Índice: 2. Exigencias de una normalización lingüística 2.1. Aspecto antropológico de toda normalización lingüística 2.2. Dimensión histórica y social de la normalización 2.3. Alcance político de la normalización
2. EXIGENCIAS DE UNA NORMALIZACIÓN LINGÜÍSTICA El proceso de normalización lingüística conlleva exigencias de diverso orden. Aquí se tendrán en cuenta de manera especial las dos siguientes: l) estandarización, 2) garantía de igualdad social de los derechos lingüísticos (independientemente de las diferentes situaciones que se dan entre las lenguas). l) En relación al corpus de la lengua, al menos para el uso formal, es necesario normativizarla, optar por una única norma lingüística. En esta línea, la lengua minorizada (es decir la lengua B) alcanzará la identidad formal, inteligibilidad y aplicabilidad similares a la lengua mayoritaria (lengua A) y estará en condiciones de avanzar en posteriores etapas. 2) La normalización supone cambiar, asimismo, la situación de la lengua minorizada en la sociedad, es decir, se trata de garantizar un status de igualdad tanto desde el punto de vista del reconocimiento legal como de su valor como lengua. Por ello, la lengua minorizada ha de recuperar y garantizar las funciones que, o bien le han sido negadas, o bien las ha perdido, y alcanzar una igualdad tanto en la sociedad como en su territorialidad. La oficialidad de una lengua pretende propiciar este cambio a través de su renovación profunda en las instituciones. La normalización supone: estandarizar la lengua; garantizar la igualdad social; normativizar el uso formal;. cambiar la sociedad.
Este proceso de normalización se asienta sobre dos grandes pilares: la voluntad de la sociedad y de sus instituciones, por una parte, y la decisión política, por otra. Y todo ello por la vía de la planificación, más o menos general, que se lleva a cabo contando con la colaboración de personal técnico. Pilares de la normalización: voluntad social y decisión política. Cuáles son, por tanto, las razones que se exponen para justificar una política lingüística? Las respuestas pueden ser distintas. He aquí algunas de ellas recogidas de manera resumida: 2.1. Aspecto antropológico de toda normalización lingüística El ser humano ha sido definido como un animal simbólico, es decir, como un ser capaz de entender e integrar su propio ser, el mundo, la sociedad y la realidad que le rodea en un sistema simbólico plural. Las imágenes y conceptos conforman la simbología junto con aportaciones razonables de las ciencias modernas y con imágenes que, desde siempre, han posibilitado al ser humano comprender toda la naturaleza. El ser humano es un ser simbólico dotado de lenguaje.
El hombre encuentra su libertad en el sentido de la realidad que le ofrece la simbología. Dentro de esa simbología global se encuentra, también, la lengua. El lenguaje surge cuando y para que el ser humano se libere de la desnuda naturaleza. El lenguaje aparece, asimismo, cuando el ser humano se encuentra en, o pretende alcanzar, la sociedad y la cultura. El ser humano surge en el vacío de la indefinición de la naturaleza como ser simbólico y dotado de lenguaje. La lengua le es imprescindible, al tiempo que le aporta la libertad del símbolo y la esperanza, así como la riqueza más importante del sistema simbólico y su aceptación social. La tradición lingüística del grupo estructura la comunidad lingüística. Por ello, si se desea que permanezca viva una comunidad lingüística minorizada, ésta ha de volver a profundizar sus raíces en su mundo simbólico. Dicho de otra manera, la lengua minorizada ha de recuperar su normalización. En la simbología está la lengua. La lengua aporta la libertad del símbolo y la esperanza. Es necesario recuperar la normalización.
2.2. Dimensión histórica y social de la normalización La lengua, además de estructura del mundo simbólico, es también riqueza de su comunidad lingüística y, en definitiva, de toda la humanidad; es, además, un legado heredado de los mayores. Tiene, por tanto, una dimensión histórica y social. El euskera, por su parte, ha tenido que recorrer un largo camino hasta llegar al momento actual. Esta continuidad histórica tiene una mayor significación cuando en su entorno ha sido testigo de la muerte y nacimiento de otras lenguas. Así lo reconocen, además de sus hablantes, especialistas en el tema. Gracias a la lealtad de la comunidad lingüística, el euskera es un vivo valor social que, sin interrupción, ha perdurado hasta nuestros días. Es un valor primeramente para quienes lo hablan, pero también para quienes desean una Euskal Herria socialmente vertebrada e integrada. Aun cuando es grande el valor histórico-cultural de su continuidad, el de la normalización de la lengua lo es aún más. Tiene, además, otros dos valores fundamentales: l) posibilitar al vascohablante una sociedad que le permita, de hecho y de derecho, vivir en euskera, y 2) posibilitar a los ciudadanos de Euskal Herria el que juntos puedan crear una relación y una sociedad más vertebrada, rica e integrada. Se trata de normalizar una riqueza cultural de la humanidad. Un legado de los mayores. El euskera tiene una significación histórica. Aporta una viva riqueza social. Busca una sociedad más integrada.
2.3. Alcance político de la normalización «Normalización lingüística», «política lingüística», «planificación lingüística» no son conceptos o quehaceres que han surgido en Euskal Herria, sino actuaciones que en las últimas décadas han investigado y desarrollado científicos y políticos en todo el mundo. Es un quehacer político que responde a la identidad cultural de la sociedad y a los grupos etnolingüísticos que conviven, con el último objetivo de lograr el desarrollo total de la persona y de los grupos sociales. En muchos pueblos, por otra parte, los poderes públicos han asumido la política lingüística para así responder a las necesidades que demanda la sociedad. En estos casos, la normalización lingüística se ha planteado desde la necesidad de salvaguardar un bien de la comunidad asumiendo un esfuerzo en favor de la lengua minorizada. En circunstancias como ésta, a la lengua marginada objeto de protección especial se le reconoce como lengua oficial o cooficial. De ello se derivan una serie de consecuencias que favorecen una mejor administración socio-institucional (desarrollo legal, aplicación, diseño de planes generales, etc.). Se trata de lograr el desarrollo integral de la persona y de los grupos sociales. Es una actuación en favor de las lenguas minorizadas. La oficialidad tiene como objetivo proteger la lengua.
Aun cuando en ocasiones no esté exenta de conflicto, la política lingüística es, a juicio del Consejo Asesor del Euskera, un instrumento tendente a ofrecer una respuesta sociolingüística adecuada y a caminar hacia una sociedad integrada más rica y madura. En última instancia, pretende resolver o encauzar conflictos sociolingüísticos que pueden surgir en la sociedad. La consecución de una política lingüística digna, democrática y fructífera en Euskal Herria depende, asimismo, de los partidos políticos y de la respuesta de los grupos sociales. La política lingüística es un instrumento para conseguir una sociedad integrada. Respuesta de los grupos sociales.