Defensa, represión, Inconsciente. La primera tópica

Transcripción

1 Defensa, represión, Inconsciente. La primera tópica Freud descubre, en su práctica clínica, que los síntomas neuróticos son el resultado de una transacción entre un deseo sexual y una defensa que le impide el acceso a la conciencia. Como, de entrada, consideraba natural el deseo sexual, su investigación se dirigió a la defensa: por qué el ser humano se prohíbe la sexualidad? por qué los pacientes no aceptan sus interpretaciones que los curarían? Pero se encuentra con que, precisamente, la sexualidad humana no es natural, que la satisfacción es imposible, que el mismo gesto que rebaja la tensión la relanza, que en el ser humano el deseo no apunta a su bien, y que los primeros objetos eróticos, justamente, están prohibidos. Freud, desde luego, no lo dice así, pero su obra permite esta lectura, sobre todo con ayuda de Lacan. Al principio, defensa y represión aparecen muy próximas, incluso a veces como sinónimos. Es la clínica la que lo lleva a ir distinguiendo distintos tipos de defensa (censura, resistencia y represión, -más la supresión, añadida por Soto- que vimos la clase pasada) y distintas funciones de la represión. En La interpretación de los sueños sistematiza los modos de ese trabajo defensivo para que la representación llegue, a pesar de todo, a la conciencia, aunque convenientemente distorsionada para que no sea reconocible. Es ahí donde dice que ( ) sólo un deseo y ninguna otra cosa, es capaz de poner en movimiento al aparato 1 Un paréntesis: (Aunque el deseo es una noción fundamental en la teoría freudiana, no es un concepto muy desarrollado por él; trabaja mucho más la pulsión, y en Tres ensayos se puede leer cómo la pulsión y el deseo se producen en el mismo proceso. Lacan, al contrario, trabaja intensamente, desde el principio de su obra, el concepto de deseo, y no consigue explicar la pulsión hasta que puede recurrir a la materialidad significante para sostener la estructura.) Ya en La interpretación de los sueños la represión aparece asociada a lo Inconsciente, estructurando el aparato psíquico; pero es en los textos metapsicológicos donde formaliza la 1ª tópica, cuyo funcionamiento ha descrito en trabajos anteriores sobre sueños, chiste, lapsus, (lo que Lacan llamará formaciones 1 Freud, S.: La interpretación de los sueños, cap. VII, punto E: El proceso primario y el proceso secundario. La represión pg

2 del Inconsciente). Inconsciente y represión se muestran indisolubles, el primero generándose precisamente por la necesariedad de la segunda. En La represión señala que para que una pulsión sea reprimida sería necesario que fuera displacentera, pero que la satisfacción pulsional es siempre placentera, de modo que tenemos que suponer que: aunque placentera en sí misma, sería inconciliable para otras exigencias, de modo que lo que produce placer en un lugar produciría displacer en otro. 2 La represión aparece estructurando el aparato, delimitando dos modos de funcionamiento: el proceso primario para las representaciones pulsionales inconscientes y el proceso secundario para el retorno de lo reprimido en el Prec. Cc. Freud dice de muchas maneras que el Inconsciente no quiere sino mostrarse: por la necesidad de descarga por el principio de constancia mantener la carga en el aparato en el nivel mínimo-, por la perentoriedad de la pulsión guiada por las exigencias de la vida y por un estímulo constante-, por la necesidad de la realización de deseo para mantener cierta salud psíquica,... Incluso, según la primera teoría de la angustia: cuando una tensión sexual no puede descargarse, esa tensión se muda en angustia, y es para evitar la angustia que el Inconsciente se las arregla para manifestarse. En Lo Inconsciente establece la doble inscripción y conceptualiza el retorno de lo reprimido, el modo de mostrarse de lo Inconsciente: ( ) la esencia del proceso de represión no consiste en cancelar, aniquilar una representación que representa la pulsión (Trieb repräsentierende Vorstellung), sino en impedirle que devenga consciente. 3 Es decir que la representación prohibida permanece en lo Inconsciente, impidiéndosele la traducción que le permitiría funcionar según la lógica de la conciencia, según el proceso secundario. Y en el mismo texto, que aún [desde lo Inconsciente, la representación] es capaz de exteriorizar efectos, de manifestarse bajo un disfraz mediante las formaciones del Inconsciente. Entonces, como señala Freud, Lo reprimido es una parte de lo Inconsciente 4 ; por tanto todo lo reprimido es inconsciente, pero no todo lo Inconsciente es reprimido, es decir, no todas las representaciones han sido conscientes antes de devenir inconscientes. Freud señala en La represión que antes de la separación entre Inconsciente y consciente no podemos hablar de represión propiamente dicha, y que el Inconsciente se genera por la represión primaria, que consiste en una primera moción pulsional cuya representancia nunca habrá sido ni será consciente. 2 Freud, S.: Die Verdrängung G.W. T X pg Freud, S.: Das Unbewusste G.W. T X pg Las traducciones castellanas traducen literalmente el participio presente repräsentierende- como representante, lo que produce confusión con Repräsentant. 4 Freud, S.: Das Unbewusste G.W. T X pg

3 Freud trabaja en el Proyecto ese tiempo ahistórico de la constitución del aparato psíquico, de los procesos que llevarán a la división entre Inconsciente y Preconsciente-consciente. Ya entonces aparece la distinción entre proceso primario y proceso secundario, entre principio del placer y principio de realidad, para distinguir el funcionamiento de lo Inconsciente del funcionamiento de lo preconsciente-consciente. El proceso primario es el funcionamiento de las representaciones en el Inconsciente -regido por desplazamiento y condensación, por un uso distinto del de la lógica clásica de la negación, por la ausencia del principio de identidad,- para producir las formaciones del Inconsciente; aunque Lacan avisa que ligar el proceso primario al Inconsciente es un error, porque las formaciones del Inconsciente aparecen precisamente en la conciencia. El proceso secundario es el que rige la articulación de las representaciones en lo Prec. Cc., guiado por la lógica clásica y el sentido común. El principio del placer consiste en descargar por el camino más corto un estímulo, una carga que llega al aparato, asociando el anhelo a una representación de satisfacción. Para que esa representación sea considerada deseable el sujeto tiene que hacer un juicio: ese objeto es bueno para mí. Pero además el sujeto tiene que distinguir una representación recuerdo de otra perceptiva, para que el principio del placer no lo lleve a la alucinación, sino que devenga principio de realidad. También este proceso implica un juicio: el juicio de existencia. La mayor dificultad para entender estas operaciones aparece en la primera vez que ocurren, que es cuando se estructura el aparato psíquico, porque no habiendo todavía sujeto, es necesario un sujeto que juzgue para que se constituya el sujeto. Freud dice que hay que ejercer un juicio de atribución: este objeto es bueno o malo para mí, luego, lo introyecto o lo expulso- sobre esa primera representación del objeto definitivamente perdido de una 1ª satisfacción, y un juicio de existencia: -verificar si existe en la realidad o no-, si es reencontrable. Este juicio de existencia sólo es posible si se han perdido objetos que antes procuraron una satisfacción real y si se ha creado el símbolo de la negación. Como el objeto no es nunca el buscado, ahí se inaugura la repetición, el sujeto no cesa de engendrar objetos sustitutos. En la lectura de Lacan, Freud llama Bejahung, afirmación inaugural, a ese proceso por el que el sujeto, en la constitución misma del primer núcleo del pensamiento par significante-, se constituye como sujeto, distinguiendo realidad psíquica de realidad material. En este proceso de afirmación inaugural queda abolido lo que no se simboliza, lo no simbolizado en la Bejahung queda verworfen, forcluido; sólo lo simbolizado se puede saber, aún sin saber que se sabe, es decir se puede reprimir. Por tanto el proceso opuesto a la Bejahung es la Verwerfung, no la Verneinung, que es la negación. 3

4 Pienso que sólo con el concepto de Otro de Lacan y entendiendo las operaciones de alienación y separación se pueden entender estos juicios, de los que, me parece, que atribución está relacionado con alienación aunque no es lo mismo, e igual para negación y separación. De la misma manera, la represión originaria es un concepto que se mantiene oscuro también en el resto de los escritos metapsicológicos, aunque Freud tiene claro que es una hipótesis necesaria para explicar el funcionamiento del aparato psíquico, y además le aparece en la clínica, sobre todo como ombligo del sueño, donde le aparecen representaciones que están reprimidas de un modo especial, porque no pueden devenir conscientes, no son interpretables. Sólo con Lacan podremos entender que el primer significante de la cadena está inscrito pero no puede significar precisamente por ser el primero, porque el significante no se significa a sí mismo. A partir de la represión originaria, ya se podrá establecer la represión propiamente dicha, pero por qué esa prohibición de la sexualidad? se pregunta Freud La vergüenza, la moralidad y el asco, que aparecen en la histeria como explicación, no le parecen razones suficientes; dentro de la vida sexual tiene que haber una fuente independiente de desprendimiento de displacer, que esté en el origen de la represión. En los años de la metapsicología sigue planteando, como desde El proyecto, el trauma en dos tiempos: - Una primera vivencia sexual sin efectos aparentes - Una ocasión posterior, que se resignifica traumáticamente y se asocia a ella, formando un síntoma primario - Una defensa lograda, que se asemeja a la salud salvo por la existencia del síntoma primario - Y el retorno de lo reprimido, cuya lucha con el yo forma los síntomas de la enfermedad propiamente dicha; que Freud llama estadio de curación deforme, con lo que está ya cuestionando la posibilidad de la salud mental. Las psiconeurosis son consecuencia de dificultades en la traducción de las inscripciones: cuando la reescritura posterior falta, la excitación es tramitada según las leyes y los caminos del estado anterior (proceso primario y principio del placer). El fallo en la traducción es lo que conocemos clínicamente como represión, que es provocada por el displacer que generaría la traducción, si se diera; y, por tanto, la descarga en forma de recuerdo queda impedida. Eso es lo que ocurre con las representaciones sexuales infantiles, cuyo recuerdo, al ser retranscritas en la pubertad, produce retroactivamente más sufrimiento que el que produjo la escena en su momento. El psiquismo no parece 4

5 preparado para evitar que la primera sexualidad infantil devenga traumática al revivirse en la pubertad, dice Freud; por tanto, para quedar exento de la neurosis, sería condición que antes de la pubertad no se produjera ninguna irritación sexual importante. En La represión plantea que lo que distingue una neurosis de otra es el modo del retorno de lo reprimido: En la histeria: la vivencia traumática es pasiva y vivida con displacer; el contenido la representación- se reprime, y el afecto se tramita por investidura corporal conversión-. En la neurosis obsesiva: la vivencia traumática pasiva ha sido luego repetida activamente con placer. El contenido la representación- se reprime, pero el afecto se conserva asociado a un contenido sustituto del original una representación sin importancia-. En esta neurosis, el afecto se muda en culpa, que puede, a su vez, trocarse en miedo y vergüenza, y que puede carecer de contenido o asociarse a un contenido nimio sustituto. Si la defensa es lograda, esta cura deforme será suficiente, pero si el yo no acepta este complejo, aparecerán defensas secundarias: transformación en lo contrario, inhibiciones, ceremoniales protectores, Vappereau amplía esta explicación, dice que cuando un niño ve o cree ver el deseo hacia él de un adulto, - si no se excita, quedará insatisfecho y curioso de en qué consiste el goce (las revistas del corazón y, más allá los realitys, se nutren de esa curiosidad); así se constituye el deseo insatisfecho de la histeria. - si se excita, se asustará ante la posibilidad de la falta de límites del goce, lo vivirá como un exceso, y tratará de mantener el deseo como imposible; el deseo imposible de la neurosis obsesiva. En la paranoia: contenido y afecto se conservan pero proyectados al exterior. Durante un tiempo, Freud plantea que la paranoia es un modo patológico de la defensa como la histeria y la neurosis obsesiva. Se enferma por cosas que no se toleran, pero en el delirio el reproche es mantenido lejos del yo, proyectado al mundo exterior. Freud llamó durante un tiempo neurosis narcisistas a lo que ahora llamamos psicosis, contraponiéndolo a las neurosis de transferencia, marcando que la representación inconciliable remite siempre en último término al mismo tema. En Las psiconeurosis de defensa había dicho, refiriéndose a la paranoia: existe un tipo de defensa mucho más enérgica y mucho más eficaz, que consiste en el que el yo verwirft la representación intolerable, simultáneamente con su afecto, y se comporta como si la representación no hubiera llegado jamás al yo. La representación intolerable en lugar de retornar desde lo reprimido retorna desde el exterior. 5

6 Lacan traduce Verwerfung como forclusión, y lo instaura como mecanismo de la psicosis, sobre todo a partir del uso de este término que hace Freud en El hombre de los lobos (1914), como un no querer saber nada de la castración, en el sentido de la represión. Es decir que la represión es un modo de saber, de saber sin saber que se sabe. A partir de La organización genital infantil, de la conceptualización del complejo de Edipo y del complejo de castración, podemos entender que aquello para lo que el psiquismo no parece preparado es para leer la escena primaria, para evitar que la primera sexualidad infantil pulsional devenga traumática al resignificarse fálicamente, y por tanto no hay modo de quedar exento de la neurosis. El planteamiento anterior de que sería condición para no enfermar que antes de la pubertad no se produjera ninguna irritación sexual importante, nos enfrenta a una situación tan improbable que sus condiciones de posibilidad se pueden considerar nulas; con el nuevo planteamiento la imposibilidad es estructural: el enfrentamiento con el trauma de la escena primaria y la decepción de la castración materna es inevitable o peor. En ese último tiempo, Freud empieza a utilizar Verleugnung renegación y ya respecto a la castración. De entrada lo asocia a la psicosis: mientras el neurótico reprime una representación inconsciente, el psicótico niega la realidad, pero a partir de El fetichismo (1927) describe un mecanismo que hace coexistir dos posiciones contrarias: la negación y el reconocimiento de la castración de la madre, lo que lleva a una escisión del sujeto. Ya en 1905 (Tres ensayos ) había dicho que el niño rechaza reconocer la ausencia de pene en la madre, y en 1925 ( Algunas consecuencias ) dice que la renegación no parece rara ni peligrosa para la vida mental del niño, pero en el adulto introduciría una psicosis. Lacan recogerá el uso que hace Freud a partir de 1927 para hacer de la renegación la defensa que estructura la perversión. A partir de la teorización del falo y el complejo de castración, Freud descubre que el ser humano no quiere saber, y con Lacan podemos deducir que hay 3 maneras de no querer saber de la castración, que están en el origen de las estructuras clínicas: - no querer saber de la castración al modo de la represión, que da como resultado la neurosis - la renegación, que es el no querer saber de ella al modo de la perversión - y la psicosis, que es consecuencia de no querer saber al modo de la forclusión. No simbolizar la castración da como consecuencia la forclusión del Nombre del Padre. Angeles Moltó 6