La adicción a los opiáceos Haciendo una diferencia hoy El abuso de opiáceos legales e ilegales, incluyendo la heroína y los calmantes prescritos para el dolor, es un serio problema de salud pública global. De acuerdo con la Oficina de Políticas Nacionales para el Control de Drogas, en los Estados Unidos hay entre 750,000 y 1 millón de personas adictas a la heroína. Más aún, un estimado de 30 millones de personas mayores de 12 años han usado alguna vez en su vida de manera inapropiada opiáceos prescritos para calmar el dolor, tales como la OxyContina y la Vicodina. Los opiáceos pueden ser altamente adictivos, causando fuertes ansias, tolerancia y dependencia que sobrepasan la capacidad del consumidor para dejar de tomarlas por sí mismo, aún cuando se enfrenta a consecuencias devastadoras. El uso crónico de opiáceos está asociado a enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA (por la reutilización de jeringas), complicaciones fetales, crímenes, la muerte y rupturas en la familia, el trabajo y la educación. De acuerdo con la Oficina de Políticas Nacionales para el Control de Drogas, el abuso de drogas le cuesta anualmente a la sociedad norteamericana un estimado de $180 billones de dólares, incluyendo gastos de asistencia médica, reducción en la productividad laboral y crímenes.
La investigación lleva a un mejor entendimiento Gracias a años de investigación continua, los científicos han aprendido más acerca de los opiáceos y la manera en que actúan en el cerebro. Uno de los primeros grandes avances en el campo de la adicción a los opiáceos llegó en la década de 1970, cuando científicos financiados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, National Institutes of Health) de los Estados Unidos descubrieron los opiáceos propios del cerebro, así como sus receptores, que son proteínas especializadas localizadas en la superficie de las células del cerebro, la médula espinal y el tracto gastrointestinal, a los que los opiáceos se unen y causan reacciones. Posteriormente los científicos encontraron que los receptores para opiáceos están concentrados en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones. De acuerdo con esta investigación, las drogas que se unen a los receptores para opiáceos en los centros de recompensa del sistema límbico (la región del cerebro que regula las emociones) y aumentan la liberación de dopamina en otra región del cerebro llamada el núcleo accumbens. Esto da lugar a una inundación del cerebro con dopamina, lo cual produce una gran sensación de placer y relajación, y puede comenzar el proceso de adicción. Los opiáceos también actúan independientemente de la dopamina, produciendo directamente efectos similares a los de la dopamina en las mismas áreas del cerebro. Más adelante los científicos descubrieron que el uso de opiáceos por periodos largos cambia la manera en que las células nerviosas del cerebro trabajan. La tolerancia ocurre cuando estas células necesitan una cantidad mayor del opiáceo para trabajar normalmente. Si el opiáceo se retira, las células se activan excesivamente y el consumidor experimenta síntomas de abstinencia, tales como dolor, fiebre, sudoración y escalofríos. La investigación lleva a mejores tratamientos Afortunadamente, la investigación financiada por los NIH ha ayudado a los científicos a generar una lista creciente de tratamientos para ayudar a los adictos a los opiáceos a vivir sin drogas.
Después de más de una década de investigación en animales y humanos financiadas por los NIH, la buprenorfina se convirtió en uno de los medicamentos de uso diario aprobados más recientemente (en octubre de 2002), para tratar la adicción a los opiáceos. Con la ayuda del descubrimiento de los receptores para opiáceos, los científicos determinaron que la buprenorfina actúa de la misma manera que otro fármaco ya disponible, llamado metadona, activando los receptores para opiáceos e imitando el efecto de las drogas opiáceas de abuso. Los medicamentos que activan a los receptores pueden ayudar a aliviar las ansias por consumir la droga y controlar la adicción de la persona. Sin embargo, la buprenorfina tiene un efecto más débil sobre los receptores que la metadona y la heroína, y causa sólo una euforia limitada, lo que disuade a un adicto de abusar de este medicamento. Otros medicamentos desarrollados para el tratamiento de la adicción a los opiáceos luego de años de investigación financiada por los NIH, incluyen la naltrexona, que bloquea los efectos placenteros de la heroína sin producir o mantener la dependencia a los opiáceos, y la clonidina, que reduce algunos síntomas de la abstinencia a los opiáceos. Aunque estos medicamentos ayudan a muchos adictos, no funcionan en todas las personas. Es necesaria más investigación para desarrollar mejores medicamentos que ayudarán a más personas a sobreponerse a la adicción a los opiáceos. Esta imagen muestra la distribución de los receptores para opiáceos en una porción del cerebro del cuyo. En rojo se muestran las áreas con la densidad más alta de receptores. Las investigación indica que las drogas opiáceas producen sus efectos adictivos uniéndose a las células de estas áreas específicas, particularmente en los centros de recompensa del cerebro. Se piensa que la actividad en el área encerrada por el círculo, así como en las áreas frente a ésta, crea sensaciones placenteras que inducen a los adictos a desear usar las drogas una y otra vez.
Un financiamiento continuo para la investigación puede ayudar a: Mejores medicamentos que ayuden a más adictos a los opiáceos a vivir sin drogas, incluyendo medicamentos de más larga duración y con efecto sobre los receptores involucrados en las respuestas al estrés. Un mayor conocimiento de otras drogas adictivas y la manera en que afectan el cerebro. Un mejor entendimiento de los procesos del dolor en el cerebro y la médula espinal, y de cómo tratar el dolor. La adicción a los opiáceos Haciendo una diferencia para el mañana Mediante la investigación para entender cómo actúan los opiáceos en el cerebro, los científicos han sido capaces de desarrollar medicamentos para tratar la adicción a ellos, pero aún se necesitan más información y mejores tratamientos. Sabía usted que: Entre 750,000 y 1 millón de personas en Estados Unidos son adictas a la heroína, y un estimado de 30 millones de personas mayores de 12 años han usado alguna vez en su vida de manera inapropiada opiáceos prescritos para calmar el dolor, tales como la OxyContina y la Vicodina? El abuso de las drogas le cuesta a la sociedad un estimado de $180 billones de dólares anuales, incluyendo gastos de asistencia médica, reducción en la productividad laboral y crímenes? Los opiáceos pueden ser altamente adictivos y se asocian con enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA (por la reutilización de jeringas), complicaciones fetales, crímenes, la muerte y rupturas en la familia, el trabajo y la educación?
La investigación mejora los tratamientos Los avances en los medicamentos actualmente disponibles se logran gracias a la investigación en humanos, financiada por los NIH, e incluyen nuevos tipos de medicamentos de larga duración en forma de diminutas cápsulas inyectables que se disuelven, o implantes bajo la piel. El medicamento en estas cápsulas e implantes se libera lentamente al torrente sanguíneo a lo largo de cuatro a seis semanas, para viajar lenta y consistentemente hacia el cerebro. Estas formas de medicamentos de larga duración, actúan de manera similar a la toma de una píldora se unen a los receptores para opiáceos y bloquean los síntomas de abstinencia y los efectos de tomar drogas opiáceas como la heroína y los calmantes para el dolor pero su beneficio terapéutico dura semanas con sólo una administración. Estudios recientes en humanos, financiados por los NIH, han mostrado que la buprenorfina inyectable es segura y efectiva bloqueando el efecto de los opiáceos por seis semanas, y estudios en humanos utilizando implantes de buprenorfina han mostrado que el medicamento contenido un implante puede ser liberado hasta durante seis meses. Nuevas investigaciones sobre la naltrexona inyectable han mostrado que una inyección mensual bloquea los receptores para opiáceos y los efectos de la heroína por tres a seis semanas. Los estudios en humanos sobre implantes de naltrexona también son promisorios. Las ventajas de los medicamentos liberados de manera sostenida son 1) la disminución en el abuso potencial, ya que no hay administraciones diarias en casa y 2) tratamientos más efectivos, debido a un aumento del cumplimiento con la toma de los medicamentos y una disminución del soporte médico con menos visitas clínicas. Otro blanco terapéutico prometedor para los medicamentos contra la adicción a los opiáceos es el receptor para el factor liberador de corticotropina (CRF). El CRF regula las respuestas de estrés inducido por eventos y situaciones que tienen una fuerte carga afectiva. Los síndromes de abstinencia a las drogas son estados que causan aversión y estrés por sí mismos. La investigación reciente de los NIH ha mostrado que los medicamentos que bloquean al CRF alivian varios de los síntomas de abstinencia en ratas y ratones adictos a opiáceos. Estos hallazgos indican que los medicamentos relacionados con el CRF podrían aliviar la abstinencia a opiáceos, reducir la aversión a eventos estresantes y disminuir la reincidencia en el uso de opiáceos relacionada con el estrés.
Esperanza para otras enfermedades El entendimiento de cómo los opiáceos causan adicción puede llevar a un mejor entendimiento de los procesos cerebrales de la adicción a otras drogas que producen dependencia, y a descubrir cómo prevenirla. La investigación sobre la adicción a los opiáceos puede también incrementar el entendimiento de las redes cerebrales involucradas en el dolor, ya que los opiáceos y sus receptores en el cerebro y la médula espinal están involucrados en éstos procesos. Con un mayor conocimiento de la adicción y del dolor otro problema urgente en la salud públicalos científicos pueden desarrollar medicamentos específicos para tratar estos distintos trastornos. Sólo el financiamiento continuo para la investigación ayudará a desarrollar mejores tratamientos que estén selectivamente dirigidos, ayudando a más adictos a vivir sin drogas. Con los años, el abuso de drogas incluyendo la heroína y los calmantes prescritos para el dolor como la OxyContina y la Vicodina le ha costado a la sociedad Norteamericana más y más. El último estimado es de $180 billones de dólares anuales, incluyendo asistencia médica, reducción de la productividad en el trabajo y crímenes. La investigación ya ha permitido: Un mejor entendimiento de cómo funcionan en el cerebro los opiáceos y sus receptores. Una mejor comprensión del proceso de adicción a los opiáceos, incluyendo cómo el uso crónico de opiáceos afecta al cerebro. Contar con medicamentos, como la buprenorfina, que ayudan a algunos adictos a sobreponerse a su adicción a los opiáceos. Version en español realizada por del doctor Francisco Fernandez de Miguel.