Feliz cumpleaños Era el undécimo cumpleaños de Jorge, lo estaban celebrando con una fiesta de pijamas en su casa. Jorge era alto y gordo para su edad y todos los niños le tenían respeto, pues su corpulento cuerpo impresionaba a los demás chiquillos. No tenía miedo a nada según él, así que los invitados comenzaron a contar historias de terror. Después de unas cuantas historias y echar unas risas, Alex apagó la luz del dormitorio de Jorge y tomó la linterna enfocando su cara, creando una imagen espeluznante, era su turno. -No pude evitar que el corazón se me encogiera cuando lo vi allí, tirado en el barro. Su madre lloraba desconsolada. El padre, con las lágrimas saltadas, trataba de animarla sin éxito. No podían hacer nada, ya era tarde. Un descuido que nunca se perdonarían. El hijo de los Martínez, vestido de payaso estaba desparramado en el suelo, en mitad del bosque cercano a su casa, con las cuencas de los ojos vacías. Llevaría tiempo allí pues los cuervos habían hecho su trabajo. Debió de salir a media noche, después de su cumpleaños en casa de la tía Evelin.
-Ya es tarde cariño, debes de acostarte. -Le dijo la madre deshaciendo su cama. -Pero mamá -Ni peros ni nada, debes dormir, mañana tienes que ir al colegio. El pobre Christian no quería dormirse, quería jugar con sus juguetes, cada uno de sus amigos le había hecho un regalo y estaba ilusionado, no quería que la fiesta se acabase. - Me dejarás dormir con mi disfraz?, -la madre le echó una mirada de disconformidad-. Por fa, mami -Le lanzó una mirada sobrecogedora a la que María no se podía negar. -Vale cariño -se acercó hacia su hijo y le dio un beso en la frente- que descanses. La madre lo acurrucó entre las mantas, cerró la ventana de aquel frio dormitorio y apagó la luz. Christian se sintió incómodo. -Mamá no me apagues la luz!, tengo miedo. - Miedo de qué cariño? -Dijo mientras apretaba de nuevo el interruptor. -Del hombre de negro. - Qué hombre de negro hijo? -María se acercó a la cama y se sentó en los pies de su hijo- Aquí no hay ningún hombre de negro, seguro que tus primos te han vuelto a meter miedo. -Yo lo he visto mami, anoche estuvo aquí. -El niño parecía pálido. -Anoche no hubo nadie, ni hoy tampoco. -Yo lo vi.
María acarició la cara a su hijo, tratando de consolarlo, dándole explicaciones para que se le quitara el miedo, le dejó la luz encendida y cerró la puerta. Cuando María junto a Esteban se acostó el niño todavía tenía los ojos como platos, recorría con la mirada las estanterías repletas de muñecos, todos le parecían amenazas. Quería dormirse y amanecer lo antes posible, cuando el pestillo de la ventana se abrió sin que nadie lo tocara. Hola Christian -aquello sonó como un susurro en el oído del niño que apretaba sus párpados cubriéndose con la manta-. Hola -<<Vete>> -Gritó Christian, llorando y temblando. En ese momento lo que sea que fuese o quien fuese salió volando y el pomo de la puerta giró. Esteban, el padre de Christian entró en la habitación. - Qué te pasa campeón, por qué lloras? -Christian se incorporó y se abrazó fuerte a su padre, Esteban notó un cerco de humedad en el hombro- no llores hijo, no pasa nada. - Quédate aquí conmigo, tengo miedo! Esteban cerró la ventana y se tumbó junto a su hijo abrazándolo, el padre se quedó dormido antes que Christian. El miedo, pese a estar con su padre, no le dejaba dormir. Sabía que aquel hombre de negro le haría daño. No sabía si incluso su padre era lo suficiente fuerte para hacerle frente a aquel ser. La ventana volvió a abrirse. Christian Tengo tu regalo El niño se quedó paralizado cuando ese ser le puso una mano en la frente, el habla no le salía debido a una pelota salivosa en la garganta.
Ven -Dijo aquel susurro de ultratumba. Christian retiró el brazo de su padre y llorando como hipnotizado siguió la voz. Ven Muy bien Buen chico pasar de página El niño salió por la ventana y tropezó con su larga corbata de payaso, al caer intentó correr y se adentró en el bosque, pero ya era tarde, aquella sombra, aquel ser, el hombre de negro le puso una mano en el pecho arrancándole el alma. Luego cayó desplomado sobre el barro. Varias horas más tarde unos porrazos en la puerta hizo despertar a Esteban, su hijo no estaba y la ventana permanecía abierta, pudo pensar lo peor, pero el jefe de policía se lo confirmaría cuando abriese la puerta. Aquel día se quedó grabado en la mente de aquellos padres y nunca se les olvidaría. Pues cada noche desde entonces, desde los pies de la cama su hijo se lo recuerda. Papa Mamá Tengo miedo -Les susurra en el oído a sus padres, observándolos desde las cuencas vacías y su ya estropeado disfraz de payaso. Cuando terminó de contar la historia, Jorge empezó a reírse. -No me cuentes chistes, Eso da miedo? Dijo echándole un brazo por el hombro a Alex que apagaba la linterna dejando todo a oscuras. Jorge, Jorge Susurró una voz- ven conmigo La risa de Jorge parecía forzada. Un aire fresco entró por la ventana calando su pijama. A tientas buscó el interruptor de la luz pero no funcionaba. Chicos esto no tiene graciaparecía asustado. Jorge, tengo miedo
Jorge intentó abrir la puerta, pero parecía que algo la mantenía cerrada. Por favor chicos dejarse de tonterías, dame la linterna Alex! Unos golpes en la puerta retumbaron en los oídos de Jorge. - Dame la puta linterna! Jorge me quieres ver? La puerta se abrió de un portazo dejando pasar la luz de las velas que esperaban en el pasillo, Jorge estaba blanco, sudando y con un cerco de orín en el pijama, se quedó paralizado y se desplomó encima de la alfombra cuando vio a la monja, No era más que su hermana disfrazada portando la tarta. Fue ella quien abrió la ventana y cortó la luz del dormitorio del diferencial. Le querían dar su merecido, al final le dieron su muerte. FIN