brasileño a 10 leguas de Bagé y a 1.3 La nosología en el Uruguay La nosología del Uruguay en el período colonial y al comienzo del siglo XIX era predominantemente infecciosa. Las primeras estadísticas muestran que en estos lugares la población era atacada periódicamente de fiebres, se dividían en eruptivas y ardientes, las eruptivas eran la escarlatina y el -22- -21- Dos ejércitos hicieron frente a Saravia en 1904, el del Norte, -21- con una buena organización sanitaria, y el del Sur, que enfrentó casi toda la lucha con muy pobre apoyo médico. El Ejército gubernamental no tenía centro hospitalario fijo y debió usar los de la Comisión Nacional de Caridad. En el campo blanco, el Ejército de Saravia contó con numerosos médicos y practicantes.

sarampión, recién al promediar el siglo XIX se pudo diferenciar clínicamente estas fiebres. La fiebre tifoidea - hasta la aparición de la vacuna, el cuidado de las aguas y los antibióticos - diezmó las poblaciones de la campaña. En los alrededores de Montevideo fueron muy comunes las formas atoxodinámicas, en el bajo Uruguay predominaron las formas hemorrágicas y perforativas según los apuntes del Dr. Carlos Cúneo y las referencias directas del Dr. Juan José Murguía, médicos de la zona comprendida entre Dolores, San Salvador, Nueva Palmira y el Carmelo. La viruela y la varicela fueron endémicas y arrasaron o dejaron su marca en todas las poblaciones. La culebrilla producida por el virus variceloso fue el martirio de los hombres mayores. Tuvieron una actuación destacada los curanderos. La escarlatina, el sarampión y la difteria atacaron a la población joven del país, niños y adolescentes. La tuberculosis castigó a la población mestiza, mulata y cuarterona. El moreno sin mezcla fue más resistente. La neumonía con sus formas híbridas congestivas, era muy frecuente. Las enfermedades agudas de la piel, las lesiones provocadas por artrópodos, los sarpullidos, el pénfigo vulgar y maligno, los impétigos y las furunculosis atacaban a toda la población. Las picaduras de mosquitos, tábanos y bichos colorados eran frecuentes en los lugares silvestres. La sarna era combatida con una pomada de polvo de ladrillo nuevo y azufre unido con aceite de oliva y unas gotas de limón. Se podía emplear solo dos o tres veces. El estado de la dentadura de los habitantes era muy precario. Abundaba el cáncer de lengua producido por la mala dentadura y también era frecuente el cáncer cutáneo... La sífilis en el Río de la Plata se incrementó, fue importada por los franceses. Las enfermedades gastrointestinales y hepáticas se diagnosticaron y eran tratadas por el método de Le Roy. Las enfermedades congénitas y deformaciones no eran raras por que los factores que contribuyen a su presentación como el alcoholismo, la sífilis y el hipotiroidismo provocado por la enfermedad de Chagas eran muy frecuentes. La alimentación carnívora evitaba la hipovitaminosis, el escorbuto apareció circunstancialmente en momentos de grandes carencias en la alimentación. Había muchos ciegos tracomatosos y como consecuencia de la viruela y de infecciones oculares al nacer. El tétano en el recién nacido era muy frecuente y las diarreas infantiles del verano eran el terror de la población y la mortalidad infantil era muy elevada. El hombre de campo no tomaba leche por que consideraba que era el alimento de los terneros y de los chanchos. El mate era la -23- -24-

bebida del pueblo y el excipiente para los yuyos medicamentosos. La alimentación de los niños en el campo era deficiente motivo por el cual sus dentaduras eran malas y había mucho raquitismo. Las enfermedades quirúrgicas tuvieron sus particularidades por estas latitudes, eran muy comunes los quistes sebáceos o lobadillas en la cara, la espalda o el cuero cabelludo. Los traumatismos, fracturas y luxaciones, provocadas casi siempre por caídas del caballo, invalidaron a muchos criollos. La muerte por estrangulamiento de hernia inguinal en el hombre, rural y umbilical en la mujer era común. Las picaduras de víboras no fueron muy frecuentes, no así las picaduras por insectos ponzoñosos, particularmente la araña del lino. Al finalizar el siglo XVIII es cuando se introduce la Hidatidosis en el Río de la Plata. Hidatidosis El profesor Van Deinse, del Gimnasio Erásmico de Rótterdam, cree que la hidatidosis es una enfermedad originaria de Islandia, y que fue importada al continente europeo por los perros de los balleneros que en distintas épocas tuvieron relaciones con Islandia por la pesca. Van Deinse ha probado con documentos (diarios de viaje) e iconografía (cuadro de 1639) la existencia de perros en los balleneros. Observó que la presencia de maxilares de ballena marcan la pauta de la distribución de la enfermedad hidática. El perro fue importado al Río de la Plata por el Primer Adelantado Don Pedro de Mendoza junto con el primer ganado. La infestación hidática fue llevada a los países nórdicos del continente europeo en el siglo XVII, a juzgar por los relatos existentes la enfermedad ya era frecuente en Europa Central en el siglo XVI y en la antigüedad era conocida por Hipócrates y Areteo. Al final del siglo XVIII se organizó en el Río de la Plata la industria pesquera y la caza de la ballena, estableciéndose un intercambio con los países nórdicos que instalaron sus factorías en el departamento de Maldonado en el lugar denominado Punta Ballena y en la costa argentina. Es indudable que el mayor foco de hidatidosis del Río de la Plata corresponde a la zona de la República Oriental del Uruguay donde se asentaron las primeras factorías. El segundo foco corresponde a la provincia de Buenos Aires. La introducción de animales extranjeros con fines de mestización contribuyo a la extensión de la enfermedad, los países con mayor grado de mestización de su ganado como el Uruguay son los mas atacados por la enfermedad, en cambio países donde no hay mestización la hidatidosis es muy baja. Es importante aclarar que no existe relación entre raza e infección. En nuestro país los primeros quistes hidáticos fueron observados por Arechavaleta en el ganado en 1880 y en el hombre en 1883. Rabia La rabia no fue conocida en el Virreynato del Río de la Plata hasta la finalización del dominio colonial. Apareció en 1807, después de las invasiones inglesas, traído por algunos de los perros que vinieron en los barcos de guerra o de intercambio comercial desde Sud África o Inglaterra. -26- -25-

Viruela La viruela fue la enfermedad más importante en toda la historia epidemiológica de la humanidad. La vacuna antivariólica llegó al Río de la Plata el 5 de julio de 1805 a bordo del barco negrero portugués "Rosa del Río". La viruela es una enfermedad virósica. Pocas afecciones fueron tan "democráticas" en la historia del hombre: reyes y campesinos, emperadores y artistas, nobles, militares y mendigos, todos la sufrieron por igual. Representación de la época de la conquista donde se muestra Una mujer enferma de viruela. habitat sino también al proceso migratorio campo-ciudad y a la transmisión transplacentaria y por transfusión. Década 1940-50 - Se publica la monografía Los 1 OO primeros casos de enfermedad de Chagas en el Uruguay. Se acepta definitivamente la enfermedad de Chagas. 1.4 Características generales del comienzo de S. XX El novecientos Enfermedad de Chagas. Es un privilegio del campesinado que habita viviendas primitivas, cuyos techos y paredes permiten el refugio y la multiplicación del insecto vector del género triatoma ( vinchucas en los países hispano hablantes del cono sur americano; barbeiros en el Brasil, etc.). La enfermedad de Chagas se observa principalmente en el medio rural, sin embargo también se registran casos en áreas suburbanas y urbanas, vinculadas no solo ya acondiciones del Fue el orden económico y social concreto en el que la Medicina emergió en el Uruguay del novecientos, el que puso a su -28- -27- En Uruguay, en I 937, se diagnóstico el primer caso agudo de enfermedad de Chagas, en una enferma procedente del -27- Departamento de Paysandú. La inoculación de sangre de la niña al ratón fue positiva lo que permitió confirmar el diagnóstico y Convencer a los escépticos de la presentación deformada del trypanosoma en la gota espesa.

disposición en el Hospital y la clínica, no cualquier cuerpo sino el de los pobres. Esto influyó en la observación científica, ambientando la obsesión por el contagio de los de abajo, auspiciando la relación de caridad entre paciente y médico. El saber médico se nutrió fundamentalmente del orden mental establecido, de los valores, las convenciones, los lugares comunes, los temores y las ansiedades, a menudo complejos contradictorios de aquella cultura. Es obvio el vínculo entre la concepción biológica de la mujer imperante en la época como aparato reproductor, y la sociedad patriarcal en crisis precisamente por la revuelta femenina que ya negaba aquel destino. La existencia de la sífilis y la tuberculosis en 1900 como enfermedades que no son curables, son terribles y amenazan el futuro de la especie humana. El consumo de alcohol en el 1900 es atraer imágenes de desorden obrero, la locura, la degeneración de la raza y la decadencia del poder de la nación. Concepto de enfermedad en el 900: No existían las enfermedades en sí mismas sino los enfermos: Las enfermedades no eran "entidades independientes del organismo sino meras reacciones del cuerpo a alguna infección o irritante. cebara en los cuerpos debilitados por las carencias alimenticias y el exceso de trabajo. Pero a menudo no eran los pobres los que contagiaban a los ricos, sino éstos a aquéllos. Microbios, bacilos y virus no hacían distinciones, la que sí las hacía era la miseria. Los pobres tenían siempre el terreno propicio para la enfermedad, pero los infinitamente pequeños que descubriera Pasteur, procedían también de los ricos. Concepto de salud: La salud es aquella condición de equilibrio dinámico en que vive el individuo, cuando existe armónica funcionalidad dentro de su ser y dentro del ambiente en el que le corresponde actuar. Este estado surge de la acción mutua de dos universos: uno constituido por lo intrínseco de cada ser, y un universo externo constituido por el ambiente total. El universo interno esta determinado por elementos genéticos, propios de cada persona, y elementos generados por el ambiente. El universo externo está determinado por elementos físicos (geografía, vivienda, etc.), elementos biológicos (hombres, animales, plantas) y elementos sociales generados por la actividad comunitaria del individuo (organización familiar, grupos sociales, etc.) El saber médico del novecientos era prisionero de las formas de pensar e imaginar de la época. Salud y enfermedad no tenían los mismos significados para el saber médico y para la cultura popular. Las enfermedades del novecientos tenían una etiología social. La miseria preparaba el terreno para que el bacilo de Koch se -29- -30-

1.5 Algunas de las grandes personalidades que se destacaron en el S. XX Paulina Luisi (1875-1950) De larga y fecunda actuación ha desempeñado numerosos cargos y representado al país en numerosas misiones y representaciones en el extranjero. Se destaca su actuación en la emancipación de la mujer en todas sus manifestaciones y a cuestiones sociales. Dotada como toda su familia, de gran temperamento artístico, con un culto especial por la poesía y arte dramático. Se desempeñó en los siguientes cargos: Profesora en la Escuela Normal de Mujeres ID en la sección de enseñanza secundaria para varones Interna de los hospitales Jefe de clínica ginecológica en la Facultad de Medicina de Montevideo Miembro del Cuerpo Médico Escolar -32- -31- Falleció en Montevideo a los setenta y cinco años de edad. Fue la primera mujer graduada de doctor en el país. Sus padres fueron Ángel Luisa y Josefina Janicki. Se desempeñó como maestra normal superior y médicocirujano. Profesora de Higiene social y educación profiláctica en la Escuela Normal de Montevideo Catedrática de Conferencias de Higiene Social para el Magisterio cátedra creada especialmente para ella a -30- fin de introducir en la enseñanza del estado las cuestiones de enseñanza profiláctica y educación sexual). Representante en el extranjero en numerosas misiones y viajes oficiales importantes, como ser la Liga de Naciones donde fue la primera mujer latina en concurrir en representación oficial de una nación. Autora de numerosos trabajos de estudio y propaganda publicados en revistas, folletos y actas de congresos, sobre diversos asuntos siendo algunos de sus trabajos sobre la emancipación femenina. Durante varios años fue directora y redactora de la revista Acción Femenina que ella fundara. Ha ocupado numerosas tribunas de prestigio, como el Ateneo, la Academia de Jurisprudencia y la Unión Ibero Americana de Madrid, el aula magna de la Universidad de Oslo, Belgrano y Madrid, y la Sorbona. Inició el movimiento de emancipación de la mujer, siendo organizadora de las primeras asociaciones femeninas. Fundadora del Consejo Nacional de Mujeres, Alianza de Mujeres para los derechos femeninos, y las secciones uruguaya y argentinas de la Federación Abolicionista Internacional. Organizadora de las Asociación de Mujeres Universitarias.

Ángel C. Maggiolo (1877-1948) Fisiología Nació en Montevideo, hijo de Lorenzo Maggiolo y Carmen Vignale. Su vida estuvo orientada fundamentalmente hacia la enseñanza. Dedicó enteramente su vida a la docencia y al estudio. Fue Decano de Enseñanza Secundaria cargo que desempeñó durante los años 1905 y 1906. Luego, ocupó el cargo interino de rector de la Universidad, siendo el primer médico en ocupar este cargo. Fue además creador del Instituto de Rafael Agustín Schiaffino (1881-1955) Nació en Montevideo. Actuó en la Revolución de 1904 como estudiante de medicina como integrante en la Junta de auxilio de los heridos de guerra en la guerra civil. Luego de la guerra culminó su carrera y fue llamado por el Dr. Francisco Soca para ocupar el cargo de jefe de clínica de la sala Argerich del Hospital Maciel. Tuvo destacada actuación como higienista y docente. Fue Director de la División Higiene del Ministerio de Salud Pública. Su distinguida actividad estuvo abocada al estudio de la historia de la medicina, siendo un pionero de esta especialidad en nuestro país. Dictó interesantes conferencias en el extranjero en el año 1945. Falleció en Montevideo, en 1955 luego de padecer trastornos cerebrales. Juan Pou Orfila (1876-1947) Nació en Colonia del Sacramento en 1876. En 1897 ingresa a la Facultad de Medicina. Trabajó como ayudante del Laboratorio de Histología y en 1901 viaja a Madrid para perfeccionar su preparación en Histología. En 1904 Pou Orfila se graduó de Doctor en Medicina y Cirugía, y ese mismo año viajó a Europa en viaje de estudio y especialización. En 1908 comienza a desempeñarse como profesor Agregado de Obstetricia y Ginecología. En 1916 ingresa como Profesor de la Primera Clínica Obstétrica cargo que desempeña hasta 1927. Entre 1911 y 1927 fue Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Español de Montevideo. En 1928 ocupa el cargo de Profesor de Clínica Ginecológica sucediendo al Prof. Pouey, permaneciendo en el mismo hasta la culminación de su vida universitaria en 1946. Fue autor de numerosas publicaciones en el campo de la ginecología y obstetricia. Domingo Prat (1882-1973) Nació en Montevideo en 1882 Brillante profesor catedrático de clínica quirúrgica, desempeñándose como director del Instituto de Clínica Quirúrgica de la Facultad de Medicina y como jefe de servicio de cirugía del Ministerio de Salud Pública. Fue autor de numerosas obras científicas, -33- -34-

considerado como una de las principales figuras de la cirugía nacional e internacional. Luego de una brillante carrera de cirujano muere en Montevideo a los 91 años de edad. Luis A. Surraco (1882-1970) conocimientos médicos de la mano de los más brillantes médicos franceses de la época. En 1911, de vuelta a la patria, reinicia sus actividades en el Hospital Maciel. En 1912 fue designado Jefe de Cirugía donde se destacó toda su actividad por su connotada actividad quirúrgica. Nacido en Montevideo, eminente médico quien ganó su popularidad como urólogo, no sólo en Montevideo, sino en todo el país y sur de Brasil. Su trayectoria comprendió una actividad docente y científica ininterrumpida. Miembro titular de las Academias de la Argentina de Río, San Pablo y París además se le confirió la Orden de la Legión de Honor. Había sido nombrado también Caballero de la Orden del Rey de Italia. Excepcional médico que situó a la urología uruguaya en el más alto nivel en los Congresos Interamericanos, Franceses y Mundiales. Fundó la Sociedad de Urología y su Primera Revista. Falleció en el Hospital Italiano a los 88 años de edad. José Iraola ( 1881-1967) Nace en la ciudad de Lascano, (Rocha). Comienza su actividad hospitalaria en 1904, en las revueltas revolucionarias. Se gradúa de médico en 1907, y más tarde en 1907 viaja a Francia donde consolida sus Julio García Otero (1895-1966) García Otero considerado por sus biógrafos como el paradigma nato del docente, con una actividad plena, apasionada, generosa, entusiasta y original. Médico cirujano de destacada actuación ocupando varios cargos a lo largo de su fecunda vida. Carlos Stajano (1891-1976) En 1910 ingresa a la Facultad de Medicina, -36- luego de una infancia y adolescencia serena dedicada al estudio y el trabajo. Graduado en 1916 de médico inclinándose a la Ginecología y Cirugía, especialidades que dedicaría toda su vida. -35- -36-

Juan Carlos del Campo (1896-1978) Graduado de médico en 1921 con la Medalla de Oro de su año. A los 29 años era profesor Agregado de la Cátedra de Cirugía, luego se desempeñó a los 39 años como profesor titular de la Cátedra de Anatomía Quirúrgica. A los 48 años ocupó el cargo de Profesor Titular de la Clínica Quirúrgica que desempeñó hasta su cese en 1961. Tuvo una activa y brillante participación en la Cirugía de Urgencia. Víctor Armand Ugon (1900-1972) Nació en Colonia Valdense. Se graduó como médico en 1924. Se dedicó a la cirugía especializándose en la Cirugía de las afecciones del tórax en su cátedra del Hospital Maciel. Pedro Larguero Ybarz (1901-1963) Eminente médico que se desempeñó como docente, guió a generaciones de jóvenes por el camino de la Cirugía. Su profusa y prolífica bibliografía lo consolida como una figura cumbre en la historia de la Medicina Nacional. Pedro A. Barcia (1888-1951) Nacido en Florida, Uruguay es considerado una figura descollante en la Radiología uruguaya. José Alberto Praderi (1891-1975) Ejerció la medicina con ejemplar vocación siendo su preferencia la pediatría. -38- -37-