Oficinas de la Diócesis de Oakland La visión acerca de las Oficinas Diocesanas Recibiendo (A) su misión como una participación (B) en la misión pastoral del Obispo de Oakland (C), el personal (E) de las Oficinas Diocesanas trabajan para servir a las parroquias, instituciones y organizaciones para apoyarlas (F) como sus miembros se esfuerzan por ser fieles testigos de Cristo y por servir a Dios y al prójimo, creciendo así en santidad y en servicios, de acuerdo con su consagración bautismal (G). La misión de las Oficinas Diocesanas El personal de las Oficinas Diocesanas asiste al Obispo en su rol de enseñar, santificar y pastorear a la Iglesia Católica en Oakland, sirviendo las parroquias, instituciones y organizaciones en las áreas de Guía de la actividad pastoral Cuidado de la administración de la diócesis y ejercicio de una buena administración de sus recursos Ejercicio del poder judicial 1. Prioridades Las prioridades de los que dirigen y sirven en las Oficinas Diocesanas son: Apoyar y representar al obispo en el cumplimiento de sus responsabilidades como pastor de la Iglesia en Oakland, especialmente en expresar la propia caridad pastoral 2. Servir de recursos a las parroquias y los centros pastorales, para que puedan ser más efectivos en la efectividad de sus ministerios y apostolados, especialmente la catequesis 3. Desarrollar y apoyar un fuerte liderazgo, tanto clerical como laical, para el servicio de las comunidades parroquiales. Asegurar la estabilidad financiera de la diócesis en el presente y en el futuro. Posibilitar una planificación y desarrollo responsables, en base a las demandas de crecimiento y a las restricciones impuestas por los limitados recursos. Apoyar al obispo a establecer la Catedral de Cristo Luz y todo el Centro Catedralicio 4. 1 Ver el Decreto del Concilio Vaticano II acerca del oficio pastoral del Obispo en la Iglesia, Christus Dominus, nº 27; CIC, 469. 2 La frase proviene de la Exhortación Apostólica Post-sinodal del Papa Juan Pablo II Pastores gregis, Sobre el Obispo, Servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo (nº 45). Dando una atención especial a la caridad pastoral, se refleja aquí el pensamiento del Sínodo, tal como lo expresara el Santo Padre: Muchas intervenciones de los Padres sinodales se refirieron a varios aspectos y momentos de la vida de la diócesis. Así, se prestó la debida atención a la Curia diocesana como estructura de la cual se sirve el Obispo para expresar la propia caridad pastoral en sus diversos aspectos (Ibíd.). Para una consideración más profunda del testimonio de la esperanza como parte central de la misión del Obispo y su curia, ver la nota final H. 3 El énfasis especial en la catequesis es el resultado del proceso de planificación dirigido por el Consejo Pastoral Diocesano. 4 El desarrollo del Centro Catedralicio es un proyecto a tiempo limitado, que requiere del apoyo activo del personal de las Oficinas Diocesanas, como cooperadores y representantes del Obispo.
En todo su trabajo las Oficinas Diocesanas mostrarán un compromiso con la promoción de los valores de espiritualidad, colaboración, diversidad, hospitalidad, justicia y responsabilidad. Ya que la misión del Obispo es primero y principalmente el dar testimonio del misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo y su venida futura 5, (H) así también ese ministerio de la esperanza cristiana debe animar todas las actividades de las Oficinas Diocesanas. 5 Exhortación Apostólica Post-sinodal del Papa Juan Pablo II Pastores gregis, nº 2.
Notas finales Esta serie de notas finales se ofrece como comentario de la Misión y las Prioridades, para clarificar su significado o sacar conclusiones. A Hablar de la misión de las Oficinas Diocesanas como recibida es una consecuencia necesaria de la afirmación del hecho de que esta misión sea compartida con la misión del Obispo. No es ni el Obispo ni la comunidad quienes establecen su misión. Él la recibe de Cristo, quien la determina y se la encomienda al Obispo. Del mismo modo, la misión de las Oficinas Diocesanas proviene de Cristo, a través de su Iglesia, y los que sirven en estas oficinas la aceptan y abrazan en la fe. B Este vínculo entre Obispo Diocesano y sus colegas en la curia es tan fuerte, que el Directorio acerca del ministerio pastoral de los obispos, Ecclesiae imago, publicado después del cierre del Segundo Concilio Vaticano, dice que ellos son casi una sola cosa con él (nº 200). C Ya que la misión de las Oficinas Diocesanas está vinculada tan estrechamente con la del obispo, es útil recordar aquí cómo los Padres del Segundo Concilio Vaticano resumieron la fe de la Iglesia acerca de la identidad y misión del Obispo: Los obispos han sido puestos por el Espíritu Santo como sucesores en el lugar de los Apóstoles como verdaderos pastores (Vat. I, Pastor aeternus, c. 3 / DS 3061). Junto con el Sumo Pontífice y bajo su autoridad, ellos son enviados a continuar la obra de Cristo, el eterno pastor (íbid., Proem. // DS 3050). Cristo dio a los apóstoles y a sus sucesores el mandato y el poder de enseñar a todas las naciones, y de alimentarlos. Por lo tanto, los obispos ha sido constituidos como verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífice y pastores por el Espíritu Santo, quienes les ha sido dado (Vat. II, Lumen gentium, nº 21, 24-25) (Christus dominus, n. 2). D Es útil recordar aquí la enseñanza del Concilio Vaticano Segundo acerca de la identidad de una iglesia particular o diócesis : La diócesis es una porción del Pueblo de Dios que se confía a un Obispo para que la apaciente con la cooperación del presbiterio de forma que unida a su pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por el Evangelio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particular, en la que verdaderamente está y obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Cada uno de los Obispos a los que se ha confiado el cuidado de cada Iglesia particular, bajo la autoridad del Sumo Pontífice, como sus pastores propios, ordinarios e inmediatos, apacienten sus ovejas en el Nombre del Señor, desarrollando en ellas su oficio de enseñar, de santificar y de regir. [Christus dominus, nº 11]. E Acerca del personal de las Oficinas Diocesanas, el Directorio ofrece este sabio consejo: [Ellos se] distinguen no sólo por su competencia, sino también por su piedad y celo pastoral (Ecclesiae imago, nº 200). F La formulación usada aquí está expresamente construida para enfatizar que un criterio preeminente para la efectividad de la misión de las Oficinas Diocesanas es su nivel de servicio a las parroquias. Es útil recordar en conexión con este punto que el sabio consejo que el Directorio ofrece
a los sacerdotes que trabajan en la Curia Diocesana también se aplica a los religiosos y a los laicos: Junto con sus responsabilidades en estas oficinas, también ejercitarán algún tipo de ministerio, para que, en el contacto directo con los fieles, mientras luchan por responder a su vocación a la santidad cristiana, ayuden a evitar que la Oficina Diocesana se convierta en una mera burocracia (ver Ecclesiae imago, nº 200). G Basándose en la visión de los Padres del Concilio Vaticano Segundo, esta declaración de la Visión de las Oficinas Diocesanas no puede dejar pasar una referencia a la Vocación Universal a la Santidad. Dice el Concilio acerca de esto: Nuestro Señor Jesucristo predicó la santidad de vida, de la que El es Maestro y Modelo, a todos y cada uno de sus discípulos, de cualquier condición que fuesen. Él mismo sobresale como autor y consumador de esta santidad de vida: "Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto" (Mt 5,48). Son justificados en Cristo Nuestro Señor, en la fe del bautismo han sido hechos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza. Los seguidores de Cristo, llamados por Dios conviene, por consiguiente, que esa santidad que recibieron sepan conservarla y perfeccionarla en su vida, con la ayuda de Dios... Fluye de ahí la clara consecuencia que todos los fieles, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad (Lumen gentium, nº 40). Esta referencia a la vocación universal a la santidad, sirve para subrayar que, la ayuda al Pueblo de Dios en la Diócesis de Oakland para que puedan convertirse de sus pecados y crecer en la gracia de Cristo, es la medida última para determinar si las Oficinas Diocesanas están realizando la misión que comparten con el Obispo. H El Papa Juan Pablo II escribía acerca de la misión de dar testimonio de la esperanza: En efecto, cada Obispo tiene el cometido de anunciar al mundo la esperanza, partiendo de la predicación del Evangelio de Jesucristo: la esperanza no solamente en lo que se refiere a las realidades penúltimas sino también, y sobre todo, la esperanza escatológica, la que espera la riqueza de la gloria de Dios (cf. Ef 1, 18) que supera todo lo que jamás ha entrado en el corazón del hombre (cf. 1 Co 2, 9) y en modo alguno es comparable a los sufrimientos del tiempo presente (cf. Rm 8,18). La perspectiva de la esperanza teologal, junto con la de la fe y la caridad, ha de moldear por completo el ministerio pastoral del Obispo. A él corresponde, en particular, la tarea de ser profeta, testigo y servidor de la esperanza. Tiene el deber de infundir confianza y proclamar ante todos las razones de la esperanza cristiana (cf. 1 P 3, 15). El Obispo es profeta, testigo y servidor de dicha esperanza sobre todo donde más fuerte es la presión de una cultura inmanentista, que margina toda apertura a la trascendencia. Donde falta la esperanza, la fe misma es cuestionada. Incluso el amor se debilita cuando la esperanza se apaga. Ésta, en efecto, es un valioso sustento para la fe y un incentivo eficaz para la caridad, especialmente en tiempos de creciente incredulidad e indiferencia. La esperanza toma su fuerza de la certeza de la voluntad salvadora universal de Dios (cf. 1 Tm 2, 3) y de la pre-
sencia constante del Señor Jesús, el Emmanuel, siempre con nosotros hasta al final del mundo (cf. Mt 28,20) [Pastores gregis, nº 3]. [5 de abril de 2004]