LA RINCES SOY YO H ace muy poco tiempo, en un lugar muy cercano, vive una Princes llamada Dana. Ella es heeermana de Marcos y beeellotas son sus frutas favoritas. No es necesario describirla físicamente, porque Dana es igual que tú cuando te ves en el espejo. Así que mejor solo decir que ella es más parecida a ti de lo que puedes imaginar. Dana tiene varias hadas madrinas y hados padrinos? Será que se llaman así? Bueno, la cosa es que tiene tres tías y dos tíos, que muchas veces le conceden los deseos que vuelan en su imaginación. Es por esto, que Dana tiene una enorme cantidad de juguetes, muñecas y cuentos, para divertirse tanto como quiera. Como toda Princes, Dana sueña con encontrar un sapo, pero uno bonito. Darle un beso y tener un final feliz comiendo
perdices. Aunque ella nunca ha probado perdices, pero deben ser muy buenas, porque todas las Princes s las comen. Desde hace poco, Dana vive en una ciudad diferente, incluso un país diferente. Así que debe hacer nuevos amigos y no sabe bien como comenzar. Esta tarde después de comer, Dana se asoma por la ventana y ve un parque con varios niños. Agarra su muñeca favorita y se va a decirles a los demás que ella es importante, es la Princes. - Buenos días!. Mi nombre es Dana, Princes Dana. Todo lo que ven a su alrededor es mi reino y por eso me deben tratar con respeto, cumplir mis deseos, y prestarme sus juguetes. Los niños se quedan callados y la miran extrañados. Daniel, el menor de los varones, acaba el silencio y dice: - Yo soy Daniel, un superhéroe. Me puedes decir Super-Dani. Protejo a todos los de por aquí y por allá. - Y yo soy Laura. Agrega una de las niñas-. Soy una famosa bailarina de ballet.
- Mi nombre es Gustavo. Grrrrrrrr! soy un tigre que vive en una cueva muy cercana. Ruje otro niño mientras enseña sus manos como garras. - Hola Dana, yo soy Laura, también soy Princes como tú. - Somos varias Princes s dice otra niña desde lo alto del tobogán.- Mi nombre es Sonia, bienvenida al barrio. - Que linda tu muñeca dice otra niña que se acerca a Dana.- Me la prestas para jugar? Dana no puede creer lo que está escuchando. Aquí todos los niños se creen algo diferente piensa. - Yo soy la única Princes! Ustedes están equivocados. Mis juguetes son míos, son ustedes los que me tienen que prestar sus cosas. -agrega molesta mientras se va a contarle a mamá todo esto. Dana no entiende lo que está pasando. - MAMÁÁÁ! Estos niños no saben que yo soy la Princes, la verdadera Princes. Todo lo que hacen es bromear y decir mentiras sobre quienes son.
- Calma Dana le responde mamá.- No entiendo lo que me dices. Respira hondo y explícame. - Estos niños dicen que son fieras salvajes, superhéroes y hasta algunas niñas creen ser Princes s igual que yo. No entiendo lo que está pasando mamá. Sal, y diles que yo soy la única Princes aquí. - Dana todas las niñas son princesas. Para ser princesa solo hay que desear serlo con todas tus fuerzas y todo a tu alrededor se convertirá en magia. Dana continúa insistiendo. - No mamá! Esto no es así. La única Princes soy yo. No hay más. No voy a jugar con esos niños, me quedaré aquí en casa sola con Marcos. - Dana, ya verás que jugar aquí con tu hermanito puede ser divertido un rato, pero es mejor si salimos todos a jugar. - No quiero mamá. Aquí me quedaré.
- Está bien. Pero yo voy a salir con Marcos para que él también conozca a los demás niños y pueda jugar y compartir con ellos. Dana se molesta aún más al darse cuenta de que su mamá no ve lo grave de la situación. - No puedo creer esto. Voy a jugar con mi muñeca y mis juguetes aquí yo sola. No necesito a ninguno de esos niños. piensa Dana en voz alta. Dana empieza a buscar sus juguetes por toda la casa. Sus cuentos, sus otras muñecas, sus rompecabezas, sus bloques para armar, nada está por ninguna parte. Solo encuentra una pequeña caja con una cuerda para saltar, un juego de té y algunos creyones para pintar. Corriendo va con su mamá y preocupada le dice: - Mamá mis juguetes! no hay ninguno, no consigo nada. - Aún no han llegado Dana. dice mamá.- Muchas de las cajas de la mudanza van a llegar en los próximos días, pero ahora no están aquí.
- Y ahora con que voy a jugar? Esto es un total desastre, primero esos niños que se creen yo no sé que, después no tengo mis juguetes. dice casi a punto de llorar. - Cálmate hija. Sé que no es fácil el cambio, pero tienes que tener un poco de paciencia. -Dice mamá mientras la abraza con fuerza.- Puedes salir a jugar afuera con los niños, y compartir estos juguetes que hemos traído, así ellos te prestan los suyos y juegas con cosas diferentes. - No quiero mamá, lo mío es mío y de más nadie. asegura Dana ya con lágrimas en los ojos.- Además yo soy la Princes, ellos me tienen que prestar sus cosas, no yo a ellos. - Hija, tú eres la princesa de esta casa y Marcos es el príncipe. Pero cada una de esas niñas también es una princesa. En el mundo hay tantas princesas como niñas, cada una lo es a su manera. Cada niño es lo que sueña ser.
Vamos afuera a jugar con los demás niños y pronto verás que divertido es compartir. No muy convencida, Dana acepta. Cuando se acerca al parque, un niño le sonríe y dice: - Hola, soy Manuel, un famoso jugador de fútbol. Me han dicho que eres nueva por acá. Si quieres puedes unirte a nuestro equipo. En ese momento un sapo salta cerca de los niños y todos comienzan a perseguirlo, lo quieren atrapar para jugar con él. Dana muy sorprendida, piensa: - Será este mi sapo? Cuando alguno de los niños logra atraparlo, Dana lo observa, pero también ve la pelota de futbol con la que Manuel está jugando. A Dana no le gusta este sapo, realmente no le ha gustado ninguno de los sapos que hasta ahora ha visto. Pero la pelota de futbol sí que se ve interesante. Así que acepta la propuesta de Manuel y pronto se da cuenta de que su mamá tiene razón.
Cada niño del barrio es un soñador que imagina ser lo que más le gusta ser. A ella le gusta mucho ser princesa, pero con el tiempo descubre que un día puede ser enfermera, otro mariposa y hasta jugadora de fútbol. Cada niño es lo que su imaginación quiere que sea. A partir de ese día, Dana no sigue buscando ningún sapo para besar, ni tampoco piensa en comer perdices. Con lo ricas que son las frutas y los asados que prepara papá los domingos, no las necesita. Nota final: La palabra princesa está escrita con P mayúscula y una corona haciendo las veces de a para demostrar lo importante que se siente Dana, al igual que las demás niñas que también se sienten princesas. Luego en la explicación de su mamá, se quiere demostrar que ser princesa es como ser cualquier otra cosa y la palabra cambia. Sólo vuelve a verse así mientras Dana se siente superior.