Conversatorio El vampiro y el hombre lobo a través de la literatura
Escrito por Andrés Ruiz Sierra El evento tuvo como expositores a Angie Ramos (realizadora audiovisual, fotógrafa y guionista) y a Felipe Caicedo (diseñador industrial, líder de Legión Arkham y director de juegos de rol) y bajo la moderación de Fernando Plested. El auditorio era disímil, pero se mantuvo atento al conversatorio, porque este se centró en los gustos de los jóvenes, y de los padres que acompañaban a algunos de ellos para entender el por qué de las aficiones de sus hijos. Aunque el titulo del conversatorio sugería que se analizaría la evolución de los personajes míticos del hombre lobo y el vampiro en la literatura, la conferencia se encaminó hacia los juegos de rol, junto con algunos apuntes literarios, y hacia la figura del vampiro en el cine, pero sin llegar a un estudio profundo de la literatura propia del género del terror. Su público ya estaba definido, y sabía qué podía encontrar, porque conocía de antemano los temas que trataban los conferencistas, por ejemplo, el club de fans en Colombia de la Saga de Crepúsculo, de la escritora Stephenie Meyer.
Aunque la conferencia fue entretenida y, ya al final de la misma, se hizo un recorrido muy interesante por el personaje de Drácula en el cine a través del tiempo, se dejó de lado la crítica de autores y la variedad en cuanto a los puntos de vista que se pueden encontrar en la literatura sobre el tema. Sin embargo, realizó una propuesta interesante en torno a la relación entre los dos tópicos: la figura del hombre lobo y del vampiro, según la cual éstas han caminado juntas durante mucho tiempo, porque permiten darle explicación a temores recurrentes; la Luna, entre otros, como causante de ciertos tipos de demencia y uno de los ejes de la relación. Causa o ambiente natural, la Luna hizo de la noche el escenario de estos personajes, en el que el vampiro fue el señor de la noche y el hombre lobo su aliado es más de una aventura, hasta que el cine los convirtió en enemigos. El esfuerzo consiste ahora en encontrar su pasado común en la literatura y reunir las especies.
Otra reflexión interesante fue la comparación entre el cine de Hollywood y el cine europeo. En el primero se ha dado una explotación del tópico por medio de la idealización romántica de la figura del vampiro, que pasó de ser un monstruo a una criatura sobrenatural, encantadora y mística, capaz de enamorar a las mujeres, lo que parece ser el destino de muchas de estos monstruos. Mientras que el cine europeo ha sido más visceral, y muestra en forma más concreta lo que querían expresar los autores de este género de la literatura: ratas, lobos y murciélagos, transfigurándose para lograr su cometido. Más que estéticos estos cambios retratan el cambio de los miedos en relación con la época que los vio nacer, en la que no se entendían las enfermedades ni el origen de la peste ni la causa de muchos de los males que la aquejaban. Ahora en las aproximaciones a la figura del vampiro y del hombre lobo se impone el argumento de la bella y la bestia, o sea, la idea romántica prevalece definitivamente. Lo que permite vender los productos que se inspiran en ellos es la idea aleccionadora de que el amor prevalece sobre cualquier elemento o situación, no importa su naturaleza ni su intención.
En conclusión, el aporte más valioso del conversatorio fue el recorrido por las transformaciones de la mitología de nuestra era, reflejado en el argumento con el que finalizó: es bueno entender el origen, la historia, el por qué se cree lo que se cree y se usan tanto estas figuras en particular en el cine y la literatura, pues nos ayuda a entender nuestras propias transformaciones como sujetos y como sociedad. Estos seres son creaciones humanas somos nosotros quienes las hacemos adaptarse y funcionar con otras y nuevas miradas.