Discurso de la Sra. Louise Arbour, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ante la trigésima novena reunión de la Mesa

Transcripción

1 Discurso de la Sra. Louise Arbour, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ante la trigésima novena reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe México, D.F de mayo de 2006

2 Discurso de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos ante la trigésima novena reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe Ciudad de México, México de mayo de 2006 Señora Presidenta (Sra. Patricia Espinosa), Distinguidos miembros de la Mesa Directiva, Damas y Caballeros, En nombre de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Sra. Louise Arbour, deseo agradecer a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe la invitación a participar en esta importante reunión. La Alta Comisionada lamenta profundamente no poder estar en persona hoy aquí. Sin embargo, es para mí un honor y un placer leer el siguiente discurso en su nombre: El pasado mes de septiembre tuve el agrado de seguir los debates de la trigésima octava reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en Mar del Plata, Argentina. Deseo expresar mi satisfacción por los acuerdos adoptados en aquella ocasión, en particular los relativos a la ratificación del Protocolo Facultativo a la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, y la promoción de la Convención, su Protocolo y las observaciones finales del Comité en los países de la región. Durante la reunión de la Mesa Directiva, presenté el Plan de Acción que preparé a solicitud del Secretario General de las Naciones Unidas y que muestra mi visión estratégica de la Oficina del Alto Comisionado. El Plan subraya la necesidad de una mayor implicación a nivel de los países y la importancia de fortalecer la Oficina para darle un mayor dinamismo y orientación hacia el terreno. También subraya la necesidad de desarrollar un mejor sistema de partenariado, en particular con el resto del sistema de Naciones Unidas. La aplicación de este Plan de Acción se está llevando a cabo en la actualidad y se refleja en el Plan Estratégico de Gestión para que lancé el pasado mes de marzo, el cual ofrece una visión comprensiva de las áreas en las que la Oficina concentrará sus esfuerzos durante ese período y los recursos necesarios para ello. 2

3 Las cuestiones relativas al género y los derechos de la mujer son cuestiones transversales que tienen incidencia en todas las áreas definidas en el Plan de Acción y el Plan Estratégico. Estoy convencida de que un mayor compromiso y diálogo con los países, lo que constituye para mi Oficina el primer punto con miras a eliminar lagunas en la aplicación, acelerará el cumplimiento con la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer a nivel nacional y fortalecerá inevitablemente la posición de la mujer para afirmar y reclamar sus derechos. Es principalmente mediante la acción a nivel nacional que las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos pueden dejar de ser meras aspiraciones para convertirse en una realidad. En este contexto, mi Oficina apoya enérgicamente las políticas dirigidas a fortalecer la posición institucional de las estructuras nacionales que se ocupan de las cuestiones de género y garantizar su viabilidad. Las estructuras nacionales para el avance de la mujer han demostrado ser claves para la promoción y protección de los derechos de la mujer. Nuestra estrategia de un mayor compromiso a nivel nacional fortalecerá la capacidad de mi Oficina para relacionarse con esas estructuras y apoyar sus actividades, en particular a través del reforzamiento de sus vínculos con las instituciones nacionales de derechos humanos. En lo que se refiere al compromiso con los países de la región, me agrada informarles que mi Oficina está aumentando progresivamente su presencia en América Latina y el Caribe. Además de reforzar la oficina regional con sede en Chile, existen oficinas nacionales en Colombia, Guatemala y México, y hemos destacado asesores de derechos humanos en Ecuador y Guyana. También vamos a abrir una nueva oficina nacional en Bolivia y una oficina regional en América Central que se ocupará de cuestiones de discriminación, violencia contra la mujer y exclusión. Tengo el compromiso de garantizar que la perspectiva de género sea incorporada plenamente en el trabajo de estas representaciones nacionales y regionales. Como indiqué en Mar del Plata, tengo también el compromiso de fortalecer significativamente el conocimiento de los temas relacionados con los derechos de la mujer dentro de mi Oficina. Por esta razón he establecido recientemente una Unidad sobre derechos de la mujer y género, dentro de la Sección de Investigación y Derecho al Desarrollo en Ginebra. Esa Unidad se ocupará de introducir de manera efectiva las cuestiones relativas a los derechos de la mujer y género en todas las actividades de la Oficina, promoviendo en particular que los órganos políticos y de expertos a los que asistimos se ocupen de dichas cuestiones. La Unidad también desarrollará políticas, efectuará investigación y análisis y proporcionará asesoría; también garantizará la formación del personal de la Oficina en esas materias y coordinará la participación de la Oficina en las iniciativas interagenciales relativas a la Mujer, incluidas las que se desarrollen en los países respectivos. La Unidad trabajará estrechamente en partenariado con otras oficinas y organismos de las Naciones 3

4 Unidas, incluida la CEPAL, así como la sociedad civil, a favor de los derechos humanos de la mujer. El pasado mes de septiembre compartí con ustedes mi visión a largo plazo sobre los órganos de tratados de derechos humanos y me comprometí a tomar en consideración el pedido que me formularon con miras a garantizar que, en el proceso de reforma de mi Oficina, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer no pierda la perspectiva política y la visión de desarrollo que tiene en su actual sede de Nueva York. En aquel momento expresé mi opinión de que las tareas de apoyo al Comité deberían trasladarse de la División para el Avance de la Mujer, en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, a mi Oficina, que ya es responsable del apoyo a los seis restantes órganos de tratados y probablemente lo será de los nuevos instrumentos en materia de desapariciones y discapacidad cuya elaboración se negocia en la actualidad. Mi propuesta de que el Comité reciba el apoyo de mi Oficina se basa en la idea de que los derechos humanos de la mujer merecen ser colocados en el eje central del sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas. Considero que el cambio de la Comisión de Derechos Humanos por un Consejo de Derechos Humanos y el aumento de los recursos de mi Oficina a través del presupuesto regular de las Naciones Unidas nos brinda una oportunidad única para situar a la mujer en el centro de un sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas integrado y reforzado. Estoy convencida de que debemos considerar los beneficios que el Comité podría obtener si estuviera incluido plenamente en el programa de derechos humanos, en particular mediante una estrecha colaboración con los demás órganos de tratados de derechos humanos, lo que garantizaría que los derechos de la mujer y las cuestiones de género serían incorporadas de manera más efectiva en el trabajo de los mecanismos de derechos humanos. Estoy decidida a mantener y fortalecer la visibilidad política y la perspectiva de desarrollo de los que goza el Comité actualmente, así como a robustecer los vínculos y la interacción con la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Al mismo tiempo, deseo garantizar que el Comité sea reconocido como un órgano de derechos humanos clave, lo que creo sólo puede lograrse si es parte, físicamente, del sistema global de promoción y protección de los derechos humanos. En un tema cercano, aunque no directamente relacionado, quisiera informarles de que, a finales de marzo, hice circular un documento de trabajo que desarrolla mi propuesta de establecer un órgano de tratado unificado y permanente. Este documento deja la puerta abierta a ulteriores opciones de reforma del sistema de tratados de derechos humanos. Antes de hacer público el documento, discutí mi propuesta con la mayoría de órganos de tratados, incluido el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, al que me dirigí en enero pasado. Mis discusiones con el Comité fueron constructivas y nuestro diálogo continúa. Es así que un miembro de mi Oficina participó en una 4

5 reunión informal del Comité que tuvo lugar en Berlín del 2 al 4 de mayo últimos, donde se discutió la propuesta. Durante estas discusiones, se ha puesto énfasis en la importancia de tomar como punto de partida los logros conseguidos por los órganos de tratado, en particular el Comité, así como de mantener y fortalecer el actual enfoque sobre la discriminación contra la mujer que el Comité ha venido garantizando. Quiero asegurar a los participantes que mi propuesta de crear un órgano de tratado unificado y permanente pretende reforzar el sistema actual, preservar el enfoque específico de éste e integrar los temas de manera efectiva, en particular los derechos de la mujer, en un sistema así fortalecido. Estoy convencida de que un órgano de tratado unificado y permanente gozaría de la visibilidad, la autoridad y la accesibilidad necesarias para asegurar la más alta protección de derechos, en particular, mediante un mayor impacto a nivel nacional. Las consultas sobre mi propuesta no han hecho más que comenzar, y agradecería profundamente los comentarios de ustedes al respecto. Las iniciativas de reforma que se han lanzado dentro de Naciones Unidas nos brindan una gran oportunidad para que los derechos de la mujer y las cuestiones de género figuren de manera prominente en el programa de trabajo de la Organización. Con ocasión de la Cumbre Mundial de 2005, los líderes políticos reafirmaron la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de todos los derechos humanos y reconocieron que el desarrollo, la paz y la seguridad y los derechos humanos están vinculados entre si y se refuerzan unos a otros. Por lo que respecta al trabajo de mi Oficina, me propongo fortalecer la idea de que los derechos de la mujer son derechos humanos y espero colaborar con ustedes para que esa idea se transforme en una realidad para las mujeres de esta región. Muchas gracias. 5