Restauración de los sistemas naturales mediterráneos de Chile central

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Transcripción:

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE FACULTAD DE AGRONOMÍA E INGENIERÍA FORESTAL DEPARTAMENTO DE CIENCIAS FORESTALES PROYECTO DE TÍTULO Restauración de los sistemas naturales mediterráneos de Chile central ESTUDIO DE CASOS DE RESTAURACIÓN DEL BOSQUE ESCLERÓFILO TESIS PRESENTADA COMO REQUISITO PARA OPTAR AL TÍTULO DE INGENÍERO FORESTAL TOMÁS ALBERTO ALTAMIRANO OYARZÚN Profesor Guía: Pablo Becerra O., PhD ENERO 2008 SANTIAGO CHILE

Hace más de un siglo que Darwin proveyó comprensión sobre el origen de las especies. Ahora sabemos algo que era desconocido para las numerosas generaciones anteriores: los humanos son sólo compañeros de viaje con otras especies biológicas en esta odisea de la evolución. Tal conocimiento debiera habernos inculcado ya un sentido de parentesco con otros seres vivos, un deseo de vivir y dejar vivir, un respeto ético por nuestros parientes cercanos y lejanos Aldo Leopold (1949) 2

A los bosques y los pájaros, a la inmensa diversidad. A la vida y su complejidad, a cada ser vivo. A la madre tierra. 3

AGRADECIMIENTOS A mi familia completa, por su constante apoyo, dedicación y cariño, por guiarme y acompañarme en este largo camino. A mis abuelos, por su sabiduría y forma de vivir. Estaré eternamente agradecido de mis padres, Eduardo y Astrid, por su amor incondicional, su apoyo sin límites, por hacer posible mí desarrollo profesional y humano, por enseñarme el camino de la libertad. A mis hermanas, Paulina y Natalia, por su amor y por ser como son. Finalmente a mi sobrina, Simona, por la alegría, cariño y por mostrarme la sabiduría de un pequeño. Siempre agradecido de todos. Un agradecimiento especial, a don Juan Gastó, profesor y maestro. Por sus grandes palabras, y por ser parte importante en la culminación de este ciclo, por mostrar los sistemas naturales desde otro punto de vista, por su visión y comprensión de la naturaleza. Así como también a cada persona que integra o integró el taller de ecosistemas, un gran espacio para hacer educación, amistad, y conservación. A los profesores Paulina Fernández y José Antonio Alcalde, por su apoyo constante, y cercanía a lo largo de esta etapa. A Pablo becerra, profesor guía de la tesis, por su gran disposición, apoyo y cercanía, por compartir sus amplios conocimientos de ecología abiertamente, y por su accesibilidad. Al proyecto Restoration of Forest Landscapes for biodiversity Conservation and Rural Development in the Drylands of Latin America (ReForLan), por el financiamiento de este trabajo. A los profesores Juan Armesto, Cecilia Smith Rámirez y Milena Holmgren, y a todo el equipo ReForLan por sus consejos y sugerencias. A Nicolás Dormal y la ONG Cultiva, por permitirme utilizar sus reforestaciones, por su gran disposición y ayuda. A mis amigos y amigas, camaradas en este gran viaje, por su gran apoyo, fuerza, ideas, y amor, por los momentos que fueron y por los que vendrán. Agradezco también a mi compañera en gran parte de esta etapa, a la Nicole, por su compañía, cariño y apoyo. Un profundo agradecimiento a las personas que me apoyaron en los trabajos de terreno, me refiero a Claudia Cossio, Daniel Salinas, Leopoldo Saavedra, Omar Ohrens, Sergio Lisoni. Y de forma muy especial a mi hermano, Gonzalo Fuster, gracias a su valiosa ayuda este trabajo se ha concretado. A todos, infinitas gracias. 4

ÍNDICE RESUMEN 12 1. INTRODUCCIÓN..14 2. OBJETIVOS...18 3. ANTECEDENTES TEÓRICOS.19 3.1. Restauración ecológica 19 3.1.1. Teoría de la restauración...19 3.1.2. Experiencias de restauración ecológica en Chile central..27 3.1.3. Recolonización natural de plantas y aves..29 3.2. Región Mediterránea de Chile. 31 3.2.1. Ubicación y clima.31 3.2.2. Geomorfología y suelos 34 3.2.3. Biodiversidad 36 3.2.3.1. Vegetación.37 3.2.3.1.1. Sucesión ecológica y ecología del bosque esclerófilo 42 3.2.3.2. Aves...45 4. ÁREA DE ESTUDIO.47 4.1. Reforestaciones en sitios con vegetación remanente... 47 4.1.1. Cerro Calán; 1,2 y 3..47 4.1.2. Parque Mahuida; 1 y 2..49 4.2. Reforestaciones en sitios sin vegetación remanente....51 4.2.1. Las Tórtolas..51 4.2.2. Los Maitenes.54 5. MÉTODOS.57 5.1. Evaluación de las Reforestaciones con especies nativas..... 57 5.1.1. Muestreo 57 5.1.2. Análisis de datos... 58 5.2. Recolonización natural de flora arbórea..58 5.2.1. Muestreo...59 5.2.2. Análisis de datos...60 5

5.3. Recolonización natural de aves 60 5.3.1. Muestreo 60 5.3.2. Análisis de datos...62 6. RESULTADOS...63 6.1. Reforestación de especies nativas 63 6.1.1. Sobre vivencia de especies 63 6.1.2. Tasas de crecimiento.66 6.1.3. Herbivoría.70 6.2. Recolonización natural de flora arbórea..74 6.2.1. Riqueza de especies y abundancia 74 6.3. Recolonización natural de aves 76 6.3.1. Riqueza de especies...76 6.3.2. Abundancia...78 6.3.3. Actividad y uso de micro-hábitat..79 7. DISCUSIÓN...81 7.1. Desempeño de especies nativas en reforestaciones.81 7.2. Recolonización natural de flora arbórea..86 7.3. Recolonización natural de aves 86 8. CONCLUSIONES..89 9. BIBLIOGAFÍA...92 10. ANEXOS 99 6

Índice de figuras Figura 1: Distribución de las zonas mediterráneas en el mundo 14 Figura 2: Diversas formas de recuperar un ecosistema degradado, formas propuestas por la ecología de la restauración.21 Figura 3: Procesos y orientaciones para una buena restauración...23 Figura 4: Superficie (ha) forestada, por especie, según región. A diciembre de 2005...28 Figura 5: Número de proyectos de reforestación con especies nativas y restauración ecológica realizados en la zona central de Chile 29 Figura 6: Variación latitudinal de las precipitaciones en Chile..31 Figura 7: Variación latitudinal de las precipitaciones en las vertientes occidental y oriental de la Cordillera de la Costa y la Cordillera de los Andes...34 Figura 8: Suelos de Chile central, entre los 29º LS y los 37º LS...36 Figura 9: Esquema de la vegetación de Chile central en un gradiente latitudinal..42 Figura 10: Esquema simplificado de la sucesión ecológica del bosque esclerófilo...44 Figura 11: Foto satelital Cerro Calán, sitios de estudio.. 47 Figura 12: Foto satelital Parque Mahuida, sitios de estudio...50 Figura 13: Foto satelital Las Tórtolas, sitios de estudio.52 Figura 14: Foto satelital Los Maitenes, sitios de estudio...54 Figura 15: Esquema de las parcelas realizadas en cada sitio de estudio 59 Figura 16: Esquema de los censos en transectos realizados en cada sitio de estudio 61 Figura 17: Esquema de los censos en estaciones realizados en cada sitio de estudio 62 Figura 18: Tasas de crecimiento por especie en Calán 1. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (Análisis de varianza, p<0,05) 66 Figura 19: Tasas de crecimiento por especie en Calán 2. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (Análisis de varianza, p<0,05) 67 Figura 20: Tasas de crecimiento por especie en Calán 3. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (Análisis de varianza, p<0,05) 67 Figura 21: Tasas de crecimiento por especie en Parque Mahuida 1. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (Análisis de varianza, p<0,05)...68 Figura 22: Tasas de crecimiento por especie en Parque Mahuida 2. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (Análisis de varianza, p<0,05)... 68 Figura 23: Tasas de crecimiento por especie en Las Tórtolas. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (Análisis de varianza, p<0,05) 69 7

Figura 24: Tasas de crecimiento por especie en Los Maitenes. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (Análisis de varianza, p<0,05) 69 Figura 25: Correlación herbivoría sobrevivencia, y herbivoría tasa de crecimiento en Calán 1 (confianza de 95%). Eje X representa el % de individuos con herbivoría por especie, y los puntos azules representan las especies de la reforestación....71 Figura 26: Correlación herbivoría sobrevivencia, y herbivoría tasa de crecimiento en Calán 2 (confianza de 95%). Eje X representa el % de individuos con herbivoría por especie, y los puntos azules representan las especies de la reforestación....71 Figura 27: Correlación herbivoría sobrevivencia, y herbivoría tasa de crecimiento en Calán 3 (confianza de 95%). Eje X representa el % de individuos con herbivoría por especie, y los puntos azules representan las especies de la reforestación....72 Figura 28: Correlación herbivoría sobrevivencia, y herbivoría tasa de crecimiento en Parque Mahuida 1 (confianza de 95%). Eje X representa el % de individuos con herbivoría por especie, y los puntos azules representan las especies de la reforestación....72 Figura 29: Correlación herbivoría sobrevivencia, y herbivoría tasa de crecimiento en Parque Mahuida 2 (confianza de 95%). Eje X representa el % de individuos con herbivoría por especie, y los puntos azules representan las especies de la reforestación....72 Figura 30: Correlación herbivoría sobrevivencia, y herbivoría tasa de crecimiento en Las Tórtolas (confianza de 95%). Eje X representa el % de individuos con herbivoría por especie, y los puntos azules representan las especies de la reforestación....73 Figura 31: Correlación herbivoría sobrevivencia, y herbivoría tasa de crecimiento en Los Maitenes (confianza de 95%). Eje X representa el % de individuos con herbivoría por especie, y los puntos azules representan las especies de la reforestación....73 Figura 32: Análisis global de riqueza (árboles < 1 m) de especies encontradas en sitios plantados (reforestaciones) vs. los sitios no plantados (controles). Media, ± Error Estándar. Letras diferentes indican diferencias significativas (p<0,05)....75 Figura 33: Análisis global de abundancia (árboles < 1 m) de individuos encontrados en sitios plantados (reforestaciones) vs. los sitios no plantados (controles). Media, ± Error Estándar. Letras diferentes indican diferencias significativas (p<0,05)....75 Figura 34: Análisis global de riqueza (aves) de especies encontradas en sitios plantados (reforestaciones) vs. los sitios no plantados (controles). Media, ± Error Estándar. Letras diferentes indican diferencias significativas (p<0,05)....77 Figura 35: Análisis global de abundancia (aves) de especies encontradas en sitios plantados (reforestaciones) vs. los sitios no plantados (controles). Media, 8

± Error Estándar. Letras diferentes indican diferencias significativas (p<0,05)....79 Figura 36: Porcentajes promedios de actividades realizadas por la avifauna en cada reforestación...80 Figura 37: Porcentajes promedios de uso de micro-hábitat por la avifauna en cada reforestación...80 9

Índice de tablas Tabla 1: Riqueza de especies y endemismo de la flora nativa de Chile mediterráneo...37 Tabla 2: Clasificaciones realizadas para el matorral y bosque esclerófilo, según diferentes autores 39 Tabla 3: Especies del bosque esclerófilo, arbóreas y arbustivas, asociadas a cada etapa sucesional, y sus respectivos agentes de diseminación. El orden muestra la posición aproximada de las especies en un gradiente de xércio a mésico 43 Tabla 4: Año, Coordenadas geográficas (UTM), Superficie (ha), Altitud (m.s.n.m.), Pendiente (%) y Exposición (º) de los sitios de estudio en el Cerro Calán 48 Tabla 5: Composición y número de especies plantadas por reforestación en el Cerro Calán 48 Tabla 6: Cobertura vegetal leñosa correspondiente a cada rango de altura en el Cerro Calán..49 Tabla 7: Año, Coordenadas geográficas (UTM), Superficie (ha), Altitud (m.s.n.m.), Pendiente (%) y Exposición (º) de los sitios de estudio en el Parque Mahuida.50 Tabla 8: Composición y número de especies plantadas por reforestación en el Parque Mahuida.50 Tabla 9: Cobertura vegetal leñosa correspondiente a cada rango de altura en el Parque Mahuida 51 Tabla 10: Año, Coordenadas geográficas (UTM), Superficie (ha), Altitud (m.s.n.m.), Pendiente (%) y Exposición (º) de los sitios de estudio en Las Tórtolas...52 Tabla 11: Composición y número de especies plantadas por reforestación en Las Tórtolas.53 Tabla 12: Cobertura vegetal leñosa correspondiente a cada rango de altura en Las Tórtolas 53 Tabla 13: Año, Coordenadas geográficas (UTM), Superficie (ha), Altitud (m.s.n.m.), Pendiente (%) y Exposición (º) de los sitios de estudio en Los Maitenes..55 Tabla 14: Composición y número de especies plantadas por reforestación en Los Maitenes 55 Tabla 15: Cobertura vegetal leñosa correspondiente a cada rango de altura en Los Maitenes..56 Tabla 16: Número de especies plantadas y su porcentaje de sobrevivencia en Calán 1. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (prueba de proporciones, p<0,05)...63 Tabla 17: Número de especies plantadas y su porcentaje de sobrevivencia en Calán 2. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (prueba de proporciones, p<0,05)...64 Tabla 18: Número de especies plantadas y su porcentaje de sobrevivencia en Calán 3. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (prueba de proporciones, p<0,05)...64 Tabla 19: Número de especies plantadas y su porcentaje de sobrevivencia en Parque 10

Mahuida 1. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (prueba de proporciones, p<0,05)...64 Tabla 20: Número de especies plantadas y su porcentaje de sobrevivencia en Parque Mahuida 2. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (prueba de proporciones, p<0,05)... 65 Tabla 21: Número de especies plantadas y su porcentaje de sobrevivencia en Las Tórtolas. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (prueba de proporciones, p<0,05)...65 Tabla 22: Número de especies plantadas y su porcentaje de sobrevivencia en Los Maitenes. Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas (prueba de proporciones, p<0,05)...65 Tabla 23: Correlación entre la tasa de crecimiento y la distancia a la copa más cercana, por especie y reforestación. Los resultados estadísticamente significativos (p<0,05) son representados con (*). Los espacios blancos indican que no hubo registros para esa especie en la reforestación, y los guiones indican que la correlación no se pudo realizar por un N muy bajo..70 Tabla 24: Resultados de los análisis de varianzas (en recolonización natural arbórea) realizados para cada par (sitio de estudio y su control). Se muestra el F, los grados de libertad y el P..74 Tabla 25: Matriz de correlaciones entre la riqueza y abundancia arbórea con las variables climáticas, altitud y año de plantación. En rojo se encuentran los resultados significativos (p<0,05)...76 Tabla 26: Resultados de los análisis de varianzas (riqueza de aves) realizados para cada par (sitio de estudio y su control). Se muestra el F, los grados de libertad y el P 77 Tabla 27: Matriz de correlaciones entre la riqueza de aves y las variables climáticas, altitud y año de plantación. En rojo se encuentran los resultados significativos (p<0,05) 77 Tabla 28: Resultados de los análisis de varianzas (abundancia de aves) realizados para cada par (sitio de estudio y su control). Se muestra el F, los grados de libertad y el P..78 Tabla 29: Matriz de correlaciones entre la abundancia de aves y las variables climáticas, altitud y año de plantación. En rojo se encuentran los resultados significativos (p<0,05).79 11

RESUMEN La crisis ambiental y social en la que nos encontramos es indiscutible, el paradigma tradicional, la globalización, las extinciones masivas de especies, el calentamiento global, la homogenización del paisaje y culturas, y la pobreza, sólo por mencionar algunas. Así, en la tierra prácticamente no existe ningún lugar que pueda considerarse prístino en su totalidad. Los climas mediterráneos en el mundo y Chile abarcan una gran diversidad y endemismo, siendo consideradas en su totalidad Hotspots (alto endemismo y grado de amenaza), por lo tanto son de gran importancia ecosistémica. Sin embargo, estos son los ecosistemas más impactados por la acción antrópica, ya que en la historia estas zonas han sido muy propicias para los asentamientos humanos, por lo que se han degradado fuertemente. Las causas más importantes de deterioro y pérdida de biodiversidad para las zonas mediterráneas son el cambio de uso de la tierra y las invasiones biológicas. En Chile la mayor cantidad de especies alóctonas se encuentra en latitudes centrales, y la concentración de la población también, por lo que se provoca una fuerte amenaza y presión sobre los bosques que coexisten en esta zona. Así, las formaciones vegetacionales que se desarrollan en este clima han sido muy intervenidas y modificadas. El objetivo es analizar las reforestaciones de especies nativas en tasas de crecimiento y sobrevivencia principalmente, para lograr comparaciones entre especies y localidades (se muestreó un total 5.776 individuos plantados), evaluando el estado y progreso de algunas reforestaciones realizadas en la zona central de Chile. Además, se verá la influencia de las reforestaciones sobre la recolonización natural de flora arbórea (44 parcelas de regeneración en total) y aves (con un total de 44 censos) en dichas zonas. Para esto último, fue necesario establecer un sitio en cada localidad como control (no plantado), para los que también se hicieron los muestreos sistemáticos, logrando así una comparación cuantitativa, y un análisis de los efectos de las reforestaciones sobre las recolonizaciones pasivas de la biota. El área de estudio en el presente trabajo es la zona central de Chile, abarcando cuatro localidades distintas en la Región Metropolitana; Cerro Calán, Parque Mahuida, Las Tórtolas (Valle interior, Ruta 5 Norte) y Los Maitenes (Camino a Farellones). En estas cuatro localidades se han realizado reforestaciones con especies nativas del bosque esclerófilo, así, en total son siete las reforestaciones de estudio: Calán 1, Calán 2, Calán 3, Parque Mahuida 1, Parque Mahuida 2, Las Tórtolas y Los Maitenes. Entre los resultados, se obtuvieron diferencias significativas (p<0,05) en 12

sobrevivencia entre especies en las mismas reforestaciones. Los resultados encontrados para las tasas de crecimiento indican diferencias significativas entre las especies, y fueron los siguientes por reforestación; en Calán 1 (F=80,591; p<0,01), Calán 2 (F=70,177; p<0,01), Calán 3 (F=51,571; p<0,01), Parque Mahuida 1 (F=2,366; p<0,05), Parque Mahuida 2 (F=4,925; p<0,01), Las Tórtolas (F=9,729; p<0,01) y en Los Maitenes (F=7,263; p<0,01). Quillaja saponaria es una de las especies que presenta una mayor tasa de crecimiento, teniendo diferencias significativas con otras especies como Cassia Closiana, Prosopis chilensis, Shinus latifolius, entre otras. En las correlaciones entre herbivoría de vertebrados (%) y sobrevivencia de especies (%), y herbivoría de vertebrados (%) y tasas de crecimiento (promedio) no se encontraron resultados significativos (a pesar de que se observó una tendencia en cada sitio de estudio). Sin embargo, se logró apreciar que las especies con mayor impacto de herbivoría son Porlieria chilensis, Prosopis chilensis y Acacia caven. Con respecto a la riqueza y abundancia de especies que recolonizan naturalmente, no existen diferencias significativas para la recolonización natural de árboles, encontrándose un escaso número de especies regenerando (4). Para la recolonización natural de aves se encontraron diferencias significativas en riqueza de aves, sólo en Calán 2 (F=8,333; p<0,05), Las Tórtolas (F=7,714; p<0,05) y Los Maitenes (F=13,363; p<0,05), en comparación con su control. En la abundancia de avifauna no se observaron diferencias significativas, sin embargo, el número de individuos aumenta en sitios reforestados en comparación con el no plantado o control. Palabras claves: Avifauna, bosque esclerófilo, Chile central, recolonización natural, región mediterránea, restauración ecológica.. 13

1. INTRODUCCIÓN Entre la gran cantidad de impactos que han sufrido los ecosistemas naturales en el mundo, se pueden mencionar la pérdida de hábitat para la vida silvestre nativa, la fragmentación de los remanentes, y las invasiones biológicas. Que se han transformado en un problema fundamental para la sobrevivencia de las especies de los parches y la estabilidad de los bosques naturales (Hoffmeister et al., 2005). Sala et al. (2000) en un estudio para determinar el panorama del mundo y la biodiversidad para el año 2100, encontró que los factores más importantes en la pérdida de biodiversidad global para ecosistemas terrestres y marinos, son cinco. En un patrón general, la importancia relativa de cada factor de cambio en la biodiversidad es la siguiente: el cambio de uso de la tierra, seguido del clima, la eutroficación de los ecosistemas (sobre todo para ambientes árticos y acuáticos), las invasiones biológicas y finalmente los cambios en la concentración de CO 2. Específicamente, en los climas mediterráneos los factores de mayor relevancia en la pérdida de biodiversidad son el cambio de uso de la tierra, y las invasiones biológicas (Sala, 2000). Este último amenaza enormemente a la biodiversidad mundial, siendo incluso un factor importante del cambio climático global (Mack et al., 2000). Los ecosistemas forestales mediterráneos abarcan el 8% de la superficie forestal global. Estas zonas se encuentran en ambos hemisferios en latitudes promedio de 30º y 45º, solo se encuentran en cinco regiones en el mundo: California, Sud África, Australia, la Cuenca del mediterráneo (Europa, Asia y África) y en Chile central. Las regiones de clima mediterráneo abarcan el 2% del área total de la tierra (Thrower and bradbury, 1973; World Conservation monitoring centre, 1992, en Dallman, 1998) y cuentan con más del 20% de la flora mundial (Montenegro et al. 2004a). Chile central corresponde a un 5% del total de las zonas mediterráneas en el mundo (Figura 1) (Dallman, 1998). California 10% Chile 5% Sud África 3% Australia 22% Cuenca del Mediterraneo 60% Fuente: Modificado de Di Castri, 1881, en Dallman 1998 Figura 1: Distribución de las zonas mediterráneas en el mundo. 14

La importancia de las zonas mediterráneas radica en la baja frecuencia de estos tipos de climas, su alto nivel de endemismo, y el gran impacto antrópico que han sufrido (Muñoz y Moreira, 2004). Chile mediterráneo es uno de los 25 Hotspot del mundo, por la alta concentración de especies endémicas y el alto grado de amenaza que presenta su biodiversidad (Myers et al., 2000), así, por el gran valor ecológico y social, su conservación es prioritaria. Los ecosistemas mediterráneos tienen climas y condiciones que han sido adecuadas para el establecimiento del ser humano, es por esta razón que las diversas formas de vida de estas regiones se han visto envueltas en una fuerte amenaza antrópica de larga data. Chile mediterráneo no ha estado exento de esto, y aproximadamente el 80% de la población (Montenegro et al., 2004b), un 30 % de la agricultura, y un 70% de las plantaciones forestales, se ubica en las latitudes correspondientes a este tipo de clima. Actualmente el bosque esclerófilo se desarrolla, en su mayoría, en forma de matorral manteniéndose como bosque sólo dentro de áreas protegidas o en lugares de difícil acceso. Cabe destacar, que sólo el 2,0 % de la superficie del bosque esclerófilo se encuentra dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (CONAF, CONAMA y BIRF, 1999). Las alteraciones antrópicas en los ecosistemas mediterráneos de Chile, tienen una larga historia, siendo la cultura antropocéntrica su eje principal. Desde hace siglos, las poblaciones humanas utilizaron el fuego para limpiar el territorio, quemando el bosque nativo se lograba ampliar la matriz agrícola y ganadera. Después que la productividad del sitio bajaba, debido a la ofensiva forma de manejar la tierra (quemas, monocultivos periódicos, etcétera), se incorporaba el ganado sin ninguna restricción que hiciera estas prácticas sustentables (Otero, 2006; Rundel, 1981 en Armesto et al., 1995). Así, la vegetación del valle central fue fuertemente reemplazada por el cambio de uso de las tierras, a condiciones más rentables para el ser humano (Baldini y Pancel, 2002), quedando los suelos desprovistos de cobertura y muy susceptibles a erosión. En la actualidad, el mayor impacto antrópico al bosque esclerófilo es la pérdida de hábitat, reflejada en los (1) cambios de bosque nativo por cultivos agrícolas y forestales, en donde un gran porcentaje de estas actividades calza con la distribución natural del bosque esclerófilo. (2) La ganadería intensiva y extensiva, continua y persistente podría considerarse como causal de variadas enfermedades en los bosques autóctonos. El ganado puede ser un modulador de la estructura y composición del bosque nativo, ya que se alimenta de plántulas y brinzales, o bien depreda los frutos y semillas de algunas especies, impidiendo su regeneración o bien aumentando su probabilidad de regeneración 15

en forma exponencial. Como ocurre en el caso del Acacia caven (Espino) al ser dispersado por el ganado como cabras, vacas y caballos (Fuentes et al., 1989; Holmgren, 2002), manteniendo el bosque en un permanente estado de sucesión primaria (regresiva), con dominio casi completo de Espino y Baccharis sp., y una gran cantidad de herbáceas introducidas. Las sabanas de espino, actualmente presentes entre los 30º y los 36º LS, son el resultado del severo cambio y eliminación de los bosques esclerófilos originarios de la zona, junto con la rapidez de su deterioro (a una escala muy corta de tiempo) (Ovalle et al, 1996). Así, es necesario cuantificar el efecto de la herbivoría del ganado sobre una amplia gama de posibilidades ecológicas, para lograr un manejo adecuado de especies animales en un ecosistema natural (Baraza et al., 2006). El pastoreo intensivo también a provocado pérdidas de suelo y erosión, las continuas huellas y caminos de tránsito de los animales (en laderas de cerros principalmente), en cantidades muy superiores a las que soporta el territorio, han iniciado y acelerado procesos de erosión muy intensos, provocando el posterior lavado del suelo y cárcavas con el paso de los inviernos (Quintanilla, 2001). El último gran factor de pérdida de hábitat en la zona mediterránea de Chile, es (3) la urbanización y demografía. Entre los años 1995 y 2000, la superficie que se encontraba cubierta por praderas y matorral esclerófilo presente en la zona central, ha sufrido muchos cambios. Sólo en la Región Metropolitana, 3.160 hectáreas fueron transformadas a uso urbano e industrial, 8.250 hectáreas se destinaron a terrenos agrícolas, y 791 hectáreas para plantaciones forestales (CONAF & CONAMA, 2003 en CONAMA 2004). Además, en los últimos 150 años la población aumentó desde 1.010.336 a 15.401.952 (INE y CONAMA, 2002), este gran impacto ha llevado a una gran fragmentación de la zona mediterránea de Chile. En general las nuevas condiciones abióticas aportadas por la fragmentación (efecto borde) inducidas por la matriz en donde se encuentra, afecta el establecimiento y reclutamiento de plantas nativas (regeneración) y favorece la invasión de especies alóctonas (provenientes de la matriz), modificando las condiciones bióticas del ecosistema, por depredación, competencia, polinización, entre muchas otras (Bustamante et al., 2003; Hoffmeister et al., 2005). La fragmentación de los ecosistemas boscosos es una de las principales causas de las invasiones biológicas, y estas se incrementan a medida que aumenta la perturbación (Bustamante y Simonertti, 2005). Por lo tanto, los remanentes de bosque nativo, y esclerófilo en particular, tienen una gran presión directa e indirecta debido a impactos antrópicos. El continuo proceso de deterioro, que ha involucrado grandes superficies, ha provocado una serie de pérdidas como; Pérdida del paisaje y belleza escénica, pérdida de suelo y su calidad, disminución y pérdida de flora y fauna nativa de la zona central, pérdidas de ecosistemas y formas de vida más complejas, y una pérdida en el equilibrio hidrológico, entre otros (Unda, 1997). 16

Por lo mencionado anteriormente, es que se hace muy necesaria la restauración de los ecosistemas degradados. En Chile particularmente, es de vital importancia que se comience a trabajar en recuperar el bosque mediterráneo. Utilizando el conocimiento que se tiene de las zonas mediterráneas (en ecología sucesional y vegetación) y generando mayor comprensión de restauración ecológica propiamente tal. En el país, son casi nulas las experiencias de restauración (con bases ecológicas), la gran mayoría de los proyectos son rehabilitaciones, reemplazos o recuperaciones de los bosques nativos, sin considerar composición (un gran porcentaje es realizado con especies exóticas), estructura (ensamble de la comunidad biológica), ni funcionalidad de los sistemas naturales. 17

2. OBJETIVOS a) General Evaluar el éxito de procesos de reforestación con especies nativas y su influencia en la generación de recolonización natural de otras especies. b) Específicos - Comparar el desempeño (sobre vivencia y tasas de crecimiento) de especies nativas esclerófilas utilizadas en diferentes reforestaciones. - Evaluar la recolonización natural de especies arbóreas en diferentes situaciones de reforestación, y establecer si difiere de lugares no reforestados. - Evaluar la recolonización natural de aves en las zonas en que se ha reforestado, y establecer si difiere de lugares sin reforestación. 18

3. ANTECEDENTES TEÓRICOS 3.1. RESTAURACIÓN ECOLÓGICA 3.1.1. Teoría de la restauración ecológica La restauración ecológica se define como el proceso de alteración intencional para establecer un ecosistema histórico nativo. El objetivo de este proceso es emular la estructura, función, diversidad y dinámica del ecosistema en cuestión (Society of Ecological Restoration, 1991 en Primack et al., 2001; Aronson et al., 1993). Además la ecología de la restauración se refiere al estudio e investigación científica sobre los métodos utilizados para realizar dichas restauraciones (Cairns y Heckman, 1996 en Primack et al., 2001). La restauración ecológica es uno de los muchos ámbitos comprendidos por la ecología aplicada, la práctica de la restauración ecológica hacen de ella un experimento ideal para las teorías científicas, es por esta razón que la restauración es considerada el test ácido de la ecología, ya que su práctica representa una prueba fehaciente de las teorías propuestas (Bradshaw, 1983; Young et al., 2005). A medida que han pasado los años y las sociedades siguen demandando más espacios y recursos, la restauración ecológica se hace una práctica cada vez más importante, y con más énfasis en aquellas partes del mundo con más degradación ambiental. 1 A pesar de ser una disciplina relativamente joven, comienza a tomar un rol protagónico en la conservación biológica, existiendo un auspicioso aumento de los estudios de restauración ecológica a partir del año 1980 aproximadamente (Ormerod, 2003; Young et al., 2005). En la actualidad, la restauración ecológica también encuentra su origen en los intentos políticos y económicos por restaurar zonas para hacerlas más productivas (recuperar su valor económico). Por ejemplo, se pueden encontrar las reforestaciones para obtener madera, el manejo de praderas sobre pastoreadas, restauración de humedales para prevenir inundaciones, entre muchas otras. Sin embargo, estás prácticas podrían considerarse, desde el punto de vista de la conservación, como insatisfactorias ya que el resultado de estas son sistemas muy simplificados en los cuales sólo algunas variables fueron partícipes de dicho trabajo. Idealmente las prácticas anteriores deberían complementarse con la teoría científica y los ecólogos, que han realizado muchos estudios para lograr una restauración ecológica más integra, en las cuales se restauren los sistemas en términos de diversidad y composición de especies, estructura de la vegetación y funcionamiento del ecosistema (Primack et al., 2001). 1 Comín, F., 2002. Revista Ecosistemas. OPINIÓN Restauración ecológica: teoría versus práctica. Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona. 19

Son variadas las formas de restauración que existen: restauración de especies, restauración del paisaje, restauración cultural, restauración de ecosistemas, entre mucho otros. En el presente trabajo se ahondará en este último. Se han distinguido cuatro formas o aproximaciones de recuperación de hábitat o ecosistemas, las cuales están dadas por la ecología de la restauración, la que provee los estudios y formas técnicas para recuperar los sitios degradados (Cairns, 1986; Bradshaw, 1990; Cairns y Heckman, 1996 en Primack et al., 2001). Las cuatro aproximaciones son las siguientes (Figura 2): 1. Ausencia de acción: Esta se puede dar por diversas causas, por lo costoso de realizar la restauración, por que estudios y experiencias anteriores han sido fallidas o por que se ha demostrado que el sistema es capaz de recuperarse sólo. 2. Reemplazo: Esta se da cuando se cambia un ecosistema degradado o en mal estado por un sistema productivo. Esta puede darse al cambiar un bosque muy degradado por praderas productivas, o por una plantación con especies de mayor valor maderero, etcétera. Es también llamada creación de hábitat ya que establece una comunidad biológica y restaura ciertas funciones ecosistémicas. 3. Rehabilitación: Busca la reparación de un sistema dañado y la recuperación de algunas de las especies originales y funciones del ecosistema. Un ejemplo de esta es la plantación de árboles nativos en un bosque degradado. Esta generalmente se centra en la rehabilitación de las especies dominantes del sistema natural o nativo. 4. Restauración o reconstrucción: Esta considera la estructura comunitaria, la composición de especies y el restablecimiento de procesos ecológicos por medio de un programa activo de modificación del sitio y reintroducción de especies, logrando de esta forma la mayor similitud con el ecosistema original. Los planes de mitigación que actualmente se realizan para aminorar el impacto sobre el medio ambiente de proyectos mineros, forestales e hidráulicos principalmente, son a través de los métodos de rehabilitación y reemplazo, haciendo de estas dos prácticas las más frecuentes en la actualidad. Esto genera un problema, ya que el reemplazo es el cambio por otro ecosistema y la rehabilitación es una restauración parcial del ecosistema original, ambos llamados también 20

restauración técnica, ya que se hace desde un punto de vista más ingenieril que biológico (Pérez y Calvo, 2004). Por lo tanto estas debieran complementarse con los principios y prácticas de la restauración ecológica, así, lograr de una forma más real el objetivo de la mitigación. Cada caso y ecosistema degrado es distinto, y si bien podría existir algún formato general que permita tener una idea de cómo recuperar un ecosistema, existen condiciones, funciones, ciclos, e interacciones específicas de cada sistema natural. Los cuales deben tenerse muy claros a la hora de manejar el sitio degradado. Por lo tanto, en cada caso específico debe decidirse cual será el camino más apropiado: restauración, rehabilitación, reemplazo o simplemente no realizar ninguna acción. Las personas que trabajan en restauración deben tener una comprensión clara de cómo operan los sistemas naturales y sociales y cuales métodos de restauración son factibles (Clewell y Rieger, 1997 en Primack et al., 2001). Fuente: Primack et al., 2001 Figura 2: Diversas formas de recuperar un ecosistema degradado, formas propuestas por la ecología de la restauración. Existen muchos factores y detalles que son determinantes en el éxito o fracaso de un programa de restauración. Tales como el costo, la disponibilidad de semillas o plántulas, la adecuada elección de especies, la velocidad de la restauración, la factibilidad de riego, la dosis de fertilizante, la preparación del suelo, y la capacidad de la comunidad final para auto-sustentarse con 21

poco o nulo manejo posterior. Existe otro factor que es de gran relevancia en el desarrollo de una restauración, que es la adyacencia a otras áreas naturales. Una de las principales recomendaciones en restauración del paisaje es maximizar la contigüidad a estas áreas, ya que los nuevos o viejos parches adyacentes proveen diferentes estructuras, hábitat, recursos y pueden satisfacer las necesidades de especies (flora y fauna) que requieran dichos hábitat. Por otro lado, estos nuevos hábitat facilitan o asisten la recolonización natural en el área, para el posterior sustento, por si solo, del sistema (Vesk y Mac Nally, 2005). Ewel (en Machado, 2001) y la Society for Ecological Restoration Intenational (SER, 2004) definen algunos criterios para saber si un ecosistema ya ha sido restaurado. Son las siguientes: (1) Sustentabilidad: si la comunidad viva restaurada se perpetúa a si misma. (2) Invasibilidad: que tan susceptible a invasiones biológicas está el sistema restaurado. (3) Productividad: debe ser tan productivo como el original (referencia). (4) Retención de nutrientes: No debe perder más nutrientes que el original. (5) Interacciones bióticas: Difícil de medir, pero las más notorias son un buen indicador (como la polinización, asociaciones para fijar Nitrógeno, Fósforo, etc.) y se notan precisamente cuando faltan. (6) Biodiversidad: una restauración exitosa debería tener índices similares a los de un ecosistema sano equivalente. (7) Amenazas: si se han eliminado la mayoría de las amenazas provenientes de la matriz que lo contiene. (8) El ambiente físico del ecosistema debe poseer la capacidad de sostener poblaciones reproductivas. Hay varias fases en la restauración ecológica, pero sin duda el primer paso es identificar y suprimir el o los factores de degradación de un ecosistema. Por ejemplo, en el caso de un ecosistema sobre pastoreado, la primera acción conducente a una restauración ecológica es la limitación del ganado, impidiendo su acceso al lugar. Luego de lo anterior un segundo paso es el restablecimiento de las condiciones edáficas, hidrológicas y microclimáticas con reintroducción de la biota. Se definieron cinco pasos o fases claves en un programa de restauración (según Hobbs y Norton, 1996 en Primack et al., 2001): - Identificar y tratar los factores o procesos causantes de la degradación. - Definir objetivos y formas de evaluación, de forma realista. - Desarrollar metodologías para implementar dichos objetivos. - Incorporar las metodologías desarrolladas en el manejo práctico del ecosistema. - Evaluar el grado de éxito y realizar un seguimiento al curso de la restauración. Cabe destacar, que estos son los temas mínimos que deben existir en un programa de restauración. Dicho programa debe ser lo suficientemente flexible como para permitir identificar las 22

limitaciones, redefinir los objetivos y mejorar las técnicas utilizadas. Ya que existen muchas detalles y procesos que podrían no estar abarcándose en la primera puesta en marcha. Higgs (1997) plantea que para lograr una buena restauración ecológica es necesario establecerse una meta, y la fijación de esta es un asunto ético como técnico. Una buena restauración debe ser en sus procesos y orientaciones; efectiva, eficiente y de conceptos amplios (o expandidos). El primer punto se refiere a la fidelidad ecológica de la restauración, dicha fidelidad tiene tres principios: replicación estructural / composicional, éxito funcional y durabilidad. El segundo punto trata de una restauración eficaz pero lograda con la menor cantidad de tiempo, trabajo, recursos y materiales posibles, es la parte de la restauración que valora la naturaleza desde un punto de vista antropocéntrico. El último punto contempla una visión integrada y holística al momento de restaurar, que incluya aspectos históricos, sociales, culturales, políticos, estéticos y morales, haciendo que la restauración se acople a dichos aspectos. A continuación se presenta una figura con los tres puntos importantes para realizar una buena restauración: Fuente: Higgs, 1997 Figura 3: Procesos y orientaciones para una buena restauración. En la base de la restauración ecológica se encuentra la fidelidad ecológica, luego se van adhiriendo las otras capas. La conservación, restauración y manejo de recursos naturales en general, es una disciplina que requiere de muchos puntos de vistas, y de profesionales de diversas áreas, ya que el objeto de estudio es la naturaleza y las relaciones históricas y actuales entre el ser humano y ella. La restauración ecológica debe ser transdisciplinaria y debe ser un resultado del trabajo de diversas 23

profesiones (desde las ciencias más duras a las más blandas), culturas, edades, experiencias, entre muchos otros. Debido a que el centro del trabajo es la inmensa complejidad de los sistemas naturales, que se comportan holística y sinérgicamente. Además, el paisaje cultural que existe hoy en día, es el resultado de la acción de las diversas culturas sobre la naturaleza, formando un ciclo de retroalimentaciones negativas y positivas entre el ser humano y su ambiente (ver anexo 1) (Naveh, 2005; Gastó et al., 2006). Las perturbaciones naturales como erupciones volcánicas, derrumbes, avalanchas, huracanes, incendios, etcétera, son muy comunes. Generalmente los ecosistemas naturales pueden restaurarse y alcanzar un estado similar al que existía antes de la perturbación mediante la sucesión. Es muy importante incorporar las sucesiones ecológicas, particulares de cada caso, a los programas de restauración. El conocimiento de las sucesiones vegetacionales en el lugar donde se está restaurando puede jugar un rol primordial, determinando los resultados de esta, facilitando y aumentando la velocidad en que se logren los objetivos propuestos (Prach et al., 2001). El problema es cuando la perturbación es constante y a gran escala, como es el caso de las intervenciones antrópicas. A lo largo de la historia, la humanidad ha intentado inducir los sistemas naturales hacia nuevas formas de organización, que se ajusten mejor a las necesidades del ser humano, esto último se vio aumentado significativamente a partir de la mitad del siglo XIX con la revolución industrial. Sin embargo, estas acciones se han realizado desde un punto de vista muy antropocéntrico, en el que las comunidades humanas se ven desconectas (irrealmente) de su medio (Rozzi, 1997). En estos casos los sistemas naturales comienzan a perder drásticamente su capacidad de recuperación, ya que la mayor parte de las especies nativas ha sido eliminada en superficies considerables y no existen fuentes de colonizadores. Bajo estos escenarios es donde se hace necesario actuar y realizar un programa que comience con una restauración inducida. La capacidad de restaurarse de un sistema natural dependerá del grado de conocimiento que se tenga de él; la magnitud de las perturbaciones que sufre, si es que existe biota nativa y su grado de variabilidad genética, grado de alteración de la hidrología, geomorfología y suelos. También depende de los costos, voluntad política y fuentes de financiamiento (Primack et al., 2001). De manera general hay dos formas de aproximarse a una restauración, una es desde abajo hacia arriba (bottom up) y la otra es desde arriba hacia abajo (top down). La primera se refiere a actuar en la base del problema, por ejemplo, para el caso de un humedal eutroficado podría ser tratar las aguas servidas e industriales para disminuir la cantidad de nutrientes vertidos al humedal. La segunda se trata de intervenir el ecosistema desde otro punto que aumente o sea una 24

consecuencia del problema, como ejemplo para el mismo caso, sería actuar sobre la cadena trófica del humedal, introduciendo especies herbívoras que disminuyan la población de algas, y así mejorar la calidad del agua. Sin embargo, la combinación de ambas formas de control son las que han dado mejor resultado cuando se trata de controlar y restaurar un sistema (Primack et al., 2001). Las actividades humanas generan grandes nuevos espacios, al ser abandonados quedan sistemas degradados, que si se realiza una preparación apropiada del sitio, podría ser restaurada la estructura, composición y procesos de los ecosistemas originales. Sin embargo, lo que comúnmente ocurre es que estos sitios permanecen abandonados, dando espacio para la colonización (invasión biológica) y establecimiento de especies y comunidades exóticas en estos sitios perturbados. Estas especies desplazan y pueden llegar a provocar la extinción de las especies nativas u originarias de ese lugar. Es por esto que se hace muy importante el criterio ecológico a la hora de rehabilitar o reemplazar un ecosistema degradado, ya que si esta práctica se realiza con especies exóticas, se pueden provocar aún mayores daños ecológicos. Esta demostrado, en un estudio en la Amazonía brasilera (Parrotta y Knowles, 1999 en Primack et al., 2001), que se genera, a largo plazo, mayor número de familias y especies en ecosistemas que se dejan regenerar solos (restauración pasiva o recolonización natural), en contraste con la menor riqueza encontrada en sitios en que se plantan con especies exóticas. Los tratamientos con plantaciones de especies nativas y selva no perturbada presentaron la mayor cantidad de familias y especies. Cabe destacar que la restauración ecológica debe ser considerada como el intento de recuperar parcialmente un ecosistema, paisaje, especie, o el objeto de la restauración. Difícilmente se recuperará la comunidad original de referencia (Balaguer, 2002), ya que volver totalmente al estado original de un sistema es imposible. Mann (2005) señala que: El inexorable paso del tiempo se plantea aquí como un impedimento básico para la restauración total de un sistema. Ello se fundamenta, tanto en la compleja realidad sistémica de la naturaleza con sus diferentes tiempos de adaptación, como en la segunda ley de la termodinámica, pues ambos determinan la imposibilidad de volver a un estado pasado en la evolución de un sistema de vida. Además, los ecosistemas, al igual que las especies, se rigen por la ley de la evolución natural que postula la irreversibilidad de las adaptaciones y la consiguiente imposibilidad de una vuelta atrás en la evolución. 25

Lo anterior se debe a que las condiciones y componentes del entorno ya fueron modificados, y difieren de aquellas que imperaban en el momento histórico en que existió el ecosistema que se quiere recuperar. En otras palabras, el rumbo evolutivo del sistema original fue modificado y redireccionado, al querer restaurar su rumbo original se requiere de la máxima semejanza (en todos los niveles de organización) al sistema original. Esto último es lo que hace imposible su total restauración y sólo puede ser parcial, ya que el ecosistema ya fue modificado. 2 La restauración ecológica es una gran herramienta para mejorar y potenciar una gran variedad de aristas. Existe un beneficio directo sobre las sociedades, ya que mejora la calidad de vida, aumentan las áreas verdes, disminuye la polución ambiental, disminuyen los desastres naturales como aluviones y derrames de cauces de aguas, etcétera. A nivel ecológico la restauración proporciona fuentes de alimento, nichos, y hábitat apropiado para la vida de la flora y fauna nativa, como sitios de nidificación para aves por ejemplo, además de recuperar las funciones y procesos del ecosistema, recuperando la armonía que existió alguna vez. Asimismo, la restauración ecológica es una eficaz herramienta para la conservación de especies amenazadas, ya que la mayoría de estas se encuentran en este estado por destrucción de hábitat y fragmentación del territorio (Hobbs y Lleras, 1995 en Primack et al., 2001). Por todo lo anterior es que al recuperar un sistema se debe pensar en la amplitud de la restauración, ya que por más que esta se realice en un lugar privado, no deja de existir siempre una gran componente pública, ambiental y social. Ya que los sistemas ecológicos no están aislados y forman parte del paisaje, en donde sus límites sociales y ambientales son mucho más extensos que los físicos. 3 La dimensión crítica para el éxito a largo plazo de las restauraciones es la dimensión social. Es estrictamente necesario incorporar a la comunidad local a los proyectos de conservación que se constituyan, ya que los actores sociales son los que habitan, hacen y deshacen en los sistemas naturales, por lo que si no se les incorpora, probablemente se vuelva a destruir y degradar. Los procesos de recuperación de un ecosistema requieren de un período de 100 o más años, es por esto que los proyectos exigen que las futuras generaciones lo continúen. La situación anterior requiere, además, que los científicos y administradores de las zonas restauradas sean participativos y no impositivos (Primack et al., 2001). 2 Mann, G., 2005. Ciclo de Tertulias: Restauración del Paisaje. Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile. 3 Comín, F., 2002. Revista Ecosistemas. OPINIÓN Restauración ecológica: teoría versus práctica. Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona. 26

3.1.2. Experiencias de restauración ecológicas en Chile La recuperación de áreas extremadamente degradadas, con bases científicas, se inicia en el país el 1889, cuando el biólogo alemán Federico Albert fue contratado por el gobierno de José Manuel Balmaceda, para controlar dunas que comenzaban a invadir terrenos de cultivos y el pueblo de Chanco (Vita, 1975, en Faúndez et al., 2002). A pesar de lo anterior, en Chile las experiencias de restauración ecológica (con bases ecológicas) propiamente tal son casi nulas, sólo existen en casos muy puntuales. Sin embargo existe un vasto conocimiento sobre el tema, pero la comunidad científica aún no los ha sabido trasmitir de una forma apropiada. Pero esto no es sólo un problema de los científicos, si no que también de las industrias, los gobiernos, de la comunidad en general, que no demuestran interés por informarse (Bradshaw, 1984). Hay muchos ejemplos de reforestaciones y restauraciones que poseían todas las herramientas para finalizar de una buena manera, y sin embargo, fracasaron. Si bien la restauración ecológica es una herramienta aplicable a todo tipo de ecosistemas, en la práctica, una gran cantidad de los esfuerzos relacionados a este ámbito, se realizan en ecosistemas con un alto nivel de alteración de sus componentes e interacciones. En la mayoría de los casos, las causas de tal degradación son grandes proyectos industriales provenientes del área minera, forestal, obras civiles e hidráulicas principalmente. Por ejemplo la forestación de relaves mineros abandonados (Green, 2002), o la restauración ambiental en obras civiles como oleoductos y gasoductos (Prado y Alvarez, 2002). Esto sugiere un mayor grado de complejidad al operar en este tipo de ecosistemas. 4 Lo anterior se debe a que Chile es un país predominantemente minero y silvoagropecuario, por lo que cuenta con grandes superficies destinadas a ello. Así, la actividad minera involucra más de 4.000 hectáreas sólo en plantas de procesamiento y depósitos de residuos entre la IV y la VII región (Sernageomin, 1992 en Rodríguez et al., 2001), y genera aproximadamente 600 mil toneladas por día de relave (Green, 2002). El sector forestal ya posee 2.109.324 hectáreas de plantaciones forestales con especies exóticas (Infor, 2005), cifra que se ha logrado gracias al Decreto Ley de fomento forestal Nº 701 de 1974 5, el que incentivó y subsidió la forestación en suelos de aptitud preferentemente forestal. Sin embargo, todas estas reforestaciones se han realizado principalmente con dos especies: Pinus radiata y Eucalyptus globulus, provenientes de Norteamérica y Australia respectivamente. La figura 4 muestra las superficies por 4 Ibaceta, C., Riveros, J., 2007. Casos de Reforestación con Flora Nativa en la Zona Central de Chile. 5 Decreto Ley Nº 701, De 1974. Sobre Fomento Forestal y Otras Disposiciones Legales. 27

región forestadas a diciembre de 2005. Cabe destacar la baja superficie que existe en la Región Metropolitana, la que corresponde, en su gran mayoría, a Eucalipto. Fuente: INFOR, CONAF, y empresas. En Infor, 2005. Figura 4: Superficie (ha) forestada, por especie, según región. A diciembre de 2005. En el país existen experiencias aisladas en restauración hidrológica forestal, en la que se comprenden mecanismos de corrección de impactos continuados sobre el suelo y la cubierta vegetal (ya que los procesos de erosión alcanzan 34 millones de hectáreas). Dichas restauraciones se basan en las cuencas hidrográficas como unidad y escala de manejo, las cuales tienen una gran fragilidad a la erosión y a los torrentes del régimen hídrico. Algunas de éstas han sido realizadas por la Corporación Nacional Forestal en el marco de restauración hidrológica forestal, protección de cuencas peri urbanas, conservación de suelos y aguas a nivel de micro cuencas, y de monitoreo hidrológico forestal. Además lo anterior se realizó con objetivos de uso múltiple; agroforestal, silvopastoral, cortaviento, protección de suelos y quebradas, y bosque productivo (Francke, 2001). De acuerdo a las actividades realizadas en Chile, en recuperación de ecosistemas degradados, es más adecuado hablar de reforestación, rehabilitación o reemplazo, más que de restauración ecológica. La gran mayoría de los esfuerzos de revegetación realizados en Chile, se han hecho con especies alóctonas de rápido crecimiento, existiendo un número reducido de reforestaciones con especies nativas, y un número aún más bajo, se ha realizado con bases ecológicas. La figura 5 representa la cantidad de proyectos de reforestación con especies nativas y restauraciones ecológicas realizadas en la zona central de Chile. De los cuales, la gran mayoría, son 28

proyectos de revegetación que se han realizado en el marco del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), siendo proyectos muy descriptivos en los que las especies se toman como entes separados e independientes de su sistema natural, por lo que también carecen de una sólida base ecológica. Proyectos de Reforestación Nativa y Restauración Ecológica en la Zona Central de Chile Número de Proyectos 25 20 15 10 5 0 IV V VI VII RM Región Fuente: Modificado de Ibaceta y Riveros, 2007 Figura 5: Número de proyectos de reforestación con especies nativas y restauración ecológica realizados en la zona central de Chile. 3.1.3. Recolonización natural de plantas y aves Existen muchos procesos naturales y antrópicos que perturban los estados naturales de los ecosistemas. La intensidad de estos disturbios tendrá efectos en la cantidad y persistencia de los cambios en la vegetación. La recolonización natural de la flora, puede ocurrir por reproducción sexual (semillas) o asexual (vegetativa). Así, el banco de semillas es la variable crítica en la recolonización de un sistema natural (Hartman, 1988; Perez y Calvo, 2004). Si el sitio a restaurar no presenta relictos de vegetación, la restauración tomará como modelos los sistemas naturales adyacentes, desde donde probablemente llegarán semillas. La sucesión secundaria permitirá lograr una comunidad estable y capaz de auto perpetuarse en el tiempo (Vallejo et al., 2003, en Perez y Calvo, 2004). Los modos de dispersión de las semillas, también juegan un rol muy importante en la recolonización natural, la dispersión zoócora de semillas es muy relevante prácticamente en todos los ecosistemas del mundo (Sorley y Andersen, 1994; Böhning Gaese et al., 1995; Watson, 1995, Kollman y Schil, 1996; Graae, 2002, en Perez y Calvo, 2004). Así, la presencia de animales dispersores es crucial en los procesos de restauración, el incremento de nichos aumenta la vida 29

silvestre y con ello la dispersión desde otros sitios hacia la zona restaurada y desde ésta hacia afuera (Perez y Calvo, 2004). Ante distintos grados de perturbación edáfica, la mayor cantidad de estrategias de reproducción será más favorable para la recolonización, contribuyendo con la diversidad del sistema (William y Hartnett, 2001). Es muy importante estudiar los distintos mecanismos por los que los disturbios afectan la recolonización vegetal en una zona. Esta comprensión debe ser en la mayor cantidad de niveles posible; composición, estructura y funcionalidad. William y Hartnett (2001) sugieren que la recolonización será más lenta cuando las perturbaciones son de mayor magnitud, y también se proporcionara mayor tiempo para la colonización de diversas especies. Por otro lado, la recolonización de aves en sitios perturbados, puede ser gradual o repentina, dependiendo de la especie que esté colonizando y del grado de degradación del lugar (Austin, 1940; Gochfled, 1976, en Post y Gochfeld, 1979). La llegada de aves dependerá de los hábitos de las especies, de que se encuentren o no los nichos correspondientes para su desarrollo, y del estado en que se encuentre la zona en cuestión. Así, las perturbaciones probablemente favorecerán las especies cuyos nichos sean ambientes abiertos y desprotegidos, y por el contrario, desfavorecerá a las especies que habiten terrenos cubiertos. Existen estudios (Morley, 1940), que han demostrado bajo seguimiento continuo a una zona perturbada, cómo comienza a colonizar la avifauna, generándose, con el paso del tiempo, mayor número de hábitat presentes, y un aumento en el número de especies habitándolos. Finalmente, los factores principales que influyen en la recolonización natural de la avifauna y la vegetación son: (a) La magnitud de la perturbación sufrida por el ecosistema, y su estado sucesional. (b) La historia natural de las especies que recolonicen (nichos, historia evolutiva, forma de vida, tipos de reproducción y dispersión, etcétera). (c) La distancia a la fuente de propágulos, o a poblaciones de aves. (d) Las condiciones edáficas del sistema. 30

3.2. REGIÓN MEDITERRÁNEA DE CHILE 3.2.1. Ubicación y Clima El clima mediterráneo clasificado por Köppen (1936) está definido como; una zona subtropical de la zona templada, encontrado en zonas de transición entre climas húmedos y secos. Posee una marcada sequía estival determinada principalmente por la presencia permanente del anticiclón subtropical. Las precipitaciones mínimas son de 30 milímetros en estas zonas. Las zonas de clima mediterráneo en el mundo se caracterizan por tener una ubicación latitudinal semejante en ambos hemisferios, entre los 30º y 45º (Köppen, 1936). Parámetros orográficos y climáticos similares: (i) veranos calientes y secos, con alta radiación solar y altos índices de evaporación, (ii) inviernos fríos y húmedos con baja radiación solar y bajas tasas de evaporación y en los cuales se concentran las precipitaciones anuales (Di Castri y Hajek, 1976, Santibáñez, 1984, en Luebert y Pliscoff, 2006, Amigo y Ramírez, 1998, Hoffmann, 2001). En la figura 6 se presenta la variación latitudinal de las precipitaciones en Chile. Muchos trabajos describen los climas de Chile y sus múltiples variaciones. Según Romero (1985, en Luebert y Pliscoff, 2006) los factores determinantes de la variación de bioclimas en Chile son; factores atmosféricos, orográficos, oceanográficos y factores latitudinales. Fuente: Luebert y Pliscoff, 2006 Figura 6: Variación latitudinal de las precipitaciones en Chile. 31

Muchos documentos sitúan la región mediterránea de Chile en distintos rangos latitudinales; 32º LS 40º LS (Arroyo y Cavieres, 1997), 27º LS 38º LS (Hoffmann, 2001), 28º LS 42º LS (Dallman, 1998), 25º LS 41º LS (Di Castri y Hajek, 1976 en Sepúlveda, 1999), 31º LS 37º LS (Figueroa y Jaksic, 2004), 23º LS 37º LS (Amigo y Ramírez, 1998), 23º LS 39º LS (Luebert y Pliscoff, 2006). Estas diferencias en la ubicación de la región mediterránea, puede atribuirse tanto a la amplia variabilidad de condiciones bioclimáticas (anteriormente mencionadas) como a las condiciones fisiográficas de Chile. En consecuencia, las características mediterráneas varían latitudinalmente, disminuyendo el periodo seco y aumentando las precipitaciones de norte a sur, y longitudinalmente correlacionado al biombo climático de las cordilleras, provocando un efecto importante sobre las precipitaciones, temperaturas y humedad de las distintas laderas. Las laderas occidentales tienen un importante aumento en las precipitaciones y las laderas orientales tienen una disminución de las lluvias. Esto dificulta el establecimiento de límites precisos para la región de clima mediterráneo en Chile. Sin embargo, la gran mayoría de los autores coincide en que el clima mediterráneo en Chile se encuentra entre las latitudes 30º y 40º. Existen distintas clasificaciones de la zona mediterránea en Chile. A continuación se describe la clasificación propuesta por Di Castri (1968, en Hajek, 1991), ya que incluye dentro de sus fundamentos la vegetación natural. La zona de tendencia mediterránea de Chile abarca todos los grados de aridez, la que disminuye progresivamente hacia el sur, hacia el océano y la Cordillera de los Andes. En el caso de la clasificación (zonación) longitudinal se tienen los bioclimas mediterráneos marítimos, central o interior y de montaña o preandino. El grado de humedad disminuye a medida que se aleja del mar, siendo el bioclima mediterráneo marítimo el que tiene temperaturas mínimas más elevadas y temperaturas máximas más bajas. Al opuesto, el bioclima mediterráneo preandino tiene mayor influencia continental, presenta mayores precipitaciones (en forma de nieve generalmente), una humedad relativa más baja que el bioclima del interior y con diferencias térmicas más acentuadas. En la clasificación latitudinal se definen, dentro de la zona con tendencia mediterránea y como divisiones de ésta, seis regiones ecológicas: 1. Región de clima Mediterráneo Per-Árido: Esta región abarca desde los 25º LS (río salado por el interior) hasta los 29º LS (norte de la provincia de Copiapó). La vegetación predominante en esta región es de tipo semidesértica, con camefitas y cactáceas que aumentan hacia el sur. Esta región tiene 11 meses áridos en el interior y desciende a 9 en la costa y en la zona preandina. 32

2. Región de clima Mediterránea Árida: Abarca desde los 29º LS hasta los 33º LS, comprendiendo la provincia de Coquimbo y parte la de Aconcagua. Esta región tiene una gran variación de lluvias año a año, y presenta una fisionomía vegetal heterogénea producto de la gran diferencia de ambientes que se pueden encontrar. Por una parte están los bosques templados higrófilos (relictos de Fray Jorge y Talinay) los cuales persisten gracias a la captación de neblina (equivalente a 1.000 milímetros de precipitaciones anuales). Por otro lado se encuentran el desierto absoluto provocado por el sobre pastoreo de cabras principalmente. Por último existen también zonas de semidesierto, de matorral esclerófilo (producto de la tala), y zonas en donde sólo crece vegetación herbácea estacional producto del sobre pastoreo y la agricultura. 3. Región de clima Mediterráneo Semi-Árida y Sub-Húmeda: Di Castri analiza estas dos regiones ecológicas juntas ya que los factores ecológicos que las determinan son los mismos. Las precipitaciones medias que caen sobre estas regiones son entre 330 y 700 milímetros anuales. En relación a la vegetación existente se describen estepas arbustivas en las zonas litorales, bosques esclerófilos dispersos en la cordillera de la costa, y extensas sabanas de Espino (Acacia caven) en la depresión intermedia, y finalmente bosque esclerófilo muy abierto junto con matorral espinoso en la zona preandina. En la cordillera de la costa, bajo la influencia de las nieblas provenientes del océano, se encuentran bosques higrófilos de Roble (Nothofagus obliqua). En esta zona es muy marcada la influencia topográfica (figura 7), así, en exposiciones sur u oeste se presenta una vegetación mucho más densa y de carácter más higrófilo que en exposiciones norte o este. 4. Región de clima Mediterráneo húmeda: Esta región se caracteriza por un periodo seco mucho más reducido y con precipitaciones anuales entre 1.000 y 1.300 milímetros. La vegetación de esta zona es mixta, ya que es una zona de transición entre especies típicamente del bosque valdiviano y especies comunes del clima mediterráneo como lo son Peumos (Cryptocarya alba) y Quillayes (Quillaja saponaria). En esta zona la diferencia entre exposiciones es menor ya que el agua no juega un rol tan crítico, en las zonas andinas se encuentran bosques dominados por confieras. 5. Región de clima Mediterráneo per-húmeda: La más austral de las regiones con tendencia mediterráneas en Chile. Presenta precipitaciones anuales de 1.400 milímetros. La vegetación que predomina en esta zona son los bosques valdivianos, y en la cordillera de Nahuelbuta y de los Andes, coexisten bosques de Araucaria (Araucaria araucana) junto con Coihue (Nothofagus dombeyi). 33

Fuente: Luebert y Pliscoff, 2006 Figura 7: Variación latitudinal de las precipitaciones en las vertientes occidental y oriental de la Cordillera de la Costa y la Cordillera de los Andes. Donde estrictamente se encuentra el clima mediterráneo (Köppen, 1936) es en las regiones o zonas de clima semiárido y subhúmedo de Chile, de acuerdo a la clasificación de Di Castri (1975), esto corresponde a los 0 a 1500 metros sobre el nivel del mar ya que sobre esta altura se dan derivaciones del tipo mediterráneo hacia condiciones de bajas temperaturas y altas precipitaciones, generalmente en forma de nieve (Fuentes y Prenafeta, 1988). En Chile donde marcadamente se encuentra este clima es en las regiones Metropolitana y de Valparaíso, ya que en ellas el 90% de las precipitaciones se encuentran en la estación invernal (Vita, 1989). 3.2.2. Geomorfología y suelos La geomorfología de la región es muy abrupta, y es en gran medida influenciada por el clima, ya que hay claro efecto de erosión y depositación originados por un fuerte escurrimiento que arrastra material, debido a la vegetación abierta y a la gran precipitación que se concentra en invierno (Mieller et al., 1977 en Donoso 1993). En general los suelos en donde se desarrollan los bosques mediterráneos, son de poco desarrollo, delgados y de texturas gruesas (Rundel, 1977 en Donoso 1981). Los suelos que se observan en la depresión intermedia, son suelos desarrollados sobre la depositación de sedimentos derivados de la erosión de las montañas que delimitan esta zona. Los cordones montañosos de los Andes se caracterizan por tener suelos desarrollados sobre rocas andesíticas y sedimentos metamorfoseados, mientras que los suelos de la cordillera de la costa 34

se han desarrollado sobre roca metamórfica y granítica (Figura 8) (Thrower y Bradbury, 1973 en Donoso 1993). Estos suelos (de ambas Cordilleras) en general tienen una textura que se mueve entre franco arenosos y franco arcillosos. A grandes rasgos los suelos mediterráneos no presentan problemas nutricionales y su ph es neutro a levemente ácido, aumentando esto último a medida que aumentan las precipitaciones (Donoso, 1993). La profundidad y desarrollo de los suelos frecuentemente es mayor en exposiciones sur respecto a exposiciones norte, lo que se manifiesta en la vegetación (Donoso, 1981). La fisiografía de la zona mediterránea de Chile se caracteriza por cinco subdivisiones: 1. El norte chico: La zona más septentrional, es una zona montañosa que es atravesada por valles transversales que bajan desde la Cordillera de los Andes hacia el mar. Prácticamente toda esta zona se encuentra sobre los 600 metros de altitud, y solo se considera zona mediterránea hasta los 1.000 metros sobre el nivel del mar, ya que luego cambian las características climáticas y de vegetación. Desde la región metropolitana hacia el sur se puede identificar otros cuatro elementos geomorfológicos determinantes de la fisiografía; 2. Las terrazas marinas costeras: Poseen una precipitación y humedad relativamente alta, asociada la última a las neblinas matinales y a la corriente fría de Humboldt. 3. El cordón montañoso de la Cordillera de la Costa: En la zona central alcanza una altura de 2.222 metros sobre el nivel del mar en el cerro El Roble. Por lo que esta asociado a una mayor humedad, especialmente en laderas occidentales que reciben toda la influencia marina (Hoffmann, 2001; Donoso, 1993). 4. Llano central o depresión intermedia: Siguiendo una línea transversal, se observa esta cuarta subdivisión, este elemento geomorfológico ha recibido gran impacto antrópico, siendo un área seca y dominada por una sabana de Espino (Acacia caven) y en menor frecuencia Algarrobo (Prosopis chilensis). La vegetación que se logra observar en esta subárea es indicadora de la gran presión humana que han recibido (Donoso, 1993). 5. Precordillera Andina: Presenta condiciones similares a las de la Cordillera de la Costa, pero con mayores temperaturas y sequedad. En consecuencia, se aprecia una vegetación más xerófita que en el otro cordón montañoso (Fuentes y Hajek, 1979 en Donoso 1993). 35

Por lo tanto se logra apreciar una significativa determinación de las características de los suelos por parte de la fisiografía de la zona, ya que si bien son suelos poco desarrollados, esta condición aumenta en condiciones más desfavorables determinadas por la exposición y altitud. Fuente: FAO y UNESCO, 1984, en Sepúlveda, 1999 Figura 8: Suelos de Chile central, entre los 29º LS y los 37º LS. 3.2.3. Biodiversidad La región mediterránea en Chile es una zona de gran diversidad florística debido a las diferentes asociaciones vegetales diferenciadas y condicionadas por el clima y el relieve (gran heterogeneidad topográfica), lo que se suma a los grandes cambios sufridos en el terciario y cuaternario (Figueroa y Jaksic, 2004; Muñoz y Moreira 2004). Las diversas formas de vida que habitan los ecosistemas mediterráneos en Chile, han sido fuertemente deterioradas y eliminadas, ya que se encuentran en la zona con mayor población del país. Sin embargo, esta región abarca y contribuye con un porcentaje importante a la flora endémica del país, además de abarcar un número importante de especies del total de Chile (Arroyo y Cavieres, 1997). A continuación se presenta una tabla en la que se muestran los distintos números de especies y porcentajes de endemismo para el área mediterránea de Chile. 36

Tabla 1: Riqueza de especies y endemismo de la flora nativa de Chile mediterráneo (área mediterránea; 32º LS 40º LS, incluyendo todo tipo de vegetación) Donde, el área de precipitación en verano abarca las I y II regiones al norte de los 25º LS (excluyendo el desierto costero); la zona llamada desierto con lluvias en invierno es el área entre los 25º LS y los 32º LS y la costa del desierto de la I y II región; el área templada es el área entre los 40º LS y 56º LS; y finalmente el total de Chile continental. Nº Especies Especies Especies Especies de Endémicas Endémicas (%) Endémicas Endémicas (%) ECORREGIÓN especies flora de Chile flora de Chile del área del área Área de lluvias de verano 825 -- -- -- -- Área de lluvias de invierno 3429 1821 53,1 1602 46,7 a) Desierto con lluvias de invierno 1893 1100 58,1 605 31,9 b) Área Mediterránea 2537 1176 46,3 593 23,4 Área Templada 1360 -- -- -- -- Total Chile continental 5082 2630 51,8 2630 51,8 Fuente: Arroyo y Cavieres, 1997 La vegetación vascular nativa de la zona central, llega a un total de 2.390 especies, de las cuales un 3% corresponde a árboles (70), un 18% corresponde a arbustos (426), un 16% son especies anuales (378) y un 63% son herbáceas perennes (1.516). La zona mediterránea de Chile se caracteriza por tener niveles altos de endemismo, una alta diversidad de especies vegetales en relación al área que cubre, y la concentración más grande de riqueza de especies de plantas en todo Chile (Arroyo y Cavieres, 1997). Este último punto es muy importante ya que la mayor diversidad de especies se encuentra entre las latitudes 36º LS y 40º LS. 3.2.3.1. Vegetación La vegetación de Chile central es predominantemente matorral y bosque esclerófilo de baja a mediana altura compuesto por parches de flora leñosa de composición y edad heterogénea (Fuentes et al., 1984 en Figueroa y Jaksic, 2004). Dentro de la región mediterránea coexisten variados tipos forestales o diferentes asociaciones vegetales, dentro de las cuales se encuentra el bosque esclerófilo. Este se desarrolla íntegramente en la zona de clima mediterráneo, pero presenta una gran variación en función de la latitud, longitud y topografía. El tipo forestal esclerófilo clasificado por Donoso (1981), agrupa varias de las asociaciones vegetales propias de la zona llamada Mesomórfica (Pisano, 1954 en Donoso, 1981) o mediterráneas de Chile, y se distribuye desuniformemente en ambas cordilleras y el llano central. Se encuentra entre los 30º 50 LS (sur del río Limarí) y los 36º 30 LS (río Itata) por la Cordillera de la Costa, entre los 30º 50 LS y los 37º 37

50 LS (río Malleco) por la depresión intermedia o llano central, y entre los 32º LS (a la altura de los Vilos) y los 38º LS (altura de Collipulli) por la Cordillera de los Andes (Fuenzalida y Pisano, 1965 en Donoso, 1981). Así, la vegetación y bosques esclerófilos se desarrollan hasta su límite sur en donde el clima es mediterráneo húmedo (Di Castri y Hajek, 1976 en Donoso 1981). La gran mayoría de su superficie esta actualmente cubierta por extensos campos de cultivos agrícolas, plantaciones frutales, viñedos, plantaciones forestales, y potreros de ganado (Donoso, 1981). La formación vegetacional esclerófila ha sido clasificada de diferentes formas y por diferentes autores a lo largo de la historia (Tabla 2), se destaca que la formación estepa de Acacia caven es común a las diferentes clasificaciones. La extensión geográfica de la región de matorral y bosque esclerófilo estimada por Gajardo (1992) es de 7.868.750 hectáreas, equivalentes a un 10,4% de la superficie nacional, y la superficie abarcada por la subregión del Bosque Esclerófilo es de 1.959.375 hectáreas, equivalentes a un 2,6% de la superficie nacional. Esta subregión abarca las laderas medias de cada cordillera, corresponde a un bosque muy intervenido, y con diversos estados regenerativos, posee una composición florística dominada por árboles esclerófilos. En áreas cercanas a la costa coexisten comunidades boscosas con elementos arbóreos esclerófilos y laurifolios. En laderas de cerros predominan los matorrales espinosos (Gajardo, 1994 en Sepúlveda, 1999). 38

Tabla 2: Clasificaciones realizadas para el matorral y bosque esclerófilo, según diferentes autores. Según Hueck 1978 basado en Schmithusen, 1956 y Oberdorfer, 1960 Alianza Lithraeron a. Bosque de Boldo. b. Bosque de Quillay. c. Matorral espinoso y arenales con Fabiana. d. Palmares. Alianza Cryptocayon e. Bosque de Belloto. f. Bosque de Peumo. Además en distintas formas g. Bosques de Vega. Según Pisano 1954 y Fuenzalida, 1965 Zona Mesomórfica 1. Estepa con Acacia caven. 2. Estepa costera de arbustos y hierbas mesófitas. 3. Matorrales arborescentes de la Cordillera de la Costa. 4. Matorrales espinosos sub andinos. 5. Matorral costero mesomórfico. 6. Matorral pre andino de hojas lauriformes. Zona Hidromórfica Matorrales de Transición. Según Donoso 1982, basado en Müeller- Dombois y Ellemberg, 1984 1. Bosques principalmente siempreverdes A. Bosques latifoliados siempreverdes esclerófilos con lluvias invernales y sequía estival pronunciada. 1. De tierras planas a. Espinal o sabana de Acacia caven. b. Palmares de Jubaea chilensis con sotobosque esclerófilo. 2. Tierras altas a media altitud. a. Quillaja saponaria Lithraea caustica. b. Cryptocarya alba Lithraea caustica. 3. Higrófilos de quebradas y suelos húmedos. a. Cryptocarya alba Beilschmiedia miersii Drimys winteri. Según Donoso 1981 (Tipología actual de Chile) Tipo Forestal Esclerófilo a. Espinal. b. Rodales mixtos de especies arbóreas esclerófilas. c. Rodales hidrófilos de quebradas. Según Gajardo 1992 Región del matorral y bosque esclerófilo 1. Subregión del Matorral Estepario (ME) a. ME costero. b. ME interior. c. ME Boscoso. d. ME arborescente. 2. Subregión del Matorral y Bosque espinoso (ME y BE). a. ME de las serranías. b. BE abierto. c. ME de la Cordillera de la Costa. d. ME del secano costero. e. ME del secano interior. 3. Subregión del Bosque esclerófilo (BE) a. BE costero. b. BE andino. c. BE montano. d. BE Maulino. e. BE de los arenales. Fuente: Modificado de Donoso 1982, en Donoso 1993. 39

La región del matorral y del bosque esclerófilo fue clasificada y descrita por Gajardo (1992). La que es referida como una formación vegetal que se encuentra en la zona central del país, y posee paisajes muy complejos debido a la intensa alteración antrópica sufrida. Teniendo esta región variadas formas de vida, y dependiendo del predominio de una u otra es que se han establecido tres sub-regiones: 1. Matorral Estepario: Es un territorio intensamente explotado y pastoreado, posee una fisionomía dominada por arbustos (generalmente bajos y espinosos) dispersos, y por una estrata herbácea muy densa. El régimen hídrico es bajo e irregular. En serranías de interior se pueden observar comunidades de Maravilla del campo (Flourensia thurifera) y Monte negro (Heliotropium stenophyllum), Rumpiato (Bridgesia incisaefolia) y Maravilla del campo (Flourensia thurifera), además de poblaciones de Carbonillo (Cordia decantra). En causes pedregosos de ríos y quebradas se pueden observar reducidas poblaciones de Algarrobo (Prosopis chilensis) y Espino (Acacia caven). En áreas más favorables, como los litorales, al tener mayor influencia oceánica existe una vegetación con más cobertura y desarrollo. Las comunidades que predominan en el litoral son Palhuén (Adesmia microphylla) y Alcaparra (Cassia coquimbensis), Monte negro (Heliotropium stenophyllum) y Chilco blanco (Fuchsia lycioides), Pichanilla (Gutierrezia resinosa) y Pasto salado (Atriplex semibaccata), Chamisilla (Bahia ambrosioides) y Cardón (Puya chilensis). Existen otros sectores que no tienen influencia oceánica pero que también son favorables, como las laderas bajas y lechos de quebradas que presentan comunidades de Litre (Lithraea caustica) y Guayacán (Porliera chilensis). En pequeñas cuencas protegidas y laderas de exposición sur, se desarrollan pequeñas comunidades boscosas de Molle (Shinus latifolius) y Lilén (Azara celastrina), Boldo (Peumus boldus) y Mitique (Podanthus mitique). 2. Matorral y Bosque Espinoso: También posee una vegetación muy heterogénea y con un alto impacto antrópico. En la parte más xerófita (norte), la vegetación que existe es una reducción de lo que se encontraba antiguamente. Así, se observan comunidades de Algarrobo (Prosopis chilensis) y Huingán (Schinus polygamus), Algarrobo (Prosopis chilensis) y Espino (Acacia caven), Huañil (Proustia cuneifolia) y Espino (Acacia caven), Maravilla del campo (Flourensia thurifera) y Espino (Acacia caven). En los sitios más favorables se presentan comunidades boscosas de Quillay (Quillaja saponaria) y Guayacán (Porliera chilensis), que con la degradación sufrida se comienza a transformar en

asociaciones de Colliguay (Colliguaja odorifera) con Palhuén (Adesmia microphylla) y Huañil (Proustia cinerea). En las rocas se puede ver Chagual (Puya berteroniana) y Palhuén (Adesmia arborea). Sobre los cerros, en alturas, domina una formación densa de Colliguay (Colliguaja odorifera) y Tevo (Retamilla trinervis). Es frecuente ver, en los pie de montes rocosos, Espino (Acacia caven) junto a Litre (Lithraea caustica). En quebradas y laderas sombrías se encuentra Litre (Lithraea caustica) y Boldo (Peumus boldus). Y en los sectores litorales es frecuente la comunidad de Boldo (Peumus boldus) con Tevo (Retamilla trinervis). Finalmente la comunidad más observada en la zona central de Chile corresponde a Espino (Acacia caven) y Maitén (Maytenus boaria), encontrándose en pendientes suaves y relieves de lomajes. 3. Bosque Esclerófilo: Se extiende por las laderas medias de ambas cordilleras, es un bosque que se encuentra muy intervenido, al igual que toda la región. En los sitios costeros (Cordillera de la Costa) las comunidades boscosas más comunes son Peumo (Cryptocaria alba) y Molle (Schinus latifolius), Litre (Lithraea caustica) y Boldo (Peumus boldus), y Palma chilena (Jubaea chilensis) y Litre (Lithraea caustica). En quebradas y laderas húmedas es posible encontrar comunidades de Belloto del norte (Beilschmiedia miersii) y Patagua (Crinodendron patagua). En sectores alterados y laderas más xéricas es común encontrar matorral espinoso con comunidades de Tevo (Retamilla trinervis) y Colliguay (Colliguaja odorifera), y de Chagual (Puya berteroniana) y Quisco (Trichocereus chilensis). En laderas bajas y medias de la Cordillera de los Andes existen bosques y matorrales esclerófilos. Las comunidades más representativas de estos lugares son Quillay (Quilaja saponaria) y Litre (Lithraea caustica), en laderas intermedias, y Quillay (Quillaja saponaria) y Colliguay (Colliguaja odorifera), en laderas altas y rocosas. La comunidad boscosa de mayor desarrollo se encuentra en valles y laderas de exposición sur, y corresponde a Quillay (Quillaja saponaria) y Peumo (Cryptocaria alba). En quebradas y esteros es posible observar Lingue (Persea lingue) y Chequén (Myrceugenella chequen). Por último, existen comunidades de amplia distribución como Litre (Lithraea caustica) y Boldo (Peumus boldus), Litre (Lithraea caustica) y Corcolén (Azara integrifolia), y Quillay (Quillaja saponaria) y Piche (Fabiana imbricata). A continuación se presenta un esquema (Figura 9) que representa las diversas especies existentes en un rango latitudinal. 41

Fuente: Dallman, 1998. Figura 9: Esquema de la vegetación de Chile central en un gradiente latitudinal. Norte (izquierda) a Sur (Derecha). 3.2.3.1.1. Sucesión ecológica y ecología del bosque esclerófilo La dinámica sucesional del bosque esclerófilo, ocurre principalmente por gaps producidos por incendios (naturalmente o artificialmente) y por interacciones de facilitación de especies. Las especies leñosas pioneras en la sucesión corresponden a Acacia caven, Baccharis spp. y Gutierrezia paniculata. Así, por ejemplo, el Espino (Acacia caven) puede facilitar a otras especies protegiéndolas con sus espinas de animales, enriqueciendo el sustrato con nitrógeno (por ser una leguminosa), y puede brindar la luz necesaria para la regeneración de especies arbóreas ya que su follaje no es muy denso. Sin embargo, esta secuencia se verá interrumpida por acciones humanas de artificialización del paisaje, permitiendo que especies alóctonas comiencen a invadir estos lugares. Por lo tanto, los procesos de sucesión ecológica en estas comunidades vegetales, son determinados y modificados por las acciones humanas, incluyendo el fuego (Donoso, 1993). Las etapas sucesionales pioneras se identifican con las siguientes características: (1) generalmente son rodales monoespecíficos o de baja densidad, (2) en las zonas abandonadas son de 42

alta distribución, (3) tienen alta tolerancia a condiciones xéricas, y (4) tienen una alta producción y diseminación de semillas. Como se mencionó anteriormente, Acacia caven es una de las especies pioneras, que actualmente se encuentra muy distribuida en las zonas de bajas pendientes en la zona central de Chile, formando rodales monoespecíficos. El ganado se ha convertido en el principal diseminador de esta especie, que al ser introducido sin barreras disminuye la posibilidad de recuperación en claros (regeneración de especies). Así, si el ganado no se excluye, se favorece un permanente espinal en desmedro de otras especies, como el Algarrobo (Prosopis chilensis) (Fuentes y Hajek, 1981, en Donoso 1993; Holmgren, 2002). Si el área perturbada no es muy pastoreada, se beneficia la colonización de especies de diseminación anemócora como Baccharis spp. y Pichanilla (Gutierrezia paniculada) (Tabla 3). Estas especies pioneras son muy tolerantes a ambientes secos, y al daño por animales herbívoros, ya que Acacia caven posee espinas y las otras dos especies por la presencia de tricomas glandulares en sus hojas (Aljaro et al., 1984, en Donoso 1993). Tabla 3: Especies del bosque esclerófilo, arbóreas y arbustivas, asociadas a cada etapa sucesional, y sus respectivos agentes de diseminación. El orden muestra la posición aproximada de las especies en un gradiente de xérico a mésico. Especies Agente de diseminación Pioneros Acacia caven (Leguminosae) Ganado Gutierrezia paniculata (Compositae) Viento Baccharis spp. (Compositae) Viento Sucesionales intermedias Muehlenbeckia hastulata (Polygonaceae) Aves Lithraea caustica (Anacardiaceae) Aves, mamíferos Sucesionales finales o tardías Quillaja saponaria (Rosaceae) Viento Maytenus boaria (Celastraceae) Aves Peumus boldus (Monimiaceae) Aves Schinus latifolius (Anacardiaceae) Aves Cryptocarya alba (Lauraceae) Aves, mamíferos Luma chequen (Myrtaceae) Aves Myrceugenia obtusa (Myrtaceae) Aves Beilschmiedia miersii (Lauraceae) Aves, mamíferos Fuente: Armesto y Pickett, 1985 en Donoso 1993. 43

Según Armesto y Pickett (1985, en Donoso, 1993) en las áreas colonizadas por estas especies pioneras, y excluidas de ganado, puede continuar la sucesión, colonizando otras especies como Quilo (Muehlenbeckia hastulata) o Litre (Lihtraea caustica), a través de diseminación por aves o mamíferos (zorros). Ambas se establecen bajo la protección de arbustos y árboles viejos que le sirven de nodriza, así se protegen de la sequía de verano y de los herbívoros (especialmente de Oryctolagus cuniculus). La colonización de especies en terrenos deforestados, ocurre principalmente por difusión lenta desde áreas contiguas sin alteración, y la dispersión por aves es sólo relevante en los puntos perchas (de parada) de las mismas. Por lo tanto, se hará más significativa en la medida que comience a aumentar la cobertura. En la medida que las especies pioneras y de etapas intermedias se comienzan a desarrollar, se facilita más la sobrevivencia de especies más tardías como Quillay (Quillaja saponaria) en sectores más secos, y Peumo (Cryptocarya alba), Boldo (Peumus boldus), o Belloto del norte (Beilschmiedia miersii) en sectores más mésicos. El Quilo (Muehlenbeckia hastulata) comienza a desaparecer con el avance de la sucesión, por otro lado Litre (Lithraea caustica) permanece y predomina en los sectores más xéricos (Figura 10). Fuente: Armesto y Pickett, 1985, en Donoso, 1993. Figura 10: Esquema simplificado de la sucesión ecológica del bosque esclerófilo. Estos procesos sucesionales varían en velocidad dependiendo si el ambiente es más seco o más húmedo, en este último la velocidad de recolonización es mayor. 44

3.2.3.2. Aves La riqueza y abundancia de la avifauna en Chile se encuentra determinada por la gran cantidad de ambientes que existen. Con la inmensa extensión marina (litoral) que posee y la gran cantidad de islas, con ambas cordilleras, con el llano central, y cada uno de estas zonas con sus diferencias graduales entre latitudes y altitudes. Las condiciones biogeográficas de Chile le otorgan una gran variedad de climas y ecosistemas. Así, la distribución geográfica de las aves es el resultado de su historia evolutiva y de la interacción con su ambiente biótico y abiótico. Por lo tanto, la diversidad de aves en el país se relaciona con la diversidad geográfica y con características propias de este grupo de los animales, que pueden variar desde el rango más alto de especialización a ciertas condiciones e interacciones, hasta las especies más generalistas de hábitat y dieta (que presentan mayores rangos de distribución). Las distribuciones son muy dinámicas, asociado a los cambios en los ecosistemas, como perturbaciones o reforestaciones. Así, diversas especies comienzan a disminuir su distribución como el Zarapito boreal (Numenius boreales), otras comienzan a ampliar su distribución hacia el norte como el Queltehue (Vanellus chilensis), y otras lo hacen hacia el sur como el Bailarín (Elanus leucurus) (Martínez y Gonzáles, 2004). Las aves no han estado exentas del gran impacto de las invasiones biológicas, algunas de las especies exóticas que podemos encontrar son: el Gorrión (Passer domesticus), la Paloma (Columba livia), la Cotorra argentina (Myiopsitta monachus), y el Mirlo (Molothrus bonariensis). Dichas especies se encuentran enormemente distribuidas en Chile, compitiendo y desplazando a las especies nativas. Chile central ha sido reconocido internacionalmente como una ecorregión única, siendo uno de los cinco ecosistemas de su clase en el mundo. En contraste de lo anterior, esta zona, y particularmente el matorral y bosque esclerófilo, ha sufrido un gran impacto y deterioro antrópico. Actividades como la agricultura, ganadería, crecimiento industrial y urbano, e incendios son algunas de las amenazas que presentan las aves. La pérdida de hábitat, el factor principal de pérdida de biodiversidad en el mundo (Sala et al., 2000), en este caso del bosque esclerófilo, influye y modula determinantemente la composición, estructura y funcionalidad de las poblaciones y comunidades de avifauna. Lo anterior, sumado a las especies invasoras, genera un alto grado de amenaza para este grupo. En el bosque y matorral mediterráneo es donde se concentra la mayor cantidad de aves endémicas de Chile, como la Perdiz (Nothoprocta perdicaría), el Canastero (Asthenes humicola), la Turca (Pteroptochos megapodius), el Tapaculo (Scelorchilus albicollis), el Hued hued castaño (Pteroptochos castaneus) y la Tenca (Mimus thenca) (Martínez y Gonzáles, 2004). 45

Por lo tanto, las aves del bosque y matorral esclerófilo están siendo, en conjunto con su hábitat, muy impactadas. Reduciendo su distribución geográfica y disminuyendo las poblaciones más específicas, que sólo se remiten a los fragmentos existentes. Además de lo anterior, se suma el escaso conocimiento que existe sobre la recolonización de aves en sitios perturbados en Chile. 46

4. ÁREA DE ESTUDIO Se utilizaron dos localidades que presentaban vegetación remanente (Cerro Calán y Parque Mahuida) y dos localidades que no presentaban vegetación remanente (Las Tórtolas y Los Maitenes). Además, en cada una de las localidades se estableció un sitio de estudio no plantado utilizado como control, para realizar el análisis de la recolonización natural de flora arbórea y avifauna. 4.1. REFORESTACIONES EN SITIOS CON VEGETACIÓN REMAMENTE 4.1.1. Cerro Calán; 1, 2 y 3 El Cerro Calán se encuentra inserto en la Comuna de las Condes, Ciudad de Santiago, Región Metropolitana, Chile. Es uno de los tantos cerros islas de la ciudad de Santiago. El Cerro es de propiedad privada y pertenece a la Universidad de Chile. Desde el año 2003 que la ONG Cultiva utiliza este sitio para realizar reforestaciones de bosque nativo con fines ambientales y educativos, ya que estas reforestaciones son realizadas con colegios, con cursos desde Octavo básico hasta Cuarto medio, en el contexto del Proyecto; Reforestación Pedagógico Ambiental como contribución a la descontaminación de Santiago. En este lugar fueron analizadas tres reforestaciones, las que corresponden a los años 2004, 2005 y 2006. Las que se compararon con un respectivo sitio no plantado (control), aledaño a los sitios de estudio. Fuente: Google Earth, 2006. Figura 11: Foto Satelital Cerro Calán, sitios de estudio. 47

A continuación se muestran dos tablas; la primera con las principales características de cada reforestación y del sitio de control. Y la segunda con la composición de especies y número de individuos plantados por reforestación. Tabla 4: Año, Coordenadas geográficas (UTM), Superficie (ha), Altitud (m.s.n.m.), Pendiente (%) y Exposición (º) de los sitios de estudio en el Cerro Calán. Nº Localidad Sitio de Muestreo Año Coordenadas Geográficas Superficie Altitud Pendiente Exposición 1 Calán 1 2004 19H 0357173 / 6303648 1,7 844 34 Este (100) 2 Calán 2 2005 19H 0357146 / 6303382 2,6 836 37 Este (110) Cerro Calán (824 m.s.n.m.) 3 Calán 3 2006 19H 0357205 / 6303373 2,6 818 37 Este (95) 4 No Plantado -- 19H 0357122 / 6303141 -- 798 39 Este Tabla 5: Composición y número de especies plantadas por reforestación en el Cerro Calán. Nº Nombre Científico Nombre Común Calán 1 Calán 2 Calán 3 1 Beilschmiedia miersii Belloto del norte 0 0 2 2 Cassia closiana Quebracho 50 119 130 3 Colliguaja odorifera Colliguay 41 21 0 4 Cryptocaria alba Peumo 5 54 28 5 Lithraea caustica Litre 0 1 0 6 Maytenus boaria Maitén 5 55 12 7 Nothofagus dombeyi Coihue 0 0 3 8 Nothofagus macrocarpa Roble 0 0 1 9 Prosopis chilensis Algarrobo 2 45 19 10 Quillaja saponaria Quillay 625 773 500 11 Shinus latifolius Molle 0 23 6 12 Shinus molle Pimiento 5 3 0 13 Shinus polygamus Huingán 8 66 7 Riqueza (S) 8 10 10 Abundancia (N) 741 1160 708 El clima de la zona, según el Atlas Agroclimático de Santibáñez y Uribe (1990), corresponde al tipo Templado Mesotermal Estenotermico Mediterráneo Semiarido. Lo que equivale al distrito agroclimático 65,2. Por lo tanto, el régimen térmico se caracteriza por veranos secos y calurosos e inviernos fríos, correspondiendo al tipo de clima del valle central. Las temperaturas son variantes, en que la media máxima es 21,10 ºC, la temperatura media mínima es de 7,50 ºC, y con una temperatura media anual de 13,60 ºC. El período libre de heladas es de 231 días, con un promedio de 11 heladas anuales. En el régimen hídrico se observa una precipitación media de 419 milímetros, y un período seco de 8 meses. Con respecto a la cobertura remante de cada reforestación se encontró lo siguiente: 48

Tabla 6: Cobertura vegetal leñosa correspondiente a cada rango de altura en el Cerro Calán. Para el cálculo de la cobertura vegetal se realizaron 4 transectos por sitio de estudio de 50 metros, en los cuales se medía cada dos metros, en un cuadrado de 20 centímetros por 20 centímetros, las especies que estaban presentes en el área del cuadrado. Registrando la especie y la altura del follaje que se encontraba presente en dicha área (anexo 2). Nº Sitio de muestreo COBERTURA (%) Rangos de Alturas (m) 0,01-1,00 1,01-2,00 2,01-3,00 3,01-4,00 > 4,00 TOTAL 1 Calán 1 3,00 9,00 5,00 0,00 1,00 18,00 2 Calán 2 4,50 8,50 4,00 1,50 0,50 19,00 3 Calán 3 1,00 7,50 5,50 3,50 1,00 18,50 4 Calán No Plantado 4,00 7,50 8,00 1,50 0,00 21,00 Las especies más influyentes en los valores anteriores de cobertura, corresponden, en orden de importancia, a Acacia Caven (Espino), Baccharis paniculata (Romerillo), Retamilla trinervis (Tevo), Maytenus boaria (Maitén) principalmente. Estas especies eran las que se encontraban en mayor abundancia, encontrándose también especies como Quillaja saponaria (Quillay), Solanum ligustrinum (Solanum), Rubus ulmifolius (Zarzamora). El lugar escogido como control (para la restauración pasiva de aves y vegetación arbórea), posee una cobertura muy similar a los tres sitios de estudio (reforestaciones) con que se comparará. 4.1.2. Parque Mahuida; 1 y 2 El Parque Mahuida se encuentra en la precordillera de Chile central, en la comuna de la Reina (Av. Larraín 11050), Ciudad de Santiago, Región Metropolitana, Chile. El Parque pertenece a la Ilustre Municipalidad de la Reina, la cual destinó este territorio para la preservación de la flora y fauna. Las reforestaciones analizadas en este lugar también pertenecen a la ONG cultiva, la que comenzó a reforestar aquí a partir del año 2000. El objetivo de dichas reforestaciones son las mismas anteriores; ambiental educativo a través de las plantaciones realizadas por colegios (Reforestación Pedagógico Ambiental). En el Parque Mahuida se analizaron dos reforestaciones, correspondientes a los años 2000 y 2003. También este lugar tiene un sitio de similares características utilizado como control (no plantado) para la comparación de la recolonización natural. 49

Fuente: Google Earth, 2006. Figura 12: Foto Satelital Parque Mahuida, sitios de estudio. Las siguientes tablas exponen las principales características de cada reforestación y el sitio control, y la composición de especies y número de individuos plantados por reforestación. Tabla 7: Año, Coordenadas geográficas (UTM), Superficie (ha), Altitud (m.s.n.m.), Pendiente (%) y Exposición (º) de los sitios de estudio en el Parque Mahuida. Nº Localidad Sitio de Muestreo Año Coordenadas Geográficas Superficie Altitud Pendiente Exposición 1 Parque Mahuida 1 2000 19H 0359405 / 6296728 1,0 921 28 Oeste (300) 2 Parque Mahuida (961 m.s.n.m.) Parque Mahuida 2 2003 19H 0359513 / 6296775 3,0 944 27 Oeste (300) 3 No Plantado -- 19H 0359900 / 6296915 -- 1018 38 SurOeste Tabla 8: Composición y número de especies plantadas por reforestación en el Parque Mahuida. Nº Nombre Científico Nombre Común Parque Mahuida 1 Parque Mahuida 2 1 Cassia closiana Quebracho 5 11 2 Colliguaja odorifera Colliguay 9 21 3 Cryptocaria alba Peumo 1 1 4 Maytenus boaria Maitén 4 2 5 Prosopis chilensis Algarrobo 4 0 6 Quillaja saponaria Quillay 150 234 7 Shinus polygamus Huingán 34 38 Riqueza (S) 7 6 Abundancia (N) 207 307 El clima de la zona, según el Atlas Agroclimático de Santibáñez y Uribe (1990), corresponde al tipo Templado Infratermal Estenotermico Mediterráneo Semiarido. Lo que equivale 50

al distrito agroclimático 60,5. El régimen térmico se caracteriza por temperaturas variantes, en que la media máxima es 16,00 ºC, la temperatura media mínima es de 4,10 ºC, y con una temperatura media anual de 9,60 ºC. El período libre de heladas es de 103 días, con un promedio de 66 heladas anuales. En el régimen hídrico se observa una precipitación media de 715 milímetros, y un período seco de 7 meses. Por efecto altitudinal, los inviernos son fríos y con severo régimen de heladas, y los veranos son frescos. continuación. La cobertura vegetacional preexistente en las reforestaciones y en el control se muestra a Tabla 9: Cobertura vegetal leñosa correspondiente a cada rango de altura en el Parque Mahuida. Para el cálculo de la cobertura vegetal se realizaron 4 transectos por sitio de estudio de 50 metros, en los cuales se medía cada dos metros, en un cuadrado de 20 centímetros por 20 centímetros, las especies que estaban presentes en el área del cuadrado. Registrando la especie y la altura del follaje que se encontraba presente en dicha área (anexo 2). Nº Sitio de muestreo COBERTURA (%) Rangos de Alturas (m) 0,01-1,00 1,01-2,00 2,01-3,00 3,01-4,00 > 4,00 TOTAL 1 Parque Mahuida 1 4,00 4,00 3,50 0,00 0,00 11,50 2 Parque Mahuida 2 6,50 12,50 4,00 0,00 2,00 25,00 3 Parque Mahuida No Plantado 8,00 18,00 2,00 3,00 0,00 31,00 Las especies que se encuentran con mayor frecuencia, y en orden de importancia, son Acacia caven, Retamilla trinervis, Litrhaea caustica y Baccharis paniculata principalmente. En la zona también se encuentran, pero con menor frecuencia, Quillaja saponaria, Solanum ligustrinum, Maytenus boaria, entre otros. El valor de cobertura de Parque Mahuida 1 tiene algo de diferencia con el control (no plantado) debido a que el primero es el sector más abierto (con menor vegetación) de la zona. 4.2. REFORESTACIONES EN SITIOS SIN VEGETACIÓN REMANENTE 4.2.1. Las Tórtolas Las Tórtolas se encuentra en el kilómetro 36 de la ruta 5 norte (Luego de la cuesta el Manzano), en la Región Metropolitana, Chile. Los terrenos, en donde se encuentra la reforestación, pertenecen a Angloamerican S.A., pero la reforestación en si es de la empresa El Melón S.A., la que 51

fue realizada con el objetivo de mitigación. En este sitio se analizó una reforestación correspondiente al año 2005. En la zona, al igual que en los casos anteriores, se buscó un lugar con similares características que el sitio de plantación (en superficie, cobertura, pendiente y exposición). Por lo tanto en las Tórtolas hay una reforestación y un sitio no plantado (Control). Fuente: Google Earth, 2006. Figura 13: Foto Satelital Las Tórtolas, sitios de estudio. A continuación, en las siguientes tablas, se muestra las características principales de cada sitio de estudio (reforestación y control), y la composición de especies y número de individuos plantados en la reforestación. Tabla 10: Año, Coordenadas geográficas (UTM), Superficie (ha), Altitud (m.s.n.m.), Pendiente (%) y Exposición (º) de los sitios de estudio en Las Tórtolas. Nº Localidad Sitio de Muestreo Año Coordenadas Geográficas Superficie Altitud Pendiente Exposición 1 Las Tórtolas 2005 19H 0336026 / 6336138 0,5 602 15 Norte (50) Las Tórtolas (606,5 m.s.n.m.) 2 No Plantado -- 19H 0336001 / 6336110 -- 611 8 Norte (60) 52

Tabla 11: Composición y número de especies plantadas por reforestación en Las Tórtolas. Nº Nombre Científico Nombre Común Las Tórtolas 1 Acacia caven Espino 310 2 Lithraea caustica Litre 35 3 Porlieria chilensis Guayacán 50 4 Prosopis chilensis Algarrobo 30 Riqueza (S) 4 Abundancia (N) 425 El clima de la zona, según el Atlas Agroclimático de Santibáñez y Uribe (1990), corresponde al tipo Precordillera, Serranías de Interior, Sector Norte Cuenca de Santiago. Lo que equivale al distrito agroclimático 50,1. El régimen térmico se caracteriza por temperaturas variantes, en que la media máxima es 22,50 ºC, la temperatura media mínima es de 7,60 ºC, y con una temperatura media anual de 14,40 ºC. El período libre de heladas es de 232 días, con un promedio de 13 heladas anuales. En el régimen hídrico se observa una precipitación media de 348 milímetros, y un período seco de 8 meses. Al ubicarse en una cuenca protegida el verano es cálido y el invierno es relativamente frío. En la presente reforestación la cobertura vegetacional es muy escasa, sin embargo, existe un número de árboles residentes. Por lo anterior se muestreó la cobertura del sitio de estudio. A continuación se muestra junto a su respectivo control (no plantado). Tabla 12: Cobertura vegetal leñosa correspondiente a cada rango de altura en Las Tórtolas. Para el cálculo de la cobertura vegetal se realizaron 4 transectos por sitio de estudio de 50 metros, en los cuales se medía cada dos metros, en un cuadrado de 20 centímetros por 20 centímetros, las especies que estaban presentes en el área del cuadrado. Registrando la especie y la altura del follaje que se encontraba presente en dicha área (anexo 2). Nº Sitio de muestreo COBERTURA (%) Rangos de Alturas (m) 0,01-1,00 1,01-2,00 2,01-3,00 3,01-4,00 > 4,00 TOTAL 1 Las Tórtolas 0,50 0,50 1,50 3,00 2,00 7,50 2 Las Tórtolas No Plantado 0,00 2,00 3,50 0,50 0,00 6,00 Las especies más representativas y las causantes en mayor medida de los resultados de cobertura obtenidos son Acacia caven y Prosopis chilensis. Se encontraba también, pero en baja 53

frecuencia, Retamilla quinquinervia. El sitio de control escogido, se encontraba aledaño a la reforestación y posee una gran similitud de cobertura con la misma. 4.2.2. Los Maitenes Los Maitenes se encuentra en el kilómetro 15 del Camino a Farellones, por el camino hacia la mina La Disputada, que parte exactamente antes de comenzar la curva 1 a farellones, en la Región Metropolitana, Chile. Esta reforestación, al igual que la anterior, se encuentra en terrenos pertenecientes a Angloamerican S.A., sin embargo, la reforestación en si es de Colbún S.A., y el objetivo de ésta es la mitigación. En este lugar se analizó una reforestación que fue plantada el año 2004. Se encontró un sector (no plantado) aledaño con características similares para utilizarlo de control para la recolonización natural de aves y flora arbórea. Fuente: Google Earth, 2006. Figura 14: Foto Satelital Los Maitenes, sitios de estudio. Las siguientes tablas muestran las principales características de los sitios de estudio (reforestación y control), y la composición de especies y número de individuos plantados en la presente reforestación. 54