Gestión integrada del. Medidas preventivas y estrategias de control de la enfermedad. l repilo es una de las principales enfermedades

Transcripción

1 Gestión integrada del repilo en el olivar Medidas preventivas y estrategias de control de la enfermedad Manuel Ruiz Torres. Laboratorio de Producción y Sanidad Vegetal de Jaén. El repilo del olivo produce fundamentalmente caída de hojas, con la consiguiente pérdida de producción y de desarrollo vegetativo. Se estima que la pérdida media de cosecha en España puede ser del 6%, aunque hay años con condiciones climáticas especialmente favorables, en que la pérdida puede ser mucho mayor. En este artículo se resume el ciclo biológico del hongo y las medidas preventivas y curativas para evitar el desarrollo de la enfermedad. E l repilo es una de las principales enfermedades a las que se enfrenta el olivo en España, provocada por un hongo cuyo estado asexual o anamorfo 1 es Fusicladium oleagineum (Cast.) Hughes (Sinónimo: Cycloconium oleaginum Castagne, Spilocaea oleagina (Cast.) Hughes) de los Deuteromycota. No se conoce el teleomorfo o forma sexual. En condiciones naturales esta enfermedad afecta sólo al olivo, tanto la subespecie cultivada como la silvestre. Su distribución se solapa con la del cultivo, estando presente en la cuenca Mediterránea, California, Sudamérica, Sudáfrica y Australia. No obstante, esta presencia está condicionada por las características climáticas, la variedad del olivo y la virulencia del patógeno, que hacen que la enfermedad se manifieste con diferente intensidad o incluso que no aparezca. Los daños que produce son, mayoritariamente, caída de hojas (foto 1), con la consiguiente pérdida de producción y de desarrollo vegetativo, y el árbol se hace más sensible a otras situaciones negativas. Excepcionalmente puede afectar al fruto, dando lugar a una disminución de la calidad del aceite. Las ramas no se ven afectadas, por lo que mantienen su capacidad de brotación en años sucesivos. Dependiendo de factores climáticos y de la susceptibilidad varietal, las defoliaciones pueden ser intensas. Se estima que la pérdida media de cosecha en España, a causa de esta enfermedad, puede ser del 6%, aunque hay años con condiciones climáticas especialmente favorables, en que la pérdida puede ser mucho mayor. Ciclo biológico del repilo Para que la enfermedad se desarrolle es necesario que se den unas circunstancias climáticas concretas y coincidentes: que durante 1-2 días, en la superficie de la hoja haya agua libre, procedente del rocío o de la lluvia, con una temperatura de entre C, con un óptimo de 15 0 C. Por ello, hay zonas especialmente susceptibles para que se desarrolle el repilo, porque presentan habitualmente estas condiciones climáticas, como son: umbrías, zonas cercanas a cursos 56 VIDA RURAL 1 octubre 201 5

2 ducen los conidios y esporulan y en la fase VI aparecen los síntomas característicos en el haz de la hoja, que son manchas circulares de tamaño variable, con color marrón oscuro o negro (foto 2), y a veces con un halo amarillento (foto 3) que las rodea, que suele estar ausente en otoño y muy nítida en primavera. Si la hoja con los síntomas se mantiene en el árbol, la cutícula se separa y la mancha se torna blanquecina. Otros síntomas, pero con mucha menor frecuencia, pueden ser manchas en el nervio central del envés de la hoja y en el peciolo de la misma. Excepcionalmente pue- Foto 1 y masas de agua, etc. Y por el contrario, hay amplias superficies en las que no es frecuente que coincidan las necesidades de humedad y temperatura para que el hongo desarrolle la enfermedad, por lo que no suele aparecer el repilo, salvo en años excepcionalmente lluviosos. El ciclo de la enfermedad tiene seis fases principales. En la fase I se produce la infección. En ella, un conidio2 del hongo que se encuentre en la superficie de una hoja, con las condiciones ambientales necesarias (agua libre y temperaturas adecuadas), germina y penetra en la hoja atravesando la cutícula de la misma. En la fase II, las hifas3 del hongo se desarrollan dentro de la hoja, utilizando enzimas que degradan el tejido foliar. En la fase III, las hifas alcanzan la superficie de la hoja y perforan la cutícula otra vez. En la fase IV, se forman las hifas conidióforas en la superficie de la hoja. En la fase V se pro- Foto 2 Foto 3 1 octubre VIDA RURAL 57

3 den verse manchas en frutos, que enveran de manera diferente, y manchas en el pedúnculo de los mismos. Las hojas afectadas acaban cayendo. Las fases II a V constituyen el período de incubación de la enfermedad, en la que no aparecen los síntomas. El hongo se mantiene en estado latente en las hojas infestadas (hojas con síntomas) del árbol durante los períodos desfavorables, calurosos y/o secos. Los conidióforos que hay en las hojas que se caen tienen mucha menor viabilidad. Cuando aparecen las condiciones ambientales adecuadas, la lluvia o el agua de la atmósfera saturada de humedad, pueden desprender conidios de las hojas con síntomas e iniciar el ciclo de la enfermedad. Dependiendo del clima local, puede haber varios ciclos de infección. Habitualmente, al final del invierno se inician estos ciclos (siempre que se den las condiciones climáticas descritas anteriormente); si la primavera es lluviosa y templada, puede darse una segunda infección, que se hace especialmente virulenta porque las hojas nuevas (producidas en la brotación primaveral) son más sensibles a la enfermedad que las hojas viejas, de años anteriores. Después, al final del verano pueden confluir de nuevo las condiciones climáticas que hagan posible otra infección. Medidas preventivas En primer lugar es necesario llevar a cabo medidas preventivas. De manera general hay que evitar que el árbol tenga un follaje demasiado denso, porque entonces puede CUADRO I Altamente susceptibles Variedades susceptibles Moderadamente susceptibles Resistentes Se estima que la pérdida media de cosecha en España, a causa de esta enfermedad, puede ser del 6%, aunque hay años con condiciones climáticas especialmente favorables, en que la pérdida puede ser mucho mayor Control integrado Para decidir si hay que hacer un tratamiento fitosanitario, es necesario evaluar la presencia de la enfermedad en campo. Para ello se seleccionarán veinte árboles homogéneos, de cada uno de los cuales se cogerán veinte hojas al azar en todas las direcciones y se inspeccionarán. Se anotará el número de hojas con síntomas. Si se está en el momento de latencia de la enfermedad, las hojas se someten a la prueba de la sosa, que pone de manifiesto aquellas hojas que ya están infestadas de repilo, aunque todavía no presenten los síntomas. El método de la sosa consiste en sumergir las hojas en una solución de hidróxido sódico (sosa) al 5% durante minutos a temperatura ambiente (foto 4). Con este procedimiento, los compuestos fenólicos producidos por la hoja como respuesta a la infección, se oscurecen y aparecen unas manchas negras (foto 5) y circulares en la superficie de la hoja. El momento de hacer este muestreo es al final del verano, antes del período de lluvias, y al final del invierno, antes de que aparezcan las condiciones favorables para el hongo. En primaveras muy lluviosas es conveniente hacer otra evaluación, dado que las hojas nuevas son más sensibles al hongo. Cuando hay más de un 1% de hojas con repilo visible o con repilo incubado (método de la sosa) se recomienda poner en marcha un tratamiento fitosanitario. Si en el período de desarrollo del hongo inmediatamente anterior hubo un ataque de repilo superior al 1% de hojas con síntomas, puede hacerse un tratamiento preventivo antes del momento favorable para el hongo, sin necesidad de hacer una evaluación en el campo. Al 15 de julio de 2015, en el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiencrearse un microclima en el interior del olivo que contribuya a que se desarrolle la enfermedad. Por ello hay que realizar podas que permitan la aireación, y por consiguiente, el secado rápido de las hojas. En las zonas en las que las condiciones ambientales son favorables para el hongo, es mejor no excederse con el abono nitrogenado, que acaba haciendo más sensible al árbol a este y otros agentes patógenos. Igualmente, estudiar la disposición de las hileras de árboles para conseguir que tengan la menor cantidad de horas de sombra. Hay importantes diferencias varietales en cuanto a la sensibilidad o resistencia al repilo. Así, mediante inoculaciones artificiales en plantas del Banco de Germoplasma del CIFA Alameda del Obispo de Córdoba, se han podido clasificar las siguientes variedades según su respuesta al desarrollo de la enfermedad (cuadro I). LISTADO DE VARIEDADES EN RELACIÓN A SU SENSIBILIDAD AL REPILO. Altamente resistentes Blanqueta, Callosina, Cornicabra, Empeltre, Lechín de Granada, Manzanilla de Sevilla, Meski, Morisca, Ocal, Pajarero, Picholine marroquí, Picual, Verdial de Huévar, Verdial de Vélez- Málaga. Alameño de Cabra, Changlot Real, Gordal Sevillana, Hojiblanca, Lucio, Morona, Manzanilla del Piquito. Alfafara, Arbequina, Bical, Cobrançosa, Manzanilla Cacereña, Morrut, Picholine, Picudo. Chetoui, Leccino, Megaritiki, Racimal, Rapasayo, Temprano. Arbosana, Cipressino, Dolce Agogia, Frantoio, Galega vulgar, Oblonga, Koroneiki, Lechín de Sevilla, Manzanilla de Montefrío. Por lo tanto, en nuevas plantaciones de zonas con condiciones muy favorables para el repilo se recomienda utilizar variedades resistentes o altamente resistentes. 58 VIDA RURAL 1 octubre 201 5

4 Foto 4 te hay 56 formulados diferentes contra el repilo, cuyas materias activas se detallan en el cuadro II. Hasta hace pocos años, los fungicidas disponibles solo tenían acción preventiva, por lo que deben aplicarse antes de que se den las condiciones climáticas que hacen posible el inicio del ciclo biológico del repilo, para proteger a las hojas. Estas sustancias, depositadas sobre el haz de la hoja, impiden la germinación de los conidios que llegan a la misma. Por lo tanto, la aplicación debe hacerse con el tipo de maquinaria, boquillas, presión de trabajo y velocidad de avance que garanticen una distribución completa y homogénea del caldo sobre la masa foliar. A este tipo de fungicidas pertenecen todos los formulados a base de compuestos cúpricos y ditiocarbamatos (mancozeb, folpet, propineb). El grupo químico de los ditiocarbamatos son fungicidas de los denominados inhibidores multisitios, porque actúan en diferentes lugares de la célula. Los compuestos cúpricos no se sabe muy bien cómo actúan; parece ser que el ión cobre puede sustituir a metales imprescindibles para la célula en cantidad infinitesimales, produciendo la muerte en el proceso de germinación de los conidios. Como el ión cobre es fitotóxico, a veces se producen defoliaciones de hojas aparentemente sanas, pero realmente se trata de hojas infestadas, en las cuales ha penetrado el cobre a través de la cutícula rota por el repilo, acelerando la caída de la hoja. Sin embargo, en los últimos años se han registrado otro tipo de fungicidas con capacidad traslaminar (penetran al inte-

5 rior de la hoja) y algunos también sistémicos (penetran al interior de la hoja y son distribuidos por la savia a través de la planta), que les proporciona un modo de acción curativa, cuando el proceso de infección CUADRO II Foto 5 es incipiente, y evitan la defoliación si la hoja todavía no está muy dañada. Este poder curativo permite retrasar las aplicaciones foliares hasta las primeras fases del ciclo, antes de que haya lesiones MATERIAS ACTIVAS Y MEZCLAS DE LAS MISMAS REGISTRADAS EN EL MINISTERIO DE AGRICULTURA, ALIMENTACIÓN Y MEDIO AMBIENTE EL 15 DE JULIO DE Acción Modo Materias activas Preventiva, Curativa Pared celular Bentiavalicarb Isopropil + Mancozeb Preventiva, Curativa Biosíntesis membranas. Difenoconazol Preventiva, Curativa Inhibidor multisitio Dodina Preventiva Inhibidor multisitio + Desconocido Folpet + Oxicloruro de cobre + Sulfato cuprocálcico Preventiva Desconocido Hidroxido Cúprico + Oxicloruro de Cobre Preventiva Desconocido Hidroxido Cúprico Preventiva, Curativa Respiración (C2) Kresoxim-Metil Preventiva Inhibidor multisitio + Desconocido Mancozeb + Oxicloruro de cobre + Sulfato cuprocálcico Preventiva Inhibidor multisitio + Desconocido Mancozeb + Oxicloruro de cobre Preventiva Inhibidor multisitio Mancozeb Preventiva Inhibidor multisitio + Desconocido Mancozeb + Sulfato cuprocalcico Preventiva Desconocido Oxicloruro de cobre + Sulfato cuprocálcico Preventiva Desconocido + Inhibidor multisitio Oxicloruro de cobre + Propineb Preventiva Desconocido Oxicloruro de cobre Preventiva Desconocido Oxido cuproso Preventiva Desconocido Sulfato cuprocálcico Preventiva Desconocido Sulfato tribásico de cobre Preventiva, Curativa Biosíntesis membranas. Tebuconazol Preventiva, Curativa Biosíntesis membranas + Respiración (C3) Tebuconazol + Trifloxistrobin Preventiva, Curativa Respiración (C3) Trifloxistrobin irreversibles en la hoja. Los tratamientos deben cubrir completamente la superficie foliar con una distribución homogénea del caldo. Las características de las distintas materias activas son: Kresoxim metil, que pertenece al grupo químico de los oximino acetatos, e interfiere en la respiración celular (modo C3). Tiene poder preventivo y curativa y acción traslaminar. Dodina, un fungicida de la famillia de las guanidinas, con modo de acción de inhibidor multisitio y poder preventivo y curativo. Penetra en la hoja, y tiene escasa sistemia. Bentiavalicarb isopropil que tiene actividad sistémica y traslaminar, perteneciendo a un grupo químico diferente del resto de fungicidas. Tiene poder preventivo y curativo. Actúa a nivel de la pared celular. Los fungicidas del grupo de los triazoles (difenoconazol y tebuconazol) son absorbidos por la hoja, son sistémicos y tienen poder preventivo y curativo. Actúan sobre la biosíntesis de las membranas celulares del hongo. El trifloxistrobin es del grupo químico de los metoxicarbamatos e interfiere en la respiración (modo C2) celular del hongo. Tiene escasa actividad penetrante, sin embargo gracias a su elevada afinidad química por las ceras de la cutícula, hace que sea resistente al lavado por el agua de lluvia. Tiene poder preventivo y curativo. NOTAS 1 Los hongos pueden tener dos formas diferentes en función de su tipo de reproducción. Las formas que se reproducen de manera asexual se denominan anamorfos y las de reproducción sexual se denominan teleomorfos. Cada forma tiene un nombre científico diferente, de modo que al hongo con anamorfo X le corresponde el teleomorfo Y. 2 Los conidios son esporas asexuales inmóviles, producidas por hifas especiales denominadas conidióforas. 3 Las hifas conforman la estructura vegetativa de un hongo, con forma filamentosa. BIBLIOGRAFÍA Existe una amplia bibliografía a disposición de nuestros lectores que pueden solicitar a través del redaccion@eumedia.es 60 VIDA RURAL 1 octubre 201 5