QS ranking mundial y latinoamericano Quacquarelli Symonds (QS) se fundó en 1990, a partir del año 2004 empezó a publicar los QS World University Ranking de consuno con el Times Higher Education Supplement. Esta relación terminó en el 2009. Desde el 2010 el Times publica su propio ranking con su propia metodología, llamado Times Higher Education World University Rankings. El QS World University Ranking evalúa la calidad de los centros de educación superior de acuerdo con encuestas en las que participan 33.000 académicos de todo el mundo y 16.000 empleadores graduados. Evalúa a más de 700 universidades del planeta a partir de seis indicadores: 40% reputación académica mundial; 10% reputación entre empleadores mundiales; 20% citaciones que se hacen de sus publicaciones; 20% proporción de estudiantes por catedrático; 5% porcentaje de estudiantes extranjeros, y 5% porcentaje de catedráticos extranjeros. Tal ponderación le permite al QS World University Ranking disminuir el peso de las universidades norteamericanas, aumentando la presencia de las inglesas. Así, en su Ranking de 2011, la Universidad de Cambridge aparece en el primer lugar, seguida por las universidades de Harvard (USA), el MIT (USA), Yale (USA), Oxford (UK), Imperial College London (UK), Chicago (USA), Pennsylvania (USA) y Columbia (USA). La lista completa puede verse en: http://www.topuniversities.com/. En contraste, el ex socio del QS, el Ranking del Times Higher Education Supplement, coloca a la Universidad de Harvard (USA) en el primer lugar y en el Segundo
a la de Cambridge (UK). Le siguen Yale (USA), University College London (UK), Imperial College London (UK), Oxford (UK), Chicago (USA), Princeton University (USA), MIT (USA), y el California Institute of Technology (USA). Esta pondera 30% para enseñanza (el ambiente de aprendizaje); 30% para investigación (el volumen, los ingresos y la reputación); 30% para las citas que se hacen de sus profesores y publicaciones (la influencia de la investigación; 2.5% por ingresos de la industria (la innovación) y 7.5% por la perspectiva internacional (el personal, estudiantes y la investigación). Sin duda, a la flema británica le acomoda más el QS World University Ranking. El QS raking para las Universidades latinoamericanas A partir del año 2011 la empresa inglesa decidió elaborar un ranking para las universidades de nuestro hemisferio. Fue realizado poco después de que varias instituciones latinoamericanas de educación superior manifestaron un franco malestar por la baja posición que han ocupado en los principales rankings mundiales. Aunque algunos expertos como Andrés Oppenheimer consideran que este tipo de ejercicios es cuestionable porque limita, según esto, la apreciación objetiva (en el contexto mundial) acerca de la calidad de las universidades de la región, a nuestro parecer sí es válido, tomando en cuenta el enorme abismo que las separa de las instituciones que suelen aparecer en los primeros lugares, a causa principalmente de los formidables recursos de que gozan éstas. Como observan no pocos investigadores, en algunos casos, una sola de las mencionadas instituciones llega a tener más recursos que el total del presupuesto destinado a educación equivalente a un país completo. En esas circunstancias, cómo competir en igualdad de condiciones? Un total de 13 países están representados en el Top 200 del QS ranking para Latinoamérica: Brasil encabeza la lista con 64, le sigue México con 36, Argentina con 25, Chile con 25, Colombia con 21, Perú con 6, Venezuela con 5, Uruguay con 4, Costa Rica con 3, Cuba con 3, Ecuador con 3, y Panamá, Paraguay y Puerto Rico con una. En toda la región se percibe un notable fortalecimiento de las universidades privadas, con 21 instituciones de este tipo, siendo parte del top 50, lideradas por la Pontificia Universidad Católica.
El QS Ranking para América Latina puede consultarse en http://www.topuniversities.com/university-rankings/latin-american-university-rankings/2011. La Universidad de Sao Paulo, Brasil, encabeza la lista, seguida por la Universidad Católica de Chile; la Universidad de Campiñas (Unicamp) de Brasil aparece en el tercero, la Universidad de Chile en el cuarto, y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el quinto puesto. La Universidad de Los Andes, de Colombia, ocupa el sexto lugar, el ITESM de México el séptimo y la Universidad de Buenos Aires el octavo. En total, Brasil tiene 65 de las 200 mejores universidades que figuran en el ranking, seguido por México con 35, Chile y Argentina con 25 cada uno, Colombia con 21, Perú con 6 y Venezuela con 5. Atrás de la UNAM, otras instituciones mexicanas que se ubicaron en el QS Ranking dentro de las primeras 30 fueron el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), en el lugar 7; el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en el 22; la Universidad Iberoamericana, en el 24, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), 24; y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) en el sitio 29. Tal vez podamos ver con desconfianza la ubicación en que aparecen algunas universidades del hemisferio como las instituciones particulares de Chile, tan cuestionadas en estos últimos meses por los mismos estudiantes de ese país--, empero, llama poderosamente la atención los avances logrados por Brasil. Según QS, los resultados alcanzados por las universidades de este país obedecen al notable crecimiento de la inversión pública destinada a educación superior, misma que en el período comprendido entre el año 2000 y 2008, ha sido superior al de cualquier otro país de la OCDE. El director de investigación de QS, Ben Sowter, apuntó que el impulso de la educación superior de alto nivel ha sido fundamental para el desarrollo de Brasil, contribuyendo de manera fundamental a que esta nación se haya convertido en una de las principales potencias económicas emergentes del mundo, al lado de India, Rusia y China, factor que la orilló a formar parte del BRIC que, junto con las naciones señaladas, intenta constituirse en una alternativa a los países que integran el G-10. Desde 2005, el gobierno brasileño ha establecido el Programa Universidad para Todos (conocido como ProUni) con el objetivo de ampliar las oportunidades para los
estudiantes de familias de bajos recursos. ProUni promueve el incremento de becas de educación superior privada a cambio de exención de impuestos federales para las instituciones participantes. Según el Ministerio de Educación de Brasil, ProUni ofrece alrededor de 200.000 becas al año. Luiz da Silva Mello, Coordinador Central de Planeación de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio) dice que la institución cuenta actualmente con 1.000 estudiantes del programa ProUni. Basándonos en nuestra experiencia, ProUni no sólo promueve la inclusión social, sino que también ofrece oportunidades para los jóvenes talentos, afirma. Mello dice que el apoyo financiero en el costo de la matrícula por sí sola no es insuficiente para promover genuinamente el acceso, ya que las tasas de deserción escolar siguen siendo altas entre aquellos que tienen becas pero no cuentan con apoyos adicionales. Por este motivo, la institución introdujo programas de financiación destinados a ayudar a los estudiantes de bajos ingresos con costos asociados a la educación, como la adquisición de libros, pases de autobús y vales alimenticios, entre otros. Además, se están ejecutando programas pedagógicos destinados a mejorar el rendimiento académico y ayudar a las personas con problemas de aprendizaje. Como puede verse, el fortalecimiento de la educación superior en Brasil no sólo se limita a la notable expansión del presupuesto público destinado a la misma, sino tiene que ver, también, con la puesta en marcha de programas como las ya mencionadas, experiencia que en México deberíamos examinar con atención. Otro aspecto fundamental del QS Ranking para América Latina es el hecho de que toma en consideración el papel fundamental que puede desempeñar la educación superior como motor de la movilidad social. Al respecto, el director de dicho ranking, Daniel Byrne, señala que las universidades top en los rankings internacionales suelen ser instituciones enfocadas a la investigación que impulsan la innovación, atrayendo a los mejores talentos de todas partes del mundo. Sin embargo, lo que a veces se pasa por alto es el papel fundamental que la educación superior puede jugar como motor de la movilidad social y en el enriquecimiento de la sociedad en su conjunto. Es un hecho que la educación está unida al desarrollo de la sociedad.
Tal observación es relevante, tomando en cuenta que en América Latina la pobreza continúa siendo el problema principal que aflige a la mayoría de las naciones que las integran, cuestión que no puede pasarse por alto a la hora de examinar si las universidades se preocupan por contribuir a la superación de la misma. Ahora bien, el QS Ranking --aunado a sus aspectos más interesantes contiene algunos aspectos contradictorios. Así, por ejemplo, como decíamos, coloca a la Universidad de Sao Paulo en el primer lugar y a la UNAM en el lugar número cinco, pero en el ranking mundial, esta institución aparece en el lugar 169, en la misma posición que la institución brasileña. Esto se debe, sin duda, a la distinta ponderación que se establece en los rankings de esa misma empresa. Así, en el ranking mundial, le otorga un 40 por ciento de valor a la reputación académica, y 10 por ciento a las evaluaciones de los empresarios. Empero, en el ranking regional, la empresa otorga 30 por ciento a la reputación de las universidades entre los académicos y un 20 por ciento a la opinión de los empleadores. No sabemos si los autores del QS Ranking se percataron de dicha contradicción, empero, ésta salta a la vista, una vez, desde luego, que comparamos su estudio internacional con su estudio latinoamericano. Tal hecho puede restarle seriedad a un trabajo que, reiteramos, contiene aspectos muy sugestivos. Esperamos que a la primera oportunidad que se les presente se nos expliquen esa diversidad de criterios. Sea lo que sea, no debemos perder de vista que la cuestión de los indicadores en los diversos rankings mundiales se basan, como señala Alejandro Márquez Jiménez, en una selección un tanto arbitraria de indicadores, a lo que hay que añadir la falta de claridad en los criterios para asignar y ponderar los valores de cada indicador. Por otra parte, debido a que los rankings centran su atención en generar las listas de posiciones, ignoran la distribución real de las instituciones en las escalas que ellos mismos construyen, lo cual implica que las diferencias entre las instituciones pueden no ser estadísticamente significativas, por lo cual el listado de posiciones brinda una visión distorsionada de sus propios resultados. Y agrega: Los problemas antes señalados advierten sobre los riesgos que entraña el hecho de que este tipo de mediciones se constituyan en referentes de la valoración social de la calidad académica de las
instituciones, e incluso se constituyan en elementos para el diseño de políticas y la toma de decisiones relativas al financiamiento de las instituciones de educación superior (Vid. Alejandro Márquez Jiménez, Estudio comparativo de universidades mexicanas, otra mirada a la realidad universitaria, Revista Hispanoamericana, 30 de abril de 2010).