Un problema inherente al crecimiento de las ciudades es la progresiva impermeabilización del suelo, circunstancia que está alterando las características naturales del terreno, lo que provoca efectos negativos tales como la pérdida de capacidad de retención y filtración del agua de lluvia, la inertización y desertización de la superficie terrestre, el aumento de la temperatura ambiente en las ciudades, el deterioro de la calidad atmosférica, la alteración paisajística y la desnaturalización del entorno. Un problema inherente al crecimiento de las ciudades es la progresiva impermeabilización del suelo, circunstancia que está alterando las características naturales del terreno, lo que provoca efectos negativos tales como la pérdida de capacidad de retención y filtración del agua de lluvia, la inertización y desertización de la superficie terrestre, el aumento de la temperatura ambiente en las ciudades, el deterioro de la calidad atmosférica, la alteración paisajística y la desnaturalización del entorno. Pedro Lasa, delegado de Atlantis España, instó, durante la jornada 'Drenaje y Eco-gestión de pluviales' organizada por la Asociación de Antiguos Alumnos de la UPV, a buscar nuevos criterios para la gestión de los pluviales en el ámbito urbano, basados en el almacenamiento y tratamiento en origen, con el fin de retener y emplear el agua procedente de lluvia para rentabilizarla, filtrarla o verterla libre de contaminación. Según datos de las Naciones Unidas, el grado de concentración humana en ciudades de más de 10.000 habitantes era del 1% en 1800, del 20% en 1960 y se prevé que alcance un 65% en 2025. Este nivel de superpoblación repercute directamente en el calentamiento de la atmósfera, en lo que se denomina efecto isla de calor, fenómeno que se produce por las imanaciones gaseosas de vehículos, calefacciones, industrias y por la reverberación del calor adherido a superficies impermeables como el asfalto, que multiplica por dos o tres la temperatura ambiente. De hecho, en verano, los pavimentos de ciudades como Valencia, Barcelona o Madrid, llegan a alcanzar cerca de 90 grados. Sin embargo, el peor de los impactos es el producido sobre el ciclo hídrico, cuyas repercusiones provocan la fractura del curso natural del agua, un alarmante aumento de los volúmenes de escorrentía y de las velocidades de flujo, una reducción de los tiempos de concentración, temperaturas más altas en cauces naturales, una mayor oscilación de los caudales (más bajos durante el estío y más altos durante las épocas de lluvia, lo que conduce inevitablemente al aumento de las inundaciones) y
mayores niveles de contaminación (por escorrentía urbana y por el incremento de la frecuencia, intensidad y toxicidad de las descargas de los sistemas de saneamiento convencionales en tiempo de lluvias). Depósitos permeables o de percolación: Acumulan temporalmente el agua permitiendo su progresiva infiltración al terreno para la recarga de acuíferos. La contaminación en las grandes urbes se origina por el denominado efecto embudo. El agua procedente de las lluvias se recoge a través de la red de saneamiento, donde llega contaminada desde la atmósfera. En épocas de gran intensidad pluvial, surge el problema de la sobrecarga: el caudal se dirige hacia unas depuradoras cuya capacidad resulta insuficiente para purificar tal cantidad de agua en un espacio de tiempo reducido, y entonces los vertidos de agua resultan inevitables. La solución para paliar este problema radica en un cambio de criterio en la gestión de aguas pluviales: en lugar de aplicar exclusivamente preceptos hidráulicos y pretender actuar al final del proceso, se trataría de emplear otros valores, como la retención y tratamiento del agua en origen (reutiliza, infiltrar y verter), y medidas exclusivamente hidrológicas en lugar de las hidráulicas. Lo recomendable sería reducir las inversiones en el transporte del agua y aumentar la inversión en la retención: si existen problemas de capacidad hidráulica, por qué se dirige el agua a un lugar donde no hay capacidad para depurarla? No sería más razonable destinar los recursos disponibles a almacenar del agua? No se trata tanto de sustituir las infraestructuras existentes, sino de mejorar su funcionamiento: reducir la carga hidráulica del sistema de saneamiento en tiempo de lluvias, evitar la contaminación inútil del agua y dotar al sistema de recursos hídricos. La solución que propone Pedro Lasa consiste en incrementar la capacidad de retención de agua en el ámbito urbano. Una posibilidad sería construir tanques de tormenta, si bien están concebidos para actuar al final del proceso y por lo tanto el agua llegaría contaminada a los depósitos, y su construcción, además, supone una fuerte inversión económica. El problema se agrava porque las depuradoras no pueden limpiar esas aguas llenas de aceites, hidrocarburos, zinc, plomo, níquel, etc. La alternativa más viable se centraría en construir depósitos de tormenta que albergasen solamente agua, algunos de los cuales se impermeabilizarían para reutilizar el agua en las propias viviendas, parques, jardines, limpieza de las vías públicas, etc., y otros de los
cuales serían permeables con el fin de acumular temporalmente el agua, que sería infiltrada al terreno para recargar el acuífero y conducida a su destino original. El sistema Atlantis Además de contribuir a la solución de los inconvenientes inherentes a la escasez y al consumo irracional del agua, el nuevo sistema de drenaje Atlantis permite afrontar una de las formas más comunes de contaminación: la derivada del arrastre o escorrentía del agua de lluvia por las superficies impermeables de nuestras ciudades. Los sistemas tradicionales de desagüe y alcantarillado recogen y acumulan la mayor parte de los agentes contaminantes generados por las urbes en sumideros abiertos, tuberías y canales, hecho que favorece la proliferación de bacterias anaerobias, que son transportadas durante los periodos de lluvia y provocan la corrupción de ríos y océanos. Atlantis propone la aplicación de sistemas de recuperación de agua en todas aquellas zonas verdes ubicadas en zonas peatonales, aceras, medianas, rotondas y jardineras. En lo que respecta a su empleo como sistema de drenaje, las celdas Atlantis constituyen el método más eficaz para la evacuación inmediata del agua tanto vertical como horizontal -, ya que se construye a partir de placas rectangulares de diferentes espesores (15, 30 y 40 mm), formadas por una serie de celdas huecas que integran una estructura semejante a la de un panal de abejas. Las placas están fabricadas en polipropileno reciclado y reciclable, y a pesar de su gran ligereza (3,5 kg/m2), poseen una extraordinaria capacidad portante (hasta 150 t/m2 de resistencia a la compresión). El conjunto resultante se instala envuelto en geotextiles de alta calidad y se cubre con arena lavada, de modo que el sistema crea un espacio a través del cual el agua puede circular en cualquier dirección. Mediante la utilización de geomembranas permeables o impermeables, se puede permitir o impedir que el agua penetre o abandone el circuito, logrando una adaptación ideal a cualquier tipo de configuración deseada. Además, el diseño de las celdillas crea pequeñas turbulencias controladas que impiden el sedimento interno de arcillas o limos, evitando que la instalación pueda llegar a atascarse. Los criterios propuestos por Atlantis están encaminados a controlar la escorrentía urbana (hacer desaparecer el agua de la superficie urbana lo antes posible), a aumentar la capacidad de retención urbana, a controlar la carga hidráulica del sistema de
saneamiento, a eliminar las descargas del sistema unitario (DSU), a reducir la contaminación del agua de lluvia y de los cursos naturales donde se vierte, a restaurar el ciclo natural del agua y a obtener una mayor eficiencia en el uso del suelo y agua; es decir, a biorremediar en origen. C onstrucción de eco-parkings de superficie con pavimentos permeables, dotados de depósitos de acumulación bajo el pavimento. En España se ha formado un equipo investigador para el desarrollo de nuevas estructuras de firmes biodegradantes de hidrocarburos, destinadas a conseguir que el propio pavimento palie o depure el pequeño vertido puntual que pueda ocurrir. Los pavimentos impermeables, al captar el agua por gravedad o infiltración, apenas permiten que el agua pueda contaminarse en superficie y, al filtrarse a través de la estructura permeable, la calidad del agua experimenta una notable mejoría. También se llaman sistemas no generadores de flujo, porque el objetivo es generar las menos circulaciones posibles, pues se trata de que el agua siga su camino vertical. Los límites del abastecimiento de agua en las áreas metropolitanas mediante los sistemas convencionales (embalses, trasvases, etc.), conllevan un importante impacto medioambiental y económico, cuestión que hace imprescindible la promoción de alternativas centradas en la gestión de la demanda: tecnología de ahorro campañas de sensibilización, usos de agua no convencionales como desalinizadoras, utilización de pluviales y reutilización de aguas residuales depuradas. De esta manera, la evolución tecnológica está consiguiendo paliar una carestía que busca en la concienciación social otro pilar en el que sustentarse. CASOS PRÁCTICOS Reutilización de agua de lluvia y riego. El aprovechamiento y reutilización de agua de lluvia y riego se ha convertido en la alternativa ante las restricciones en el consumo de agua en ciudades y núcleos urbanos por la importante carestía padecida en los últimos años. Esta práctica está basada en una serie de directrices encaminadas a la reducción del consumo de agua conforme a las siguientes actuaciones: dotación de circuitos cerrados para la captación de pluviales y agua de riego en parques, jardines y zonas verdes; aprovechamiento de pluviales y de aguas grises (agua proveniente de lavabos, duchas, bañeras y piscinas) para su reutilización en inodoros; riego pasivo de zonas
verdes y recarga de acuíferos; aprovechamiento de pluviales en la construcción de nuevos edificios y parking mediante la dotación de depósitos con capacidad mínima suficiente para retener el agua de lluvia recogida en cubierta o superficie; y aplicación de sistemas de recuperación de agua de lluvia y riego en instalaciones deportivas (golf, fútbol, hipódromos, hípica, etc.) con la posibilidad de aprovechamiento del vertido de las piscinas para riego.sobre la dotación de circuitos cerrados para la captación de pluviales y agua de riego en parques, jardines y zonas verdes, cabe señalar que el agua recogida por el sistema en este tipo de aplicaciones es apta para todo tipo de usos, excepto el consumo humano. Cuneta revestida. El sistema permite el aprovechamiento de la infraestructura de drenaje existente; la modularidad del sistema permite adaptarse a cualquier configuración. El aprovechamiento del agua recogida por el sistema puede llevarse a cabo de forma activa mediante bombeo o de forma pasiva mediante riego subterráneo. La puesta en funcionamiento del sistema en las vías públicas conllevaría las siguientes mejoras: aumento de la capacidad de retención de agua de las zonas verdes, reducción de los procesos de escorrentía y encharcamiento en viales y zonas peatonales, disminución del consumo de agua y de las necesidades de riego, reducción de la cantidad de agua contaminada, descenso de los problemas de colmatación (desbordamiento) en rejillas y sumideros, aumento de superficie transitable para peatones y vehículos, y reducción de accidentes en vía pública por caídas y patinazos.otra de las propuestas de Atlantis consiste en la elaboración de depósitos enterrados con capacidad suficiente para retener el agua de lluvia recogida por su cubierta en una lluvia de un periodo de retorno determinado. El sistema ofrece diferentes posibilidades: acumulación de pluviales en la cubierta del edificio (permitiría y favorecería el mantenimiento de cubiertas ajardinadas) o acumulación de pluviales dentro de la parcela y preferentemente en zonas ajardinadas. En las zonas comunes de viviendas y urbanización se realizaría el tratamiento, almacenamiento y recanalización del agua para su reutilización en viviendas y usos comunes. Esta misma idea puede
es transportable para la construcción de parking de superficie, con especial incidencia en las grandes superficies (hipermercados, centros de ocio y zonas de grandes aglomeraciones), puesto que estas edificaciones, además de los problemas inherentes al agua, provocan otra serie de problemas medioambientales: aumento de la temperatura ambiente, inertización y desertización del suelo, degradación paisajística, etc. En este tipo de infraestructuras, el sistema Atlantis permite dos tipos de actuaciones: la captación del agua de escorrentía provocada por la superficie impermeabilizada para su posterior infiltración al terreno o reutilización (aplicación recomendada para los párking existentes) y la construcción de eco-parkings de superficie con pavimentos permeables, dotados de depósitos de acumulación bajo el pavimento. Eco cunetas anti-vuelco. Según datos de la Dirección General de Tráfico, en España, cerca del 40% de los accidentes de tráfico son consecuencia de salidas incontroladas de calzada. Una cifra preocupante al respecto es el progresivo aumento de este tipo de accidentes, un 22% desde 1989, mientras que durante este mismo período el total de siniestralidad en las carreteras españolas se ha reducido en un 25%.Estudios de eficacia y rentabilidad económica realizados por la Dirección General de Carreteras, apuntan que la instalación de barreras reportaría una reducción del 54% en el riesgo de mortalidad, si bien el riesgo de accidentes sólo disminuiría un 5%, lo que significa que la valla protectora sustituye un tipo de accidente por otro y cuyo objetivo es evitar que, en caso de salida incontrolada de un vehículo de la calzada, éste caiga en una cuneta. Por esta razón, Atlantis propone nivelar las cunetas y así eliminar su peligrosidad. Con esta medida se obtendrían unos márgenes más seguros, aumentaría la superficie útil, se reduciría la zona de afección, se reducirían o eliminarían los procesos de escorrentía, ahondaría en la gestión eficaz y sostenible del agua, contribuiría a una mejor integración paisajística, reduciría las labores de mantenimiento, no supondría un incremento en los costes de construcción y prolongaría la vida útil de la carretera. En situaciones de lluvia normal el sistema capta el agua por infiltración, eliminando arrastres y escorrentías, mientras que cuando llueve de forma intensa, la cuneta permeable transporta, infiltra y percola simultáneamente. Por último, indicar que la aparición de vegetación sobre la estructura mejora la integración paisajística de la carretera, frena los procesos de erosión y escorrentía y mejora la infiltración vertical.
Autor(es): Óscar del Moral, Revista Polivalencia No. 32