La asunción del sexo en el varón y la función del padre. Autor: Sara Rubin Profesora del Departamento de Psicoanálisis Maestranda en Psicoanálisis La hipótesis que intento desplegar es la de la articulación entre la posición masculina y la paternidad, en otros términos entre devenir hombre y el acceso a una posición paterna. Mi interés por esta correlación surge de ciertas manifestaciones clínicas de analizantes hombres en los que se escucha con recurrencia una asociación entre las particularidades de su posición viril, la cuestión paterna (ya sea en referencia al ejercicio su propia paternidad o la de su padre en los diferentes grados de carencia, dificultad o incluso de rechazo) y las viscicitudes de su relación con lo que Lacan denomina el "objeto femenino". Voy a tomar como referencia algunas de las teorizaciones de Lacan en los años 50, a la altura del Seminario 4, el Seminario 5 y de su escrito "La significación del falo". Asumir su sexo. En principio quiero destacar una expresión utilizado reiteradamente por Lacan en esa época que merece una aclaración: "Hay, por un lado un crecimiento que acarrea una evolución, una maduración. Hay, por otro lado en el Edipo, asunción por parte del sujeto de su propio sexo"(1). Según el diccionario asumir es : tomar para sí, aceptar. Corresponde a un acto que apela a la responsabilidad del sujeto. La función normativizadora del Edipo respecto de la sexualidad supone además una subjetivación en la que el sujeto se encuentra implicado. Se trata entonces de un proceso de significantización, el sexo es capturado en las redes del significante, el niño debe en los albores del Edipo asumir el falo como significante. La diferencia de los sexos se define entonces a partir de lo simbólico y no desde la biología. La asunción de su propio sexo implica además la idea de un consentimiento, un sujeto puede aceptar o rechazar aquello que le es dado por la anatomía. El Edipo, operador fundamental, concierne a los avatares de una estrategia respecto de la castración., su resultante es una asunción del sexo que tal como es subrayado en "Significación del falo", se sitúa en relación a una posición inconciente respecto de la misma. En el caso del varón la salida del Edipo conlleva a que el niño tenga "sus títulos en el bolsillo...en el momento de la pubertad tendrá
su pene listo con su certificado..."(2) Podríamos sostener que la certificación concedida por el padre y que el niño mantiene en reserva debe además ser asumida por el sujeto, debe ser tomada para sí, en el momento en que deberá hacer uso de dicha autorización. Ser hombre, ser padre. Una formulación de Lacan en El Seminario 4 servirá de punto de partida:"por lo tanto, no basta con que el sujeto alcance la heterosexualidad tras el Edipo, sino que el sujeto, niño o niña, ha de alcanzarla de forma que se sitúe correctamente con respecto a la función del padre."(3) Cabe interrogar : Qué implica situarse correctamente? Se trata de una posición subjetiva particular? y por otra parte Cuál es la dimensión del padre que está en juego?..más adelante ya en referencia específica al varón Lacan agrega : "..es decir, que el mismo acceda un día a esa posición tan problemática y paradójica de ser un padre."(4) Se trata para el niño de alcanzar una heterosexualidad que debe ser de "acuerdo a las reglas" y esto le impone plantearse la pregunta por el padre. Vemos que se produce un deslizamiento problemático ya que interrogar la función en su dimensión significante, la del Nombre del padre, no es lo mismo que el acceso a la posición paterna. Dicha posición es un enigma. El padre así también como el hombre, constituyen un hecho del signifcante. El único padre indiscutible es el del espermatozoide.por lo tanto para cada hombre la posición paterna es una búsqueda,y en el mismo sentido la posición masculina también lo es. De este modo a la pregunta por el padre podríamos agregar el interrogante : qué es un hombre? Hay a mi entender una pretensión en Lacan respecto de la posición masculina que merece ser considerada, una exigencia que va más allá de la identificación imaginaria con el padre que le permitiría al niño una identificación ideal con su propio sexo, más allá de la elección de objeto heterosexual y es la de convertirse él mismo en padre, ser un padre. Cobra aquí sentido una frase del Seminario 5 que es el corolario de lo tres tiempos del Edipo:"...en cuanto viril, un hombre es siempre más o menos su propia metáfora."(5) Esta frase se presta a varias lecturas posibles. Por un lado el varón es en cierto modo la metáfora del padre, por el otro su título de virilidad está a la espera y se verificará su posición de hombre en el momento de ponerlo en juego El padre es una metáfora.
La metáfora paterna es el nombre lacaniano del complejo de Edipo. A través de dicha operación formulada en el Seminario 5, el Deseo de la Madre se articula y es sustituído por el significante del Nombre del Padre. Por su mediación el deseo materno quedará anudado a una ley y encontrará su significante en el falo. Cuál es el estatuto del Deseo de la Madre? Si a la altura del Seminario 4 es caracterizado como caprichoso y enigmático en el Seminario 5 Lacan hace referencia a una ley incontrolada. Quiero destacar entonces que gracias a la intervención del Nombre del Padre el niño logra una separación de su lugar de objeto del goce materno para alcanzar su lugar de sujeto deseante. El complejo de Edipo se ofrece como solución a la oposición entre la pulsión y la cultura. La madre será interdicta porque encarna un goce que debe ser excluído. Sabemos de los límites de esta operación, ya que el goce reprimido siempre amenaza con su retorno. La formulación de la metáfora paterna tendrá toda su importancia en la conceptualización de las estructuras clínicas. Neurosis, psicosis y perversión constituyen las diversas respuestas del sujeto a la efectividad o fracaso de la solución del Nombre del Padre, pero debemos aún dilucidar cuál es el alcance de dicha solución respecto la asunción de la posición sexuada? El Nombre del Padre es un puro significante. El padre en tanto simbólico es una construcción, es impensable, no se encuentra en ningún sitio ya que opera en la medida que está muerto. En ese sentido es el padre imposible. Se plantea ahora el problema de cuál es la articulación de este significante con el padre, es decir quien da cuerpo a la función, dimensión de capital importancia en lo concerniente a la elección del sexo a la salida del Edipo. Es en ese impasse que se dirimen las tres dimensiones de la paternidad como simbólica, imaginaria y real. El padre real y la castración. "La asunción del propio signo de la). posición viril de la heterosexualidad masculina, implica como punto de partida la castración"(6) Es en ese punto, como agente de la castración que Lacan hace intervenir al padre en su dimensión real. Esta noción sufrirá una serie de reformulaciones en la obra de Lacan y quizás constituya el punto más enigmático de su elaboración. Qué es el padre como operador real? Cuál es su estatuto? A esta altura el padre real aparece como mediador, brinda una encarnación a la dimensión simbólica, es quien toma a su cargo la intervención sancionadora de la castración. El Nombre del padre oficia como condición de posibilidad de la castración, está presente como matriz simbólica desde el comienzo de la trama edípica. El padre real es quien interviene en la disolución del Edipo, en el momento de legitimación definitiva del complejo de castración en el varón..para tener el falo como pertenencia es necesario haberlo perdido. La castración recae sobre el falo imaginario que por esta marca queda negativizado..,.es en
el tercer tiempo que el padre debe cumplir la promesa en tanto portador del falo y de este modo una vez perdido el sujeto puede recibirlo de otro que está en posición de donarlo. Me parece que este nivel es el que autoriza al sujeto hombre a devenir su propia metáfora, cuestión que escapa a la identificación con la imagen ideal del padre. Esta dimensión real no debe ser homologada con el padre de la realidad, o el padre imaginario, el padre terrible. El padre real es en verdad una paradoja : debe decir no, pero también es necesario que diga sí. No se trata en este nivel, del símbolo presente en el discurso materno sino que lo que interesa es la efectuación de su decir, el hecho de que pueda tomar la palabra. El objeto femenino En la articulación entre lo viril y la función del padre no puede quedar obviada la relación con lo femenino. Los títulos se ponen en juego en la confrontación con la castración, y lo femenino constituye uno de sus representantes. Desde esa óptica interrogar la función del padre también supone cuestionar el modo ha resuelto para el hijo la cuestión de la mujer. Desde ese punto de vista fórmula de la metáfora paterna hace referencia al Deseo de la madre pero está aún soslayada la cuestión de lo femenino. En el caso Juanito encontramos las aporías de la función real del padre. No hay padre real Juanito se sitúa en una posición pasivizada. Aunque conserve el apego por el objeto.heterosexual hay algo no legitimado en su posición, de ahí que su relación con el objeto femenino no esté asegurada. y guarde cierta ambigüedad. Se destaca en el caso la propia posición del padre en torno a la mujer en la medida que queda él mismo sujetado a la ley materna. Desde esta perspectiva Juanito será un caballero pero jamás un hombre y menos aún un padre.,. Algunas consideraciones. Para finalizar quiero acentuar algunas de las ideas planteadas en este recorrido. 1-1- La correlación para el varón entre el hombre y el padre, correlación que en el Seminario 4 implica casi una convergencia. 2-2- La posición heterosexual se define a partir de la asunción de una posición inconciente que no se agota en las identificaciones imaginarias ni en las apariencias de la elección de objeto. 3-3- La ingerencia del Nombre del padre no basta para la elección de la posición sexuada.
4-4- El vínculo entre el padre real y la castración.es cuestión determinante para que el varón asuma sus títulos. 5-5- La particular confrontación del hombre con el objeto femenino es un parámetro fundamental. Es en dicha confrontación que se pone en juego la castración. Sara Rubin Citas bibliográficas. (1)- Lacan, Jacques: El Seminario 5 "Las formaciones del Inconciente" 1957-1958 5, pág 175 (2) Ibidem : pág. 175 Paidós, Buenos Aires, 1999. (3) Lacan, Jacques : El Seminario 4 "La relación de objeto" 1956-1957, pág 203 Paidós, (4) Ibidem : pág. 206 Buenos Aires,1994. (5) Lacan Jacques : El Seminario 5 "Las formaciones del Inconciente" 1957-1958, pág. 201. Paidós, Buenos Aires 1999. (6) Lacan, Jacques : El Seminario 4 " La relación de objeto" 1956-1957,pág. 211, Paidós, Buenos Aires 1994.