Necesidades nutricionales en el embarazo y la lactancia. Beneficios de los

Necesidades nutricionales en el embarazo y la lactancia Beneficios de los

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Necesidades nutricionales en el embarazo y la lactancia Beneficios de los ácidos grasos omega 3 (DHA) Índice Necesidades nutricionales en el embarazo y la lactancia. Beneficios de los ácidos grasos omega 3 (DHA) Gregorio Varela Moreiras Análisis cuantitativo del consumo prenatal de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y el desarrollo cognitivo J. T. Cohen, D. C. Bellinger, W. E. Connor y B. A. Shaywitz Ácidos grasos omega 3 y resultados en el embarazo T. Decsi y B. Koletzko El papel de los ácidos grasos omega 3 en el desarrollo y la función cerebrales: consecuencias potenciales para la patogenia y prevención de la psicopatología R. K. McNamara y S. E. Carlson Ácidos grasos esenciales, ácido docosahexaenoico (DHA) y cerebro humano M. Singh 1

Necesidades nutricionales en el embarazo y la lactancia. Beneficios de los ácidos grasos omega 3 (DHA) Gregorio Varela Moreiras Catedrático de Nutrición y Bromatología Director del Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos Universidad San Pablo CEU Boadilla del Monte (Madrid) Presidente de la Fundación Española de la Nutrición (FEN) Los ácidos grasos esenciales (AGE), ácidos linoleico y alfalinolénico, así como sus derivados de cadena más larga, muy especialmente los ácidos grasos araquidónico, eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), forman parte de las membranas de todos los tejidos y son precursores de prostaglandinas, tromboxanos, leucotrienos y otros eicosanoides de gran importancia fisiológica. El aporte de ácidos grasos esenciales en cantidades adecuadas es fundamental para el desarrollo de la placenta, del feto y, en definitiva, para el resultado final de la gestación 1. Concretamente, el DHA junto con el ácido araquidónico forman parte de las estructuras neuronales, pero es en particular el DHA el que está en las membranas de las sinapsis neuronales y en los segmentos externos de los fotorreceptores. Durante el tercer trimestre de la gestación, los requerimientos de DHA son especialmente elevados debido al crecimiento del tejido nervioso 2. Recientemente, McNamara y Carlson 3 han revisado los efectos de un déficit de DHA en modelos animales y humanos. Así, se ha observado que el nacimiento prematuro se asocia con un déficit de DHA a nivel cortical en el feto, deficiencias neurocognitivas y alteraciones morfológicas a nivel cerebral. Los principales efectos demostrados de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI-CL), y fundamentalmente de los ácidos grasos omega 3 DHA, en el lactante son: desarrollo del sistema nervioso central y correcto desarrollo de la función visual, ambos consecuencia del depósito de los AGPI-CL en los fosfolípidos de la membrana de las células del cerebro y de la retina, y futuras puntuaciones más altas en los tests de resolución de problemas y de medida del desarrollo global. En una reciente revisión de Decsi y Koletzko 4, se han evaluado diferentes estudios en relación al aporte de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 durante el embarazo y la lactancia. Se han estimado como marcadores más adecuados el perfil de ácidos grasos en sangre y leche materna, así como el desarrollo fetal e infantil, además de la salud de la madre. Del conjunto de estudios revisados, se observa un mayor beneficio cuando se suplementa con el DHA, y mucho menor efecto cuando la suplementación es con su precursor, el ácido alfalinolénico. Una observación muy interesante de estos autores es la asociación positiva entre la ingesta materna durante el embarazo de DHA y el grado de desarrollo mental del niño a los 4 años de edad, lo que sugiere que los beneficios de la suplementación se pueden extender a largo plazo. Considerando cómo ha ido evolucionando nuestra dieta, y más concretamente el perfil de ácidos grasos, se considera que hasta épocas recientes la relación entre ácido linoleico (precursor de los ácidos grasos omega 6) y ácidos omega 3 fue pequeña, e incluso cercana a uno, debido a la casi inexistencia de aceites de semi- 2

llas y, por otro lado, por la presencia en la dieta del pescado. La situación actual ha cambiado y mucho, ya que la citada relación entre ácido linoleico y ácidos omega 3 ha alcanzado valores superiores a 10/1. Esto implica que se inhiba la expresión biosintética de la serie omega 3, lo que determina sin duda un conjunto de cambios estructurales y funcionales cuya trascendencia biológica aún no conocemos, pero vislumbramos 5. El consumo de pescado graso supone, indiscutiblemente, la mejor forma de aportar ácidos grasos omega 3 a través de la dieta. Sin embargo, recientemente se ha considerado un principio de precaución en situaciones fisiológicas especiales como embarazo o lactancia, consecuencia de los niveles de metilmercurio encontrados en algunos pescados, y que pudieran perjudicar el desarrollo fetal 6. Por ello, y considerando que para la población en general son mucho mayores los beneficios que los posibles perjucios derivados del consumo frecuente y elevado de pescado, en el embarazo y la lactancia la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados omega 3 constituye una buena y segura alternativa. Singh 7 recientemente ha recomendado que durante la gestación y la lactancia se deben suministrar diariamente al menos 2,6 g de ácidos grasos omega 3 y 100 mg de DHA, lo que permitiría cubrir las necesidades del feto y el lactante. Más aún, si se continúa con la ingesta regular durante la etapa preescolar, se ha demostrado un efecto protector frente a posibles trastornos de hiperactividad, mejorando al mismo tiempo la capacidad de atención y aprendizaje. Bibliografía 1. Gil A, Gil M. Funciones de los ácidos grasos poliinsaturados y oleico durante la gestación, la lactancia y la infancia. En: Mataix J, Gil A, editores. Libro blanco de los omega 3. Granada: Instituto Omega 3; 2002. p. 81-98. 2. Varela-Moreiras G. Importancia de la calidad de la grasa en el embarazo. Papel de los ácidos grasos omega 3. En: Varela-Moreiras G, editor. Nutrición en el embarazo. Grupo Italfármaco; 2006. p. 65-76. 3. McNamara RK, Carlson SE. Role of omega-3 fatty acids in brain development and function: potential implications for the pathogenesis and prevention of sychopathology. Prostaglandins Leukot Essent Fatty Acids. 2006;75:329-49. 4. Decsi T, Koletzko B. N-3 fatty acids and pregnancy outcomes. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2005;8:161-6. 5. Mataix J. Requerimientos e ingestas recomendadas de ácidos grasos omega 3 y ácido oleico. En: Mataix J, Gil A, editores. Libro blanco de los omega 3. Granada: Instituto Omega 3; 2002. p. 135-51. 6. Cohen JT, Bellinger DC, Connor WE, Shaywitz BA. A quantitative analysis of prenatal intake of n-3 polyunsaturated fatty acids and cognitive development. Am J Prev Med. 2005;29:366-74. 7. Singh M. Essential fatty acids, DHA and human brain. Indian J Pediatr. 2005;72:239-42. 3

Análisis cuantitativo del consumo prenatal de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y el desarrollo cognitivo J. T. Cohen D. C. Bellinger W. E. Connor B. A. Shaywitz Harvard Center for Risk Analysis, Harvard School of Public Health, Boston, Massachusetts 02115, USA. cohenj@hsph.harvard.edu Resumen Aunque constituyen una fuente rica en ácidos grasos poliinsaturados omega 3, que proporcionan múltiples beneficios para la salud, algunos pescados también contienen metilmercurio, que puede ser perjudicial para el desarrollo del feto. El gobierno de Estados Unidos recomienda a las mujeres en edad fértil modificar el consumo de pescados ricos en metilmercurio a fin de disminuir su exposición, mientras que recomiendan el consumo de pescado en la población general debido a sus beneficios nutricionales. El Harvard Center for Risk Analysis convocó a un grupo de expertos (v. Agradecimientos) para cuantificar el impacto real de los hipotéticos cambios en el consumo de pescado en la población. Este artículo estima la influencia del consumo prenatal de omega 3 en el desarrollo cognitivo. Otros estudios cuantificaron el impacto negativo de la exposición prenatal al metilmercurio en el desarrollo cognitivo, así como el grado de protección que el consumo de pescado confiere frente a la mortalidad por enfermedades coronarias y el ictus en el adulto. Este artículo incluye ocho ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon el desarrollo cognitivo en individuos de control y en niños que recibían suplementos de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (siete estudios con suplementación mediante fórmula, y uno con suplementación de la dieta materna). Nuestro análisis asigna pesos al estudio para explicar la precisión estadística, la relevancia de tres ámbitos de valoración (inteligencia general, capacidad verbal y habilidades motoras) para predecir el coeficiente intelectual y la edad en el momento de la evaluación. El estudio calcula que el incremento en 100 mg/día del consumo materno de ácido docosahexaenoico (DHA) aumenta en 0,13 puntos el coeficiente intelectual del niño. El artículo señala que los hallazgos no fueron uniformes en los ocho ECA evaluados (si bien los hallazgos fueron relativamente consistentes con respecto a los cambios en el esquema de pesos utilizado). Además, en siete de los ocho estudios revisados, los efectos fueron extrapolados de la suplementación con fórmula al consumo en la dieta materna. Am J Prev Med. 2005 Nov;29(4):366-74. 4

Ácidos grasos omega 3 y resultados en el embarazo T. Decsi B. Koletzko Departamento de Pediatría, University of Pécs, Hungary. Resumen Objetivo de la revisión: Analizar los nuevos datos bibliográficos acerca de la relación entre el aporte de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 durante la gestación y los resultados del embarazo, evaluando el contenido en ácidos grasos de la sangre y la leche materna, el desarrollo fetal e infantil y la salud de la madre. Hallazgos recientes: El aporte suplementario de dosis elevadas de ácido alfalinolénico o de dosis bajas de ácido docosahexaenoico (DHA) no supuso un aumento importante del DHA en la descendencia. En cambio, el aporte suplementario de dosis relativamente elevadas de DHA se asoció a un aumento significativo de los valores de DHA en el lactante, así como a un incremento significativo del contenido en DHA de la leche materna. Los datos del electrorretinograma obtenidos durante la primera semana de vida y los potenciales provocados visuales de patrón inverso investigados en las semanas 50 y 66 después de la concepción, se asociaron de forma significativa con el estado del DHA del niño en el nacimiento. Los niños cuyas madres recibieron suplementos de DHA durante el embarazo y la lactancia obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas de procesamiento mental realizadas a los 4 años de edad que los niños cuyas madres recibieron placebo. Resumen: Es más probable que se obtengan resultados beneficiosos para la salud con el aporte suplementario de DHA que de su precursor, el ácido alfalinolénico. Los ensayos han mostrado que el consumo materno de dosis más elevadas de DHA durante el embarazo puede ser beneficioso para el desarrollo visual y cognitivo del niño. La significativa asociación positiva entre el consumo materno de DHA durante el embarazo y las puntuaciones en el procesamiento mental de los niños a los 4 años de edad sugiere que la optimización del estado del DHA en las mujeres gestantes puede proporcionar beneficios a largo plazo para el desarrollo del niño. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2005 Mar;8(2):161-6. 5

El papel de los ácidos grasos omega 3 en el desarrollo y la función cerebrales: consecuencias potenciales para la patogenia y prevención de la psicopatología R. K. McNamara S. E. Carlson Departamento de Psiquiatría, University of Cincinnati College of Medicine, Cincinnati, OH 45267-0559, USA. Resumen El principal ácido graso omega 3 del cerebro, el ácido docosahexaenoico (DHA), se acumula en el cerebro durante la expansión y maduración cortical perinatal. Estudios en animales han demostrado que una menor acumulación del DHA perinatal en el cerebro se asocia a déficit en la arborización neuronal, múltiples índices de patología sináptica, como déficit en la neurotransmisión de serotonina y de dopamina mesocorticolímbica, déficit neurocognitivos e índices conductuales elevados de ansiedad, agresión y depresión. En primates y humanos, el parto prematuro se asocia con déficit en la acumulación de DHA cortical fetal, y los niños/adolescentes nacidos prematuros presentan deficiencias en la maduración de la sustancia gris cortical, déficit neurocognitivos, en particular relacionados con la atención, así como un riesgo más elevado de padecer trastorno por déficit de atención con hiperactividad y esquizofrenia. Las personas con un diagnóstico de trastorno por déficit de atención con hiperactividad o esquizofrenia presentan déficit en la maduración de la sustancia gris cortical, y los fármacos considerados eficaces en el tratamiento de estos trastornos aumentan la neurotransmisión dopaminérgica estriatal y cortical. Estas asociaciones, junto con ensayos de intervención que han mostrado mejores resultados cognitivos y en la agudeza visual cortical en niños prematuros y a término alimentados con DHA, sugieren que los déficit perinatales en la acumulación de DHA en el cerebro pueden representar un factor de riesgo evitable para el desarrollo neurológico, con la posterior aparición de psicopatología. Prostaglandins Leukot Essent Fatty Acids. 2006 Oct-Nov;75(4-5):329-49. 6

Ácidos grasos esenciales, ácido docosahexaenoico (DHA) y cerebro humano M. Singh Child Care and Dental Health Center, Arun Vihar, Noida, UP, India. Resumen Los ácidos grasos esenciales no pueden ser sintetizados por el organismo, pero son necesarios para mantener una buena salud. Existen dos clases de ácidos grasos poliinsaturados: omega 6 y omega 3. El ácido linoleico, precursor del ácido graso omega 6, es desaturado en el organismo para formar ácido araquidónico, mientras que el ácido alfalinoleico, precursor del ácido omega 3 es desaturado por un sistema enzimático microsomal a través de una serie de pasos metabólicos para formar ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA). Durante la infancia, la capacidad metabólica para metabolizar ácidos grasos poliinsaturados en ácidos grasos de cadena larga más activos es limitada. Los ácidos grasos esenciales (EFA) y sus productos metabólicos desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la integridad funcional y estructural del sistema nervioso central (SNC) y la retina. La mayor parte del crecimiento del cerebro se completa a los 5-6 años de edad. Al nacer, el peso del cerebro es el 70 % del cerebro de un adulto; durante la infancia, el crecimiento del cerebro es del 15 %, y el resto del crecimiento se completa durante los años preescolares. El DHA constituye el ácido graso estructural predominante en el SNC y la retina, y su disponibilidad es crucial para el desarrollo del cerebro. Se recomienda que las mujeres embarazadas o que amamantan tomen, como mínimo, 2,6 g de ácidos grasos omega 3 y 100-300 mg diarios de DHA para satisfacer las necesidades del feto y del niño alimentado con leche materna. Los estudios de seguimiento han mostrado que los niños de madres que recibían suplementos de EFA y DHA presentaban puntuaciones más elevadas en procesamiento mental, desarrollo psicomotor, coordinación ojo-mano y agudeza estéreo a los 4 años de edad. El consumo de EFA y DHA durante los años preescolares parece desempeñar también un papel beneficioso en la prevención del trastorno por déficit de atención con hiperactividad, además de aumentar la capacidad de aprendizaje y el rendimiento escolar. Indian J Pediatr. 2005 Mar;72(3):239-42. 7

NATALBEN/Separata W3/525302.04.07