Los avances tecnológicos en transportes y comunicaciones,

Transcripción

1 Viajar con salud Consejos sobre el botiquín de viaje RAMON BONET a y ANTONIETA GARROTE b a DOCTOR EN FARMACIA. b FARMACÉUTICA. Los avances tecnológicos en transportes y comunicaciones, la globalización de las economías y la caída de los precios de los desplazamientos internacionales hacen que éstos se hayan generalizado de una forma espectacular en los últimos cinco años. Este aumento en el volumen de viajes internacionales ha comportado que muchas personas se vean expuestas a unos riesgos y enfermedades diferentes de los que son frecuentes en su entorno inmediato. Una planificación previa, la adopción de las medidas de prevención adecuadas y observar una serie de precauciones antes, durante y después del viaje son elementos claves que minimizarán la posibilidad de que éste pueda tener efectos adversos sobre la salud. Si bien es responsabilidad del viajero obtener toda la información acerca del viaje, el farmacéutico puede resultarle de gran ayuda a la hora de analizarla y evaluarla, entender los riesgos derivados, dar consejos generales y planificar y tomar las precauciones específicas. Riesgos relacionados con los viajes Los riesgos derivados de un viaje dependen en gran medida de factores como el destino, el tipo de transporte, el motivo para viajar, el tipo de alojamiento, la duración y la época, la conducta del viajero y las condiciones de partida. Destino Ciudades importantes y centros de ocio organizados están dotados de condiciones y servicios higiénico-sanitarios que suponen un menor riesgo que viajes a zonas rurales o áreas deprimidas o remotas. 50 O F F A R M VOL 24 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2005

2 Los viajes internacionales son una actividad que ha cambiado radicalmente su perfil en los últimos años: de ser una aventura excepcional, que podían permitirse muy pocas personas y en contadas ocasiones ha pasado a ser algo cotidiano que, por diversos motivos, realizan un elevado y cada vez mayor número de personas, recorriendo distancias largas y a una mayor velocidad. Un botiquín completo y preparado a conciencia es, sin lugar a dudas, un aliado que no debe faltar nunca en el equipaje, ya que permitirá al viajero hacer frente a los imprevistos sanitarios que puedan emerger cuando se encuentre lejos de su entorno habitual. Tipo de transporte Largos viajes en avión o automóvil exponen al viajero a diferentes riesgos de los que encontrará si la travesía se efectúa, por ejemplo, en barco. Motivo del viaje Hacer senderismo por el Himalaya o un safari por la sabana africana tiene unos riesgos diferentes de los que supone una estancia de relax en el Caribe o una ruta cultural por la Italia del Renacimiento. Tipo de alojamiento Si es de alto nivel, el alojamiento estará dotado de unos niveles de higiene, saneamiento y tratamiento del agua que no se pueden encontrar en un poblado indígena de alguna zona remota del planeta. Duración del viaje y época en que se realiza Estos dos factores determinarán el riesgo de exposición del viajero a condiciones climatológicas, cambios de temperatura, humedad, altura, niveles de contaminación y la influencia que puedan tener sobre su salud, así como el período de que dispondrá para aclimatarse a todos ellos. Conducta del viajero Es un factor que condiciona la probabilidad de exposición a muchos agentes infecciosos e influirá de forma determinante en la decisión de aplicar determinadas vacunas o tratamientos preventivos. VOL 24 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2005 O F F A R M 51

3 Condiciones de partida del viajero Niños, ancianos, embarazadas, personas con alguna minusvalía o personas que presenten algún proceso patológico crónico suelen tener unas necesidades específicas que también deben ser atendidas durante el viaje. Los centros de vacunación internacional (CVI), distribuidos por todo el territorio nacional, tienen como misión la información y atención integral del viajero internacional mediante la difusión de consejos sanitarios, administración de vacunas, quimioprofilaxis del paludismo y demás medidas preventivas necesarias. Ante una consulta relacionada con un viaje, debe remitirse a la persona al CVI más cercano, que puede localizarse para cualquier provincia española en el sitio web del Ministerio de Sanidad y Consumo ( profesional_sanidad_exterior.htm). Precauciones antes del viaje Los aspectos sanitarios del viaje deben constituir una parte importante de su preparación. Además de la visita al CVI más cercano, otras precauciones previas al viaje son: Es aconsejable contratar un seguro que cubra las necesidades personales y las del tipo de viaje que se va a realizar: determinadas actividades están excluidas de las pólizas, si se viaja con niños debe comprobarse que queden cubiertos por la póliza contratada, cobertura de evacuación y repatriación en caso necesario... Deben verificarse las prestaciones sanitarias públicas a las que se tiene acceso en el país de destino en virtud de posibles acuerdos con el Sistema Sanitario Español. Puede obtenerse esta información en las Direcciones Provinciales del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS). En caso de presentar alguna enfermedad es conveniente realizar una visita al médico para que emita el correspondiente informe actualizado, del que es aconsejable solicitar una copia y hacerla traducir al idioma del país de destino o, como mínimo, al inglés. En esta visita se recetará al paciente la cantidad de medicación necesaria para cubrir todo el viaje. Si una persona está expuesta a un tratamiento médico, es conveniente que lleve consigo una cantidad suficiente de medicación como para cubrir su estancia en el extranjero o asegurarse de que podrá adquirirla en el país de destino Si una persona está expuesta a un tratamiento médico, es conveniente que lleve consigo una cantidad suficiente de medicación como para cubrir su estancia en el extranjero o asegurarse de que podrá adquirirla en el país de destino. Para evitar problemas con las autoridades aduaneras, es conveniente disponer de un certificado firmado por el médico declarando que el viajero precisa estos fármacos para su tratamiento personal (hay que tener en cuenta que algunos países exigen que esta certificación esté firmada por la Administración sanitaria nacional). En cuanto a las vacunaciones, debe preverse con antelación suficiente la inmunización frente a enfermedades endémicas de la zona que se va a visitar. Los CVI ofrecen información y administran las vacunas necesarias en función de la zona de destino. La OMS establece como obligatoria la vacunación contra la fiebre amarilla en las zonas en las que es endémica. La administración de esta vacuna comporta la expedición del correspondiente certificado internacional de vacunación, documento normalizado previsto en el reglamento sanitario internacional y que es solicitado como requisito de entrada en algunos países. Aparte de esta vacuna, hay otras que pueden ser recomendables en función de la situación sanitaria de la zona visitada, las enfermedades endémicas que le afecten, las características del viaje y su duración, la situación de salud del viajero y el tiempo disponible antes del viaje. Las más recomendadas son: tétanos, difteria, hepatitis A y B, fiebre tifoidea, cólera, meningitis meningocócica, poliomielitis, rabia, encefalitis centroeuropea o encefalitis japonesa. Si por cualquier circunstancia el viajero no ha podido realizar una correcta pauta de inmunización, se le deberá recomendar extremar las precauciones durante el viaje. Paludismo Es una enfermedad parasitaria, potencialmente grave, ampliamente difundida entre los países tropicales y que se transmite por la picadura de mosquitos infectados. No hay vacuna contra ella, por lo que todos los estamentos sanitarios, oficina de farmacia incluida, deben contribuir a difundir el riesgo que comporta y las medidas preventivas que hay que aplicar antes y durante el viaje para evitar el contagio. Una de las medidas de protección más importante es el establecimiento de una pauta quimioprofiláctica adecuada. Puesto que ésta varía en función de la zona visitada, y teniendo en cuenta los efectos adversos de los fármacos antipalúdicos disponibles, su prescripción debe hacerse de forma individualizada por un facultativo especialista en el tema. 52 O F F A R M VOL 24 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2005

4 Botiquín de viaje El botiquín de viaje es un elemento imprescindible que debe permitir resolver problemas sanitarios menores o realizar la primera intervención en trastornos serios mientras se acude a un centro asistencial. El botiquín debe contener medicamentos básicos para tratar dolencias comunes y previsibles, artículos para primeros auxilios y cualquier producto sanitario especial que pueda necesitar el viajero personalmente. Únicamente se incluirá lo que el usuario sepa utilizar. El botiquín tiene que ser resistente y ligero y debe guardarse en los lugares más secos y frescos, y fuera del alcance de los niños. Los medicamentos, si no se trasladan con el embalaje de origen, deben conservarse con el nombre, indicaciones, posología y fecha de caducidad. Aunque es muy difícil dar una recomendación general, en la tabla 1 se muestran los medicamentos, productos y elementos varios que debe haber en un botiquín médico básico en cualquier viaje. Tabla 1. Contenido de un botiquín médico de viaje Artículos de protección Cremas solares con FPS elevado Repelentes de insectos Preservativos Desinfectante del agua Jeringuillas y agujas estériles Primeros auxilios Esparadrapo Antiséptico para heridas Vendas y apósitos estériles Vendas elásticas Suturas adhesivas Sales de rehidratación oral Tijeras, pinzas e imperdibles Termómetro Medicamentos básicos Analgésico simple Antipirético Antiinflamatorio Antibiótico tópico Antibiótico oral de amplio espectro Pomada con heparinoide Descongestionante nasal Gotas oculares emolientes para picadura de insectos Antidiarreico Laxante Medicación antipalúdica (si procede) Preparado antifúngico La medicación antipalúdica se debe empezar a tomar una semana antes de la entrada en la zona palúdica, durante la estancia y prolongarse hasta un mes después de haber abandonado la zona. Es importante que el viajero sea consciente de que el seguimiento de un régimen quimioprofiláctico minimiza el riesgo de contraer la enfermedad, pero no lo hace desaparecer totalmente. Precauciones durante el viaje Cualquier pequeño problema de salud que en el entorno habitual no supondría ningún problema puede volverse complicado cuando ocurre a miles de kilómetros de casa. Los consejos que cualquier viajero debe tener en cuenta para minimizar el riesgo de acabar contrayendo enfermedades son: Beber abundantemente para evitar la deshidratación y evitar el consumo de bebidas no embotelladas. Las bebidas calientes o refrescos embotellados suelen ofrecer más garantías sanitarias. Dependiendo de la zona que se visite hay que evitar el uso de cubitos de hielo o beber agua del grifo. Evitar comidas fuertes, alimentos crudos o poco hechos y las comidas procedentes de la venta ambulante, prestando especial atención a las condiciones higiénicas de los lugares elegidos para comer. La fruta debe ser pelada personalmente y las verduras no deben comerse crudas: un buen aspecto no garantiza que un alimento sea seguro. Las hortalizas que se vayan a consumir en fresco se mantendrán un mínimo de media hora sumergidas en agua tratada con hipoclorito sódico. 54 O F F A R M VOL 24 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2005

5 La repostería, los helados, las salsas y preparados con huevo crudo son, con frecuencia, origen de enfermedades. Sólo se consumirá leche envasada o derivados lácteos debidamente higienizados. Lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente, siempre antes de comer o preparar comida. Uso de lociones repelentes de insectos. Evitarán el contagio de las enfermedades que transmiten, así como las molestias de sus picaduras. Debe prestarse especial atención a esta recomendación si se viaja a zonas endémicas de paludismo o malaria, ya que es la principal medida preventiva para evitar su contagio. Disponer de medios adecuados para minimizar los problemas derivados de factores ambientales: calor, sol, frío, viento, altura. Deberá prestarse mucha atención a la fotoprotección solar, especialmente si se viaja a zonas tropicales o zonas altas. El calzado debe ser adecuado para la actividad que se va a realizar en cada momento. Debe ser cómodo, ventilado y proteger suficientemente el pie. No caminar descalzo, ni siquiera en las habitaciones de los hoteles. Bañarse únicamente en piscinas cloradas o en el mar para evitar posibles infecciones de ojos y oídos. Si se atraviesan o vadean ríos, es preferible hacerlo con botas impermeables o cualquier otro calzado pero, en ningún caso, con los pies descalzos. Vigilar las picaduras o mordeduras de ciertos peces o medusas o los arañazos en los corales o arrecifes, que pueden producir dermatitis y reacciones alérgicas. Evitar el contacto con animales, ya que pueden ser fuente de transmisión de muchas enfermedades. Precauciones después del viaje Hay enfermedades que no se manifiestan inmediatamente, sino que tardan varios meses en presentar una sintomatología que, por otra parte, por no ser la habitual de la región puede ser difícil de diagnosticar y tratar adecuadamente. Por ello, en caso necesario, deberá indicarse al médico que se ha realizado un viaje a una zona tropical o un país en desarrollo en los últimos 12 meses. Es especialmente importante acudir rápidamente a un médico si tras el viaje, y a pesar de estar aún siguiendo el tratamiento quimioprofiláctico, aparecen los síntomas típicos del paludismo (fiebre, sudación y escalofríos). Enfermedades del viajero y su tratamiento Se resumen a continuación los problemas de salud que se presentan con mayor frecuencia entre la población viajera y que, por tanto, hay que tener en cuenta en la preparación de un botiquín de viaje. Diarrea Aunque se asocia a los países exóticos, es el trastorno más frecuente, con independencia del destino del viaje. Suele tener carácter benigno, aunque hay que prestar especial atención si se manifiesta en niños, ancianos o enfermos crónicos. Deposiciones líquidas y frecuentes, náuseas, vómitos y malestar en general que, si no hay complicaciones, remiten espontáneamente a los 3-7 días. El tratamiento se instaura con la ingesta de abundante líquido rico en glucosa y sales minerales, o la administración de la «solución de rehidratación oral». Pueden administrarse algún antidiarréico para aliviar los síntomas cuando las diarreas no sean fuertes. Hay que evitar la administración de antibióticos. Si la diarrea es sanguinolenta, mucosa o va acompañada de fiebre alta, calambres intestinales o se asocia a vómitos persistentes, se deberá consultar inmediatamente a un médico o acudir a un centro médico para realizar su diagnóstico. Estreñimiento Es una alteración derivada de la pérdida de la rutina y los hábitos cotidianos. Además de la dificultad en defecar, otros síntomas son la hinchazón y el malestar abdominal, el mal aliento y el abatimiento. Como tratamiento pueden utilizarse laxantes suaves, tipo metilcelulosa, plantago, salvado de trigo, coloides vegetales, así como supositorios de glicerina. Hay que evitar su abuso, ya que podrían generar irritación de las mucosas o problemas intestinales. Mareo cinético Tiene su origen en el oído interno y se manifiesta de forma diferente según las personas. Náuseas, vómitos, sudación, vértigo, desorientación, dolor de cabe- 56 O F F A R M VOL 24 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2005

6 za, somnolencia, sensación de malestar general, etc. Para tratar esta disfunción se administran medicamentos que impidan o reduzcan la sensación de mareo: dimenhidrinato, meclozina, cinarizina, bromuro de escopolamina, prometazina. Su elección está condicionada al tipo y duración del desplazamiento. Deben tomarse de 15 min a 1 h antes de iniciar el trayecto. Picaduras Las más comunes son las de insecto. Su importancia radica, además de las molestias propias de la picada, en su capacidad de actuar como vectores de un gran número de enfermedades. Reacción local (hinchazón, enrojecimiento, picor, dolor, calor local, etc.) generalmente autolimitante. Si la reacción es más importante se requerirá atención médica inmediata. Se utilizan como tratamiento los antihistamínicos tópicos y orales, aplicación tópica de loción de calamina, amoníaco e incluso pomadas con corticoides de baja potencia. Si hay sobreinfección de la herida provocada por el rascado de la picadura, se tratará la lesión con preparados antisépticos Fiebre Se produce cuando hay un aumento de la temperatura corporal por encima de los 37 ºC, debida a innumerables causas, por lo que es importante observar los signos y síntomas asociados. Especial atención en las zonas donde el paludismo y la malaria sean enfermedades endémicas. Malestar general, sensación de calor y frío alternativamente, sudores, temblores, pesadillas y, en casos extremos, delirio. La fiebre hay que tratarla con antitérmicos (ácido acetilsalicílico, paracetamol o ibuprofeno) y, además, beber abundantemente, reposo, duchas o baños o aplicación de compresas con agua fría y no tapar con mucha ropa al enfermo. Heridas y traumatismos Hay un mayor o menor riesgo de que las heridas y los traumatismos (esguinces, tirones, contracturas y distensiones) se produzcan en función del tipo de actividades que se van a realizar. Dolor e inflamación localizada que se agudizan en las horas posteriores al movimiento que causó la afección. El sangrado o hemorragia será un síntoma claro de una herida abierta. Los traumatismos suelen tratarse con la aplicación de frío local y de un vendaje elástico compresivo. También se aplican pomadas con heparinoides si hay hematoma. Se inmovilizará parcial o totalmente el miembro afectado en función del grado del traumatismo. Si hay herida, hay que realizar una limpieza exhaustiva de la zona afectada con agua y jabón, desinfección con un agente antiséptico y dependiendo de su importancia, localización o tipo de actividad que hay que realizar, proteger con un apósito. Si la herida es grave, tras una primera actuación hay que acudir a un centro médico para su tratamiento. Quemaduras solares y golpe de calor Los síntomas de las quemaduras son: eritema, inflamación, dolor, ampollas y una posterior descamación en caso de quemaduras. Por su parte, la insolación o golpe de calor se debe a una exposición prolongada a altas temperaturas. Los síntomas de la insolación son: agotamiento, vértigo, dolor de cabeza, náuseas, sensación de desmayo y aumento de la temperatura corporal. El tratamiento de las quemaduras solares supone la hidratación oral y tópica, así como la aplicación tópica de preparados calmantes, reepitelizantes y cicatrizantes. Si hay ampollas abiertas, hay que desinfectar la herida y aplicar agentes antisépticos para evitar la sobreinfección. Se pueden utilizar analgésicos si el dolor es intenso. Resfriados Los síntomas principales de las afecciones de las vías respiratorias superiores son: irritación de garganta, congestión nasal, tos, malestar general, dolor de cabeza y fiebre. Para el tratamiento de los resfriados se suele utilizar analgésicos y antipiréticos, antitusivos, descongestionantes orales y nasales, caramelos o comprimidos con efecto anestésico y suavizante de la garganta. En el caso del resfriado infantil, puede ser de utilidad la inclusión de suero fisiológico o agua marina estéril para limpiar la nariz. 58 O F F A R M VOL 24 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2005