CAPÍTULO 1. VOCALES Y CONSONANTES Londres, 1 de julio de 2009. Estación de ferrocarril Victoria. Pablo y Laura se acaban de conocer en el avión que les ha traído desde Madrid esta misma mañana. Son dos adolescentes que viajan a Inglaterra con la intención de mejorar su inglés durante el mes que van a permanecer en el país anglosajón. Pablo es un joven de 17 años. Lleva 6 años estudiando inglés en el Instituto de su localidad. No ha estudiado inglés en ningún otro sitio. Viaja con gran ilusión y con la intención de pasar unas vacaciones en un país extranjero de habla inglesa y, de paso, ver cómo se desenvuelve con su inglés. Su nivel ha sido calificado como intermediate o B1. Laura tiene un expediente envidiable, incluidas las calificaciones en inglés. Nunca ha bajado de sobresaliente. Estudia 2º de Bachillerato en el Instituto que está a 5 minutos de su casa. Hace tres veranos estuvo viendo varias películas y documentales en inglés y se dió cuenta de que su nivel de inglés no era todo lo bueno que las calificaciones obtenidas en el Instituto reflejaban. Rápidamente, y sin dudarlo, se matriculó en una academia privada. Lleva dos cursos completos asistiendo a clase. Su nivel ha sido calificado como upper intermediate o B2. Acaban de llegar del Aeropuerto de Standsted en un tren que les ha dejado en el hall principal de Victoria Station en el centro de Londres. Su destino es una ciudad de tamaño medio situada en el centro de Inglaterra. Una ciudad como cualquier otra, si no fuera por su nombre, un tanto difícil de escribir y, más todavía, de pronunciar: Wolverhampton. Es una ciudad de la zona conocida como Midlands, cercana a la más grande y conocida Birmingham. Necesitan comprar los billetes del tren que les llevará a su destino. Así que se levantan del banco donde se han sentado para tomar un breve descanso y se dirigen al mostrador de venta de billetes. Quién va a hablar?, pregunta Laura.
Voy a intentarlo, responde Pablo. Pablo es un chico lanzado y con ganas de nuevas experiencias, así que, sin dudarlo, se adelanta y se dirige al mostrador. Allí le espera un joven inglés con aspecto afable. James, que así se llama el vendedor de billetes, según se desprende del identificador que lleva colgado en el cuello, le saluda con el clásico morning. Sin ni siquiera responderle, Pablo le espeta una frase entre cuyas palabras James cree haber reconocido la palabra tickets y un nombre de ciudad de la cuál hasta ahora no tenía conocimiento que perteneciera al Reino Unido y, mucho menos, que se pudiera viajar en tren hasta allí. Pero no está completamente seguro y sugiere a Pablo, con una leve sonrisa, que le repita lo que le acaba de decir con el clásico excuse me?. Para entonces Juan ya le ha hecho un gesto a Laura para que acuda al mostrador urgentemente. Se temía que su primer encuentro con el idioma inglés iba a tener más o menos este resultado, así que no está decepcionado en absoluto. Laura ocupa el espacio que ha dejado Pablo apartándose, y permitiendo que ésta tome el control de la situación. James empieza a estar un poco nervioso ante la situación que se le viene encima. Dos extranjeros, que aparentemente hablan inglés, quieren comprar un billete de tren, pero de momento no consigue descifrar el destino. Además, tiene claro que no van a parar hasta conseguirlo. Laura le pide nuevamente los billetes para Wolverhampton con un inglés de academia privada. Frunciendo ligeramente el ceño, James intenta agudizar el oído, a la espera de poder captar el mensaje y salir airoso de la situación. No va a ser tan rápido como él pensaba. Acaba de entender algo sobre dos tickets pero no consigue descifrar la ciudad destino. Laura le mira con cara de ansiedad esperando que asienta con la cabeza y le extienda los tickets. Pero eso no ocurre. James permanece en su puesto sin saber qué hacer. Del nombre de ciudad que Laura le ha dicho en el característico Spanglish, James ha visualizado en su cabeza algo así como Gwallberhanton y no acaba de descifrar el enigma. Definitivamente cree que esa ciudad pudiera no estar en el Reino Unido.
La situación empeora por momentos. Laura insiste en repetirle el nombre de la ciudad, cada vez subiendo el tono de voz, pero James no consigue entender nada. Por fin, Pablo, en un ataque de sensatez, saca un trozo de papel de su mochila y cogiendo un bolígrafo escribe el nombre y se lo entrega al otro lado del mostrador. La situación vuelve a estar bajo control. Por un momento, James no sabía cómo salir del lío en que se encontraba. Oh, Wolverhampton! (fonéticamente / wʊlvə hæmptən/), exclama James en un perfecto inglés y mucho más relajado. Rápidamente se gira hacia la pantalla de su ordenador y en breves momentos le extiende los dos billetes. Esta vez James no se la va a jugar, y apuntando hacia la pantalla que está enfocada hacia los clientes, le indica el precio a pagar. Laura todavía no se cree la situación que acaba de suceder y no está prestando atención a la situación, así que es Pablo el que se lleva la mano al bolsillo y paga los billetes. Thank you very much and have a nice day. James los despide con una sensación de alivio en su cara, a la vez que les devuelve el cambio. Thank you, responde Pablo. Laura no responde. Ya en el tren camino de Wolverhampton, Pablo apoya la cabeza sobre la ventana y en menos de cinco minutos se queda dormido. Tiene la conciencia tranquila y no tiene de qué preocuparse. Hasta la fecha no se ha gastado ni un euro en clases de inglés, por tanto, la situación vivida es relativamente comprensible. Laura no duerme. Su mente sigue en Victoria Station, y concretamente, en el mostrador de venta de billetes. Qué cerrados de mente son estos ingleses! Ya me lo habían dicho, no se molestan lo más mínimo en entender a los extranjeros!, se dice a sí misma. No se puede creer cómo es posible que no haya sido capaz de comprar dos billetes de tren. Es posible que a lo largo de tantos años me hayan engañado y mi nivel de inglés upper intermediate no sea más que un nivel upper intermediate pero en Spanglish?, se pregunta en silencio.
No es posible. Me he gastado una pasta en clases de inglés en la academia, sin contar con el Instituto. Ya sabemos que el Instituto no sirve de mucho pero la academia tiene bastante prestigio, se tranquiliza. Estimado lector, si alguien se hubiera molestado en contarle a Laura la verdad sobre el aprendizaje del inglés, ahora no estaría desilusionada y preocupada. Bien es verdad que, a lo mejor, en vez de tres años asistiendo a clases, le hubiera bastado con uno. Pero claro, eso va en contra del negocio. Simplemente hubiera bastado con explicarle la lección número uno: cómo se pronuncian las vocales y consonantes en inglés. Con sólo decir correctamente una palabra: Wolverhampton, Laura hubiera salido airosa de la situación y ahora su autoestima estaría alta. La mayor dificultad a la hora de aprender inglés es que, a diferencia del español, en inglés hay aproximadamente 24 sonidos diferentes para 5 vocales. Además, muchas de las consonantes no se pronuncian igual que en español. Alguna vez alguien ha tenido el detalle de explicarnos uno de los sonidos más importante en inglés, el sonido /ə/? Este sonido se usa en una enorme cantidad de palabras, y más concretamente, en sílabas no acentuadas. El hecho de no pronunciar correctamente los sonidos en cada caso hace que, sin darnos cuenta, transformemos unas palabras en otras y nuestro inglés sea incomprensible. Esto ocurre aproximadamente en un alto porcentaje del tiempo que hablamos y esto es lo que le pasó a Laura en su conversación con James. Cuando escuchamos hablar a alguien, a partir de los sonidos que recibimos, en nuestra mente se visualizan automáticamente las palabras escritas. Después esas palabras escritas las asociamos a un significado concreto. Por eso James era incapaz de entender a Laura. Al visualizar en su cabeza Gwallberhanton se daba cuenta de que ese nombre no tenía sentido, que no podía asociarlo a ninguna ciudad.
Vamos a empezar por la lección número uno: el estudio de las vocales y consonantes. Todos los sonidos se pueden escuchar en la página web: www.killthespanglish.com. Como aclaraciones previas: 1- Cuando aparece el símbolo en las transcripciones fonéticas indica que en la siguiente sílaba recae el acento de la palabra. 2- En todos los ejemplos prácticos de este libro primero figura la pronunciación correcta en inglés y luego la pronunciación que normalmente se hace en Spanglish.
VOCAL a /a:/ /æ/ /ɔ:/ /eɪ/ /ɒ/ /ə/ /eə/ car /ka:/ can /kæn/ ball /bɔ:l/ cake /keɪk/ what /wɒt/ about /ə baʊt/ dare /deə/ father /'fa:ðə/ cat /kæt/ war /wɔ:/ date /deɪt/ want /wɒnt/ around /ə raʊnd/ care /keə/
VOCAL a Hay siete sonidos diferentes para la misma vocal. Vamos a analizar las diferentes posibilidades: /a:/ es una a más larga que la española. /æ/ es un sonido entre la a y la e españolas. Ponemos los labios en posición de pronunciar una a pero pronunciamos una e. /ɔ:/ es un sonido un poco más largo que la o española. /eɪ/ es como en español peine. /ɒ/ es un sonido entre la a y la o españolas. Ponemos los labios en posición de pronunciar una a pero pronunciamos una o. /ə/ no tiene correspondencia en español. Es como la e en francés je. Es uno de los sonidos más frecuentes, especialmente en sílabas no acentuadas. Es un sonido entre una a y una e españolas, pero que no tiene fuerza. /eə/ /e/ suena como la e española y /ə/ ya se ha visto. A continuación se presentan dos ejemplos ilustrativos: 1- En la palabra banana /bə na:nə/ hay tres vocales a y, sin embargo, no todas se pronuncian igual. 2- Un error típico del estudiante español es pronunciar la v de have como una f española. El sonido /æ/ si se pronuncia como a española no creará confusión. Se producen confusiones como: e a a o I have a car /aɪ hæv ə ka:/ Tengo un coche I half a car /aɪ ha:f ə ka:/ Yo la mitad de un coche to have /hæv/ tener half /ha:f/ mitad