APOYO INSTITUCIONAL EN LA ATENCIÓN AL PARTO Y AL NACIMIENTO II JORNADAS DE SALUD PERINATAL. GALICIA. 2008 Charo Quintana Pantaleón Asesora en Políticas de Salud y Mujeres Departamento de Sanidad CAPV Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto Albert Einstein El parto y el nacimiento son procesos de singular trascendencia para las mujeres y sus hijos e hijas, para las familias, para la sociedad y para las organizaciones sanitarias. Nos hemos planteado el reto de mejorar su atención en el marco de la Estrategia de Atención al parto normal en el Sistema Nacional de Salud, elaborada y aprobada por el Consejo Interterritorial de Salud, por muchas razones: Nuestras maternidades hospitalarias atendieron en 2005, 463.249 partos que representan el único proceso de atención hospitalaria dirigido mayoritariamente a población sana. Existe un gran intervencionismo, a pesar de ser el parto y el nacimiento, acontecimientos fisiológicos. Así, por ejemplo, la tasa de cesáreas en el conjunto de Estado fue de 25,18% en 2007, lo que junto con las tasas de inducciones, operatoria obstétrica, episiotomías, etc. compromete la seguridad, la salud y el bienestar de las madres y las y los recién nacidos. Además se produce una gran variabilidad entre hospitales, tal y como evidencian las diferentes tasas de cesáreas: Los hospitales públicos realizaron en 2007 un 22,6% de cesáreas, los privados un 36,44%, mientras que en la CAPV la tasa fue de 12,51% y dentro de la propia Comunidad, la tasa del Hospital de Cruces de 11,7%. 1
Las rutinas hospitalarias han sido puestas en cuestión desde la evidencia científica y, simultáneamente, se está promoviendo la introducción en la asistencia de nuevas prácticas basadas en el conocimiento. Algunas consecuencias del modelo tradicional de atención sobre la salud de las mujeres y las criaturas son tenidas en cuenta por primera vez: necesidades básicas de ambos no atendidas, insatisfacción con la experiencia, interferencia de la fisiología, nacimientos traumáticos, perturbación del establecimiento del vínculo y del amamantamiento, etc. Las organizaciones en torno a la maternidad consciente reivindican el protagonismo de las mujeres, una atención personalizada según sus necesidades y expectativas y el abandono del viejo modelo paternalista de atención, que debe ser sustituido por el respeto a sus decisiones informadas, tal y como recoge la Ley de Autonomía del Paciente Todos estos hechos han señalado claramente la necesidad de un cambio del modelo asistencial de tal magnitud, al implicar a toda la constelación de creencias, valores y técnicas compartidas por los profesionales, que representa un auténtico cambio paradigmático. No puede calificarse de otra forma, el tránsito de la imperante cultura del Parto Tecnológico a la cultura del Parto Fisiológico que se propone. La fuerza del paradigma del Parto Tecnológico es tal, que su abandono requerirá tiempo y esfuerzos. Tiempo porque, como en todo paradigma, las creencias en torno a la bondad de una atención tecnificada se asumen como verdades incuestionables, tan evidentes que se tornan invisibles para los que están inmersos en ellas y hacen que, cuando se produce un cambio paradigmático, los nuevos criterios sean totalmente incomprensibles para los que todavía subscriben el paradigma antiguo. Y esfuerzos, porque los paradigmas dominantes son compartidos por el trasfondo cultural de la sociedad y por el contexto histórico del momento, de ahí que se requiera no sólo un cambio paradigmático profesional, sino también un cambio cultural. Muy conscientes de la dificultad que entraña este proceso, el Ministerio, las CCAA, los profesionales y las organizaciones de mujeres que promueven este cambio, hemos elegido como norte la evidencia científica y el nuevo modelo de salud centrado en las 2
personas que estamos construyendo en el SNS. Ambos elementos nos señalan toda una serie de retos conceptuales, profesionales, organizativos y de infraestructuras que sólo podrán abordarse con un respaldo político decidido y que podríamos resumir de la siguiente forma: El parto es un proceso fisiológico En ausencia de complicaciones o riesgos, su evolución espontánea es más segura para la madre y la criatura. Este hecho, confirmado por la evidencia científica nos obliga a cuestionar la extendida creencia de que la dirección médica del parto normal mejora los resultados obstétricos; creencia en la que se ha apoyado la medicalización creciente de los partos de bajo riesgo. Y, nos lleva a una conclusión: el parto fisiológico y el parto intervenido no son alternativas equiparables, ya que el parto fisiológico es de elección por su mayor seguridad. Así, la evidencia científica nos indica que el respeto a la fisiología del parto debe ser el enfoque de elección y la forma habitual y preferente de atención de todos los partos normales. Por tanto, mantener el modelo de atención antiguo y crear Unidades de Atención al Parto Natural para las mujeres que lo solicitan, o abordar el cambio de modelo sólo en determinados centros y no en toda la red pública, es inadecuado. Como también lo es el que los profesionales pretendan ser neutrales ante los dos modelos de atención; el compromiso con la salud de mujeres y bebés obliga a promover y fomentar el parto fisiológico. No se debe aconsejar ni llevar a cabo ningún tipo de intervención en el parto normal. Siempre debe existir una buena razón, una indicación para intervenir. Además, es necesario disponer de evidencia sobre los beneficios de cualquier intervención antes de aplicarla. Estos criterios nos enfrentan al hecho de que, en el nuevo modelo de atención, una vez abandonadas las intervenciones rutinarias, la petición de epidural va a pasar a ser la principal causa de medicalización de los partos normales. Y como la medicalización es indeseable, tendremos que intentar reducir la necesidad de epidurales y de la cascada de intervencionismo que precipitan. Para ello, 3
deberemos abordar seriamente el ofrecer una atención integral al dolor en el parto. Esta atención debe partir de las consideraciones de que este dolor no es sufrimiento, como lo demuestran los estudios de satisfacción con la experiencia del parto y de que actuar de forma aislada y específica sobre el dolor, no es posible sin interferir en toda la fisiológica del proceso del parto y del nacimiento. Así, el enfoque del problema debe de pasar de formular la pregunta cómo eliminar el dolor de las contracciones?, a plantear estas otras: cómo hacer que el parto sea lo más fácil posible? y cómo aliviar el dolor sin interferir en la fisiología? Esta nuevas preguntas nos conducen a la necesidad de favorecer la fisiología del parto a través de satisfacer las necesidades de las mujeres de seguridad, privacidad, no distracción, libertad para expresarse emocional y corporalmente sin inhibiciones, etc. Y, también a la utilización de métodos no farmacológicos de alivio del dolor, entre los que merece ser destacado por su eficacia la inmersión en agua caliente. Todo esto requiere instalaciones adecuadas, profesionales preparados y suficientes, protocolos consensuados del equipo obstétrico con neonatólogos y anestesistas y una gran sensibilización y formación permanente de todos los implicados. La mujer de parto necesita atención personalizada y de calidad La atención debe ser personalizada, basada en las necesidades de cada mujer y su criatura, científica y respetuosa con sus decisiones. Además, la evidencia indica que en todas las etapas del parto cuando una complicación ha sido resuelta, la mujer puede volver a disfrutar de los cuidados de un parto fisiológico y que, de la misma forma, la mayoría de las recomendaciones para el parto de bajo riesgo son de aplicación en el de riesgo. Esto nos obliga también a revisar los criterios de atención de los partos de riesgo que deben respetar la evidencia científica y beneficiarse de muchos de los cuidados recomendados para los partos normales. De forma que podríamos hablar que en el nuevo modelo de atención no está sólo dirigido a los partos normales sino que se basa en una nueva y única filosofía asistencial basada en la evidencia científica, que ofrece diferentes 4
tipos de cuidados dependiendo de las circunstancias del parto y de las necesidades de cada mujer. Las rutinas asistenciales deben ser modificadas. Así el uso de la cardiotocografía continua en el parto normal ha sido puesto claramente en cuestión, como también la restricción de líquidos e ingesta, la repetición de tactos vaginales, la amniorrexis o la administración de oxitocina rutinarias, la duración injustificadamente restrictiva de las diferentes etapas del parto, la posición de litotomía dorsal, la realización de episiotomías o el pinzamiento precoz del cordón. Nuevas prácticas avaladas por el conocimiento tienen que ser implementadas. Las necesidades del recién nacido de nacer en un ambiente silencioso, caliente y en penumbra, de no ser separado de la madre en ningún momento, de iniciar espontáneamente el amamantamiento, forman parte indisoluble de una atención científica y de calidad al parto. La mujer de parto necesita apoyo experto continuado El establecimiento de una buena relación entre la mujer y los profesionales que le atienden es importante. El apoyo continuado de los profesionales en su aspecto informativo, físico, psicológico y emocional, es clave. Deben transmitir confianza en las posibilidades de la mujer, infundirle seguridad, servir de apoyo y estímulo y ayudar a la persona acompañante a conocer y desempañar bien su papel. La profesión idónea para prestar este tipo de atención es la matronería. La matrona debiera de ser la responsable única en el parto normal y jugar un papel importante en el de riesgo, lo que obligará a introducir cambios consensuados en las relaciones profesionales entre las diferentes categorías del equipo obstétrico. Además cada mujer de parto requiere el cuidado de una matrona que debería poder dedicarse en exclusiva a ella, lo que exige aumentar las plantillas y planificar con criterios distintos las necesidades de formación de matronas. Pero no sólo es la evidencia científica la que nos empuja y anima a realizar este importante, complejo y lento cambio de modelo, sino la confianza en que todas las 5
mujeres puedan disfrutar de la plenitud de un momento, magníficamente captado por Isabel Allende cuando, en uno de sus libros, describe el parto de su nuera y el nacimiento de su nieta: Ella se irguió entre las almohadas, jadeando, mojada de sudor y transformada por una luz interior, indiferente por completo al resto de su cuerpo que seguía pulsando y sangrando, cerró los brazos en torno a su hija y, doblada sobre ella, le dio la bienvenida con una catarata de palabras dulces en un lenguaje recién inventado, besándola y olisqueándola como hacen todas las hembras, y se la puso al pecho con el gesto mas antiguo de la humanidad. El tiempo se congeló en el cuarto y el sol se detuvo sobre las rosas de la terraza, el mundo retuvo el aliento para celebrar el prodigio de esa nueva vida. 6