DETECCIÓN DE MENTIRAS Autores: Pedro Delgado, Verónica Cruz e Inmaculada Delgado Detrás de una mentira siempre hay un motivo. Este motivo puede ser eludir la responsabilidad, dañar a otras personas, miedo al juicio de otras personas o a las consecuencias de nuestros actos, inseguridad, deseos de darse importancia, evadir responsabilidades, dar una visión favorable de uno mismo a los demás Sea como sea el trasfondo último de la mentira es el miedo (miedo al rechazo, miedo al castigo, miedo a herir a otros, miedo a la falta de aceptación, a no dar la talla ) Existen dos tipos básicos de mentiras: - Ocultación. Mentimos cuando ocultamos la verdad. Las mentiras de ocultación intentan retener información de forma intencionada para que el receptor interprete de forma falseada la realidad, sin necesidad de que nosotros digamos la mentira expresamente. En este caso el mentiroso siempre podrá decir que él no dijo tal cosa, que el otro hizo una deducción errónea. Cuando mentimos de esta manera lo hacemos a través de silencios, descripciones vagas, evasión de preguntas, fingimiento de emociones, reacciones de ira o indignación ante las acusaciones (fundadas y ciertas) de los demás. Exagerar la verdad también es una forma de mentir de esta manera. - Invención. Es una forma de mentir falsificando lo que sucedió o creando hechos que no han sucedido. En este caso se aprovechan las verdades a medias que son más creíbles que las mentiras completas. Se proporcionan datos, detalles y explicaciones como si fueran ciertos. Para mentir así es necesario poseer altas dosis de memoria, anticipación y habilidades teatrales para no perder la compostura.
A lo largo de una conversación la persona que miente va proporcionando claves o indicios verbales que van indicando que lo que se dice es cierto o no. Los indicios verbales de la mentira son - Lentitud del lenguaje. La persona que miente necesita más tiempo para responder. Debe ser consciente de todo lo que dice para que las piezas encajen. Puede pedir que le repitan la pregunta para ganar tiempo y elaborar una respuesta coherente. O bien puede responder muy deprisa si ya había preparado la respuesta. - Incongruencias. La persona que miente no desea dar detalles. Intenta evitar dar detalles que contradigan lo que está diciendo. - Detalles que no encajan - Negaciones enfáticas. Consiste en atenuar la respuesta para desviar la responsabilidad personal. - Distanciamiento con lo que se pregunta. Las personas sinceras utilizan descripciones cercanas y realistas. Las personas que mienten tratan de distanciarse del asunto. - Refuerzo de la credibilidad a través de expresiones como realmente, verdaderamente Mentimos más con la palabra que con el gesto, ya que hay multitud de microgestos que escapan a nuestro control. Por eso es más fácil detectar la mentira a través del movimiento, la postura y sobre todo a través de la mirada antes que a través de contradicciones en el discurso (que puede ser que sucedan pero también puede ser que la persona que miente haya urdido muy bien lo que quería decir).
Nos han enseñado que mentir está mal. Y aunque las personas mienten a menudo, mentir da miedo. Da miedo ser pillado en la mentira y dan miedo las consecuencias de decir la verdad. En función de la evaluación que hacemos de las consecuencias de ser sinceros y las consecuencias de no serlo tendemos a ser más o menos sinceros. Pero lo cierto es que mentir es incómodo. Esa incomodidad se expresa de forma inconsciente a través de nuestra comunicación no verbal. Se reconoce la mentira a través de - La mirada. Es difícil mentir con la mirada porque no podemos evitar la contracción de nuestras pupilas. Además al que miente le cuesta mantener la mirada. La persona que miente suele dirigir su mirada de forma inconsciente hacia la salida más cercana. - Frecuencia de parpadeo. La persona que miente parpadea más a menudo. - Los gestos. Cuando un niño dice una mentira tiende a taparse la boca. sabe que lo que ha dicho no es cierto. Con el tiempo vamos aprendiendo a ser más sutiles sustituyendo este gesto de taparse la boca por tocarla brevemente o rascarse la nariz. También es cierto que cuando mentimos nos crece la nariz (no es algo descarado, claro) porque cuando mentimos tenemos miedo a ser pillados y el miedo hace que aumente el flujo sanguíneo a las fosas nasales, que se expanden para tomar más oxígeno (por si hay que correr). Una mano tras la nuca también puede indicar mentira. - Expresiones faciales: si una expresión emocional dura más de cinco segundos, posiblemente es falsa. - La sonrisa. Usamos la sonrisa para enmascarar emociones negativas como ansiedad o miedo. La risa falsa encubre una emoción que no se quiere revelar y la risa nerviosa indica ocultación. Cuando la sonrisa es sincera se contrae el músculo orbicular, que eleva el párpado inferior y que provoca las famosas arruguitas en los ojos.
- La postura. La mentira nos invita a adoptar posturas defensivas (cruzar los brazos) o inclinar nuestro cuerpo hacia una salida. - El movimiento. Es habitual temblar cuando somos conscientes de que estamos diciendo una mentira. A veces las piernas tiemblan (señal de que queremos salir de esa situación). El movimiento de las manos y el cuerpo no se coordinan con lo que estamos diciendo. - La voz. Se vuelve más agudo cuando mentimos. Tendemos a elevar el tono. - La velocidad del habla. El mentiroso tiene que hilar lo que está diciendo para no contradecirse. Por este motivo es posible que el habla se haga más lenta cuando se esté diciendo una mentira. También el tiempo de respuesta es mucho más breve si la mentira ya está pensada (por la necesidad de quitarse la mentira de encima cuanto antes) Debemos tener en cuenta que un gesto aislado, fuera de contexto, no proporciona información suficiente para afirmar que la persona está mintiendo. A veces cuando somos cuestionados, aunque estemos diciendo la verdad, podemos estar tan nerviosos que es posible emitir gestos que reflejen mentiras.
Por qué es importante para nuestra labor como docentes aprender a detectar mentiras? En primer lugar porque el niño que miente tiene un problema: teme ser rechazado, al castigo, necesita dar una falsa imagen de sí mismo detectar la mentira nos ayudará a detectar el problema. Si el niño percibe que la sinceridad es más conveniente que la mentira aprenderá a decir la verdad. Si el niño teme a las consecuencias de la mentira, aprenderá a mentir mejor. Detectar mentiras también va a ayudarnos a evitar prejuzgar a nuestros alumnos y acusarles de mentir en falso cuando su excusa tenga un fundamento real. Qué podemos hacer cuando un alumno miente? Las consecuencias de decir la verdad han de ser más gratificantes que las consecuencias de mentir. Tal vez decir la verdad no sirva para evitar un castigo, pero sí podemos reforzar la sinceridad con fórmulas como ha sido muy valiente por tu parte decir la verdad, como has dicho la verdad, sólo tendrás que cumplir la mitad del castigo. Es importante entrenar a nuestros alumnos en la importancia de ser sinceros, ya que cuando mentimos los demás se acaban alejando de nosotros, cuando intentemos decir la verdad nadie nos creerá y la sinceridad es esencial para mantener relaciones interpersonales sanas y fluidas. Si deseas conocer más sobre este tema, te aconsejamos el libro del Doctor Paul Ekman titulado: Cómo detectar mentiras en los niños.