Tema 1: La libertad Esquema del tema: 1. El hombre: un ser social y racional. 2. El hombre: un ser libre. 2.1 Indeterminación del ser humano. 2.2 Reflexión racional y voluntad. 3. Libertad y responsabilidad. 1. El hombre: un ser social y racional Como ya vimos en el curso pasado el hombre es un animal un poco especial puesto que necesita vivir con otros miembros de su especie para llegar a ser un ser humano. Es decir, los seres humanos nos hacemos humanos conviviendo con nuestros congéneres: aprendemos a ser humanos con los demás y de los demás. De la sociedad (sea esta una pequeña familia, una aldea o toda una civilización) aprendemos todo aquello que necesitamos para sobrevivir y que nos caracteriza como personas: hablar, reír, llorar, pensar, imaginar, soñar...incluso algo tan básico y fundamental como comer o dormir lo aprendemos de la sociedad en la que crecemos y de la que formamos parte. Los seres humanos nos hacemos humanos aprendiendo de los demás. Dicho aprendizaje se denomina socialización. Podemos definir la socialización como un proceso de aprendizaje mediante el cual los individuos adoptan los modelos, las costumbres, las normas y los comportamientos de la sociedad en la que nacen y se desarrollan. También vivimos en sociedad porque así es mucho más fácil satisfacer todas nuestras necesidades y garantizar nuestra supervivencia. Si viviésemos aislados tendríamos que producir por nosotros mismos todo aquello que necesitamos: una casa, ropa, comida, herramientas, etc. En cada acto que hacemos está implicada mucha más gente de la que a primera vista podemos pensar. El hecho de comer unos huevos con patatas implica por lo menos a las siguientes personas: la que ha cultivado las patatas, la que ha criado las gallinas y recogido los huevos, quien las ha comercializado y vendido al supermercado; quien las ha llevado hasta el
supermercado; alguien que las ha traído a casa y las ha cocinado. Pero además, para todo ello hace falta gasolina que viene de países lejanos, y el gas o butano para cocinarla que también viene de muy lejos; o la electricidad en cuya producción interviene mucha más gente de la que podamos imaginar. Lo que hemos hecho hasta ahora es reflexionar sobre la condición del ser humano. Probablemente todo lo que hemos dicho ya lo sabíais pero quizás nunca habíais reflexionado sobre ello y esto pone de manifiesto otra de las características esenciales del hombre: la capacidad que tenemos para pararnos y pensar, reflexionar sobre las cosas, sobre la vida en general, es decir, eso que llamamos la racionalidad. Somos animales racionales, animales que piensan y elaboran teorías y modos de vida en torno a lo que piensan. En gran medida en esta asignatura nos vamos a dedicar a ello, vamos a pensar y reflexionar sobre ciertos aspectos de la vida del ser humano. 2. El hombre: un ser libre Los seres humanos no somos robots ni estamos programados instintivamente por eso, aunque no nos demos cuenta, estamos eligiendo continuamente. Cuando nos levantamos por la mañana para ir al instituto, cuando nos ponemos a estudiar porque tenemos un examen o cuando hacemos lo que nos gusta somos nosotros los que elegimos hacerlo. Aunque hagamos las cosas «forzados» por un compromiso o una obligación somos nosotros los que decidimos si lo hacemos o no. Tendemos a considerar que esto no es así y que gran parte de nuestros actos los hacemos obligados pero pensemos que en cada una de esas circunstancias podíamos haber hecho otra cosa. Eso significa que somos nosotros los que decidimos, aunque lo que hagamos se deba a una decisión tomada hace tiempo. Por ejemplo, si me quedo en casa estudiando aunque algunos de mis amigos han quedado para ir al cine es porque decidí estudiar medicina y dentro de dos semanas tengo un examen de anatomía. El ser humano normalmente se enfrenta a diversas situaciones en las tiene diversas posibilidades de actuación, varias alternativas entre las que elegir. Esa capacidad para elegir por nosotros es lo que denominamos libertad. Un alumno puede atender o no atender, tomar notas o no hacerlo, pensar en las musarañas o estar pendiente de lo que ocurre en clase. Lo que haga es fruto de la elección más o menos consciente del alumno. Llamamos libertad a la capacidad que tenemos las personas para decidir por nosotros mismos aquello que queremos hacer
El término libertad a veces se usa en sentidos un poco distintos que vamos a exponer a continuación: a) La libertad como capacidad para actuar sin que nadie me lo impida: estar libre de que interfieran en mi vida más allá de ciertos límites. Aquí se incluyen eso que llamamos las libertades políticas: libertad de expresión, de asociación y de reunión; la libertad religiosa, la libertad de movimiento, etc. b) Pero también podemos hablar de la libertad en un sentido más profundo, así entendida sería el deseo de poder ser nosotros mismos nuestros dueños, que nuestras decisiones dependan de nosotros mismos y no de fuerzas exteriores sean del tipo que sean. A esta última se la denomina también la libertad de la voluntad o libre albedrío. Ambos sentidos de la palabra libertad van aparecerán frecuentemente a lo largo de esta asignatura. Aunque el hombre es un ser libre, la capacidad para decidir por uno mismo se va adquiriendo a lo largo de la vida. Un niño pequeño no decide prácticamente nada, pero en la adolescencia ya se van tomando decisiones que van a configurar nuestra vida. Cuestiones banales como qué ropa me voy a poner y otras no tanto como si voy a estudiar o no. Si voy a ser un poco cotilla y me voy a dedicar a contar todo lo que sé sobre los demás siempre que pueda o voy a contener mis impulsos y a callarme porque no está bien ser tan cotilla. Si voy a ser una persona honrada o me voy a aprovechar todo lo que pueda de los demás sin que me importe nadie más que yo. Las elecciones que realizamos son las que van a configurar nuestra vida, por ello es importante que cuando decidamos nos preguntemos, entre otras cosas, a dónde me conduce esta decisión? No siempre es fácil elegir correctamente. Pero no todo lo que nos ocurre depende de nuestra voluntad. Gran parte de nuestra vida no la elegimos nosotros: no elegimos nuestro cuerpo, ni nuestra familia, lugar y época de nacimiento, etc. También hemos visto como la sociedad puede influir en nuestro comportamiento, en nuestros valores y nuestras normas. Va esto en contra de lo que hemos dicho en el párrafo anterior acerca de la libertad? Aunque es cierto que no todo lo elegimos nosotros sí que depende de nosotros lo que hagamos con todo eso que nos viene dado. Somos libres y por eso gran parte de lo que nos pasa es responsabilidad 1 nuestra. Ser responsables es hacerse cargo de las consecuencias que tienen nuestros actos. Cuando una chica se queda embarazada sin desearlo ha sido porque ha mantenido relaciones sexuales sin utilizar ninguna precaución, sin que nadie la obligue ni la 1 Se entiende por responsabilidad la obligación que tenemos de responder de nuestro comportamiento y de aceptar o asumir las consecuencias que de él se deriven.
coaccione. Por eso el embarazo es responsabilidad suya y del chico que ha mantenido las relaciones sexuales con ella. Algunos quizás dirían que no es culpa suya, que se ha dejado llevar. A lo que podemos replicar que ha sido libre de dejarse llevar. El que seamos nosotros los que elegimos nos hace automáticamente responsable de nuestros actos y ser responsable implica que tenemos que hacernos cargo de las consecuencias de nuestros actos. 2.1. Indeterminación del ser humano El hombre, como decía Ortega y Gasset, es un ser inacabado, un ser que ha de hacerse a sí mismo a lo largo de su vida y nos vamos haciendo mediante nuestros actos y nuestras decisiones. Somos nosotros los que decidimos si estudiamos o no, si somos honrados o no, si nos vamos a esforzar por hacer bien las cosas o no. Tenemos que elegir, es decir, ante cada circunstancia se nos presentas varias opciones y tenemos que elegir entre ellas y no podemos dejar de elegir, porque si optáramos por no elegir eso ya sería una elección. Nuestras posibilidades de vida no son ilimitadas, puesto que estamos influidos por la sociedad en la que vivimos, las características de nuestra familia, de nuestra ciudad, nuestra situación económica, etc., pero aun así, tenemos posibilidad de elegir. Los animales cuando nacen no tienen que hacerse a sí mismos. La cucaracha no decide sobre el tipo de vida que va a llevar, el perro no decide en qué tipo de familia va a vivir o si va a ser un perro callejero, pero nosotros sí. Nosotros decidimos si vamos a formar una familia o no, cómo vamos a educar a nuestros hijos y qué tipo de vida vamos a llevar. En definitiva, tenemos que elegir sobre una vida que nos ha sido impuesta (nosotros no hemos elegido nacer o no) y en unas circunstancias que tampoco hemos elegido (nadie elige la familia en la que nace, el sexo, la época, etc.). 2.2. Reflexión racional y voluntad Denominamos voluntad a la facultad que tiene el hombre de proponerse fines por sí mismo y actuar en consecuencia para alcanzarlos. Por ejemplo, cuando afirmamos que queremos ir al cine y decidimos hacerlo, ahí está actuando la voluntad. Decimos que ir la cine es un acto voluntario si el hacerlo ha sido decidido por mí. Este es un ejemplo bastante banal y no todos los actos voluntarios son así de simples. Forma parte de la voluntad el decidir si voy a beber alcohol o no, si voy a mantener relaciones sexuales con mi novio o no, si me voy a casar, si voy a tener hijos, etc.
Para querer hacer algo la primera condición que se tiene que dar es la de ser conscientes que podemos hacerlo, es decir, yo no puedo querer estudiar Biología si soy una mujer de la Europa del siglo IX. Por qué? Pues porque para mí no es una posibilidad, en esa época las mujeres (ni casi nadie) piensan en estudiar ni saben que existe una ciencia llamada Biología. En definitiva, para querer algo primero hay que conocer ese algo, hay que tener noticia de ese algo. De ahí la importancia de la información y del saber en la vida. Y antes de decidir hay que deliberar, esto es, estudiar las razones a favor y en contra, las consecuencias que pueden tener nuestros actos y en función de todo eso decidir, elegir alguna de las posibilidades que se me plantean. Ya sólo nos quedaría ejecutar aquello que hemos decidido. Algunas personas sostienen que no son libres porque aunque son capaces de proponerse fines, deliberar acerca de ellos y decidir qué hacer luego les falta valor para ejecutar lo decidido. Podemos responder a quien así piensa que no es que no sea libre sino que es cobarde, aunque hay que reconocer que en determinadas ocasiones hacer falta mucho valor para hacer lo que hemos decidido y podemos comprender la falta de determinación aunque sin confundirla con la falta de libertad. Vemos claramente que la racionalidad, la voluntad y la libertad son conceptos que están muy relacionados 3. La responsabilidad Como ya hemos indicado antes el hecho de ser libre indica que tengo que hacerme cargo de las consecuencias de mis actos. Si yo soy el que decido yo soy el responsable, para bien y para mal, de aquello que he decidido. Es decir, la libertad implica responsabilidad. Nuestros actos tienen consecuencias en nosotros pero también en los demás. Por eso somos responsable de lo que hacemos y los demás pueden exigirnos que justifiquemos nuestros actos o que no hagamos tal o cual cosa. Somos responsable de nuestros actos porque somos conscientes de ellos y parten de nosotros, es decir son fruto de nuestra voluntad. Son cosas que nosotros hemos decidido hacer. Es decir, tengo razones que justifican porque he elegido tal o cual cosa pudiendo haber elegido otra muy distinta. Si alguien, mientras me apunta con un revolver me obliga a robar a una tercera persona no se puede decir que yo sea responsable del robo puesto que el acto no ha salido de mi voluntad. Si soy sonámbulo y mientras duermo le pego un bofetón a mi hermano no se puede decir que yo sea responsable de dicho bofetón porque no lo he hecho de un modo consciente.
Si mientras me despido de mi novio a las tres de la mañana en la puerta de su casa con la música a todo volumen se acerca un policía y me multa no puedo decir que soy libre y que tengo derecho a escuchar música porque: - escuchar música no es ningún derecho - descansar (dormir, en este caso) sí que los es - quien está impidiendo el derecho a descansar de los vecinos de mi novio soy yo así que tendré que pagar la multa. Apéndice 1: «Voy a contarte un caso dramático. Ya conoces a las termitas, esas hormigas blancas que en África levantan impresionantes hormigueros de varios metros de alto y duros como la piedra. Dado que el cuerpo de las termitas es blando, por carecer de la coraza quitinosa que protege a otros insectos, el hormiguero les sirve de caparazón colectivo contra ciertas hormigas enemigas mejor armadas que ellas. Pero a veces uno de esos hormigueros se derrumba, por culpa de una riada o de un elefante (a los elefantes les gusta rascarse los flancos contra los termiteros, qué le vamos a hacer). En seguida, las termitas-obrero se ponen a trabajar para reconstruir su dañada fortaleza a toda prisa. Y las grandes hormigas enemigas se lanzan al asalto. Las termitas-soldado salen a defender a su tribu e intentan detener a las enemigas. Como ni por tamaño ni por armamento pueden competir con ellas, se cuelgan de los asaltantes intentando frenar todo lo posible su marcha, mientras las feroces mandíbulas de sus asaltantes las van despedazando. Las obreras trabajan con toda celeridad y se ocupan de cerrar otra vez el territorio derruido... pero lo cierran dejando fuera a las pobres y heroicas termitas soldado, que sacrifican su vida por la seguridad de las demás. No merecen una medalla, por lo menos? No es justo decir que son valientes? Cambio de escenario, pero no de tema. En la Ilíada, Homero cuenta la historia de Héctor, el mejor guerrero de Troya, que espera a pie firme fuera de las murallas de su ciudad a Aquiles, el enfurecido campeón de los aqueos, aún sabiendo que éste es más fuerte que él y que probablemente va a matarle. Lo hace por cumplir su deber, que consiste en defender a su familia y a sus conciudadanos del terrible asaltante. Nadie duda de que Héctor es un héroe, un auténtico valiente. Pero es Héctor heroico y valiente del mismo modo que las termitas-soldado cuya gesta millones de veces repetida ningún Homero se ha molestado en contar? No hace Héctor, a fin de cuentas, lo mismo que cualquiera de las termitas-soldado? Por qué nos parece su valor más auténtico y más difícil que el de los insectos? Cuál es la diferencia entre un caso y otro?>> Ejercicio para casa
Savater, F., Ética para Amador, Barcelona, Ariel,1995, p.24. Apéndice 2: «Cuando te hablo de libertad es a esto a lo que me refiero. A lo que nos diferencia de la termitas y de las mareas, de todo lo que se mueve de modo necesario e irremediable. Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero también es cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Y aquí conviene señalar dos aclaraciones respecto a la libertad: Primera: No somos libres de elegir lo que nos pasa (haber nacido tal día, de tales padres y en tal país, padecer un cáncer o ser atropellados por un coche, ser guapos o feos, que los aqueos se empeñen en conquistar nuestra ciudad, etc.), sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser prudentes o temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda o disfrazarnos de oso de la cavernas, defender Troya o huir, etc.) xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx Segunda: Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente. No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno quiere, aunque pareciese imposible)» Savater, F., Ética para Amador, Barcelona, Ariel, 1995, p.29. Apéndice 3: «Algo, sin remedio, tenemos que hacer o que estar haciendo siempre, pues esa vida que nos es dada, no nos es dada hecha, sino que cada uno de nosotros tiene que hacérsela, cada cual la suya. Esa vida que nos es dada, nos es dada vacía y el hombre tiene que írsela llenando, ocupándola. Son esto nuestras ocupaciones. Esto no acontece con la piedra, la planta, el animal. A ello les es dado su ser ya prefijado y resuelto...al hombre le es dada la forzosidad de tener que estar haciendo siempre algo, so pena de sucumbir, mas no le es, de antemano y de una vez por siempre, presente lo que tiene que hacer. Porque lo más extraño y azorante de esa circunstancia o mundo en que tenemos que vivir consiste en que nos presenta siempre, dentro de su círculo u horizonte inexorable, una variedad de posibilidades para nuestra acción, variedad ante la cual no tenemos más remedio que elegir y, por lo tanto, ejercitar nuestra libertad...» Ortega y Gasset, J., El hombre y la gente. Madrid, Espasa-Calpe, 1972