Estudio de magnitud de la desnutrición infantil, determinantes y efectos de los programas de desarrollo social 2007-2012



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INSTITUTO NACIONAL DE SALUD PÚBLICA CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN NUTRICION Y SALUD Informe Final Estudio de magnitud de la desnutrición infantil, determinantes y efectos de los programas de desarrollo social 2007-2012 Descripción de los principales problemas de nutrición y análisis de la integralidad de los programas sociales para resolver las principales causas del problema Investigadores responsables: Teresa Shamah Levy, Juan A. Rivera Dommarco, Salvador Villalpando Hernández, Lucia Cuevas Nasu, Armando García Guerra. Colaboración: Erika Mayorga Borbolla, Danae Gabriela Valenzuela Bravo. Cuernavaca, Morelos. 1ro de octubre de 2012

SÍNTESIS EJECUTIVA La desnutrición es la consecuencia más directa del hambre, provoca efectos negativos en la salud, en la educación y a lo largo del tiempo en la productividad y el crecimiento económico de un país. En México, la desnutrición en niños menores de 5 años de edad durante varias décadas ha sido considerada uno de los principales problemas de salud pública asociada a una alta prevalencia de morbilidad y mortalidad. Con base en lo anterior, se han llevado múltiples esfuerzos gubernamentales a través de la implementación de diversos programas dirigidos a mejorar la salud y la nutrición de los niños, mismos que, a través de los años, han sido evaluados, modificados y mejorados, adaptándose a las necesidades de la época, basándose en evidencia científica proporcionada por las distintas evaluaciones de dichos programas. Uno de los mayores problemas aún vigente en México, en la población menor de 5 años es la talla baja, la cual indica que el individuo que la padece ha pasado por periodos prolongados de deficiencias nutricias que le impiden crecer y desarrollarse normalmente. A pesar de que en los últimos 20 años en México se ha observado una disminución en la prevalencia de talla baja, esta continúa siendo un problema grave de salud pública en menores de 5 años. Otro problema de malnutrición asociado a la deficiencia es la anemia. Como consecuencia, las implicaciones de estas carencias resultan en daños físicos y cognitivos irreversibles, mismos que pueden perjudicar el estado de salud y nutrición de los niños y en el futuro tener consecuencias sociales y económicas. Con base en lo anterior, el objetivo de este documento es generar información relevante y actualizada sobre la frecuencia, distribución y tendencia de las condiciones de desnutrición infantil y sus determinantes, así como sobre la oferta institucional de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) para atender los problemas de nutrición de dicha población, además de cuantificar la magnitud de

la desnutrición en la población de menores de cinco años, en general, en los que forman parte de hogares del cuartil más pobre de la población. Para el presente análisis, partimos de la base que la desnutrición infantil tiene orígenes complejos que involucran determinantes biológicos, socioeconómicos y culturales. Al respecto, la información que se tiene para monitorear la magnitud y distribución de la desnutrición en nuestro país son las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (ENSANUT 2006 y 2012). De acuerdo con la ENSANUT 2012 la prevalencia nacional de talla baja (puntaje Z de talla para la edad <-2 desviaciones estándar (DE), OMS) en niños menores de 5 años es de 13.6%, la cual representa una disminución de 1.9 puntos porcentuales con respecto a la prevalencia observada en la ENSANUT de 2006 (15.5%). La prevalencia de anemia para el 2012 se ubicó en 23.3% para los menores de 5 años de edad, 0.4 puntos porcentuales menor que la prevalencia reportada en 2006 (23.7%). A pesar de los esfuerzos llevados a cabo para su erradicación, estas cifras permanecen altas. Asimismo, se estimaron los indicadores de desnutrición, anemia y percepción de los hogares con inseguridad alimentaria a partir de la información de la ENSANUT 2012 en población menor de 5 años de edad representativos del cuartil de condiciones de bienestar bajo, es decir del 25% de la población más pobre en nuestro país. Para el cuartil bajo de acuerdo al índice de condiciones de bienestar (ICB) (información representativa también para zonas urbanas y rurales), la ENSANUT 2012 obtuvo información de 4,280 hogares que aplicando los factores de expansión representan a 2,372,700 hogares. Los resultados más relevantes muestran que la proporción de hogares con experiencia de hambre o percepción de inseguridad alimentaria en el cuartil más bajo de acuerdo al índice de condiciones de bienestar fue de 72%, de los cuales el 33.5% corresponden a hogares en inseguridad leve, 22.7% en inseguridad moderada y 15.9% en

inseguridad severa. Al aplicar los factores de expansión, se calcula que alrededor de 1,709,300 hogares de los más pobres en el país, se encuentran en alguna categoría de inseguridad alimentaria de acuerdo a su percepción o experiencia de hambre. Se analizaron datos de 4,016 niños menores de 5 años de edad pertenecientes al cuartil bajo de nivel de condiciones de bienestar de la ENSANUT 2012 con datos de peso y talla (longitud en menores de 24 meses) válidos que representan a una población de 3,345,600 niños. El tamaño de muestra fue de 1,600 menores en zonas urbanas, que representan a 1,707,400 menores y de 2,416 en zonas rurales que representan a 1,638,200 niños en el cuartil bajo de acuerdo al índice de condiciones de bienestar en todo el país. La información de la ENSANUT 2012 refirió que cerca de 765 mil menores de cinco años del nivel bajo clasificados por el ICB tienen talla baja (22.9%), 179 mil presentaron peso bajo (5.4%) y 64 mil 500 emaciación (1.9%). Este retardo en el crecimiento lineal es mayor para los menores que habitan en las localidades rurales (27.4%) en comparación con las urbanas (18.5%). Por otro lado, los niños que presentaron peso bajo fueron poco más de 106 mil en localidades rurales (6.5%) en comparación con 72,500 en localidades urbanas (4.2%). Si comparamos con el resto del país, podemos decir, que la situación de la talla baja empeora hasta 9.3 puntos porcentuales (pp), para los niños que pertenecen a las familias en las peores condiciones de bienestar (13.6 vs. 22.9%). Para anemia se contó con información de 2,547 niños y niñas menores de cinco años pertenecientes al cuartil bajo de acuerdo al ICB, que representan a 2,487,600 individuos, de los cuales 947 habitan en zona urbana, que representan a 1,166,000 individuos y de 1,600 en zona rural que representan a 1,321,500 individuos. La prevalencia de anemia en 2012 para los menores de 5 años de ambos sexos del cuartil bajo del ICB es de 26.5%. Esta cifra se ubica por debajo (6 pp) de la prevalencia de anemia observada en la ENSANUT de 2006. La distribución por

sexo muestra que, actualmente, la anemia es mayor para los niños (28.1%) que para las niñas (24.9%), siendo que en 2006 ocurría lo contrario: las niñas tenían mayor prevalencia (33.9%) que los niños (31.1%). En ambos sexos, el pico más alto de prevalencia de anemia se presenta en el grupo de edad de 12 a 23 meses. Con base en el análisis de la información de la ENSANUT 2006 y la actual de 2012, se puede mencionar que este estudio documentó que el retardo en crecimiento (baja talla) continúa siendo un problema de salud pública que afecta principalmente a los niños más pobres del país. La anemia afecta mayormente a los niños pertenecientes al cuartil más pobre, y sobre todo a los niños de 1 a 2 años de edad. Respecto a los niños que tienen baja talla y son beneficiarios del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades (Oportunidades) y el programa de Abasto Social de Leche (Liconsa), se obtuvo que la prevalencia tanto de la talla baja como de la anemia está por debajo del 10% en niños menores de dos años que habitan en las condiciones más precarias de bienestar. Por otra parte y como es de esperarse, al igual que la baja talla, los niños que habitan en las condiciones más pobres y en zonas rurales del país son los que han percibido mayor experiencia de hambre en sus hogares y son más vulnerables a la desnutrición y a la anemia. Aproximadamente el 70% de los hogares en donde habitan niños menores de cinco años y que presentan ICB bajo, han experimentado hambre, siendo que de éstos el 38.6% presentan carencia por acceso a la alimentación, según métodos de CONEVAL. Las altas prevalencias de desnutrición se concentran en el cuartil menor de bienestar, especialmente en zonas rurales y en la población del sur del país, mientras que las altas prevalencias de anemia, aunque afectan en su mayoría a la población de menores condiciones de bienestar, se encuentran también en los

sectores de condiciones medias de bienestar. El descenso en la desnutrición ha sido insuficiente y las políticas y programas a partir del 2012 deben dirigirse a lograr mayor efectividad en la disminución de la desnutrición en los sectores más vulnerables. El marco multicausal de la desnutrición propuesto por la UNICEF 1,2, muestra una perspectiva de la problemática vista desde sus causas básicas, mostrando a la pobreza como eje central de la misma y en la que la carencia de recursos es un determinante de la falta de acceso a la educación, los alimentos, los servicios de salud y de saneamiento básico que forman parte de las causas subyacentes de la desnutrición. Como consecuencia de las causas subyacentes, se obtiene una ingesta inadecuada de alimentos y un estado repetido de enfermedad que puede establecer un ciclo vicioso y dar como resultado repercusiones a corto plazo tan importantes como lo son la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad y otras a largo plazo que repercuten en la vida adulta del individuo, provocando una menor capacidad intelectual, productividad económica y desempeño reproductivo, además de mayor propensión a desarrollar enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Las intervenciones en salud y nutrición que atiendan todas estas causas, es decir, que ataquen a la desnutrición desde un enfoque multicausal pueden lograr reducciones importantes de la carga de enfermedad y la mortalidad atribuibles a la misma. Es importante resaltar, que las intervenciones deben realizarse en el periodo que va desde la gestación hasta los 24 meses de vida, al cual se le ha denominado ventana de oportunidad. Durante este periodo, las acciones que se emprendan tienen más probabilidades de prevenir las carencias nutricionales y el distanciamiento en el crecimiento entre un niño con desnutrición y un niño con un estado de nutrición normal.

En general, los programas operados por la SEDESOL atacan las causas subyacentes e inmediatas de la desnutrición señaladas en el marco conceptual de la desnutrición de la UNICEF. 1,2 Por su parte, el programa Oportunidades implementa intervenciones que abarcan desde las causas básicas de la desnutrición hasta las inmediatas, debido a que cuenta con un componente educativo, proporciona alimentos fortificados y apoyos monetarios condicionados para evitar el acceso insuficiente a alimentos, y cubre el problema de acceso a servicios de salud al brindar a sus beneficiarios la oportunidad y obligación de acudir a centros de salud comunitarios a recibir atención médica gratuita, abordando las causas subyacentes e inmediatas del problema. El Programa de Apoyo Alimentario (PAL) y el programa de leche Liconsa por otro lado, abarcan principalmente las causas subyacentes e inmediatas, otorgando a sus beneficiarios, en el caso del PAL transferencias monetarias no condicionadas y alimentos fortificados, y en el caso de Liconsa, leche fortificada. Se sugiere evaluar y mejorar de manera continua estos programas con el fin de garantizar efectos permanentes o a largo plazo. Para alcanzar la erradicación de la desnutrición en México es también necesario implementar políticas de desarrollo social que incluyan la promoción del crecimiento económico sostenido, políticas de distribución del ingreso, de acceso de la población a agua limpia, infraestructura sanitaria, alimentos saludables, educación nutricional y servicios de nutrición y salud para la población, particularmente la que se encuentra en situación de pobreza. 3,4

ÍNDICE GENERAL CONTENIDO PAG I INTRODUCCIÓN 1 1. Descripción de los principales problemas de nutrición 3 2. Reporte de principales indicadores nutricionales 13 3. Análisis de la integridad de los programas sociales para resolver las principales causas del problema 17 4. Conclusiones 26 5. Principales fortalezas, retos y recomendaciones (análisis FODA de la política de desarrollo social en materia de nutrición) 35 6. Anexos 41 7. Bibliografía 62

INTRODUCCIÓN A principios del siglo pasado la desnutrición en niños menores de 5 años de edad era considerada uno de los principales problemas de salud pública en México, debido a la alta prevalencia de morbilidad y mortalidad. 5 Con el fin de lograr un impacto positivo en el estado de nutrición de la población, las autoridades gubernamentales se dieron a la tarea de crear diversos programas que atendieran las prioridades en salud y nutrición del país. A través de los años, algunos de ellos han sido evaluados, modificados y mejorados adaptándose a las necesidades de la época, basándose en evidencia científica proporcionada por las distintas evaluaciones de dichos programas. Uno de los mayores problemas aún vigente en México en la población menor de 5 años es la talla baja, la cual indica que el individuo que la padece ha pasado por periodos prolongados de deficiencias nutricias que le impiden crecer y desarrollarse normalmente. Como consecuencia, las implicaciones de estas carencias resultan en daños físicos y cognitivos irreversibles, mismos que pueden perjudicar el estado de salud y nutrición de los niños y en el futuro tener consecuencias sociales y económicas. Aunado a ello, otro problema de malnutrición en nuestro país que se ha tratado pero no erradicado, es la anemia, tanto en niños como en mujeres en edad reproductiva. En lo que respecta a los menores de 5 años, este problema tiene consecuencias importantes tales como alteraciones del desarrollo psicomotor, retardo del crecimiento físico, disminución de la capacidad motora cuando ocurre antes de los dos años, alteraciones en la inmunidad celular y como consecuencia aumento de la duración y severidad de las infecciones, en edades posteriores. 6,7,8 En las mujeres, la anemia se asocia a mayor mortalidad y morbilidad materna, también se relaciona con disminución de la respuesta inmunológica, la capacidad de trabajo físico, el rendimiento cognoscitivo y el desarrollo psicosocial. 9,10 1

El objetivo del presente documento es generar información relevante y actualizada sobre la frecuencia, distribución y tendencia de las condiciones de desnutrición infantil y sus determinantes, así como sobre la oferta institucional de la SEDESOL para atender los problemas de nutrición de dicha población, además de cuantificar la magnitud de la desnutrición en la población de menores de cinco años, en general, en los que forman parte de hogares del cuartil más pobre de la población. 2

DESCRIPCIÓN DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DE NUTRICIÓN Los principales problemas de nutrición en la población infantil mexicana, con énfasis en los niños menores de 5 años de edad son la desnutrición específicamente la baja talla y la anemia por deficiencia de hierro. 1.1. DESNUTRICIÓN A pesar de que en los últimos 20 años en México se ha observado una disminución en los diferentes tipos de desnutrición infantil la prevalencia de baja talla, continúa siendo un grave problema de salud pública en menores de 5 años de edad. La baja talla es reflejo de los efectos negativos acumulados a lo largo del tiempo. Este tipo de desnutrición está definido por el indicador antropométrico talla para la edad (puntaje Z de talla para la edad <-2 desviaciones estándar (DE), OMS). Es el tipo desnutrición infantil más importante para la evaluación de la desnutrición a largo plazo, ya que refleja el crecimiento lineal y se correlaciona de manera consistente con el efecto de una nutrición deficiente o salud inadecuada por un periodo largo y acumulado. A este tipo de desnutrición también se le conoce como desmedro. En los niños menores de 2 a 3 años de edad la baja talla se interpreta como un reflejo de un proceso continuo de no crecer, de detención del crecimiento; mientras que en niños mayores de 3 años de edad su interpretación tiene que ver con un proceso de no haber crecido. 11,12 Los resultados arrojados por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT 2012) muestran una prevalencia de talla baja en niños menores de 5 años de 13.6%, la cual representa una disminución de 1.9 puntos porcentuales (pp.) con respecto a la prevalencia observada en la ENSANUT de 2006 (15.5%) (Figura 1.1). A pesar de su disminución las cifras continúan siendo inaceptablemente altas. 3

Otro tipo de desnutrición infantil es el que relaciona la masa corporal con la edad cronológica de los niños y está influida por la talla y el peso. Este tipo de desnutrición está definido por el indicador antropométrico peso para la edad (puntaje Z de peso para la edad <-2 DE, OMS) y se le conoce como bajo peso para la edad. En términos epidemiológicos, el uso de este indicador se recomienda como el estimador más fidedigno de la prevalencia actual de desnutrición en los niños menores de cinco años. Una de las principales desventajas de este indicador es que falla en detectar niños bajos o altos según su peso corporal. En el ámbito nacional, la prevalencia de bajo peso disminuyó de 3.4% en 2006 a 2.8% en 2012 (Figura 1.1) La relación del bajo peso corporal con la talla se le conoce como emaciación (puntaje Z del peso para la talla por debajo de -2 DE, OMS). Su uso no es recomendado en poblaciones que hayan sido afectadas de manera prolongada en su crecimiento por el efecto de la desnutrición crónica, ya que los segmentos corporales superior e inferior se encuentran distorsionados en su proporción, por lo tanto, impide la comparabilidad con la población de referencia, misma que se basa en niños con crecimiento y relación de segmentos normales. La emaciación o desnutrición aguda nos indica un déficit en tejidos y masa grasa comparado con un niño de la misma estatura. En nuestro país la prevalencia de emaciación se ha mantenido desde la encuesta de 1999 en menos del 2% en la población de niños menores de 5 años de edad. Para la población más pobre de nuestro país (25% de población en el índice de condiciones de bienestar (ICB) bajo * ) la baja talla se presentó en poco más de 765 * ICB: Se construyó un Índice de Condiciones de Bienestar, el cual se asocia a las condiciones de pobreza de los hogares, utilizando el análisis de componentes principales con variables de las características de las viviendas, bienes y servicios disponibles. Se seleccionaron 8 variables que son: los materiales de construcción del piso, las paredes y el techo, el número de cuartos que se usan para dormir, la disposición de agua, la posesión de automóvil, el número de bienes domésticos (refrigerador, lavadora, microondas, estufa y boiler) y el número de aparatos eléctricos (tv, cable, radio, teléfono y computadora). Se seleccionó como índice el primer componente que acumula el 40.5% de la variabilidad total, con un valor propio (lambda) de 3.24. Finalmente, se clasificó el nivel en cuartiles para identificar al 25% de los más pobres del país. 4

mil niños y niñas, lo cual representa una prevalencia del 22.9%. Si comparamos con el resto del país, podemos decir que la situación de la talla baja empeora hasta 9.3 pp, para los niños en condiciones poco favorables para el crecimiento (13.6 vs. 22.9%). (Ver anexo 6.1 para mayor detalle en la metodología de análisis). En cuanto al bajo peso, 179 mil menores de cinco años lo presentaron (5.4%) y 64 mil 500 emaciación (1.9%) (Cuadro 1.1.1). El retardo en el crecimiento lineal (baja talla) es mayor para los menores que habitan en las localidades rurales más pobres del país (27.4%) en comparación con las urbanas (18.5%). Por otro lado, los niños y niñas que presentaron peso bajo fueron poco más de 106 mil en localidades rurales (6.5%) en comparación con 72,500 en localidades urbanas (4.2%) (Ver anexo 6.2.). La tendencia en el tiempo (cuadro 1.1.1) muestra una disminución en la prevalencia de baja talla de 42.7% en 1999 a 22.9% en 2012 en la población más pobre del país, es decir, una disminución de casi 20 puntos porcentuales en 13 años. A pesar de que para las localidades rurales la talla baja pasó de 47.7% en 1999 a 27.4% en 2012, es decir 1 de cada 3 niños, las cifras continúan siendo altas (figura 1.2). En el anexo 6.2.2, 6.2.3 y 6.2.4 se presenta la información de las prevalencias de desnutrición en los menores de cinco años por entidad federativa en 2006 y 2012. Los estados con las mayores prevalencias de baja talla en el cuartil bajo de ICB en 2006 fueron Yucatán (48.3%), Guerrero (37.7%), Chiapas (36.8%), estado de México (35.8%) y Jalisco (35.5%). Actualmente estos mismos estados presentan prevalencias menores al 30%, con excepción del estado de Chiapas que actualmente es el estado con la mayor prevalencia de baja talla (36.6%), con más de 150 mil niños en dicha condición (ver anexo 6.2.3). La prevalencia de emaciación (peso bajo para la talla) en el ámbito estatal en las localidades más pobres en 2012 oscila en el rango de 0.2% a 3.7% en 19 estados de la república mexicana. El estado de Zacatecas tiene la prevalencia más alta (6%), sin embargo se recomienda considerar la cifra con cautela debido al 5

reducido tamaño de muestra (se trata de la estimación en sólo 5 niños menores de cinco años en el estado). Alrededor de 13 estados no presentaron niños con emaciación (ver anexo 6.1.4). Estas bajas prevalencias en nuestro país son importantes pues la desnutrición aguda incrementa el riesgo de infección y muerte, en especial entre los niños que no son alimentados al seno materno. En contraste, un problema actual de malnutrición en nuestro país es el elevado consumo de alimentos de baja calidad, asociado a múltiples factores 13, que genera que la población infantil se encuentre en riesgo de presentar sobrepeso u obesidad. A pesar de no ser uno de los objetivos del estudio, se presenta información sobre la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población menor de cinco años de la ENSANUT 2012, la cual mostró un aumento de 1.3 puntos porcentuales de 2006 (8.4%) a 2012 (9.7%) en los menores de 5 años (sobrepeso más obesidad: puntaje Z del índice de masa corporal para la edad >+2 DE, OMS). Estas cifras son altas dadas las graves consecuencias para la salud en el corto y largo plazo que acarrean. En el presente documento no se ahonda en la magnitud de este grave problema de salud pública ni sus causas; sin embargo, es un tema relevante y con una tendencia al aumento que requiere un análisis de mayor profundidad. 6

% Figura 1.1. Comparación de la prevalencia de bajo peso, baja talla y emaciación en menores de 5 años de edad de la ENN-88, ENN-99, ENSANUT-2006, ENSANUT-2012 y del cuartil bajo de ICB. México. 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 26.9 10.8 6.2 26.5 21.5 22.9 15.5 13.6 11.2 5.6 3.4 5.3 5.4 2.1 2.0 2.8 1.6 2.4 2.4 1.9 ENN 1988 ENN 1999 ENSANUT 2006 Bajo peso Baja talla Emaciación ENSANUT 2012 42.7 ENN 1999 ENSANUT 2006 ENSANUT 2012 Nacional Cuartil bajo del ICB Cuadro 1.1.1. Prevalencia de bajo peso, baja talla y emaciación en menores de cinco años del cuartil bajo de ICB de la ENN-1999, ENSANUT 2006 y ENSANUT 2012, por tipo de localidad de residencia y a nivel nacional. México ENN-1999 ENSANUT-2006 ENSANUT-2012 Localidad Condición % IC95% % IC95% % IC95% Urbano* Bajo Peso 10.8 (9.8,11.9) 4.7 (2.8,7.6) 4.2 (3.0, 5.9) Baja Talla 32.8 (29.8,35.9) 20.8 (16.8,25.5) 18.5 (15.6, 21.8) Emaciación 2.2 (1.8,2.6) 3.1 (1.9,4.9) 1.7 (1.0, 2.8) Rural* Cuartil Bajo* Bajo Peso 11.4 (9.7,13.4) 5.9 (4.3,8.0) 6.5 (5.3, 8.0) Baja Talla 47.7 (44.8,50.7) 31.6 (27.1,36.5) 27.4 (24.2, 30.8) Emaciación 2.5 (2.0,3.2) 1.7 (1.1,2.8) 2.2 (1.5, 3.2) Bajo Peso 11.2 (10.0,12.6) 5.3 (4.0,7.0) 5.4 (4.4, 6.4) Baja Talla 42.7 (40.3,45.0) 26.5 (23.3,30.0) 22.9 (20.7, 25.3) Emaciación 2.4 (2.0,2.9) 2.4 (1.7,3.3) 1.9 (1.4, 2.6) Nacional Bajo Peso 5.6 (5.1,6.2) 3.4 (2.8,4.2) 2.8 (2.4,3.3) Baja Talla 21.5 (20.2,22.6) 15.5 (13.9,17.1) 13.6 (12.6,14.7) Emaciación 2.1 (1.7,2.4) 2.0 (1.6,2.6) 1.6 (1.3,2.0) *Datos representativos del cuartil bajo del ICB 7

Figura 1.2. Comparación de la prevalencia de baja talla en menores de 5 años de edad del cuartil bajo de ICB de la ENN-88, ENN-99, ENSANUT-2006 y ENSANUT- 2012 por localidad. México 60 % 50 40 30 20 32.8 20.8 18.5 47.7 31.6 27.4 42.7 26.5 22.9 ENN 1999 ENSANUT 2006 ENSANUT 2012 10 0 Urbano Rural Cuartil bajo 1.2. ANEMIA Otro problema importante de salud pública en nuestra población, mencionado al inicio de este capítulo, es la anemia por deficiencia de hierro. Actualmente, de acuerdo con datos de la ENSANUT 2012, 23.3% de los menores de 5 años de edad presentan anemia; tan sólo 0.4 puntos porcentuales menos que en la prevalencia reportada en 2006 (23.7%). A pesar de los esfuerzos llevados a cabo para su erradicación, estas cifras permanecen altas. Existen otros tipos de anemia ajenos a la deficiencia de hierro, asociada a la deficiencia de otros micronutrientes. Los datos más recientes de prevalencias de deficiencias de micronutrimentos en niños menores de 5 años corresponden a la ENSANUT 2006. En dicha encuesta la prevalencia de deficiencia de reservas de hierro fue de 26% (medida como concentración de ferritina sérica <12µg/L) y la prevalencia de deficiencia de hierro tisular fue de 15.7% (medida como concentración de receptor de transferrina sérico >6mg/L). Además, se encontró una prevalencia de riesgo de deficiencia de zinc de 28.1% (medida como zinc sérico <65µg/L). 14 Estos valores ya presentaban una disminución en relación a las Para conocer la metodología para la medición de esta variable ver anexo 6.1. 8

prevalencias de 1999 (datos no mostrados). 15 Sin embargo, por el momento estos datos aún no se han analizado en la ENSANUT 2012, por lo que habrá que esperar para conocer las nuevas cifras. En lo que respecta al cuartil más bajo del ICB de la ENSANUT 2012, se analizaron datos de 2,547 niños menores de 5 años de edad, que representan a 2,487,600 individuos. La prevalencia de anemia en 2012 de esta población es de 26.5% (Cuadro 1.2.1; (ver anexo 6.3.1)). Esta cifra se ubica 6 puntos porcentuales por debajo de la prevalencia de anemia observada en la ENSANUT de 2006. La distribución por sexo muestra que, actualmente, la anemia es mayor para los niños (28.1%) que para las niñas (24.9%), siendo que en 2006 ocurría lo contrario: las niñas tenían mayor prevalencia (33.9%) que los niños (31.1%). En ambos sexos, el pico más alto de prevalencia de anemia se presenta en el grupo de edad de 12 a 23 meses, aunque cabe mencionar que los datos desglosados por grupo de edad no son representativos. Cuadro 1.2.1. Prevalencia de anemia en población de 1 a 5 años de edad, del cuartil bajo de ICB de la ENSANUT 2006 y 2012, por edad y sexo. México Grupo de edad (meses) MASCULINO ENSANUT 2006 ENSANUT 2012 % IC95% % IC95% 12 a 23 44.8 (36.1,53.9) 42.8 (34.8,51.1) 24 a 35 35.0 (27.5,43.4) 35.9 (29.0,43.3) 36 a 47 28.4 (22.0,35.9) 18.0 (12.3,25.5) 48 a 59 18.7 (12.9,26.3) 16.2 (11.5,22.5) 12 a 59* 31.1 (27.5,34.9) 28.1 (24.8,31.6) FEMENINO 12 a 23 57.0 (46.4,67.0) 39.4 (31.3,48.2) 24 a 35 38.3 (30.1,47.2) 29.0 (21.7,37.6) 36 a 47 31.3 (21.6,43.0) 18.7 (13.1,25.8) 48 a 59 15.8 (10.4,23.2) 12.1 (6.6,21.2) 12 a 59* 33.9 (29.0,39.2) 24.9 (21.2,29.1) 9

CUARTIL BAJO 12 a 23 50.9 (43.7,58.1) 41.1 (35.4,47.0) 24 a 35 36.6 (30.9,42.7) 32.5 (27.5,37.9) 36 a 47 30.0 (23.6,37.2) 18.3 (14.2,23.3) 48 a 59 17.2 (12.9,22.6) 14.2 (10.4,19.2) 12 a 59* 32.5 (29.3,35.9) 26.5 (24.1,29.1) *Datos representativos del cuartil bajo del ICB Por tipo de localidad de residencia (Cuadro 1.2.2), se observa la misma prevalencia de anemia en 2012 para localidades urbanas 26.4% y localidades rurales 26.7%. No obstante, estas cifras son menores a las reportadas en 2006 (anexo 6.3.2), donde 34.4% de niños de localidades urbanas presentaban anemia y 30.8% de los niños y niñas de las localidades urbanas, de la misma condición socioeconómica la presentaban. En el anexo 6.3.3 se presenta la prevalencia de anemia en 2006 y 2012 por entidad federativa. Actualmente, las mayores prevalencias se registran en los estados de Campeche (42.7%) y Quintana Roo (40.1%). Estos mismos estados en 2006 presentaron una prevalencia de anemia de 22.5% y 14.5%, respectivamente En 2006, los estados con las mayores prevalencias de anemia fueron Sinaloa, Distrito Federal, Aguascalientes, México, Sonora, Michoacán, Querétaro y Baja California con prevalencias por arriba de 40%, actualmente registran cifras menores al 30% (ver anexo 6.3.3). 10

Cuadro 1.2.2. Prevalencia de anemia en la población de 1 a 4 años de edad, del cuartil bajo de ICB de la ENSANUT 2012, por tipo de localidad de residencia y edad. México Localidad Grupos de edad (meses) ENSANUT 2006 ENSANUT 2012 % IC95% % IC95% Urbana 12 a 23 49.4 (38.4,60.5) 39.8 (30.6,49.8) 24 a 35 36.9 (28.4,46.3) 32.5 (24.6,41.7) 36 a 47 35.3 (25.4,46.7) 19.4 (12.5,29.0) 48 a 59 15.2 (10.4,21.8) 14.0 (8.1,23.2) 12 a 59* 34.4 (29.5,39.6) 26.4 (22.2,31.0) Rural 12 a 23 52.8 (44.8,60.7) 42.2 (35.6,49.1) 24 a 35 36.4 (28.9,44.5) 32.4 (26.5,39.0) 36 a 47 24.7 (17.8,33.3) 17.3 (13.2,22.4) 48 a 59 18.6 (12.4,27.0) 14.4 (10.1,20.2) 12 a 59* 30.8 (26.8,35.2) 26.7 (24.0,29.5) *Datos representativos del cuartil bajo del ICB 1.3. SEGURIDAD ALIMENTARIA La proporción de hogares con experiencia de hambre o percepción de inseguridad alimentaria en el cuartil más bajo de ICB se obtuvo de la ENSANUT 2012 a través de la aplicación de la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) (ver anexo 6.1) y ésta fue de 72%, de la cual el 33.5% se percibe en inseguridad leve, 22.7% en inseguridad moderada y 15.9% en inseguridad severa. Al aplicar los factores de expansión (ver anexo 6.4.1), se calcula que alrededor de 1,709,300 hogares de los más pobres en el país, se encuentran en alguna categoría de inseguridad alimentaria de acuerdo a su percepción o experiencia de hambre (Cuadro 1.3.1). Se observa un porcentaje similar entre los hogares que han experimentado hambre o perciben inseguridad alimentaria por localidades urbanas o rurales 71% urbano, 73% rural-, ligeramente los hogares de localidades rurales perciben mayor inseguridad leve (35.9%) en comparación con los hogares de localidades 11

urbanas (31.2%). En el ámbito nacional información no presentada en Cuadros en este informe- los hogares de localidades urbanas con inseguridad alimentaria representan el 51% y de localidades rurales el 66.7%. Es decir, el porcentaje de hogares con inseguridad alimentaria a nivel nacional, es menor a lo encontrado en el 25% de la población más pobre que se presenta en este informe. Cuadro 1.3.1 Prevalencia de inseguridad alimentaria en hogares del cuartil bajo de ICB* de la ENSANUT 2012, por tipo de localidad de residencia. México. CLASIFICACIÓN DE INSEGURIDAD ALIMENTARIA ELCSA URBANO RURAL Cuartil bajo % IC95% % IC95% % IC95% SEGURIDAD 28.9 (25.5, 32.5) 26.9 (24.2, 29.7) 28.0 (25.7, 30.2) LEVE 31.2 (27.8, 34.6) 35.9 (33.4, 38.5) 33.5 (31.3, 35.6) MODERADA 23.0 (20.2, 26.0) 22.3 (20.4, 24.3) 22.7 (20.9, 24.5) SEVERA 16.9 (14.2, 19.9) 14.8 (12.8, 17.0) 15.9 (14.1, 17.7) *Datos representativos del cuartil bajo del ICB 12

2.- REPORTE DE PRINCIPALES INDICADORES NUTRICIONALES: MARCO MULTICAUSAL DE LA DESNUTRICIÓN La desnutrición infantil, que afecta sobre todo a niños menores de 5 años viviendo en países de ingresos bajos y medios tiene un impacto importante en el incremento de la mortalidad y la carga de enfermedad de estos países. A nivel global, los principales problemas de nutrición son la talla baja o desnutrición crónica, la emaciación o desnutrición aguda, las deficiencias de vitamina A, zinc, hierro y yodo. En conjunto estos problemas son responsables de millones de muertes infantiles y de un gran porcentaje de la carga total de enfermedad de un país. 16 En el caso particular de México, los principales problemas referentes a la desnutrición son la talla baja y la anemia. La desnutrición infantil tiene orígenes complejos que involucran determinantes biológicos, socioeconómicos y culturales. El marco conceptual multicausal de la desnutrición de la UNICEF 1,2 (Figura 2.1) muestra las causas básicas, subyacentes e inmediatas de la desnutrición infantil. Las determinantes inmediatas se refieren a factores y patrones de conducta individuales, mientras que las subyacentes tienen que ver con la disponibilidad y acceso a alimentos y servicios educativos, sanitarios y de salud en el ámbito comunitario, y las causas básicas se refieren a la manera en que la sociedad se organiza y distribuye los recursos materiales, la riqueza y el poder político. El grado de equidad en la distribución de la riqueza, el poder, la información y la capacidad de influir en decisiones políticas determina que algunos grupos sociales se encuentren en riesgo de padecer desnutrición, mientras que otros no. La pobreza, funge como eje central del marco multicausal de la desnutrición ya que la carencia de recursos es un determinante de la falta de acceso a la educación, los alimentos, los servicios de salud y de saneamiento básico que forman parte de las causas subyacentes de la desnutrición. De entre estas 13

causas, el acceso limitado a servicios de salud de calidad y de saneamiento básico, así como la falta de higiene (tratamiento de agua en el hogar, lavado de manos, control de enfermedades parasitarias), pueden llevar al niño o niña que las padece al estado de enfermedad grave. Por otro lado, la falta de educación y promoción nutricional, prácticas inadecuadas de lactancia materna exclusiva y alimentación complementaria y falta de seguridad alimentaria en el hogar, pueden ocasionar una ingesta inadecuada de alimentos. Esto aunado al estado de enfermedad lleva a la manifestación de desnutrición infantil, lo que puede establecerse como un círculo vicioso en el cual la desnutrición propicia un cuadro agudizado de enfermedad y ésta a su vez produce mayor desnutrición. El estado de desnutrición en niños menores de 5 años y especialmente en niños menores de 2 años tiene repercusiones a corto plazo tan importantes como lo son la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad. Es importante destacar que la desnutrición también tiene consecuencias a largo plazo que repercuten en la vida adulta del individuo, comenzando por una menor capacidad intelectual, una menor productividad económica, un menor desempeño reproductivo, además de convertirse en adultos propensos a desarrollar enfermedades cardiovasculares y metabólicas 17. Acciones que disminuyan la pobreza y la brecha de desigualdad lograrían una disminución en la desnutrición infantil; a su vez, las intervenciones en salud y nutrición pueden lograr reducciones importantes de la carga de enfermedad y la mortalidad atribuibles a la misma. 16 La importancia de una buena nutrición se presenta desde la concepción donde un adecuado estado de nutrición materno tiene como resultado un bebé saludable, por el contrario cuando la madre tiene un índice de masa corporal bajo puede presentarse restricción en el crecimiento intrauterino, lo cual a su vez puede ocasionar bajo peso en el recién nacido. 16 Después del nacimiento, las prácticas inadecuadas de lactancia materna y alimentación complementaria por parte de la madre hacia el infante pueden causar de manera inmediata desnutrición, la baja prevalencia de lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y la inadecuada introducción de 14

alimentos complementarios de calidad y en cantidad necesaria a partir de los 6 meses de edad pueden llevar al menor a manifestar desnutrición crónica. 16 La mayor incidencia de talla baja o desmedro se da en los dos primeros años de vida, ya que es en este periodo donde existe una gran demanda de nutrientes y una alta prevalencia de enfermedades infecciosas, en especial de enfermedad diarreica que provoca una disminución en la absorción de nutrientes, anorexia y catabolismo. Por consiguiente una dieta limitada en cantidad y calidad, aunada a episodios repetidos de enfermedad pueden llevar a un retraso importante en el crecimiento, y el efecto sinérgico de la enfermedad infecciosa junto a la desnutrición provoca aumentos importantes en la mortalidad infantil. 16 El bajo consumo de alimentos de origen animal (carnes, pescados y aves), que es muy común en familias de escasos recursos, es la principal causa de anemia por deficiencia de hierro. El riesgo de padecer dicha enfermedad es mucho mayor en los dos primeros años de edad ya que los requerimientos de hierro son elevados y el consumo del mismo es muchas veces insuficiente. 16 Por otro lado, la inseguridad alimentaria que se destaca como causa inmediata de la desnutrición, que es resultado directo de la pobreza, pone en estado de vulnerabilidad a las familias que la padecen. La seguridad alimentaria se torna de vital importancia en familias que tienen entre sus miembros a niños menores de 2 años, los cuales como ya se ha mencionado, si no cuentan con los alimentos suficientes, inocuos, nutritivos y culturalmente aceptables para alcanzar sus requerimientos diarios pueden padecer desnutrición crónica. Una intervención cuyo enfoque se centre en la multicausalidad de la desnutrición infantil tomará en cuenta que muchas veces, las manifestaciones de la desnutrición se dan en conjunto. Un ejemplo de ello es la deficiencia de zinc que no sólo se encuentra relacionada con una talla baja, sino también con un aumento en la morbilidad y mortalidad como resultado de una disminución en la función inmune del niño. 16 15

Figura 2.1. Marco conceptual multicausal de la desnutrición UNICEF c c Adaptado de: UNICEF. 1,2 16

3.- ANÁLISIS DE LA INTEGRALIDAD DE LOS PROGRAMAS SOCIALES PARA RESOLVER LAS PRINCIPALES CAUSAS DEL PROBLEMA Entre las políticas y programas aplicados en México se han incluido, en diversas épocas, los siguientes: subsidios a la producción y el consumo de alimentos (incluyendo apoyos generalizados y dirigidos), venta al menudeo de alimentos básicos subsidiados, programas de distribución directa de alimentos a hogares, desayunos escolares, la fortificación de alimentos de consumo generalizado y, más recientemente, la distribución de vitamina A en dosis farmacológicas y de suplementos con micronutrientes en dosis dietéticas y la fortificación de alimentos con micronutrientes dirigidos a poblaciones específicas. Varias de estas estrategias se han acompañado de componentes de comunicación educativa. A pesar de ello, la desnutrición continúa como uno de los retos de salud pública más importantes en el país. Se han analizado y examinado desde su diseño e implementación las principales estrategias, programas y políticas que han operado en México. 18, 19, 20 En la actualidad, los programas de la SEDESOL que están enfocados a combatir la desnutrición en la población son el programa de Desarrollo Humano Oportunidades (OPORTUNIDADES), el Programa de Apoyo Alimentario (PAL), el Programa de Abasto Social de Leche a cargo de Liconsa S.A de C.V. y el Programa de Abasto Rural a cargo de Diconsa, S.A de C.V. los cuales cuentan con componentes nutricionales y acciones dirigidos a erradicar este problema. La información sobre las prevalencias de baja talla, anemia e inseguridad alimentaria que se presentan en este capítulo no son representativas de los beneficiarios de los programas sociales, únicamente ofrecen una visión de cómo se comporta el fenómeno de la baja talla, la anemia y la inseguridad alimentaria en la población del cuartil bajo del ICB beneficiarios de los programas de la SEDESOL al momento del levantamiento de la ENSANUT 2012. La desnutrición en cualquiera de sus tipos (bajo peso, baja talla y emaciación), la anemia y la inseguridad alimentaria, son problemas de salud pública que van más 17

allá de ser sólo de carácter alimentario, ya que van de la mano de diferentes factores que contribuyen al desarrollo de estos problemas. En la figura 3.1 se presenta un modelo conceptual global sobre los factores que se relacionan con la nutrición, así como las diferentes vías que afectan a la mortalidad y la discapacidad. Actualmente se llevan a cabo diversas intervenciones con el fin de disminuir dichos problemas, pero a pesar de que algunas de éstas se han llevado a cabo por mucho tiempo, no han logrado erradicarlos. Las intervenciones que son de probada eficacia para combatir la desnutrición infantil son: Promoción de lactancia materna (consejería individual y grupal) Cambio en las conductas de comunicación para mejorar la alimentación complementaria o Suplementos alimenticios adicionales en poblaciones con inseguridad alimentaria Suplementación con zinc en el manejo de la diarrea Fortificación o suplementación de vitamina A Yodación universal de la sal Intervenciones de higiene o lavado de manos Tratamiento de la emaciación severa Suplementación en contextos situacionales específicos: o Programas de transferencia de dinero condicionado (con educación nutricional) o Desparasitación o Programas con fortificación y suplementación de hierro o Telas de mosquitero tratadas con insecticida 21 Con estas intervenciones es viable reducir la baja talla, la deficiencia de micronutrientes y la mortalidad infantil. 18

Específicamente la lactancia materna y la fortificación y suplementación con vitamina A y zinc tienen un potencial enorme para reducir la carga de mortalidad y morbilidad infantil. 21 Otras intervenciones en niños que se han evaluado son estrategias para la diversificación de la dieta, suplementación con yodo y cocinar en ollas de fierro. Sin embargo, estas intervenciones cuentan con insuficiente o variable evidencia de efectividad. 21 Las intervenciones en niños que han mostrado tener poco o ningún efecto son: Monitoreo del crecimiento Suplementación con vitamina D Programas de alimentación preescolar 21 Pocas son las intervenciones para la nutrición materna que han sido evaluadas en la escala de evidencia suficiente; sin embargo, no se descarta que éstas puedan ayudar a los resultados de la salud materna y del recién nacido. Las intervenciones evaluadas son: suplementos de hierro y ácido fólico, múltiples micronutrientes, calcio y balance de energía y proteína. 21 Aunque las intervenciones que actualmente se llevan a cabo podrían hacer una clara diferencia a corto plazo, la erradicación de la baja talla también requerirá inversiones a largo plazo para mejorar la escolaridad, el nivel socioeconómico y el empoderamiento de la mujer. 21 19

Figura 3.1 Modelo conceptual de las vías de muerte y discapacidad relacionadas a la nutrición. Pobreza Contexto social y Restricción de crecimiento intrauterino Infección Político Incremento en la exposición a infecciones Inseguridad alimentaria Acceso o utilización pobre a servicios Ingestión reducida de energía Lactancia materna Deficiencia de micronutrimentos Desnutrición crónica (baja talla) Infección Emaciación severa Discapacidad Muerte Fuente: Bhutta, Z. A., Ahmed, T., Black, R. E., Cousens, S., Dewey, K., Giugliani, E., et al. (2008). What works? Interventions for maternal and child undernutrition and survival. The Lancet, 371(9610), 1-24. 20

Por otro lado, tenemos que tener en cuenta que existen intervenciones que se deben de implementar en un momento específico de la vida para que realmente tengan un efecto reversible sobre la baja talla o desmedro. Este momento es lo que se conoce como la ventana de oportunidad, que es el periodo que va desde la gestación hasta los 24 meses de vida 22, en el cual, es crucial atacar las carencias nutricionales y el distanciamiento del crecimiento de un niño con desnutrición con respecto a un niño en un estado nutricional normal. Dicho de otro modo: a medida que se alcanza un peso normal para la edad durante los 2 primeros años de vida, disminuye la mortalidad infantil. Se ha observado que durante los dos primeros años de vida la diferencia es sustancial cuando un niño cubre o no sus requerimientos nutricionales para propiciar el crecimiento normal. Cuando no se alcanzan estos requerimientos, para lograr recuperar lo perdido, se debe atacar el déficit dentro de este periodo. Por otro lado, se ha observado que los niños desnutridos a partir de los dos años de vida, por más que se le proporcionen los requerimientos nutricionales según su edad, ya no logran recuperar esos centímetros perdidos; lo único que se logra es evitar que persista la desnutrición crónica y se pierdan más centímetros de estatura y que haya una ganancia de peso. 22 Es por ello que los dos primeros años de vida son considerados como el periodo de oportunidad para intervenir a estos niños. Cabe mencionar que en diversos estudios, se ha observado que el atacar la desnutrición en este periodo no sólo tiene efecto a corto plazo, sino que también sus efectos repercuten de manera transgeneracional. Es decir, los niños que desde la gestación hasta los dos años de vida son intervenidos nutricionalmente para revertir el déficit de crecimiento, en la vida adulta tienen hijos con mejor peso al nacer, además de que su calidad de vida mejora, ya que logran tener una mayor escolaridad y por ende mejores oportunidades en la vida laboral. 22 Sin embargo, se ha observado que en los niños mayores de dos años en los que se busca un aumento en el peso para la edad, los problemas ya ocasionados en el tiempo previo, no se revierten e incluso se propician problemas de salud durante la 21

adultez, tales como aparición de enfermedades crónico degenerativas, como diabetes e hipertensión. 23 De ahí la importancia de enfatizar la prevención del déficit nutricional en mujeres en edad reproductiva y en los niños menores de dos años y enfocar mayores esfuerzos de salud pública en estas etapas de la vida. Por todo lo mencionado previamente se observa que los beneficiarios de los programas operados por la SEDESOL con componente nutricional, en su mayoría cuentan con intervenciones de probada eficacia. En este sentido, aunque la información no es representativa, en el 76.7% de las familias que reciben el programa Oportunidades, en 79.2% de las que reciben leche Liconsa y en 75.9% de las familias beneficiarias del PAL, los menores de cinco años de edad tienen una talla adecuada para su edad (cuadro 3.1). Sin embargo, se debe continuar con los esfuerzos que hasta el momento se han realizado, ya que aún existe una proporción de familias beneficiarias de estos programas con niños menores de 5 años con baja talla, en especial menores de 2 años de edad. Aunque no es representativa, la prevalencia de baja talla en familias con niños entre los 2 y 5 años de edad, es mayor respecto a las familias con niños más pequeños; esto podría explicarse por el daño ocasionado en los años previos, el cual es irreversible, por lo cual, por más que los beneficios que otorguen los programas sean adecuados, estos no logran revertir los daños producidos por las carencias nutricionales pasadas. Cabe enfatizar que la información que se presenta en esta sección no es representativa y es sólo una aproximación de la situación nutricional de los beneficiarios de los programas operados por SEDESOL al momento del levantamiento de la ENSANUT 2012. En el anexo 6.5 se muestran los cuadros con las prevalencias de baja talla, anemia e inseguridad alimentaria estratificado por edad, de la población del cuartil bajo del ICB de dichos programas. En el Cuadro 3.2 se muestra el porcentaje no representativo- de familias con niños preescolares con y sin anemia, que nos permite tener un panorama de su 22

comportamiento en la ventana de oportunidad para su intervención, es decir, los menores de 2 años de edad beneficiarios de los programas Oportunidades, leche Liconsa y PAL del cuartil bajo del ICB. En este sentido, la proporción de familias con niños menores de 5 años sin anemia son de 77.4%, 71.4% y 75.1% para Oportunidades, leche Liconsa y PAL, respectivamente. A pesar de que estos programas cuentan con intervenciones de probada eficacia, tales como alimentos fortificados con hierro, zinc y vitamina A y transferencias monetarias condicionadas con componente educativo, se puede observar que la proporción de familias con niños menores de 2 años de edad con anemia en el programa Oportunidades es de 8.7%, para el programa de leche Liconsa es de 8.6% y para el PAL es de 5.6%. Cuadro 3.1 Porcentaje de familias con niños con talla baja menores de cinco años de edad del cuartil bajo de ICB* que reciben algún beneficio de programas de desarrollo social en México, estratificado por edad Programas Familias con preescolares sin talla baja Familias con Menores de 2 años de edad con talla baja Familias con niños de 2 a 5 años de edad con talla baja % IC 95% % IC 95% % IC 95% Programa de Desarrollo Humano Oportunidades 76.7 (74.0, 79.1) 8.7 (7.2, 10.3) 14.6 (12.6, 16.8) Leche LICONSA 79.2 (72.6, 84.5) 6.4 (4.0, 9.9) 14.4 (9.4, 21.3) Apoyos monetarios del Programa de Apoyo Alimentario (PAL) 75.9 (65.3, 84.0) 9.9 (4.2, 21.3) 14.2 (9.8, 20.0) *Datos no representativos Entre las acciones que se deben reforzar dentro de los componentes de los programas para revertir los diferentes tipos de desnutrición, están la práctica de la lactancia materna y la práctica adecuada de alimentación complementaria. Como se ha observado en resultados de encuestas anteriores, como ENSANUT 2006, la práctica de la lactancia materna se da en poco más del 90% de los niños, reportando que la recibieron en algún momento de sus vidas. Sin embargo, el problema real está en la duración de ésta de manera exclusiva, ya que la duración 23

media de la lactancia materna exclusiva o predominante es de menos de 1 mes. Tan sólo el 22.3% de los menores de 6 meses recibían lactancia materna exclusiva en 2006. Así mismo, se debe orientar a las mujeres sobre el tipo de alimentos que deben de introducir a sus hijos a partir de los 6 meses de edad, enfatizando que lo más recomendable es que continúen con la lactancia materna mixta hasta los 2 años de edad. Por otro lado, se debe hacer mayor hincapié en las prácticas de higiene en las familias, tales como lavado de manos, hervir el agua, eliminación de cacharros para evitar fauna nociva, así como la desparasitación 2 veces al año, ya que estas acciones contribuyen al mejoramiento del estado de nutrición. Cuadro 3.2. Porcentaje de familias con niños con anemia menores de cinco años de edad del cuartil bajo de ICB* que reciben algún beneficio de programas de desarrollo social en México, estratificado por edad Programas Familias con preescolares sin anemia Familias con Menores de 2 años de edad con anemia Familias con niños de 2 a 5 años de edad con anemia % IC 95% % IC 95% % IC 95% Programa de Desarrollo Humano Oportunidades 77.4 (73.8, 80.6) 8.7 (6.7, 11.2) 13.9 (11.5, 16.8) Leche LICONSA 71.4 (62.0, 79.2) 8.6 (4.4, 16.2) 20.0 (13.4, 28.8) Apoyos monetarios del Programa de Apoyo Alimentario (PAL) 75.1 (63.4, 84.0) 5.6 (2.3, 12.6) 19.3 (11.0, 31.7) *Datos no representativos Ahora bien, con base en el marco multicausal de la desnutrición de la UNICEF 1,2 y el marco conceptual de las vías de muerte y discapacidad relacionadas a la nutrición, la inseguridad alimentaria es una causa subyacente de esta problemática. En el cuadro 3.3 con información no representativa del cuartil bajo de ICB- se puede observar que las prevalencias más altas de percepción de inseguridad alimentaria se dieron en los hogares beneficiarios de leche Liconsa 74.3% (29.5% inseguridad leve, 28.3% inseguridad moderada y 16.5% inseguridad 24