Doña Ana Isabel Oregi Bastarrika. Consejera de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco

Transcripción

1 Doña Ana Isabel Oregi Bastarrika Consejera de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco Bilbao, 5 de abril de 2013

2 Doña Ana Isabel Oregi Bastarrika, Consejera de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco Eskerrik asko. La política territorial tiene muchas facetas, muchos aspectos desde lo que estudiar, analizar o debatir. Podríamos hablar de regulación de usos en el territorio, de buen diseño en asentamientos humanos, de política agraria, de conservación de recursos, de protección de patrimonio cultural y natural, de infraestructuras. Pero hoy me gustaría poner de relieve tres claves fundamentales. El ser humano, como eje de nuestras políticas, personas, por eso el desarrollo es desarrollo humano y sino no nos sirve, la puesta en valor de nuestro patrimonio natural y cultural, el patrimonio para las personas y para el desarrollo humano, y la cooperación. Cooperación entre personas, entre territorios, entre instituciones, entre las instituciones y la sociedad, y de este país con el resto del mundo, millones de personas en el mundo. Recientemente, en 2012, la humanidad superó la barrera de los millones, y para algunos esto supuso un gran motivo de preocupación en relación con la capacidad de carga del planeta. Es cierto que la demanda humana de recursos excede la capacidad del planeta desde el año 1980, y la supera en un 20%. En Europa, como media la huella ecológica, duplica esa capacidad. Y en el ámbito vasco superamos esta media. Ya 1972 el Club de Roma publicó un entonces muy controvertido informe conocido como Informe Meadows, que ponía en entredicho la capacidad del planeta como soporte del desarrollo al ritmo de aquella época. En 1987 el Informe Brundtland acuñó el concepto de desarrollo sostenible, como aquel que satisface las necesidades de las generaciones actuales, sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las generaciones venideras. Posteriormente, en 1992, la Cumbre de Río consolidó esta idea y la divulgó. Veinte años después de aquella Cumbre de Río, podemos decir que hemos interiorizado las ideas y mandatos de la Cumbre, y que el vector ambiental está presente en nuestras políticas con naturalidad. No quiere esto decir que todo está hecho. Evidentemente hay aciertos y desaciertos en la aplicación de las teorías, pero creo que podemos afirmar que la necesidad de tomar en consideración las implicaciones ambientales de las actividades humanas, ha calado en nuestra sociedad. 1

3 En este punto quiero hacer un reconocimiento a la empresa vasca y a toda la sociedad, por el esfuerzo que han realizado durante estos 20 años en la implementación de medidas, hábitos y simples gestos en beneficio del medioambiente. Hace ya años que acuñamos el eslogan zure esku dago, que luego evolucionó a gure esku dago. Creo que hoy es más necesario que nunca reivindicar el protagonismo de cada uno de nosotros en este reto global. Pero volvamos a los millones de habitantes del planeta. El 50% de las personas viven en ciudades, y se espera que para el 2050 supere el 80% de la población urbana. Suele decirse que la batalla de la sostenibilidad se librará en las ciudades. Si las ciudades son sostenibles la especie humana tendrá futuro, si no lo son nos enfrentaremos a graves problemas. A veces parece que las ciudades son el origen de los problemas, pero somos muchos los que creemos que realmente son el lugar para construir las soluciones. Son el artefacto más eficiente que ha inventado la especie humana para su convivencia. Sabemos que el modelo que mejor funciona es el modelo compacto, complejo y cohesionado. Los sistemas que da servicio a nuestra especie, adquieren mayor sentido cuando se ubican en ciudades con unos ratios determinados de densidad, compacidad, tamaño u ocupación. Así somos conscientes que la llamada ciudad mediterránea, aquella que tuvo su origen en el ágora griega o el foro romano, es el modelo a seguir por la planificación urbana presente y futura. En la actualidad nuestra Comunidad, con una población de más de dos millones de habitantes sobre una superficie de km2, tiene una densidad de 300 habitantes por km2, lo cual nos sitúa como la región no metropolitana más densa de la Unión Europea. Si tomamos exclusivamente los datos de suelo urbanizado, esta densidad resulta de habitantes por km2. Centrándome en las tres capitales, les diré que según los parámetros de buena planificación urbanística, tanto Vitoria como Donostia, como Bilbao, cumplen los estándares requeridos de densidad, si bien Gasteiz presenta unos ratios preocupantemente bajo de los desarrollos de la última década de los 90, y en los ensanches del siglo XXI. En esta realidad urbana el modelo territorial es un elemento clave para lograr un desarrollo sostenible, por sus aportaciones son esenciales para que las políticas sectoriales sean realmente viables y eficaces. Frente al énfasis del crecimiento se propone recuperar la densidad de los asentamientos, limitar los procesos de expansión de las zonas edificadas, y hacer de las iniciativas de renovación y reutilización de espacios construidos el centro de las actividades de futuro. 2

4 Este enfoque es esencial para la sostenibilidad, pues evita la destrucción de suelos que son soporte para la vegetación y el sector primario, permite mejorar la gestión de los residuos y de recursos estratégicos como el agua, reduce desplazamientos motorizados, y favorece el uso de sistemas de transporte colectivo. Aspectos tales como la forma urbana o la localización de determinados usos, resultan esenciales para que el transporte colectivo predomine sobre el vehículo privado, y se reduzca la necesidad de nuevos viarios. Pero evidentemente nuestro territorio no es una simple adicción de ciudades y pueblos. Por eso a final de la década de los 80 en Euskadi se gestó una estrategia territorial, en un momento en el que el desarrollo de planeamiento territorial sectorial era muy incipiente, así como la legislación e incidencia territorial. En aquella época Euskadi supo definir una estrategia de referencia ambiental urbanística y de desarrollo de infraestructuras, impulsando un modelo que apoyo los procesos de transformación económica y social, en unos momentos de crisis profunda por el agotamiento del modelo industrial anterior. Aquella estrategia territorial plasmada en las directrices de ordenación del territorio, ha demostrado su eficacia contribuyendo a la gran transformación urbana que ha experimentado nuestro país en las últimas dos décadas. Siempre desde el respeto e integración de los valores naturales y culturales que configuran nuestra tierra y nuestra identidad. Los aspectos más significativos de la estrategia territorial han sido establecer un sistema de protección de la naturaleza, y criterios para la consideración del medio físico en las iniciativas urbanísticas y sectoriales. La definición de sistemas de infraestructuras y dotaciones con criterios supramunicipales, orientados a apoyar la configuración del modelo territorial propuesto. La potenciación de las capitales vascas, reforzando sus diferentes perfiles urbanos y articulando un sistema policéntrico de capitales, con la fortaleza necesaria para liderar procesos de desarrollo e innovación. Y la consolidación de una red de ciudades medias y núcleos rurales, capaces de dotar de una adecuada base de servicios al conjunto del territorio. La Comunidad Autónoma aparece de forma cada vez más definida como una auténtica ciudad de región en el contexto internacional. La escala del territorio del País Vasco es similar a otras ciudades región del mundo, ciudades región que acogen funciones y centros económicos globales, tales como Estocolmo, Amberes-Bruselas o Frankfurt, que presentan un tamaño demográfico y geográfico muy similar al nuestro, con densidades en ocasiones menores, fruto de modelos urbanos más extensivos y, por tanto, con aprovechamientos menos eficaces de su masa crítica poblacional y económica. 3

5 Las políticas de transporte, energía, espacios naturales, cohesión social, gestión de residuos, abastecimiento de aguas, sólo son verdaderamente eficientes y viables si derivan de un modelo territorial y urbano previamente consensuado, y orientado a lograr los objetivos de la sostenibilidad. Me centraré ahora en la apuesta en valor de los valores naturales y culturales de nuestro territorio. La calidad de los elementos territoriales es un factor clave para el futuro. Espacios naturales, bosques, espacios agropecuarios, litorales, y también paisajes urbanos que expresan condiciones de sostenibilidad y de calidad de vida, conforman una variedad de ambientes decisivos para el atractivo de nuestro territorio. La mejora ambiental y paisajista, y la puesta en valor de nuestros atractivos naturales y culturales, se sitúan entre nuestras mejores oportunidades de futuro porque aportan calidad de vida, desarrollo y oportunidades sociales y económicas. La coherencia territorial debe ser una seña de identidad del País Vasco, un factor esencial de la calidad de vida, así como un componente básico de su estrategia y sostenibilidad, innovación y competitividad. La gestión activa de unos espacios agrarios que se enfrentan a profundos cambios, la interconexión de los espacios naturales y la incorporación de la perspectiva del paisaje a las intervenciones en el territorio, son iniciativas necesarias para mejorar la biodiversidad y restaurar los ciclos naturales que son esenciales para garantizar la disponibilidad de recursos básicos, prevenir riesgos y fomentar el atractivo del territorio y la calidad de vida de los ciudadanos. Nuestro territorio es un territorio profundamente humanizado, donde el ser humano está presente desde tiempos inmemoriales. Esta presencia ha dejado importantes vestigios históricos y culturales, que conforman un rico patrimonio cultural, material e inmaterial, que deben ser también tomados en cuenta como base fundamental de nuestra estrategia territorial. En cuanto que conforman nuestro paisaje y nuestra identidad, dotando de valor a nuestro entorno. La lectura conjunta de los valores naturales y culturales se nos antoja fundamental en una estrategia territorial que apuesta por la cohesión social, la identidad y en suma por la sostenibilidad. En palabras de Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, el patrimonio concierne a la identidad de un pueblo, de un lugar particular a través del tiempo. El patrimonio puede constituir la piedra angular de un desarrollo sostenible, así como de reconciliación y armonía, y un motor que favorezca la cooperación en el plano regional. También la cultura puede jugar un rol importante en la cohesión social. En la actualidad el 22,7% del territorio está incluida en una u otra de las figuras de protección de la naturaleza existentes en la red de espacios naturales, Urdaibai, 4

6 Txingudi, Espacios Ramsar, espacios de la Red Natura 2000, conforman un muestrario de los principales ecosistemas y áreas de interés ambiental de la Comunidad. El estado del medioambiente y de los ecosistemas ha mejorado de forma notable en los últimos años. Pero actualmente aparecen nuestros retos y oportunidades para mejorar la calidad ambiental y la sostenibilidad global de nuestro territorio. La consolidación de los espacios protegidos como elementos esenciales de recuperación de la biodiversidad, exige una mayor interconexión entre ellos, reduciendo el impacto de los elementos que provocan fragmentación territorial entre diferentes biotopos, y generando ámbitos que les den continuidad. El conjunto formado por los cauces de los ríos, las líneas de cumbre, las sendas, los caminos rurales y las vías verdes, crea una malla blanda del territorio, que ayuda a interconectar los diferentes espacios y sistemas naturales. La recuperación ambiental de los cauces, la restauración de impactos y el desarrollo de usos compatibles que permitan el uso del entorno en zonas inundables, son acciones básicas para potenciar los ríos como elementos del alto valor del territorio. En los ríos y demás ecosistemas acuáticos se pone de manifiesto el difícil equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Necesitamos el agua para vivir. De hecho Naciones Unidas considera el derecho al agua como un derecho humano fundamental. Pero, sin embargo, su utilización para usos humanos no puede comprometer el buen estado de los ecosistemas. Por eso es fundamental una política hidráulica consensuada entre las diversas administraciones, que garantice al 100% por el abastecimiento de la población en condiciones de cantidad y calidad, y al mismo tiempo busque el buen estado de las masas de agua de la Comunidad, tal y como regula la Ley 1/2006 del agua del País Vasco. La gestión de episodios climatológicos adversos, sequías y fundamentalmente inundaciones, requiere de labores de planificación y preventivas, que nos lleva a la eliminación de puntos negros en el territorio, y a minimizar en suma los riesgos la población afectada. Para esta gestión es fundamental incorporar en el planeamiento territorial y urbanístico las dinámicas fluviales, desde un profundo conocimiento y respeto del medio. Junto a los cauces aparecen otros importantes corredores, con potencial para articular espacios de conexión ecológica a lo largo de las líneas de cumbre. Se trata de zonas poco accesibles en su mayoría, lo cual ha permitido que mantengan un alto grado de integridad natural. Han sido utilizadas como zonas de pastos estivales, con aprovechamientos forestales en las cotas más bajas. Apostamos por una red de corredores ecológicos dentro de la 5

7 estrategia paneuropea de biodiversidad y paisaje. Sin olvidar la mejora y gestión de los espacios naturales ya consolidados. En materia de patrimonio cultural en Euskadi hemos hecho un tránsito desde la pobreza monumental a la riqueza cultural, que está lejos de haber sido interiorizado en los ámbitos académicos, institucional, profesional y social. El patrimonio tangible e intangible, es el testimonio de la creatividad humana y el sustrato de la identidad de los pueblos. No es sólo ni principalmente un testimonio que nos lega el pasado, sino sobretodo un capital social que nos permite proyectar el futuro. Es el producto de miles de años de historia, fruto de la contribución colectiva de todos, a través de las lenguas, imaginarios, tecnologías, prácticas, creaciones. La cultura adoptan formas que siempre responden a modelos dinámicos de relación entre las sociedades y los territorios. La riqueza cultural, igual que la natural, se basa en la complejidad y en la diversidad, y además se cumple otra ley de la naturaleza, la de la evolución. No se trata, por tanto, de fosilizar el patrimonio, ni de folclorizarlo, el reto estriba en ser capaces de descubrir los valores que han hecho que ese patrimonio perviva y sea parte de nuestra identidad, para una vez identificados protegerlos y potenciarlos para poder vivir y convivir mejor. En esta visión de país, personalmente apuesto por el policentrismo, la identidad y la complementariedad, modelo que ya comparten casi todos los países europeos. El policentrismo dota de fortaleza a cada núcleo a partir de sus propias potencialidades, y permite mayores oportunidades al configurar una estructura que en conjunto es más compleja, diversa, innovadora y sostenible que cada elemento por separado. En definitiva, se trata de multiplicar y no sólo de sumar. El territorio policéntrico en red genera sinergias, y se basa en la complementariedad entre los distintos elementos territoriales. Entre territorio interconectado incluye los espacios metropolitanos, las ciudades medias y los núcleos rurales. Un territorio que armoniza la identidad de cada lugar con las diversas oportunidades que ofrece el conjunto. Pero no sólo defiendo la complementariedad de nuestros núcleos urbanos, también la de las infraestructuras, que con visión de país deben de convertirse en elemento esencial del desarrollo del territorio. Como en todas las sociedades desarrolladas, nuestra Comunidad Autónoma, las demandas de movilidad son cada vez mayores, a la vez que la elevada conectividad exterior y la alta eficiencia en las conexiones exteriores, se convierten en requisitos imprescindibles para la competitividad. 6

8 En este contexto es necesario otorgar un protagonismo creciente al concepto de movilidad sostenible. Es decir, aquella que permite aumentos de la movilidad, limitando, reduciendo costes y efectos negativos que este proceso puede conllevar. Integra aspectos como aumentar la importancia de los sistemas de transporte colectivo en la movilidad global, facilitar la intermodalidad, y lograr una relación estrecha entre los procesos urbanos y los sistemas de infraestructuras del transporte. La movilidad sostenible surge de la interacción entre unas estructuras territoriales que faciliten el uso de modos de transporte de menor impacto, y la disponibilidad de las infraestructuras y servicios que las hacen posible. Estimo necesarios nuevos proyectos de conexión intermodal que posibiliten un sistema integrado del transporte colectivo que aumente su eficacia y el atractivo de su uso, con especial atención a la intermodalidad, cercanías, alta velocidad, alta velocidad aeropuertos. Asimismo la integración de los diferentes sistemas de transporte mediante gestiones unificadas, instalaciones comunes, coordinación tarifaria y de horarios, facilitarían la eficacia global del sistema. Se trata de reducir costes y tiempos, y aumentar el atractivo del transporte colectivo. En definitiva, el billete único, Lehendakari. La realización de la nueva red ferroviaria vasca es una prioridad para nuestro país, puesto que constituye un gran proyecto clave para interconectar las principales ciudades del territorio y articular el País Vasco dentro de las principales redes europeas de transporte, tal y como recoge el Libro Blanco del Transporte Europeo y la estrategia territorial europea. Para ello urge ya definir la entrada de la nueva red ferroviaria en cada una de las tres capitales vascas. En esta serie de políticas territoriales a las que me estoy refiriendo, y a su aplicación en nuestra tierra, la definición de enlaces ferroviarios para viajeros de Donosti a Behobia y para mercancías del puerto de Pasajes-Lezo hasta la Muga, el ancho estándar europeo son las actuaciones necesarias al igual que la habilitación de la travesía sur ferroviaria hasta el puerto de Bilbao. También estimamos necesaria la complementariedad de los puertos de Bilbao y Pasajes, además de la puesta en valor de los espacios logísticos con ellos relacionados, plataformas en otros territorios pero que trabajan de una manera conjunta. Bien es verdad que el momento económico no es bueno, pero hay que recuperar carbas y hemos de adaptarnos a los nuevos mercados. La regeneración de la ría de Bilbao fue una cosa. Lo que precisa la bahía y el puerto de Pasajes es otra diferente. Los tiempos son otros y los problemas son otros. 7

9 Hay lecciones aprendidas, similitudes en algunas cuestiones, y no nos cansaremos de intentar buscar concierto y acuerdo entre las diversas instituciones concernidas para que esta parte del territorio vasco y esta población no quede varada sin alcanzar el futuro. Está claro que la comunicación en el transporte vertebran el territorio. El ferrocarril es una apuesta común de toda Europa, y esta tierra estratégicamente situada en pleno arco atlántico no podía quedarse fuera de esta arteria, que une el sudeste europeo con París y Bruselas. La red vasca de ferrocarril de cercanías también precisaba actuaciones y mejoras, sobre todo en las comarcas de Donostia, Aldea y Rentería e Irún, en la que hoy se mueve casi la mitad de la población de Guipúzcoa, con el añadido aportado por la condición de frontera. También algo parecido ocurre en el gran Bilbao, que se resolverá en parte con la continuación de la línea 3 del metro de Bilbao. Y como otra clave política territorial en cuanto a movilidad se refiere, los aeropuertos se presentan como una infraestructura esencial para el futuro del País Vasco. Personalmente estimo necesaria la configuración de un sistema aeroportuario vasco que se apoye en la especialización de cada una de las terminales de nuestra Comunidad. Se trata de integrar el Aeropuerto de Foronda en los sistemas de transporte metropolitano y facilitar su conectividad con los espacios logísticos previstos en la gran polígono industrial y logístico de Jundiz, Álava, Arasur, reforzando su perfil de gran aeropuerto de carga y polo logístico, pero sin perder de vista su potencial como aeropuerto de pasajeros a medio plazo. La movilidad a una escala doméstico personal requiere también una serie de gestos, cambios de hábitos y formación de nuestras futuras generaciones. Ciudades para el encuentro humano, centros libres de vehículos, desplazamientos en bicicletas, a pie o en bien gestionados transportes públicos. Pero creo que en esto estamos avanzando aunque a veces parece mentira. Lo vemos aquí en Abandoibarra, o en el anillo verde de Vitoria-Gasteiz, con los bidegorriz y recorridos de límite del mar en la zona donostiarra desde Igueldo hasta Ulía. Es tiempo de administrar bien lo que tenemos y de actuar en consecuencia hasta que recuperemos niveles anteriores de desarrollo y bienestar. Nuestro autogobierno ha demostrado que si desde aquí gestionamos bien, nuestro desarrollo será similar a lo de los pueblos y regiones de la Europa más avanzada. Somos una entidad política que quiere corresponsabilizarse de los grandes retos globales medioambientales y sociales, que puede y debe participar con buenas prácticas en la gobernanza global, donde hoy nos jugamos el desarrollo humano y sostenible, que es ya local y global al mismo tiempo. 8

10 La estrategia territorial que seguiremos desde el nuevo ejecutivo autonómico, colaborará sin duda a impulsar el desarrollo del país. Eskerrik asko. Muchas gracias. 9