Carta abierta a candidatos y precandidatos a la Presidencia Diciembre 13, 2021 Somos un grupo de profesionales de varias disciplinas, en su mayoría economistas con experiencia en el gobierno, en el sector privado o en la academia, que venimos reuniéndonos periódicamente con el fin de discutir los grandes problemas que enfrentará el próximo presidente del país, cualquiera que sea su orientación ideológica o su afiliación partidista. Esta carta se apoya en los diagnósticos y propuestas que nos han presentado durante el último año y medio unos 50 académicos y expertos en los asuntos más destacados del debate nacional de políticas públicas. Nuestro propósito central es que estos diagnósticos y propuestas sean tenidos en cuenta por los precandidatos. No pretendemos proponerles una estrategia. Nos preocupa especialmente que tenemos una situación fiscal precaria: un endeudamiento público superior al 64 por ciento del PIB, que requiere acciones inmediatas para mitigar los riesgos de una crisis. Pero varios obstáculos dificultan la reducción del déficit fiscal. En primer lugar, es difícil aumentar los ingresos tributarios con el régimen tributario actual. En segundo lugar, son crecientes las expectativas de gasto social, dados los altos niveles de desigualdad, desempleo y pobreza. En tercer lugar, el vigoroso crecimiento de este año, que es de rebote, no se repetirá en 2022; con las políticas actuales rápidamente regresaremos a tasas de crecimiento inferiores a 4% anual, insuficientes para corregir el desequilibrio fiscal y responder a la presión social. Para salir de este callejón es imprescindible una estrategia de diversificación y sofisticación de la oferta de bienes y servicios, para que haya más fuentes de ingresos y empleos de buena calidad. También es necesario que haya mayor competencia en sectores oligopólicos que hoy están controlados por unas pocas grandes empresas. Sólo si muchos más hombres y, sobre todo, mujeres, se incorporan a empleos decentes y productivos en empresas organizadas podrá reducirse la informalidad y la precaria situación laboral en que hoy se encuentran más de 12 millones de colombianos en capacidad de trabajar. Y sólo así habrá un mejor uso de sus talentos y de los recursos que hoy están ocupados en millones de pequeños negocios de muy baja productividad cuyos trabajadores son muy mal remunerados. Enfrentar los retos que enumeramos a continuación requiere enormes cambios económicos e institucionales, que sólo podrán ser realidad con un gobierno visionario, audaz y creativo, que sepa ganarse el apoyo del sector privado y de la ciudadanía, y que aproveche la experiencia y el conocimiento acumulados por numerosas personas y entidades que ven factible la creación
de una sociedad menos desigual y más próspera. Están, además, las propuestas de las diversas misiones convocadas por el actual gobierno para generar reformas que van desde la seguridad social y el empleo hasta la internacionalización, las cuales no han sido divulgadas en su totalidad ni se han sometido a suficiente discusión y análisis público. 1. El reto de la seguridad social De singular importancia es el problema de la seguridad social. En su diseño actual, el sistema de pensiones tiene problemas de cobertura, regresividad, eficiencia y sostenibilidad. Tanto el sistema de pensiones como el de salud dependen excesivamente de los impuestos a la nómina, lo que los convierte en una barrera al crecimiento de la economía y una fuente injustificada de informalidad y desigualdad. Un asunto inaplazable es proveer un piso de ingreso para la población más vulnerable y para los mayores de 70 años que no tienen pensión. Sobre los problemas de la seguridad social y las alternativas de política, invitamos a los precandidatos a prestar especial atención a las propuestas de Fedesarrollo en el documento Reformas para una Colombia post-covid: Hacia un nuevo contrato social. También los exhortamos a considerar las propuestas de la Misión de Empleo, que están por darse a conocer. 2. Tributación El próximo gobierno tendrá que generar ingresos tributarios muy superiores a los que hoy se recaudan a nivel nacional: apenas 14% del PIB antes de la pandemia, a pesar de que el gasto público a nivel nacional llegaba ya a 20% del PIB (sin incluir servicio de la deuda). Con las demandas sociales insatisfechas generadas por la pandemia, y la necesidad apremiante de reducir el endeudamiento, los ingresos tributarios anuales del gobierno nacional deben subir al menos 4% del PIB en el próximo cuatrienio. El mismo documento de Fedesarrollo, que fue ampliamente debatido por nosotros, contiene propuestas detalladas muy valiosas para enfrentar este problema. Otras entidades que han hecho propuestas detalladas son el Cede de la Universidad de los Andes y Econometría. 3. Aceleración del crecimiento Un gran desafío del país es acelerar a partir de 2022 el crecimiento económico a tasas superiores al 5% anual. Eso solo será posible avanzando en forma
sostenida hacia una estructura productiva más sofisticada, con exportaciones más diversas y de mayor contenido tecnológico que puedan sustituir y superar con creces los ingresos externos que actualmente generan el carbón y los hidrocarburos. Una falla que contribuye al estancamiento de la productividad es la pésima calidad de la educación. Al llegar a los 15 años, uno de cada dos colombianos no alcanza el nivel de lectura necesaria para comprender un texto, y dos de cada tres no pueden hacer las operaciones lógicas mas elementales de matemáticas. En general, el país padece de un atraso tecnológico y de conocimiento que induce una baja productividad y que es necesario superar para acelerar la diversificación y sofisticación de las canastas de producción nacional y de exportaciones. Sin esto, no va a ser posible reducir en un periodo razonable la deuda pública, mantener la estabilidad macroeconómica interna y externa, reducir la desigualdad y la pobreza y fomentar la armonía social. Sobre este tema también se cuenta con un trabajo muy minucioso de Fedesarrollo, preparado por Luis Fernando Mejía y María Angélica Arbeláez, que cubre un buen número de posibles campos de acción requeridos para generar mayor crecimiento sostenido. Hace falta sin embargo una organización institucional que impulse o inspire estos cambios desde el Estado, posiblemente asignándole al gobierno las responsabilidades de generación de tecnología y conocimiento, aumento de la inversión en investigación y atracción de inversión extranjera y nacional de alta calidad técnica y capacidad exportadora. También es preciso apoyar desarrollos institucionales a nivel departamental y municipal que incentiven a los sectores privados a diversificar y a crear mayor valor para la producción en el territorio. Un ejemplo concreto es el desarrollo de la Orinoquia, que podría aportar hasta un punto adicional en el crecimiento del PIB con innovaciones tecnológicas de alto valor agregado en productos de exportación y de sustitución de importaciones y que cuiden el medioambiente. 4. Exigencias de la transición energética La estrategia que adopte el país para su transición energética no puede ser copia de la de los países más ricos; tampoco puede ser el resultado de compromisos internacionales que ignoren nuestro punto de partida y nuestras necesidades. Colombia produce energía fósil que genera ingresos externos, complementa los recursos tributarios y dinamiza la economía de las regiones productoras. El país consume poca energía per cápita y genera poca contaminación per cápita. Pero, en contraste con los países desarrollados, más de la mitad de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero provienen,
no de la producción y el consumo de energía, sino de la agricultura, el sector forestal y el cambio del uso legal e ilegal del suelo. La deforestación destruye valor mientras que el consumo eficiente de energía induce lo contrario. Los mayores aportes a la descarbonización deben consistir en detener la deforestación y mejorar la productividad agropecuaria. También es necesario expandir la generación de energía con fuentes renovables, electrificar el transporte urbano, mejorar la eficiencia energética del transporte nacional y fomentar la investigación en tecnología energética. A corto plazo, no es responsable sacrificar ingresos de exportación de carbón e hidrocarburos, pues estos productos dan origen a la mitad de los ingresos de exportación de bienes y servicios y aportan una parte importante del faltante de ingresos del gobierno. Pero es urgente que se adopten políticas de diversificación productiva para que surjan otros productos de exportación que gradualmente sustituyan las exportaciones de carbón e hidrocarburos. El desafío que enfrenta el país es desarrollarse aceleradamente sin rehuir la responsabilidad de contribuir de manera razonable al esfuerzo global de control del cambio climático y sin empeorar la situación de los más pobres o empobrecer a las regiones productoras de hidrocarburos. 5. Corrupción Una porción mayoritaria de la opinión pública, incluyendo a muchos jóvenes, considera que la corrupción es uno de los más graves problemas nacionales pero tolera a los políticos y funcionarios que utilizan sus cargos para enriquecerse y para beneficiar a su clientela. De esta manera, el público, aunque opuesto a la corrupción en abstracto, se convierte en su cómplice implícito en la práctica. La corrupción es un freno a la productividad y una causa de enorme desigualdad y frustración. Hace falta un compromiso político para reformar la administración pública con el fin de erradicar la corrupción y desmontar el clientelismo. Es imperativo reformar la justicia, la Contraloría, la Fiscalía, la Procuraduría y las Superintendencias; y al mismo tiempo es preciso cambiar la actitud de la sociedad frente a la corrupción. Sugerimos prestar especial atención a las propuestas que buscan derrotar la corrupción que han sido presentadas por la misión que convocó Fedesarrollo, con el aporte de expertos sobre la materia. 6. Inoperancia estatal
Superar el problema de corrupción es un prerrequisito para tener éxito en la reforma del Estado, otra asignatura que no da espera. Con razón el Estado colombiano ha sido descrito como un Estado de papel, ya que es en gran medida una fantasía que existe en las normas escritas, pero no en la realidad. Hay una distancia enorme entre el Estado robusto y eficaz al que aspira la Constitución y el endeble aparato que en la práctica es incapaz de ofrecer justicia y seguridad a sus ciudadanos, y de responder a las responsabilidades que se le han asignado, especialmente en el campo y en las poblaciones pequeñas. La falla más notoria del Estado es que tradicionalmente ha tolerado, y continúa tolerando, la presencia de mafias, guerrillas y otros agentes ilegales armados en regiones del país que desafían su autoridad y legitimidad. Hay muchos casos documentados de paramilitares y guerrilla que ofrecen en los territorios mejores garantías de justicia y seguridad que el Estado, lo que por supuesto contribuye a debilitarlo y a desprestigiarlo. Una situación similar, aunque más extrema, en Afganistán dio lugar a la derrota de Occidente y al retiro apresurado de los ejércitos más poderosos del mundo. Colombia tuvo la oportunidad de comenzar a corregir una situación semejante cuando las FARC le entregaron al Estado extensos territorios en los que tenían el control local efectivo. Pero no se tuvo en ese momento la previsión de ocuparlos y establecer plena y efectiva presencia estatal. Inexplicablemente se permitió que grupos criminales y subversivos tomaran ese control, que ahora es necesario recuperar. 7. Una tarea monumental Para dar respuesta a los problemas que deberá enfrentar el próximo presidente, hay ideas y fórmulas diversas que han desarrollado centros de investigación, universidades, analistas y académicos. Damos fe de haber conocido, discutido y cuestionado algunas de ellas en nuestras reuniones semanales. Nos damos cuenta de la dificultad de la tarea que tienen por delante los pre-candidatos, que exige que estudien las propuestas que se han hecho y que desde ahora hagan conocer a la opinión pública sus posiciones al respecto. Quien llegue a la presidencia el próximo 7 de agosto no tendrá tiempo de explorar soluciones si no ha adelantado la tarea, pues los problemas lo desbordarán.
Firman: Luis Fernando Alarcón Mónica Aparicio Hernán Avendaño Felipe Barrera Juan Benavides Jesús Botero Jorge Humberto Botero Carlos Caballero Antonio Celia Rosario Córdoba María Mercedes Cuellar Hugo Diaz Andrés Escobar Uribe Andrés Espinosa Rudolf Hommes Andrés Langebaek Martha Lasprilla José Leibovich Eduardo Lora Daniel Mejía Francisco Mejía Luis Fernando Mejía Jaime Millán Armando Montenegro Soraya Montoya Gustavo Moreno Pedro Nel Ospina Juan Ricardo Ortega Pablo Roda Mauricio Rodríguez Luis Álvaro Sánchez Eduardo Uribe Evamaría Uribe Cecilia María Vélez Ricardo Villaveces Tito Yepes Hernando Zuleta